Si reflexionamos detenidamente sobre los planteamientos de esta definición de la OMS, nos percatamos de que existen millones de personas que no tienen un "patrón cotidiano de vida", que millones de personas en el mundo están desamparadas y sumidas en el sufrimiento y son "victimas" del desastres de la distribución desigual de las riquezas de la humanidad y de oportunidades, que carecen de víveres, ropa, viviendas y necesitan asistencia medica y protección contra factores y condiciones ambientales desfavorables. Entonces, nos preguntamos, ¿Por qué esperar la presentación de un fenómeno natural extremo para socorrer a las víctimas? Si los recursos empleados en acciones de socorrismo se usaran para la prevención y reducción de desastres, considerando como un desastre el actual "modo de vida" de la población del mundo, cada vez serían menos los que estarían sumidos en el desamparo y el sufrimiento.
Está confirmado que los más afectados en casos de desastres, son los más pobres, la pobreza engendra la vulnerabilidad y la inseguridad. Quizás ésta sea la razón por la cual muchos desestiman el apoyo psicológico posdesastre en este gran grupo de personas, ya que como nadie les asegura o augura un futuro mejor, digno de un ser humano, el trabajo psicológico estaría plagado de resignación o de endebles esperanzas descansando en el azar.
La visión que la mayoría de las personas tienen de los desastres es, en si misma, una gran vulnerabilidad. La inmensa mayoría los sigue apreciando como el resultado de fenómenos naturales o de otro tipo, peligrosos, difíciles de prevenir y controlar. Se hace necesario cambiar esta concepción que ha prevalecido durante mucho tiempo. Esta ha generado políticas y acciones dirigidas a la atención de emergencias en el momento en que estas ocurren. La experiencia nos muestra que estas políticas y acciones han sido insuficientes para disminuir significativamente los daños y pérdidas resultantes.
Ahora se maneja un concepto más amplio y más apropiado del manejo de los desastres, el de GESTION DE RIESGO, cuyo objetivo estriba en disminuir la probabilidad de que ocurra un futuro desastre. Se ha establecido que los desastres son el resultado de riesgos no manejados y que los riesgos que enfrenta la sociedad son resultantes de procesos sociales que se derivan de las modalidades de desarrollo vigentes, en otras palabras, los riesgos son fallas del desarrollo que tienen repercusiones en términos de amenazas o peligros y vulnerabilidades, que son factores del riesgo.
Se hace necesario pues, tener bien establecido el contenido de los conceptos de peligro, vulnerabilidad y riesgo, que se constituyen en categorías de la desastrología.
Peligro del latín "periculum" que significa "contingencia inminente de perder una cosa o de que suceda un mal". Podemos decir que es la existencia objetiva de condiciones que propician el desencadenamiento de fenómenos que afectan al hombre o sus medios de subsistencia. Se dice que es la "existencia objetiva" por que existen independientemente de nuestra conciencia. También se dice que es la probabilidad de que un determinado fenómeno de origen natural o de otro tipo, de una cierta extensión, intensidad y duración, con consecuencias negativas para las personas o sus bienes, se produzca. Otros la definen como, "la posible manifestación, dentro de un periodo de tiempo y en un territorio particular de un fenómeno de origen natural, socio-natural o antropogénico que puede producir efectos adversos en las personas, la producción, la infraestructura, los bienes y servicios y el ambiente". El peligro implica la existencia del hombre, que decide, si las consecuencias del fenómeno representan una perdida o no, según sus intereses, para el individuo, la comunidad o la sociedad. Por ello, los fenómenos naturales en sí no pueden ser considerados como acontecimientos peligrosos a menos que ocurran donde viven las personas o sus bienes resulten dañados.
Identificar los peligros es una de las tareas más importantes a la que puede dedicarse una comunidad, o un país. Conocer cuales son las principales amenazas a que estamos expuestos, su reconocimiento, nos permite tener una clara percepción del mismo y por tanto realizar acciones para disminuir sus efectos, tanto físicos como mentales. El conocimiento exacto del peligro nos permite tener una idea de los efectos del mismo, sobre el individuo y sobre la comunidad, por lo tanto, las personas saben de ante mano a que se enfrentaran, cuales serán sus consecuencias y lo mas importante como actuar para disminuir esos efectos. Desde el punto de vista psicológico resulta muy importante que las personas tengan por conocidos los peligros que las amenazan y que se les oriente como "defenderse" de ellos, como actuar en cada momento y cuales son sus posibilidades reales de sobrevivir y disminuir sus perdidas.
Hasta hace relativamente poco tiempo, se atendía al peligro en sí, tratando de neutralizarlo, lo que resulta tremendamente difícil, pues son muy pocos los peligros de origen natural o de otro tipo, sobre todo cuando tienen una gran magnitud, los que pueden ser eliminados, sin embargo si se hace un manejo humano del peligro y se trabaja en su prevención, entonces las posibilidades de sufrir menos las consecuencias de su manifestación aumentan.
Cuando las personas reconocen los peligros que las amenazan, cuando conocen sus efectos y disponen de medios y recursos para afrontarlos, las personas se sienten seguras y confiadas y siempre están dispuestas a participar activamente en crear condiciones cada vez mejores para enfrentar el fenómeno. Todo lo contrario ocurre cuando los amenazados se saben victimas irremediables de la situación adversa a que pueden verse sometidos, la inmensa mayoría de estas personas se inmovilizan para enfrentar el peligro, unas por que piensan que lo que pueden hacer de nada les servirá, otras, por que aferradas a la esperanza de una solución divina se limitan a pedir a su Dios y esperar y otras porque consideran que nada pueden hacer contra un mandato de Dios o las fuerzas de la naturaleza.
La principal causa de los desastres es la pobreza, la pobreza siempre ha existido, pero no es una condición genética de las sociedades, sino la imposición de determinadas condiciones sociales establecidas por los que haciendo uso de la fuerza se han ido apoderando de los recursos del mundo sometiendo a la mayoría en un estado de privación que los convierte en esclavos y herramientas de producción de riquezas. La pobreza de hoy es innecesaria, la humanidad dispone de los medios suficientes para que todos los pobladores del planeta podamos suplir nuestras necesidades para tener una calidad de vida superior.
Algunas lecturas tratan de despojar a la pobreza de su infecundo papel de generar situaciones de vulnerabilidad que acrecientan los efectos producidos por fenómenos naturales extremos o de otros tipos, pero realmente, en esencia esta es la principal causa de los desastres. ¿Por qué se escogen espacios peligrosos para vivir?; ¿Por qué se construye en laderas, zonas amenazadas de inundación o erupción volcánica?;¿Por qué se vive en condiciones antihigiénicas?; ¿Por qué se usan materiales inapropiados para la construcción?; ¿Por qué se corre el riesgo de vivir en zonas contaminadas?; ¿Por qué no existe la oportunidad de recibir una educación adecuada?. Contestemos estas preguntas y veremos que finalmente, a pesar de muchas posibles explicaciones, la única y verdadera razón es la pobreza.
Los fenómenos naturales extremos y otros tipos de peligros, se expresan hoy, como verdaderas tragedias humanas. Dejan miles de muertos, cientos de miles de heridos y desaparecidos, obligan al desplazamiento de millares de personas y las pérdidas económicas muchas veces son solo estimadas, ya que resulta imposible su cuantificación. En el orden individual, estos eventos, sobrepasan la capacidad de respuesta de las victimas, es decir sus mecanismos de afrontamiento les resultan insuficientes, lo que provoca un desequilibrio e inadaptación psicológica. Esta aseveración, necesita de una explicación más profunda. Primero debemos preguntarnos, ¿Cuál es la población más afectada? La respuesta está en el estudio de cualquier desastre: los más afectados son los pobres. ¿Qué pueden hacer los pobres para evitar el peligro? Generalmente nada. Los pobres no disponen de una economía que les permita adquirir terrenos en lugares seguros y no disponen tampoco de la posibilidad de construir sus viviendas con materiales adecuados, resistentes a los fenómenos que pueden afectarlos. ¿Por qué no aseguran sus bienes? Porqué no disponen de bienes, no tienen nada que asegurar y lo poco que poseen no pueden asegurarlo pues no tienen con que pagar el seguro.
Esta es una realidad que es conocida, por los grandes empresarios y por los Gobiernos. Sin embargo son muchas las promesas y más las intensiones por solucionar esta situación que los hechos concretos para su eliminación. Cada día los pobres son más y cada vez más pobres y los ricos son menos pero cada vez más ricos. ¿Podrá la humanidad disminuir las perdidas por desastres con un escenario como este?
Los peligros que amenazan en la actualidad al mundo son más frecuentes e intensos y la vulnerabilidad a los mismos se hace también más manifiesta.
Vulnerabilidad. Son las deficiencias que existen para enfrentar un peligro disminuyendo sus efectos y mitigando sus consecuencias. También se ha definido como la incapacidad de resistencia cuando se presenta un peligro o la incapacidad para reponerse después que ha ocurrido.
La vulnerabilidad es un factor de riesgo interno de un elemento o grupo de elementos expuestos a una amenaza, correspondiente a su predisposición intrínseca a ser afectado, de ser susceptible a sufrir daño y de encontrar dificultades para recuperarse posteriormente. Desde el mismo momento que nacemos ya estamos cubiertos de vulnerabilidades, por ejemplo debemos vivir dentro de un rango de temperatura, de presión de oxigeno, con determinados niveles de glucosa y otros elementos en sangre, con una presión arterial también dentro de un determinado rango. Es decir nuestras condicionales para mantenernos vivos constituyen a su vez deficiencias o vulnerabilidades ya que fuera de esos limites enfermamos o perecemos.
La vulnerabilidad hace referencia al impacto del fenómeno sobre la sociedad, y es precisamente el incremento de la vulnerabilidad el que ha llevado y conducirá a un mayor aumento del número de desastres.
La vulnerabilidad debe entenderse, en general, como la carencia de recursos y capacidades de todo tipo, para hacer frente a las amenazas o peligros que pueden originar desastres. No se puede hablar de vulnerabilidad en sentido general, para ser objetivos y saber donde y por que se posee una deficiencia para afrontar un peligro, se debe definir claramente cual es la deficiencia y a quien pertenece, solo así se podrá actuar específicamente sobre las debilidades que se tienen y se podrá reducir el riesgo.
Así, se han propuesto varios niveles de la vulnerabilidad (Wilches-Chaux, 1989):
1. Vulnerabilidad física.
Supone la localización de la población o construcciones en zonas de riesgo.
2. Vulnerabilidad económica.
Ya hemos comentado que la pobreza es la causa principal de los desastre. Ella obliga a vivir en lugares de riesgo, a construir con materiales no apropiados. Los desastres no actúan indiscriminadamente, sino que eligen muy bien a sus victimas entre los más pobres y destruyen todo lo mal hecho.
3. Vulnerabilidad social.
Se refiere al bajo grado de organización y cohesión interna de las comunidades. Esto les impide adoptar medidas colectivas para reducir los riesgos. En la medida en que las comunidades estén más cohesionadas resulta mucho más fácil que adopten acciones en común y aprovechen mejor los recursos de que disponen.
4. Vulnerabilidad técnica.
Se refiere al uso inadecuado de las técnicas de construcción de edificaciones en zonas de riesgo o el desconocimiento de las técnicas aplicables a otros sectores de la sociedad.
5. Vulnerabilidad ideológica.
Es la forma en como los hombres conciben el mundo y el medio ambiente que habitan y con el cual interactúan. La pasividad, el fatalismo, la prevalencia de mitos, son factores que aumentan las debilidades de las poblaciones, limitando su capacidad de actuar adecuadamente frente a los riesgos que presenta la naturaleza.
6. Vulnerabilidad cultural.
Basada en la visión de la sociedad sobre el tratamiento de los problemas comunes que le afectan. Los medios de difusión masiva juegan un papel importante al transmitir informaciones reales y no alarmistas sobre el ambiente y los desastres.
7. Vulnerabilidad educativa.
Es la ausencia o inadecuada orientación de programas y acciones educativas que informen y formen capacidades en la población para participar en la prevención y reducción de desastres.
8. Vulnerabilidad ecológica.
Es generada por modelos de desarrollo que propician la destrucción de las reservas del ambiente y ecosistemas que resultan incapaces de compensar por si mismos los efectos directos e indirectos de la acción humana.
Conocer estos tipos de vulnerabilidades resulta muy importante, por cuanto se pueden determinar las debilidades de una comunidad, lo que permite accionar para disminuir el riesgo a que está expuesta.
Riesgo. El origen del término riesgo se piensa que procede del latín "resecare", cortar, que tiene una doble acepción: por un lado discordia y por otro quebrado.
Es una condición futura cargada de temor, algo que puede suceder si un peligro se manifiesta en un escenario vulnerable. Una vez que se ha manifestado el peligro, no se habla de riesgo, sino de desastre.
El riesgo es la coincidencia de un grado de peligrosidad con un nivel de vulnerabilidad. Es el grado esperado de perdida de los elementos expuestos debido a la presencia del peligro.
Las consecuencias de la exposición a desastres de origen natural, o de cualquier tipo, en la salud mental, no han sido totalmente abordadas por quienes trabajan en el campo de la preparación o la provisión de servicios de desastres.
Es nuestro objetivo incentivar a quienes tienen la responsabilidad de tomar decisiones para proteger la vida y la salud de la población, en situaciones de desastres o excepcionales, para que incluyan, como una medida ineludible, el apoyo psicológico, para disminuir la vulnerabilidad de la población a los diferentes tipos de peligros que pueden amenazar su integridad física, mental o su seguridad económica.
En nuestro país, Cuba, existe una voluntad política por reducir las consecuencias de los fenómenos naturales extremos y para ello se ha dictado la Directiva No. 1 del Vicepresidente del Consejo de Defensa Nacional, para la Planificación, Organización y Preparación del país para situaciones de Desastres. Este documento representa un salto cualitativo de nuestra Defensa Civil para enfrentar los desastres. Con anterioridad, la idea fundamental era la protección de la vida de las personas por medio de la evacuación a lugares seguros. Sin embargo, los bienes o medios de subsistencia generalmente se perdían y el daño al medio ambiente era inevitable. En otras palabras, desarrollábamos una muy eficiente gestión de desastre o socorrismo.
Con la puesta en función de la Directiva No.1, el cambio es sustancial, ahora hacemos gestión de riesgo, es decir, pasamos del conocimiento del peligro y su enfrentamiento al conocimiento del riesgo y su reducción. La gestión de riesgo lleva implícito valernos de todos los conocimientos científicos, técnicos y empíricos para la prevención y mitigación de los efectos de los peligros que pueden provocar desastres. Sin embargo, en la Directiva, no se considera en ninguno de sus ordeno u anexos, el apoyo psicológico posdesastre. ¿Es esto un error involuntario, quizás un olvido, o un considerar innecesario señalar lo que está implícito, como una obligación ineludible, en la política de nuestro Gobierno?
En Cuba ninguna persona que haya sido victima de una situación de desastre, se siente desamparada. Todo nuestro pueblo tiene la seguridad y la confianza de que el Estado le procurará una nueva vivienda, que sus hijos no padecerán hambre y tendrán la atención medica necesaria y no dejarán de asistir a la escuela y su empleo estará garantizado. Esto es parte del apoyo psicológico, quizás la parte más importante y aunque no aparezca refrendado en ningún documento oficial es un componente de la política de protección social de nuestro Gobierno.
Apoyo psicológico ¿antes o después del desastre?
Experimentar un desastre es uno de los eventos traumáticos más severos y profundos que una persona puede soportar, y sus efectos sobre la salud mental y el comportamiento se pueden ver a corto y largo plazo, tales como la disociación, la depresión, el estrés postraumático, el sentimiento de culpa, la mudes, la apatía y otras muchas manifestaciones.
Los primeros auxilios psicológicos posdesastres están encaminados a aliviar el sufrimiento psíquico y consisten en ayudar, de forma inmediata, a las personas, a atenuar los conflictos emocionales causados por la vivencia de situaciones traumáticas mediante la utilización de técnicas simples basadas en métodos o teorías psicológicas.
El apoyo psicológico posdesastre siempre será necesario, sobre todo cuando los afectados han sufrido directamente los efectos del fenómeno y la amenaza de su vida o la de sus seres queridos y han sentido la incapacidad, la impotencia, de prestarles ayuda. Estas situaciones cada vez van siendo menos en nuestro país, ya que el enfrentamiento a los desastres, basado en la Gestión del Riesgo, ha ido eliminando las zonas vulnerables a los diferentes tipos de peligros a que estaban expuestas las comunidades.
El apoyo psicológico para enfrentar, entender, comprender y actuar ante situaciones de desastres es una de las medidas, como hemos mencionado anteriormente, mas importantes y eficaces para disminuir el surgimiento de trastornos mentales que pueden perdurar por mucho tiempo. Consideramos que este apoyo psicológico, que podrá llevar a las personas el conocimiento de su estado de exposición a determinados peligros, lo que resulta indispensable para que ganen una apreciación correcta del riesgo en que viven, les proporcionará no sólo seguridad en su futuro, sino que los incitará a colaborar en acciones de prevención y mitigación en su comunidad. Pero lo más importante y lo que con mas profundidad influirá en lograr una situación psicológica favorable, no son las promesas de seguridad, sino las acciones materializadas en hechos concretos que tiendan a disminuir las vulnerabilidades de las poblaciones. Brindar casas en lugares seguros, dejar claro que nadie afectado por una situación de desastre quedará desamparado, que ninguna persona quedará sin atención medica, que ningún niño dejará de asistir a la escuela, que ninguna persona damnificada sufrirá hambre, que quienes han perdido sus bienes contarán con el apoyo del gobierno para recupéralos, que todos tendrán donde trabajar. Cuba es un país pobre, sin recursos naturales importantes, pero en ella cualquiera puede venir a preguntar y ver por sí mismo que este apoyo psicológico "material" ha dado resultados excepcionales en la evitación de problemas mentales posdesastres. Por ello instamos a que todos los países, traten de realizar este apoyo psicológico pre desastres. Podrán cerrar sus estadísticas con muchos menos casos de depresión, sentimientos de culpa y otras innumerables figuras que visten los estudios de afectaciones de la salud mental a consecuencia de desastres.
La practica en nuestro país, por las condiciones sociales creadas, de realizar un apoyo psicológico pre-desastre, brindando a las personas los elementos necesarios para tener una apreciación real del riesgo a que están expuestas, las manifestaciones físicas del peligro que las amenaza y las acciones que deben acometer antes, durante y después de un evento que los afecte, para proteger sus vidas y lograr minimizar las perdidas de sus bienes o sus medios de subsistencia, es un elemento imprescindible para la reducción de vulnerabilidades y desastres.
Bibliografía recomendada
Directiva no. 1 del vicepresidente del consejo de defensa nacional. Para la Planificación, Organización y Preparación del País para situaciones de Desastres. Ciudad de La Habana. 1 de Junio de 2005. Cuba.
Gestión Comunitaria de Riesgo. Foro Ciudades para la vida. http://www.ciudad.org.pe
Junta de Gobierno de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja en su 7ma. Reunión, celebrada en mayo de 2003 en Ginebra.
Lorenzo, R. L. Apoyo psicológico en Desastres. http://wwwcardin.uwimona.edu.jm:1104
Noji E. K. Impacto de los Desastres en la Salud Publica. Organización Panamericana de la Salud. 2000
Romero G. y Maskrey A. en Los Desastres no son Naturales, Compilado por Maskrey. Tercer Mundo Editores, Santa Fé de Bogotá, Colombia, 1993.
Puertas L. E. Retos de Futuro en el Apoyo psicológico a las victimas de los Desastres. Primeras Jornadas Sobre Apoyo Psicológico. Cruz Roja Española. Huesca, 18 20 de Septiembre, 1997.
Villagran J.C. Experiencias y Contribución para la preparación ante los Desastres Naturales en América Central. Publicación Final del Proyecto RELSAT; FEMID-GTZ, 2000.
Autor:
Dr. José Dearriba Concepción
Lic. Damarys Rondón Jacas
Bayamo M. N. 2009
REPUBLICA DE CUBA
UNIVERSIDAD DE GRANMA
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