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Lengua y Cultura? como una flor? y nada más


    La búsqueda de los múltiples fundamentos de la glotodidáctica como ciencia tiene origen muy reciente; solo en los últimos cuarenta años ha madurado la consciencia de la naturaleza multi e inter disciplinaria de la glotodidáctica que constituye la piedra angular de su seriedad y garantía epistemológica.

    La enseñanza es una secuencia de actos didácticos que involucra a alumnos y profesores. Si bien los protagonistas del acto didáctico son tres y no dos, en el caso que nos ocupa, es de hecho la enseñanza del español como lengua extranjera lo que constituye el objeto de aprendizaje. La interacción entre los tres elementos se filtra a través de la situación en la cual se realiza el acto.

    Una reflexión acerca de la relación glotodidáctica determina la necesidad de explorar tanto el lado del aprendizaje como el de la enseñanza.

    Está de más decir que la enseñanza tiene su razón de ser cuando esta se traduce como aprendizaje, pero los dos procesos no son de ninguna manera contrapuestos. Por un lado hay un profesor que brinda muestras de lengua, crea interacciones lingüístico – comunicativas, asegura un feed back, y por el otro hay un alumno, un sujeto que aprende según modalidades realmente desconocidas. En la mente de nuestro sujeto se activan los procesos de los cuales advertimos la presencia pero se escapa la naturaleza.

    Todo esto significa no solo que la enseñanza pone en movimiento y alimenta el aprendizaje sino también que los dos procesos son diferentes.

    Conocer al estudiante significa conocer sus características psicológicas (afectivas, cognoscitivas, sociales), sus modalidades de aprendizaje, las motivaciones y muchos otros aspectos de su personalidad y del contexto en el cual vive. Esto indica que la enseñanza debe ser calibrada sobre la medida del estudiante.

    Todo lo anterior puede y debe ser material de estudio/trabajo en las clases de lengua española como segunda lengua. En este sentido, el español puede ser útil desde el punto de vista formativo, no sólo en lo que se refiere a la contribución que la enseñanza de esta lengua puede aportar al bagaje cultural de las personas que lo estudian, sino y de igual manera en referencia al amplio patrimonio cultural de los pueblos que hablan esta lengua, Motivados por la necesidad de profundizar en el aspecto cultural de las clases de lengua es que nos acercamos, aún de manera aproximativa, al problema de la interrelación de los aspectos culturales en las clases de lengua española, pensando en contribuir al desarrollo de la sensibilidad de los estudiantes, en hacerlos descubrir que la cultura es presencia importante no sólo dentro del curso de lengua, sino en toda la sociedad. De ahí, que en nuestro título hagamos alusión a una de las grandes escritoras de las letras hispanoamericanas, Gabriela Mistral, que con una espléndida y sencilla ronda para niños logró trasmitir la grandeza de la amistad, de la amistad que une también la cultura y la lengua…

    En el presente trabajo afrontamos el tema de la relación entre la lengua y la cultura con los objetivos de esclarecer ulteriores implicaciones didácticas y a su vez de profundizar en las ideas de comprensión intercultural. Si el objetivo de la enseñanza de una lengua – cultura extranjera es esencialmente el de comunicar con quien en ella se exprese, el de conocer sus usos y costumbres, los hábitos cotidianos de un pueblo, el mismo nos permite entender exactamente no solo eso que la gente nos dice, sino también aquello que pretende decir.

    Por otra parte, si aceptamos la idea de que los modos de vivir diferentes no implican modos de vivir mejor o peor (cada cultura es, de hecho funcional a las exigencias de aquella población) maduramos el concepto de relativismo cultural que está en la base de cada auténtica comprensión intercultural.

    Por lo tanto, cada lengua cristaliza en sí la experiencia cultural del pueblo que la habla pero, ¿cómo puede trasmitir esto un profesor de español que trabaja fuera del medio lingüístico?

    Sobre el plano didáctico, uno de los modos eficaces para que la cultura del mundo hispanohablante se haga presente en los alumnos y por tanto surjan los vínculos entre ella y la lengua está determinado por el uso de materiales auténticos como textos escritos de varios géneros, filmes y trasmisiones radio televisivas entre otros.

    El profesor de español como lengua extranjera debe tener en cuenta su complejidad sociolingüística y por consiguiente, debe proponer una pluralidad de modelos lingüísticos y culturales tan amplia como el abanico de variedades regionales de España e América Latina, logrando así una nueva etapa en su empeño por mostrar los aspectos culturales de la amplia diversidad que comprende la comunidad de hispanohablantes, una plataforma, en la que la lengua y todas sus manifestaciones culturales se aúnan para hacer que la adquisición de la lengua española como lengua extranjera no se detenga en la competencia lingüística, sino que abarque la competencia comunicativa y cultural.

    Cada vez es más importante el papel que desempeña la cultura en la adquisición del español, ya que no se puede explicar ni entender el código de una comunidad de hablantes sin tener en cuenta el referente o el contexto de dicho código.

    De esta forma la cultura deviene una parte importante dentro de ese camino hacia una nueva forma de entender la enseñanza de una lengua que consigue reunir elementos tan dispares y con tantos aspectos en común como: la geografía, la historia, la inmigración, el mestizaje, las manifestaciones culturales, los medios de comunicación, etcétera. El carácter de "koiné" del español ha de ponerse de manifiesto a la hora de mostrar los rasgos lingüísticos de la multitud de culturas que ha ido conformando la fisonomía de la lengua española.

    En la actualidad, sería absurdo pensar en la enseñanza de una lengua separada de la cultura a que está vinculada. Cuando se habla de "cultura" hay que tener presentes, al menos, tres sentidos posibles:

    1. Cultura en una dimensión amplia, elevada, cultura anĭmus como decían los latinos, es decir, cultivo del alma, del pensamiento.
    2. Cultura como "modo de vida", donde se hace referencia a los valores, a la organización social, a las ideas acerca de la calidad de la vida de un pueblo, etc.
    3. Cultura como elemento de comunicación, ya sea de la comunicación lingüística (por ejemplo, el empleo de la cortesía a través del uso del "tu" y "usted"), o de la comunicación extra lingüística (el gesto, el movimiento de las manos, la expresión del rostro, las diferentes maneras de vestir, etc.).

    Al hablar de cultura tenemos necesariamente que ofrecer algunas de las tantas definiciones de cultura que han predominado a lo largo de la historia. Una de las más amplias por su contenido es sin dudas la de Sapir (Sapir 1966), para quién cultura es todo aquello que una sociedad hace y piensa. Otra autorizada definición ve la cultura como el "modo de vida" de la sociedad en que nos criamos, influye en nuestros hábitos, en nuestras costumbres, en la forma en que nos vestimos y comemos, en nuestras creencias, en nuestros valores, ideas y sentimientos y en nuestras nociones acerca de la cortesía y la belleza. La mayor parte de los aspectos de la cultura se asimilan de forma inconsciente por el mero hecho de vivir en una sociedad determinada, y guardan algún tipo de relación directa con el idioma (Harding y Riley 1998)

    Como vemos, estas dos definiciones se caracterizan por la amplitud de sus conceptos, las mismas ven la cultura como un conjunto de aspectos externos o no, pero que reflejan siempre las características de un grupo étnico.

    Por todo ello, el término "cultura" es un vocablo complejo y difícil de definir que se ha usado para referirse a una gran variedad de elementos a lo largo de la historia. Esta palabra ha evolucionado mucho y, sobre todo, en las últimas décadas ha adquirido una gran relevancia.

    Ahora bien, si tratamos de circunscribir la definición del término "cultura" al ámbito de la enseñanza/aprendizaje de lenguas extranjeras, es obvio que aprender una lengua conlleva aprender parte de la cultura en la que se ha dado, se da y se dará un sinfín de códigos que caracterizan a una cultura bien definida como es en este caso la cultura de los pueblos de habla hispana.

    Este ineludible carácter cultural de la lengua nos obliga a encuadrar su enseñanza en un determinado contexto cultural. Es decir, los alumnos necesitan adquirir, además de una competencia gramatical, discursiva, estratégica, sociolingüística y sociocultural, una auténtica competencia intercultural en la lengua meta, es decir, una serie de nuevos conocimientos, actitudes y destrezas. Esta competencia intercultural será, por otra parte, la que les permitirá desarrollar comportamientos verbales y no verbales adecuados (Sánchez Lobato, 1999).

    No es posible hablar frontalmente de la comunicación intercultural, no es posible «enseñarla», ya que la enseñanza frontal puede ser útil sólo para sensibilizar a las personas ante el problema y también para proporcionar los instrumentos de análisis y catalogación necesarios.

    Por consiguiente, la enseñanza se centrará en el alumno y en sus necesidades, se tratará pues de prever las situaciones en las que el alumno tendrá que desenvolverse y, en consecuencia, proporcionarle la lengua que le servirá para comunicar en situaciones reales.

    La intercultura debe desarrollarse como parte integrante de los componentes que constituyen la competencia comunicativa. En definitiva y como sostiene Balboni: "no se puede relegar el aspecto cultural a un solo momento dentro de la Unidad Didáctica de lengua extranjera, […] la reflexión intercultural debe invadir todo el proceso de enseñanza, debe surgir cada vez que los textos y los materiales didácticos usados nos lo permitan (Balboni, 1999).

    Existen varios aspectos de naturaleza comunicativa vinculados a la relación lengua–cultura. Uno de ellos es el sentido de la jerarquía en una cultura dada, el sentido del respeto que implica gestos lingüísticos y de interacción relacional como quién habla primero, por ejemplo, o si es posible interrumpir a quién está hablando.

    Otro aspecto importante es la noción del tiempo, que como jerarquía, tiene aspectos relacionales y lingüísticos: piénsese en la conceptualización temporal de un hispanohablante, que tiene una amplia gama de tiempos para el pasado, con sus imperfectos, sus pasados de subjuntivo, sus condicionales con matices de futuro y pasado que indican una percepción diferente a la de una persona de habla inglesa donde la construcción verbal para el pasado es mucho más simple. En el caso del español el concepto de pretérito es mucho más articulado, más complejo que en el inglés.

    La comunicación no lingüística es cultural y no natural, como podría parecer. Piénsese cuán importante, incluso más que las palabras que se dicen, es el modo en que movemos la cabeza, las manos, los ojos, la expresión que damos al rostro, el modo de sonreír. Una sonrisa puede significar estar de acuerdo para nosotros los latinos pero no para muchos asiáticos, por ejemplo.

    Si colocamos la lengua en el centro de un círculo, alrededor tendríamos la cultura comunicativa, la cultura de los "softwares of the mind" (tiempo, respeto, honra, jerarquía, relación entre hombres y mujeres, el concepto de "political correctness", etc.), la cultura de las actividades de cada día (lo que se come y bebe, la noción de limpieza, de elegancia, de tranquilidad etc.) y la cultura de los valores (que es la naturaleza, como se debe interactuar con ella; qué son los otros, qué es la honestidad, ¿qué lo positivo?: ¿el dinero?, ¿el tiempo libre?, ¿la conciencia?).

    Enseñar una lengua sin enseñar estos niveles de cultura significa enseñar los significantes y no los significados. Sería una lengua yerma. La lengua sin la cultura nos ofrece palabras que no dicen mucho, palabras sin ánima, sin un verdadero y último sentido.

    Es un imperativo de la etapa actual, en que pretendemos formar especialistas con una mayor capacidad analítica, desarrollar en el estudiante la sensibilidad mediante los aspectos culturales en la clase de lengua, haciendo que los alumnos experimenten el placer y la necesidad de entrar en el mundo de la cultura de la lengua que estudian.

    De esta manera entramos en el campo de la comunicación, donde se pueden desarrollar habilidades creativas a través de la interacción de las vivencias del estudiante y los aspectos interculturales propuestos. Estas habilidades, para ser efectivas, deben partir de los motivos, de los afectos, de lo que siente el estudiante ante el material propuesto, de la disposición, de la voluntad y del comportamiento que el alumno tenga ante la propuesta de tipo cultural.

    Los motivos y los afectos, los sentimientos y las emociones, elementos que constituyen el mundo afectivo del estudiante, agudizan el proceso consciente del mismo sobre sus formas de análisis, sobre sus deseos de identificarse con la propuesta. La afectividad, vista como un conjunto de relaciones psíquicas del individuo puede ser el puente necesario entre el mundo exterior representado por la propuesta cultural y el mundo interior del estudiante. Al involucrarse en este proceso, en correspondencia con su afectividad y su sensibilidad, el alumno puede, mediante operaciones cognitivas, generar sus propias conclusiones.

    En lo relativo al estudiante, esto implica relacionar todos los resortes de que dispone su personalidad (su historia personal y académica, sus intereses cognoscitivos, sus motivaciones para el estudio, su emocionalidad) con los que aporta el grupo de clase, involucrándose así a los propios estudiantes en la construcción de las condiciones más favorables para el análisis del texto.

    Desde el punto de vista del profesor, supone extraer de sí mismo, de su preparación científica y pedagógica, todos los elementos que permitan el despliegue del proceso de descubrimiento y construcción del conocimiento por parte del estudiante, de sus peculiaridades personales, la relación de comunicación en sus distintos tipos de función (informativa, afectiva y reguladora) que permita un ambiente de cooperación y de colaboración, de actividad conjunta dentro del aula.

    De esta forma de análisis de tipo sociocultural se desprende la importancia que se adjudica a la actividad conjunta, a la relación de cooperación entre los alumnos y entre estos y el profesor. Esta concepción cambia la tradicional relación de autoridad y distancia existente entre ambos participantes del proceso, señala como función fundamental del docente la orientación y guía del estudiante, con el fin de potenciar sus posibilidades, de convertir en realidad sus capacidades de análisis.

    El análisis de aspectos culturales dentro de la clase de lengua como actividad social conjunta supone asegurar las condiciones (sistema de relaciones entre el alumno y el profesor, tipo de actividad propuesta) para hacer realidad la elevación del estudiante a un nivel superior, como una vía para lograr un dominio independiente de sus capacidades. Con esta perspectiva, la aplicación de las técnicas de comunicación pedagógica y de entrenamiento sociopsicológico pueden ser procedimientos efectivos para el logro de estos propósitos.

    Este tipo de acercamiento se distingue por desarrollar el sentido crítico en los alumnos y su motivación por la necesidad y el placer de entrar en contacto con realidades culturales nueva y diferentes, así como por tener presente el aspecto lingüístico de la propuesta, que en definitiva será el camino que ha de llevar al estudiante no sólo al disfrute tanto ético como estético de la propuesta, sino también a un dominio más pleno de la lengua que estudia.

    Es necesario la realización de un análisis didáctico – cultural en el que se planteen pares de categorías como lenguaje–texto; contexto–sociedad. Para llegar a este tipo de análisis y lograr la atención del alumno es necesario adentrarse en el mundo del estudiante como ente "consumidor" de cultura. Todo puede comenzar con la adecuada selección del aspecto cultural a presentar a los estudiantes, si este tema proporciona placer, nace el interés por el mismo y el "consumidor" tratará de buscar otro material sobre el mismo de forma individual.

    Desde hace tiempo se plantea dentro del campo de la glotodidáctica el estudio de los aspectos culturales, de hecho estan estrechamente ligados, pero se trata de proponer un modelo didáctico que pueda contribuir a desarrollar habilidades creativas del estudiante a través de la cultura de la lengua que estudia. Se trata de un modelo lo suficientemente flexible y generalizador para que se constituya en un método de aprender a aprehender la sensibilidad creativa dentro del proceso de trabajo con los aspectos culturales.

    En general, los modelos tradicionales en el abordaje de los aspectos culturales dentro de la clase de lengua no logran desarrollar en el alumno una interacción afectiva e individual con la propuesta cultural presentada, casi siempre debido al carácter trasmisionista de la misma, pro lo tanto no están orientados al desarrollo de la sensibilidad del estudiante.

    Confluyendo creativamente en un modelo de análisis individual, proponemos un modelo didáctico que pretende desarrollar la relación valor – concepto – concepto – habilidad – habilidad – sensibilidad.

    La creatividad es un problema estrechamente vinculado a la sensibilidad. Entendemos la sensibilidad como la capacidad de sentir las diversas propiedades de las cosas en forma de sensaciones, en provecho de las percepciones y de las intuiciones. De este modo entramos en el campo de la estética, que unida al pensamiento lógico, dan al estudiante la capacidad de análisis y síntesis necesarias a la hora de abordar la propuesta cultural.

    Se pretende con este modelo, desarrollar objetivos éticos y estéticos para la formación de un hombre culto, creativo y sensible, partiendo del principio didáctico de la formación a través de la comunicación.

    La interrelación entre lengua, cultura y competencia intercultural es un problema bastante actual en la literatura especializada en la didáctica de las lenguas extranjeras. El binomio lengua–cultura ha encontrado una generalizada aceptación en cuanto a su importancia y trascendencia. Sin embargo (Rodríguez 2005), por lo que se refiere a la competencia intercultural, no sucede lo mismo y se observa, en líneas generales, una noción menos clara sobre dicha competencia y, sobre todo, se constata un desconocimiento, casi generalizado, sobre las estrategias para su adquisición.

    A nuestro juicio, una de las teorías, más interesantes que interrelaciona los aspectos culturales con la lengua es la expuesta por Sapir, es decir, la teoría del relativismo lingüístico, según la cual (Sapir 1972) un pueblo tiene una cognición del mundo dependiente de la lengua que habla y por lo tanto a cada lengua o sistema lingüístico correspondería una visión diferente del mundo.

    El término «relatividad etno-lingüística» define una perspectiva que no está limitada a experiencias culturales y lingüísticas determinadas, sino que está abierta a modelos culturales y lingüísticos contrastantes de otros pueblos.

    Una habilidad para dominar una segunda lengua puede ser la capacidad objetiva de estudiar un rasgo característico de la lengua materna para determinar cuales de sus usos están relacionados con la nueva lengua y si su función principal es compartida en la otra lengua

    Parece haber dos subcomponentes a la teoría de la relatividad etno-lingüística. El primero es la capacidad de reconocer que las lenguas no son traducciones directas una de la otra, por lo tanto un estudiante en la etapa inicial del aprendizaje de la segunda lengua que en un primer momento trata de establecer la traducción lógica de las palabras, comenzará lentamente a separarse de los modelos lingüísticos de su lengua para ir estableciendo los códigos de la segunda

    El segundo subcomponente de una perspectiva etno-lingüística relativa es la capacidad de reconocer cuanto de la propia lengua está unido a la propia cultura. En un nivel concreto, la cultura de una lengua puede ser ilustrada no solo por la existencia en su vocabulario sino también por tantos otros códigos extralingüísticos que el estudiante que comienza a aprender la nueva lengua debe comenzar a conocer.

    Un aspecto importante en el camino hacia la adquisición de una nueva lengua es la motivación. La motivación podría parecer no estar directamente relacionada con la relatividad etno-lingüística, pero realmente está muy correlacionada con ella y sería difícil de separar una de la otra. La motivación como principio integrante está unida a actitudes positivas hacia el grupo del idioma de destino y es un rico potencial para integrarse en aquel grupo o relacionarse con sus miembros.

    El modelo socio-educativo en la enseñanza reconoce que la lengua que se aprende está intrínsicamente ligada a los aspectos del comportamiento típico de otro grupo cultural, de modo que las actitudes hacia la comunidad del idioma de destino desempeñan un papel importante en el proceso de aprendizaje. Esto también reconoce el papel de aceptación de todos los signos culturales extra lingüísticos dentro el proceso de aprendizaje.

    Todas estas asociaciones relacionadas con la importancia cultural parecen relacionadas con la hipótesis de relatividad etno-lingüística en el grado que, teniendo una actitud positiva y abierta hacia los miembros del otro grupo y un deseo de aprender sobre sus actitudes culturales, el principiante podría establecer una correlación lógica con respecto a sus propios modelos culturales y lingüísticos, identificar factores sociales y psicológicos que puedan contribuir el aprendizaje del idioma extranjero. Un factor afectivo, de personalidad, de tolerancia y de ajuste cultural, son importantes a la hora de valorar y poner en práctica la teoría de la relatividad etno-lingüística

    De este modo llegamos a la certeza de que la lengua no es solo un vehículo para trasmitir mensajes, sino que todos los otros códigos culturales están insertados en su estructura y en su uso. Nos adherimos a la idea de que la lengua (Rodrigo 1999) es uno de los elementos distintivos de una cultura y, al mismo tiempo, es uno de los instrumentos de expresión de esta de la misma.

    Vista de este modo la unión entre la cultura y la lengua, el aprendizaje de una nueva lengua puede ser el puente necesario para llegar a una mentalidad intercultural. Llegar a la elaboración de una mentalidad intercultural solo se puede a través de un buen dominio de la segunda lengua, que nos permitirá, en fin de cuentas, acercarnos al "otro mundo", a sus gentes y a su cultura mediante de la comunicación.

    La competencia comunicativa intercultural no es otra cosa que el conjunto de habilidades emotivas y cognitivas que permiten que tengamos un comportamiento apropiado y eficaz en el nuevo contexto sociocultural, es decir, en el contexto sociocultural de la nueva lengua extranjera (Rodríguez 2005)

    Para lograr una verdadera competencia comunicativa intercultural es necesario conocer bien la otra cultura, no sólo desde el punto de vista lingüístico, sino también desde el punto de vista psicológico y de las unidades culturales típicas del país cuya lengua se estudia, sus valores éticos y estéticos. Sólo de este modo se puede mirar la realidad del otro, conocer su idiosincrasia.

    En este recorrido hacia la nueva cultura es importante que los estudiantes se liberen de todo tipo de esquemas, estereotipos y prejuicios en lo que se refiere a la otra cultura, pero también, y no menos importante, es que se liberen de todo tipo de actitudes etnocéntricas que le puedan impedir el acercamiento a la nueva cultura y que los transformará en personas más abiertas mentalmente.

    En todo proceso comunicativo, como lo es el proceso docente – educativo, entran en juego múltiples interpretaciones y relaciones significativas del hombre hacia la realidad. El análisis de las realidades socio culturales dentro de la clase de lengua, como proceso comunicativo es, en esta dimensión, un proceso creativo. La formación de un hombre culto: un reto.

    Para terminar, y a modo de resumen, quisiéramos retomar algunas del las ideas que hemos desarrollado en el presente trabajo. La idea fundamental que atraviesa toda nuestra reflexión es la importancia del binomio lengua – cultura durante el proceso enseñanza aprendizaje de la lengua extranjera. En nuestro caso hacemos hincapié en la importancia del español como lengua no sólo de comunicación, sino también de intercambio cultural entre los más de 400 millones de personas que lo hablan en casi todo el mundo.

    Al inicio del trabajo nos detenemos en algunos de los fundamentos más importantes de la glotodidáctica, específicamente en aquellos que tienen que ver con los aspectos de la enseñanza, así como en los que determinan el estudio del aprendizaje.

    Uno de los autores que tomamos como base en nuestro estudio es el profesor Paolo Balboni, de la universidad de Venecia, conocido cultor del tema y a quién en más de una ocasión citamos por la valía de sus reflexiones acerca de a interrelación entre cultura y lengua, así como por sus estudios sobre la comunicación intercultural extralingüística.

    Ya que tratamos el tema de la unión entre lengua y cultura nos permitimos dar algunas definiciones de cultura que pueden facilitar la comprensión de su estrecho vínculo con la lengua. Así mismo, tratamos de forma aproximativa en el marco de este pequeño estudio, el fenómeno de la teoría de la relatividad etno lingüística, que por su importancia, puede abrir el camino hacia la comprensión del concepto de competencia comunicativa intercultural.

    De este modo, en un primer intento por adentrarnos en el mundo de la competencia linguo cultural, hemos querido determinar algunos de los aspectos fundamentales en el largo camino que nos permite unir dos aspectos importantísimos en el acervo cultural de los pueblos: la lengua y su cultura, unidas, como en la ronda… como una flor… y nada más.

    BIBLIOGAFIA

    Libros y artículos

    BALBONI, P. (1999), Parole comuni culture diverse, Venezia, Marsilio.

    BALBONI, P. (2000), "La enseñanza de las lenguas extranjeras como intercambio de culturas", en SCHIBOTTO, G. (ed) (2000), Cuadernos de italianística cubana. La Habana, número 3, pp.20-23.

    CILIBERTI, A. (1994), Manuale di glottodidáctica, Firenze, La Nuova Italia.

    HARDING, E. y RILEY, P. (1998), La familia bilingüe, Madrid, Cambrige University Press.

    RODRIGO, M. (1999), Comunicación intercultural, Barcelona, Anthropos.

    RODRIGUEZ, R. M. (2005), "Lengua, cultura y competencia intercultural", en CALVI, M.V., CHIERICHETTI, L., SANTOS, J. (eds.) (2005), Percorsi di lingua e cultura spagnola, Milano, Selene Edizioni, pp.393-409.

    SANCHEZ, J. (1999), "Lengua y cultura. La tradición cultural hispánica", en VV:AA (1999), Lengua y cultura en el aula de F/LE, Madrid, SGEL.

    SAPIR, E. (1966), El lenguaje, México, Fondo de Cultura Económica.

    SAPIR, E. (1972), Cultura, lenguaggio e personalità, Torino, Einaudi.

    VIGNOZZI, L. (1999), "Introducción a la didáctica del italiano para extranjeros", en SCHIBOTTO, G. (ed) (1999), Cuadernos de italianística cubana. La Habana, número 1, pp. 18-28.

     

     

     

    Autor:

    Manuel Barriuso Andino

    Docente de lengua española

    Universidad de la Insubria

    Como, Italia.

    Fecha de realización.

    Abril 2006