Maia Neto (citada por Salas) encuentra en el cúbito tres formas diferentes de la cavidad sigmoidea. Genovés (1962) las considera diferencias sexuales. Las tres formas son: 1, superficie articular totalmente dividida que esta asociada al sexo masculino; 2, superficie articular con división incompleta, no asociada a ningún sexo y; 3, superficie articular no dividida asociada frecuentemente
al sexo femenino.
En el fémur podemos observar el ángulo que forma el cuello con la diáfisis, que es más pequeño en la mujer que en el hombre, siendo en él cercano a los 132º. Además de esto podemos observar dos caracteres muy relacionados que son buenos indicadores del sexo, según Salas y Brothwell[40]desarrollo de la línea áspera y la presencia del tercer trocánter, más frecuentes y marcados en el sexo masculino.
En la tibia, la epífisis distal femenina presenta las espinas divididas por una escotadura en dos tubérculos, uno interno y otro externo, mientras que el sexo masculino no.
Se ha establecido un método científico que consiste en el análisis matemático de la longitud total y de la anchura de los huesos, se le conoce como funciones discriminantes y tienen el valor de resolver casos dudosos, que por sus características pudiéramos ubicar en uno u otro sexo (López,1964).
DETERMINACIÓN SEXUAL POR EL PESO Y LAS MEDIDAS DE LOS HUESOS
Morel reporta los datos de un estudio realizado por él en donde considera la longitud y el peso de los huesos, tanto en fresco como en seco, cuyos resultados son muy seguros para la población francesa, con la que se efectuó. Si extrapolamos estas medidas a otras poblaciones sin haber calibrado qué tan próximas son, no sabremos cual es nuestro porcentaje de error, por lo que es recomendable hacer estudios locales.
DETERMINACIÓN SEXUAL EN INFANTES
Como es lógico, en los restos óseos infantiles todavía no se manifiestan todas las características sexuales del esqueleto, puesto que estas se adquieren en la pubertad. Sin embargo, varios investigadores hemos encontrado –hasta el momento– que el hueso coxal es el único que presenta dimorfismo sexual desde esta etapa.
Un estudio de Barbara Boucher (1957) calculando el índice isquio-púbico sobre radiografías de ingleses recién nacidos indica que en esta población hay diferencias, pero no generaliza su valor para otros grupos. De hecho es Genovés (1959) el primer autor que propone la determinación sexual en los restos infantiles a partir del hueso coxal.
Pompa (1975a), basandose en el trabajo de López (1971) encuentra, estudiando la población de Tlaltelolco, que el mismo criterio de las formas de la escotadura se puede aplicar también a infantes. Descubre además que las formas de la carilla auricular del coxal permiten la determinación del sexo tanto en adultos como en infantes. En el sexo masculino tiene forma de "L" y en el femenino de triángulo escaleno o forma de "C".
Paleodemografía
La paleodemografía es la reconstrucción de la demografía de las poblaciones desaparecidas en base al estudio de la demografía moderna[41]
A diferencia de la demografía actual que puede utilizar métodos de muestreo estadístico confiables o realizar conteos
totales (censos), la paleodemográfia tiene que hacerse en base a poblaciones muy pequeñas, cuya representatividad no hay forma de asegurar. Mientras menor sea el número de individuos, menos confiables serán los resultados.
Para contar el número de ejemplares, en el caso de individuos completos o con faltantes mínimas, simplemente se toma el número de éstos; en los casos de hallazgo de restos revueltos de muchas personas debemos de recurrir al conteo de piezas completas para estimar el número mínimo de individuos[42]esta técnica consiste en clasificar los huesos por unidad ósea y contar cuál presenta más elementos[43]
Wells[44]nos recuerda los riesgos que existen al realizar este tipo de conteos, puesto que se realiza el censo sobre el material que se extrajo, pero no quiere decir que se haya cubierto toda la zona que ocupó el hallazgo.
Partiendo del número de individuos y de su correspondiente edad y sexo podemos construir perfiles por edad y sexo, tasas de natalidad, mortalidad, fertilidad, tablas de esperanza de vida, y otras variables demográficas cuya naturaleza no aconseja incluir aquí. Simplemente recordemos que las tasas refieren un número (nacimientos, defunciones, enfermos, hijos, etc. por un número redondo de individuos –usualmente 10,000– en un periodo, por lo común de un año.
Las tasas de natalidad nos dicen cuántos individuos nacieron (en la proporción y lapso determinados), las tasa de mortalidad nos indican cuantos individuos murieron. Las de fertilidad indican el número de partos por mujeres en edad reproductiva, algo difícil de averiguar en los huesos porque el estudio del surco preauricular indica si una mujer tuvo hijos antes de morir, pero no podemos saber el número de ellos.
La edad que tenían al morir los indivduosos permite aproximarse al cálculo de perfiles de esperanza de vida, así como si existen diferencias sexuales significativas.
Determinación de la raza
INTRODUCCIÓN
Uno de los asuntos más problemáticos para el médico legal es el determinar la raza del individuo.
Si en ocasiones es difícil asignar a un individuo vivo a un grupo étnico, es mucho más complicado hacerlo a partir de un esqueleto o más aún de unos cuantos huesos aislados.
Al hablar de la raza del individuo, si bien es un carácter descriptivo importante, entramos en un campo muy peligroso puesto que muchos investigadores han tratado de eliminar la raciología, por considerar que las razas no existen y todos los individuos somos el producto de la mezcla genética de la multiplicidad de ellas; es verdad que no hay límites precisos entre las razas, pero sí hay núcleos típicos, sin embargo es muy comprensible el rechazo de quienes niegan las razas, pues tienen en cuenta el abuso y explotación del que han sido objeto sociedades enteras basándose en caracteres a veces muy visibles, pero sin significación verdadera.
Antes de hablar de razas y diferencias entre éstas, debemos definir lo que es la raza para lo cual utilizaremos el criterio que propone Comas[45]citando a Ernest Mayr, que la define como "una población que se diferencia de las demás por la frecuencia de ciertos caracteres y genes".
Las diferencias morfológicas entre las distintas razas justamente se dan por esta diferencia en la frecuencia de aparición de ciertos caracteres. Es importante mencionar que algunos de éstos no los podemos evaluar a simple vista, sino que tenemos que estudiarlos por métodos moleculares, como serían los tipos sanguíneos.
Nuestra determinación racial solo nos permite ubicar al individuo en tres grandes troncos, el caucásico o blanco, el negro o africano y el oriental o mongólico y las distintas mezclas entre estos tres elementos nos serán muy difíciles de diagnosticar.
La misma precaución que señalamos para la determinación del sexo es válida aquí, un solo cáracter no es suficiente y se deben tomar siempre los más posibles[46]
DETERMINACIÓN RACIAL EN EL ESQUELETO CEFÁLICO
Las partes más diagnósticas son el cráneo y la mandíbula, por lo que los trataremos primero.
La forma y propociones del cráneo nos permiten una primera aproximación: en los individuos del tronco caucásico es a menudo redondeada y corta (braquicéfla, aunque la dolicocefalia es característica de ciertos grupos), en los individuos de raza mogoloide es todavía más redonda –lo que da la impresión de que es grande– y en los individuos de raza negroide suele ser alargada y baja, por lo que parece pequeña.
La frente del grupo caucásico y oriental es vertical y con un desarrollo supraorbitario escaso o nulo, mientras que en los negroides es inclinada y los arcos supraorbitarios están bien marcados
La forma de la cara es otro carácter que podemos tomar en consideración para asignar al individuo a un grupo racial. En los caucásicos la cara generalmente es estrecha y larga y es muy rara la presencia del prognatismo[47]Las poblaciones mongólicas muestran caras anchas y cortas, con los malares proyectados hacia arriba y lateralmente y tienen prognatismo ligero. La población negroide esta caracterizada por presentar la cara estrecha, sin llegar a los extremos de los caucásicos y frecuentemente presentan un prognatismo marcado.
Los arcos zigomáticos tanto de los caucásicos como de los negros son poco promientes, en contraste con la población oriental en la que son muy prominentes y proyectados lateralmente.
En la nariz podemos observar varias características dentro de las que podemos destacar las espinas nasales, tanto superior como inferior, la forma del puente nasal y la apertura nasal.
La espina nasal inferior es puntiaguda y grande en la raza blanca; redonda y corta en la negra; en la oriental es corta y puntiaguda.
El puente de la nariz es alto, estrecho, deprimido y largo con la raíz elevada en la raza blanca; es intermedio y corto, con la raíz baja en el tronco oriental; ancho, bajo y de raíz hundida en la raza negra.
La apertura nasal en los caucásicos es estrecha y alta, en los orientales es medianamente estrecha y baja, y en los negros es ancha y alta.
En las órbitas podemos observar tanto su forma como la distancia intraorbitaria. Las órbitas caucásicas son ovaladas, las del tronco oriental son redondeas y las de los negros son cuadrangulares.
La distancia intraorbitaria es intermedia en la raza blanca, estrecha en la raza oriental y ancha en la raza negra.
El paladar es estrecho y moderadamente largo en el tronco caucásico; ancho, corto y en forma de "U" en la raza mongoloide, y ancho, rectangular y largo en la raza negra.
También observamos la mandíbula en su conjunto. Las mandíbulas europeas son generalmente parabólicas, de mentón prominente y ángulo mandibular (el que forman el cuerpo y las ramas ascendentes) cercano a los 90º; las de los mongoles tienen forma de "U" y un ángulo más abierto que el de los europeos; por último, las de los negros son rectangulares, con mentón claro pero poco saliente en su parte inferior, y tienen un ángulo semejante al de los mongoles.
A partir de la idea de que los caracteres métricos son mucho menos subjetivos que los morfológicos, diversos autores han tratado de correlacionar los principales índices[48]con cada una de las razas, lamentablemente, esta hipótesis ha demostrado ser totalmente impráctica, ya que hay representantes de cada clasificación en cada tronco racial. Citaremos sólo dos ejemplos de este fenómeno, clasifican como dolicocéfalos: españoles (raza blanca), esquimales (oriental) y hotentotes (negra), entre otros muchos; como braquicéfalos: alpinos (blanca), mayas (oriental) y yorubas (negra).
DETERMINACIÓN RACIAL EN LAS PIEZAS DENTALES
Los caracteres epigenéticos presentes en los dientes, en combinación con otros elementos nos pueden ayudar a determinar la raza del individuo.
Como mencionamos en el capítulo de análisis comparativo la expresión de estos caracteres tiene una frecuencia determinada en los diferentes grupos humanos.
Los incisivo en pala son un carácter muy frecuente en poblaciones orientales y americanas, son muy difíciles de encontrar en poblaciones caucasoides y negroides[49]
Al mismo tiempo en la población caucásica es muy frecuente encontrar el desarrollo del tubérculo de Carabelli en diferentes grados, lo que es muy raro para la población mongoloide[50]
DETERMINACIÓN RACIAL EN EL ESQUELETO POSTCRANEANO
Para el esqueleto postcraneano Morel[51]menciona el valor de algunos huesos para la determinación racial.
Las clavículas de los caucásicos suelen ser anchas, las de los negros estrechas y las de la raza amarilla medias[52]
Los omóplatos de algunos grupos mongólicos son marcadamente estrechos, mientras que los de los caucásicos son medios y los de los negros tienden a ser anchos[53]
En el húmero podemos encontrar que los europeos tienen éste hueso sumamente largo, al igual que los negros, mientras que en las poblaciones mongólicas es muy corto.
Los radios son cortos en los mongólicos, medios en los blancos y largos en los negros.
Los cúbitos son estrechos en los negros y anchos en los mongoloides y caucásicos.
En el fémur podemos encontrar tres tipos diferentes según Morel[54]el tipo blanco, que posee una cabeza robusta, medianamente voluminosa y con poco aplanamiento; el tipo negro se caracteriza por ser grácil, de cabeza pequeña y redonda y de cuello corto; por último, el fémur oriental posee una cabeza voluminosa, con un ángulo poco abierto con respecto a la diáfisis y en general con un aspecto grácil.
Se ha dicho que el aplanamiento de la tibia (platicnemia) es característico de la población negra, pero también se ha encontrado en mongoloides (los indios alakaluf, por ejemplo). Por ésta y otras razones me inclino por considerar que la platicnemia es más bien producto de hábitos posturales.
En los casos en que sólo da un valor para la raza y no da valores separados para hombres y mujeres coloqué el valor entre ambas columnas. Los valores no reportados los indiqué como un *.
PESO DE LOS HUESOS
El peso de los huesos nos puede ayudar a identificar la raza del individuo pues a talla igual existen diferencias significativas respecto a las razas.
En líneas anteriores hemos dicho que el esqueleto de la raza negra es proporcionalmente más grueso que el de la blanca, lo cual, como es obvio, equivale a decir en terminos generales los huesos de individuos de la raza negra serán más pesados, y ésta diferencia puede cuantificarse, sin olvidar que hay diferencias sexuales de tamaño.
Olivier ha hecho pesajes sistemáticos y llega a la conclusión de que en promedio el peso del cráneo seco femenino es de 430 gm en la raza blanca, mientras que en la raza negra es de 485 gm, de la misma forma considera que el peso del masculino es de 800 gm para el blanco y de 915 gm para la raza negra.
Es evidente que para utilizar el método de Olivier es necesario determinar primero el sexo del individuo y después pesar el cráneo para usar el resultado como indicio para la determinación de la raza.
Al estudiar el peso del cráneo en comparación con el de los fémures, Olivier encuentra también diferencias significativas entre blancos y negros. En este caso no se deben solamente al grosor de los huesos, sino sobre todo a la diferencia proporcional entre los distintos segmentos corporales porque, como es bien sabido, a igual estatura los miembros de los negros son más largos que los de los blancos.
Con esta base Olivier también propone la comparación del peso de ambos fémures con el del cráneo para determinar la raza, reconociendo igualmente las diferencias de sexo. Si los dos fémures pesan 30 gramos más que el cráneo, podemos suponer que el individuo masculino es de raza blanca; si pesan 130 gm más que el cráneo podemos suponer que se trata de un individuo masculino negro. Si el peso del cráneo y el de ambos fémures son casi iguales se considera que el individuo es del sexo femenino, sin que haya indicio sobre la raza.
Estatura
INTRODUCCIÓN
Uno de los criterios más importantes para individualizar al sujeto de estudio es su estatura[55]
En los adultos la estatura es uno de los rasgos más estables, solo existe una pequeña tendencia al decrecimiento de ésta en las personas de edad avanzada, como veremos al final del capítulo.
La estatura es un dato muy común y se registra en varios documentos, como el carnet de identidad y el pasaporte; además de ser un dato que aparece en la historia clínica, en algunas solicitudes de ingreso a instituciones policiacas y militares, al ser detenido un sujeto y otras ocasiones, por lo cual es un dato muy sencillo de obtener, y es otro de los indicadores que nos puede servir para identificar al sujeto.
La estatura de los infantes y subadultos es un parámetro de evaluación del crecimiento y desarrollo, por lo que también podemos obtenerla. Antes de concluir sobre la pertenencia o no de los huesos a determinado individuo debemos de considerar que los infantes y subadultos, al estar en crecimiento constante, pueden superar su estatura con mucha velocidad.
MÉTODOS PARA CALCULAR LA ESTATURA
Dependiendo del número de huesos de que dispongamos, podemos calcular la estatura con mayor o menor precisión.
Existen dos métodos para calcular la estatura que en vida tuvo el sujeto: el método aditivo y las fórmulas de regresión estadística (tanto para huesos completos como para incompletos).
MÉTODO ADITIVO
Cuando tenemos el esqueleto completo, podemos utilizar el método aditivo, que simplemente consiste en sumar la altura de todos los elementos óseos en su posición anatómica, obteniendo de esta forma algo aproximado a la altura total.
Para utilizar el método aditivo, simplemente sumamos las siguientes dimensiones, propuestas por Morel (1964)[56] que son: altura del cráneo, la altura del cuerpo de todas las vértebras e excepción de la C1, altura de la primera vértebra sacra, longitud fisiológica del fémur, longitud máxima de la tibia sin espinas y el calcáneo articulado con el astrágalo.
Para tomar en cuenta las partes blandas –espesor de los cartílagos, discos intervertebrales, piel y cuero cabelludo, que entre todos le dan un poco más de altura al sujeto en vida– Morel recomienda sumar y restar 2.05 cm a la suma total y construir con estos datos un intervalo de estatura posible.
Si bien este es un método sencillo para determinar la estatura tiene, como otros, sus propios problemas.
El primero consiste en que para aplicarlo es imprescindible disponer de todos los huesos clave, sin que falte ninguno, lo que no siempre se consigue.
El segundo es que no podemos calcular el grosor real de las partes blandas. Aunque Morel sugiere una cantidad fija, la verdad es que estas dimensiones son sumamente variables y su estimación (presumiblemente estadística) está sujeta a un amplio rango de variación.
El tercer problema que se presenta es que no podemos calcular el grado de las curvaturas de la columna vertebral que, como es bien sabido, disminuyen la estatura del sujeto desde un poco hasta varios centímetros.
FÓRMULAS DE REGRESIÓN ESTADÍSTICA
Cuando no tenemos el esqueleto completo, como sucede en la mayoría de las ocasiones, hay que recurrir a los cálculos de la estatura a través de fórmulas de regresión estadística.
Es sabido que los distintos segmentos corporales guardan una relación muy estrecha con la estatura total del individuo.
Ahora bien, diversos autores han medido la altura total de los cadáveres y luego han medido la longitud de los huesos largos, usando estas cifras para establecer las ecuaciones de regresión.
Dentro de los estudios más destacado de este tipo, tenemos los de Manouvrier quien, a finales del siglo pasado, elaboró tablas para los huesos largos a partir de cadáveres franceses.
Si bien las tablas de Manouvrier se difundieron por todo el mundo y han sido muy generalizadas, presentan el problema de que su muestra era una población blanca, por lo cual al aplicarse a individuos de raza negra o de raza oriental proporcionaban resultados poco fiables.
En Estados Unidos, Trotter y Glessler calcularon tablas para ambos sexos y para las tres razas. Al tomar en cuenta tanto la raza como el sexo del individuo, estas tablas, son mucho más apropiadas que las de Manovrier.
Trotter y Glessler, que asienta Brotwhell (1987)[57], pero el lector puede consultar para una población latina con mayor aproximación a la realidad las tablas de Genovés (1964).
Para calcular la estatura a partir de estas fórmulas debemos utilizar la longitud fisiológica de los huesos sustituyendo su valor en la fórmula correspondiente (multiplicándolo por la cifra a la izquierda del paréntesis y sumando a este producto el último elemento de la fórmula). En el cuadro las fórmulas que aparecen primero dentro de cada grupo tienen un error estandar menor que las subsiguientes. Se recomienda, siempre que se pueda, utilizar las primeras o bien, usar tantas como sea posible y promediar todos los resultados
Sin embargo, reconociendo que las tablas de Trotter y Glessler son bastante precisas, Genovés (1964), al estudiar su aplicación a la población mexicana, se dio cuenta de que todavía existían ciertas diferencias entre los cálculos hechos con las tablas de Trotter y Glesser y las calculadas por él en base a la disección de cadáveres en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Aútonoma de
México, por lo cual se recomienda hacer estudios locales de cadáveres para poder determinar la estatura con mayor precisión.
DETERMINACIÓN DE LA ESTATURA A PARTIR DE FRAGMENTOS DE RESTOS ÓSEOS
Para calcular la estatura a partir de huesos fragmentados debemos de identificar a qué hueso pertenece el fragmento, qué porción del hueso es y, si es posible, la raza y el sexo al que pertenece el individuo.
Al igual que para los restos óseos completos, se han elaborado ecuaciones de regresión para calcular la estatura a partir de fragmentos.
Como el lector supondrá, los datos obtenidos a partir de fragmentos son menos confiables, pero nos pueden dar una idea de la estatura que tuvo en vida el sujeto.
Krogman e Iscan (1986[58]mencionan dos estudios que se han hecho para los restos óseos fragmentados, que son el de Müller y el de Steele y McKern.
Müller (1935) estudió 50 radios y 100 tibias y húmeros de la población alemana para obtener sus ecuaciones de regresión. Éste autor divide el húmero en 6 segmentos que él denomina de la a la f. Localiza los primeros en la epífisis proximal: (a) la porción más proximal de la cabeza, (b) la más distal y el punto (c) es la convergencia de las áreas de inserción muscular por debajo del trocanter mayor. En la epifisis distal, él señala los puntos d, e y f que corresponden, (d) con el márgen superior y (e) el inferior de la fosa olecraneana y el f es el punto más distal de la tróclea.
En el radio, define 5 cortes de la a a la e, también aquí los tres primeros pertenecen a la epífisis proximal y los dos últimos a la epífisis distal. Los puntos a y b corresponden, respectivamente, a la porción más proximal de la cabeza (a) y a la
más distal (b), siendo el c el punto medio de la tuberosidad radial; el punto d corresponde a una línea trazada a la altura de la epífisis distal y el e a la apófisis estiloides.
Divide a la tibia en 8 segmentos, cuatro proximales y otros cuatro distales. La línea a cruza por encima de las eminencias intercondíleas, la b se encuentra cercana a las eminencias intercondileas, la línea c pasa por debajo de la tuberosidad y la línea d pasa por el extremo proximal de la cresta tibial anterior, en la epífisis distal la línea e pasa por debajo de la circunferencia tibial mínima, la f por la epífisis distal, la g a nivel de la superficie articular con el calcáneo y la h por debajo del maleolo externo.
A partir de estos segmentos, establece ecuaciones de regresión para calcular la estatura, lamentablemente como no toma en cuenta el sexo y la raza del individuo, los resultados tienen un márgen de error amplio.
Krogman e Iscan (1986)[59] también nos reportan los trabajos de Steele (1969) y de Steele y McKern (1970), quienes usan el fémur, la tibia y el húmero para formular sus ecuaciónes de regresión.
Al igual que Müller, ellos definen segmentos correspondientes a las epífisis proximales y distales de los huesos largos.
Dividen el húmero en 5 secciones denominadas del 1 al 5. La 1 y la 2 se corresponden con las a y b de Müller respectivamente, la 3 y la 4 se corresponden con la d y e al igual que la 5 con la f.
Dividen la tibia en 6 segmentos limitados por líneas. La línea 1 pasa por el segmento más proximal de la mitad lateral del cóndilo, la 2 por el punto más proximal de la tuberosidad tibial, la 3 por el punto de confluencia de las líneas extendidas desde el punto superior de la tuberosidad, la 4 por el punto donde la cresta anterior cruza el borde medial y la 5 es el punto inferior del margen proximal de la superficie articular con el calcáneo, que se corresponde con el punto g de Müller y, por último, el punto 6 que se corresponde con el punto h de Müller.
En el fémur establecen cinco segmentos, el 1 y 2 en la epífisis proximal correspondientes al punto más proximal de la cabeza y al punto medio del trocanter menor, localizan el segmento 3 a nivel de la terminación de la línea áspera, el 4 cruza por encima de ambos cóndilos por arriba del maleolo medial y el 5 lo localizan en el punto más distal del maleolo medial.
Como ventaja del trabajo de Stele y McKern sobre el de Müller, tenemos que toman en consideración tanto la raza como el sexo, por lo cual sus datos son más confiables.
Lamentablemente sólo se han hecho estudios para el húmero, el radio, la tibia y el fémur y no existen estudios para el cúbito y el peroné.
En la figura presento los niveles de corte propuestos por Müller y Steel y McKern y en el cuadro 12 aparecen las ecuaciones de regresión para calcular la estatura a partir de los diversos segmentos propuestos por Steele y McKern (citados por Krogman e I_can, 1986:332-5), el error estandar está reperesentado como E.S.
Para usar las ecuaciones de regresión se deben de sustituir los números correspondientes con la longitud del segmento o los segmentos (anotado entre paréntesis), multiplicarlos y sumar la cifra correspondiente.
DETERMINACIÓN DE LA TALLA EN RESTOS ÓSEOS SUBADULTOS
La determinación de la talla en los restos óseos infantiles es mucho más difícil que en los adultos, puesto que en los infantes tenemos una serie de problemas que no presentan los segundos. El primer problema que ofrecen los restos óseos subadultos, es que no tenemos fusionadas las epífisis y las diáfisis, lo que aumenta la probabilidad de que solo tengamos una u otra. Otro problema que presentan es que tienen un ritmo de crecimiento muy variable, Krogman e Iscan 1986:338[60]describen 4 periodos del crecimiento.
El primer periodo abarca desde el nacimiento hasta que se cumple un año de vida y se caracteriza por un crecimiento muy rápido. El segundo periodo comprende del primero al sexto año de vida, se caracteriza por una desaceleración del ritmo de crecimiento, que se estabiliza durante el tercer periodo, de los seis a los diez años. El cuarto, en el sexo femenino va de los diez a los quince años, mientras que en el masculino abarca hasta los dieciseis; se caracteriza por un gran incremento en el crecimiento, alcanzando en esta etapa el 95% del tamaño adulto, los huesos largos adquieren la forma de subadultos.
En el cuadro 13 (en la página 109) aparecen las ecuaciones de regresión propuestas por Krogman e Iscan (1986:337) basándose en la longitudud de las diáfisis de los 6 huesos largos. Si el lector observa el texto de estos autores, notará que existen muchas ecuaciones de regresión basados en diferentes estudios: en vivo, en cadáveres, tomando en cuenta el sexo y la raza a diferentes edades, lamentablemente todos ellos tratan sólo algunos huesos, mientras que Krogman e Iscan manejan los seis huesos largos.
CAMBIOS EN LA ESTATURA EN LAS PERSONAS DE EDAD AVANZADA
En las personas de edad avanzada, como resultado del envejecimiento, se dan cambios de origen degenerativo, por ejemplo, la conocida "joroba del anciano" o cifosis.
Eugen Giles realizó un estudio de los cambios degenerativos, tanto en hombres como en mujeres, calculando el coeficiente de disminución de la estatura desde los 46 hasta los 85 años, encontrando que a los ochenta y cinco años ya la diferencia entre ambas estaturas es de aproximadamente 5 cm.
Si el lector observa el cuadro 14 con cuidado se dará cuenta de que las mujeres empiezan a sufrir los cambios degenerativos un poco más tarde que los hombres y en ellas son mucho menos notorios.
Osteobiografía
INTRODUCCIÓN
La osteobiografía, según la define Saul, "es el estudio del esqueleto humano apoyado en datos históricos, arqueológicos, etnográficos y etnohistóricos"
A lo largo de toda su vida, el individuo interactúa con el medio ambiente y, de la agresividad de éste depende que las huellas que deje sobre el individuo serán temporales o permanentes.
La osteobiografía se enfrenta con el gran problema de que para que las huellas que deja el ambiente sobre el individuo afecten a los huesos (y por lo tanto se manifiesten en los restos óseos), se necesita que la agresividad del ambiente sea bastante grave. Tomemos el ejemplo de una simple gripe: ésta, obviamente, no producirá alteraciones en el esqueleto por lo cual nos será imposible determinar si el sujeto la padeció. Pero si tomamos como ejemplo una caída que le produjo al sujeto una fractura, es claro que podemos diagnosticar muy fácilmente en el esqueleto seco este tipo de agresión.
Este tipo de huellas o marcas son el punto de partida para reconstruir la biografía del individuo a partir de restos óseos, en lo que Saul considera la "lectura" del esqueleto.
Para interpretar éstas relaciones, el antropólogo cuenta con dos tipos de indicadores que son, los directos (específicos de alguna patología particular) e indirectos (signos de estrés).
Obviamente si podemos reconstruir la biografía del individuo a través del análisis del esqueleto, estaremos en condiciones de comparar nuestra información con un expediente del individuo al que tratamos de identificar y podemos suponer razonablemente si es o no quien se sospecha.
Salas y colaboradores (1988), utilizando dicho tipo de razonamiento, lograron identificar positivamente a varios oficiales caídos en la batalla del Molino del Rey (Chapultepec, México) en 1847.
OSTEOPATOLOGÍA
La osteopatología es el estudio de las enfermedades que se manifiestan en el esqueleto. Es importante destacar que muchas afecciones del ser humano no sólo afectan los huesos, sino todo el organismo en su conjunto, como es el caso de la sífilis o la tuberculosis, pero el osteólogo sólo cuenta con huesos para estudiar las poblaciones antiguas.
Wells (1964)[61] cree que la enfermedad no es un hecho al azar, sino que es el resultado de la ruptura del equilibrio entre la parte biológica, física y social.
Esta concepción es un poco mecanicista, si bien en estudios modernos de patología, infectología y epidemiología se ha encontrado que en buena parte, las enfermedades son favorecidas por la ruptura en alguno de estos puntos, aunque no es el único factor que provoca la presencia de alguna de estas enfermedades.
Aparte de que sólo algunas enfermedades dejan huellas en los huesos, es de resaltar el hecho de que varias enfermedades dejan en el material huellas muy parecidas, por lo que a veces es muy difícil identificar exactamente el tipo de patología que afectó a un individuo. Recientemente se ha incluído en algunos estudios el uso de técnicas histológicas modernas que han permitido separar, en algunos casos, enfermedades que a simple vista parecían iguales, sin embargo siguen sin poderse separar patologias muy similares, tal es el caso de la sífilis congénita y el frambesia (yaws).
A continuación mencionaré los principales grupos de afecciones que dejan huella en el material óseo (especialmente las de fácil diagnóstico, además de que son las más frecuentemente encontradas).
TRAUMATISMOS
Tal vez el grupo más fácil de identificar sea el de los traumatismos, que incluye fracturas y dislocaciones.
En las fracturas se pueden reconocer dos formas, las que se han atendido y las que no lo fueron. Las que si fueron atendidas generalmente están reducidas, por una inmovilización adecuada, a una unión conveniente de los extremos del hueso. Este tipo de fracturas sólo se puede diagnosticar al radiografiar los huesos, donde aparecen como una línea blanca.
Es importante mencionar la magnitud de las fracturas puesto que las muy complicadas con frecuencia no sólo se parte el hueso en dos, sino que se producen varios fragmentos y astillas que tienden a desintegrarse, de manera que se pierde parte del hueso. En ocasiones solamente se pueden conciliar los extremos, pero se pierde algo de hueso que se desintegrará posteriormente, en éstos casos se observan los dos extremos correctamente unidos y el hueso será de menores dimensiones que el homólogo del lado opuesto.
En los casos de las fracturas no tratadas, generalmente se da una consolidación en "acabalgamiento" que consiste en la fusión de los dos extremos con el desplazamiento que sobre la fractura produjo la contracción muscular y un tejido periostal que se conoce como callo óseo.
En los individuos infantiles y juveniles se producen con frecuencia fracturas conocidas como "en tallo verde", son fracturas que no seccionan al hueso entero, sino que sólo se rompe la mitad de él[62]
Las dislocaciones son pérdidas de relaciones anatómicas entre sincondrósis y se observan en el material como punteo en ambas caras articulares donde se produjo.
Las amputaciones han sido muy poco estudiadas y sólo existen reportados un par de casos[63]en ambos se trata de antebrazos que presentan características muy similares, existencia de fusión a la altura del extremo distal de ambos huesos con neoformación de un callo óseo que cubre ambos extremos.
ENFERMEDADES ARTICULARES
Aunque muchas personas relacionan las enfermedades articulares con los ancianos, también se encuentran en individuos juveniles.
Estas enfermedades son cambios degenerativos en las superficies articulares. Abarcan diversos grados que van desde un simple desgaste hasta la formación de rebordes óseos (osteofitos) alrededor de la zona afectada o, en casos severos, pérdida funcional del miembro afectado (anquilosis).
Se definen cuatro grados de osteofitosis que varían del 0 al III. El grado 0 es la ausencia total de osteofitos. El grado I o estado de osteofitos intermitentes se caracteriza por el desarrollo de excrecencias en uno o varios sitios que no ocupan todo el borde de la articulación. El grado II corresponde a osteofitos continuos con algunos cambios poróticos. El grado III es la labiación osteofítica con porosis extendida y posible eburnación de la articulación. Aunque en la ilustración se ejemplifican con vértebras, son válidos para cualquier otra articulación.
El origen de las enfermedades osteoarticulares es muy diverso, puesto que influyen de manera importante factores sociales y genéticos. Dentro de los factores sociales encontramos las condiciones de vida, de salud y de ocupación del individuo.
Un grupo de investigadores pensamos que la etiología de estas alteraciones está directamente relacionada con la sobrecarga mecánica producida por la repetición de un movimiento constante durante el desempeño ocupacional o profesional.
En el capítulo Determinación de la profesión trataré con más detalle el valor de los osteofitos para identificar la deformación profesional.
La artritis traumática se da en los lugares donde existió una fractura o una dislocación.
Otro tipo de alteración de las articulaciones es la gota, que es un defecto del metabolismo de las porfirinas de los nucleótidos, que consiste en la acumulación de ácido úrico en los miembros, sobre todo inferiores, que se refleja en los huesos como una afección generalizada (osteomielitis).
ENFERMEDADES DE LOS MAXILARES Y DIENTES
Las enfermedades de los maxilares son muy comunes para el lector pues creo que es rara la gente que nunca ha necesitado ir al dentista por algún problema de los que se incluyen en este grupo.
El ejemplo clásico de las enfermedades dentales es la caries, que es una excavación en los dientes producida por el Streptococcus mutans, dependiendo del tiempo que éstos tengan para actuar será el diámetro y la profundidad de la excavación. Aunque la caries más clásica es la caries coronal, también se pueden localizar en el cuello (caries cervicales).
Otro problema muy común son los abscesos, infecciones que se forman en los maxilares en la región apical de la raíz dental, frecuentemente como secuela de una infección dentaria.
También es común encontrar que faltan dientes puesto que con todo y la firmeza con que están sujetos a los maxilares que los contienen, por situaciones de desnutrición o de degeneración del hueso, se aflojan y caen. La perdida también puede deberse a que se rebasa el límite de presión mecánica.
La reabsorción alveolar se presenta en las personas de edad avanzada, principalmente consiste en la absorción de los maxilares y la mandíbula que van dejando al descubierto las raíces de los dientes, facilitando su pérdida.
En los casos extremos se reducen a huesos delgados y sin dientes.
Se pueden distinguir los dientes perdidos en vida y los perdidos posteriormente porque en los primeros se encuentra una reabsorción alveolar que va rellenando el alveolo con tejido
granular –cuando esta en fase de cicatrización– o si ha pasado el tiempo, se observa que el alveolo esta completamente lleno, además de que el borde alveolar ha desaparecido del todo al reabsorberse.
La independencia de los genes que controlan el tamaño de la dentadura y de los huesos en los que se insertan produce a veces que los dientes se encimen o que no broten por falta de espacio. El que no broten aunque se hayan formado se manifiesta radiológicamente por los dientes en estado de desarrollo abajo de la superficie alveolar.
Para el médico legal es importante el estudio del deposito del sarro puesto que es un buen indicador del uso de la dentadura siendo muy delgado y poco presente en las personas que mastican mucho y muy grueso en personas que utilizan poco su dentadura (Dávalos, 1970)
ENFERMEDADES VENÉREAS
Si bien existen más de 15 enfermedades de transmisión sexual reconocidas producidas por virus, hongos, protozoarios y bacterias, solo las producidas por treponemas pueden alterar el esqueleto (sífilis venérea y endémica y yaws)[64]. Se han encontrado en todo el mundo.
Existen dos tipos diferentes de sífilis, la congénita y la adquirida. La sifilis adquirida se trasmite en el contacto sexual y se manifiesta en el cráneo como destrucción de la tabla externa y media y en casos severos destrucción de las tres tablas; en los huesos largos como una periostitis generalizada y produce en la tibia un encorvamiento anteroposterior conocido como tibia en sable.
La sífilis congénita es trasmitida de la madre infectada al hijo y produce una triada de alteraciones conocida como lúes sifilítico que consiste en: malformaciones dentales (dientes de Hutchinson), puente nasal con forma de "silla de montar" y tibia en sable, mencionada anteriormente.
INFECCIONES GENERALES
Las infecciones generales de los huesos son inflamaciones que pueden afectar el tejido esponjoso (osteomielitis), el tejido compacto (periostitis) o a ambos (osteitis). Éstas se pueden diagnosticar por un engrosamiento del tejido afectado, con encurvamiento en algunos casos específicos.
TUMORES ÓSEOS
Los tumores óseos no siempre son malignos pueden ser también benignos. Los benignos u osteocondromas se desarrollan a veces desde la niñez o la adolescencia y aunque son crecimientos óseos anormales no molestan al individuo.
Los tumores malignos, conocidos como osteosarcomas, producen diversos tipos de molestias según la región en donde se localicen, pudiendo en algunos casos paralizar una sección corporal. Estos tumores se extienden con relativa facilidad a los huesos vecinos.
Los tumores se pueden apreciar como excrecencias óseas de diversas dimensiones y de forma irregular.
ALTERACIONES DEL METABOLISMO
Las alteraciones del metabolismo se producen por deficiencia de una sustancia o de una glándula endócrina, que da como resultado en el material óseo transtornos en el desarrollo.
En relación con las hormonas hipofisiarias existen dos entidades claramente distinguibles, la acromegalia y la acondroplasia.
La acromegalia se caracteriza por un desarrollo exagerado de los huesos de las extremidades y de la región facial, lo que produce sujetos con cara y manos desproporcionadas con el resto del cuerpo.
La otra patología es el enanismo acondroplásico, caracterizado por la baja estatura del sujeto y una cabeza muy grande desproporcionada con el resto del cuerpo, las epífisis son más o menos normales pero las diáfisis sumamente cortas dan la impresión de que no corresponden entre sí.
La etiologia de ambas ésta relacionada con la producción de la hormona adenohipofisiaria del crecimiento, en exceso para la acromegalia y en defecto para la acondroplasia.
No se debe confundir el enanismo acondroplásico con el pituitario que produce a individuos de pequeñas dimensiones, pero de proporciones normales.
De las patologías de origen incierto, es obvio que no conocemos su origen, sólo existen dos patologías de este tipo, la enfermedad de Patget y la displasia fibrosa. La enfermedad de Patget se caracteriza por el engrosamiento de uno o más huesos, generalmente después de los 50 años. La displasia fibrosa se caracteriza por una fragilidad extrema del esqueleto producida por deficiencias en el almacenamiento y formación del hueso.
PATOLOGÍAS DE ORIGEN CONGÉNITO
Las patologías de origen cóngenito nos pueden servir para conocer el grado de endogamia (casamientos con miembros de la misma comunidad) o exogamía (casamientos con miembros de otra distinta) puesto que muchas de estas patologías sólo se manifiestan en la homocigosis.
Si encontramos una alta frecuencia de éste tipo de enfermedades dentro de un grupo podemos suponer que estamos tratando con una comunidad altamente endógama; si, al contrario, encontramos muy baja frecuencia o no encontramos enfermedades congénitas, podemos suponer que se trata de una comumidad exógama.
De las patologías autosómicas recesivas (que sólo se manifiestan en homocigosis) sólo se conocen con certeza 4 tipos: enanismo acondroplásico (ver arriba errores en el desarrollo), sacralización lumbar, fusión de vértebras y polidactilia.
La sacralización lumbar consiste en la fusión de las últimas vértebras de la región lumbar al sacro produciéndole al individuo portador una limitación funcional en la región sacra.
La fusión congénita de vértebras consiste en la fusión de dos o tres vértebras de cualquier segmento de la columna.
La polidactilia es la existencia de dedos supernumerarios, es difícil de diagnosticar, a menos de que estemos absolutamente seguros de que no hubo revoltura de entierros.
Existen otras anomalías como la dislocación congénita de la cadera, el labio leporino o el labio-paladar hendido. Estas deformidades congénitas de las articulaciones producidas de manera multifactorial, al estar controladas por varios genes más los efectos aditivos del medio ambiente, no nos son útiles para determinar el grado de endogamia o exogamia, pero sí para identificar a individuos de los que se sepa las hayan padecido.
INDICADORES DEL ESTRÉS EPECÍFICO
Los indicadores del estrés específico, son una serie de patologías producidas por desbalances dietéticos (Civera 1986:338).
La importancia de estas enfermedades y lo que les da valor como indicadores, es que presentan una fase activa y otra cicatrizada, lo que nos permite inferir si un individuo al momento de la muerte estaba afectado por una deficiencia en la dieta o no.
La criba orbitaria es una serie de perforaciones en el techo de las orbitas producida por la anemia cuya etiología es la falta de hierro (Márquez, 1982a:109).
La espongio-hiperostosis que se caracteriza por la forma coralina que adquieren los parietales y el techo de las órbitas durante su fase activa y por un puntilleo en las mismas zonas, en la fase cicatrizada[65]Esta patología se produce por los efectos combinados de anemia y falta de calcio, fósforo y vitamina B.
El escorbuto se manifiesta en los huesos por la hemorragia subperiostal que en estado latente se observa como derrames en los huesos y en estado osificado como engrosamientos en la zona afectada, es producido por la falta de vitamina C (Márquez, 1982 a y b).
La falta de síntesis de vitamina D en la piel del ser humano –que para activarse necesita los rayos ultavioleta del sol– presenta dos variantes cuyos resultados son muy diferentes dependiendo de la edad a la que se presente. El raquitismo afecta a los individuos infantiles, produciendo en general retrasos en el crecimiento, encorvamiento de los huesos (principalmente el fémur) y, sobre todo, los huesos son más frágiles. En el cráneo podemos encontrar un abultamiento del frontal y un paladar sumamente alto. La misma carencia vitamínica se manifiesta en en los adultos como osteomalacia, dolencia que se caracteriza por la pérdida de la dureza de los huesos con las posibilidades de deformación que esta carencia pudiera producir, por eso los individuos en las latitudes extremas necesitan baños de luz artificial y de rayos ultravioleta para no ser afectados por dicho padecimiento[66]
INDICADORES DEL ESTRÉS EPISÓDICO
Los indicadores del estrés episódico se forman durante el crecimiento como resultado de la interrupción temporal del mismo (Civera, 1986:396-398), provocada por una situación de estrés que puede ser una hambruna, una epidemia, problemas sociales u otras alteraciones. Cuando desaparece el estrés el individuo vuelve a crecer, pero en él se marcan de manera temporal o permanente estas detenciones.
A diferencia de las enfermedades óseas que tienen un origen específico, los indicadores del estrés episódico no tienen una causa única asociada, simplemente se producen cuando el indivuduo atraviesa por periodos adversos.
HIPOPLASIA DEL ESMALTE
En los dientes se pueden formar microdefectos y líneas de hipoplasia, los microdefectos del esmalte son manchas desordenadas en la dentadura. Las líneas de hipoplasia son líneas, bandas o incluso fosas horizontales. Ambos indicadores se notan como partes amarillentas en el esmalte dentario.
LÍNEAS DE HARRIS
En los huesos largos y planos se forman líneas transversas que se conocen como líneas de Harris[67]que son líneas que se observan generalmente en las radiografías de los huesos aunque
Mansilla (1977)[68] reporta casos en donde se observan a simple vista en el tejido esponjoso, cuando las epifísis están rotas.
La misma autora reporta que son más fáciles de encontrar en los huesos largos y de entre ellos en la tibia izquierda es donde se observan más fácilmente.
En recientes experimentos se ha demostrado que las líneas de Harris pueden desaparecer cuando el estrés que las produce se elimina por completo.
Estos indicadores nos permiten determinar la edad aproximada y la severidad de las condiciones en las que se presentó la detención del crecimiento.
Para determinar la edad a la que sucedió el estrés en el caso de los huesos largos,citando a Wells, propone el estudio de las distancias entre las líneas de Harris y las epifísis.[69]
Las líneas de hipoplasia del esmalte se pueden manejar utilizando el método creado por Scott y Symon citado por Márquez (1982b)[70] que consiste en dividir cada diente en tres partes y conociendo el desarrollo de cada diente y las edades aproximadas a las que alcanza dicho desarrollo se puede determinar la edad de la crisis.
Si sabemos que los microdefectos dentales y las líneas de hipoplasia una vez formados ya no desaparecen mientras que las líneas de Harris si lo hacen podemos, al comparar el número de cada una, saber sí mejoraron o no las condiciones de vida. Suponiendo que al mismo tiempo se forman los dos indicadores, al mejorar las circunstancias el número de líneas de Harris disminuye (llegan a desaparecer), al encontrar más líneas de hipoplasia que de Harris podemos suponer que el individuo tuvo periodos de mejoría alternados con otros de estrés, a diferencia de otro caso en el que encontremos una frecuencia muy similar de ambos indicadores, nos pudiera señalar que el estrés fue constante.
CARACTERÍSTICAS CULTURALES
Según Saul, las alteraciones de forma de los huesos producidas por motivos culturales son parte de la osteobiografía.
El encontrar restos con características culturales es un indicio seguro para el médico legal de que los restos óseos son de antigüedad suficiente para salir de su campo de estudio, sin embargo debe conocerlos para poder identificarlos y desechar estos materiales.
El esqueleto nos puede decir mucho acerca de las prácticas culturales de las poblaciones desaparecidas, ya que algunas de las deformaciones corporales que se practicaban también afectaban al hueso.
DEFORMACIÓN CRANEANA
Una de las prácticas más comunes en la antigüedad fue la deformación craneana, que consistió en alterar el contorno de la cabeza utilizando diversos aparatos.
Es importante mencionar que varios de los casos de deformación craneana, no se deben a una alteración "estética" sino, a una alteración accidental. Tal es el caso de los pieles rojas, todo el mundo ha visto la imagen de la mujer con el niño en la espalda y dentro de una cuna, sujeto por la frente con una banda. Esto producía una deformación craneana aunque los indios no lo supieran.
Existen principalmente tres aparatos para producir la deformación craneana, las tablas, las vendas y las cunas.
Podemos clasificar la deformación craneana por el aparato deformador: las tablas producen un aplanamiento en el frontal y en el occipital; las bandas producen una deformación anular uniforme y las cunas producen un aplanamiento en el occipital y una depresión transversal en el frontal (cuando se usa combinada con una banda).
El segundo criterio para clasificar la deformación craneana es el sentido que toma el cráneo deformado, lo que depende en gran parte de la manera en que se aplicaban los aparatos. Si el cráneo se deforma desplazando su volumen directamente hacia arriba (y secundariamente hacia los lados), se produce una deformación erecta, para lo cual los dos elementos del aparato se ponían verticales y paralelos. Cuando el cráneo se dirige hacia atrás se habla de una deformación oblícua, que se consigue cuando el elemento de la frente se colocaba inclinado de abajo hacia arriba y atrás, casi siempre más alto que el de la parte posterior, que en general tiene la misma orientación que el anterior.
Dembo e Imbelloni (1938)[71] proponen, además de la observación de los cráneos el estudio del polígono de Klaatsch, que es una representación gráfica del desplazamiento que sufren algunos puntos antropométricos (básion, glabela, bregma, lambda, inion, opistion y basion) con respecto a los sitios que ocuparían en un cráneo sin deformar, y en los ángulos que forman las líneas que unen los puntos desplazados. Cada tipo de deformación se define como un rango de variación angular en este polígono.
TREPANACIÓN
La trepanación fue una práctica mundial, consistía en cortar una porción de la bóveda craneana utilizando diversos métodos dentro de los que destacan el taladrado y los cortes.
Aunque no se sabe exactamente cuál era la intención al realizar la trepanación (se han propuesto fines curativos, mágicos y religiosos), sabemos que varios individuos sobrevivieron a ella puesto que se han encontrado cráneos con el callo óseo cicatricial.
MUTILACIÓN DENTARIA
Otra práctica cultural que se encuentra en gran parte del mundo fué la mutilación dentaria. Consistía en alterar el contorno de los dientes ya sea limándolos o bien realizando incrustaciones (en algunas partes ha sido "resucitada" recientemente). La mutilación dentaria se practicaba en la dentadura adulta.
La mutilación dentaria fue clasificada por el profesor Javier Romero, quien propuso un sistema en el cual a cada tipo de alteración se le asignó una letra mayúscula de la A a la G y a las variantes de cada una se le dio un número. Con este sistema podemos ubicar incluso tipos de mutilación que el profesor nunca conoció
DEFORMACIONES POSTCRANEALES
La deformación de los pies sólo se ha encontrado en China y consiste en vendar fuertemente los pies de las damas de la nobleza. Esto producía que los pies crecieran incurvándose.
Una deformación similar produjo el corsé en las mujeres europeas de siglos pasados y quedó testificado como una deformación de las costillas.
Otros pueblos (tanto en África como en Birmania) han producido la deformación de mujeres con "cuello de jirafa". Consiste colocar aros que rodean el cuello, comenzando por llenar toda la longitud natural de éste entre los hombros y la cabeza, pero agregando aros de tiempo en tiempo, para que el cuello se estire, lo que produce una separación paulatina de los cuerpos vertebrales contiguos y, debido a que los aros forman un soporte permanente, hay atrofia parcial de las vértebras y de los músculos del cuello. Desconozco si se ha hecho un estudio osteológico del caso, pero es de suponer que se encontrarían disminuidas todas las vértebras cervicales.
Determinación de la profesión
INTRODUCCIÓN
Uno de los datos que más puede ayudar a la policía en sus investigaciones es el determinar la profesión del sujeto. Es todavía un asunto insuficientemente estudiado y todavía dentro de la comunidad antropológica existen varios detractores de la posibilidad de hacer estas determinaciones.
Los investigadores que creemos que se puede inferir, en ciertos casos, a que tipo de ocupación se dedicaba el individuo, pensamos que en algunas ocasiones diversas posturas y la utilización de ciertas partes del cuerpo repetidas constantemente, pueden llegar a producir a niveles óseos una deformidad observable.
Si el lector se da cuenta, estamos hablando de un tipo de ocupación y no de una profesión determinada, esto es porque varias profesiones dejan señales mecánicas o químicas tan similares que nos es imposible determinar cuál de varis fue la ocupación del individuo, por ejemplo, el desgaste dentario que sufre un zapatero y un sastre es casi idéntico, puesto que ambos se echan a la boca los clavos o las agujas y las manipulan con la lengua contra sus dientes[72]
Para buscar las deformaciones profesionales debemos de analizar todos los huesos, dado que algunas ocupaciones producen huellas sumamente parecidas en un mismo hueso, sin embargo, podemos diferenciarlas por las deformidades que se produjeron en otro u otros huesos.
Regresemos a nuestro ejemplo del zapatero, si sólo observamos el desgaste dentario, podemos suponer que se trata de un zapatero, un sastre o un carpintero, sin embargo, si observamos los coxales podemos encontrar el llamado "trasero de tejedor" –típico de personas que permanecen sentadas largo tiempo– puesto que el sastre y el zapatero adquieren esta posición, a diferencia del carpintero que necesita estar de pie frecuentemente, así podemos eliminar a este último.
Si observamos la clavícula, en la extremidad acromial encontramos una hipertrofia producida por hacer esfuerzo contra el pecho, esta característica se presenta en el zapatero, pero no el sastre, por lo cual, a partir de las deformidades en tres huesos, podemos distnguir una sola profesión.
Como supondrá el lector, sólo algunas deformidades específicas nos pueden dar luz sobre la profesión del individuo y en muchos restos esqueléticos que no presentan alguna de estas marcas nos será imposible determinarla.
MÉTODOS DE ESTUDIO
Para estudiar las deformaciones profesionales, existen dos tipos de estudios, los trabajos en vivo y los estudios en restos óseos.
El estudio en vivo se basa en el análisis de radiografías de diferentes segmentos.
Dentro de este tipo de trabajos, es digno de citarse el estudio de Prives de 1964, que se incluye en Prives (1989:115-9) donde presenta un análisis de las deformidades producidas por las diferentes profesiones en la población rusa moderna.
Para este estudio, el autor utiliza como criterios la forma y la anchura de los huesos, el espesor de la sustancia compacta y el de la sustancia esponjosa.
Los estudios en restos óseos se basan en la observación morfoscópica de las deformidades que se presentan. Es de destacar dentro de estos estudios el de Márquez y colaboradores (1982a) y el de Kennedy (1989), quienes basan sus inferencias en la presencia de osteofitos en las articulaciones.
Ambos proponen que los osteofitos se forman como neocrecimientos óseos de las articulaciones expuestas a mayor esfuerzo mecánico, aunque no podemos descartar los cambios degenerativos propios de la edad[73]
Kennedy, además de recoger los hallazgos de diferentes autores sobre deformaciones profesionales en cada uno de los huesos del esqueleto, toma en consideración la presencia de fracturas, que cuando están mal consolidadas, son muy fáciles de detectar, sin embargo, cuando están bien consolidadas, sólo se pueden detectar mediante radiografías.
SEÑALES DE OCUPACIÓN EN LOS HUESOS
Son varios los tipos de señales.
1.- Cambios en la morfología y en la proporción de los componentes de los huesos, generalmente sólo se logra ver a través de radiografías.
2.- Desarrollo de osteofitos en las articulaciones, que se observan a simple vista en los restos óseos.
3.- Fracturas, que se pueden observar a simple vista o pueden necesitar tomar radiografías.
4.- La presencia de los caracteres no métricos, se observa directamente en los restos óseos[74]
A continuación, presento las señales encontradas en algunos huesos específicos del esqueleto y el tipo de profesión al que están asociadas.
SEÑALES EN EL CRÁNEO
El cráneo puede presentar el desarrollo de una quilla sagital, algunos autores la han considerado característica racial aunque parece más probable que sea resultado de una masticación constante y durante mucho tiempo. Es muy frecuente encontrar esta formación en restos óseos de mujeres esquimales, quienes dedicaban buen tiempo del día a ablandar pieles mordiéndolas con las piezas dentales de los carrillos.
Se pueden desarrollar también excrecencias óseas alrededor del oído, por una irritación constante producida por nadar en el agua fría, como lo demostró experimentalmente Roche, al sumergir cobayos en agua fría y observar las formaciones que se hacían en ellos después del tratamiento. Es conveniente remarcar que este tipo de formaciones son diferentes y no tienen nada que ver con el torus auditivo[75]
SEÑALES EN LA MANDÍBULA
En la mandíbula, Kennedy (1989) encuentra agudizados los tubérculos de la caras mediales y laterales de la superficie anterior y lateral de los cóndilos, como una deformación por la proyección hacia adelante de la mandíbula, que él asocia a los clarinetistas.
SEÑALES EN LOS DIENTES
Los dientes son piezas sumamente ricas en cuanto a marcas de deformación profesional, de hecho un odontólogo legal experto puede decirnos mucho acerca de la ocupación del individuo, analizando su dentadura. [76]dice que se puede distinguir qué tipo de instrumento de viento tocan ciertos músicos, pues los "metales", como el trombón y la trompeta, dejan en los dientes marcas muy diferentes a las "maderas" como el fagot y el clarinete.
Los carpinteros, los zapateros, los tapiceros y los sastres suelen echarse a la boca clavos y agujas para sostenerlos entre los dientes mientras utilizan las manos para clavar o cortar. Al manipular durante años los objetos en la boca, con la lengua contra los dientes, se produce un desgaste dentario muy marcado, sobre todo de los incisivos centrales, que son los que utilizan más frecuentemente.
En los dientes, además de las señales producidas mecánicamente, podemos encontrar algunas señales por depósitos de sustancias que se forman por la interacción constante del individuo con ellas. Los trabajadores de metales como el plomo y el cobre, suelen almacenar depósitos de estos materiales en la porción alveolar y la parte de los dientes inmediata a ella, por lo que podemos distinguir fácilmente su ocupación. También los acumulan depósitos semejantes provenientes del polvo del mineral que extraen, por lo cual, si se identifica la composición del deposito podemos deducir qué mineral trabajaba.
Si bien el fumar no es propiamente una deformación profesional, sí deja claras huellas útiles en los casos de identificación de individuos o para distinguir entre los restos de un fumador y uno que no fuma, cuando otros elementos de juicio no son suficientes. Aunque mucha gente fuma, se dice que los grandes fumadores lo son como respuesta psicológica cuando el sujeto está sometido a un gran estrés, como el que caracteriza a algunas ocupaciones como los controladores de vuelo o corredores de bolsa.
Podemos distinguir claramente dos tipos de fumadores por las marcas dejadas en los dientes, el de cigarrillo que es el más común y el de pipa. El fumador de cigarrillo tiene manchas de humo en la cara bucal de los dientes frontales –visible incluso en la persona viva– y depósitos de alquitrán en la cara lingual de las mismas piezas. El fumador de pipa presenta un desgaste muy marcado en los dientes con los que sostiene la pipa, además en las cercanías de la zona desgastada hay depósitos similares a los de los fumadores de cigarrillos, por lo general menores.
SEÑALES EN LA COLUMNA VERTEBRAL
En la columna vertebral encontramos deformidades relacionadas sobre todo con la carga de objetos pesados.
Para Prives (1989)[77] la anchura de los huesos aumenta dependiendo del tiempo que lleve el sujeto como cargador, de tal manera que un individuo dedicado desde hace tiempo a esta actividad tendrá, en general, cuerpos vertebrales más anchos que una persona que se incia en esta ocupación.
El mismo autor también nos refiere que en sujetos que reciben gran carga sobre la columna vertebral, los cuerpos tienden a tomar forma de cuña para compensar la sobrecarga mecánica a la que están sometidos.
Kennedy encontró lo que él llama "cuello de cargador", que consiste en fractura de los arcos de las primeras cuatro vértebras cervicales, con acortamiento de los pedúnculos y los asocia con llevar cargas pesadas sobre la cabeza. En la porción torácica encontramos osteofitosis con espondilitis, aunada a un ensanchamiento de los procesos articulares y de los cuerpos de las vértebras, producidas por la flexión hacia adelante y lateramente, debida al arrastre de grandes cargas. En la porción lumbotorácica se observan los nódulos de Schmorl que consisten en lesiones en forma de media luna en los cuerpos vertebrales con osteocondrosis intervertebral, producida por la flexión hacia adelante y hacia los lados.
El aumento de tamaño de la última vértebra lumbar y de la articulación lumbosacra, con un margen sacroiliaco irregular, puede producirse por la extensión y rotación producidas constantemente en las personas que excavan con pala, como los sepultureros, algunos mineros y albañiles.
La Dou (1994)[78] encuentra que los jugadores de línea defensiva de rugby (futbol americano), a menudo desarrollan una espondilólisis debida a la extensión forzada de la columna.
Por último, el mantener una posición sentada durante mucho tiempo, como es el caso de los oficinistas o las secretarias, puede producir la formación de una cifosis con una lordosis compensatoria.
SEÑALES EN LA CINTURA ESCAPULAR
En la cintura escapular podemos encontrar el ensanchamiento de la epífisis distal de la clavícula por fuerzas dirigidas hacia atrás y hacia abajo, se desarrolla como consecuencia mecánica transportar cargas pesadas con los brazos extendidos, como los aguadores que llevan la carga en balancín.
Como resultado de hacer cierta fuerza indirectamente con el deltoides, podemos observar la robustez de las caras articulares de la extremidad acromial, que se presenta en quienes trabajan apoyando objetos contra su pecho, como zapateros y talabarteros.
La falta de fusión del proceso acromial del omóplato puede producirse por un entrenamiento intenso en arquería, que se inicie antes de los 17 años.
Prives (1989)[79] encuentra que en los boxeadores, que recargan de trabajo el omóplato, éste presenta una estructura macroalveloar con trabéculas óseas gruesas, mientras que en las personas que no lo hacen trabajar tanto tiene una estructura de trabéculas finas.
SEÑALES EN EL HÚMERO
El húmero, al ser el hueso más proximal de los miembros libres, es un hueso sumamente utilizado y fácilmente deformable profesionalmente.
Prives (1989)[80] observa, en general, que en los individuos no sometidos a un entrenamiento físico el húmero es delgado, con el cuello quirúrgico bien marcado.
El mismo autor encuentra en los nadadores, que la hipertrofia del deltoides aumenta el espesor de la diáfisis de este hueso, y el cuello quirúrgico está muy desarrollado y casi borrado.
En la cabeza –al igual que en su contraparte, la cavidad glenoidea– podemos observar cambios degenerativos del tipo de los osteofitos, especialmente en los herreros y leñadores que constantemente utilizan ésta región para aprovechar la fuerza de la inercia de todo el brazo para realizar su actividad. Es obvio que en esta ocupación también deben de aparecer osteofitos en la extremidad distal y la articulación del codo, dado que ésta colabora activamente en el desarrollo de la actividad.
En la epífisis distal del húmero podemos encontrar la exostosis del cóndilo medial, desde su cara inferior hacia abajo en dirección ventral. Recordemos que los músculos flexores y pronadores del antebrazo se originan en dicho punto, por lo cual se relaciona con una hiperactivadad de los músculos del antebrazo. Dutor citado por Kennedy (1989) lo encuentra asociado a los tiradores de jabalina del neolítico y a los jugadores de golf modernos.
SEÑALES EN EL ANTEBRAZO
Prives (1989)[81] observa en los remeros que con la hipertrofia del bíceps, aumenta el grosor del radio y se borra el cuello. También señala que en los pesistas se da una hipertrofia mayor de éste músculo y se llega a perder la curvatura de la diáfisis del radio; en el mismo hueso podemos encontrar en la epífisis distal fracturas producidas por sobrecarga de los brazos en supinación,
como consecuencia de llevar cargas pesadas con los codos flexionados.[82]
En el cúbito podemos encontrar la hipertrofia de la cresta y de la fosa supinadora, asociadas con exostosis de la cara medial del surco cubital, producidas por una hiperextensión del brazo, que se puede encontrar en lanzadores profesionales de baseball.
Pueden desarrollarse osteofitosis en las caras posterior y superior del olécranon, que es el punto de inserción del triceps braquial, que es el extensor del antebrazo y está asociado a tiradores de anzuelos, leñadores y herreros[83]
En su análisis de los materiales de Playa del Carmen, Márquez (1982a)[84] observa una alta frecuencia de osteofitos, tanto en la articulación del codo como de la muñeca, que ella atribuye a la utilización de la coa[85]para plantar.
La forma en que se produjeron estas deformaciones es muy similar a la de los leñadores, que utilizan la fuerza de todo el brazo y el peso del instrumento de trabajo, en este caso en lugar de utilizarse para golpear, se utiliza para perforar la tierra y poder sembrar.
Podemos observar cambios degenerativos y osteoartríticos, producidos por golpes repetidos en el antebrazo, asociados a los perforistas, quienes soportan la acción del taladro neumático mientras este golpea el asfalto.
SEÑALES EN LOS HUESOS DE LA MANO
Al ser la mano el órgano de trabajo delicado del ser humano, es natural que las señales que en ella se encuentran correspondan a diversos tipos de profesiones .
Prives (1989) menciona que en los cerrajeros montadores, se desarrollan excesivamente los huesos del metacarpo y sobre todo el perteneciente al segundo dedo, por la fuerza que éstos tienen que desarrollar en los músculos lumbricales de dicho hueso.
El mismo autor encuentra que en los choferes se desarrollan los metacarpianos de los cuatro últimos dedos, por la hipertrofia uniforme de la región tenar, producida al sostener el volante entre sus manos.
Por último, el autor encuentra en los cargadores un aumento en la anchura de los metacarpianos y un mayor espesor de la sustancia compacta, aunado a un aumento de la longitud del primer metacarpiano.
La fractura, ya sea transversal o longitudinal, del primer dedo, se asocia a los jinetes de rodeo que se sujetan fuertemente del pretal mientras un caballo o un toro bronco intenta derribarlos (Kennedy, 1989, citando a Davis). Si esta alteración es característica de los jinetes de rodeo, creo que no será exclusiva de ellos, sino que podemos encontrarla en cualquier persona expuesta a una proyección violenta, mientras se sujeta fuertemente con las manos.
SEÑALES EN LA CINTURA PÉLVICA
En la cintura pélvica podemos encontrar el aspecto escarpado de las tuberosidades del isquion, producido por la inflamación crónica de los tejidos blandos y la bursitis del mismo (Kennedy, 1989) producida por permanecer grandes períodos en posición sentada, puede estar asociada a zapateros, tejedores, choferes, secretarias, oficinistas y telefonistas.
SEÑALES EN EL FÉMUR
La Dou (1994)[86] dice que en individuos que sufren constantemnte cambios de presión, como son los buzos y los pilotos militares, se presenta una necrosis avascular de la cabeza del fémur, que se manifiesta clínicamente como un aplanamiento de ésta.
Prives menciona la deformación exagerada del extremo inferior de la diáfisis y de la epífisis distal, en los lanzadores de disco, asociada a los movimientos de flexión de la rodilla y de extensión de la articulación de la cadera.
En los jóvenes atletas o jugadores de futbol hay una alta incidencia de artritis degenerativa de la rodilla, como consecuencia de las lesiones de los ligamentos de ésta por traumatismo directo (La Dou, 1994:88).
La eminencia cervical es una cresta lisa que se extiende desde el tubérculo femoral hasta la cabeza del fémur, pasando por la cara anterosuperior del cuello. El surco peritroclear, es una depresión desde el reborde troclear medial hasta la muesca que separa la tróclea de la cara articular. Kennedy (1989) asocia estas dos características con la postura en cuclillas, combinada con caminar y estar de pie por periodos largos. Podemos encontrar este tipo de deformidades en recolectores agrícolas, jardineros y mineros, quienes alternan frecuentemente entre ambas posiciones, pues durante su jornada de trabajo llegan a un lugar, se ponen en cuclillas para cortar o recolectar, cuando terminan su tarea en ese punto caminan al siguiente sitio, vuelven a acuclillarse para hacer su labor y así sucesivamente.
SEÑALES EN LA POSPIERNA
Un fenómeno común que se presenta en la tibia es la hipertrofia de la misma, a nivel de la tuberosidad asociada a una hipertrofia de la epífisis proximal del peroné, que se produce en los corredores. Prives (ob. cit.).
En la tibia, una de las señales clásicas posturales, es la faceta articular con el calcáneo, que estudia Serrano (1974) y esta asociada a la posición de cuclillas.
También podemos encontrar en la tibia la platicnemia (que en algún tiempo se creyó racial) debida a la sobrecarga que reciben los músculos posteriores de la pierna[87]producida por correr sobre un terreno áspero, que puede estar asociada a militares y policías, así como a los deportistas corredores a campo traviesa.
SEÑALES EN EL PIE
Siendo el pie el órgano de soporte de la posición bípeda, que recibe todo el peso del resto del cuerpo, no es de extrañar que en él se encuentren varias deformidades profesionales.
En el astrágalo podemos encontrar rebordes supernumerarios y exostosis, producidas por la inserción de los músculos de la porción posterior de la pierna, asociados a platicnemia.
Prives encuentra en el metatarso dos tipos de diáfisis, las que él llama "con talle" y "sin talle", diferenciándolas por si presentan un estrechamiento en su zona central o no. Asocia la forma con talle a gente que no hace un gran esfuerzo con las piernas, mientras que la forma sin talle la asocia a una ocupación intensa de los miembros inferiores.
Al observar los pies de los choferes de camión, Prives encuentra un desarrollo intenso del estrato cortical de los metatarsianos. De manera similar, las bailarinas de ballet presentan un aumento de la sustancia cortical con una disminución de la sustancia esponjosa, pero a diferencia de los anteriores no es uniforme y sólo se desarrolla en los metatarsianos 2 y 3, debido a que el peso del cuerpo recae sobre estos huesos al tomar la posición de puntillas, clásica de éste tipo de baile.
Kennedy (1989) menciona lo que él llama pie de ejecutivo, consistente en la formación de facetas y excrecencias óseas en los metatarsianos y en la cara superior de la primera falange con osteocondritis de la articulación metatarsofalángica. Esta deformación es producida por la búsqueda de mayores superficies de inserción del flexor común de los dedos, que se ve fuertemente presionado al sentarse el individuo con los talones levantados y el peso de los pies recayendo sobre las puntas.
El mismo autor menciona el "dedo gordo del jugador de golf", consiste en una exostosis y reborde alrededor de la cabeza del primer metatarsiano, con artritis severa, que consiste en una flexión de la articulación tibio-astragalina y eversión de la subastragalina con el peso sobre el dedo gordo del pie, por efecto de la posición que adopta el jugador al realizar el tiro.
DESIGUALDAD DE LOS MIEMBROS
Como es obvio, no utilizamos al igual ambos miembros en nuestra vida cotidiana, de hecho es muy común que todas nuestras actividades las realicemos con una mano, los diestros con la derecho y los zurdos con la izquierda.
De esta forma, al comparar el esqueleto de ambas manos, estará más desarrollada una, pudiéndose inferir si en sujeto era diestro o zurdo.
Prives encuentra que en los pianistas generalmente se da una hipertrofia de la mano derecha, mientras que en los violinistas ocurre lo contrario. Las diferencias se deben, como es obvio, a que en la mayor parte de las composiciones pianísticas es la mano derecha la que lleva la melodía y se reserva la izquierda sobre todo para el acompañamiento, menos variado; en cambio, la izquierda de los violinistas ayuda a sostener el instrumento y a digitar al mismo tiempo las cuerdas, sometiéndose así a un gran trabajo.
REGENERACIÓN DEL ESQUELETO
Prives al seguir varios casos de individuos que presentaban deformidades profesionales, observó que en algunos se puede presentar regeneración del esqueleto y desaparición de las deformidades, cuando el individuo ha abandonado por algún tiempo su ocupación anterior.
El autor ejemplifica ésto con el caso de las bailarinas que sufren hipertrofia de los metatarsianos, sin embargo, cuando abandonan la compañia o se dedican a la docencia, en cuatro o cinco años, desaparece la hipertrofia ósea y presentan la misma proporción de sustancia compacta y esponjosa que tenían antes de dedicarse al ballet.
Es importante destacar que aunque los cambios relacionados con la hipertrofia pueden desaparecer con el transcurso del tiempo, los osteofitos y las huellas de las fracturas nunca desaparecen, por tal motivo estos nos seguirán sirviendo de indicio para determinar la profesión del individuo en vida.
Aspectos tanatológicos
INTRODUCCIÓN
Una de las tareas para las que con más frecuencia –casi puede decirse que siempre– se requiere al médico legal es para determinar la causa de muerte de un cuerpo. Si el deceso ocurrió muy recientemente y el cadáver conserva prácticamente sin alteración posterior todas sus partes blandas, los médicos legales disponen de una gran cantidad de información para resolver esta pregunta, pero conforme avanza la degradación cadavérica se van perdiendo datos, y cuando trabajamos con restos óseos muchas veces es imposible la determinación de la causa de muerte.
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |