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En el nombre de Papá Pig. El rol del padre en Peppa Pig

Enviado por Yasmina D. Dátola


  1. Introducción
  2. Estado del arte
  3. Marco conceptual
  4. El caso
  5. Análisis del caso
  6. Conclusiones
  7. Bibliografía

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Introducción

A partir de los conceptos teóricos trabajados en la materia Comunicación IV pudimos advertir que estamos rodeados de fenómenos comunicacionales. Para trabajarlos, decidimos centrarnos en la serie infantil de dibujos animados Peppa Pig.

El objetivo de nuestro trabajo práctico es demostrar que el cambio que sufrió el rol de la figura paterna con la llegada de la posmodernidad se ve reflejado en la serie Peppa Pig. Para nosotros, este cambio es positivo y da cuenta del pasaje de un padre autoritario, distante, dedicado prácticamente solo a llevar el dinero al hogar a un padre compañero, que se involucra más en la crianza de los niños y en sus actividades diarias y al que ya no se le teme.

Sin embargo, a medida que avancemos vamos a descubrir que, a pesar de este pasaje positivo a nuestro entender, aun persisten resabios de la modernidad y de sus mandatos tradicionales como también del patriarcado y de sus preceptos naturalizados en la sociedad.

Vamos a analizar específicamente los episodios "La oficina de papá"; "Jugar y trabajar"; "La cámara de video de papá" y "Los ejercicios de papá" a partir de los conceptos ilusión, cultura, hegemonía, sentido común, ideología y aparatos ideológicos del Estado que consideramos pertinentes para llegar a una conclusión sobre el planteo que estamos haciendo.

Creemos que el éxito de la serie (destinada chicos entre 2 y 5 años) se debe a que Peppa Pig refleja situaciones de la vida cotidiana con las que se pueden sentir identificados no solo los niños sino también el resto de los miembros de cualquier familia precisamente por lo que planteamos en nuestra hipótesis. A partir de esto, tomando como eje el rol de la figura paterna, a lo largo del trabajo indagaremos sobre lo expuesto a la luz de nuestros pensamientos y el de Sigmund Freud, Slavoj Zizek, Antonio Gramsci y Goran Therborn con ejemplos concretos extraídos de la serie animada.

Lejos de pretender hacer una reivindicación total de los dibujos animados o de Peppa Pig, queremos demostrar que no todo es tan malo como parece en los medios de comunicación. Que en muchos casos más que tener objetivos malintencionados y pretender influenciar al público lo que hacen es simplemente reflejar lo que sucede en la realidad, siendo víctimas también de la ideología dominante. Y con esto no nos referimos a la discusión sobre si existen o no los medios de comunicación objetivos (que ya sabemos que es una discusión obsoleta desde que se puso en tela de juicio el periodismo independiente) sino a algo más profundo que habla de cómo la ideología de una época nos atraviesa y atraviesa todo lo que nos rodea, incluso a una serie protagonizada por una inocente cerdita color rosa que adora saltar en los charcos de lodo.

Estado del arte

La historia de los dibujos animados se remonta a 1877, cuando el ingeniero e inventor autodidacta francés Émile Reynaud inventó un aparato que eliminaba las interrupciones de la visión que se producían al cambiar las imágenes. Desde la década de 1830 se venían fabricando diversos juguetes y mecanismos ópticos destinados a crear la ilusión del movimiento mediante secuencias de imágenes que pasaban ante distintos tipos de obturadores. Pero fue Reynaud el creador del "praxinoscopio" con el que consiguió proyectar por primera vez escenas animadas en buenas condiciones. Tiempo después lo mejoró; cambió los dibujos individuales por secuencias de imágenes sobre cintas perforadas y creó el "teatro óptico", en el que la proyección se realizaba sobre una pantalla.

En 1905, el director de cine estadounidense Edwin S. Porter hizo la primera animación de objetos, fotograma a fotograma, para la compañía Edison.

Otros pioneros y precursores de los dibujos animados fueron el estadounidense Otto Messmer, autor de El gato Félix (1914), los austríacos Max y Dave Fleischer que dieron vida a personajes como Betty Boop (1930-39) y Popeye (1930-47) y el productor, director, guionista y animador estadounidense Walter Elias "Walt" Disney, creador de Mickey Mouse y de innumerables personajes.

Desde su nacimiento, los dibujos animados fueron objeto de estudio en ciencias sociales y comunicación. Uno de los análisis más reconocidos a nivel mundial es el libro Para leer al Pato Donald (1972) de Ariel Dorfman y Armand Mattelart. El ensayo analiza desde un punto de vista marxista la literatura de masas. Plantea que las historietas cómicas de Walt Disney para el mercado latinoamericano no solo reflejan la ideología dominante sino que además son cómplices en su mantenimiento y difusión. Desde entonces, los dibujos animados recibieron todo tipo de críticas por su influencia entre los más pequeños, incluida la serie Peppa Pig de la que habla este trabajo práctico.

Con respecto al cambio del rol del padre en la posmodernidad y su reflejo en los medios de comunicación también podemos encontrar diferentes análisis realizados por comunicadores. Un ejemplo de ellos es el artículo "La búsqueda del padre en el cine contemporáneo", del crítico de cine Juan Orellana, que analiza cómo desapareció la figura paterna en las películas a partir de los cambios introducidos en la posmodernidad por "la desestructuración de la familia, los fracasos matrimoniales, las adopciones uniparentales, las reivindicaciones de los homosexuales para adoptar hijos, etc."

De un modo u otro, la mayoría de las críticas que encontramos a los dibujos animados en general, a Peppa Pig en particular o al nuevo rol de la figura paterna que reflejan los medios de comunicación, son negativas.

Marco conceptual

Para desarrollar nuestro trabajo decidimos tomar los conceptos de ilusión, cultura, hegemonía, sentido común, ideología y aparatos ideológicos del Estado vistos en la materia.

Cuando hablamos de ilusión nos referimos, en términos de Freud, a una creencia cuando en su motivación reina por sobre todo el cumplimiento de un deseo.

A la religión, Freud la identifica con la ilusión. Las representaciones religiosas ejercieron la mayor influencia sobre la humanidad durante gran parte de la historia, y sin entrar en detalle en el terreno del creer o no creer, se pregunta en dónde se origina la fuerza de estas doctrinas, de qué depende su eficacia sin tener un soporte racional. Son ilusiones, cumplimiento de los deseos más antiguos y profundos de la humanidad, el secreto de su fuerza es la fuerza de sus deseos. En cuanto a la necesidad de una religión, Freud considera su derivación del desamparo infantil y de la nostalgia por el padre, símbolo de protección. Necesidad que radica en la poderosa necesidad infantil del amparo paterno.

La cultura, por su parte, Freud la analiza desde una mirada intolerable para el ser humano, nos reprime de nuestras pulsiones sexuales, de muerte y canibalismo. El entramado cultural es un mecanismo de represión y nos protege de la naturaleza.

Toda cultura descansa en la compulsión al trabajo y en la renuncia de los pulsional, razón por la que provoca oposición entre los afectados por tales requerimientos. Por eso Freud define que la cultura genera malestar.

Ante este malestar que definíamos anteriormente, la cultura genera ilusión, que no es verdadera ni falsa, sino ideológica, otro término que analizaremos posteriormente en este trabajo. Esta ilusión nos permite llevar adelante nuestra existencia de una manera más placentera, para evitar así pensar en un tema tan angustiante como lo es la muerte.

Con respecto a la hegemonía, Gramsci postula que una clase no puede conocerse a sí misma si no conoce a las demás clases sociales, para referirse a cualquier tipo de hegemonía. La supremacía de un grupo social se manifiesta de dos modos, como "dominio" y como "dirección intelectual y moral". Un grupo social es dominante de los grupos subordinados, a quienes tiende a someter incluso con la fuerza armada. Cabe aclarar que el concepto de Hegemonía, Gramsci lo toma de Lenin, para él tenía que ver con la sociedad política.

En Gramsci tiene que ver con la Sociedad Civil, el espacio en disputa. La sociedad Civil es todo lo que no es el Estado. Manifiesta que una clase es hegemónica cuando direcciona al resto de la sociedad hacia sus propios intereses, por lo que se la caracteriza como un fenómeno colectivo y voluntario de adhesión y creencia que se desarrolla en un momento histórico determinado.

Gramsci utiliza el concepto de sentido común para definir un grado de la ideología. Dice que está formado por la vida de cada uno, el cada día. Es lo que permite plasmar la ideología. Y la ideología es una cosmovisión del mundo que se materializa en la hegemonía.

La estructura y la superestructura conforman un bloque histórico, la estructura es lo económico y la superestructura refiere a la sociedad civil y sociedad política. Las relaciones discordes y opuestas que se dan en la Superestructura, ya descriptas anteriormente, son el reflejo de las relaciones sociales de producción. El aparato de Hegemonía tendrá que transformar el sentido común de las grandes mayorías del pueblo-nación integrado en un bloque.

Como concepto complementario, y relacionado a los que hemos descripto, debemos agregar lo siguiente: la hegemonía no puede concebirse sin ideología. La estructura ideológica está presente en aquellos aparatos ideológicos del estado más importantes, y que son los que apuntan a dominar las clases que pretenden ser dominantes: familia, educación, iglesia, espacios públicos, medios de comunicación.

El aparato de hegemonía generará instituciones a través de las cuales se convierte en educador. El aparato de hegemonía tenderá a convertirse en Estado. Muchas de sus instituciones pueden ser las mismas instituciones del anterior sistema hegemónico, pero transformadas, reorientadas.

Desde la visión de Goran Therborn, la ideología es concebida sobre las relaciones de poder y cambio social que se producen en un momento determinado y bajo ciertas condiciones. El término ideología hará referencia al aspecto de la condición humana bajo el cual los seres humanos viven sus vidas como actores consientes en un mundo que cada uno de ellos comprende en diverso grado. Funciona como un discurso que interpela a los individuos, y según el autor, somete y cualifica. La función de la ideología es la constitución de la subjetividad humana.

Louis Althusser describe el funcionamiento de toda ideología como a) régimen de sometimiento y cualificación, donde se haya b) una interpelación de los individuos en cuanto a sujetos, c) el sometimiento de los sujetos a un Sujeto, d) reconocimiento mutuo entre el Sujeto y los sujetos. La ideología para él tiene que ver con la vida cotidiana de los sujetos.

El caso

Peppa Pig (La cerdita Peppa) es una serie infantil de dibujos animados creada por los animadores ingleses Neville Astley, Mark Baker y Phil Davies, en 2004. Fue estrenada el 31 de mayo de 2004 en el canal británico Channel 5. En España se emite desde 2010 por Clan y luego fue transmitida en Disney Junior. En Hispanoamérica su emisión empezó en 2006 en el canal Boomerang hasta el año 2008, para Venezuela. En 2013, se remitió por el canal Discovery Kids, esta vez doblada en México para Latinoamérica. También se puede ver en Netflix y a través de Youtube.

La serie animada sigue las aventuras de una adorable y eufórica cerdita de rasgos antropomórficos llamada Peppa que vive con Mamá Pig, Papá Pig y su hermanito George. Los episodios tienen como escenario principal su hogar, donde ocurren la mayoría de las historias cotidianas. En algunos episodios, se muestra a la familia saliendo de casa, paseando con su coche, en casa de sus amigos o estando ya en otro lugar. Según los creadores del programa, "la serie animada Peppa Pig es un reflejo único de la mentalidad y el mundo que rodea a los niños en edad preescolar. Cada episodio muestra actividades cotidianas y temas con los que los niños pequeños encontrarán completa afinidad como el parque, nadar, andar en bicicleta, visitar a los abuelos y jugar con amigos. El programa contribuye al desarrollo social y emocional de los niños al reforzar su autoestima y modelarles ejemplos de cooperación y entendimiento hacia los demás, así como la identificación y expresión de sentimientos."

Hasta aquí, la serie parece no tener nada de malo. Sin embargo, para Peppa no todo es color de rosa como su piel.

La serie Peppa Pig también fue fuente de duras críticas entre comunicadores y padres. En el diario australiano DailyTelegraph, un columnista llamado Piers Akerman la acusa de tener "estremecedoras posturas feministas". En la misma línea, Alex McClintock, del diario inglés The Guardian la acusó de ser una "rabiosa socialista marxista-leninista". Giulia Silviero, del Il Manifesto de Italia, tituló una nota sobre la cerdita como "Peppa Pig, la feminista peligrosa". Más allá de los comentarios de la prensa, la cerdita es blanco de críticas y acusaciones en redes sociales y foros de padres "preocupados por lo que consumen sus hijos" que aseguran que desde que ven la serie sus hijos se volvieron irrespetuosos, contestadores o que "quieren saltar en el barro como un cerdo" o "no quieren comer verduras y sí torta de chocolate".

Más allá de posicionarnos en contra o a favor de estas críticas, nos vamos a centrar puntualmente en el rol de la figura paterna que refleja la serie. Si tiene que ver o no con el momento actual que vivimos, si nos parece bueno o malo, y fundamentalmente relacionarlo con los conceptos mencionados para demostrar cómo opera la ideología a través de la serie, al mismo tiempo que la serie misma es también víctima de la ideología, como todos nosotros.

Análisis del caso

Comenzaremos nuestro análisis con el concepto de ilusión. Al igual que la gran mayoría de las personas, Papá Pig preferiría no tener que ir a trabajar y quedarse en su casa descansando y disfrutando, como lo hace los fines de semana. Esto lo podemos comprobar en el episodio "Jugar y trabajar", cuando el cerdito sale con el diario bajo el brazo al jardín dispuesto a "no hacer nada" creyendo que es sábado. Es en ese momento en que su esposa le dice que es jueves y él desconcertado sale corriendo y preocupado al trabajo para no llegar tarde.

Aquí, vemos reflejada en Papá Pig la ilusión de cualquier padre de familia que trabaja. La ilusión de que trabajar de lunes a viernes tendrá su recompensa: un salario para satisfacer las necesidades básicas de su familia y la ilusión del descanso que llega al final de la semana o en las vacaciones. Estas ilusiones son las que hacen que Papá Pig sea responsable, cumpla con un horario y vaya a trabajar, aunque tenga el deseo de quedarse en su jardín leyendo el diario. Y es aquí cuando entra en juego el concepto de cultura. Es la cultura la responsable de esta compulsión al trabajo y a que renunciemos a nuestros verdaderos deseos, ya que si bien tiene su costado represor, que genera malestar con frecuencia por tener que pasar largas jornadas fuera del hogar, a su vez genera esa ilusión de que todo esfuerzo traerá aparejado una recompensa, algo mejor que justificará ese sacrificio. En términos de Althusser, Papá Pig además de ser responsable y cumplir con un horario laboral, es el Sujeto Central de su familia. Hay un reconocimiento entre cada sujeto-miembro de su familia con él y viceversa. Habla de un proceso de sometimiento y cualificación, donde el Sujeto Central modela a los demás sujetos.

La cultura, junto con la ideología de una época, limitan lo que está bien y está mal, reprimiendo nuestros instintos. Probablemente sean las responsables de reprimir a los adultos para que no hagan cosas que cuando eran niños lo divertían, como por ejemplo saltar en los charcos de barro como Peppa y y su familia. En este aspecto puntual, Papá Pig no parece tener ningún problema. A pesar de ser un cerdito culturizado, le encanta saltar en los charcos de lodo y se divierte mucho haciéndolo junto a sus hijos (precisamente esta acción es motivo de crítica de padres, víctimas voraces de la ideología, que creen que Peppa es un mal ejemplo para los chicos porque los incita a ensuciarse, sin pensar que esa acción puede estar más bien relacionada a los verdaderos instintos de un niño).

Vaya a saber por qué razón, Papá Pig y su familia se escaparon de su destino de cerdo y se convirtieron en humanos, vendiéndoles su alma no al diablo sino a la cultura al convertirse en animales antropomórficos.

En los capítulos seleccionados podemos observar que Papá Pig se lleva muy bien con sus hijos, y tienen una relación amistosa. Lejos de ser el padre autoritario (al que más que respeto hay que tenerle miedo) que regía en la modernidad, cuenta con los requisitos del padre posmoderno que está más cerca de sus hijos, que realiza tareas junto a ellos, que los lleva a pasar el día a su trabajo (como en "La oficina de papá"), que se toma el tiempo para jugar juntos o que incluso sus hijos se atreven a decirle que está excedido de peso o en ocasiones a desafiarlo. Sus hijos no le tienen miedo, pero de todos modos reconocen en él una figura protectora y superior a la que hay que respetar.

En el episodio "Los ejercicios de papá", Mamá Pig mira un programa de televisión para ponerse en forma. Cuando llega Papá Pig, Peppa le dice que debería hacer ejercicio porque "tiene la barriga un poco gorda" (cosa que le dice en reiteradas ocasiones). Durante el capítulo, lo vemos a Papá Pig intentando hacer gimnasia pero cuando el resto de la familia no lo ve, se acuesta en el sillón a hacer zapping. En este capítulo podemos observar que Peppa está bañada de la ideología dominante que dicta que tener barriga está mal. La pequeña cerdita parece obsesionada con el tema y no titubea a la hora de decirle a su papá que está gordo porque come mucho. A Papá Pig, sin embargo, el tema no parece preocuparle. En vez de sentirse dolido, ofendido o retar a su hija por decirle eso, se ríe y hace oídos sordos a los cánones de delgadez. Una vez más, podemos identificar esta situación con el momento actual y la relación padre-hija que se da en la actualidad en la que decirle al padre que tiene barriga no es visto como una falta de respeto (cosa que sí podría haber sucedido en otra época) sino más bien como un chiste. A su vez, no podemos dejar de sorprendernos de aquellos críticos que sostienen que marcarle eso a un padre se puede considerar una falta de respeto intolerable. Nos resulta curioso que a esta altura del siglo XXI, ciertos sectores, por más minoritarios que puedan ser, aún parezcan vivir en otra época y decidan permanecer ajenos a los cambios culturales, quedando así como detenidos en el tiempo.

Con todo esto, podemos observar que la ideología dominante de la posmodernidad tiñó los capítulos de Peppa. En este caso, el rol adoptado por el padre posmoderno en la sociedad actual no es responsabilidad de Peppa, sino a la inversa. El rol de la figura paterna en la posmodernidad se ve reflejado claramente en Papá Pig. Y no está mal que suceda. Simplemente es reflejo de una época. En este caso, la serie no actúa como un aparato ideológico del Estado. En todo caso, deberíamos buscar la raíz del origen del padre posmoderno que rige en la ideología dominante en otros campos que escapan a este análisis.

Por otro lado, en el capítulo "La oficina de papá" podemos observar que Papá Pig tiene un trabajo calificado (es arquitecto), cumple un horario, va a trabajar en traje y corbata, su oficina se encuentra en un edificio moderno y, como no podía faltar, tiene un portarretratos con la foto de sus hijos en su escritorio. Es el modelo de padre ideal. Aquí vemos que los autores de la serie están atravesados por la ideología. Ya sea de forma intencional o no, vemos pequeños detalles que dan cuenta de la presencia de la hegemonía, el sentido común y lo que damos por obvio. Si sabemos que Papá Pig trabaja en una oficina, antes de ver el capítulo es posible imaginarse cómo es su lugar de trabajo. Existen elementos, comunes a toda oficina, que hacen que sea posible distinguirla de otro ámbito como por ejemplo los escritorios, computadoras, elementos para escribir, etc.

Todo lo que sucede en la serie nos parece natural porque son cosas de la vida cotidiana. Y eso es producto de la ideología y de un determinado modelo cultural, que hace que no podamos pensar la normalidad de otra manera. Al recorrer los espacios de la casa, cómo están distribuidos los objetos y muebles en cada ambiente, en la sillita que usa George para comer porque es bebé y en cada detalle nos reconocemos, nos identificamos e identificamos a nuestra familia porque nos parece natural gracias a la hegemonía de la época. Y el rol de Papá Pig, sus acciones y comportamientos también es producto de ello. Él hace las mismas cosas que cualquier padre de familia. Y los autores de la serie parecen haber prestado atención a eso.

Aunque la familia vive en una colina, reciclan la basura y aman la naturaleza, no se escapan del capitalismo y el consumo. En el capítulo "La cámara de video de papá" vemos que Papá Pig realiza una compra por internet (como muchos padres en la actualidad) y una cámara de video le llega a su casa por correo. Aquí, vemos también una situación reflejo de la actualidad: al parecer, Peppa sabe más de tecnología que sus papás. Ella es la que le enseña a manejar la cámara. Esto es común de nuestra época. Época en que los niños, por haber nacido con los medios electrónicos instalados en sus vidas, saben más que los adultos a los que muchas veces les cuesta adaptarse a la tecnología. Este capítulo por completo, como otras escenas, hubiese sido imposible de pensar hace cuarenta años atrás simplemente porque hay elementos con los que interactúan los personajes que antes ni siquiera existían (no solo los inventos tecnológicos sino otros claves de una época, como por ejemplo la butaca para el bebé en los autos).

Más allá de que la serie difunde valores positivos y muestra a un padre cariñoso, comprensivo y cercano a sus hijos, que colabora con las tareas del hogar y se involucra con la crianza -mucho más parecido al padre actual que al de otra época-, más allá de que ese padre haya criado a una hija como Peppa, independiente, valiente y que no se basa en estereotipos ni le importa el qué dirán, hay escenas en las que los escritores caen en lugares comunes. ¿Por ejemplo? En el episodio "Jugar y trabajar". Aquí se ve claramente que Papá Pig es el sostén de la familia. Que él trae el dinero a casa y trabaja duro mientras su esposa "se queda en la casa… ¡¡¡jugando!!!"; cuando en realidad trabaja desde su hogar a medio tiempo por tener que realizar también las tareas de la casa y cuidar a sus hijos. Aquí vemos que por más que los autores tengan buenas intenciones con los valores que quieren difundir a los chicos, hacen agua y caen en el patriarcado, en comentarios de índole machistas o frases comunes. La explicación a esta contradicción la veremos en las siguientes conclusiones.

Conclusiones

¿Por qué una serie que se jacta de transmitir valores positivos dice que la madre que se queda en casa cuidando a sus hijos y trabajando freelance se queda jugando y no hace nada? La razón a esta incongruencia como a otras posibles que rastreamos en los capítulos de la serie se halla en la ideología. La ideología que atraviesa y atrapa a todos por más que se quiera escapar de ella. La familia de Peppa responde a la conformación típica y estereotipada: padres, madre y dos niños en común y al modelo del patriarcado en el que el padre es el que trabaja y la madre trabaja desde el hogar en modo freelance para poder cuidar a los niños y realizar las tareas domésticas. Sin embargo, Peppa tiene algo especial. Es diferente y lo hace notar. Peppa es atrevida, astuta, curiosa y valiente. Y eso es lo que le molesta muchas veces a los que la critican. Ella no se basa en el estereotipo de niña y no le importa el qué dirán. Ella se siente capaz de lograr cualquier cosa que se propone y siempre lo consigue. Cuando algo no le sale como espera se enoja, se siente frustrada y afligida. También siente celos, se enoja con sus papás y se pelea con su hermano. A pesar de ser una cerdita, esas características son las que la convierten en un ser humano normal, como todos, y no en una caricatura sin sentimientos, perfecta y modelo ideal (e irreal) de hija, hermana y amiga. Peppa es como cualquier chico y tal vez por eso a los más pequeños les gusta tanto. Se sienten cerca de ella, la consideran un ejemplo a imitar porque hace lo que a ellos les gusta. Porque disfruta de saltar en los charcos de lodo sin que sus papás la reten, porque a pesar de comer cereales también le gusta el chocolate. Y lo más importante es que todo eso de "ser normal" no la convierte en una mala persona o mala cerdita. Al contrario, la enaltece porque aunque a veces siente celos de su hermano lo adora, y porque aunque quiere mucho a su papá algunas veces se atreve a desafiarlo.

Hay foros y comunicadores horrorizados con todo esto que la consideran "revolucionaria". Simplemente porque muchas veces Peppa no responde a un modelo ideal (eructa, se ensucia, le encanta el chocolate y contesta a los mayores). Más allá de los deslices ideológicos del que no vamos a acusar a sus creadores porque todos somos víctimas, nosotros consideramos que la serie transmite valores positivos y que si bien los medios de comunicación constituyen un aparato ideológico del Estado, también puede suceder que sean víctimas de la ideología sin intención o interés alguno como nos pasa a nosotros mismos cuando decimos o pensamos algo que parece ir en contra de los principios que creemos tener. Y consideramos que eso es lo que pasa con Peppa Pig.

Los dibujos animados muchas veces son criticados por querer influenciar a los niños, sin pensar que tal vez lo que hacen es transmitir lo que ellos desean. ¿No es más probable que los niños quieran comer pastel de chocolate simplemente porque son ricos, y no porque a Peppa le guste?¿ No será que saltar en el lodo es una acción propia de un chico que se divierte, sin reparar en si la ropa se ensucia o no, y no que lo hace solo para imitar a un dibujo animado? Seguramente sea por eso, como también que si se quieren tirar de un balcón creyendo que pueden volar es porque algo está fallando en otro lado, más que por ser culpa de Superman.

Bibliografía

– Sigmund Freud; "El porvenir de una ilusión" y  "El malestar en la cultura".

– Hugues Portelli;  "Gramsci y el Bloque Histórico".

– Goran Therborn; "La ideología del poder y el poder de la Ideología". Cap. I, III, IV, V y VI.

– Slavoj Zizek; "Ideología, un mapa de la cuestión". Introducción. Cap. V, VII, VIII y XI.

 

 

Autor:

Yasmina D.Dátola