- Orígenes del término
- Empatía: No, no….no es una técnica; ¡Es una Actitud!
- Focusing: Permíteme acompañarte puesto que puedo ver lo que sientes
- Creo en lo que sientes: La importancia de creer en el cliente
- Perls y la Terapia Gestalt
- Psicodrama: ¡No me lo expliques; mostrame!
Orígenes del término
El término Empatía fue creado para denotar la capacidad que tenemos de "sumergirnos" y coparticipar en la experiencia subjetiva, cognitiva emocional, de un otro que está ante nosotros. Es la posibilidad de acercarse a un poder "ver" el mundo tal como lo "ve" otro, y cuando decimos "ver" o ve", nos referimos a la percepción que se estructura ante y con el mundo.
Introducido en la Psicología por Edward B. Titchener (1867-1927) un brillante psicólogo inglés, (como traducción de un concepto del filósofo Teodore Lipps). J.P. Sartre retoma muchos años después cuando nos habla de la conciencia como "conciencia de"), compenetrarse "en la cosa", "vivir en ella".
Una traducción literal del término (fonéticamente se pronuncia Ainfülung), se logra dividiendo la palabra en "ein": uno y "fhülung": sentimiento, algo así como "uno sentimiento", que notoriamente marca el espíritu de dicha palabra. Esto implica reconocer la cualidad humana de posibilidad de acercarse al objeto, de dejarse impregnar por él a través de los sentidos y lograr que se sume como contenido de conciencia.
Conocer conscientemente es comprometerse en y con el objeto a conocer y hacer una entrama en donde se integra el sujeto que conoce y el objeto conocido en una sola acción.Si dejamos que aflore ésta posibilidad comunicacional endógena, y la ejercemos asiduamente; de seguro, nos vamos a llevar mucho mejor.
Para vivir plenamente hay que consonar (sonar en conjunto) con el ambiente, estar allí para compartir; sino el organismo se aísla y muere, pierde la homeodinamia necesaria para seguir "latiendo" enlazado con el sistema ecológico, y para ello hay que "captar" lo otro. El estado de empatía, o el hecho de ser empático, consiste en percibir el cuadro de referencia interno de otra persona, además de los componentes emocionales y las significaciones que le son anexas, como si uno fuera la otra persona, pero sin perder jamás la condición del "como si".
La comprehensión empática en su ciclo completo es el de ir y venir como una apercepción inmediata de la significación estructural de lo vivido por el otro. Es decir: "caemos en la cuenta", sin análisis reflexivos ni mediaciones lógicas, de esa totalidad de si mismo que el otro intenta expresarnos en ese momento.
Fuente: Capitulo "Seminario Tercero" (páginas 241, 242) del libro "MANIFIESTO HUMANISTICO" del Lic. Andrés Sánchez Bodas, editado por Ediciones LEA /2009. Sobre el autor: Lic. Andrés Sanchez Bodas; Director de Holos San Isidro.Creador de la Carrera Oficial de Counseling.-
Empatía: No, no….no es una técnica; ¡Es una Actitud!
La empatía, que es la más conocida de las propuestas realizadas por Carl Rogers; fue, en los inicios del trabajo del maestro, un punto de partida para su revolución terapéutica. Rogers la denominaba, inicialmente, "actitud no-directiva" y le construyó una herramienta, la respuesta-reflejo; pero a medida que fue profundizando en su contenido se dio cuenta de que era una condición mucho más actitudinal que una técnica de intervención.
En este sentido, en los enunciados de 1957, Rogers expresa esta condición de este modo: "que el terapeuta experiencie una comprensión empática hacia el marco de referencia interno del cliente". Y al mismo tiempo añadía una definición de esta actitud:
El estado de empatía o de comprensión empática, consiste en percibir el marco de referencia interno de otro con los significados y componentes emocionales que contiene, como si uno fuera la otra persona, pero sin perder nunca esta condición de "como si"… Si esta condición de "como si" está ausente, nos encontramos ante un caso de identificación.
Un terapeuta que no sea de alguna manera empático no entra en relación con el individuo o con la familia"."Un terapeuta que alcanzara el máximo de empatía sería el paciente: los dos puntos de vista se fusionarían completamente". De ahí que Rogers pusiera el acento en el "como si": un terapeuta "demasiado" empático pierde la perspectiva necesaria para ayudar a sus pacientes.
Este "como si" rogeriano ha dado pie a una discusión entre fascinante y bizantina: ¿es la empatía una función cognitiva (imaginarse lo que se sentiría en la situación del otro), emocional (sentir lo mismo que el otro) o las dos cosas? Es claro que uno puede colocarse intelectualmente en los zapatos de alguien más sin sentirse conmovido o afectado; también que uno puede conmoverse o compartir una emoción sin tener que imaginarse la experiencia del otro.
Rogers remarca tres aspectos, en primer lugar que la actitud ha de ser experienciada por el terapeuta, es decir; genuina, realmente sentida; en segundo lugar que la empatía consiste en familiarizarse con el marco interno del cliente, es decir; con su autopercepción; en tercer lugar, que no se trata de identificación.
Así, la empatía implica, de alguna manera, captar el mundo subjetivo del otro desde su propio marco, bucear en este mundo subjetivo, comprenderlo y manifestar esta comprensión que será percibida por el otro.
Es un escuchar activo que quiere atender el interior del cliente. Significa, en cierto modo, hacerse propia la experiencia del otro como si fuera mi propia experiencia por medio de la interiorización del otro, experimentar al otro y, simultáneamente, observar las asociaciones cognitivas y afectivas de uno mismo con esta experiencia para reflejar al otro aquello que está comunicando.
Este escuchar activamente no es identificarse con el otro, ni proyectar el deseo a que el otro sienta aquello que yo desearía escuchar. Presupone la habilidad de diferenciar entre uno mismo y el otro así como entre la respuesta afectiva de uno mismo y la del otro. Este escuchar del terapeuta es un estado interno, una experiencia emocional que consiste también en implicarse para conocer y participar en la experiencia del otro.
El estar en actitud de empatía es incompatible con el estar aconsejando.
El terapeuta empático sabe permanecer en silencio, con un silencio activo y cálido, y es capaz de manifestar esta presencia silenciosa a través de la disposición de su conciencia que transmite energía y vincula las profundidades de su cliente.
Carl Rogers redefine su comprensión empática que ahora requiere una sensibilidad constante hacia los cambios que se producen en el cliente en relación a los significados que va percibiendo, requiere también la capacidad de moverse delicadamente por el interior del cliente sin tratar de revelar sentimientos de los que la persona todavía no se percata experiencialmente.
Al mostrarle los posibles significados presentes en el flujo de sus vivencias, ayudamos a la persona a que se centre en esta modalidad útil de punto de referencia, a que plasme en vivencias los significados de forma más plena y a que progrese en esta vivencia.
De alguna manera implica apartar nuestro propio yo para entrar en el mundo del otro sin ideas preconcebidas. Esto sólo puede hacerlo un terapeuta que esté seguro de que no se perderá en el mundo posiblemente extraño del otro y pueda volver sin dificultades a su propio mundo cuando lo desee.
La empatía es más presencia que destreza.
Rogers se va dando cuenta, en mayor medida, que cualquier destreza en el responder no se corresponde con esta actitud que considera mucho más intuitiva, por lo que incluso reniega de su respuesta-reflejo y llega a afirmar:
En situaciones óptimas, el terapeuta se introduce hasta tal punto en el mundo privado de su interlocutor, que no sólo es capaz de clarificar los pensamientos de los que el cliente es consciente, sino los que están ligeramente sumergidos en su subconsciente. Este modo sensible y activo de escuchar es sumamente excepcional en nuestras vidas…Sin embargo, esta forma especial de escuchar constituye una de las fuerzas de cambio más potente que conozco.
Rogers presenta una evolución desde la empatía conductual –la respuesta-reflejo- , hacia la empatía actitudinal –la comprensión del marco perceptivo del otro-, para derivar a la empatía intencional e intuitiva –la sintonía y resonancia con el experienciar del otro-.
La empatía es, sin duda, uno de los componentes esenciales e irrenunciables del enfoque centrado en la persona y experiencial.
Para Carl Rogers la percepción por parte del cliente, aunque fuera en grado mínimo, de la consideración positiva incondicional y de la empatía del terapeuta era un asunto crucial. Rogers significó que las actitudes básicas no existen en un mundo aislado en el interior del terapeuta, y por consiguiente no pueden ser eficaces a menos que sean comunicadas al cliente hasta cierto punto y que él las perciba.
Sólo se podrá pronosticar una evolución en la personalidad del cliente y un cambio en su conducta cuando perciba, aun en grado mínimo, la autenticidad del terapeuta, la aceptación y la empatía que éste siente hacia él.
Fuente:focusingelportalinterno
Focusing: Permíteme acompañarte puesto que puedo ver lo que sientes
Eugene Gendlin es reconocido mundialmente como uno de los más importantes filósofos y psicólogos de nuestro tiempo.Nació en Viena el 25 de diciembre de 1926 en una familia de origen judío. Eugene Gendlin es el padre de la Psicoterapia Experiencial y de Focusing.El se identificaba a sí mismo como un fenomenólogo y fue a través de este campo que se relacionó con la psicoterapia ya que a comienzos de los 60, mientras cursaba estudios de Filosofía en la Universidad de Chicago, conoció a Carl Rogers, entonces director del Centro de Counselling de la Universidad, quien lo admitió en su "practicum".
En estrecha colaboración con Rogers comenzó a reformular la teoría rogeriana y avanzó con su propio método poniendo las bases filosóficas para lo que habría de llamarse Psicoterapia Experiencial y durante toda la década del 60 estuvo trabajando en la formación de terapeutas y en la construcción de una teoría más amplia de la personalidad.
Al concepto rogeriano de empatía, Gendlin cree que el terapeuta debe conectar su comprensión no sólo con lo que el cliente percibe de sí mismo sino con su experiencing, es decir, con la sensación-sentida corporalmente que todavía no ha sido conceptualizada. Al mismo tiempo, Gendlin considera que el terapeuta debe reflejar, o resonar, en casi todas las ocasiones (al contrario de Rogers que permanecía más silencioso, gesticulaba suavemente o emitía algunos sonidos que indicaban comprensión)
Sin el reflejo, poco a poco ni el cliente ni el terapeuta pueden descubrir lo que realmente se quería decir y se sentía, aislando lo que podría surgir desde el lado interno que se abre cuando el mensaje ha sido plenamente recibido. Pero Rogers tenía mucha razón cuando decía que las condiciones relacionales son elementos primarios de la terapia. La escucha, el focusing, y el resto de los procedimientos sólo son efectivos dentro de una relación interpersonal segura, genuina y de confianza. El resto es algo que dos personas prueban, personas que siempre son más importantes y reales que cualquier procedimiento. En terapia, la relación con la persona que está ahí es lo que tiene mayor importancia; luego viene la escucha y las instrucciones de Focusing en tercer lugar.
Rogers aceptó cambiar su definición inicial de empatía a propuesta de las orientaciones de Eugene Gendlin sobre el proceso de experienciar y el significado sentido y, así, convirtió la empatía en un estar cerca del otro de carácter muy profundo.
Gendlin es de la opinión de que en el organismo humano tiene lugar de forma ininterrumpida un flujo de vivencias hacia el que el individuo puede dirigirse repetidas veces, utilizándolo como punto de referencia para descubrir el significado de su existencia. Según él, empatía es resaltar con sensibilidad el "significado sentido" que el cliente está transformando en vivencia en un determinado momento, a fin de ayudarle a centrarse sobre este significado hasta llegar a su vivencia plena y libre… El cliente verifica (la conexión entre experiencia y significado), en opinión de Gendlin, mediante la comparación con el flujo psicofisiológico que corre en su interior. Este flujo es algo muy real, pudiéndolo utilizar las personas como punto de referencia.
Fuente:focusingelportalinterno
Creo en lo que sientes: La importancia de creer en el cliente
George Kelly (1905-1967) Psicólogo y Sociólogo estadounidense en vez del término "empatía" habló de "aproximación crédula", el dejar de lado momentáneamente la propia perspectiva para sumergirse en la del otro hasta comprender lo que ha elegido, sabiendo de antemano que todas las personas escogemos la mejor de nuestras posibilidades (una visión reconocedora, no de déficit) y que el desafío consiste en aprehender cuál era la alternativa que la persona contemplaba en ese momento (y que a menudo no resulta claro ni siquiera para ella). Pero afirmó al mismo tiempo que el terapeuta "subsume" la comprensión resultante en su propia perspectiva profesional y que es desde ésta que opera para favorecer el cambio. Nunca puede "fundirse" con el otro; no hay un "salir de uno mismo" o un frágil y difuso "como si": hay un esfuerzo activo de aprehender al otro dentro de uno mismo.
La empatía no consiste en "ponerse en la piel del otro" o "ver las cosas desde su punto de vista" sino en conectarse con su experiencia emocional momento a momento a través de la propia experiencia emocional y en responder no sólo desde la teoría o la técnica sino sobre todo desde dicha experiencia emocional del terapeuta, reflejo de la del paciente.
Fuente: psicologiaenpositivo.com
Neuronas espejo:¿qué es realmente la empatía?
Sabemos ya que existe una estructura neural específicamente "diseñada" para "sintonizarnos" con las emociones de los demás: las neuronas espejo. Y que, por ende, ser empático no consiste tanto en ponerse en el lugar del otro cuanto en prestar atención constante, interesada y amable a las respuestas que van surgiendo en uno mismo a la presencia del otro –a la información cognitiva y experiencial que nace de las neuronas espejo. Para ser empático con el otro debo actuar primero sobre mí mismo.
Dejar de lado los juicios de valor se logra solamente atendiendo a la propia experiencia momento a momento como un observador interesado y amable, acogiendo lo que aparece sin rechazarlo ni abalanzarme hacia ello.
El terapeuta no es el que se supone que sabe, sino un "co-descubridor" profesional, que atestigua la seguridad en una serie de expediciones en el seno de espacios interiores, todavía desconocidos, de su cliente.En esta expedición conjunta, las responsabilidades se comparten: el cliente no es objeto de cuidados pasivos, sino que escoge su camino entre muchos posibles.
Fuente: psicologiaenpositivo.com
Perls y la Terapia Gestalt
Se podría decir que lo que menos le interesaba a Perls es ser empático con el paciente, ni mucho menos asumir una aceptación incondicional de él, ya que le asigna al terapeuta la función principal de ser un "hábil frustrador" (lo que tampoco implica ser auténtico).
Cualquiera podría decir que este tipo de terapia fracasaría en la mayoría de las personas, pues golpea en gran medida al sujeto, quien no tendría motivaciones para volver a una segunda sesión.
Sin embargo; Perls considera valiosa la confrontación, pues permite reubicarse y repensar muchas situaciones vividas, es una verdad "vomitada" al paciente, va directo al grano (congruencia y transparencia).
Perls, no despersonaliza la relación, pues considera que el encuentro entre el terapeuta y el paciente implica el encuentro de dos individuos, ya que el terapeuta es ante todo un ser humano.
Empatía no sólo quiere decir armonía, calma y comprensión, es sobre todo un espacio propicio para que se pueda dar también lo contrario o sea la confrontación.
Tampoco se trata de pensar la actitud de Perls como una "no aceptación" del otro, sino que precisamente, en la medida en que lo acepta, puede "hacerle ver" sus errores y confrontarlo.
Al respecto, decía Melanie Klein: "el comprender a los demás y ser tolerante con ellos no significa ser ciego a los defectos ajenos, sino reconocer esas fallas y ,no obstante, conservar la capacidad para cooperar con los demás o incluso, para experimentar amor hacia las personas"
Fue Perls el que dijo: La "frontera-contacto" es lo que me separa y me especifica, pero, al mismo tiempo, es lo que me une a los demás y permite los intercambios. La piel sería una metáfora simple de esto.
"El cliente es el rey" y se le promueve al rango de "coterapeuta".
Fuente: www.funlam.edu.co/revistas/index.php/poiesis/article/view/119/106?
de ND Moreno Carmona – ?2011 – ?
Psicodrama: ¡No me lo expliques; mostrame!
El psicodrama fue el resultado de un largo proceso, muy relacionado con la vida y la búsqueda personal de su creador el médico-psiquiatra rumano-vienés Jacob Levy Moreno (1889-1974).
El cuestionamiento básico de Moreno se dirigió hacia una sociedad que tiende a reprimir en lugar de estimular la espontaneidad y la creatividad, una sociedad que privilegia el producto en detrimento del acto creativo, y una sociedad que limita a cada ser humano en lugar de ser el espacio que le permita desarrollarse.
El psicodrama es una modalidad educativa práctica; es además una forma de promover, encauzar y propiciar el crecimiento personal. Finalmente, es un método terapéutico aplicable a niños, jóvenes y adultos.
Tanto a los niños como a los adultos, la representación de ciertos roles servía de satisfacción parcial a necesidades o deseos reprimidos por la educación familiar o por las restricciones sociales y culturales. De ahí que pronto usó Moreno el psicodrama como método terapéutico.
Uno de los conceptos más repetidos por Moreno es el de la espontaneidad. Se entiende este énfasis si se recuerda que el descubrimiento del psicodrama como técnica terapéutica fue precedido por sus esfuerzos de desarrollar una mayor naturalidad en la conducta humana en su Teatro de la Espontaneidad.
La definición clásica de espontaneidad dada por Moreno es: «La respuesta nueva a una situación antigua o una respuesta adecuada a una situación nueva».
El que tiene esa espontaneidad creadora se esfuerza continuamente por vivir experiencias nuevas dentro de sí mismo y cambiar el mundo que le rodea dándole nuevos modos de sentir, pensar y obrar.
Es la adaptación plástica de las habilidades propias, la movilidad y flexibilidad de la persona que se adapta rápidamente al medio y estímulos que lo rodean.
Moreno admiraba la espontaneidad de los niños a quienes observaba detenidamente en los jardines y parques de Viena. Desafortunadamente este desarrollo del niño se frena con los moldes culturales rígidos que lo obligan a repetir lo que dicen sus padres y maestros.
Por un momento parecería que la espontaneidad iba a hacer de la inteligencia, la memoria y las fuerzas culturales, escalones que le sirviesen al niño para su desarrollo personal. Pero después queda sometida a estereotipos sociales y culturales rígidos y potentes que dominan las situaciones humanas. A medida que el niño crece en este ambiente, la espontaneidad es una función olvidada.
El psicodrama propone dos pasos para desarrollar la espontaneidad. El primero consiste en inducir a la persona a dejar de depender de los roles introyectados y conservas culturales.
El segundo paso lo liga Moreno con el de la empatía, en la actuación de dobles y egos auxiliares. Estos tienen que ver las cosas a través de los ojos del protagonista, movilizando su cuerpo en posturas y movimientos semejantes a los del protagonista, agudizando su imaginación y pensamiento en la dirección que les da el mismo protagonista. De esta manera dejan sus roles personales a un lado y experimentan nuevos roles, aumentando así el ámbito de sus experiencias.
Otro concepto fundamental de Moreno es el de tele. Lo define como la intuición, percepción y aceptación de las cualidades de las otras personas si el tele es positivo; o la intuición y percepción de características que producen el rechazo de la otra persona si el tele es negativo. Ya en 1914 Moreno había definido el tele como el encuentro de dos personas que mutuamente cambian ojos para ver a la otra con sus propios ojos y dentro del cuadro existencial en que se encuentra. Como resultado se da una empatía mutua, aceptación profunda y amor sincero.
Moreno quiso ayudar a las prostitutas del barrio chino de Viena, el Spittelberg, a reencontrar su dignidad. Va con Dr. Wilhelm Green, especialista en enfermedades venéreas y Carl Colbert.
Las mujeres descubren que Moreno no las juzga y las escucha y a lo más sugerir una solución a sus problemas, considerándolas como iguales. El secreto del método estaba en estimular a esas mujeres a ser lo que eran: prostitutas". Bajo su impulso, las prostitutas se organizan, creando un fondo de mantenimiento para problemas urgentes y dando pruebas de un espíritu de solidaridad desconocido entre ellas hasta el momento. Así es como las prostitutas de Spittelberg crean su primer sindicato y reinventar la terapia de grupo.
El misterio de la terapia de grupo según Moreno es que "en grupo, un individuo puede convertirse siempre en auxiliar terapéutico de otro individuo. Es un principio fundamental de la psicoterapia de grupo que no sólo el médico, sino cada individuo puede actuar respecto de otro como agente terapéutico".
Esta facultad se explica mediante el encuentro, que es una especie de fusión de empatía total entre los miembros de un grupo. "Yo me acercaré a ti y me apropiaré de tus ojos, y tú tomarás los míos para ponerlos en el lugar de los tuyos, y yo te veré por tus ojos y tú me verás por los míos".
Los juegos de roles y cambios de roles son técnicas muy importantes del psicodrama.
El doble: un personaje auxiliar que dobla en escena al protagonista. Imita cada uno de sus gestos, expresiones, obteniendo un efecto amplificador muy educativo.
El espejo: imita en escena, pero con mucha mayor libertad, al protagonista enviado a la sala como simple espectador. Le muestra como le ven los demás.
El cambio de papel: sirve para desbloquear un diálogo que ha entrado en un callejón sin salida. Se hace un cambio de personajes. Nada mejor para entender al otro que hacer como si estuviéramos dentro de él. Para hablar en su lugar, nos vemos obligados a reflexionar en lo que él hubiera dicho y, por consiguiente, a escucharlo.
Cabe señalar que el psicodrama tiene por objeto ayudar a reconocer, formar, modificar y coordinar todos los roles o todas sus funciones.
Fuente: unidad094.upn.mx/revista/53/01
Recopilación: Clr. MCM(María Cecilia Massolino)
Fin del trabajo.-
Enviado por:
María Cecilia Massolino