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El sistema bancario y su labor en la dualidad monetaria en Cuba (página 2)


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La dualidad monetaria no es más que la circulación de manera oficial del dólar junto a la moneda nacional compartiendo sus funciones, que en nuestro país tuvo como característica que en el 1994 surge el peso convertible cubano (CUC) como moneda nacional equivalente, que en el 2004 se cumplimenta con el establecimiento de la Res. 80 del BCC.

Dolarización: se produce cuando en cierta forma el dólar desplaza la moneda local en una de sus 3 funciones básicas o en algunas de ellas es decir como medio de pago, unidad de cuentas y patrón de reserva.

Dolarización Total: Opción que se refiere a la decisión deliberada de sustituir totalmente la vigencia de la moneda nacional.

Dolarización parcial: se produce cuando el estado opta por formalizar e incluso profundizar el nivel de dolarización de facto existente, sin llegar a sustituir totalmente la vigencia de la moneda nacional.

La diferencia esencial entre al dolarización parcial y la total radica en que la legalización de la dualidad monetaria busca restablecer la credibilidad en la moneda nacional por medio de la recuperación integral de la economía, mientras que la total busca importar credibilidad ajena desechando su moneda nacional y sobre esa base lograr la recuperación económica.

El bimonetarismo juega un papel dinamizador dentro de un programa de ajuste más abarcador pero le incorpora al mismo algunas irregularidades relacionadas con la probabilidad de derrame de los niveles de dolarización previstos inicialmente y la tendencia a transformar mecanismos y situaciones que deben ser transitorias, en permanentes.

La dolarización no es un sinónimo de desaparecer los problemas del sistema financiero, la economía será aún más inestable por estar sometida a las fluctuaciones financieras internacionales. La economía pasa a depender de la entrada de capitales y el endeudamiento externo para obtener la posibilidad de ajustar los tipos de cambio, deja como única solución la rebaja de los costos (en particular el salarial) y el cese de las tasas de intereses.

Para el país dolarizado las desventajas e inconvenientes son múltiples abandona la soberanía monetaria y cambiaria; adopta un esquema recesivo, se fragiliza el sistema bancario con la desaparición del prestamista en última instancia[1]se elimina el señoreaje, se atenta contra los esquemas regionales de integración, se pierde abundantes reservas para reemplazar el circulante

Surgimiento de la dualidad monetaria en Cuba

El dinero y la moneda aparecen en Cuba con la llegada de los españoles. Los habitantes primitivos de nuestro país utilizaban el trueque para su reducido comercio

Durante el periodo colonial circulaban monedas de oro españolas y francesas situación esta que cambio con la intervención norteamericana ocurrida entre 1898 y 1902 y con la introducción del dólar como patrón, estando en detrimento dichas monedas.

En 1914 se creó la ley que daría vida al sistema bancario nacional, la cual no contempló la emisión del papel moneda y ratificó la permanencia de la moneda norteamericana. Dicha ley disponía que la moneda nacional tendría como patrón el oro y por unidad el peso, con un contenido metálico bruto de 16718 gramos y un fino de 15046. a su vez el oro tendría fuerza liberatoria ilimitada, la plata en proporción del 8% de la cantidad a pagar, liberándose así las obligaciones que no excedieron de diez pesos y el níquel tendría una fuerza liberatoria hasta un peso. En 1934 se desmonetizó el oro y se estableció la plata como nuevo patrón metálico con fuerza liberatoria ilimitada. Así se emitieron los primeros billetes que fueron designados como certificados de plata en virtud de su respaldo, los que fueron desmonetizados en 1953.

Con la creación del Banco Nacional de Cuba, el 23 de diciembre de 1948, y como único órgano emisor de la nación, comienza a circular en el país los primeros billetes en series. En 1951, se estableció la circulación de la moneda cubana solamente, aun cuando de facto continúo circulando la moneda norteamericana hasta finales de la década de los años cincuenta.

Los bancos existentes en Cuba a finales de la primera Guerra Mundial constituían un sistema bancario sui géneris, funcionando prácticamente sin regulaciones legales. No solo era la ausencia de un banco central, sino que carecía de una apropiada legislación bancaria.

Después del triunfo de la revolución de 1959 y de acuerdo con la política económica monetaria implementada desde entonces, se adoptó un conjunto de medidas tendientes a establecer sanciones penales para toda aquella persona que mantuviera en su poder moneda extranjera o efectos denominados en moneda extranjera y que no estuvieran autorizados a circular.

Entre 1989 y 1993, el producto interno bruto (PIB) cayó 35 por ciento, se perdió más de 80 por ciento del comercio exterior, el consumo de combustible se redujo a menos de la mitad y desaparecieron casi totalmente las fuentes externas de financiamiento. Acentuado por el bloqueo económico (que ese país llama embargo) contra Cuba vigente desde la década de los 60 y obstaculizaron su reinserción financiera y comercial las nuevas circunstancias así como la aprobación en Estados Unidos de las leyes Torricelli (1992) y Helms-Burton (1996).[2]

En 1992, como parte de las medidas adoptadas para hacer frente a la crisis económica y los desequilibrios monetarios derivados, el gobierno cubano adoptó un conjunto de reformas que introdujeron cambios importantes en el anterior esquema de economía centralmente planificada. Una de esas medidas fue la despenalización de la tenencia de divisas, cuyo objetivo central consistió en retirar de la circulación subterránea las monedas extranjeras convertibles y atraer divisas al país a partir de las remesas familiares y otras medidas adoptadas.

El origen de esta situación está en la grave crisis económica que sufre Cuba durante la primera mitad de los noventa. En ese período confluyen dos circunstancias que dan lugar a la circulación simultánea de dos monedas con muy distinto valor. Por un lado, la crisis provoca la caída de la producción y deja sin contravalor (o respaldo) al peso cubano, que se deprecia y pierde su capacidad adquisitiva. Por el otro lado, la población empieza a recibir dólares vía remesas y turismo. La fortaleza de la divisa extranjera facilita que el dólar empiece a desplazar al peso cubano en parte de sus funciones (como unidad de cuenta y de cambio). Con el tiempo el Gobierno de Cuba empieza a emitir una moneda propia, el peso convertible, cuyo respaldo son las reservas en dólares, que paulatinamente sustituye a la divisa extranjera. Al final, las dos monedas (el peso cubano débil y el peso convertible fuerte) quedan coexistiendo.

El Dr. Vidal opina que el desequilibrio monetario y la enorme inflación del 200% en el 1993 crearon las bases para dolarizar la economía, "para brindar una moneda más estable y confiable que el peso cubano a las actividades económicas que iban a ser los motores de la recuperación. El turismo, la inversión extranjera, las remesas y otros sectores emergentes la empezaron a utilizar como medio de pago el dólar estadounidense. De esta forma se intentaba aislar el desarrollo de tales sectores, de los desequilibrios e inestabilidades imperantes en el resto de la economía."[3]

En Cuba, las unidades económicas se mueven en grandes campos fácilmente identificados. Por un lado, la esfera planificada donde las empresas estatales, enfocadas al mercado interno, vender sus productos a precios de lista a empresas mayoristas para su distribución a la población a precios subsidiarios, y en otro sentido, una esfera de mercado, donde se localizan los mercados agropecuarios e industriales, así como un segmento de la población identificado como trabajadores por cuenta propia, las entidades con inversión extranjera, las entidades de recuperación de divisas y los circuitos económicos autóctonos (manejados en divisas que se han diseñado para la reconstrucción del sector externo).

Estos aspectos en la economía cubana tienen características muy singulares debido a la combinación de varios factores, en primer lugar nuestra economía no es una economía de mercado y en consecuencia la actuación de a la política monetaria se enmarca en un contexto diferente al que convencionalmente se describe en la economía macroeconómica.

A partir del 1993, las remesas familiares ganaron importancia creciente en el sector externo de la economía cubana, con un incremento de este ingreso a raíz de la decisión del presidente de Estados Unidos (en marzo del 1998) de descongelar este flujo de los fondos hacia Cuba. Las remesas familiares en Cuba actúan como flujos que complementan el ingreso de las familias y que brindan un poder de compra que contribuye a sostener y ampliar las transacciones de los mercados agropecuarios e industriales y de las tiendas recaudadoras de divisas (TRD).

En 1994 surge el peso convertible como moneda nacional equivalente al dólar a fin de acrecentar la circulación de divisas en el país. A mediados de 1995 comienza a operar las Casas de Cambio S.A (CADECA), las que ya para octubre del mismo año disminuyeron las operaciones de cambio de pesos por divisas, y viceversa con la población. Estas operaciones se realizan en función del mercado, estableciéndose las tasas de cambio de acuerdo con la oferta y la demanda.

Muchas de las transacciones dentro de la esfera planificada, y entre ésta y el mercado (interno o externo), se están realizando según el tipo de cambio oficial. De igual forma, el sistema de pagos en divisas se extiende al sector interno de la economía; y así, desde 1996, las empresas autorizadas a operar en moneda extranjera cubren en divisas la compra de algunos bienes y servicios producidos internamente a partir de insumos nacionales o importados.

En nuestro país el tema de la dolarización suscitó interés no solo debido a la importancia internacional que recobró, sino también que la economía cubana funciona desde hace ya varios años en condiciones de dualidad monetaria donde el dólar cumple por lo menos una de las funciones del dinero.

Desde que se adoptaron las medidas a mediados de 1993 para la legalización de tenencia y circulación de divisas por parte de personas físicas, aumentó considerablemente el nivel de posesión de divisas de la población, calculándose que a mediados del año 1997, alrededor de la mitad de la población participaba en el segmento de mercado que opera en divisas.

Las personas físicas reciben divisa básicamente a través de remesas familiares del exterior, los incentivos salariales o los gastos de los turistas. Con la creación de las casas de Cambio a mediados del 1995, se institucionalizó la compra-venta de dólares por la población, utilizando el tipo de cambio del mercado paralelo con la cual disminuyó considerablemente el volumen de esas operaciones que se realizaban en el mercado negro. Sin embargo las transacciones que se realizaban en la red de Casas de Cambio eran comparativamente pequeñas en relación, al flujo de dólares de remesas del exterior.

Durante los primeros años de la crisis, la liquidez monetaria aumentó a un ritmo anual de 23%. En 1993 el coeficiente de liquidez con relación al producto llegó al 73% y para tener un punto de comparación este indicador se situó en un 24% como promedio en República Dominicana, 27% en Costa Rica y 23% en Guatemala e incluso en Nicaragua durante la fase hiperinflacionaria, el coeficiente de liquidez no excedió del 64%.

Es natural que en un contexto de excesiva circulación monetaria nacional y escasez de bienes y servicios, la demanda de dólares aumentara como vía para obtener los bienes insuficientes en el mercado de moneda nacional, por lo que la cotización del dólar en el mercado informal se eleva a niveles nunca antes alcanzados.

En el 1995 la liquidez monetaria disminuyó en casi 700 millones de pesos. Mientras que el peso se apreció en un 66%. La reducción de la liquidez se obtuvo como consecuencia del carácter fiscal y de precios implementados en 1994 para el saneamiento de las finanzas internas, con resultados positivos en 1995, tales como incremento de los precios a productos no esenciales (cigarro y bebidas); incremento de las tarifas de consumo de electricidad, agua, transporte; introducción del cobro por servicios de alcantarillados, eliminación de gratuidades tales como la alimentación en los centros educacionales y acceso a instalaciones deportivas y culturales. La disminución de los saldos líquidos en poder de la población se localizó fundamentalmente en el ahorro ordinario (92% del total) que se redujo en un 10%.

Como parte de las medidas para incrementar el crecimiento de la producción y la eficiencia en los sectores estratégicos de la economía, se diseñaron diversos esquemas de incentivos laborales que se establecen sobre la base del dólar o el peso convertible. Al finalizar el 1997 estos sistemas de estimulación en divisas beneficiaban a 1.4 millones de trabajadores, que representan un 37% de las personas empleadas por el Estado y las Unidades Básicas de Producción Comparativa (UBPC).

Una de las características sui géneris de la crisis económica cubana es que, desde sus inicios las autoridades adoptaron las políticas de trasladar a la población el menor costo social posible de esta crisis. Es por ello, que durante varios años y a pesar de que muchas empresas trabajaban por debajo de su capacidad e incluso fue necesario detener la producción en algunas de ellos por falta de insumos o de mercado, los salarios nominales de los empleados no se vieron afectados, ni se realizaron despidos masivos.

No es accidental la recuperación del valor del peso que siguió al cambio de estilo de la política macroeconómica y a la instrumentación del programa de estabilización a partir de la segunda mitad de 1993, aunando al incremento paulatino de la oferta de bienes y servicios, fundamentalmente a través del mercado agropecuario, los mercados industriales y otros servicios a la población.

El Banco y la dualidad monetaria

Las medidas adoptadas en relación con la utilización de la divisa extranjera en muchas de las transacciones internas del país, trajo como consecuencia la circulación paralela de dos tipos de monedas, el peso cubano y el dólar (o su sustituto eventual el peso convertible). Sin embargo los problemas derivados de la doble circulación no se originan por la presencia de dos monedas, sino en la coexistencia de dos tipos de cambio muy diferentes: el oficial y el informal.

Tipo de cambio oficial: de un peso por un dólar, se fijó en octubre del 1914, cuando se creó el peso cubano, y no ha variado desde entonces; se utiliza para todas las transacciones inter-empresariales, ya sea en el sector estatal o entidades con participación extranjera. El tipo de cambio oficial desde hace muchos años no expresa el valor real del peso cubano, significa un subsidio a las empresas que tienen un mayor nivel de importaciones y una penalización a las principales exportadoras.

La cotización paralela del peso (mercado negro) surgió desde 1959, a raíz del establecimiento de controles de cambio, y persistió durante los 20 años que siguieron a la nacionalización del sistema bancario y a la reforma monetaria de 1961. en este lapso no solía exceder de 8 pesos por dólar, hasta que a partir del 1991 comenzó su deterioro de la moneda nacional, que alcanzó su punto máximo en 1994 cuando el dólar se cotizó a 95.00 pesos como promedio en ese año, aunque en algunos lugares sobrepasó esta cifra llegando alrededor de 130.00 pesos el dólar. El tipo de cambio informal se utiliza, básicamente, para las transacciones que realiza la población, ya sea en los mercados agropecuarios o industriales y en las casas de cambio.

La oferta y demanda de dólares de las empresas y el gobierno afectan poco a la formación del tipo de cambio paralelo, porque este se mantiene en el ámbito de la economía familiar. Por lo tanto las amplias oscilaciones cambiarias que se registraron a partir del 1991 van de la política monetaria y fiscal que instrumentó el gobierno.

Hasta 1993, la evolución del tipo de cambio paralelo siguió una tendencia muy similar a la registrada por la liquidez monetaria acumulada que para esta fecha alcanzó 11043 millones de pesos.

Al mismo tiempo se fortalece la tendencia a la concentración monetaria en un número menor de cuentas de ahorro, pero con saldos más elevados, cuyos poseedores son los que operan en la economía no estatal.

En el 1997 los ingresos en pesos cubanos obtenidos por la población como resultado de las operaciones de compra-venta de dólares estadounidenses y pesos cubanos convertibles en las Casas de Cambio, crecieron en un 16%, lo que implicó que las ventas a la población fueron inferiores a las compras de dólares por las Casas de Cambio, lo cual en condiciones de libre mercado hubiese movido el tipo de cambio a la baja y no al alza.

En el 2004 se establece la Res 80 del BCC con el objetivo de desestimular la entrada de dólares en efectivo al sistema financiero cubano, se establece el cobro en pesos convertibles los servicios a la población y visitantes extranjeros que anteriormente se nominaban en dólares, e impone un gravamen al cambio de dólares físicos por otra moneda, esta resolución tuvo dos objetivos, responder por un lado a las acusaciones realizadas por la groseras campañas de prensa realizadas donde se acusaba a la isla de estar involucrada en el lavado de dinero y la actuación del gobierno estadounidense y por otra parte aplicar la correspondiente medida para defender nuestros recursos, con lo cual el dólar también sufrió una devaluación en Cuba, aunque se halla sobre evaluado dentro del país.

Este proceso trajo consigo un gran esfuerzo del sector bancario, que fue el encargado de llevar el proceso a la realidad, para sacar de la circulación el dólar americano y para que la población pudiese cambiar sus reservas a pesos convertibles, además de brindar todas las aclaraciones y orientaciones necesarias a la población surgidas de la implementación de la Res. 80, con extensas jornadas donde prevaleció el buen trato de los trabajadores del sistema bancario a la población y la transparencia en las operaciones realizadas. Demostrando la abnegación de los trabajadores bancarios y su incondicional apoyo a la Revolución.

En este sentido, una de las prioridades de la política fiscal y monetaria aplicada al saneamiento de las finazas internas mediante la disminución de la cantidad de dinero en circulación, que en el caso de Cuba se mide por la liquidez monetaria (efectivo en circulación y ahorro ordinario de la población).

El costo de la crisis se solventaba con mayor financiamiento directo (crédito a las empresas) o indirecto (monetización del déficit fiscal). Naturalmente, esta política trajo como consecuencia una gran emisión monetaria sin respaldo de bienes (en un contexto de caída del PIB y de fuerte disminución de las importaciones) por lo que el coeficiente de liquidez subió rápidamente.

El sistema bancario garantiza una alta rotación de los fondos en divisas en virtud de su propia escasez. El financiamiento en divisas por el sistema bancario y financiero alcanzó en 1998 los 1005,4 millones de usd (29.1% de incremento respecto a 1997), el 98.7% a empresas públicas y el resto a entidades con inversión extranjera. Las tasas de interés se fijan: por acuerdo entre las partes cuando se trata de contratos, para las cuentas de ahorro a la vista (en dólares y peso convertible) el tope es de un 3%, y para depósitos a plazos entre un mes y tres años oscila entre un 4% y un 7%, con el propósito de favorecer las captaciones de fondos a largo plazo[4]Las empresas tanto estatales como mixtas están excluidas del acceso al mercado cambiario "libre" de CADECA.

En cuanto al mercado cambiario, la tasa de cambio del mercado informal de CADECA, después de mantenerse estable durante dos años en alrededor de 20 pesos por dólar, al finalizar el año 2001 sufrió una depreciación que la llevó hasta alrededor de 26 pesos por dólar debido, principalmente, a los acontecimientos internacionales y al impacto de la recesión económica mundial en la economía cubana.

En el año 2005 se revaluó la tasa de cambio del peso cubano en CADECA debido a que el país empezó a recibir mayores ingresos externos y la cuenta corriente de la balanza de pagos experimentó un superávit. Ese mismo año aumentaron los salarios y las pensiones, respaldados por un mayor crecimiento del PIB.

Se ha estado trabajando en la elaboración del sistema de agregados monetarios, con el objetivo de ir perfeccionando el control sobre la oferta monetaria. En estos agregados monetarios está incluida, tanto la moneda nacional como la divisa, y sus componentes son: la liquidez en poder de la población, a la vista o a plazo, y los saldos de ahorro de las empresas y otras entidades que operan en la economía. También, se ha determinado la composición de la base monetaria donde se incluye el efectivo en circulación fuera del Banco Central, más las reservas de los bancos comerciales depositadas en el Banco Central.

En este tema es importante destacar que debido a las características que posee nuestra economía, el componente de mayor importancia en los agregados monetarios, para monitorear el comportamiento de los precios, es precisamente la liquidez en manos de la población, que incluye el efectivo en circulación y las cuentas de ahorro a la vista.

Por otra parte se realizaron trabajos que permitieron estimar, entre otros elementos, la demanda de dinero de la economía, a través de técnicas econométricas, contando para ello con la asesoría de técnicos pertenecientes a Bancos Centrales de América Latina.

Las medidas tomadas poseen gran importancia desde el punto de vista económico para el sistema bancario pues posibilitó:

  • Un mayor control por el Banco Central, sobre el dinero, pues permite medir con mayor precisión el dinero en circulación, lo cual facilita el ejercicio de la política monetaria.

  • Un incremento sustancial de las cuentas de ahorro de la población, con una mayor bancarización, así como un incremento de la cultura financiera por parte de la población.

  • Se logra mayor efectividad en la formulación y ejecución de la política monetaria, lo que contribuye con un mayor fortalecimiento de los bancos que representa una ayuda al crecimiento económico.

  • Se incrementa la rentabilidad bancaria dada la mayor oferta de servicios financieros.

  • La mayor liquidez y solvencia de los bancos favorece la obtención de créditos en divisa en el mercado financiero internacional. Logrando mayor solidez al sistema financiero y al BCC.

  • Aumento de la participación en la actividad económica, del sistema financiero y del BCC en el país.

  • Crecimiento de las reservas internacionales en poder del BCC motivado por el aumento de la liquidez de dólares norteamericanos que antes se encontraban en poder de la población pudiéndose colocar en el mercado internacional por lo cuál se obtiene una tasa de interés. Permitiendo a su vez respaldar en mayor medida el valor de las monedas que emite. (CUP y CUC)

  • El incremento de las reservas internacionales en poder del BCC dan una mayor seguridad a los pasivos del sistema financiero, unido al hecho de que al convertir una parte de los depósitos en dólares a CUC se amplían las posibilidades de actuar como prestamista en última instancia.

  • Al ser el CUC una moneda emitida por el BCC tiene mayores posibilidades de ser regulada.

  • La oferta monetaria en CUC, así como las tasas de interés en esta moneda pueden representar variable que actúan como políticas reguladoras, a la política monetaria sobre la actividad económica del país.

  • Se logró independencia monetaria y soberanía financiera al no estar sometida a las fluctuaciones financieras internacionales.

El banco central como órgano rector es quien ejerce el papel decisivo para transformar progresivamente esta situación en la medida que se recupera la economía interna. Una vez creadas las condiciones materiales y subjetivas que generen suficiente confianza, se procedió de acuerdo con las etapas previstas de desdolarización:

  • Restablecer las condiciones inherentes al banco central, precisando con mayor claridad en las normas de emisión de las monedas y el control del equilibrio financiero interno.

  • Proceder a la desdolarización de las transacciones: operaciones comerciales de compra-venta, cobros de tributos, arriendos y seguros, pagos de salarios subsidios y otras las que deben ejecutarse en moneda nacional.

  • Desdolarizar la deuda del aparato productivo y desestimular el endeudamiento externo.

  • Fortalecer el aparato de supervisión y auditoria al sistema bancario, velando por la calidad de la cartera de créditos y liquidez de los bancos y otras entidades financieras.

  • El banco central debe garantizar la estabilidad cambiaria y en consecuencia, fijar el valor de la moneda respecto al dólar definiendo el tipo de convertibilidad flexible o fija, en correspondencia con la fortaleza mostradas por los indicadores macroeconómicos y la estrategia de la política monetaria.

En la implementación de la política monetaria con el peso convertible el banco central tiene que garantizar la estabilidad y la convertibilidad del mismo es decir siempre que se demanden dólares en CUC estos deben estar disponibles, además los precios que anteriormente se fijaron en dólares pasaron a CUC logrando una estabilidad de estos precios influenciada por la política monetarias contribuyendo notoriamente a lograr una mayor confianza en el uso del peso convertible. Aunque la estabilidad del CUC no solo depende del accionar del BCC es necesario evitar y detectar los posibles desequilibrios fiscales o empresariales en los procesos productivos y la asignación de recursos materiales y financieros. Una falta de correspondencia entre el poder de compra de los CUC emitidos y el respaldo de bienes y servicios existentes para estos, se refleja la calidad de la moneda es decir a medida que aumente la oferta de bienes y servicios la política monetaria tiene un mayor margen de flexibilidad.

Es una prioridad para el banco central velar por la estabilidad del peso cubano, quien continúa jugando un rol importante como medio de pago, unidad de cuenta y depósito de reserva en la economía.

Los instrumentos de política monetaria empleados en la labor del Banco Central hasta el presente son: los controles sobre las tasas de interés y los coeficientes de reserva o encaje legal, entre otras provisiones.

Para la confección e implementación de la política monetaria, en 1998, se creó en el Banco Central de Cuba el Comité de Política Monetaria; el tenía entre sus objetivos: analizar la evolución de la liquidez monetaria; dictaminar sobre las tasas de interés que se aplican en el sistema financiero; examinar el mercado de cambios donde opera la Casa de Cambios CADECA S.A. y, en general, revisar, conocer y tomar decisiones en todo lo concerniente a la política monetaria del país.

Desde el año 1999 se han logrado importantes avances en la formulación e implementación de la política monetaria. En este sentido, se han puesto en práctica medidas e instrumentos con el propósito de atemperar al desarrollo de la economía la situación monetaria de las empresas y la población.

En ese mismo año se modificó la política de tasas de interés para la moneda nacional, fijándose topes del 5% para el corto plazo y del 7% para el mediano y largo plazos; de esta forma se eliminó el elevado número de propósitos y las tasas de interés que existían hasta esa fecha. Como parte de esa nueva política, se le proporcionó a los bancos la posibilidad de mover esos topes un +/- 2% en dependencia del propósito del crédito, calidad del cliente y otras consideraciones, siempre tomando en cuenta los análisis de riesgos que se efectúen. De acuerdo con esto, el rango de tasas para el otorgamiento de los créditos puede variar desde un 3 hasta un 9%, sin que signifique una excesiva carga financiera para las empresas. En cuanto a la política de créditos, la misma se basa en que el financiamiento, tanto en moneda nacional como en divisas, se efectúe a través de los intermediarios financieros y bajo rigurosos análisis de riesgos.

La eliminación de la dualidad monetaria acompañada del establecimiento de una tasa de cambio adecuada puede tener un impacto muy positivo en el crecimiento económico, el incremento de las exportaciones y a la sustitución de importaciones.

La sustentabilidad del desarrollo y el crecimiento futuro dependen de la eficiencia con que se modifiquen los mecanismos sobre los que hoy se definen las relaciones productivas y monetarias mercantiles. La política cambiaria, y en particular, la solución al problema de la dualidad económica, Está en el centro de este desafío. De acuerdo con el patrón actual de comportamiento, en el mediano plazo, no cabe esperar cambios drásticos en el proceso general de reformas de la economía, ni en particular en esa área de política económica.

La dualidad en la economía cubana

El sistema monetario dual permitió aminorar en cierto grado el problema fundamental de escasez de dinero y contribuyó a mantener los cobros y pagos exteriores. De esta forma el sistema empresarial que opera en el comercio exterior y en el turismo, se vincula con el comercio mundial evitando así los posibles riesgos de una severa devaluación económica.

La eliminación de la dualidad monetaria pasa por volver a otorgar todo su contenido y su poder adquisitivo al peso cubano: es decir, pasa por su reevaluación para lo que se hace necesario, como expresará Cristina Xalma economista especializada en Cuba, lograr la recuperación de la eficiencia económica y lograr un crecimiento de esta. Algunos autores consideran que…"un peso cubano que de nuevo sea fuerte lleva asociado un ajuste del funcionamiento del sistema socialista: hay que ver cómo se ajustarán los precios, los salarios, las subvenciones, la producción, quién producirá y cómo. Por eso ya se ha señalado que el ajuste deberá ser integral y que implicará discusiones de concepto: habrá que discutir sobre propiedad y sobre asignación e incentivos (dicho de otro modo, sobre la esencia del socialismo) para que todos los pasos que se den sirvan no para arriesgar sino para consolidar los logros sociales de la Revolución. Es esto lo que está en juego".[5]

No obstante somos del criterio que hoy se dan pasos importantes que pueden acercarnos a estas transformaciones, como es el caso de los subsidios a empresas por diferentes conceptos, utilización de mecanismos de control al presupuesto del estado, eliminación de gratuidades en algunas actividades, el cambio de gestión económica en aquellas actividades que hoy el estado no tiene suficiente capacidad para mantener y que no arriesga en modo alguno la esencia del sistema.

La dolarización de las relaciones inter-empresariales tuvo también sus aspectos positivos, dado que logró sostener la economía y reanudar su crecimiento, así como reactivar las exportaciones y disminuir los costos. Aún cuando sea insuficiente todavía por supuesto, esta dolarización no constituye la vía justa y la tendencia oficial es que desaparezca cuando las condiciones del país lo permitan, Ahora bien.

Por lo dicho anteriormente:

…"En Cuba hubiese sido un descalabro eliminar el peso cubano y dejar que éste fuera absorbido por el dólar y por todo lo que ello implica. Hay una cuestión importante: no estamos hablando sólo de una doble moneda. La dualidad no es sólo monetaria. De hecho, cada moneda se asocia a instrumentos, parámetros y objetivos distintos: el dólar al mercado, los criterios monetario-financieros y a la maximización del beneficio económico; el peso cubano, de momento, a la planificación, los criterios materiales y a los logros sociales de la Revolución. Mantener el peso implicaba mantener determinadas formas de funcionamiento, preservar el socialismo y muy especialmente su modelo social -el sistema salarial, los subsidios y gratuidades, la libreta de suministro, el acopio a la producción. Aún con sus contradicciones, eliminar el peso cubano hubiera implicado eliminar una parte de la economía que no se podía eliminar sin haber desmantelado al mismo tiempo todo el sistema social".[6]

Tomando en consideración los aspectos abordados anteriormente, podemos señalar que el sistema monetario dual, permitió aminorar en cierto grado el problema fundamental de escasez de dinero y contribuyó a mantener los cobros y pagos exteriores, es decir fue una idea acertada, utilizada por nuestro estado ante la falta de financiamiento buscando nuevos horizontes que permitieran mantener una economía centralizada, aún con los elementos de mercado, pero conducida por el estado, que posibilite mantener nuestro sistema social, objetivo que no solo fue logrado sino que permitió reanimar el sector económico mayor de lo que inicialmente se previó. El Gobierno de Cuba consideró que, a corto plazo y en el contexto en el que hubo de adoptarse, la dualidad monetaria generaba más beneficios que costos. Aunque imperfecta, era sin duda la mejor solución para el corto/medio plazo.

La doble circulación, en cualquier variante, puso un granito oportuno para atenuar las dramáticas carencias del consumo interno en la Isla, oxigenó algo las desangradas reservas del país en divisas y, en combinación con otras medidas, dinamizó el comercio entre empresas.

Aunque la eliminación de la dualidad monetaria parece ser una necesidad incuestionable, su eliminación abrupta no es aconsejable, dadas las condiciones que existen en la economía y sus posibles impactos negativos. Hay que tener en cuenta que aun existen importantes desequilibrios monetarios en la economía y bajo esas circunstancias la integración total de la circulación en CUP y CUC en una sola moneda puede traer consecuencias negativas tanto en términos reales como financieros. Se podría comenzar por la devaluación gradual del peso cubano en las empresas y, paralelamente y en función del crecimiento económico, se revaluaría paulatinamente la tasa de cambio en las CADECAS.

Erradicar la doble moneda eliminaría segmentaciones y contribuiría a crear nuevos encadenamientos entre las instituciones, fortalecería el mercado interno, afloraría subsidios e impuestos que están incorrectamente asignados y ampliaría los espacios para la inversión extranjera.

La eliminación de la dualidad monetaria tiene que estar acompañada de políticas que vayan eliminando gradualmente la referida diferenciación, pero que sobre todo estimulen el aumento de la productividad de los trabajadores vinculados a actividades productivas directas. La elevación de la oferta de productos es la principal vía para aumentar el poder adquisitivo dado su efecto sobre el sistema de precios. Mercancías y servicios en cantidades suficientes es la clave para solucionar los problemas financieros, incluso para la desaparición de la moneda intermediaria, mejorar el poder adquisitivo, deprimir los precios e incrementar y diversificar la oferta. En el caso de la producción agropecuaria, de tanta importancia para nuestro nivel de vida, es necesario continuar con las políticas de precios y de crédito que estimulen a los productores directos, sobre todo en lo que se refiere a los precios de los insumos para la producción agropecuaria, así como priorizar las inversiones en la agricultura y para el desarrollo de la industria nacional. El aumento de la productividad y la producción es requisito indispensable para darle continuidad a las políticas de incremento de los salarios e ingresos en general, para aquellos sectores que han estado marginados en lo fundamental de los sistemas nacionales de estimulación en CUC.

La existencia de una doble circulación monetaria es un aspecto que dificulta la conducción de la Política Monetaria en la actualidad. Este es un tema de atención y cuya solución está vinculada al crecimiento de la economía del país, al incremento de financiamiento del déficit por Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos, sobre todo a mediano y largo plazo, y al incremento de las Reservas Internacionales a niveles aceptables.

Conclusiones

  • Las medidas tomadas poseen gran importancia desde el punto de vista económico para el sistema bancario. El banco central como órgano rector es quien ejerce el papel decisivo para transformar progresivamente esta situación en la medida que se recupera la economía interna, siendo su prioridad, velar por la estabilidad del peso cubano, quien continúa jugando un rol importante como medio de pago, unidad de cuenta y depósito de reserva en la economía.

  • La utilización del dólar en la economía cubana si bien no es la solución adecuada o permanente para nuestro sistema empresarial, permitió la reanimación de las actividades asociadas a la exportación de bienes y servicios, la captación de inversiones extranjeras, la descentralización del comercio exterior y por tanto aseguró los insumos productivos del sistema empresarial cubano.

  • La dualidad monetaria constituyó una respuesta de emergencia a la gravísima situación de la economía a inicios de los años 90, aunque no es la solución definitiva para lograr el necesario salto cualitativo que debe obtenerse en función de un crecimiento económico más sostenido, estable y equilibrado.

  • Aunque se presente como un problema aparentemente situado en el terreno de las políticas monetaria y cambiaria, la dualidad monetaria es realidad una demostración de que el proceso de reformas económicas aún está en camino, no sólo se trata de buscar formulas para resolver esta situación, sino de hacerlas consistentes con el objetivo general de alcanzar un modo de desarrollo que garantice estabilidad, crecimiento y el mantenimiento de las conquistas sociales alcanzadas.

  • La eliminación de la dualidad monetaria solo es posible con la recuperación de la economía, con el aumento de la productividad y la producción, contribuyendo a la reevaluación del peso cubano, volviendo a conceder de todo su contenido y su poder adquisitivo a este.

Recomendaciones

  • Establecer estrategia en la esfera productiva que permita un crecimiento real de los bienes materiales que necesita la economía y que posibilite paulatinamente el fortalecimiento del peso cubano, a partir de mecanismos financieros, económicos y de motivación para las fuerzas productivas, consecuentes al modelo económico imperante.

  • Mantener una política monetaria flexible que absorba los cambios que necesariamente resulten de las transformaciones de la economía que permita una mayor acción de la moneda nacional en las transacciones económicas.

  • Lograr mayor dinamismo en los mecanismos del sistema bancario cubano como institución rectora de la política monetaria que enfrente acciones para el restablecimiento de una sola moneda en la economía cubana.

Bibliografía

  • 1- Gonzáles Gutiérrez, Alfredo. "El sistema de planificación y circulación monetaria dual en la etapa actual". Economía y desarrollo, edición especial 2003.

  • 2- Grogg, Patricia. Dualidad monetaria sigue en discusión. 2008

  • 3- Morales-Pita Antonio E. "Cómo y cuándo eliminar la doble moneda en Cuba". 2008

  • 4- Monreal González, Pedro. "Migraciones y remesa familiares: veinte hipótesis sobre el caso Cuba", Economía y desarrollo, edición especial 2003.

  • 5- Pavel Vidal Alejandro. Redimensionando la dualidad monetaria Profesor Asistente, Centro de Estudios de la Economía Cubana 2007

  • 6- Pavel Vidal Alejandro El peso convertible de Cuba: La dualidad monetaria y distorsión económica. 2008

  • 7- Pavel Vidal Alejandro. "Aspectos de la política monetaria en la economía cubana". Revista del BCC, No 1 Año 6, 2003

  • 8- Pérez Soto Carlos. "Apuntes para un análisis en torno a la dolarización". Revista del BCC, No 4 Año 3, 2000

  • 9- Ruiz Cruz y Molina Tarasiouk: "La dualidad monetaria en Cuba: principales problemas asociados y perspectivas" en Observatorio de la Economía Latinoamericana, Nº 117, 2009

  • 10- Sánchez Egózcue M.A Jorge Mario. La Dualidad Monetaria. Problemas, Perspectivas.

  • 11- Terrero Ariel. Hipnótica dualidad 2007.

  • 12- Torres Rosales Rafael, Cecilio Pérez Kenia. Dualidad monetaria en la economía cubana. 2004

 

[1] Se refiere a la capacidad que tiene el Banco Central de hacer préstamos a los bancos comerciales para cubrir sus necesidades transitorias de liquidez. En nuestro país esta capacidad se reduce al dólar por ser una moneda que no se emite por el BCC.

[2] Dualidad monetaria sigue en discusión. Patricia Grogg 12-05-2008

[3] Vidal, www.espaciolaical.org/contens/14/2226.pdf, página 22.

[4] Informe Económico 1998, Banco Central

[5] Entrevista a Cristina Xalma, economista especializada en Cuba. (PASCUAL SERRANO REBELIÓN)

[6] Entrevista a Cristina Xalma, economista especializada en Cuba. (PASCUAL SERRANO REBELIÓN)

 

 

Autor:

Lic. Arianna María Ledea Santiesteban

Enviado por:

Alain Valdivia Batista

Las Tunas, 2010.

Partes: 1, 2
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