Aumento poblacional y control demográfico entre los cazadores-recolectores tardíos del centro-sur pampeano (página 2)
Enviado por César Agustín Flores
De esta manera, el desbalance a favor de los varones se logra principalmente a través del infanticidio, generalmente indirecto, derivado de un mayor cuidado y atención hacia los niños, en detrimento de las niñas. Esto ocurre en sociedades que valoran especialmente tener la mayor cantidad de guerreros fuertes y agresivos. La guerra da motivación para el descuido de las niñas, fomentándose la crianza de los hijos varones, ya que se glorifica la masculinidad durante la preparación para la lucha. Los varones son preferidos para ser entrenados porque en los combates en los que se utilizan armas que necesitan de la energía muscular para funcionar, aspectos como la fuerza física y el tamaño muscular son decisivos para la supervivencia del grupo. A su vez, la falta de mujeres suele ser un justificativo cultural para promover la captura de individuos de ese sexo mediante incursiones violentas y el casamiento con mujeres de otros grupos para crear y fortalecer alianzas sociales. Esto suele estar asociado a estructuras poligínicas de residencia postmarital, lo cual intensifica aún más la falta de mujeres (Divale y Harris 1976; Harris 1992, 1993; Gat 2000). A su vez, la muerte en combate implica que los agentes responsables de las muertes son externos, favoreciendo la reproducción del sistema de preferencia de varones para guerrear y provoca el aumento de los sentimientos de solidaridad del grupo (Divale y Harris 1976).
Operatividad del modelo en relación con la información de cronistas y la evidencia arqueológica para el área de estudio.
La aplicación del modelo en el área de estudio está sustentada por información obtenida de crónicas de viajeros y de investigaciones arqueológicas. La mayoría de las crónicas relevadas (v.g. Cardiel 1835, 1956 [1748]; García 1835; Tapary 1835; Zeballos 1878, 1960 [1881], 1998 [1890]; Lista 1885; Mansilla 1947 [1870]; Morris 1956 [1740]; Musters 1964 [1871]; de Azara 1969 [1847]; Pigafetta 1971 [1800]; Baigorria 1975) no hacen referencia a aspectos del perfil demográfico y de las prácticas sociales de control de la natalidad y reproducción, probablemente debido a que esas prácticas eran en general sancionadas cuando se las realizaba en forma explícita. Sin embargo, algunos cronistas (v.g. Falkner 1835; Cox 1863; Lista 1894; Armaignac 1961 [1869-1874]; Hux 1999) aportan información sobre los modos de reproducción de estas sociedades y apoyan la idea de que existió, bajo determinadas circunstancias, la necesidad de implementar estrategias culturales de control poblacional tales como el aborto, la prolongación de la lactancia, la ingesta de sustancias anticonceptivas y el infanticidio. También dentro de este marco se describe el reforzamiento de alianzas entre grupos a través del casamiento y en casos puntuales, la matanza ritual de mujeres.
Varios viajeros mencionan un desbalance poblacional a favor de los hombres para las sociedades indígenas de la zona (v.g. Falkner 1835; Cox 1863; Lis ta 1894; Guinnard 1941 [1864]; Schmidt 1964). La pormenorizada descripción de Lista (1894) refiere que
"Lo que primero que llama la atención es el escaso numero de mujeres con relación a los hombres, a punto que puede decirse que para una de ellas hay tres de estos. ( ) Diríase que la mujer tehuelche resiste menos en la lucha por la existencia, lo cual se comprueba hasta cierto punto si se atiende a la mortalidad de estas, en las enfermedades epidémicas por ejemplo" (Lista 1894: 64).
Otros cronistas, como Falkner (1835) y Cox (1863), también subrayan la poca cantidad de mujeres presentes en comparación con los hombres, lo que habría derivado en la asociación entre el prestigio social de estos últimos y la cantidad de esposas y concubinas que tenían (Hux 1999). Bórmida y Casamiquela (1958-1959), al realizar una entrevista a uno de los últimos tehuelches en Norpatagonia a mediados del siglo XX, refieren la misma tendencia. Respecto de la mayor valoración hacia los hombres, Lista (1894: 64) menciona que entre los grupos por él visitados, "nacen más varones que hembras". Probablemente este dato no refleje directamente la cantidad de nacimientos para cada sexo, sino que esté indicando un desbalance socialmente producido.
Falkner (1835:32) afirma que si bien la práctica de la poliginia era socialmente aceptada, no era usual que un hombre tuviera más de una esposa, a excepción de los caciques, "ocasionado de no haber muchas: y estas tan caras, que ni aún una quieren". Otros cronistas, como Cox (1863), coinciden en afirmar que la escasez de mujeres las convirtió en un símbolo de estatus: dado que la práctica usual indicaba que debían ser compradas, esto implicaba que la cantidad de esposas y concubinas que tenía un hombre repercutía en su prestigio social (D´Orbigny 1945 [1837-1845]; Hux 1999). Por otra parte, habitualmente se menciona que una de las causas principales de la agresión intergrupal es, además del ingreso no autorizado a un territorio y del robo de caballos, el rapto de cautivas jóvenes (Guinnard 1941 [1864]; de Azara 1969 [1847]).
Por otra parte, algunos cronistas mencionan situaciones de violencia directa hacia las mujeres. Hux (1999; ver también Armaignac 1961 [1869-1874] y González 1979) transcribe los escritos de Santiago Avendaño, en los cuales describe su cautiverio entre los ranqueles a mediados del siglo XIX. Al documentar aspectos del ritual mortuorio a la muerte del cacique Painé Guor en 1844, menciona que su hijo y sucesor ordenó sacrificar a un grupo de mujeres de diversas edades, acusadas de haber causado la muerte de su padre mediante actos de brujería (ver De la Cruz 1835 para otro ejemplo de estas prácticas entre los pehuenches). En total 33 mujeres fueron asesinadas a piedrazos y flechazos, incluyendo a la esposa principal del cacique, la cual fue ejecutada mediante un golpe en la cabeza y colocada al lado del difunto. González (1979) explica este acontecimiento como una consecuencia de la expansión de un estado de violencia casi permanente, por el cual fue necesario generar una organización guerrera activa, con un jefe prestigioso monopolizador del poder. La perpetuación de la guerra dio estabilidad al poder de los jefes, lo cual derivó directamente en un aumento en el prestigio personal y en los niveles de obediencia y respeto de sus súbditos. Esta muerte masiva de mujeres, que contribuyó a reforzar y centralizar las relaciones desiguales de poder (González 1979) también estaría indicando que bajo determinadas circunstancias pueden haberse produci do situaciones de violencia al interior del grupo que habrían contribuido en la desproporción entre sexos observada por los cronistas, e inferida mediante el análisis del perfil de mortalidad del sitio Chenque I. En definitiva, todos estos datos son compatibles con una tendencia a la mayor mortalidad de las mujeres promovida por prácticas culturales específicas.
Una mención puntual sobre las estrategias de control del tamaño familiar es la de Cox (1863), quien comenta que entre los indígenas del norte de Patagonia la práctica del aborto y el infanticidio eran usuales. También Bórmida y Casamiquela (1958-1959) documentan que los abortos eran frecuentes entre los tehuelches del norte de Patagonia, y respecto de la supervivencia de los recién nacidos, Guinnard (1941 [1864]: 72) afirma que "está sometida a la apreciación del padre y la madre, que deciden sobre su vida o su muerte". Ademásdeestosmétodosdirectos, también se ingerían brebajes preparados para evitar la concepción. A este respecto, Sarramone (1993: 75) menciona que "se combatía la fecundidad con infusión de carqueja verde que también se tomaba durante los 40 días posteriores al parto ( )".
Por último, respecto de las actitudes de los adultos respecto de sus hijos, D´Orbigny (1945 [1837-1845]) observó que en ocasiones el traslado de un grupo se retrasaba durante varios días sólo por el gusto del hijo varón del jefe. También se identifican diferencias en las actividades llevadas a cabo por los niños y las niñas, con el objetivo de educarlos para las tareas adultas (Guinnard 1941 [1864]). Los niños aprendían a montar caballos y manejar las boleadoras y la flecha desde muy pequeños, y acompañaban a sus padres en sus cacerías (D´Orbigny 1945 [1837- 1845]; Armaignac 1961 [1869-1874]), lo que implica la perpetuación de prácticas socialmente valoradas para los hombres, como la caza y la guerra. Por el contrario, las niñas vivían "hasta los 12 o 13 años ( ) en el mismo cuarto con sus padres; en cuanto llegan a esa edad adquieren cierta independencia y empieza a considerárselas como persona de importancia" (Armaignac 1961 [1869-1874]: 138).
En definitiva, estos datos sugieren por un lado que se implementaron estrategias que buscaban controlar la cantidad de gente que vivía en cada grupo, y por otro la existencia de un entramado social que otorgaba una valoración preferencial a las actividades de los hombres. Un derivado de esa situación general puede haber sido una tendencia hacia la mayor mortalidad de las mujeres.
Todos estos datos son complementados con la información arqueológica disponible para el centro-sur de la Pampa Occidental. El modelo puede ser efectivo para explicar el proceso de dinámica social de las poblaciones cazadoras-recolectoras que habitaron el área durante el Holoceno tardío. En primer lugar, un aumento de la densidad poblacional y la existencia de conflictos violentos son situaciones sugeridas por el registro arqueológico (Berón 2004, 2007b). Berón (2004; ver Berón y Baffi 2003) propone un proceso de aumento de la complejidad social a partir de múltiples evidencias arqueológicas. En primer lugar, identificó indicadores que sugieren una fuerte disminución de la movilidad residencial. En momentos posteriores (ca. 1000 años AP) este proceso culminó en la generación de áreas formales de entierro, como es el sitio Chenque
I. La aparición de sitios de inhumación múltiple en contextos cazadores-recolectores ha sido interpretada como una derivación de procesos de reducción de la movilidad, sedentarización gradual y demarcación territorial (Charles et al. 1986; Goldstein 1981; Dillehay 1995). A nivel supraregional, se generaron durante la etapa final del Holoceno tardío varios cementerios cazadores-recolectores en distintos lugares de Pampa y Norpatagonia (Berón 2004, 2007c). Además del sitio Chenque I, deben mencionarse Campo Brochetto, Laguna de Los Chilenos y Rinconada en el sudeste de la provincia de Buenos Aires (Barrientos y Leipus 1997; Madrid y Barrientos 2000; Barrientos 2002), Añelo en el noreste de la provincia de Neuquén (Bisset 1989) y Paso Alsina en el sur de la provincia de Buenos Aires (Martínez et al. 2007). En todos los casos, estos sitios de inhumación están asociados a fuentes de agua permanente (Berón 2004, 2007c) y permiten inferir un proceso de aumento de la densidad poblacional a nivel macroregional.
A su vez, las tendencias paleoclimáticas identificadas en áreas colindantes indicarían que una serie de cambios climáticos habrían incidido en la modificación en los patrones de movilidad y asentamiento. Durante la Anomalía Climática Medieval, entre 900 y 600 años AP (Stine 2000), se habría producido un proceso de aridización que disminuyó la cantidad de fuentes de agua apta para el consumo humano. En zonas semidesérticas, las áreas que ofrecían aguas permanentes pasaron a ser atractores para las poblaciones humanas, produciéndose desplazamientos poblacionales hacia ellos (Berón 2004, 2007b). Esto produjo una mayor permanencia y/o recurrencia de uso de estas áreas de concentración de recursos. También se identificó para esta época una especialización artesanal en la elaboración de alfarería y el aumento progresivo en la utilización de la tecnología lítica de reducción bipolar (Berón 1997, 1999, 2004; Curtoni 1999).
Además, la intensificación en la fabricación y uso de artefactos de molienda puede estar vinculada a la incorporación de nuevos alimentos, como semillas y frutos, lo que implica una diversificación de la dieta. Estos indicadores estarían dando cuenta de una tendencia hacia una mayor concentración de poblaciones en la zona (Berón 2004, 2007c).
Por otra parte, el registro bioarqueológico del sitio Chenque I permite plantear la existencia de situaciones de violencia interpersonal, ya que varios entierros presentan puntas de proyectil alojadas en zonas vitales del cuerpo. Berón (2004, 2007b) propuso que esta situación sería un derivado del proceso de reducción de la movilidad y deterioro ambiental, lo que habría hecho surgir situaciones de competencia por el acceso a los recursos. También se identificaron entierros que indicarían diferencias de estatus a favor de algunos varones, ya que todos los que presentan abundante acompañamiento asociado pertenecen a individuos masculinos, tanto adultos como subadultos, mientras que ningún entierro femenino está asociado a una cantidad importante de elementos culturales. A partir de esta evidencia, Aranda (2007) planteó que habrían existido diferencias en las adscripciones sociales al interior de la categoría sexual, y que algunos casos puntuales podrían denotar la existencia de estatus adscripto para algunos individuos masculinos.
Todo el corpus de información paleodemográfica obtenido contribuye a reforzar el modelo previamente propuesto sobre la dinámica social nativa en el área. El registro arqueológico y bioarqueológico del centro-sur pampeano avala el modelo que establece que durante el Holoceno tardío se desarrolló un proceso de consolidación de una fluida y extensa red de relaciones sociales que abarcaba poblaciones que habitaron zonas como el centro-sur pampeano, Pampa Húmeda, Norpatagonia y el centro-sur de Chile. Se identificaron sistemas de interacción y complementariedad social a nivel supraregional, cuyo fortalecimiento posibilitó el acceso a recursos y conocimiento alternativos, para de esa manera minimizar los mecanismos de deterioro demográfico de los grupos implicados. Se generó un sistema de relaciones sociales cuyo objetivo fue promover conductas de inclusión de grupos para garantizar el acceso a recursos fluctuantes y poco predecibles durante épocas de escasez (Berón 1998, 1999, 2004, 2007a). El fortalecimiento del sentido de pertenencia a las redes de relaciones sociales intergrupales debe haberse sostenido principalmente a través del contacto directo y sistemático entre individuos y grupos, asociado a momentos específicos en los cuales se desarrollaban los rituales de inhumación en el sitio.
Un derivado directo de ese proceso fue el aumento de la densidad poblacional hacia finales del Holoceno tardío, probablemente derivado tanto de dinámicas migratorias hacia el área como de procesos demográficos endógenos. Ello requirió de la implementación de variados procedimientos culturales de control poblacional.
El registro bioarqueológico estaría dando cuenta solamente de una de las estrategias implementadas, el infanticidio indirecto, ya que la disparidad sexual en individuos menores al año sería un indicador de preferencias hacia los niños, es decir, un correlato material de una situación de control demográfico. Si bien los restantes mecanismos no han sido detectados a partir del registro material, es probable, teniendo en cuenta la información de cronistas y viajeros, que también hayan sido implementados en forma complementaria. También se sugiere la posibilidad de que la tendencia general hacia la mayor mortalidad de las mujeres pueda haber influido en las tasas de crecimiento poblacional de los grupos involucrados (Luna 2008).
En resumen, el modelo descripto es aplicable a la dinámica social inferida a partir del registro arqueológico. La información obtenida mediante el estudio de los restos culturales y humanos permite sostener que durante finales del Holoceno tardío se produjo un proceso de disminución de la movilidad residencial y un aumento de la presión poblacional, el cual debió ser contrarrestado con la implementación de prácticas sociales de control demográfico. Este proceso estuvo asociado a su vez a una valoración especial de algunos individuos masculinos y a la aparición de situaciones de violencia interpersonal.
Agradecimientos
Deseo agradecer especialmente a Mónica Berón, Inés Baffi, Luis Borrero, Ricardo Guichón, Mariano Bonomo y Claudia Aranda por sus comentarios sobre un manuscrito de este trabajo. Las investigaciones han sido desarrolladas con fondos procedentes de los subsidios PIP CONICET Nº 5167, PICT 26312 y UBACyT F 183.
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Notas
1 Un porcentaje menor de esa cantidad pertenece a restos dispersos identificados en baja densidad dentro, alrededor y por debajo de las unidades de entierro de la Unidad Inferior.
Autor:
Luna, Leandro Hernán
CONICET. Museo Etnográfico J. B. Ambrosetti.
Revista de Arqueología Cazadores-Recolectores del Cono Sur.
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