- Nuestro mundo es simbólico
- Fundamentalistas y revolucionarios
- Objetivismo y constructivismo
- Construcción social de la realidad
- Colapso de creencias
- Estrategias
- Teatralidad política
- Procesos de transición social
- Sociedades premodernas
- Forzados a ser libres
- Ruptura de antiguas formas de creencias
- Consumidores de realidades
- Fuente
Walter Truett Anderson (1930 – ), científico político y futurista estadounidense, y autor de libros numerosos.
Nuestro mundo es simbólico
Símbolo es una representación convencional de algo. Símbolos son nuestras palabras e imágenes. Los seres humanos estamos inmersos en un mar de símbolos.
A través de símbolos reconocemos nuestros amores y odios, éxitos y fracasos, estatus e identidad y nuestra orientación hacia el mundo. A través de ideas, imágenes y palabras acuñadas por la cultura canalizamos nuestros impulsos primarios, como el sexo.
A pesar de la etapa avanzada de la evolución en que nos encontramos, las personas ignoramos mucho de este medio simbólico. Todavía no hemos aprendido a desenvolvernos ni reconocemos estar inmersos en él. En forma reiterada creamos sistemas de significados simbólicos como religiones, ideologías, políticas y teorías científicas, pero luego olvidamos que fuimos nosotros quienes los creamos y los confundimos con la misteriosa realidad no humana que intentaban explicar.
Construimos nuestro interior y alrededor con símbolos, pero luego somos incapaces de reconocer el límite entre símbolo y realidad humana. Hacemos el mapa y luego lo confundimos con el territorio. Durante siglos muchos de los científicos más capaces han intentado comprender la naturaleza de este mundo simbólico y concientizarnos de que vivimos dentro de él, de mostrarnos sus límites y posibilidades.
Fundamentalistas y revolucionarios
Hasta hace apenas dos siglos, las sociedades increíblemente solo reconocían una única realidad oficial y destruían todo lo que se opusiera a ellas. Cualquiera que sugiriera, que podía existir otra versión de la realidad, distinta de la oficial, era condenado a muerte. Hoy en día los fundamentalistas de todo tipo aún no aceptan postulados alternativos a los que profesan. Afirman que aquellos ponen en peligro la sociedad. Creen que no pueden existir orden social, si todos los integrantes de la sociedad no aceptan algunas cosa como ciertas por mandato divino. Sin embargo no se han puesto de acuerdo sobre cuáles son esas verdades que podrían salvar sus sistemas tambaleantes de valores y creencias, y desafortunadamente les resulta casi imposible llegar a este consenso.
Entre los pensadores contemporáneos hay a la vez conservadores y revolucionarios. Sin embargo los antiguos sistemas conservadores yacen en ruinas a nuestro alrededor. A los revolucionarios apenas podemos llamarlos de esta manera, porque la vieja teoría que equiparaba las creencias humanas con la realidad cósmica ha perdido casi toda su vigencia. La realidad social ha cambiado de rumbo y mucha gente está haciendo algo al respecto. La noticia ha ganado las calles pero la importancia del cambio aún no ha logrado imponerse en la conciencia pública.
Objetivismo y constructivismo
Aunque la mayor parte de los occidentales oscilamos entre las ideas de estos movimientos filosóficos, algunos no sabemos con claridad lo que ellos significan.
Nuestra experiencia cotidiana suele ser objetivista, es decir, regida por lo que los filósofos llaman realismo ingenuo, o sea, creer que el mundo es tal como lo percibimos. Pero al reflexionar, nuestro punto de vista se vuelve constructivista y afirmamos entonces que todo es relativo, que el tiempo, el espacio, y la identidad personal son ideas subjetivas, o sea, personales.
Objetivo es lo relativo a lo objeto, al mundo externo. Subjetivo es relativo al sujeto, a la persona pensante.
Objetivistas son quienes consideran que la mente humana refleja con cierta precisión la realidad externa.
Constructivistas son quienes sostienen que el mundo real es una creación social en permanente cambio. Aseguran: Que es imposible ver la realidad como la vería cualquier dios, cosa que nunca podremos hacer. Que vivimos en un mundo simbólico, una realidad social construida por muchas personas en forma conjunta, pero que lo experimentamos como un mundo real. Que grupos de personas distintas construyen historias e idiomas distintos, o sea formas distintas de experimentar la realidad. Que la tierra no es un mundo simbólico, sino otro de realidades múltiples, y que por lo tanto las personas tienen opiniones políticas, creencias religiosas e ideas diferentes sobre cuestiones básicas como la identidad personal, el tiempo y el espacio.
Que estas diferencias: Influyen sobre casi todas las disciplinas y órdenes de nuestra vida. Que se presentan como un fenómeno que ha invadido la vida cultural e intelectual, y se refleja en oposiciones o contrastes entre opuestos como: objetivismo y relativismo, racionalidad e irracionalidad, objetividad y subjetividad, realismo y antirealismo, absolutismo y relativismo.
La controversia generada por estos opuestos ha sido muy conveniente y se ha definido como la oposición cultural más importante de nuestra época. El malestar que generan las oposiciones y controversias contribuye a explicar las diferencias que hay entre las concepciones de los mundos del pasado, del presente y del futuro.
Construcción social de la realidad
Para poder ser consecuentes con la construcción social de la realidad debemos respondernos las siguientes preguntas: ¿Cómo crearon las sociedades las realidades y cómo las mantuvieron vivas en el pasado?. ¿Cómo funcionan los mecanismos de creación de una realidad?. ¿Cómo crean nuevas realidades las escenas políticas y culturales?. ¿Cuáles son los hechos salientes de la historia de la construcción social de realidades en las civilizaciones occidental y oriental?. ¿Qué aportan a la construcción social de una realidad: La sociología del conocimiento, la ciencia cognitiva y la teoría crítica como conjunto de reflexiones?. ¿Los científicos cognitivos exploradores del cerebro y de la mente los científicos constructivistas?.
Colapso de creencias
En el mundo actual contamos aún con sistemas de creencias de mundos anteriores, pero aceptamos de forma creciente que todos estos sistemas y también las ideas sobre la realidad humana han sido construidos por la sociedad. Esta historia de historias y creencias de creencias se convertirá para la mayoría de las personas, después de un tiempo muy corto, en uno de los ejes centrales de la concepción del mundo, en el núcleo de la civilización universal.
Por ahora es una semilla de descontento que tiñe nuestra vida cotidiana de zozobra y ansiedad. Nos hace vulnerables a tiranos y cultos. Sacude nuestra fe religiosa. Divide a las sociedades en grupos que luchan entre sí. Protagoniza un tipo de conflicto ideológico extraño y poco familiar. No es un conflicto entre creencias, sino un conflicto sobre la misma creencia.
El sostén de la política había sido la construcción y el mantenimiento de una realidad social. Las cuestiones profundas que involucra la naturaleza humana se dejaban en manos de los filósofos. La mayoría de conflictos surgían entre creencias diferentes, donde cada una decía, poseer la verdad. Cada creencia presumía poseer la verdad, una verdad establecida mas allá de las conjeturas humanas. Una fe contra otra, capitalismo contra comunismo, ciencia contra religión.
Hemos pasado de un mundo con sistemas de creencias múltiples y conflictivas a otro en que grupos distintos discuten acerca de la misma creencia. Asistimos al nacimiento doloroso de una cultura basada en un sentido de la realidad social diferente. Aceptamos: Que a los niños se les debe enseñar a razonar, y no a aceptar sin cuestionamientos algunos valores y creencias. Que debemos abandonar principios políticos tradicionales a favor de una mayor flexibilidad. Reconocemos como opositoras a las personas que no están abiertas al dialogo. Los fundamentalistas se asustan ante el desgaste que ha sufrido la vieja visión de la realidad, ante la creencia, cada vez más generalizada, de que la verdad es relativa.
La mayoría de las personas en la sociedad occidental tienen una visión de una realidad más relativista. Sin embargo algunos deambulan por un liberalismo bonachón, no tienen un concepto claro de la verdad y piensan que todos los problemas del mundo se desvanecerán con un poco de tolerancia. Además la nueva visión del mundo no está del todo formada, no reconoce aún sus puntos débiles y fuertes. No sabemos cómo vivir en un mundo de realidades socialmente construidas, y se nos hace cada vez más difícil vivir en cualquier otro mundo.
Estrategias
Las estrategias conservadoras de reconstruir el consenso y reimplantar en la mente de las personas un núcleo de valores y creencias estandarizado está fracasado. Las campañas destinadas a que la gente elija un sistema de valores y creencias particular, suele tener un efecto contrario, subversivo, al hacerles ver que tienen la libertad de elegir diferentes sistemas. Con frecuencia los cursos de adoctrinamiento, aunque se refieran a principios tradicionales, se convierten en cursos de apertura a nuevas alternativas.
En contraposición se ofrecen algunas otras alternativas: Restaurar la civilización occidental clásica, regresar a raíces culturales menos individualistas, a tomar como base la comunidad, buscar un rumbo más actual a la vida en base a posibilidades y aperturas, a la movilidad social, a la disposición para encarar un nuevo trabajo, a cambiar de ciudad, a comenzar todo de nuevo, a aprender una lista de cosas para estar culturalmente alfabetizados, a crear nuevo valores basados por ejemplo en el feminismo y la ecología y a unirnos alrededor de ellos. Cada una de estas propuestas parece buena a ciertos grupos, particularmente a aquellos que comparten los valores y creencias propuestos. Pero en verdad la mayoría de personas no conocen ninguna de estas propuestas.
Los debates políticos sobre libertades y problemas religiosos tienen resonancia mundial que se manifiesta en: Los esfuerzos de las iglesias al usar formas absolutamente nuevas para acercarse a sus posibles fieles. La forma explosiva con que se desinflan doctrinas marxistas y neoliberales. La proliferación mundial de cultos espirituales y sicológicos, que dicen ofrecer nuevas certezas a las personas que abandonan las anteriores, o han sido abandonadas por ellas.
Teatralidad política
También podemos ver una teatralidad en aumento, la elaboración de guiones y puestas en escena, en el campo de la política, del consumo masivo y de los sucesos. Los grupos y personas luchan por obtener roles protagónicos en los escenarios de la vida. Esto se debe a que la gente empieza a entender que la realidad es una construcción social de hechos, fenómenos y cosas que en verdad existen y que no son solo imaginados o revelados.
Los más emprendedores se dan cuenta de que tienen mucho por ganar al construir y vender al público una determinada realidad. Construir realidades se ha convertido en un nuevo arte y negocio. Un buen negocio que mueve mucho dinero en publicidad, relaciones públicas y campañas políticas. Estos son indicadores del mundo actual que trata de definirse no por lo que es, sino porque ha dejado de ser.
Procesos de transición social
Hay tres procesos principales que están dando forma a la actual transición social:
El primero consiste en la ruptura de las antiguas formas de creencias. El resultado es una especie de mercado de creencias sin regulaciones, donde se ofrece toda clase de sistemas de creencias para consumo público.
El segundo es el surgimiento de una nueva polarización acerca de la naturaleza de la verdad social, en base a conflictos de clases, razas y nacionalidades. Esta polarización es evidente en la controversia política, en las batallas sobre educación y en la aparición de nuevas disciplinas intelectuales.
El tercero trata del nacimiento de una cultura global, con una concepción del mundo verdaderamente mundial.
La globalización proporciona un nuevo escenario donde todos los sistemas de creencias se observan y toman conciencia de sí mismos y de los otros. Donde cada persona lucha por averiguar quiénes y por qué es así.
La especie humana al desarrollar estos procesos tenderá en el futuro próximo a construir una nueva civilización basada en un nuevo sentido de realidad social.
Sociedades premodernas
En las sociedades premodernas las construcciones sociales de la realidad se llevaron a cabo de manera lenta y silenciosa y los mundos simbólicos que las entretejían, eran aditamentos permanentes. Una vez acordadas estas concepciones oficiales del mundo, autoridades religiosas y civiles se encargaban de intentar mantenerlas, presionando a las personas a ajustarse a ellas.
En estas sociedades en general, no existía la idea de que pudiera a ver alguna contradicción entre lo que creían, y el sistema externo de creencias. Mucho menos imaginaban que en el mismo espacio social pudieran coexistir sociedades con concepciones del mundo distintas o concepciones diferentes sobre una misma concepción.
En las sociedades posteriores surgidas de la movilidad física y social las personas comenzaron a aceptar que existían diferentes realidades posibles, e individual o grupalmente empezaron a incorporar estas nuevas opciones. Esto ocasiono la aparición de fenómenos como: inquisiciones, revoluciones, nuevas ideas explosivas, como los derechos humanos y la separación de iglesia y estado.
Con un alto costo de coraje y sangre mucha gente gano la libertad de tomar sus propias decisiones y acepto como realidad algunas de las construcciones sociales presentes. Los consumidores tuvieron libertad de elegir distintos valores, creencias y formas de conducta.
Forzados a ser libres
Hoy estamos forzados a vivir del modo en que Rousseau imaginó, en forma negativa, cuando acuñó esta frase "forzados a ser libres". Tenemos que elegir dentro de una serie de historias diferentes: ¿Cómo es el universo? ¿Quiénes son los chicos buenos y los chicos malos? ¿Quiénes somos nosotros?. Además tenemos que elegir, cómo elegir.
Esta conciencia social que se está formando, comienza a tener un lugar en cada uno de nosotros y todos vivimos nuestros sistemas de creencias de forma totalmente diferente. Podemos elegir cualquier sistema de creencias, aunque nos aterrorice y hagamos todo lo posible por reprimirlo entre nosotros y los demás.
Quienes eligen el fundamentalismo viven con el temor de perder su fe. Los liberales libre pensadores con el temor de cansarse de la libertad y abrazar cualquier otro sistema de creencias que les ofrezca, desde el islamismo hasta la cienciología, una estructura sólida y respuestas claramente establecidas.
Los líderes de sistemas de creencias recuerdan a sus feligreses de manera permanente que pueblos distintos, poseen conceptos diferentes de cómo es el mundo. Quienes entienden esto y aceptan y reconocen que las entidades sociales son creaciones humanas, saben también que la identidad personal es diferente en cada sociedad distinta. Además estas personas ya no ven las verdades religiosas como representaciones eternas y perfectas de la realidad cósmica, sino como ciertos tipos de verdad. Ven también el trabajo de la ciencia como otra forma de construcción de la realidad y no como técnicas secretas, por ejemplo, para tomar fotografías telescópicas del universo.
Ruptura de antiguas formas de creencias
Los viejos sistemas de creencias se están derrumbando dentro de millones de mentes. Pero afortunadamente todos poseemos notables capacidades para manejar esta transición interna. Algunos trucos sicológicos nos ayudan a permanecer cuerdos, convencionales socialmente y a ocultar la transcendencia de lo que está sucediendo en el mundo.
Por lo tanto el colapso de las antiguas formas de creencias, no implica por lo menos a corto plazo necesariamente, un colapso en los antiguos sistemas de creencias. Para salvar apariencias nos arropamos con antiguos sistemas de creencias, que no siempre nos sientan bien y continuamos nuestro camino.
En la actualidad no somos creyentes practicantes sino poseedores de creencias. Las conversiones se producen fácilmente y con frecuencia. El buscador de una fe religiosa prueba en varias religiones. Los intelectuales conservadores las ostentan con orgullo, como también su marcado antimarxismo. Se utiliza un sin número de métodos para hacer que las personas se involucren más en una creencia, o la abandonen y se adhieran a otra. Entre estos métodos se encuentran desde el lavado de cerebro hasta el adoctrinamiento de pueblos enteros.
Consumidores de realidades
Las realidades también son artículos de consumo, aunque en otra forma y con distinto poder adquisitivo. Todos nos hemos convertido en consumidores de realidades. Otros se han convertido además en creadores y comerciantes de realidades. La temporada para la construcción de nuevas realidades comienza cuando la fe en lo absoluto de las personas, se desvanece y no les preocupa mostrarse dentro de modelos religiosos nuevos.
En épocas primitivas, la invención de nuevas formas culturales o creación de nuevas realidades estaba envuelta en misterios, hoy se ha democratizado. Las personas fácilmente se sienten libres para crear y adoptar nuevos ideales y los empresarios de estas realidades se divierten creando nuevas historias, nuevas realidades, nuevas políticas o nuevas teorías científicas. Los medios de comunicación masiva facilitan la creación y distribución de las nuevas estructuras de las realidades. No necesitan convertir a toda una sociedad, les basta una porción del mercado, un determinado número de compradores, o un auditorio suficiente para llenar un teatro.
Fuente
La Realidad Emergente de Walter Truett Anderson
Autor:
Rafael Bolívar Grimaldos