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Desarrollo local, aproximaciones e intervención

Enviado por Angelito Bejarano


  1. Presentación
  2. Introducción
  3. Antecedentes
  4. Desarrollo
  5. El Municipio Como Fuente de DL
  6. Los Retos del DL
  7. Conclusiones
  8. Referencias Bibliográficas

1. Presentación.

Entender al DL (DL) como un concepto dinámico incluyente al ciento por cierto no es cosa fácil. Aun que existen varias aproximaciones que interpretan al DL como una metodología que incluye estrategias y planes con el objeto de la mejora económica de un sector o industria, dicho concepto sigue siendo limitadamente superfluo de definir.

En ente trabajo se presenta un ejercicio reflexivo sobre de las perspectivas del DL, así como la identificación de las principales problemáticas o retos a los que se enfrentan los gobiernos al implementar proyectos de DL, partiendo de una definición propuesta por estudiosos del tema y la perspectiva propia del tema como concepto. En el ejercicio se incluyen también además de presentar la una breve observación sobre el debate entre DL versus crecimiento económico, los conceptos de desarrollo sostenible y humano, así como sus perspectivas sociales y económicas. Previo a las conclusiones se abordara el desarrollo endógeno desde la perspectiva estrictamente económica y su convergencia con el tema principal, y finalmente una conclusión concreta de las relaciones entre las y los distintos modos de presentación y operatización del DL.

1.2. Introducción.

En 1975 El Banco Mundial gestiona una definición muy completa, pero un tanto general del DL, este la define como una estrategia diseñada para mejorar el nivel de vida, económico y social de grupos específicos de población. Algunos teóricos (Vázquez Barquero, 1997; Paz Sunkel, 1986 y Thompson, 1968) coinciden en la concepción del DL como el proceso de transformación de la economía y de la sociedad local, orientado a superar las dificultades y retos existentes, que busca mejorar las condiciones de vida de su población mediante una acción decidida y concertada entre los diferentes agentes socioeconómicos locales, públicos y privados, para el aprovechamiento más eficiente y sustentable de los recursos endógenos existentes, mediante el fomento de las capacidades de emprendimiento empresarial local y la creación de un entorno innovador en el territorio.

Definición integral debido a que bajo este enfoque también se considera la importancia del capital social y los enlaces de cooperación con agentes externos para incluir recursos humanos, técnicos y monetarios, entre otros, lo que contribuye a la estrategia local de desarrollo. En la misma sintonía, para Boisier (1999) el DL busca viabilizar el proceso de construcción de una capacidad social (en una localidad o territorio) encaminada a promover acciones conjuntas y participativas, convergentes hacia fines colectivos y democráticamente aceptados, dirigidas a obtener un resultado final que presente un mayor impacto en la situación inicial.

A raíz de lo anterior, personalmente concreto mi definición como lo siguiente: El DL es la optimización del aprovechamiento de los recursos humanos y naturales propios de una zona determinada, llamados endógenos, que a través del diseño y elaboración de una política multisectorial cuyo objetivo consiste en el desarrollo integrado de un territorio se logra el crecimiento de una región. El sufijo local, supone que hay recursos humanos, naturales, sociales y financieros, entre otros en la localidad, que pueden ser movilizados; en este sentido deberá ser endógeno, ya que es posible lograr los volúmenes de producción que requieren los mercados grandes, aprovechándolos recursos locales a través de la articulación productiva de los pequeños productores en territorio.

Para comprender mejor la significancia del tema central, es fácil entender el sufijo del concepto, local, refiere a un espacio geográficamente definido y socioeconómicamente delimitado. Por su parte el concepto de desarrollo es una noción muy trabajada en las últimas décadas. En la literatura moderna se le aborda desde diversas ciencias y con distintos sentidos, por un lado en el campo de las ciencias económicas con frecuencia ha sido tratado como sinónimo de crecimiento económico. Por el otro el progreso que la sociedad va alcanzando en el sentido de su análisis desde posiciones cada vez más multidisciplinarias, ha generado la formación de un enfoque cada vez más integral del concepto del desarrollo.

Sin embargo la evolución en la elaboración de estas concepciones del DL transita de modo paulatino a través de valoraciones críticas, la percepción por un lado del fomento a la actividad económica desde la perspectiva regional y el interés de los gobiernos por integrar acciones de aceleración económica son factores que se manifiestan en su definición perse, lo que ha permitido que cada vez se incluyan más sustentos del término de DL. El DL posee sus fundamentos en la sociedad, pero no en general, sino en función de su contextualización en términos espaciales y temporales (Enríquez, 2001).

Este devenir tema en la actualidad enfocado con un valor práctico para la construcción de instrumentos en materia política y económica es el problema de fondo al que se dedica el presente trabajo.

El DL tiene sus orígenes en el desenvolvimiento del desarrollo económico territorial y está directamente relacionado con otros conceptos, como son el bienestar, el crecimiento, el progreso y la sostenibilidad; hace referencia, no sólo al crecimiento económico, sino también al crecimiento social y cultural en un sentido más amplio e integrado.

2. Antecedentes.

El DL surge fundamentalmente en Europa, como respuesta a las crisis macroeconómicas en múltiples etapas de la región supranacional. Nace en respuesta de una necesidad de regulación de integración horizontal y prácticamente emerge de la dialéctica global local propia de la globalización(Enríquez, 2001:8).

Los antecedentes del DL como ya se ha mencionado no son modernos, se remontan al siglo pasado, a través de la concepción misma del concepto puro de desarrollo, sus efectos en la sociedad y los mecanismos utilizados por los gobiernos para suscitarlo. Los orígenes del gran tema de Dl están ligados al debate de los conceptos de espacio y territorio, los cuales se introdujeron a la teoría económica con el objetivo de determinar los factores que impactan en la localización en el espacio geográfico de las actividades productivas.

Algunos aspectos importantes como la identificación del espacio productivo o el espacio geográfico de una actividad económica, se deben a las aportaciones de Marshall en sus postulados sobre la teoría de la organización industrial centrada en la concepción de una atmosfera productiva, donde los agentes económicos y sociales interactúan en un espacio geográfico con un objetivo en común o intereses a fin (Sforzi 1999: 21). Este origen permitió a los estudiosos modernos considerar simultáneamente, dentro del análisis económico las dimensiones sociales y territoriales en las que un sistema productivo se halla operando. Además surgen algunos conceptos que refuerzan la cognación del DL, como las economías externas locales, referidas a la interdependencia que existe entre las empresas y el territorio donde se encuentran, es decir, que la aglomeración de industrias o empresas en un determinado espacio geográfico reduce costos de producción y se tiende a maximizar beneficios (Becattini, 1987).

Al resaltar los orígenes del DL, resalta un aspecto de suma importancia llevado a debates por los estudiosos de la economía domestica, y que se relaciona específicamente con el significado de lo local. Lo local puede considerarse como un ámbito territorial, delimitado por el alcance de ciertos procesos, es decir, como escenario de la interacción cotidiana entre distintos actores en una economía cerrada.

Lo local y sus vinculaciones a posibilidades de desarrollo se despliegan frente a la crisis del modelo de acumulación fordista, tratando de buscarse en lo local experiencias de ajuste productivo flexibles en el territorio, en el que ya no se piensan en formas centralizadas y rígidas determinadas por grandes aparatos industriales, sino más bien por mecanismos flexibles de organización productiva, considerando precisamente los recursos disponibles en el territorio.

El DL integra diversos aspectos intrínsecamente asociados al espacio geográfico que caracterizan de primara mano el eje específico de su connotación, su carácter local, dado que se circunscribe a un territorio perfectamente definido, especialmente municipal y, sobre todo, subregional; la dimensión social, dado que sus acciones se dirigen preferentemente a la creación de puestos de trabajo, primando el desarrollo personal; una dimensión institucional, al estar controlado por la Administración Pública (gobierno central) para asegurar la coordinación de los agentes económico implicados; el factor económico, dado que las iniciativas que se llevan a cabo se realizan con un carácter rentable y eficiente; el elemento cooperativo, pues dada la magnitud de los procesos que incluye, exige la colaboración e implicación de múltiples organismos y colectivos y el factor instrumental o intervencionista, lo cual facilita la resolución de los problemas de diseño y gestión que puedan surgir (creación de ayudas de desarrollo por parte de agentes externos publico o privados).

En el proceso de DL se distinguen tres dimensiones principales, la dimensión económica, socio-cultural y una tercera dimensión política administrativa o de implementación de políticas territoriales. Es importante señalar la importancia que tiene el factor social dentro de la implementación de instrumentos de DL (proyectos, políticas, reformas, etc.), lo cual permite hablar de un DL y social haciendo hincapié en la importancia de los recursos humanos como elemento primordial en la operatización de los planes ejecutados por el gobierno o las instituciones implicadas en dichos procesos.

Desarrollo.

  • 3.1. Contrastes Institucionales en Materia de DL.

Lo local tradicionalmente se restringe a lo simple, a lo más pequeño geográficamente delimitado (Díaz y Ascoli, 2006). Con la globalización se redimensiona el espacio y se pasa a la construcción de una estrategia de desarrollo que incorpora a los diferentes actores económicos, sociales e institucionales implicados, los cuales, al optimizar los recursos locales, generan respuestas de combate a la pobreza, o generación de nuevos empleos, propiciando el bienestar colectivo y una gestión estratégica incluyente, participativa y democrática.

La mejor manera para comprender el DL es bajo la perspectiva del enfoque sistémico; es por medio de este enfoque, donde lo local está conformado por un conjunto de elementos localizados y en interacción dinámica, dentro de los límites de un espacio físico determinado, organizados en función de un fin.

El sistema, con relación a la interrelación de las personas, hace referencia a lo administrativo, lo político y lo social, además de lo cultural. No obstante, para visualizar el sistema económico local, pero también comprende el sistema ambiental, social, económico y político de la localidad.

En función de lo anterior, la interpretación del DL y la intervención de los actores hacedores de política o diseñadores de instrumentos de alto impacto en la sociedad, deberá estar sujeta al diagnostico de factibilidad de dos interrogantes sustanciales.

¿Cuáles son las condiciones necesarias para conseguir el desarrollo? y ¿Cuáles son los elementos que caracterizan el DL?.

Responder ambas preguntas representa un enorme trabajo, minucioso tiempo invertido en diagnósticos y estimaciones, parámetros y factores que fomenten o inhiban el desarrollo económico local. Sin embargo, para fines prácticos, se presentan las respuestas a raíz de los elementos presentados por Albuquerque (2003) y Enríquez (2001).

En una primera aproximación, el DL deberá establecer dos condiciones; acceso a los servicios sociales y de participación social. En la primera condición, se hace referencia a los sistemas de educación, y a la satisfacción de las necesidades básicas en términos de alimento, vivienda, vestido, salud y seguridad.

Aunado a lo anterior, se debe mantener a una población informada, responsable e interesada en la gestión de las finanzas públicas y privadas, un gobierno local sujeto y expuesto a la transparencia y a la incorporación de la población en su gestión, en el diseño de estrategias, en la priorización de proyectos a emprender y en la realización e implementación de los mismos, compartiendo los objetivos, la realización y los beneficios.

En respuesta a la segunda pregunta, existen cuatro ejes transversales por los cuales fluyen los proyectos de DL; el carácter territorial dado que el espacio geográficamente definido es identificado, ya sea a escala nacional, municipal o regional; la dimensión social y el carácter inclusivo dado que se pueden incorporar actores económicos de diferentes escalas productivas; una dimensión económica, pues las iniciativas que se llevan a cabo se realizan con un carácter rentable y eficiente.

Los diferentes autores coinciden en señalar que los actores de un proceso de DL son las personas que residen y/o trabajan en un territorio determinado, las organizaciones de base, las organizaciones intermedias, las instituciones, las comunidades organizadas, el gobierno local, las empresas locales, el gobierno nacional en sus instancias locales, nacionales o regionales y la cooperación internacional, y otros actores de la sociedad civil (Albuquerque, 2006).

3.2. Dimensiones del DL.

Ciertamente el DL es un concepto que se construye desde distintos enfoques, lo que conduce a configuraciones teóricas y políticas también diferenciadas, como las explicadas anteriormente. En la actualidad existe un consenso evidente por entender el DL como un proceso que conjuga una dialéctica de niveles horizontales (desarrollo regional) además de político espacial (local, nacional, global) como una condición para su viabilidad y sostenibilidad.

La dinámica territorial y la orientación democrática que le adhieran al proceso dependerán de la capacidad de concertación de los actores locales. Así los actores locales o pseudo-locales, podrán potencializar las energías y recursos disponibles en un territorio con el fin de avanzar en el logro del beneficio para todos, en un contexto de convivencia democrática entre diferentes, de justicia social entre desiguales y de inclusión política (Velázquez, 2007).

3.3. El Territorio.

Enríquez (2001) argumenta que el DL es un proyecto de territorio concertado por actores locales con el propósito de elevar la calidad de vida de sus habitantes de manera sistémica y creciente, el territorio redefinido como sujeto de desarrollo es el punto de partida para la definición de lo local y de su gestión como elemento de crecimiento económico.

El territorio es el indicador de lo existente, es en el espacio finito donde se expresan los recursos naturales y construidos, y los actores locales con sus capacidades para activar las potencialidades existentes, para proponer y construir el deber ser, para articularse en mancomunidades, entre regiones, a nivel país y en comunidades transnacionales.

El territorio en los marcos del DL requiere, no obstante, de autonomía política y de capacidad para tomar decisiones de acuerdo a la dinámica y a las especificidades locales.

Sin un adecuado proceso autonómico fortalecido por la descentralización del Estado, es difícil la implementación de políticas de DL, pues sus objetivos no serían viables sino sub-empleados en perspectivas definidas externamente que normalmente recaen en los grupos centralizados de poder y/o en objetivos transnacionales.

3.4. Identidad/Cultura.

El concepto de identidad entraña un sentido de pertenencia, una historia compartida, visiones y valores que permiten al colectivo la interacción. Desde esa perspectiva, el territorio en sí es portador de la identidad colectiva.

América Latina es un mosaico de identidades: los diferentes países y su diversidad de territorios están atravesados por una multiplicidad de pueblos y culturas que configuran, a su vez, identidades específicas y, más aún, dispersas.

Desde la cosmovisión aymara, se sostiene la idea de que el primer paso en la construcción de una nueva perspectiva de desarrollo es el reconocimiento de sí mismo, lo cual supone una reflexión sobre las raíces históricas y culturales que permitiría a los diferentes colectivos construir su propia identidad (Ponce, 2001).

Además de la perspectiva étnica, las identidades incluyen la dimensión de género que atraviesa etnias y sociedades, toda vez que hombres y mujeres tienen roles y visiones específicas, necesidades y propuestas, dinámicas organizativas y económicas que necesariamente deben estar presentes, abierta y transparente-mente, en las agendas de DL.

3.5. Política.

Un continente rico en naturaleza, biodiversidad, diversidad cultural y con gran potencial económico exhibe, contradictoria-mente, indicadores de pobreza que no se compadecen con los recursos existentes. Ciertamente la historia de colonialismo y dependencia explican en gran parte esta situación, pero la pobreza y la exclusión son también responsabilidad de los actores internos que han sido incapaces de definir agendas concertadas de país con objetivos estratégicos de largo alcance.

Aquí, la construcción de actores con capacidad estratégica de acción es una condición necesaria para ejercer procesos de DL, pero si estos no tienen capacidad de decidir sobre el futuro de su territorio, entonces estamos entrampados en el localismo y actuando para viabilizar intereses externos y mantener el modelo vigente. Para superar esta limitación propia de la estructura centralista del Estado es absolutamente imprescindible que la acción estratégica de los actores locales esté imbuida de acción política con miras a incidir en los poderes tradicionales que mantienen las estructuras excluyentes del mal-desarrollo y lograr transformaciones en lo local-nacional con altos niveles de autonomía local.

En otras palabras, estos procesos no están totalmente determinados por mecánicas preestablecidas de acumulación, sino que admiten la idea de oportunidades al alcance de estrategias de actores capaces de utilizarlas.

3.6. Económica.

El desarrollo económico es la base fundamental de toda propuesta de desarrollo. La diferencia que marca la perspectiva latinoamericana es que no lo concibe como crecimiento económico sino como economía sustentable. En otras palabras, dadas las actuales condiciones de degradación de los ecosistemas, la economía no puede crecer ilimitadamente, a riesgo de volverlos incapaces de autor regeneración o re asimilación.

Se trata, pues, de un crecimiento cualitativo, es decir de uno que no suponga presión sobre los recursos naturales, entendiendo la interdependencia de procesos y estructuras que conforman los vínculos de la sociedad con la naturaleza. Con este enfoque de crecimiento el ser humano con sus interacciones y los elementos de la naturaleza son vistos como recursos humano, social, natural.

Desde la nueva perspectiva, estos elementos son parte de un sistema solidario basado en la satisfacción de necesidades y no en el consumismo mercantilista propio de la época capitalista globalizada.

El objetivo, aquí, es propiciar el buen vivir o el bienestar de la población local, con énfasis en la igualdad de oportunidades para los más pobres, fomentando actividades económicas que apunten hacia ese objetivo y con políticas claramente subordinadas a los requerimientos sociales, culturales y ambientales a fin de desestructurar el tradicional esquema económico.

3.7. DL o Endógeno.

El concepto de desarrollo endógeno o desarrollo territorial gesta su origen como respuesta al pensamiento dominante en las décadas de los cincuentas y sesentas, los cuales se enmarcaban en la práctica del paradigma industrial fordista y en el intervencionismo de arriba hacia abajo, de las innovaciones e impulsos de cambio (Boisier, 2002).

También, el desarrollo endógeno (local) o desarrollo regional es definido como un procesos de crecimiento y cambio estructural, el cual, mediante la utilización del potencial de desarrollo existente en el territorio, se conduce a elevar el bienestar de la población en una localidad o región, y con ello si la comunidad local es capaz de liderar el proceso de cambio estructural, nos encontramos ante un proceso DL endógeno (Vázquez Barquero, 2000).

Como ya se ha mencionado, en las últimas décadas aparece junto al concepto de DL, el concepto de crecimiento endógeno, situado en los nuevos modelos de crecimiento económico global que hacen de la innovación tecnológica un fenómeno interno de la función de producción, dejando la concepción neo-clásica del factor residual de Solow.

El modelo de producción endógena contribuye a optimizar las potencialidades locales, los recursos, el territorio y las formas alternativas de producción, para identificar las competencias creativas que permitan a las poblaciones enfrentar los desafíos del orden mundial y lograr la satisfacción de las necesidades básicas con equidad, a partir de la diversidad social y cultural, como parte de un sistema local.

Autores como Calafati (1998) y Garofoli (1995) enfatiza en que las unidades fundamentales son seres humanos y conforman un sistema local abierto e incluye la interacción entre el sistema y su entorno; además, el desarrollo endógeno transforma el sistema socio-económico reaccionando a los desafíos externos, por lo cual se define el desarrollo endógeno como la habilidad para innovar a nivel local. Una ventaja interesante de las regiones radica en el hecho de que los factores endógenos permiten la acumulación de capital dando lugar a economías de escala, internas y externas mediante la creación de valor agregado.

Para Boisier (1999), la endogeneidad del desarrollo regional habría que entenderla como un fenómeno que se presenta por lo menos en cuatro planos que se cortan y se cruzan entre sí político, económico, cultural y científico- tecnológico; esta percepción suele manifestarse con mayor fuerza en las economías más avanzadas como las de USA, UK, Japón, China, Francia y Alemania.

4. El Municipio Como Fuente de DL.

Considerando que lo local, se refiere a lo geográficamente inmediato y por inmediato políticamente nos referimos al municipio, debido a que en países como México, las dimensiones de gobiernos son, nacional, estatal y municipal; el DL, tiene como punto de partida el municipio, en el se establecen las política públicas ligadas directamente con la comunidad, por ello requiere la creación de infraestructura básica orientadas al fomento y promoción económica para su desarrollo. Bajo esta perspectiva El DL es un proceso a través del cual se articulan las potencialidades, municipales, estatales, regionales, nacionales e internacionales, es la posibilidad de integrar lo local a lo global, orientadas a ampliar las condiciones productivas, sociales y democráticas de la población en un territorio.

El efecto de la globalización en el territorio impacta a todos los órdenes económicos, políticos, sociales, y culturales en la dinámica de un país, o estado, donde, el municipio como espacio, territorio y gobierno no puede escapar a esta dinámica; la globalización al mismo tiempo que genera un proceso de interrelación y liberalización mundial, propicia el libre flujo de bienes, servicios y de capitales, también genera un proceso de regionalización, en este proceso, las tecnologías de la informática y las comunicaciones juegan un papel primordial, de tal forma que los países, los estados y en menor medida los municipios han entrado a una fase de modernización para hacer frente a los retos que este fenómeno imponen.

Uno de los principales retos que en esta perspectiva se evidencian, se deba a que el municipio como agente del DL, requiere profesionalizar a los servidores públicos e impulsar el servicio civil de carrera, modernización administrativa, promoción de la participación ciudadana como elemento sustancial de las acciones de gobierno y decisiones colegiadas y sobretodo consolidar la administración de las finanzas públicas municipales y la posibilidad de crear redes municipales nacionales e internacionales.

Las autoridades locales son agentes importantes en los procesos de DL. Muchas veces son los líderes principales de las iniciativas de DL al impulsar en sus territorios la movilización y concertación de actores para el desarrollo económico y la creación de empleo a nivel local. En otras ocasiones, son otros actores (organismos de cooperación internacional, organizaciones no gubernamentales, entidades financieras de desarrollo, jóvenes empresarios, etc.) los que inician los procesos de DL, aunque muy pronto se requiere la incorporación activa de los gobiernos locales, los cuales permiten dotar a las iniciativas de DL del mayor grado de institucionalidad.

En todo caso, la elección democrática de las autoridades locales (municipales y estatales,) ayuda a introducir una tensión básica para la presentación de programas y propuestas consistentes de desarrollo a favor de la ciudadanía a la que se solicita el voto. Es por ello que la descentralización, al permitir la autonomía de los niveles locales, puede constituir, siempre y cuando se dote de recursos reales y trasferencia efectiva de competencias, una herramienta fundamental para el fomento del DL.

5. Los Retos del DL.

En los noventas aparece el concepto DL, incorporando débilmente algunas tradiciones teóricas como las indicadas y actuando inicialmente como autodefensa frente a las consecuencias del neoliberalismo, mediante propuestas que llegan del trabajo social, el análisis geográfico regional, de la ciencia política y tanto de microeconomía como de la Macroeconomía (Henderson y Thomas, 1992; Pérez y Carrillo, 2000).

Considerar elementos o conceptos como oportunidades de mejora, retos o ejes de diseño de implementación política es tara de las autoridades gubernamentales, cuestión en la que no se está en desacuerdo; sin embargo identificar cuáles y en qué sectores se debe intervenir mediante que procesos y en virtud de que escenarios, esta sí que es tarea del área científica o de investigación.

En concreto, a continuación se presentan ocho elementos en los que toda economía de cualquier país debe pensar, antes de diseñar o elaborar manuales y procedimientos de intervención en planes de desarrollo económico.

  • 1. La continua y creciente polarización social de la población.

  • 2. La reprivatización social del Estado.

  • 3. La recolonización del control de los recursos de producción y del capital en su conjunto.

  • 4. La expansión de la resistencia popular y la deslegitimación del neoliberalismo.

  • 5. La acentuación de la inestabilidad política, (pero aún con el voto como mecanismo de alternancia de gobiernos).

  • 6. Elaboración de un proceso de nueva subjetivación social o constitución de nuevos sujetos sociales.

  • 7. La creciente ocupación militar del territorio latinoamericano por las fuerzas armadas de los Estados Unidos. Un horizonte de conflictos de poder.

Los seis primeros puntos pueden tener una relación casi directa con el DL, en la medida en que aparecen nuevas necesidades debido a la polarización y la recolonización. El Estado no responde a ellas, la ciudadanía ya no cree en las recetas neoliberales y se subleva, lo que produce un fermento particular en la sociedad, sobre todo a escala local.

En el proceso de desarrollo hay diferentes retos que superar, y siempre competencia nacional, municipal, estatal por avanzar, sin embargo aunado a esto, tenemos la presencia de los actores económicos, individuos, empresas, instituciones y países queriendo un desarrollo. Los efectos de la globalización generan más escenarios de competencia. Es evidente que se tienen realidades donde se debe ser más competitivo si no se pretende quedar atrás.

6. Conclusiones.

La localidad se convierte en un eje fundamental del desarrollo nacional, y su importancia radica en la ejecución de planes realizados por las autoridades locales, base primordial para el cambio en una región, un estado o nación. Las autoridades locales deben buscar la manera de integrar y concretar a los diferentes actores de la comunidad, agentes económicos, organizaciones cívicas entre otros, como lo señala Alburquerque en 2003.

Las estrategias de DL se van a seguir dando en el futuro, cada vez con mayor asiduidad, además de ir consolidando una importante cuota de mercado en el ámbito de la inserción social por el trabajo. Por tanto, se abren unas expectativas de futuro realmente positivas, tanto desde el punto de vista aplicado como desde el campo de la investigación empresarial y académica.

Las empresas de la Economía Social pueden, dentro de su ámbito de actuación, favorecer el DL. Los procesos de desarrollo en la forma de empresas cooperativas, asociaciones, etc. juegan un papel cada vez más importante para muchos municipios rurales y urbanos, creando un nuevo espíritu de esperanza para el futuro y estima personal.

Personalmente no creo que exista un modelo único estático de desarrollo económico que funcione siempre o se mantenga en operación en el transcurso de las coyunturas históricas, misteriosamente siempre ocurre algo, que impide a los actores responder para sufragar la inevitable crisis o en el peor de los casos, recesión.

Desde el ofrecimiento de la modernización que asume el crecimiento económico, hasta el desarrollo endógeno redimensionado conduce a la afirmación de que no basta imitar a los países industrializados para alcanzar en sentido lineal, el desarrollo. Se deben fortalecer las competencias locales que optimicen las potencialidades endógenas para que, de alguna manera, se refleje el rostro humano en la misma globalización y se fortalezca la creación de oportunidades para alcanzar un desarrollo sostenible, humano, participativo e incluyente desde los espacios locales.

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Autor:

José Ángel Bejarano Cortez

Evaluación de Proyectos Sociales.

Prof. Marcel Bonnet Escuela

Universidad de la Laguna

Máster en desarrollo regional formación y empleo