Lección 21 – Donde se Educa de las Mini-Adicciones, de por qué los Flacos viven vidas muy largas y donde aprendemos algo acerca de las Gallinas Rojas? (página 2)
Enviado por Felix Larocca
Historia clínica. El caso de Manolo
Manolo tuvo problemas serios cuando naciera. Sus padres lo deseaban, pero les hubiese gustado que su quinto hijo, fuera hembra y no, otro varón.
La madre era una mujer deprimida que seguía las actividades de su esposo a una distancia, ya que se sentía sola y aislada en un matrimonio de conveniencia. Sus depresiones eran severas, pero con la ayuda de un grupo de oración, al que asistiera con religiosidad ferviente, la vida se le tornaba, si no más risueña — tal vez, menos desagradable.
En su desarrollo, Manolo habló muy tarde y tenía problemas de índole neuro-muscular y del entendimiento social. El mozuelo, requeriría terapia del habla y educación especial por toda la duración de su vida escolar.
No, no piensen que Manolo era autista o que sufría del Síndrome de Asperger. Manolo era un niño con limitaciones cognitivas severas, y nada más. Por las mismas razones, no sería candidato para distinguirse en el mundo intelectual, como muchos niños autistas y víctimas del trastorno de Asperger suelen hacer.
Manolo, como sus hermanos, era profundamente mediocre…
La mamá lo sobreprotegía y lo mimaba — mientras que el papá, lo desdeñaba a distancia silenciosa, prudente y aun hostil.
Así comenzó a engordar, ya que se le permitiera comer todo lo que se le antojara.
Los años de la adolescencia transcurrieron sin nada especial que cambiara su vida de joven gordo, apacible, tímido y con un defecto severo de la producción del lenguaje.
"Hasta mañana…"
Queriendo perder de peso, cayó presa de la bulimia, porque alguien la mencionara, y le atrajo. Era tentadora la idea, de comer todo lo que deseara, y vomitar lo comido, para así no engordar.
Su hígado y su páncreas pronto pagarían las consecuencias negativas de sus desatinos dietéticos.
A los veinte años de edad, y después de la muerte de su papá, recibió parte de su herencia. El drama clínico nació en ese mismo instante. Contrajo nupcias. No pudiendo padrear, por razones cuyos mecanismos aquí no son de interés; su esposa, concibió dos veces, con el método de la inseminación artificial.
Esa circunstancia fue el "secreto de familia" que aún los guachimanes supieran — pero que, para Manolo y su esposa, nadie conociera.
Ahora, Manolo era padre dos veces. Mientras que muchos de sus amigos, padrearían más.
Desempleado, porque no tenía conocimientos profesionales, y por que sus parientes prefirieran evitar el riesgo de su presencia en la industria familiar, se ocupaba simplemente, con ir al gimnasio y con gastar el dinero de su herencia.
En el gimnasio descubrió, como tantos hacen para el detrimento de su salud, el uso de los esteroides anabólicos.
Su hígado sufrió daños adicionales (véase la Lección Número 19).
En medio de todo, observó horizontes nuevos. Se tornó entrepreneur. Empezó una granja de animales exóticos, un establo de caballos de raza y una colección de automóviles de lujo.
Escaso de fondos, procuró la asistencia del prestamista usurario, miembro de la familia, por virtud de lo cual y, por falta de pago en sus préstamos, perdería sus vehículos de lujo.
Su fortuna se desvanecía cuando sus familiares lo enviaran fuera del país a recibir tratamiento por sus adicciones a "gastar dinero".
"¿Adicción o vagabundería?" Solía preguntarse, con tristeza, su propio suegro.
Meses después retornó, a vivir, como de antaño, de lo que pudiera extraer de su madre y a dedicarse a vacaciones perennes sin tener que trabajar.
Gastar dinero, le daba placeres orgásmicos a Manolo.
La adicción al juego de casino. El caso de Jerónimo
Jerónimo nació en la alborada del siglo veinte. Sus padres amasaron una vasta fortuna en el negocio de producción del almidón de la yuca. Por medio de su dinero, lograrían afianzarse socialmente dentro de la aristocracia de una sociedad que valoraba más los nombres de familia que los logros personales.
Como era acostumbrado, Jerónimo y sus tres hermanas mayores se educaron fuera del país. Ellas, para desposar hombres de extirpe europea y de religión católica. Él, para dirigir los negocios familiares — con, o sin la ayuda, de sus cuñados.
Pero el destino, pronto, todo lo cambiaría. Su papá murió inesperada y prematuramente, cuando servía en el cuerpo diplomático, en un país remoto.
La madre ya viuda desconsolada, vio en su único hijo varón de veinte años, la estabilidad ansiada — Jerónimo, tuvo que abandonar sus estudios en el exterior para dedicarse al asunto delicado de dirigir la empresa que su papá legara sin proveer a nadie estructura alguna.
Durante sus estudios fuera del país, Jerónimo no aprendió mucho de nada — pero, lo que sí aprendiera fue a jugar póquer.
Apostador famoso…
Desde que retornara al país, las noches largas y los fines de semanas fueron dedicados exclusivamente a las cartas. Al joven magnate nunca se lo veía por su oficina. Jerónimo, tampoco nunca aprendió que el juego no paga — ya que comenzó a perder y perder dinero sin poder cesar de apostar — hasta que un día — se quedaría sin nada.
Su descripción de sus veladas jugando a las cartas, eran las de un éxtasis durante el cual las dimensiones de la realidad, del tiempo y del espacio se oscurecían y se disipaban en un vapor de ilusiones y de agitación febril — casi erótica, en su proporción y placer.
La adicción a la pornografía. El caso de Leticia
Leticia era muchacha que gozaba de muy poca popularidad, entre las pocas personas que a ella la conocieran.
Su porte era masculino, su voz era áspera, profunda y varonil. Su disposición agresiva y su lenguaje era un torbellino de palabras obscenas — como niña, obviamente, era poco agradable.
Leticia se distinguió como mal estudiante y como buen deportista. En el aula nunca escatimó la oportunidad presentada para reír a carcajadas si alguien sufría un traspié. Su risa era sardónica, espasmódica y afectada — era una risa estridente e intolerable. Ésta era la risa que todos (aún los maestros) temían — algo, que nuestra amiga reconociera y que usara con fines ventajosos.
En el campo de los deportes, Leticia prefirió competir, jugando con los varones. Pronto se convirtió en uno de los mejores bateadores del equipo de béisbol escolar y el catcher regular de su team. El coach reconocía a Leticia de modo especioso: "La mejor de mis jugadores varones…"
Cuando fue a la Capital, para asistir a la universidad, se declaró gay y se mudó con su amiga y con otras dos parejas de mujeres homosexuales.
Por mucho tiempo a esta mujer impetuosa y con inclinación, ocasional, al uso de drogas, se la conocería por coleccionar el mayor número de materiales pornográficos en su círculo. Por horas, Leticia se dedicaba a ver, con arrobamiento, películas de contenido sexual explícito, sin poder despegarse de la pantalla.
Su "dependencia" en lo lujurioso, y, para algunos, ofensivo, le impedía a menudo salir a gozar actividades sociales con sus otras amigas. Aún su amante, pronto se cansó y la abandonó por otra compañera.
Leticia se catalogaba a sí misma como una "adicta al porno".
La adicción al ejercicio físico. El caso de Helen
Desde los catorce años de edad cuando Helen y su idéntica hermana gemela Heidi, fueran admitidas a la unidad para el tratamiento de la anorexia nervosa en St. Louis. Helen dedicaba horas interminables al ejercicio.
Cuando vivía en Santo Domingo, Helen patinaba incesantemente bajo el sol tropical para "controlar" un peso, que fuera, excesivamente subnormal.
Tratar de interferir con sus actividades atléticas era esfuerzo fútil para quienes lo intentaran.
Sus padres vivían en estado de desesperación continua.
Cuando viviera en Pensilvania, para asistir a la universidad, sus patinadas las sustituyeron una máquina de correr que instalara en su habitación. Cuando montaba este artilugio de tortura, lo hacía, sin parar, por seis horas al día, y a la mayor velocidad que el motor permitiera.
El motor duraría, sólo seis meses.
Helen caracterizaba esta actividad y sus efectos como un embriago de drogas… Las que nunca había probado…
El mismo arrebato, que el desafortunado maratonista Jim Fixx llamara el "second wind".
La adicción a la comida. El caso de Román
Román nunca fue flaco. Todos los considerarían un niño gordito y ejemplar desde que fuera muy pequeño. Le gustaba la comida y comía mucho y muy rápidamente.
Además de comer mucho, siempre tenía un vaso de limonada dulce, de jugo con azúcar añadida, o refrescos a mano.
A los quince años, ya pesaba 265 libras cuando le diagnosticaran la diabetes de la que murieron varios de sus familiares cercanos.
La noticia de padecer de una enfermedad que lo obligaría a controlar su peso, a evitar ciertas comidas y a hacer ejercicios lo deprimió. Comiendo más, llegó a las trescientos cincuenta libras.
Antes de contraer nupcias, a los veintiún años, se metió en cintura, se puso a dieta y perdió treinta libras, las que recuperaría después de que naciera su primer hijo, dos años después.
Román ingería en una sentada, lo que varias personas consumirían durante una comida normal. La velocidad con que se atiborraba la boca era, verdaderamente excepcional. Las cantidades de alimentos eran tal que, de acuerdo a su joven esposa, debían de ser recordadas en el Guinness Book of World Records.
Pero, para Manolo, esto no era material de chistes. Su vida joven peligraba.
Explicando sus ansias por comer, Román decía: "Es extraño tener que admitirlo, pero a mí la comida me da más satisfacción que el sexo…"
Evitando el sexo, es como a Román, a menudo lo encontraba su esposa, vaciando la nevera de todo su contenido, sin titubeos y sin remordimiento.
"Es que si yo paro de comer, o me pongo loco, o me muero", él decía. Por esa razón las dietas que usualmente le recetaran no funcionaban.
Dejemos en paz a Román.
Podríamos aquí presentar otros casos de mini-adicciones, como:
Los de personas adictas a relaciones, o al dolor físico (Lección Número 17) al maltrato, o al chocolate (Lección Número 14) y, como expresáramos, hablando de todas éstas, en la Lección Número 13:
"[Porque]… toda experiencia cuya final consecuencia es la descarga de neurotransmisores euforizantes en el cerebro, es tan adictiva como lo son las drogas mismas.
"El ejercicio físico para unos, para otros es el poder. Apostar en los casinos, remontar montañas altísimas, las carreras de automóviles, los grupos de todos tipos, las relaciones interdependientes, el azúcar, el chocolate, la pornografía — todo puede ser concebido como droga en su esencia fundamental.
"Todas pueden ser adictivas. Todas…"
Tratemos entonces, de entender cuidadosamente, lo que pueda ser causante de que tantas cosas dispares terminen comportándose en nuestro cuerpo, como si fueran drogas.
El campo del entendimiento y del tratamiento de las adicciones es limitado en su alcance, y limitante en su naturaleza; ya que prescinde de la formulación de teorías que aprovechen el uso de los métodos terapéuticos usuales.
La Teoría del Psicoanálisis y lo que ofrece
Hoy existen tres perspectivas básicas para examinar las adicciones desde un punto de vista psicoanalítico:
1. La adicción como una enfermedad mediada biológicamente
2. La adicción como una inhabilidad a regular afectos y
3. La adicción como el equivalente de un objeto de transición.
Estas tres perspectivas, por sus naturalezas especializadas se condensarán sucintamente en una, para el beneficio de nuestros estudiantes.
La adicción como enfermedad mediada neurobiológicamente
Las drogas adictivas se metabolizan en el cuerpo siguiendo los mismos procesos humorales que estimulan a todo animal a procurar comida, agua y las relaciones sexuales. Un sistema teórico, describe la progresión del interés en las drogas, de ser algo simplemente incidental, a ser impulso irresistible. Esta teoría establece los tractos por donde la dopamina cerebral recorre. Para entenderlo, los investigadores empiezan haciéndose tres preguntas a sí mismos: (1) ¿Por qué la persona adicta tiene ansias por las drogas? (2) ¿Por qué las ansias por las drogas persisten aún después de una abstinencia prolongada? (3) ¿Es lo mismo "desear" y "depender" de una droga?
Las respuestas a estas preguntas tienen cuatro puntos principales:
1. Las drogas aditivas comparten la habilidad de incrementar la actividad cerebral de la transmisión neuronal de la dopamina. Esta habilidad produce cambios en la serotonina que se perciben como placer.
2. Una función psicológica de ese sistema neuroquímico es la de asignar una característica de "estímulo saliente" a la percepción y a la representación mental de eventos asociados con la activación del sistema. El placer es el estímulo saliente.
3. En algunos individuos el uso repetido de drogas adictivas produce adaptaciones progresivas en el sistema neuronal, haciéndolos más susceptibles al efecto de las mismas y a sus impulsos asociados.
4. La susceptibilidad del sistema neuronal, después de la estimulación repetida, operando mediante un sistema de sensaciones placenteras, hace que el organismo se organice y prepare para obtener un objetivo dado. Lo que sigue es el uso compulsivo de esa sustancia.
El concepto neurobiológico de la adicción comprende en su foco, el entendimiento de que todos los alcaloides vegetales a los que los seres vivientes se adicionan poseen un equivalente natural que mímica las actividades neurotransmisoras que existen en el cerebro. Ésta es la "llave" a la que nos referimos en la Lección Número 15. Incentivos naturales, como lo son el agua, la comida, o la presencia de un compañero sexual, fueron dotados por la evolución natural con la capacidad de producir una sensación de placer asociada con la presencia del acto que se propone. A esto es a lo que nos referimos en el artículo recientemente publicado en Liberación: "La Pornografía y los Trastornos del Comer".
El proceso de asignar emotivamente, un estímulo con una sensación de fuerza, sigue tres fases: (1) El placer es la consecuencia de una sensación o de un acto en particular. (2) Este placer se asocia en el cerebro con una representación mental del objeto asociado con el acto. (3) La preponderancia incentiva se atribuye a percepciones subsecuentes y a representaciones mentales asociadas con el evento, el acto y el lugar donde ocurriera; lo que causa que estos, inesperadamente, puede que sean deseados.
Modelo esquemático de las mini-adicciones
De lo que se infiere, que de igual modo que sucede con nuestras funciones básicas y vitales, que las adicciones están, asimismo, reguladas por los transmisores neuroquímicos que nos gobiernan.
Pero, ¿por qué nuestras actividades trascendentes y éticas, que contendemos están basadas en el libre albedrío, pueden caer bajo el control de mecanismos biológicos?, ya que, como especie somos inteligentes, artísticos altruistas y que, como seres creados a la imagen de Dios. Que este Mismo Dios, nos dotara con una entidad espiritual o "alma"
Básicamente, las representaciones naturales existen meramente, para que descifremos la esencia de un orden geométrico, físico y cósmico que existe como Ley Inmanente en la Naturaleza. Esta Ley, repetimos, es una ley física. La que, como la Ley de la Gravitación Universal, controla y rige los espacios interplanetarios, interestelares — como también regula nuestras vidas.
Como sabemos, no estamos solos en el vacío del espacio sideral…
Cuando nuestra especie confronta lo inesperado, lo "esperado" siempre sucede. Esto significa el retorno, por medio de nuestras actividades neurotransmisoras, a la actividad de elementos, presentes en nuestros organismos, que nos ayudan adaptar a la nueva situación.
Muchos investigadores psicoanalistas, basarían sus hipótesis en estas premisas; concluyendo que, los estados mentales, actuando "como drogas" (del modo eficiente como lo hacen las endorfinas) lograrían proporcionarnos los elementos necesarios e intrínsicos para ajustarnos al dolor y a las tribulaciones de la vida. (Véase aquí mi ponencia: La Sonrisa de Dios).
Así es posible entender que, cuando estamos ansiosos y nos sentimos abandonados, que un buen chisme nos haga sentir bien. Y si un chisme nos hace sentir mejor — más chismes nos harían sentir mucho mejor.
Uno no tiene que mirar muy lejos para entender las estrategias que usa la Naturaleza para ajustarnos a las dificultades y a las incidencias de nuestra existencia. Por ejemplo, el cordón umbilical, destinado a ser cortado, carece de fibras nerviosas, por consiguiente, ni la madre ni el niño registran dolor alguno cuando los separan.
El parto, siendo doloroso, debiera de predisponer a la madre en contra de otros embarazos, sin embargo, actuando en concierto, las hormonas que provocan el nacimiento del niño y la lactación, son de naturalezas tan poderosas que hacen del bebé un ser cargado de emociones tan profundas, que tener más hijos siempre es deseable, porque la memoria del dolor del alumbramiento se convierte en placer, el instante en que comienza la lactancia del recién nacido.
Sería útil releer mi ponencia en los efectos beneficiosos de la oxitocina.
Considerada o perspicaz, la Naturaleza puede que parezca algunas veces…
El himen, membrana de función superflua, tiene una razón especial para su presencia. Ésta existe para asegurar la calidad y la supervivencia de la progenie. El prepucio, también tiene razón de ser. La falta de inervación dolorosa del cerebro no es circunstancia coincidencial. La depresión, con sus miserias asociadas, también subsiste por razones legítimas. (Léanse Virgen y El Himeneo…).
La diabetes y la impotencia genital se asocian entre ellas, por buenas razones adaptadoras. La hemofilia no existe en la mujer… porque no puede existir.
La Naturaleza, y no nosotros, dotaría un juego de cartas con el poder de modificar el metabolismo de la serotonina para que nuestras ansiedades y miedos se vuelvan más tolerables.
De la autosuficiencia y de sus funciones
Algunos investigadores psicoanalistas, entre ellos Kohut y Khantzian trazan los orígenes de la inhabilidad de regular nuestras emociones en la vida temprana, a un fallo en haber incorporado la autosuficiencia que debiera de haber sido derivada de nuestros padres. La autosuficiencia misma, es una función esencial para nuestro equilibrio mental, ya que nos protege; proveyéndonos con el entendimiento de las realidades que nos controlan. Porque, también nos indica cuando nuestros juicios son acertados. Porque nos interpreta la ansiedad que señala peligros inminentes, y porque nos confiere con la habilidad de hacer conclusiones basadas en principios lógicos.
La autosuficiencia se deriva de las relaciones soportantes y de las atenciones, cuidados y papeles protectivos que nos suministraran nuestros progenitores, o sus representantes, en sus roles primordiales. Cuando existen; esas funciones son interiorizadas. Pero, como éstas, a menudo no existen en las personas con conflictos. Las mismas personas que carecen de la habilidad de regular sus autoestimas, de captar el significado de sus relaciones con otras personas y que adolecen de la capacidad de proveerse a sí mismas con moderación y soporte. Ellas mismas, cuando nos sirven de guías, no logran hacerlo bien, legándonos un futuro de miserias improbables.
Las personas con conflictos, por lo ya visto, no son buenos modelos de soporte para sus hijos; porque sus actitudes tienden a la ambivalencia.
"Te escucho, sin cansarme…"
Este énfasis en la intolerancia afectiva se relaciona a etapas tempranas del desarrollo normal. Pero, sin embargo, existe una diferencia importante entre la falta del desarrollo de la autosuficiencia, como defecto del ego, o como función que nunca existiera. Por ejemplo, la autosuficiencia pudo haber sido inhibida por una figura paterna sobre-controladora, inculcándole al niño la idea de que ésta es función exclusiva de la figura en autoridad y que no debe de ser diluida, compartiéndola con los hijos.
La hipótesis de la automedicación se confirma constantemente por las acciones comunes de tantas personas que usan drogas, medicinas, relaciones, comida y otras actividades simbólicas, para adaptarse a los estreses normales de la vida. Como utilizan una tarjeta de crédito.
Todas las actividades y sustancias que son adictivas, proveen sustitutos emocionales por cualquier vacío psicológico existente. Por esa razón, las personas dependientes temen el abandono de cualquier naturaleza.
No lo olviden.
Debido a su situación especial, como sistema pionero en el desarrollo de las teorías de las emociones y de los comportamientos humanos, el psicoanálisis buscó respuesta para todas las adicciones y para todas las perversiones humanas desde su comienzo.
Es evidente para el psicoanálisis, que la persona adicta sufre de un sentido de vulnerabilidad personal y narcisista, que consiste en el temor de poder ser abrumado por experiencias que lo hacen sentir impotente. Ellos deducen que la representación de los comportamientos adictivos es una manera de restaurar la energía necesaria para ajustar al afecto de la desesperación incontrolable, por el vacío de que sufren.
Fin de la lección
El Buzón Universitario
La Longevidad y la Flacura
Cuando pensamos en personas centenarias o que vivieron vidas muy largas, generalmente en nuestras mentes se despiertan las memorias de mujeres delgadísimas que comen escuetamente y que disfrutan de todo, pero que evitan la comida en exceso y por placer.
Mujeres que gozan de nuestra admiración y respeto: Elsie McLean (edad, 101 años). Jugadora de golf. Hoyo en uno el mes de mayo pasado…
En el laboratorio, se ha demostrado, que ratas y moscas que se alimentan de menos, viven de más.
El hambre y la desnutrición relativa, constituyen, en esencia, los únicos dos factores probados, que se asocian con la prolongación de nuestras vidas.
No es precisamente lo que almuerzan las ancianas centenarias
El anverso, la obesidad, como bien entendemos, es causa y origen de muchas complicaciones serias que menoscaban la calidad y la duración de la existencia.
Recientemente, un team de expertos de Washington University en St. Louis, trabajando en colaboración con un team de expertos italianos ha provisto la evidencia definitiva a esta hipótesis.
Entonces: tener un poco de hambre y ser muy delgado, prolongan la vida.
Temas actualizados
En esta sección, se revisan asuntos de importancia, en breve…
La principal razón por la que los hallazgos relativos a la vida comparativamente más duradera de las personas delgadas es probablemente una que se encuentra incorporada en los genes que están involucrados en nuestra adaptación y supervivencia.
En la Naturaleza, nada se ha provisto superfluamente, y ningún animal que no haya sido intencionalmente pervertido, para que desee comer por placer, así lo hace.
Por ejemplo, la gallina roja de Rhode Island, prolífica ponedora de huevos por todo el año, usa una estrategia que se asocia de modo específico con el peso de su cuerpo.
Durante la incubación de sus huevos, los que abandona muy pocas veces — y lo que sólo hace para beber agua, ya que, mientras incuba, no come. La gallina pierde una tercera parte de su peso total. (Si lo hace una mujer, esta pérdida de peso se considera diagnóstica de la anorexia — pero no así en nuestra gallinita).
Pero, si como hicieran investigadores de una universidad en Providence, se alimenta forzosamente a este espécimen avícola doméstico, haciendo que ella engorde. A ésta no le importa, porque la gallina en pocos días retorna al peso que debiera pesar para el día correspondiente de su incubación — ¡el sueño improbable de Jenny Craig!
También se ha demostrado que cuando estamos enamorados nuestro peso baja. Quizás fuera necesario en el paleolítico, para poder alcanzar la perla de nuestros ojos, o para demostrarle que estamos en buena forma física y que podríamos capturar cualquier presa que a ella le apeteciera.
Bibliografía
Suministrada por solicitud.
Dr. Félix E. F. Larocca
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