La deforestación se ha multiplicado de manera alarmante; entre 1979 y 1990, han sufrido esta lacra cada año aproximadamente 20.000 km². Cerca del 12% de la selva amazónica ha desaparecido, la mayor parte en Brasil, dejando tras de sí amplias zonas de suelo que se han degradado rápidamente, varias vías fluviales contaminadas y miles de indígenas sin hogar. La desaparición de la selva es uno de los problemas más acuciantes a nivel mundial: la deforestación de la Amazonia hace que el porcentaje de dióxido de carbono de la atmósfera aumente en un tercio. En los últimos años, esta situación ha mejorado, aunque la selva continúa desapareciendo con una tasa del 0,41% anual. El gobierno ha reducido los incentivos que solía conceder para fomentar el desarrollo industrial en la Amazonia. La ayuda internacional al desarrollo depende cada vez más de la utilización de técnicas agrícolas sostenibles.
La elevada tasa de población de las zonas urbanas de Brasil, sobre todo de São Paulo y Río de Janeiro, supone una gran carga para el medio ambiente. Generalmente, los ciudadanos disfrutan de unas condiciones higiénicas adecuadas y disponen de agua potable, pero millones de personas de origen humilde, que viven en zonas tanto urbanas como rurales, carecen de estas comodidades. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido una serie de normas para controlar la concentración de plomo y de dióxido de azufre en São Paulo, ya que en esta ciudad el uso de alcohol como combustible es frecuente y las curvas de emisiones son alarmantes. El aumento del tráfico constituye un continuo problema porque los niveles de monóxido de carbono aumentan y provocan daños irreparables en la capa de ozono del planeta.
El 83,20% de la electricidad de Brasil proviene de la energía hidráulica. En la Amazonia, las presas hidroeléctricas han dado lugar a gigantescos embalses que han alterado el medio ambiente local. Recientemente y por razones medioambientales, el Banco Mundial ha rechazado la concesión de fondos para construir otra presa hidroeléctrica. Una sola central nuclear, situada en la costa entre Río de Janeiro y São Paulo, produce cerca del 2% de la energía del país.
La selva amazónica cubre el 63% de Brasil. Este país posee varios tipos de humedales, entre los que destacan varios hábitats ribereños, sistemas aluviales y más manglares que en cualquier otra nación del mundo. A pesar de que estos hábitats ocupan una gran superficie y de que algunos se encuentran en lugares apartados, no dejan de estar amenazados por el deterioro ecológico del que está siendo víctima toda la Cuenca del Amazonas.
La constitución de Brasil (1988) recoge el derecho de todos los ciudadanos a disfrutar de un medio ambiente ecológicamente equilibrado. En 1992, existía un sistema de zonas protegidas federal, estatal y local. Existen 34 parques nacionales y 22 reservas biológicas nacionales, además de otros tipos de zonas protegidas entre las que se encuentran algunas reservas antropológicas. En total, aproximadamente el 18% (2003) de la superficie de este país está protegida. Existen dos monumentos naturales reconocidos por el Convenio sobre el Patrimonio de la Humanidad y dos parajes reconocidos por el programa El Hombre y la Biosfera de la UNESCO, como el Sistema de Reserva de la Biosfera de la Selva Atlántica.
En 1992, se celebró en Brasil la Conferencia sobre Medioambiente y Desarrollo de la Organización de las Naciones Unidas, también conocida como Cumbre de la Tierra. Este encuentro fue la piedra angular de varias iniciativas mundiales y ayudó a definir la relación entre el aspecto medioambiental y el social en el planeta. Brasil ha ratificado una serie de acuerdos internacionales sobre medioambiente, incluidos los relativos al Protocolo Medioambiental del Antártico, al Tratado del Antártico, biodiversidad, cambios climáticos, especies en peligro de extinción, cambios medioambientales, vertidos accidentales, leyes del mar, vertido de residuos al mar, prohibición de realizar ensayos nucleares, capa de ozono, contaminación naval, madera tropical (1983), zonas húmedas y caza de ballenas. Se están llevando a cabo varios programas de ayuda técnica medioambiental en cooperación con otras naciones. A nivel regional, Brasil forma parte del Convenio del Hemisferio Norte (1940), por el que se comprometió a proteger la naturaleza y la vida salvaje, y del Tratado de Cooperación Amazónica (1978), que prevé la cooperación entre los diferentes países para proteger la Cuenca del Amazonas. Brasil posee varias reservas sin fronteras en esta región.
La globalización neoliberal en Brasil también trajo consecuencias en el medio ambiente ya que este se refleja en las prácticas locales y urbanas asociadas a la reestructuración y expansión de las actividades económicas, sin considerar en muchos casos el efecto ecológico que estas implican.
Entre la globalización y el medio ambiente se encuentra la competitividad internacional, que se fomenta para atraer el mayor número posible de inversiones extranjeras a un país. La misma se manifiesta de dos formas opuestas; una a través de las presiones que generan las empresas transnacionales para disminuir el poder de las políticas nacionales que pudiesen proteger al medio ambiente y por otra parte puede llegar a representar una oportunidad para obtener algún grado de protección para el medio ambiente en la medida que políticas ambientalistas nacionales o regionales sean empleadas como una manera de mejorar la competitividad nacional y para atraer nuevas inversiones de capital.
Para el medio ambiente, la globalización se ha apoyado crecientemente en procesos contaminantes que demandan energías y materiales no renovables en la naturaleza, como lo son aquéllos de las industrias químicas, textiles y agrícolas, en el transporte, y en mantener un estilo de vida consumista desmesurado. De esta manera, se ha conseguido un mayor agregado de degradantes al aire
Turismo y globalización.
Es en estos momentos de globalización y crisis económica a nivel mundial, que países como Brasil parecen rendirse a los encantos de actividades económicas que puedan crear "fácilmente", considerables flujos inversionistas e inyectar dinero "fuerte" en sus economías nacionales. En el caso brasilero, la situación es paradójica, pues no es un país pobre (octava economía del mundo) y está apenas entendiendo el juego del turismo como una importante alternativa a sus problemas y, estos tienen un fundamento social y no meramente económico. Su tamaño continental, su biodiversidad, la calidad de su pueblo y las contradicciones históricas entre riqueza fácil y diferencia de clases, nos obligará a pensar, más tarde ó más temprano, en un tipo de desarrollo económico, donde el turismo no se desvíe en sus más diversas opciones, semánticas ó estrategias unilaterales, sino que por el contrario, asuma su papel integrador, regulador y estimulador de procesos. Solo así podrá establecerse, en parte, un equilibrio homeostático en todos los sectores de la vida activa nacional, en todos los niveles jerárquicos administrativos y protegerá lo que el autor ha llamado anteriormente de "la gallina de los huevos de oro", léase, patrimonio natural y cultural del país.
El turismo está lejos de ser una actividad "blanca o blanda". Ella causa impactos directos en todos los sectores de la economía y muchos más impactos imprevisibles en la cultura y costumbres de un pueblo. Sea cuál sea su modalidad, ó el nombre que deseemos ponerle (Ecoturismo, turismo Sostenible o turismo Ambiental) es una actividad que requiere preparación, visión y disciplina para evaluar su función en la sociedad. Análisis ligeros, fundamentados apenas en números de empleos, rentabilidad de los negocios e incremento en el PIB nacional o local es, por lo menos, una superficialidad. El turismo debe ser un proceso planificado desde sus primordios y obligatoriamente tiene que ser democrático, para que todos los actores que lo promueven, lo implantan y se benefician de él, puedan actuar sin polarizar las decisiones que puedan colocar en riesgo las cualidades que lo llevaron a establecerse.
Brasil es la decimoquinta economía mundial y representa la mitad del PIB latinoamericano, pero en el sector turismo tan solo representa el 26% de los ingresos obtenidos en América del Sur y el 0,64% de los ingresos mundiales. Esa es la gran paradoja y el gran reto de Brasil, el inmenso potencial turístico del país ha sido capaz de atraer un máximo de 5,3 millones de turistas extranjeros, que fueron registrados en el año 2000. Las causas se encuentran tanto en la ausencia de una adecuada política de promoción, como en la falta de infraestructuras adecuadas, el alto precio y la disponibilidad de los vuelos con destino a Brasil y la inseguridad pública.
Sin embargo, la nueva administración del Presidente Luis Inácio "Lula" da Silva, es consciente de las posibilidades del sector en términos de creación de divisas y generación de empleo y se ha propuesto darle un nuevo impulso, que vaya más allá del tradicional argumento "sol, playas y carnaval". Ha comenzado con crear el Ministerio de Turismo, y convertir EMBRATUR, en una agencia especializada en la promoción de Brasil en el exterior y la atracción de conferencias y eventos.
En abril de 2003 el Gobierno Federal presentó el "Plan Nacional de Turismo 2003-2007" que busca la unión y coordinación de esfuerzos de los gobiernos federal, estatal y municipal, el sector privado y la sociedad en general.
Brasil tiene un territorio de tamaño continental que engloba casi la mitad de América del Sur y limita con todos los demás países del continente, excepto Chile y Ecuador. Desde la inmensidad del Amazonas hasta una metrópolis como Sao Paulo. Brasil es un país de contrastes y diversidad paisajística, étnica y cultural incomparables, que otorga la posibilidad de desarrollar múltiples actividades turísticas. A grandes rasgos, dentro de esta amplia oferta podemos destacar los siguientes productos:
El Nordeste, que con un litoral repleto de playas semi–vírgenes, es el principal destino de "sol y playa". Pero no solo eso, el histórico Nordeste, se compone de diversidad racial y una forma de vida tradicional que ha creado una comunidad con su propia música, danza y arte. Algunas de las ciudades que destacan son Recife, Sao Luis, Olinda y Salvador, de los siglos XVI y XVII.
El "ecoturismo" ofrecido por el Amazonas, el río más caudaloso y la mayor selva tropical, con el ecosistema más rico y diverso del planeta. Y a esto se une, en el centro del continente, el Pantanal, la marisma más grande y con mayor concentración de fauna de América del Sur, y uno de los mayores espectáculos de la naturaleza a escala mundial, las cataratas de Iguazú.
Río de Janeiro, principal destino turístico de Brasil, una ciudad que ha desarrollado una avanzada cultura del ocio que gira entorno a sus playas, especialmente Ipanema y Copacabana. Río de Janeiro ofrece la música y el baile de samba, el Corcovado y el Pao de Azúcar, el fútbol, el culto al cuerpo y, ante todo, el Carnaval.
Sao Paulo, motor industrial de Brasil, la ciudad más grande del continente, y destino preferencial en el segmento de turismo de negocios, congresos y eventos.
En los últimos años Brasil se ha venido situando en una media entre 4 y 5 millones de turistas internacionales. Tras cinco años de aumento consecutivos, en 2001 comenzó un descenso en el número de visitas que se vio acentuado en 2002, año en que el número de turistas internacionales cayó a 3,8 millones. La mayor caída se produjo entre los turistas de procedencia latinoamericana, especialmente entre los argentinos, que sufrían su propia crisis económica y política. Sin embargo el sector se está recuperando. En 2003 se produjo un aumento de turistas internacionales en línea con lo sucedido en el conjunto del subcontinente, que en el caso de Brasil ha sido del 8% hasta alcanzar la cifra de 4,1 millones.
Por su parte el turismo doméstico ha ido aumentando progresivamente, aunque existen algunas dificultades con las fuentes estadísticas. Siguiendo un estudio de Embratur, en 2001 hubo 41,3 millones de turistas domésticos (8% más que en 1998) que realizaron 57,9 millones de viajes domésticos. Tomando como referencia los desembarques aéreos, se pasó de 16,8 millones en 1995 a 33 millones de desembarques domésticos en 2002. Ya en 2003 se verifica un retroceso del 6,9% en 2003, hasta la cifra de 30,7 millones.
Los ingresos obtenidos por el turismo en Brasil pasaron de 1.300 millones de USD en 1992 a 4.227 millones en 2000, para caer desde entonces con la crisis del sector hasta los 3.120 millones de USD en el año 2002. En 2003 se produjo cierta recuperación, con un aumento del 8,5% hasta los 3.386 millones de USD. Desde el año 1999 la balanza de pagos por turismo brasileña es superavitaria.
Debemos destacar el peor comportamiento de la industria turística brasileña comparado con el resto de Sudamérica y el mundo, experimentando en 2001 un descenso de ingresos muy superior al del resto y sufriendo un descenso en 2002, cuando la tendencia en el resto del mundo fue de recuperación, aunque muy probablemente esto es explicado en buena medida por la particular situación de Argentina y el peso de este país para el turismo en Brasil.
Se estima que el Turismo fue responsable de la generación directa del 2,5% del PIB del país en el año 2001, es decir que el PIB turístico de ese año fue equivalente a 29.525 millones de Reales Brasileños (Embratur, 2001 "Avaliação do Impacto do Turismo na Economia pela Conta Satélite de Turismo"). En el Nordeste la importancia del Turismo en el desarrollo económico de la región es obvia: la participación del turismo en el PIB alcanzó un 6,32%, más del doble que para el conjunto del país.
El número de puestos de trabajo creados por el sector Turismo ha ido aumentando paulatinamente, cumpliéndose uno de los principales objetivos del crecimiento del Sector Turismo en Brasil.
El turismo es una actividad estratégica para el Gobierno Federal de Brasil el cual tiene como línea fundamental la practica del mismo como una vía para promover la preservación del patrimonio natural y cultural del país. La finalidad de la actividad turística en Brasil es promover e incrementar el turismo como fuente de renta, de generación de empleo y de desarrollo socioeconómico. El turista puede encontrar una variedad de modalidades de turismo en Brasil como el turismo de aventura, el ecoturismo, el turismo de negocios y eventos, el turismo de fiestas populares, de sol y playa, golf, buceo y pesca.
Brasil se divide en 5 regiones geográficas donde en cada una predomina una o varias modalidades de turismo. Estas regiones son:
Norte: paseos, pesca, y alojamiento en medio de la selva y conocer ciudades que florecieron a inicios del S XX, es el caso de Manaus.
Nordeste: playas donde el sol brilla todo el año, conocer una de las ciudades más antiguas de Brasil Salvador fundada en 1549.
Centro – Oeste: se encuentra la ciudad de Brasilia una de las mejores planificadas a nivel mundial, significa visitar una zona de contrates entre lo viejo y lo nuevo, existencia de centenares de cavernas, una flora y fauna exuberantes.
Sudeste: negocios, diversión, cultura e historia. Con el esplendor de Río de Janeiro, se encuentra el centro financiero del país y su parte mas industrializada.
Sur: playas, montañas, cataratas e influencia de diversas culturas como la alemana, italiana y portuguesa.
En la costa se concentra aproximadamente el 65% de la actividad turística. La ciudad de Río de Janeiro concentra el 28.77%, Sao Pablo: 17.02%, Florianápolis: 15,77%, Foz de Iguazú: 11,47%. Los Centros turísticos más desarrollados son:
Urbanos: Sao Paulo, Río de Janeiro, Brasilia D.F., Manaus.
Marítimos: Fortaleza (Ceará) – Natal (Río Grande do Norte) – Recife (Pernambuco) – Porto de Galinhas (Pernambuco) – Salvador (Bahia) – Isla de Itaparica (Bahia) – Porto Seguro (Bahia) – Vitória (Espírito Santo) – Guarapari (Espírito Santo) – Cabo Frio (Rio de Janeiro) – Angra dos Reis (Rio de Janeiro) – Guarujá (São Paulo) – Santos (São Paulo) – Camboriú (Santa Catarina) – Florianópolis (Santa Catarina) – Torres (Rio Grando do Sul).
Rurales: Caldas Novas (Goiânia) – Ouro Preto (Minas Gerais) – Poços de Caldas (Minas Gerais) – Foz do Iguaçú (Paraná) – Gramado (Rio Grando do Sul), Campos de Jordão (Sao Paulo).
La región con mayor potencial turístico es el Nordeste de Brasil. La causa de la escasa influencia del turismo en algunas zonas de Brasil se debe principalmente a la escasez de la infraestructura básica necesaria, la falta de planificación estratégica, la falta de personal calificado, la falta de divulgación por parte de los Toruperadores de nuevos destinos y opciones, la poca importancia que le dan muchas administraciones en Brasil a dicha actividad
Conclusiones
La globalización en Brasil ha tenido un impacto significativo y se puede contextualizar en cuatro fases principales, cada una de ellas con sus propias características. Los efectos sobre la economía, la cultura y la protección de la naturaleza se han hecho evidentes al provocar incidencia directa en la dinámica del gigante sudamericano que hoy intenta enfrenta las diferencias sociales que laceran la equidad social que urge en este país y que ha sido acentuada precisamente producto de la globalización neoliberal que ha desestructurado la economía de esta nación.
Con poco más de 850 millones de hectáreas de tierra; de estas, 360 millones forman parte del Amazonas (una de las mayores reservas de diversidad biológica del planeta) y con el 30% de las reservas de agua del mundo constituye hoy una de las principales economías no solo de América Latina sino de todo el orbe, gracias también a los avances en ciencia, tecnología, industria mecánica, energética y a su enorme potencial agrícola.
Brasil es la décimo quinta economía mundial con cerca de la mitad del Producto Interior Bruto latino-americano, y uno de los principales mercados mundiales con más de 185 millones de consumidores. El país es también líder económico y plataforma ideal para los procesos de integración regional que hoy se gestan al interior del continente.
En lo que se refiere a proyecciones de crecimiento, existe coincidencia casi unánime en que después de que el 2003 fuera calificado como un año perdido para el crecimiento y dedicado básicamente a la recuperación de la confianza exterior en la economía del país, tras el proceso de transición presidencial, se han sentado las bases para que por fin Brasil sea capaz de iniciar una senda de crecimiento a medio y largo plazo con tasas superiores al 4% para los próximos años que permita ir corrigiendo las grandes desigualdades y carencias de este país.
En los últimos diez años, la estabilidad económica se ha consolidado. Los indicadores macroeconómicos son positivos, con la inflación controlada, el tipo de cambio estable y la actividad económica recuperándose.
En los últimos años Brasil ha adoptado una política de apertura de su economía al capital extranjero. El Plan de Estabilización (Plan Real), el Programa Nacional de Privatizaciones, las reformas de la Constitución Federal en las disposiciones de orden económico y el tratamiento flexible que dan las legislaciones mercantil y tributaria al capital extranjero, entre otras medidas, han colocado a Brasil en una posición altamente competitiva para la atracción de capitales.
El turismo es una actividad económica con muchas oportunidades en un país con las condiciones necesarias para ofrecer al turista una de las ofertas más completas a nivel mundial, dadas su excelentes condiciones naturales y su incalculable riqueza cultural. El turismo es una actividad estratégica para el Gobierno Federal de Brasil el cual tiene como línea fundamental la practica del mismo como una vía para promover la preservación del patrimonio natural y cultural del país, con criterios de equidad y sostenibilidad ambiental.
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Autora:
Lic. Sara Y. Ulloa Bonilla
Museo de Historia Natural "Tranquilino Sandalio de Noda"
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