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En Sipe- Sipe se perdió algo más que una batalla (página 2)

Enviado por Alberto Pereira Rios


Partes: 1, 2

Sin duda fue un movimiento de diversión que encubría sus verdaderas intenciones. En tanto se dirigía a las alturas de Viluma.

"Todo el arte de la guerra se basa en el engaño" Sun Tzu (El Arte de la Guerra)

Decidió que la cuesta de Tapacarí no era la salida más adecuada para sus tropas, ya que los patriotas podían ofrecer gran resistencia en las escabrosidades del terreno y aún tanto más por lo angosto de la quebrada de descenso, (Chacapaya) semejaba a un desfiladero, que hacía muy difícil el tránsito de las mulas que transportaban la artillería.

La Madrid: (Desde el día 22) En comisión por los cerros y al comando de las avanzadas en observación del ejército enemigo) "Cuatro días consecutivos vine tiroteándome de día y de noche con la vanguardia enemiga y dando avisos al general, hasta que en la noche del último, me incorporé al ejército, dejando ya al enemigo dueño de la cumbre (Cima del Matacruces) por donde se desciende al llano que ocupaba nuestro ejército. Lo reconoció todo (Rondeau) y destacó la mitad del ejército a unas alturas que dominaban el desfiladero por donde debía bajar el ejército enemigo. Memorias, T.1º. P.73

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Gregorio Aráoz de La Madrid

García Camba: "Llegó al siguiente día (el ejército) a los altos de Chacapaya, desde donde se avistaron algunas partidas enemigas en la boca de la quebrada con las que se tirotearon por la tarde nuestras guerrillas. Reconocida por muy difícil la bajada por la quebrada de Chacapaya, con particularidad para las mulas que habían de conducir a lomo la artillería, en cuyo desemboque podía el enemigo oponer grande resistencia favorecido por la escabrosidad del terreno, determinó el general trasladar el ejército a los altos de Viluma, situados a la izquierda de dicha quebrada"

Paz: "La desembocadura (de la cima de Matacruces) que traía el enemigo era una quebrada áspera y estrecha. Camino indispensable para salir de la sierra al llano, está dominada por ambos lados por terrenos elevados, que, habiendo sido ocupados por una numerosa vanguardia a las órdenes del coronel don Cornelio Zelaya, debían impedir al enemigo su salida y despliegue en la llanura de Sipe- Sipe".

Mariano Torrente: "Era el día 25 de noviembre cuando el ejército realista llegó a las alturas de Chacapaya, distante dos leguas de la pampa de Sipe-Sipe que era donde había formado sus fuerzas el caudillo insurgente. Salió Pezuela al día siguiente a reconocer el camino más practicable para su descenso al valle, y no halló más que senderos muy pendientes por los que apenas cabía un hombre de frente. Deseoso de evitar los riesgos que se ofrecían a su marcha si la emprendía por el camino habilitado de Sipe-Sipe en donde habían formado los rebeldes sus principal defensa, y no menos solícito por salvar el segundo camino conocido que entraba por la derecha de dicha sierra, en cuyos rodeos y gargantas se hallaban emboscados muchos grupos insurgentes con la idea de obstruir aquel paso, se dirigió a la cuesta de Viluma, situada a una legua de distancia por la izquierda, por la que, si bien era considerada hasta entonces como intransitable, parecía sin embargo que podía rodar la artillería sin gran quebranto.

Conociendo la ventaja de abrir aquel camino, en el que solo esperaba hallar los tropiezos del terreno y de ningún modo los del ejército contrario, cuya atención estaba totalmente empeñada en defender los puntos accesibles, se determinó a tomar esta dirección. En su virtud fue destacado don Pedrto Antonio Olañeta con dos batallones y un escuadrón a la loma de la derecha, a fin de que empeñándose con los cuerpos emboscados en sus sinuosidades los conservase en creencia de que tales esfuerzos tenían por objeto hacer expedita la bajada por aquella parte. En tanto que Olañeta entretenía a los rebeldes en continuos ataques, el general en jefe hacía los reconocimientos necesarios para habilitar su nuevo camino a fuerza de zapa: todos los equipajes, parque y provisiones, fueron colocados en el escabroso pináculo defendido por un regular destacamento de emigrados y sirvientes armados, y así pudo el ejército llevar adelante sus operaciones con más libertad"

Con lo cual queda claro que Rondeau no contó con la información adecuada en tiempo y forma, dejándose llevar exclusivamente por la "descubierta" de La Madrid (13) quien por lo visto, demostró poca eficacia en el ejercicio de tal función.

Así pues, desestimó (Rondeau) que el enemigo podía a descender por la cuesta de Viluma y cuando lo advirtió, había ya perdido la posibilidad de preparar convenientemente la defensa en las alturas del áspero trayecto (adecuado para la defensa) que mediaba entre Tapacari a Viluma, y que debía atravesar en su marcha el ejército enemigo. En consecuencia, dejó a su uso y provecho las mejores alturas.

Ya si alternativas, decidió ubicar sus guardias avanzadas en las más bajas. Como era de esperar fueron éstas desalojadas por el fuego de artillería ubicada en una meseta intermedia entre la sierra y el llano.

Así fue como Rondeau desaprovechó las mejores posibilidades de obstaculizar seriamente el descenso del ejército enemigo.

Resultado: Pezuela lo obligaba a combatir en el llano.

Rondeau: "Por ese movimiento, tuve bien clara su determinación (alude al ejército realista) de baxar desde aquella altura por la quebrada de ese mismo nombre. Antes que pudiese verificarlo, ordené al señor coronel don Cornelio Zelaya, al comandante del 2º batallón) don Alejandro Heredia y al sargento mayor de Cazadores del Rudecindo Alvarado, pasasen inmediatamente a ocupar la boca de la quebrada con trecientos cincuenta cazadores de los regimientos 1º, 7º y 9º, dos piezas de artillería de campaña, 50 granaderos a caballo, e igual número del 12º también montados según su instituto. En el mismo día, hicieron aquellos empeño para baxar, queriendo forzar el paso con sus tropas ligeras, pero fueron rechazadas gallardamente a vivo fuego"

Es obvio que la idea de Pezuela no era bajar, por la cuesta de Tapacari sino ganar tiempo para completar su estrategia.

IV-Día 27:

Mitre: Visto que el ejército patriota le cerraba el paso por la cuesta de Tapacarí: "Se corrió por su izquierda con el grueso de sus fuerzas y coronó las altas montañas de aquella parte que se consideraban impracticables y que llevan el nombre de Viluma, famosa desde entonces. Desde la altura descubrió el general realista la posición y la fuerza del ejército patriota, penetrando desde luego su plan, que era defender la boca de la quebrada por donde se creía únicamente posible el ataque".

Lamadrid: "Salí con el general a enseñarle el camino por donde debía descender el enemigo. Lo reconoció todo y destacó la mitad del ejército a unas alturas que dominaban el desfiladero por donde debía bajar el ejército enemigo, allí debía perecer todo él antes que conseguirlo. ¡Si se hubieran conservado esas ventajosas posiciones, que sin embargo se abandonaron sin saber porque! Al bravo La Madrid el árbol le tapaba la visión del bosque)

García Camba: "Y así se verificó (el tránsito hacia Viluma) Como se tomó temprano posición, hubo lugar de reconocerla del enemigo en las lomas aisladas de Sipe-Sipe a legua y media de distancia con varios cuerpos abocados a la desembocadura de la quebrada de Chacapaya, dispuestos a defender aquel paso, pero inútilmente. Nuestra posición era ya muy ventajosa, porque además de presentar el terreno unas lomas suavemente tendidas hacia el llano, por las que en caso necesario podía descender la infantería con bastante frente, ofrecía a media cuesta, una pequeña mesa, donde colocada la artillería hubiera alejado a los enemigos que se aproximasen al pie de la cuesta. Con este objeto ocuparon ese importante punto las tropas ligeras y se pasó la noche con la debida vigilancia.

Paz: Probó vencer la resistencia (el enemigo) que se le oponía, pero desistió después de un combate empeñado.

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José María Paz

Mariano Torrente: Continuaron en el día 27 los parciales combates de Olañeta sobre las mismas posiciones mientras que el teniente coronel Francisco Ostria ocupaba las alturas de Viluma con 200 hombres, y que el general en jefe se situaba con su estado mayor en las inmediaciones para mantener la ilusión del enemigo, en tanto que desfilaban ocultamente las fuerzas principales por la citada loma de la izquierda. Confirmose el error de dichos rebeldes al descubrir en el ataque dirigido contra Ostria la cabeza de las divisiones realistas que empezaban a asomar por su flanco derecho. Empleado todo aquel día en maniobras y movimientos hasta el siguiente, fue preciso suspender la ejecución de la grandiosa empresa de descender al valle por el camino proyectado.

Rondeau: Los intentos del día anterior del ejército realista se repitieron durante el transcurso de este día "a pesar de haber engrosado sus guerrillas. Ya no me quedó duda que harian (la) tercera tentativa para lograr salir de su intento. En su consecuencia, y a pesar de los movimientos con que amagaban ya a la izquierda, ya a la derecha, como en ademán de bajar por otros de los declives referidos, reforcé al coronel Zelaya con los regimientos: 7º y 9º. Igualmente mande al regimiento y a los escuadrones de granaderos al frente de Viloma, a causa de haberse dirigido (Pezuela) por las alturas hacia esta dirección una división enemiga, auque no se me ocultaba era una llamada falsa; los regimientos 6º y 12º y escuadrones de dragones también hicieron movimiento hacia aquellos por distintos puntos, pero después de haber anochecido regresaron a sus campos, quedando bien guardadas las bocas de las quebradas, y a su inmediación, refuerzos considerables para impedir las ocupasen los enemigos a favor de la obscuridad.

V-Día 28:

Paz: Habiendo tomado (el enemigo) mejor sus medidas atacó decididamente; ocupó la altura reputada inaccesible, (Viluma) dominó nuestras posiciones y las hizo desalojar, arrollando enseguida nuestra vanguardia, y saliendo al fin con muy poca pérdida, al al llano que tanto se le había querido disputar. Este fue el mayor esfuerzo, quizás el único que hicieron nuestras tropas, las que se replegaron sobre nuestra línea, viniendo el enemigo a establecer la suya, esa misma tarde y a media legua de distancia. (9)

García Camba: Al amanecer del día 28 se descubrieron dos regimientos enemigos apostados en las medianías de las lomas de Viluma y al pie de ellos otros cuerpos situados en las huertas. Para desalojarlos, y que el ejército pudiese descender con algún desembarazo a la boca de la quebrada de Chacapaya, se levantó el campo temprano y se previno a las tropas ligeras, que, atravesando el profundo barranco que tenían a la izquierda, ganasen la angosta cuchilla opuesta por la que casi arrastrándose bajaron hasta donde, extendiéndose el terreno, pudieron romper el fuego contra el cuerpo enemigo que más se aproximaba a nuestra izquierda por las expresadas lomas. Durante la marcha del grueso del ejército, dos compañías del batallón Voluntarios de Castro y el batallón del general con ocho piezas de artillería recibieron la orden de ir a ocupar la mesa que habían dejado las tropas ligeras para auxiliar desde ella el ataque. Montadas estas piezas dirigieron algunos disparos con tan buen acierto que pronto hicieron descender al llano un cuerpo de libertos que tenían al frente, y el mismo partido tomó también, después de alguna resistencia, el de la izquierda, atacado con vigor por nuestros cuerpos ligeros. Seguidamente estos enemigos se parapetaron con las tapias de las huertas, sitas al pie de las referidas lomas, pero fueron igualmente desalojados de ellas por las compañías de flanqueadores y la primera del batallón de cazadores que desplegaron la mayor bizarría. Casi al propio tiempo las dos compañías de Castro con la primera brigada de artillería y el escuadrón escolta del general en jefe, titulado "Guardia de Honor", descendieron de la precitada mesa y tomando la boca de la quebrada de Chacapaya desalojaron a los enemigos situados en las huertas inmediatas por esta parte. De manera que obligados en todos los puntos los contrarios a retirarse a su campo de Sipe-Sipe., libre y convenientemente despejado el terreno, continuó el ejército real su marcha y fue a campar en la hacienda de Viluma al pie de las lomas de este nombre Después de situado el ejército, se empleó el resto de la tarde del 28 de noviembre en reconocer la posición del enemigo para determinar con más acierto el ataque del día siguiente, y se empeñaron algunos ligeros tiroteos y escaramuzas con la caballería enemiga que se adelantaba a estorbar esta operación. En virtud del reconocimiento practicado, quedó resuelto definitivamente atacar en línea oblicua la derecha del enemigo, estimando menos ventajoso y más sangriento un ataque de frente contra la posición tan ventajosa como la que ocupaba Rondeau sobre las lomas elevadas y aisladas del llano de Sipe- Sipe. Los dos ejércitos beligerantes pasaron la noche en sus respectivos puestos el uno frente del otro deseando probablemente ambos que volviera a aparecer el sol en el horizonte, contando cada uno por suya la victoria, como suele suceder en tales casos.

Mariano Torrente: "Dos horas antes de amanecer el día 28 principiaron las tropas del rey sus operaciones y superada toda clase de obstáculos y tropiezos quedó ejecutada felizmente la primera parte de su plan tomando posición en la falda de la sierra a la vista del campo enemigo que les había disputado con el mayor empeño la bajada, dirigiéndose contra ellas apenas las había visto decolgarse por aquellos derrumbaderos.

Bien habría podido dicho general empeñar la batalla en el mismo día y esta fue la opinión de una junta de jefes que convocó al intento; pero deseoso de dar algún descanso a sus extenuadas tropas, que escasas de alimento, habían debido sufrir indecibles trabajos en hacer penetrables aquellas escabrosidades y malezas; y no menos esperanzado de que fuese considerable en aquella noche le deserción de los rebeldes, cuyo desaliento debía haber crecido en proporción e impavidez y confianza conque el ejército de Pezuela se preparaba para el combate, determinó a esperar al siguiente para encadenar con más seguridad a su carro la victoria. Empleó sin embargo lo restante de aquel día en varios reconocimientos dirigidos en persona con la mayor exposición, y por algunos cuerpos de infantería y caballería al mando de los coroneles Benavente y Olarria.

IV-La Batalla

Día 29

Mitre: "En la mañana del 29 practicó un movimiento de flanco (Pezuela) fuera éste de tiro de cañón; (10) se corrió en columna sucesiva por su izquierda, formó cuadro, arengó personalmente a sus tropas entusiasmadas, y desplegó su línea de batalla dando frente al cauce seco del río ya señalado. Por este bien combinado movimiento, se colocó sobre la derecha de Rondeau, (Orden oblicuo) neutralizando en gran parte las ventajas de su fuerte posición.

En torno a la elección de la línea de operaciones afirmaba el Barón de Jomini (1779/1869): ("Precisiones del Arte de la Guerra") que eran varias las combinaciones de líneas y también varias clases de puntos decisivos, "Uno debería apuntar al flanco enemigo y de allí a su línea de retirada" Concentrar el grueso de las fuerzas propias en el punto decisivo, ó contra la sección de la línea enemiga que uno quiere abatir, y finalmente, asegurarse no solamente las fuerzas propias, que estaban concentradas en el punto decisivo, "sino que ellas fueran enviadas con vigor y contracción, tanto como para producir un resultado simultaneo" (11)

No se sabe si Pezuela habrá sido devoto del barón, de lo que no se puede dudar, es que con tan oportuna decisión, selló definitivamente la suerte del ejército patriota.

El general patriota al iniciarse el movimiento del enemigo, ejecutó con precisión un cambio de frente. Por este movimiento, la loma ó morro principal, que formaba el día anterior la extrema derecha de su línea, quedó colocado al centro, dominando siempre el llano del otro lado del barranco ó cauce seco, el cual fue cubierto con guerrillas de infantería apoyadas por los fuegos de artillería que atacaban los despliegues de las columnas realistas. A retaguardia se estableció la infantería, cubierta por los accidentes del terreno. La caballería se situó entre ambos flancos en actitud de cargar oportunamente, y esta fue la única disposición que indicara una intención más allá de la estricta defensiva.

Pezuela avanzó resueltamente y desplegando en batalla sufrió el fuego de artillería; desalojó a los tiradores patriotas del barranco, se lanzó sobre la derecha de la posición que tenazmente defendida al principio, hubo de ceder al fin a su empuje, mientras tanto la derecha realista, se corría en desfilada a lo largo del indicado barranco, y vigorizaba el ataque a la vez que amagaba la izquierda argentina. Rota la derecha de los patriotas y en inacción su izquierda la batalla estaba completamente perdida".

Lamadrid Nos cuenta algunos episodios de su actuación en la batalla durante la cual luce su temerario arrojo al mando tan solo un escuadrón la caballería con el que arrolla a la enemiga y aún se las arregla para salva al mayor general Fernández de la Cruz de caer en manos enemigas. (12)

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Coronel Antonio Álvarez de Arenales, vencedor en La Florida y amplio conocedor de la topografía del Alto Perú. Sin dudas, el jefe patriota más capaz, que militó en ese medio, a partir de la "Segunda Campaña", (1813) participó activamente en "La Guerra de las Republiquetas" (13) hostigando sin descanso los flancos y la retaguardia del ejército realista. Aconsejó a Rondeau no dar batalla y retroceder con vistas a reforzar su ejército con la división de Domingo French que venía a su encuentro.

García Camba: "Llegó en efecto el apetecido 29 de noviembre y, con las ventajas obtenidas en el anterior, entusiasmado el ejército real y lleno de gloriosas esperanzas decampó para ir a formar en batalla sobre la derecha de la posición de sus enemigos. Estos, así que comprendieron la intención del general Pezuela, abandonaron su fuerte posición y formaron su línea en el llano al frente de la nuestra, apoyando su izquierda donde antes tenía la derecha, adelantando por el frente gruesas partidas hasta las tapias de las huertas del barranco del río, y por la izquierda algunos cuerpos de infantería y caballería hasta el bosque menudo de la orilla del mismo río, con un cañón largo de a cuatro y un obús de siete pulgadas cuyas piezas rompieron el fuego que sostuvieron bien durante la marcha de las tropas españolas, contestándolo nuestros soldados con repetidos vivas al rey. Formada con celeridad nuestra línea de batalla se puso luego en marcha para atacar en ese orden.: Los enemigos parapetados en las tapias de las huertas y apoyados en el bosque de la orilla del río rompieron con oportunidad el fuego; pero contestado con viveza por nuestros batallones, sin dejar de avanzar, en el orden que llevaban, fueron luego desalojados y obligados a replegarse sobre su línea. Casi al mismo tiempo había empezado nuestra artillería a disparar contra la enemiga que

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Gral. Andrés García Camba

habia roto bastante ante sus fuegos y seguía el avance de la línea en cuanto se lo permitía el terreno del barranco y el río Sipe-Sipe, que atravesó con mucho trabajo, teniendo que suspender a fuerza de brazos el peso de los cañones y las cureñas. La línea enemiga, después que entraron en ella sus tropas avanzadas, recibió a la nuestra con firmeza y con un fuego sostenido de fusil y de cañón más las ventajas conseguidas habían alentado de tal modo a los soldados del rey que nada bastó para contener su ardimiento. Así contestando con un fuego terrible sin dejar de avanzar sobre sus contrarios, en breve lograron imponer de nuevo al enemigo y obligarle a perder terreno en algún desorden. Igual era esta señalada ventaja en toda la extensión de nuestra línea porque noblemente émulos los cuerpos unos de otros, ninguno se quedaba un paso atrás y todos caminaban con igual decisión a la gloria. Así su ataque fue de tal manera impetuoso, que los enemigos no pudieron lograr reponer su formación, y aunque a virtud de grandes esfuerzos consiguieron reunir algunos grupos y hacer con ellos resistencia, todo cedió al empuje siempre creciente de nuestros entusiasmados batallones que al fin pusieron a sus contrarios en desordenada y completa fuga".

Paz: "En la madrugada del 29 el enemigo empezó a correrse por su flanco izquierdo, y continuando este movimiento de flanco, circularmente, vino a quedar formado sobre nuestra derecha.

El general Rondeau se vio precisado a un cambio de frente, para el cual le fue forzoso, descender de la elevada posición que ocupaba, extendiendo sus dos alas a ambos lados del extremo de la loma en que había tenido su línea, tan solo le sirvió esta para colocar ventajosamente dos piezas de artillería que jugaron desde la falda, siempre algo elevada, de la colina. En ese cambio de frente hubo, según se me ha asegurado, una equivocación voluntaria ó mejor diré, clásica desobediencia que pudo por si sola comprometer la batalla. (Referencia de episodio del cual fueron protagonistas lo coroneles Pagola y Forest)

El enemigo, luego que hubo concluido su movimiento, se lanzó al ataque sobre toda la extensión de nuestra línea, triunfando en todas partes sin dificultad, sobre un ejército desmoralizado y vencido desde antes, por el desorden y la anarquía en que lo habían constituido la insubordinación de sus jefes. Parecerá increíble, pero yo doy entero crédito a las relaciones oficiales del enemigo que, si no me engaño, no hacían subir, ni con mucho su pérdida a cien hombres. El regimiento 6º que estaba en reserva, tuvo orden de apoyar un ala que flanqueaba y se disolvió antes de llegar a la línea, sin disparar ni un fusilazo. Tan solo los granaderos a caballo, que ocuparon la derecha, dieron una carga que contuvo momentáneamente los progresos del enemigo en la izquierda, los dragones hicieron más ó menos lo mismo (La Madrid) y aún hubieran hecho mucho más, a no ser la casualidad de que una bala, atravesando las quijadas del caballo del coronel Balcarce, cortó las cabezas del freno, dejándolo enteramente sin gobierno en el momento más critico y en que más necesaria era su dirección y su ejemplo. Sin duda fue debido al respeto que impuso nuestra caballería, la débil persecución que sufrió nuestro ejército, de que resultó también poquísima pérdida en el campo de batalla".

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Juan Bautista Bustos, formó parte del ejército del norte

Mariano Torrente: "Antes del amanecer del 29 estaban ya formadas las tropas en columna describiendo una línea oblicua por la izquierda para desplegar en batalla frente a la principal posición que ocupaba el enemigo. Fue éste que rompió un vivo fuego capaz de desalentar a cualquiera otra clase de soldados que no hubieran respirado tanto ardimiento y decisión: la mala calidad del camino que entorpecía el paso de la artillería, y las muchas zanjas y acequias que había que saltar, eran nuevos obstáculos que se ofrecían al general Pezuela; pero sus acertadas disposiciones fueron ejecutadas con tanta puntualidad y empeño, que en breves momentos fueron forzados a pecho descubierto aquellos atrincheramientos en los que se abrigaba la maldad y la perfidia. Desconcertados los rebeldes con tan brusco é irresistible ataque, abandonaron sus ventajosas posiciones, y perdiendo un obús y un cañón que habían adelantado para impedir el paso del zanjón principal, pudo ya el ejército del rey desplegarse más libremente. Se sostenía todavía el enemigo en el primer morro ó altura, desde donde causaba los mayores quebrantos; más el bizarro batallón de voluntarios de Castro despreciando las balas de cañón y fusil que vomitaban la muerte por todas partes, se apoderó de él a viva fuerza.

Ya no quedaba en poder de los facciosos sino el segundo morro en el que formaba su tercera línea, trataron de disputar la victoria, pero hubieron también de ceder al denodado esfuerzo de las tropas de Pezuela, cuyo valor se aumentaba en proporción a la resistencia. Desalojados los rebeldes de este último punto, era de esperar que solo pensasen en salvar sus reliquias con una pronta fuga; más era tal su obstinación y ceguedad, que volvieron a formarse de nuevo en los campos de Sipe-Sipe. Aquí es donde los esperaban los animosos realistas para hacer un despliegue general de sus fuerzas y para completar el triunfo de aquella jornada: nada hubo que pudiese resistir a sus impetuosos ataques; muy pronto acabó de perder el enemigo el último aliento que le daba su desesperada situación: arrollado por todas partes se entregó a la más desordenada fuga; la caballería acabó de fijar su destrucción, y el escuadrón de la guardia de honor a las órdenes del coronel Francisco Javier Olarria se cubrió de gloria: después de haber salvado dos escuadrones de cazadores mandados por Marquiegui, que se hallaron envueltos impensadamente por la caballería enemiga, se dirigió en su persecución por el espacio de tres leguas acuchillando a los prófugos, y dejando tendidos en aquel tránsito un número considerable de negros que habían jurado el día antes no dar cuartel al cuerpo que mandaba aquel digno jefe".

Rondeau: "Al amanecer del día 29 una patrulla de granaderos al mando del teniente graduado José maría Boill, puesta de observación en la noche, como otros que de distintos cuerpos salieron con el mismo objeto, por el centro y costados, me presentó una tropilla de caballos y mulas extraídas al enemigo de sus inmediaciones. Después de aclarar bien, empezó éste a mover su campo y desfilando por su izquierda por divisiones vino a plegarse al frente de nuestro flanco derecho en la forma que manifiesta el plano en el punto H. Antes que concluyese el movimiento, hice salir todas las compañías de cazadores al mando del coronel Zelaya (nombrado jefe de la izquierda en línea) y del sargento mayor don Rudecindo Alvarado, con orden de que, parapetados de la barranca que formaba el río interpuesto, hiciesen fuego sobre las filas enemigas a fin de causarles algún destrozo antes de acercarse a las nuestras, previniéndoles se prolongasen éstos en igual proporción y en la misma dirección que lo verificasen aquellos. Igualmente mandé baxar del cuartel general el obús que debían proteger los cazadores, ordenando al capitán Peralta, a cuyo cargo estaba, avanzase a la distancia precisa de aprovechar sus tiros. Lo graduó tan bien este oficial, que no se perdió una granada. Todas ó caían ó reventaban sobre el cuadro y sus inmediaciones, y así pueden calcularse sus efectos.

El enemigo permaneció aún bastante tiempo en aquella formación, por observar sin duda si yo hacía algún movimiento. No lo consiguió, pues me consideraba en aptitud de executarlo cuando conviniese, según la distancia en que estaba. De aquí es que, ó bien fuese por esto, ó porque los fuegos del obús disminuían considerablemente su fuerza, desfiló rápidamente por su izquierda sobre la división que hacía frente, y apareció su línea de batalla según se demuestra en el plano con la letra y duplicada.

En tanto se hacía esta evolución, dispuse baxaran del mismo punto que el obús otras dos piezas, a fin de que formando una línea paralela batiese una al centro, y la otra al costado izquierdo. Jugaron éstas a las órdenes del comandante don Juan Pedro Luna y del capitán don Antonio Giles, quienes se señalaron en sus punterías como el oficial del obús. Al mismo tiempo ordené que el regimiento número1º que con anticipación había descendido del morro, y el 9º que aún se conservaba en él, formasen prontamente la mitad de la derecha de la línea, apoyando el último la izquierda al pie de la colina, y que los granaderos protegiesen aquel costado

El señor mayor general, que hasta este momento estuvo a mi lado, baxó a ocupar su puesto, pues estaba nombrado xefe de la derecha.

Los enemigos, luego que formaron batalla, rompieron el fuego de cañón con muy pocas piezas distribuidas por la extensión de su frente, dirigiendo sus punterías a las nuestras avanzadas, ó para apagar sus fuegos ó para hacerlas retirar.

No consiguieron una ni otra cosa por su mala dirección y el denodado imperio de nuestros artilleros, que continuaron con el mismo acierto que al principio. Duró este tiroteo como quince minutos de ambas partes, después de desplegar aquellos su línea, recibiendo mucho daño de nuestros cañones, y sin causarnos el más leve, bien que contribuía a esa ventaja estar dos piezas emboscadas, y la otra parapetada, proporciones que nos ofrecían la arboleda, casas y cercados interpuestos entre uno y otro cuerpo y de que el enemigo no podía valerse por estar situado a la parte del río en paraje llano y despejado. Esta desigualdad tan marcada lo puso, sin duda, en el caso de cargar con la mitad de su línea izquierda sobre nuestra derecha, entretanto que el resto de la derecha desfilaba sobre ese mismo costado por sobre la barranca de la ribera opuesta, como buscando paso para penetrar hacia esta parte. Luego di orden a los regimientos 7º y 12º (que) marchasen a paso acelerado a formar la otra mitad de la izquierda, apoyando primero su costado derecho y haciendo que los dragones, que ya estaban en aquel terreno, protegiesen el flanco izquierdo de ellos".

Rondeau tomó primero un frente fijo, como si debiera ser mecánica la marcha del enemigo, y tuvo que cambiarlo al ver que éste ya lo circunvalaba por la derecha y fuera de sus fuegos.

Por otra parte, ¿que podemos decir de Forest y Pagola? los que se pusieron a disputar sobre quien debía ubicarse en la extrema derecha de la línea de batalla que estaba bajo ¡¡ los fuegos y fusilazos del enemigo!!

Parece inconcebible que estos dos valientes y no menos atolondrados jefes, hallan llegado a tales límites.

En los hechos resultó que desde el cuerpo de Forest, se pronunció el desorden que luego fue incontenible.

Continúa Rondeau diciendo que: "Está demostrado que nuestra línea, por un cambio de dirección hecho por mitades y a proporción de las maniobras del enemigo, dio frente a la derecha con bastante oportunidad pues era la parte en que aquel lo buscaba, y en que iba a emprenderse el ataque, quedando el centro apoyado en la colina por uno y otro costado y protegido por las dos piezas de artillería en su altura al mando del capitán Ramírez lo mismo que de la otra más a retaguardia como a veinte varas en donde yo me hallaba, debiendo retirarse las que estaban avanzadas bajo la protección de los tres dichos, y colocarse al pie del cerro para dirigir desde allí sus fuegos al frente, u obligarles si fuese preciso.

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Soldado del batallón de Cazadores del ejército del Alto Perú

Batalla de Sipe-Sipe www.tvmundus.com.ar

Cuando impartí la orden a los regimientos 7º y 12º que marchasen a formar la izquierda de la línea, la comuniqué también al 6º que componía la reserva, a fin de que acelerase su marcha para situarse a mi inmediación con el objeto de destinarlo a donde conviniese dejando sobre la altura que ocupaba la pieza de a 4 con su correspondiente dotación.

Volvamos al enemigo cuya mitad izquierda cargaba, según lo dicho, sobre igual parte de nuestra derecha, desfilando el resto a su a su flanco derecho por ese costado, en consecuencia fueron dadas todas las disposiciones que dexo apuntadas; aquellas fueron recibidas por nuestros cazadores destinados a ese frente, y parapetados como se ha dicho, con un fuego destructor con el cual y el que hacían las dos piezas del comandante Luna y el capitán Giles, se mantuvo el ímpetu con que marchaba, notándose en esta parte por algunos instantes bastante desorden. Sin embargo, volvieron a continuar su marcha, y a efecto del fuego de fusilería por descargas, acompañado del de artillería, consiguieron desalojarlos y apoderarse de la ribera. Estos, cubriendo nuestras piezas, se retiraron a sus cuerpos a excepción de los que mandaba el sargento mayor graduado don Félix María Gómez, que tenía orden de situarse sobre nuestra a la derecha, algo separado, para flanquear al enemigo, ó executar otra maniobra que se le previniese. Luego que avanzó para ponerse a tiro de los regimientos 1º y 9º se rompió el fuego de fusil

por una y otra parte, recibiendo también el enemigo, de las piezas de artillería que estaban en el morro. En este acto dispuse que el teniente coronel don Juan Ramón Roxas pasase con sus granaderos a tomar flanco izquierdo del enemigo, lo que se verificó a pesar de la oposición que se le presentó.

Todo anunciaba ya el momento de la victoria, cuando advierto con sorpresa que el regimiento número 1º que estaba lo más de él parapetado, vuelve la espalda y fuga en dispersión, que el número 9º, aunque en desorden también retrogradaba; mando inmediatamente que uno y otro diesen frente al enemigo y se sostuviesen, y al capitán don Juan Antonio Ramírez que disparase a metralla con las dos piezas de su mando, sobre la parte izquierda de aquel; consiguiose que el 9º hiciese alto, diese frente y empezase a batirse con la serenidad de una tropa aguerrida, pero el número 1º, a más de haber envuelto parte del 9º que se dispersó con él, no volvió más a la línea y desapareció como el humo, el 9º no tardó en ser arrollado y despedazado pues toda aquella fuerza vino sobre él. La derecha del enemigo, advirtiendo las ventajas conseguidas por su izquierda, carga sobre los regimientos 7º y 12º Estos se sostuvieron, pero habiendo entendido el desalojo del terreno de la derecha abandonaron el que pisaban. Vista tan extraña e inesperada dispersión, mandé a todos los ayudantes que en la ocasión estaban a mi lado a contenerla con cuantos jefes y oficiales encontrasen previniéndoles esto mismo y que se replegasen al morro donde había estado la reserva y existía un cañón, para proteger la reunión en caso necesario, pues fue el objeto con que quedó allí. Entretanto se hacían estas prevenciones observé que todos los cuerpos que habían entrado en acción, solo marchaba ordenado el de granaderos a caballo, que se retiraba del flanco del enemigo. Baxé inmediatamente de cerro y a su pie encontré el número 6º, a cuyo jefe ordené subiese aceleradamente; más como advirtiese casi en el mismo momento que era ya inútil este paso, porque los enemigos empezaban a ocupar el puesto que se le había señalado, volví a mandarle se retirasen al que había dexado, pero este cuerpo en su contramarcha, fue envuelto en la dispersión de los demás. Entonces me dirigí a los granaderos y previne a su comandante diese una carga sable en mano sobre una división ó trozo enemigo que perseguía por la derecha a fin de contenerlo y ver si lograba de este modo la reunión el punto de la reserva, fue ejecutada tan difícil maniobra con mejores resultados de los que debían esperarse en las circunstancias, pues hicieron retroceder estos bravos soldados parte de la infantería enemiga, y arrollando completamente su caballería, acuchillaron a muchos de una y otra arma.

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Reproducción Gráfica de la Batalla

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Referencias: Fase 1º

1) Avance del ejército de Pezuela por las alturas de Tapacari.

2) Llano de Sipe-Sipe

3) Enfrentamiento de tropas ligeras realistas al mando de Olañeta y avanzadas de

la vanguardia patriota.

4) Emplazamiento del ejército realista frente a la cima de Montecruces, desde

donde Pezuela observó la disposición del ejército patriota. A partir de lo cual

dispone reiniciar su marcha hacia Viluma

5) Emplazamiento de la vanguardia realista.

6) Tropas patriotas cerrando la boca de la quebrada de Chacapaya por donde se

suponían bajarían los realistas.

7) El ejército enemigo alcanza las alturas de Viluma.

8) Ubicación de algunas piezas de artillería realistas desde donde abren fuego y

desalojan a los batallones de cazadores patriotas (1º y 9º ) que trataban de

cerrar la salida del ejercito realista

9) Los batallones patriotas se ven obligados a retroceder a su línea y el ejército

realista descienden al llano.

10/11) Ubicación del ejército patriota sobre unas lomas.

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Referencias Fase 2

1) El ejército realista formado por columnas ya en el llano.

2) El enemigo empezó a correrse por su flanco izquierdo fuera del fuego de la artillería patriota y siguió su movimiento circular hasta quedar todo el ejército formando su línea de batalla.

3) Línea de batalla que Pezuela ubicó detrás del barranco.

4) Guerrillas patriotas dispuestas para demorar el avance enemigo.

5) Primera posición del ejército patriota, fuerte sobre unas lomas.

6) Cambio de frente del ejército patriota.

7) Línea de batalla del ejército Patriota.

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Referencias Fase 3

1) Línea de batalla del ejército real.

2) Avanzadas del ejército patriota parapetados detrás del barranco.

3) Avance de toda la línea realista bajo el fuego de la artillería patriota

ubicada sobre la loma.

4) Rondeau ordena a una sección de infantería en retroceso que flanquee el

avance del ala derecha realista.

5) Artillería patriota ubicada en la primera loma.

6) Línea de batalla del ejército patriota.

7) Primer ataque del escuadrón de "granaderos" ante el ataque realista a la

derecha patriota.

8) luego de tal cometido regresa en formación.

9) Ante la dispersión general recibe la orden de contener el avance de la infantería

realista a fin de proteger a los dispersos. Cumple la misión exitosamente.

10) Ataque de un escuadró de dragones al mando de La Madrid, a fin de

neutralizar el avance de la infantería realista

11) El batallón 9º recibe la orden de volver caras. Misión infructuosa ya que se ve

envuelto por la dispersión del batallón 1º

El sargento mayor La Madrid desde más delante de Sipe- Sipe volvió atrás con los dragones que mantenía reunidos, pues el coronel graduado don Diego Balcarce se hallaba con el caballo herido y las riendas destrozadas, cargó también sobre las partidas que perseguían por la izquierda, logrando contenerles y causándoles algún estrago. Estas acciones aunque brillantes fueron ineficaces para el objeto que se proponía, pues ya el pavor se había apoderado nuestros soldados infantes y no hacían si no huir desesperadamente.

Luego que se rehicieron los escuadrones de granaderos volvieron adonde yo estaba en estrecha formación, sin dexar en el campo más hombres que los que perdieron en el choque; ordené nuevamente a su comandante ocupase los altos de Amiralla, sosteniendo la retirada de los dispersos en cuyo paso estrecho creía detener le gente que pudiese, y hacer oposición al enemigo; tampoco esto fue posible, pues cuando yo pensaba que la tropa no buscaría otra salida que ésta, pues era por donde había entrado a Sipe-Sipe, veo tomaban aun por los cerros inaccesibles por diferentes direcciones. Ya en este estado, desistí de ulteriores empeños en la confianza que los soldados y oficiales libres de peligro se inclinarían al camino que va de Sacasa, punto de reunión que se había dado a los primeros xefes de cada cuerpo, en virtud de ser conocido por todo el exército y porque nos proporcionaba la ventaja de los pasos escabrosos y desfiladeros por alturas, que imposibilitarían la persecución de nuestros soldados. Pero los más jefes olvidaron hacer esta prevención a sus subalternos y de aquí emana la pérdida mayor del exército.

Estos han sido los principales pasos que nos han conducido al doloroso contraste del 29, desgracia que la nación, que el mundo militar, que el exército mismo, no podrá imputarme, cuando a más de mis medidas de que instruirán los documentos de cada xefe en un manifiesto que pienso dar, hablan ahora los órganos mismos, los ayudantes de campo sin temor de ser desmentidos por uno solo de los que recibieron las órdenes, pues de las que cada uno ha recibido y distribuido incluyo copia, como igualmente de la instrucción reservada que pasé a los xefes el día antes que el enemigo se presentase a nuestra vista.

No obstante sirva a vuestra excelencia de algún consuelo que en poder del enemigo no han quedado muchos prisioneros, que los destrozos que ha sufrido éste son de bastante consideración como lo hemos palpado y lo aseguran oficiales y soldados tomados aquel día y que han escapado de sus prisiones, y que en mucho tiempo no emprenderá cosa de mayor importancia, y que ya reforzado con los auxilios que he pedido y aguardo a todo trance resarciré una pérdida en que juzgo, no he tenido la menor parte.

Dios Guarde a V.E. muchos años.- Quartel General en Suipacha, diciembre 29 de

1815.- (14)

Vicente F. López: Dice con relación al "parte": "Documento curioso, ingenuo y pueril en su forma misma, por no decir otra cosa, donde relata lo sucedido de una manera tal, que muestra a las claras su propia nulidad en el mando … difícilmente podría citarse otro general capaz de elaborar y de firmar semejante pieza llena de excusas y de confesiones, que solo contribuyen a reagravar los justos cargos que lo abrumaban"

Después de la batalla

Los jefes enemigos se quedaron absortos de lo que habían visto.

García Camba uno de los más competentes entre ellos, criticaba acremente la formación y marcha de Pezuela en el campo de batalla. Se refiere al orden abierto que empleó la infantería en su ataque a las posiciones patriotas.

"Fueron tan desacertadas –dice- que si contra esa línea desordenada por la marcha y por los fuegos que al mismo tiempo hacía. Hubiese Rondeau empleado una ó dos columnas bien dirigidas, es muy probable que el resultado de la batalla hubiese sido distinto.

Lo que dichos jefes ignoraban es que Pezuela sabía muy bien con los "bueyes que araba", me refiero a los propios y … ¡a los ajenos!

"Pero, el general enemigo –agregaba- acreditó su insuficiencia, y la gente que mandaba su inferioridad a la nuestra". Andrés García Camba, Ob. cit.

La retirada de Rondeau fue tan desastrosa como lo había sido su campaña.

¡Ah! -exclamaba el general Paz- ¡Que comparaciones hacíamos con esas retiradas del general Belgrano en que, habiendo dejado tres cuartas partes de su ejército en el campo de batalla, salvaba lo que le quedaba, conservando la disciplina y el honor de nuestras armas!

¡Que comparación, con aquella fuga, en que habiéndose salvado todo el ejército, se perdió en su mayor parte por la inepcia y la más crasa incapacidad!

Memorias T.1º, P.272

En Jujuy encontró la preciosa división con que el general Domingo French marchaba apresuradamente en su auxilio. Pero se halló también con que Guemes sublevado en Salta, estaba no solo decidido a cerrarle el paso y a impedirle que ejerciera acto alguno de autoridad en aquellas provincias, sino también a exigir que fuese destituido, exactamente como él lo había hecho en 1813 con el general Viana y con Sarratea, y como acababa de hacerlo con Alvear (15) en diciembre de 1814.

Y así se hizo afortunadamente para la gloriosa defensa del suelo de la patria, que llevó a cabo el popular y habilidoso caudillo de Salta.

El Alto Perú se había identificado moralmente con la causa de la Revolución de Mayo, jamás había podido constituirse robustamente dentro de su propio organismo, el efecto de concurrir eficazmente a la acción libertadora de los ejércitos auxiliares, que llevaron casi solos todo el peso de la guerra.

Después de Sipe-Sipe, las clases ilustradas estaban decididas a formar una nación aparte (16) no obstante que las masas populares, y sobre todo los indígenas, persistían en mantener viva la insurrección, levantando con manos débiles aunque heroicas los abatidos pendones de la revolución argentina.

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Cnel. Carlos Forest

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Emblemas realistas

Capítulo III

"Hacer lo inesperado por donde no se lo espere"

Reflexiones finales

Pezuela se dispuso a dar batalla siguiendo rigurosamente las normas aceptadas como básicas en la batalla estratégica:

a) Se preparó teniendo en cuenta un objetivo importante y decisivo.

b) Su táctica fue producto de meditadas combinaciones

c) Y puesta en práctica conforme a un plan anterior.

d) Es dable suponer que fue flexible de manera que pudo introducir

las modificaciones que los sucesos le impusieron.

e) Tuvo muy en cuenta el terreno para adaptar a él la formación y las

maniobras.

f) Amagó con una salida al valle y lo hizo por el lugar menos pensada por

Rondeau (Tal cual lo había hecho con Belgrano en Ayohuma) quien había adoptado una línea de batalla fija dando por seguro que el Pezuela lo atacaría en tal posición Al respecto viene al caso una reflexión del general Carl von Clausewictz (De la Guerra quien afirmaba que: "Hacer planes flexibles que se ajusten a la realidad y no pretender que la realidad se ajuste a los planes".

Mitre: "Los que han atribuido esta derrota a órdenes dadas a destiempo ó mal ejecutadas, parecen no haber comprendido que la batalla estaba perdida antes de darse. Era un ejército desmoralizado, sin cabeza y sin nervio que se mantenía a una estricta defensiva en una posición que creyó equivocadamente inexpugnable. Atacado en ella por donde no lo esperaba, tuvo que obedecer a todos los movimientos ajenos, y empeñado el fuego, lo libró todo a la resistencia pasiva contra un enemigo resuelto a avanzar a todo trance. Solo así se explica como Pezuela pudo ejecutar su marcha de flanco casi dentro del tiro de cañón de los patriotas, y avanzar impunemente desplegando en línea de batalla con fuegos sobre la marcha, sin ser atacado en su avance por una ó más columnas oportunamente lanzadas bajo la protección de una artillería superior en posición y en calidad. Estas faltas cometidas por el general español y que con razón los militares han criticado, prueban empero, que, en la resolución del avance estuvo la victoria y en la falta orgánica de iniciativa por parte de los patriotas, la derrota. El general

Rondeau sin perder su sangre fría, procuró contener al enemigo triunfante haciendo jugar activamente su artillería, perfectamente dirigida por el comandante Pedro José Luna y los capitanes Peralta y don Antonio Giles. Al mismo tiempo ordenó al batallón 9° que se retiraba en formación, volviese caras, lo que ejecutó bravamente y en orden el coronel Pagola; aunque envuelto muy luego por el desorden del batallón 1°, tuvo que ceder, dejando gran parte de su tropa tendida en el campo.

Viendo la inutilidad de estos esfuerzos, y que su izquierda era al mismo tiempo forzada por la derecha enemiga, procuró reconcentrarla resistencia en el morro; pero tuvo que desistir de ello, porque ya nada había que hacer sino salvar los restos dispersos. Entonces tuvo la inspiración del momento. Dirigióse al galope a los dos escuadrones de granaderos a caballo que se habían retirado en orden del flanco derecho y ordenó personalmente a los comandantes Rojas y Necochea que cargasen sable en mano para contener al enemigo Esos dos jefes eran dignos de recibir tal orden. Cargaron con irresistible denuedo sobre la infantería, paralizaron una parte de ella, hicieron retroceder otra, acuchillaron la caballería enemiga, obligándola a refugiarse desmontada a retaguardia de sus batallones; y con ocho oficiales heridos y una pérdida de más ce cincuenta hombres de tropa entre muertos y heridos, dieron tiempo á que se salvase gran parte de los dispersos. Rehaciéndose luego con serenidad, continuaron sosteniendo bizarramente la retirada, hasta que no quedó en el campo un solo soldado patriota que proteger.

Paz: "Debe tenerse presente que la acción de Sipe-Sipe no fue una confusión nocturna como la de Cancha Rayada; que el enemigo no nos persiguió, y que la dispersión no fue efecto del terror, sino del desorden y de la incapacidad más absoluta" (17)

El resultado de esta lamentable y sentida derrota, fue que cerró para siempre a los argentinos las puertas del Alto Perú; y señaló el principio del desmembramiento de lo que fuera el Virreinato del Río de la Plata.

Apéndice

I-Parte oficial de la batalla:

Excmo. Señor: Luego que el ejército de mi mando, por la escandalosa dispersión de algunos cuerpos, sufrió el contraste inesperado del 29 en el campo de Sipe-Sipe, traté de reunir la fuerza posible en Carasa con tanta más confianza, cuanto había avisado a los xefes el día anterior que el punto de reunión en caso de una desgracia era en Sacasa a cuyo término conducía aquel. Yo tuve como objeto presentar a todo trance al enemigo porción de obstáculos, ya con una fuerza reunida, ya con los desfiladeros y posiciones ventajosas que tendría que superar. No me fue posible realizar este plan a causa de que los demás jefes, no solo no han avisado esta determinación, sino que la tropa ha tomado infinitos caminos, motivos porque la señalé en Chuquisaca. Allí pude reunir con el auxilio de algunos xefes y mis providencias hasta 500 hombres y con ellos y los que cada día se han ido incorporando hasta tener hoy 1.300, he emprendido a la cabeza de la columna un movimiento hasta acá, sin que haya cargado una sola partida enemiga, ni que nos hayamos visto obligados, a pesar de su aproximación, a hacer marchas precipitadas. Cubre la retirada el señor brigadier Rodríguez quien está encargado de recoger los dispersos que encuentre ó de que tenga noticias hallarse a sus costados. Descanse V.E., que el enemigo no ha quedado en estado de emprender nada en mucho tiempo por los estragos que ha sufrido de la caballería y artillería nuestra y las infinitas atenciones que tiene a sus alrededores de millares de comandantes, soldados y naturales que apurarán su situación poco brillante. Los pueblos se han decidido más que nunca a nuestro favor, y los vecinos que no se han reunido a las partidas patrióticas han emigrado al exército, quedando aquellos casi vacíos, Potosí y Chquisaca han acreditado su adhesión de un modo muy expresivo, y en aquel principalmente no ha quedado un solo oficinista, ni familia patriótica que quiera sufrir nuevos ultrajes de los tiranos.

Dios guarde a vuestra excelencia muchos años. Cuartel General en Tupiza, diciembre 25 de 181. José Rondeau- Al excelentísimo Director Provisional del Estado (18)

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Gral. Francisco. Fernández de La Cruz

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José Rondeau

II) El Comandante Patriota

Según nos cuenta Paz: (José Rondeau) "Era un perfecto caballero adornado de virtudes y prendas estimables como hombre privado, pero de ninguna aptitud para el mando militar, principalmente en circunstancias difíciles como en las que se hallaba. Declaro que ningún motivo personal de enemistad mediaba entonces ni ha mediado después entre el general Rondeau y yo; antes le era sinceramente afecto y me mortificaba notablemente cuando oía las críticas que se le hacían, y lo que es más, el desprecio de que muchos lo colmaban". Memorias, T.I, P. 224

III) Los jefes

"El coronel don Martín Rodríguez que estaba al frente del círculo que lo sostenía, (A Rondeau) era un buen patriota de más corazón que cabeza, sin aptitudes para concebir, una operación de guerra ni para ejecutarla. Pagola y Forest, valerosos jefes de infantería, eran dos atolondrados, que hacían gala de insubordinación y de despreciar la autoridad del general. D. Rudecindo Alvarado y D. Diego Balcarce, hombres de orden en el campamento y de energía en el combate, eran de carácter irresoluto, y su instrucción militar no sobrepasaba el nivel de los rutineros. El mayor general del ejército don Francisco Fernández de la Cruz, era el más capaz de todos en otro sentido, con conocimientos científicos y talentos de organizador, aunque de carácter recto y un juicio sólido, era un espíritu sin iniciativa, que cumplía su deber con honor llegado el caso; pero que se amoldaba a las situaciones. Érase un ejército sin cabeza y sin nervio, el que iba a llevar nuevamente la bandera de la revolución al territorio del Alto Perú"

Mitre, ibidem, T. III, P. 19

IV) La Tropa

Paz: "Diré ahora para siempre que hubo en nuestros militares un valor que nadie les niega, un amor incontestable a la causa de la independencia que no bastaron a contrastar los reveses más sangrientos, ni las más duras desgracias. Reconozco en nuestros paisanos aptitudes sublimes para la milicia y disposiciones para una disciplina racional, cuando se quiere y se sabe establecerla. Los desastres que hemos sufrido han sido efecto de errores, por lo general, en los que mandaban, y más que todo, de nuestra ignorancia y de ese estado de anarquía en que nos constituía la misma revolución.

Sin eso, nuestros ejércitos, desde sus primeros pasos, hubieran vencido y llevado triunfantes el estandarte de la libertad por toda la extensión de la tierra que conquistó Pizarro.

Bien lo merecían esos bravos soldados que durante catorce años habían combatido la miseria, la desnudez, el hambre, el clima y las armas españolas. Si sus sufrimientos se prolongaron, y si al fin no fueron tal felices en sus esfuerzos otros vinieron a terminar la obra que ellos habían comenzado, no es culpa suya, sino de la fatalidad de nuestro destino".

Notas

1) A pesar de lo depresivo del relevo, el general Rondeau, moderado por temperamento y exento de ambiciones políticas, habría cedido por segunda vez a Alvear el puesto de honor, si no se hubiese dejado dominar por los jefes principales del ejército. Estos se empeñaron en sostenerle a todo trance en el mando (Tal vez porque conocían a Alvear y sabían que a él no podían "manejarlo") llegando a desconocer la autoridad del gobierno, y separa de él a los jefes adictos a Alvear. (Que eran precisamente los más capaces)

2) El teatro de la guerra podemos describirlo como un gran triángulo isósceles cuyo punto sur era la ciudad de Tucumán; el nordeste La de Cochabamba y el nordeste la de La Paz. Dentro de esos límites se desarrolló la guerra que duró un cuarto de siglo desde Suipacha hasta la muerte del general Olañeta.

3) El brigadier Rodríguez era un patriota sincero, un hombre leal a la causa de la independencia; era dotado de un excelente corazón, era generoso, de maneras insinuantes y de un trato agradable, pero sea como militar, sea como administrador, era de limitadísimos conocimientos; ignoraba aún la práctica de rutina de su profesión, porque la escuela que tuvo en los cuerpos urbanos de Buenos Aires no pudo suministrárselos. Creía de muy buena fe que el modo de entusiasmar al soldado era tener condescendencias que relajan la disciplina, y el modo de premiar a sus subalternos era cerrar los ojos y tolerar el merodeo.

4) (Mariano Necochea) "Este bizarro oficial, encerrado en un corral de piedras con 25 granaderos, procuró resistir por algún tiempo, pero viendo la inutilidad de sus esfuerzos, montó a caballo en pelos y se lanzó sable en mano sobre el enemigo que lo cercaba y que rompió sobre él un fuego sostenido. Necochea perece trepidar y se detiene: era que observaba el punto débil. En seguida da espuelas al caballo, se lanza como un rayo sobre la caballería, que se preparaba a recibirle: un valeroso soldado español le sale al encuentro, avergonzado tal vez de que un solo hombre los cargase. Necochea lo atropella, descarga sobre él un golpe tremendo que lo derriba. A su frente se abre un claro, pasa por allí esgrimiendo el sable ensangrentado y escapa golpeándose la boca, perseguido por el espacio de dos leguas: Necochea contando sencillamente esta hazaña decía: En mi vida he dado un tajo igual: Creo que le dividí la cabeza hasta el pescuezo" Mitre, Historia de Belgrano … T. 3º, p. 20

5) "El jefe enemigo que dio este importante golpe fue el célebre Olañeta quien se retiró inmediatamente con su presa al Puesto del Marqués, donde pernoctó el mismo día" Memorias del Gral. Paz, T.1º, P. 210

6) Brutal desorden. "Cada uno fue donde quiso, y vino a presentar aquel vasto campo, el chocante espectáculo de mil quinientos hombres dispersos, que mataban rendidos, se entregaban a la borrachera, gritaban, corrían y se conducían a su arbitrio. Iban siempre muchos grupos en persecución de los pocos enemigos que se salvaron." "Encontramos luego una pequeña tropa de caballos que cuidaban tres soldados enemigos desarmado, y puede decirse que: aquí fue Troya, avanzaron sobre ellos veinte espadas, que los hubieran hecho pedazos sin la interposición de los oficiales. El mayor Escalada fue uno de los que más celo mostró para salvara aquellos infelices, aunque sufriendo que un granadero ebrio, que por sobre él mismo quería rendir al rendido y le dijese que "otra vez que sus oficiales se metiesen a redentores emplearía sus armas contra ellos" Escalada dejó pasar el insulto como inapercibido, pero el soldado se salvó".

7) Tenaz y consecuente siguió luchando por la causa del rey aún después de Ayacucho. Fue uno de los factores determinantes del triunfo realista en Vilcapugio.

8) Batalla de Sipe-Sipe El Regimiento de granaderos a Caballo en tiempos de la Emancipación Hispanoamericana 1812/1826

9) El orden de ésta según lo había dispuesto el general en jefe, colocaba al regimiento número 9º a la derecha, enseguida el número 1º; más el coronel Forest se creyó agraviado y no había sido sino con repugnancia que había cedido la colocación que pretendía pertenecerle. Cuando recibió la orden de decender la colina y practicar el cambio de frente prescripto, se adelantó al número 9º y se colocó de dejando, intervalo para que éste lo ocupase, quedando él entonces a la derecha de la línea. El coronel Pagola que mandaba el 9º quiso dirigirse a tomar la derecha del número 1º, pero en aquellos momentos, en que el enemigo se movía avanzando ya, le pareció más prudente, y con razón, encajonar en el claro que le habían dejado, antes que entrar en una disputa perniciosa, así lo hizo. Memorias de Paz T. 1º; P.270/271

10) Decía Federico II en 1770: Toda maniobra en la guerra gira alrededor de las posiciones que un general puede ocupar con ventaja, y de las posiciones que puede atacar con un mínimo de pérdidas (Pezuela atacó la derecha patriota fuera del tiro de la artillería)

11) Teoría y Práctica de la Gurra, Cap. Liddell Hart, P. 25, Circulo Militar, Vol. 596.

12) "Puesto a un costado de mi escuadrón les deje "Vergüenza eterna sería para nosotros que esta columna se nos escapara; si hay cincuenta valientes entre vosotros, que me sigan ó moriré yo solo" Y dí vuelta hacia el enemigo: como cincuenta bravos me siguieron y rompí por medio de la columna enemiga, en circunstancias que ella estaba pasando el zanjón. Los enemigos iban en extremo borrachos por haberse apoderado de unas cargas de aguardiente poco antes, y no nos conocieron; pero apenas lo advirtieron con motivo de haberles volteado más ce cincuenta hombres a sable, cuando se puso la columna en precipitada fuga. Toda la infantería de la derecha enemiga, así que vio a su columna de caballería en fuga, siguió su ejemplo, y los perseguí acuchillándolos hasta la boca de la quebrada por donde habían descendido de la altura. ¡Pero cual fue su asombro cuando observaron que poco menos de cincuenta dragones habian hecho correr a más de mil hombres! Memorias del General Gregorio Aráoz de La Madrid, T. 1º, P. 74

Don Gregorio quedó completamente despistado al no entender como el ejército había abandonada la salida por la quebrada de Tapacarí. Lo cual significa que no había tomado en cuenta el descenso del ejército realista de las alturas de Viluma.

13) Guerra de las Republiquetas: Fueron grupos guerrilleros o independentistas (ó montoneras)organizadas entre 1811 y 1825 en jurisdicción del territorio de la Real Audiencia de Charcas (Alto Perú, actual República de Bolivia)Provisiones agrupaciones armadas independentistas que surgieron en ese territorio y en lugares cercanos al Alto Perú como los de Chiquitos, Santa Cruz y de Tarija.

Después de la derrota del ejército auxiliar argentino en la batalla de Huaqui (1811) una amalgama de republicanos de las ciudades, campesinos y agentes enviados por el ejército auxiliar ocuparon efectivamente vastas zonas generalmente rurales. Las ciudades mayores fueron ocupadas solo por breves períodos y eventualmente casi todos estos movimientos guerrilleros fueron derrotados por fuerzas realistas antes de la llegada de Sucre al territorio altoperuano. Entre los líderes más destacados mencionaré a Juan Antonio Álvarez de arenales, quien era el jefe principal de todas las "Republiquetas"; Ignacio Warnes; Ildefonso de Las Muñecas; Manuel Ascencio Padilla y su mujer Juana Azurduy de Padilla y José Miguel Lanza. Instituto de Estudios Nacionales.blogspot.com.ar

14) Historia de la República Argentina, Vicente F. López, Ed. Sopena T. III, Ps.665/71.

15) Memorias, J.M. Paz T.1° P.275

16) Historia de … V.F- López, P.665

17) Después de la batalla Rondeau regresaba resuelto a mantenerse en el mando absoluto del ejército y de las provincias del norte, aunque fuera contrariando a las autoridades de la capital. Esta era al menos la resolución con que regresaban los jefes amigos de Rondeau, que explotaban su nulidad, mientras él, se dejaba flotar cómodamente en el interés de ellos.

Si todos habían tenido una opinión tan triste de Rondeau, fácil es deducir la que tendría Guemes, después que se recibió la noticia de la vergonzosa derrota de Sipe-Sipe. Toda la responsabilidad directa e indirecta del desastre recaía sobre el general. Por un acto subversivo, que no tenía el derecho de condenar en otros.

Rondeau había autorizado la sublevación del ejército contra el gobierno nacional; y no solo había repelido, sino mandado prender al general Alvear, que iba legítimamente nombrado para substituirlo en el mando. Aquel hecho, que habría sido escandaloso bajo cualquier aspecto que se mirase, no habría podido justificarse sino con una espléndida victoria. Pero traer la derrota y la humillación de nuestras armas después de semejante atentado, era un crimen imperdonable en un hombre de juicio, que debió haber conocido que sus fuerzas y sus aptitudes no eran para tomar por asalto tan elevada posición. Historia de la República Argentina, Vicente Fidel López, Tomo III, Página 211

18) La prueba más concluyente de esto es una carta de San Martín a Godoy Cruz, el 24 de agosto de 1816, en el que le dice –"No hay una verdad más demostrable que la que Ud. me dice de la separación del Perú (Alto) de las provincias baxas; esto lo sabía muy bien de positivo desde que estuve con el mando de ese ejército, y por consiguiente, los intereses de estas provincias con las de arriba, no tienen la menor relación. Ibidem. P. 663

Bibliografía

  • Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina. Bartolomé Mitre. W.M. Jackson Editores Tomo III, Ps. 12/47

  • Atlas Histórico Militar Argentino. Cnel. Martín Suárez. Círculo Militar. Bs. As. 1974. Ps. 32/34.

  • Historia de la República, Argentina. Tomo III Vicente Fidel López. Sopena Argentina 1970, T. III Páginas: 164/173.

  • Memorias del general José María Paz. Editorial Schapire 1968. Tomo I, Ps. 251/79.

  • Memorias del general Gregorio Aráoz de La Madrid. Eudeba 1968, Tomo I, Ps. 72/78.

  • Creadores de la Estrategia Moderna. Edward Mead Earle. Círculo Militar 1968, Tomo I.

  • Clausewitz y una teoría sobre la guerra Nápoleónica. Publicado en Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires. La Naturaleza, la conducta y el propósito de la guerra. P. 10. Gral de Div. Evergisto de Vergara.

  • Diccionario Histórico Argentino. Ione S. Wright y Lisa M. Neckon. Emecé Editores 1990.

  • Parte oficial de la batalla de Sipe-Sipe. Historia de la República Argentina de V.F.

López T. III P. 665.

  • El Regimiento de Granaderos a Caballo en Tiempos de la Emancipación

"hispano-americana" 1812 – 1826, www.tvmundus.com.ar

  • Historia de la República Argentina, Vicente Fidel López, Tomo III

  • Historia de la Revolución Hispanoamericana , Tomo II, Mariano Torrente

  • Memoria para la Historia de las Armas Españolas en el Alto Perú, Tomo I, Andrés García Camba

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General Joaquín de La Pezuela

 

 

Autor:

Alberto Pereira Ríos

marzo de 2013-03-12

Partes: 1, 2
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