Introducción
El estudio de la Historia en los momentos actuales es de suma importancia dado a la enorme necesidad de recuperar la conciencia cultural, costumbrista y dígase histórica de los pueblos, que debido a la aparición de las nuevas tecnologías y la difusión de estas de una manera neoliberal ha funcionado de pantalla, opacando y en ocasiones desplazando los métodos tradicionales de enseñanza. Sumado a la tendencia dada vez más acentuada de apartar la historia y vivir en el presente para salir adelante en estos tiempos tan convulsos.
Los pueblos americanos hemos de andar cada día más unidos y afianzados a nuestras raíces históricas; sacar del pasado, de los momentos de crisis, la lección positiva y de las horas gloriosas, el ánimo de extenderlas.
La historia de las relaciones del continente americano con Europa comienza a partir de 1492 con el mutuo descubrimiento protagonizado por el Almirante Cristóbal Colón y las islas Lucayas, a partir de este momento se desarrolla un proceso de penetración, absorción, destrucción y recreación socio cultural que sería conocido como conquista y colonización. A lo que el Doctor Fernando Ortiz llamaría en su trabajo " Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar ", transculturación y lo define del siguiente modo:
"Entendemos que el vocablo transculturación expresa mejor las diferentes fases del proceso transitivo de una cultura a otra, porque éste no consiste solamente en adquirir una cultura, que es lo que en rigor indica la voz anglo-americana aculturación, sino que el proceso implica también necesariamente la pérdida o desarraigo de una cultura precedente, lo que pudiera decirse una parcial desculturación, y, además, significa la consiguiente creación de nuevos fenómenos culturales que pudieran denominarse neoculturación. "[1]
Este tema tiene diversos matices en las diferentes regiones o territorios que vayan a analizarse por lo que para hacerlo de una forma menos engorrosa para el lector se va a ir mostrando el proceso – como lo refiere la literatura – de forma general, a la vez se prestará principal atención al caso específico de Cuba, lo cual es el objetivo del presente trabajo. El mismo, humildemente dará respuestas a diferentes inquietudes que pudieran surgir ¿Fue un proceso de iguales resultados para las partes involucradas? ¿Fue justo el trato dado por los europeos a los dueños originales de estas tierras? ¿Acaso fueron americanos y europeos los únicos participantes en el fenómeno histórico social de la formación latinoamericana y caribeña?
A través del actual trabajo nos proponemos aclarar las mismas partiendo como base, de los textos de Alejo Carpentier, Garcilaso de la Vega, Fernando Ortiz y con ayuda adicional de otros autores que serán mencionados a medida avanza la obra.
En la difusión de las hazañas, hechos, vivencias y visión de la naturaleza autóctona, durante la conquista y colonización a las posteriores generaciones, jugaron un papel muy importante los cronistas, los cuales con un lenguaje tosco, turbio y de corte medieval, contaron lo que vieron, algunas veces dejándose llevar por la imaginación y sobresaltando los hechos verdaderos. Mas así, indudablemente, es de suma importancia para el conocimiento del historiador rebuscar en la obra de estos y depurar la información que puede ser consumida.
Entre los primeros cronistas de la conquista está Cristóbal Colón y otros de estirpe europea que como hombres de acción y no de letras " no eran contemplativos y creadores de belleza"[2] por lo que sus crónicas sirven más como fuente histórica que como obra literaria para saciar el ocio. Pero esto no fue ley general para todos estos escritores, incluso los nacidos en tierras americanas, ya hayan sido criollos o mestizos como el Inca Garcilaso de la Vega, dieron en su prosa – o verso – un ejemplo de buena literatura.
La dicotomía principal de Garcilaso de la Vega radica precisamente en querer enarbolar la época de oro incaica y a su vez defender los intereses de la iglesia católica – que se traduce en la defensa de la conquista y colonización ya que la misma institución fue el principal elemento utilizado para la explotación indígena –. El principio de la humildad del cristiano lo muestra en su obra " Comentarios reales" en el décimo capítulo de la siguiente forma:
" por habérmelo mandado algunas personas graves y religiosas que me habían oído contarlo, y por haberme dicho que será en servicio de la Santa Madre Iglesia Romana, madre y señora nuestra, dejarlo escrito en el discurso de nuestra historia, me pareció que yo como hijo, aunque indigno, de tal madre, estaba obligado a obedecerles y dar cuenta del caso "[3].
Con Alejo Carpentier sucede distinto, pues es un escritor que vive en una época diferente, en pleno siglo XX y rechaza no solo no solo la colonización sino la explotación a la que fueron sometidos tanto indígenas como africanos.
Carpentier trata de recuperar en su obra las costumbres de estos últimos, traspoladas durante siglos al continente americano y al caribe del cual se siente hijo. Más aunque no es historiador sabe mostrar con grandes cualidades su versión crítica de los hechos como hace en su obra Lo que el Caribe ha dado al mundo:
"La historia de América toda tiene una característica muy importante, y es que no se desarrolla sino en función de la lucha de clases (…) Nuestra lucha constante de varios siglos fue primero de la clase de los conquistadores contra la clase del autóctono sojuzgado y oprimido; luego, lucha del colonizador contra el conquistador, porque los colonizadores, que llegaron después, trataron de crear una oligarquía, de ejercer la autoridad, y lograron destruir la clase de los conquistadores que terminaron, casi todos, pobres, asesinados, desterrados. Muy pocos tuvieron un fin feliz."[4]
Cierto es que el desarrollo de la conquista no tuvo el mismo matiz en la región insular como en la continental debido a diversos factores, el primario de ellos consiste en las diferentes Formaciones Económicos Sociales por las cuales surcaban. En las antillas existía un régimen gentilicio que aunque se encontraba en descomposición no conocían la explotación forzada de un hombre por otro, por lo que no resistieron los embates de los españoles y fueron exterminados en pocos años. Fe de ello la da el doctor Ramiro Guerra en tercer capítulo de su libro Historia de Cuba cuando comenta sobre el principio de la colonización en la isla:
"La conquista de Cuba no tuvo el carácter sangriento que le imprimió Nicolás de Ovando a la de Santo Domingo. Al emprenderla, los españoles conocían por experiencia propia que la destrucción de la población indígena, realizada en grande escala por Ovando, era un grave error desde el punto de vista económico. La Española estaba arruinada y empobrecida en virtud del aniquilamiento de los nativos. La falta de braceros era casi completa. La explotación de las minas y el cultivo de los campos no podían continuarse sino importando esclavos negros o con indios apresados en Las Lucayas, Las Antillas Menores y la Tierra Firme. Ambos expedientes eran costosos y ofrecían dificultades graves. Los pocos indios que existían aptos aún para el trabajo, constituían un verdadero tesoro que los colonos se disputaban por todos los medios, manteniendo constantemente perturbada aquella isla. " [5]
Ramiro Guerra no le atribuye el carácter sangriento a la conquista de Cuba del mismo modo que a La Española, lo que podría llevar a pensar que no lo fue incurriéndose así en un error imperdonable ya que para los aborígenes cubanos significó una masacre humana como la sucedida en Caonao o los suicidios colectivos que tan frecuentes eran al principio de la conquista. Un poco más claro para este análisis nos resulta el mencionado Fernando Ortiz en la conferencia Como eran los indocubanos cuando concluye:
"Cuando los españoles acabaron de sojuzgar a los indios de la Hispaniola, invadieron a Cuba, en la segunda década del siglo XVI, y las razas índicas fueron extinguiéndose por las guerras, por las fatigas del laboreo de las minas, por su servidumbre mediante encomiendas y repartimientos, por la destrucción de su estructura económica, y a consecuencia de las grandes plagas y pestilencias que se produjeron entre ellos, como entre los españoles ( ) La raza más débil fue extinguida. Y de su debilidad cultural, y de su resistencia contra la inicua explotación de los blancos intrusos, se quiso hacer contra los indios infelices un motivo de infamia. "[6]
En el continente sucedió distinto ya que existía una división social entre clases antagónicas además de los conflictos entre pueblos indígenas, factor este que utilizaron – sobre todo Cortés – para minar el status quo y ponerlo a su favor a especie de ley de los signos.
La nobleza indígena – en su mayoría – se puso de lado de los nuevos explotadores tanto por beneficio propio como por considerarlos superiores, lo cierto es que las mayores consecuencias las sufrieron las clases bajas. Aquí el exterminio fue más leve puesto que conocían este tipo de explotación, pero no significa que no lo hayan padecido, de esta manera lo explica el historiador cubano Alberto Prieto:
"Al no existir una comunidad de intereses entre los diferentes sectores de la población, los escasos invasores europeos pudieron introducir un cuña entre aristócratas y campesinos. Aquellos se aliaron a los recién llegados para mantener su explotación sobre estos, con lo cual se derrumbaron las civilizaciones indígenas sin beneficiarse por ello a los sojuzgados." [7]
Otro elemento significativo en la conquista lo constituyeron los diversos tipos de enfermedades introducidas desde Europa, que al ser desconocidas por los indígenas, contribuyeron, junto al hambre y el trabajo sin descanso al exterminio del cual tanto se ha hablado.
Sin embargo no faltan los que han visto la conquista y colonización como una obra caritativa de España con el Nuevo Mundo.
"Al llegar a América, los españoles encontraron a las tribus indígenas haciendo un horrible trabajo de selección. Los más fuertes devoraban a los más débiles en el sentido propio de la palabra, pues la raza prepotente establecida en las antillas era una raza de antropófagos, por eso los sacrificados aceptaron de buen grado la soberanía española". [8]
Vale hacer constar que este fragmento lo escribió Juan B. Enseñat el cual paso a ser reconocido en la literatura universal como un defensor del Positivismo en España, además de ser miembro de la sociedad americanista de Francia. Esta es la imagen de América que se quiso crear en la historia por parte de los españoles, con lo cual se le atribuía más méritos a dicha nación, muestra de ello es la acotación que realiza más abajo donde sostiene la misma idea:
" estaba excesivamente extendida la antropofagia. Entre aquellas gentes, los sacrificios humanos, la antropofagia, la poligamia, las uniones incestuosas y la sodomia eran moneda común, tal era la civilización y las costumbres que los españoles se proponían reemplazar con la civilización y las costumbres cristianas; y no todos los españoles que se acometieron a tal empresa ajustaron su conducta a la nobleza del propósito, la España oficial dio en el nuevo mundo, lecciones de humanidad y sabiduría al antiguo." [9]
Al parecer Gracilazo de la Vega también notó este punto de los españoles que no se ajustaban a la empresa en pleno proceso de colonización refiriéndose en el ya citado Comentarios reales al virrey cuando opta por ejecutar al príncipe Inca, al cual el mestizo, con su estilo renacentista lo pinta heroicamente otorgándole un encanto al destino tan adverso que le toco:
" El Inca alzó el brazo derecho con la mano abierta, y la puso en derecho del oído, y de allí la bajó poco a poco hasta ponerla sobre el muslo derecho. Con lo cual, sintiendo los indios que les mandaba callar, cesaron de su grita y vocería, y quedaron con tanto silencio, que parecía no haber ánima nacida en toda aquella ciudad. De lo cual se admiraron mucho los españoles, y el visorrey entre ellos, el cual estaba a una ventana mirando la ejecución de su sentencia. Notaron con espanto la obediencia que los indios tenían a sus príncipes, que aun en aquel paso la mostrasen como todos los vieron. Luego cortaron la cabeza al Inca; el cual recibió aquella pena y tormento con el valor y grandeza de ánimo que los Incas y todos los indios nobles suelen recibir cualquiera inhumanidad y crueldad que les hagan " [10]
Como se puede ver en este ajiaco que representa la historiografía, hay de todo sobre la colonización, solo que consúmalo el que lo quiera la medida que desee.
Para Europa, sin embargo, América significó el principal afluente de ese río de aguas turbias llamado capitalismo. Minerales, maderas preciosas, nuevos productos que tienen una gran aceptación y demanda – tabaco, cacao, añil, el palo brasil para el caso de la zona luso americana – en fin, un comercio que puede decirse, salvó la situación.
Pero ese comercio salvador estaría ceñido a un rígido monopolio mercantil dominado por España a través, exclusivamente de la Casa de Contratación de Sevilla que con su política de puerto único recrudecía cada vez más las relaciones con los pobladores del Nuevo Mundo. En Cuba, La Habana sería beneficiada, además, con la instauración del sistema de flotas en el último tercio del siglo XVI.
En el discurso de apertura del Primer Congreso Nacional de Historia titulado Por Colón se descubrieron dos mundos, Fernando Ortiz balancea los beneficios obtenidos por ambos continentes en el proceso de Conquista y Colonización y deja caer de forma sutil, el aporte de Cuba:
"Si el Viejo Mundo hizo al Nuevo Mundo el regalo de de su maravillosa cultura, América pagó a Europa sus servicios con otros dones de su cultura indígena. Si Europa proporcionó sus trigos y carnes para el mejor sustento de este hemisferio, América contribuyó para la mayor nutrición del otro con sus papas y maíces, que hoy son la gran base alimenticia de muchos y grandes pueblos. Si Europa le aportó la blanca leche, América le pagó con el moreno chocolate; si aquélla brindó su azúcar, ésta le obsequió con su pimienta; si del Mediterráneo de allende trajeron el vino que aviva la sangre y las energías musculares, de este Mediterráneo occidental, y precisamente de Cuba se llevaron el tabaco que anima los pensamientos y las energías del cerebro (…) América pagó plenamente en valores de espacio lo que de Europa recibió en valores de Tiempo. "[11]
Mas ¿Qué se pude decir del vacío demográfico de las antillas y en el continente? Después de la aplicación de la colonización por poblamiento, la fuerza de trabajo fue una mercancía que se necesitó urgentemente para echar a andar el aparato productivo tanto en la región minera controlada por los hispanos como en la agropecuaria lusa, la respuesta para el continente se buscó en las mismos mecanismos usados tradicionalmente por los indígenas, la mita – en la región andina – y el cuatequil – para la zona centroamericana – contando como ya se había dicho con la nobleza nativa para explotar a las masas. Posteriormente al hacerse ineficientes estos métodos se recurriría al peonaje, este sistema sería apoyado principalmente por la iglesia.
En la región insular se aplicó el régimen de encomiendas – y repartimientos –, aprobado por el rey Fernando, mediante el cual los habitantes de estas islas serían evangelizados y civilizados, en retribución a esto “ simplemente ´´ ofrecerían su mano de obra. En relación a esto el rey envía real cedula a don Diego Velásquez Gobernador de la Isla de Cuba y repartidor de indios fechada en 12 de diciembre de 1512 donde ordena que "guardando la forma susodicha en el tratamiento e conversión de los dicho indios procurara aprovechar las cosas de nuestra facienda en esa dicha isla lo mejor que se pueda que en ello placer y servicio recibiré. "[12]
Aunque a no todos los españoles les agradaba la explotación a que eran sometidos los indios, los conquistadores necesitaban justificar para si mismos, para su rey, para su mundo y para su Dios, el régimen expoliador de servidumbres, repartimientos y encomiendas que pusieron a los indios. Por esto algunos jurisconsultos y canonistas, interesados en el mantenimiento de aquel régimen social, trataron de formar una ideología justificadora del sistema de hechos consumados al crearse las encomiendas.[13]
Mas por las consecuencias más arriba explicadas, este mecanismo resultó ineficiente a largo plazo por lo que se buscaron otras alternativas para suplir el déficit de mano de obra tanto en la zona antillana como en la lusa, la respuesta estaría en manos de los propios portugueses que desde siglos anteriores vendían esclavos africanos en España. Así lo refieren en The island of Cuba los escritores norteamericanos Andrew Rowan y M.M. Ramsey:
The first negroes introduced into Cuba were, of course, slaves. African slavery had known in the Spanish peninsula a considerable time before the discovery of America; and when Ovando was sent out as governor of Hispaniola in 1502, he was permitted to carry to the colony negroes slaves, born in in Seville and other parts of Spain, who had been instructed in the Christian Religion.[14]
Por supuesto que estos primeros esclavos no eran explotados con el mismo carácter que posteriormente se le impuso a los que llegaban como medios de producción, sino que entraron en muchos casos, como sirvientes personales. El nuevo comercio, paradójicamente " inhumano" entraría en América, impulsado igualmente por el desarrollo de las plantaciones para satisfacer los intereses burgueses europeos. Nuestro continente se convertiría en una fuente de materias primas.
Alejo Carpentier se referiría en el ya citado trabajo del siguiente modo:
"Esta idea de colonización parece ya perfectamente afianzada, instalada. Pero la historia tiene sus sorpresas, y no se contaba con un elemento imprevisto: el de los esclavos africanos. Traído del continente africano, el negro que llega a América aherrojado, encadenado, amontonado en las calas de buques insalubres, que es vendido como mercancía, que es sometido a la condición más baja a la que puede ser sometido un ser humano, resulta que va a ser precisamente el germen de la idea de independencia "[15]
Algo interesante sobre la introducción africana en América es el punto de vista de nuestro Fernando Ortiz precisamente para Cuba, donde reconoce tanto al explotado como al explotador invasores para nuestras tierras:
"La india sedimentación humana de la sociedad fue destruida en Cuba y hubo que traer y transmigrar su nueva población, así la clase de los nuevos dominadores como la de los nuevos dominados. Curioso fenómeno social este de Cuba, el de haber sido desde el siglo XVI igualmente invasores, con la fuerza o a la fuerza, todas sus gentes y culturas, tanto exógenas y todas desgarradas, con el trauma del desarraigo original y de su ruda transplantación a una cultura nueva en creación. " [16]
La fusión de españoles, africanos e indígenas durante la etapa de colonización trajo como resultado el surgimiento del criollo con el decursar de los años, este estamento se sentía – al igual que los indígenas – ya amarrado a la tierra que lo había visto nacer, por lo que representó , en muchos casos, el principal componente de los conflictos contra la metrópolis, donde no se tenía la mejor opinión sobre estos hombres, cliché este que se extendió por la literatura y el citado Juan B. Enseñat lo refiere en su obra de la siguiente forma: " Formaban la segunda clase los criollos, hijos o descendientes de europeos. Herederos de los conquistadores o de comerciantes que habían juntado una fortuna considerable, los criollos eran en general, menos activos e industriosos que los, vivían de ordinario en la ociosidad y perdían fácilmente los bienes que habían heredado. "[17]
Poco a poco comienzan a manifestarse sublevaciones protagonizadas por indios primeramente, por negros y mulatos después, hasta llegar a los criollos, en mejor posición social y económica que serían el germen inicial de las luchas de independencia
Analizar de forma paralela el proceso de Conquista y Colonización en la América Continental e Insular, principalmente haciendo énfasis en Cuba, es sumamente complicado debido a que no se aplicaron los mismos mecanismos de dominación – o en la práctica no se llevaron –.Por lo que de una forma sencilla se ha querido abordar este tema y se ha llegado a las siguientes conclusiones.
La conquista y colonización no fue un proceso parejo para todas las regiones ocupadas, debido principalmente a las condiciones sociales en que se encontraban estos pueblos.
La población indígena en la zona antillana, principalmente en Cuba, fue vorazmente exterminada por el uso de mecanismos expoliadores y la sed de riquezas por parte de los europeos embebidos en los inicios del capitalismo.
Que la región continental no haya sufrido de igual manera el exterminio de la población nativa, no significa que haya salido ilesa de este fenómeno. Por el contrario, las mayores pérdidas materiales se sufrieron en estos territorios.
Almodóvar Muñoz, Carmen. Antología crítica de la historiografía cubana (periodo neo-colonial).Pueblo y Educación. La Habana. 1989.
Anderson Imbert, Enrique. Historia de la Literatura Hispanoamericana. La colonia. Editorial Félix Varela, La Habana. 2006.
Comentarios Reales. Obras literarias del Inca Garcilaso de la Vega.
Carpentier, Alejo. Lo que el Caribe ha dado al mundo. Revista El Correo de la UNESCO, diciembre de 1981.
Prieto. Alberto. Próceres Latinoamericanos. Gente nueva, La Habana, 1981.
Oncken, Guillermo. Historia Universal. Montaner y Simón. Barcelona, t. XXXVIII. 1919.
Ortiz, Fernando. Estudios Etnosociológicos. Ciencias Sociales, La Habana, 1991.
Autor:
Daysel Pimentel Martínez
Examen de Premio
Historia de América
2010
[1] Apud: Carmen Almod?var Mu?oz, Antolog?a cr?tica de la historiograf?a cubana (periodo neocolonial). P?g. 345
[2] Anderson Imbert, Enrique. Historia de la Literatura Hispanoamericana. La colonia. Editorial Felix Varela, La Habana. 2006 P?g. 20.
[3] Obras literarias del Inca Garcilaso de la Vega. Comentarios Reales
[4] Revista El Correo de la UNESCO. Carpentier, Alejo. Lo que el Caribe ha dado al mundo, diciembre de 1981.
[5] Apud: Carmen Almod?var Mu?oz, Antolog?a cr?tica de la historiograf?a cubana (periodo neocolonial). P?g. 289-290
[6] Ortiz, Fernando. Estudios Etnosociol?gicos. Ciencias Sociales, La Habana, 1991. P?g. 43
[7] Prieto. Alberto. Pr?ceres Latinoamericanos. Gente nueva, La Habana, 1981. P?g. 10
[8] Oncken, Guillermo. Historia Universal. Montaner y Sim?n. Barcelona, 1919.t 38. P?g. 325
[9] Ibidem. P?g. 326
[10] Obras literarias del Inca Garcilaso de la Vega. Comentarios Reales, Cap. XII
[11] Ortiz, Fernando. Estudios Etnosociol?gicos. Ciencias Sociales, La Habana, 1991. P?g.7
[12] Apud: Carmen Almod?var Mu?oz, Antolog?a cr?tica de la historiograf?a cubana (periodo neocolonial). P?g. 290
[13] Ortiz, Fernando. Estudios Etnosociol?gicos. Ciencias Sociales, La Habana, 1991. P?g. 47
[14] Apud: Carmen Almod?var Mu?oz, Antolog?a cr?tica de la historiograf?a cubana (periodo neocolonial). P?g. 343
[15] Revista El Correo de la UNESCO. Carpentier, Alejo. Lo que el Caribe ha dado al mundo, diciembre de 1981.
[16] Apud: Carmen Almod?var Mu?oz, Antolog?a cr?tica de la historiograf?a cubana (periodo neocolonial). P?g. 343
[17] Oncken, Guillermo. Historia Universal. Montaner y Sim?n. Barcelona, 1919.t 38. P?g. 513