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Intervención Comunitaria en factores de riesgo de descompensación en pacientes hipertensos


Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Objetivos
  3. Diseño Metodológico
  4. Análisis y Discusión de los resultados
  5. Conclusiones
  6. Referencias Bibliográficas
  7. Anexos

Introducción

La hipertensión arterial (HTA) es una enfermedad crónica caracterizada por un incremento continuo de las cifras de presión sanguínea en las arterias. Aunque no hay un umbral estricto que permita definir el límite entre el riesgo y la seguridad, de acuerdo con consensos internacionales, una presión sistólica sostenida por encima de 139 mmHg o una presión diastólica sostenida mayor de 89 mmHg, están asociadas con un aumento medible del riesgo de aterosclerosis y por lo tanto, se considera como una hipertensión clínicamente significativa (1).

Este signo, síndrome y enfermedad al mismo tiempo se asocia a tasas de morbilidad y mortalidad considerablemente elevadas, por lo que se considera uno de los problemas más importantes de salud pública, especialmente en los países desarrollados, afectando a cerca de mil millones de personas a nivel mundial. La mayoría de las veces cursa asintomática pero fácil de detectar; sin embargo, cursa con complicaciones graves y letales que de no tratarse a tiempo puede llevar al traste de múltiples sistemas de la economía corporal. Además ella por sí sola constituye un factor de riesgo modificable en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, cerebrovascular y renal (2).

La misma no constituye una enfermedad del presente; en el siglo VI a. C. Sushruta menciona por primera vez en sus textos los síntomas que podrían ser coherentes con la hipertensión (3). En esa época se trataba la «enfermedad del pulso duro» mediante la reducción de la cantidad de sangre por el corte de las venas o la aplicación de sanguijuelas (4). Personalidades reconocidas como el Emperador Amarillo (en China), Cornelio Celso, Galeno e Hipócrates abogaron por tales tratamientos (4).

La comprensión moderna de la hipertensión se inició con el trabajo del médico William Harvey (1578-1657), quien en su libro de texto De motu cordis fue el primero en describir correctamente la circulación sanguínea sistémica bombeada alrededor del cuerpo por el corazón. En 1773, Stephen Hales realizó la primera medición de la presión arterial registrada en la historia (4). Hales también describió la importancia del volumen sanguíneo en la regulación de la presión arterial. La contribución de las arteriolas periféricas en el mantenimiento de la presión arterial, definida como «tono», fue hecha por primera vez por Lower en 1669 y posteriormente por Sénac en 1783. El papel de los nervios vasomotores en la regulación de la presión arterial fue observada por investigadores como Claude Bernard (1813-1878), Charles-Édouard Brown-Séquard (1817-1894) y Augustus Waller (1856-1922). El fisiólogo británico William Bayliss (1860-1924) profundizó este concepto en una monografía publicada en 1923 (5).

En 1808, Thomas Young realizó una descripción inicial de la hipertensión como enfermedad (4). En 1836, el médico Richard Bright observó cambios producidos por la hipertensión sobre el sistema cardiovascular en pacientes con enfermedad renal crónica. La presión arterial elevada por primera vez en un pacientes sin enfermedad renal fue reportada por Frederick Mahomed (1849-1884) (5). No fue hasta 1904 que la restricción de sodio fue defendida mientras que una dieta de arroz se popularizó alrededor de 1940.

Cannon y Rosenblueth desarrollaron el concepto de control humoral de la presión arterial e investigaron los efectos farmacológicos de la adrenalina. Tres colaboradores que permitieron avanar el conocimiento de los mecanismos humorales de control de presión arterial son T. R. Elliott, Sir Henry Dale y Otto Loewi (2).

En 1868, George Johnson postuló que la causa de la hipertrofia ventricular izquierda (HVI) en la enfermedad descrita por Bright fue la presencia de hipertrofia muscular en las arterias más pequeñas por todo el cuerpo. Nuevos estudios patológicos clínicos por sir William Gull y HG Sutton (1872) dieron lugar a una descripción más detallada de los cambios cardiovasculares producidos en la hipertensión. Frederick Mahomed fue uno de los primeros médicos en incorporar sistemáticamente la medición de la presión arterial como parte de una evaluación clínica (3).

El reconocimiento de la hipertensión primaria o esencial, se le atribuye a la obra de Huchard, Vonbasch y Albutt. Observaciones por Janeway y Walhard llevaron a demostrar el daño de un órgano blanco, el cual calificó a la hipertensión como el «asesino silencioso». Los conceptos de la renina, la angiotensina y aldosterona fueron demostrados por varios investigadores a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Nikolai Korotkov inventó la técnica de la auscultación para la medición de la presión arterial. Los nombres Irvine H. Page, Donald D. Van Slyke, Harry Goldblatt, John Laragh, y Jeremy B. Tuttle son prominentes en la literatura sobre la hipertensión, y su trabajo mejora la actual comprensión de las bases bioquímicas de la hipertensión esencial (4,5).

La Hipertensión arterial constituye un problema de salud en casi todo el mundo. Según reportes de la OMS se calcula que aproximadamente 691 millones de personas la padecen. Su prevalencia ha aumentado significativamente en todas las latitudes lo cual se explica en parte por los nuevos valores tensionales que en la actualidad se aceptan. También varía de un lugar a otro, y dicha variabilidad está en dependencia de las particularidades genéticas y ambientales que caracterizan cada región. Así por ejemplo en los EUA oscila entre un 30 y un 37,9% ; es un poco mayor en el hombre que en la mujer, y los afroestadounidenses tienen una incidencia mayor en comparación con sectores de la población blanca. En la hermana República de Cuba la prevalencia es del 30% en zonas urbanas y de un 15% en las rurales, para un total de 2 millones de hipertensos en toda la isla (6)

En Venezuela la hipertensión arterial representa una enfermedad de alto riesgo cardiovascular y dentro de las veinticinco primeras causas de muerte son las enfermedades cardiovasculares con una alta tasa diagnosticada hasta el 2004 de 26,36% y un porcentaje de 21,38% (7). Considerado desde 1994 como enfermedades cardiovasculares representa un 42.5% una alta mortalidad en hipertensión arterial ocupando el primer lugar como causa de muerte (Cardiopatía Isquémica y enfermedad hipertensiva), el MSDS reporta una prevalencia de 20 a 30% de adultos y una alta prevalencia de riesgo en la población por lo que se traduce que la hipertensión arterial es un problema de Salud Pública (8).

En la recopilación de los diferentes estudios sobre la prevalencia de la hipertensión arterial en Venezuela realizado por López B se reporta que Fragachan en 1976 encuentra una prevalencia de 36% entre 5.186 individuos entre 15 y 64 años, en el Estado Miranda. De igual forma Rodríguez A en 718 personas de 6-92 años, encontró una prevalencia del 15,1%, predominando en el sexo masculino (15,8%). López-Moreno en 2 encuestas realizadas en 1978 y 1979, con un total de 10.655 encuestados, reportó una prevalencia del 18,09% (21,1 % para los hombres y 17.8% para las mujeres). En la Industria Siderúrgica (Estado Bolívar, Venezuela 1983), se encontró una prevalencia del 18,8% (19,9% para los hombres y 7,7% para las mujeres) entre 2.020 trabajadores con edades entre 20 y 50 años. En la ciudad de Barquisimeto, principal ciudad de la Región Centro Occidental de Venezuela, Orellana en una muestra entre 2.362 adultos tomados en la consulta de Medicina Vial encuentra una prevalencia de hipertensión arterial de 6.65% así mismo, un 14,47% de hipertensión arterial considerada por el autor como marginal. Otro estudio realizado en Barquisimeto, en una muestra de 477 adultos trabajadores reporta una prevalencia de hipertensión arterial sistólica (mayor 140 mmHg) del 18,8% y de hipertensión diastólica (mayor 95 mmHg) del 9.2% (9).

El estado Aragua no está alejado de mostrar estos resultados, sin embargo no existen estadísticas confiables que lo demuestren. Hasta la implementación de Barrio Adentro en el 2003 no se contaba con un programa de salud que diera cobertura en el 100% de población dispensarizada lo cual nos hace presumir que la prevalencia en hipertensión sea aún mayor del 30% en la población adulta ya que la enfermedad cardiovascular constituye la primera causa de muerte en nuestro país y no habiendo publicaciones en el comportamiento de hipertensión arterial en el Estado Aragua (10). Además se sabe que muy relacionado con este tema la mayoría de estos hipertensos desconocen los principales pilares de su tratamiento y por ende no compensas los valores de tensión arterial en relación al rango óptimo establecido.

En el Municipio de San Sebastián de los Reyes, al sur del estado Aragua, existe una gran prevalencia de pacientes hipertensos, en su gran mayoría descompensados, pero no se cuenta con estudios investigativos o de intervención que brinden la bases del problema. Es por ello que nos preguntamos, será posible disminuir las cifras de tensión arterial de los hipertensos pertenecientes a los consultorios médicos populares de nuestro municipio a través de una intervención comunitaria tratando de modificar los factores de riesgo que inciden en la descompensación de los mismos. A partir de aquí y las razones antes señaladas, unidas a la ventaja que nos brinda este nuevo modelo de atención comunitaria (Misión Barrio Adentro) donde permanecemos en pleno contacto con nuestra comunidad nos ha motivado a realizar esta investigación.

Objetivos

General:

Modificar los factores de riesgo de descompensación de los pacientes con Hipertensión Arterial Primaria del municipio San Sebastián de los Reyes a través de una intervención comunitaria de marzo a septiembre de 2011.

Específicos:

1.- Caracterizar a los pacientes en un primer momento, antes de la intervención, en cuanto a Hipertensión Arterial Diastólica Persistente, Hábito de Fumar; Presencia de Hiperglucemia, Hipercolesterolemia, Obesidad en relación al IMC; Práctica de ejercicios físicos, la dieta, el consumo excesivo de bebidas alcohólicas, tipo de terapéutica medicamentosa y errores del tratamiento.

2.- Realizar una intervención comunitaria dirigida a modificar los factores de riesgo de descompensación, caracterizando los pacientes en un segundo momento en relación a los factores anteriormente señalados.

3.- Evaluar la efectividad de la intervención en cuanto a si se logró o no modificar los factores de descompensación.

Diseño Metodológico

Se realizó un estudio de intervención educativo comunitario con el objetivo de modificar los factores de riesgo de descompensación de los pacientes con Hipertensión Arterial Primaria del municipio San Sebastián de los Reyes en los 9 consultorios médicos populares de marzo a septiembre de 2011.

En nuestro municipio se dispensarizaron 252 pacientes con Hipertensión Arterial Primaria, el universo de nuestro estudio estuvo comprendido por todos los pacientes mayores de 18 años diagnosticados con Hipertensión Arterial Primaria con cifras tensionales elevadas (más de 140 mmHg la sistólica y 90 mmHg la diastólica, en caso de Diabéticos más de 135 mmHg la sistólica y 85 mmHg la diastólica) para un total de 162 pacientes. La muestra quedó constituida por 150 pacientes tomándose en consideración los siguientes criterios de exclusión:

  • Pacientes que no dieron su consentimiento para participar en el estudio.

  • Pacientes que no se realizaron los exámenes complementarios pertinentes antes o después de la intervención. O dificultad en la realización de los mismos.

  • Hipertensión asociada al embarazo.

Para la caracterización de los pacientes en relación a los factores de riesgo de descompensación se confeccionó un formulario (Fuente Primaria de Datos) en formato electrónico en Access el cual recogió todas las variables (Anexo 1). El mismo se llenó por los autores en dos momentos, antes de la intervención y luego de la misma, estableciéndose así un patrón comparativo.

La investigación se realizó en tres etapas: una etapa diagnóstica, una de intervención y la evaluativa.

Operacionalización de las variables:

Variable

Clasificación

Operacionalización

Hipertensión arterial diastólica (HTA-D) persistente

Cualitativa

Presente: TAD mayor de 100 mmHg

Ausente

Hábito de Fumar

Cualitativo

Presente: todo aquel paciente dependiente del hábito de fumar.

Ausente: no fumador.

Hiperglucemia

Cualitativa

Presente: Glucemia en ayunas mayor de 7 mmol/L o 126 mg/dL. Postpandrial mayor de 11.1 mmol/L o 200 mg/dL.

Ausente

Hipercolesterolemia

Cualitativa

Presente Niveles de colesterol mayores de 5.2 mmol/L ó 200 mg/dL

Ausente

Sobrepeso y Obesidad según (IMC)

Cualitativa

Presente: Pacientes con IMC mayor de 25 Kg/m2

Ausente: Pacientes con IMC menos de 25 Kg/m2.

Práctica de ejercicios físicos.

Cualitativa

Adecuada: Hacer ejercicio físico aerobio regular como caminar rápido, trotar, montar bicicleta, estera, marcha rápida (al menos 30´ al día, casi todos los días de la semana) según el 7mo Reporte del Comité Nacional de Prevención, Detección, Evaluación y Tratamiento de la Hipertensión Arterial.

Inadecuada: el no cumplimiento de los criterios anteriores.

Dieta

Cualitativa

Adecuada: Cumplimiento de los criterios según la Dieta DASH. (Anexo 2).Y consumo de Sodio, no más de 100 mmol dia (2.4 g sodio ó 6 de NaCl).

Inadecuada: El no cumplimiento de la misma.

Consumo de bebidas alcohólicas

Cualitativa

Adecuado: consumo a no más de 2 copas (30 mL de etanol) al día en varones y no más de 1 en mujeres según el 7mo Reporte del Comité Nacional de Prevención, Detección, Evaluación y Tratamiento de la Hipertensión Arterial.

Inadecuado: cualquiera que se aleje de lo anterior.

Errores del tratamiento

Cualitativa

  • No adherencia

  • Dosis Inadecuada

  • Combinaciones inapropiadas

  • Consumo de AINE, inhibidores de la COX, drogas de abuso, simpaticomiméticos, ACO o Corticoesteroides.

Evaluación de la intervención por variables

Cualitativa

Cada variable se evaluará comparativamente según ambos momentos en cuanto al cálculo del odds ratio o ventaja de éxito de un suceso a partir de la fórmula OR= p1q1/p2q2 donde p es la proporción en que ocurre el suceso y q la proporción en que no ocurre. Cuando odds mayor de 1 indica mayor ocurrencia de que ocurra el suceso en el primer grupo que en el segundo, y cuando es menor lo contrario. Teniendo en cuenta esto se decidió calificar la intervención de satisfactoria con odds mayor de 2 e insatisfactoria con odds menor de 2.

A cada paciente se le llenó el Certificado de Consentimiento Informado según criterios de experto y basado en las normas éticas que rigen las investigaciones médicas (Anexo 3).

Para el procesamiento estadístico se utilizó el Sistema estadístico SPSS para Window XP en una Computadora Intel Core Dos Due. Los resultados obtenidos se mostraron en tablas estadísticas en correspondencia con las variables analizadas.

Para la evaluación de la intervención en relación a la modificación de los factores de riesgo se utilizará el cálculo de odds ratio o ventaja de éxito de un suceso a partir de la fórmula OR= p1q1/p2q2 donde p es la proporción en que ocurre el suceso y q la proporción en que no ocurre. Cuando odds mayor de 1 indica mayor ocurrencia de que ocurra el suceso en el primer grupo que en el segundo, y cuando es menor lo contrario. Teniendo en cuenta esto se decidió calificar la intervención de satisfactoria con odds mayor de 2 e insatisfactoria con odds menor de 2.

Análisis y Discusión de los resultados

En la Tabla 1 se muestra la distribución de los factores de riesgo de descompensación modificables en los pacientes con Hipertensión Arterial Primaria de los Consultorios Populares del Municipio San Sebastián de los Reyes de marzo a septiembre de 2011, antes de la intervención.

Fuente:Formulario.

ACO: anticonceptivos orales. AINE: Antiinflamatorios no esteroideos.

Según se observó, en la tabla 1 predominaron fundamentalmente los factores de descompensación relacionados con el estilo de vida, como la dieta inadecuada (70%), la inadecuada práctica de ejercicios físicos (68%) y el binomio sobrepeso-obesidad (60%). Vale destacar que el 65% de los pacientes consumían algún medicamento prohipertensivo (AINE, Inhibidores de la COX, drogas de abuso, simpaticomiméticos, ACO o corticoesteroides) y el 34,67% tenían hipertensión arterial diastólica persistente.

En la Tabla 2 se muestra la distribución de los factores de riesgo de descompensación modificables después de la intervención comunitaria.

Fuente:Formulario.

ACO: anticonceptivos orales. AINE: Antiinflamatorios no esteroideos.

Luego de realizada la intervención comunitaria dirigida a modificar los factores de descompensación encontrados, se obtuvieron excelentes resultados en prácticamente todos los factores estudiados. Vale destacar la modificación en los relacionados a los inadecuados estilos de vida como el logro de un 60% de pacientes con dieta adecuada, el 50% de pacientes normopesos y el 48% de pacientes que se acogieron a la práctica de ejercicios físicos. Además se eliminó la Hipertensión Arterial Diastólica Persistente en un 94.7% y se disminuyó el consumo de fármacos prohipertensivos en un 8%. Sin embargo la práctica de ejercicios físicos se mantuvo inadecuada para un 52% y se mantuvieron casos fumadores (5 pacientes), con ingestión inadecuada de bebidas alcohólicas (7 pacientes) e hipercolesterolemia (8 pacientes).

Es conocido a nivel internacional y la mayoría de la bibliografía lo demuestra, la relación existente entre la hipertensión arterial y los inadecuados estilos de vida del ambiente moderno en el cual se desarrolla hoy en día la humanidad.

Ante este panorama de dimensiones pandémicas, los tratamientos farmacológicos suponen grandes costes directos para los Sistemas Públicos de Salud, por ello las medidas no farmacológicas son cada vez mas importantes en el tratamiento integral de estos pacientes, incluyendo la reducción de peso, el ejercicio físico, la disminución de ingesta de alcohol, tabaco y café, aumento de consumo de calcio, magnesio, potasio y fibra, así como las dietas pobres en grasas y la restricción de sal (11).

Desde el punto de vista de la dietoterapia, existen una serie de nutrientes que han demostrado su relación con los controles de presión arterial, entre ellos tenemos el sodio, potasio, magnesio, lípidos, así como la energía total ingerida (12).

El cloruro de sodio es uno de los elementos más abundantes en la Tierra, en cambio, en nuestro organismo representa solo un 0,10-0,15%. Las necesidades de cloruro sódico de todos los individuos son muy variables ya que estas dependen de factores como el clima, el trabajo físico desarrollado, sudoración, temperatura corporal, etc. No obstante las Agencias Internacionales recomiendan para un adulto 1 gramo de sal al día, lo que equivale a 400 mg de sodio. La Organización Mundial de la Salud aconseja que el consumo de sal no sea superior a 6 gramos diarios y en los países Occidentales los consumos diarios pueden llegar a 10-20 g/día.

La posible relación entre la ingesta de sal, la HTA y la enfermedad cardiovascular ha sido objeto de diferentes trabajos (13). Uno de los primeros indicios que soportaba la teoría "nivel de ingesta de sodio se relaciona con el nivel de presión arterial", lo constituyó la observación, en la cual las comunidades que conservaban un estilo de vida tribal y sin contactos con la cultura occidental, la presión arterial era muy baja y no se incrementaba con la edad (14). También los primeros datos surgieron de los estudios de intervención existentes hasta la fecha, los cuales mostraban como la restricción del consumo de sal (15) (sodio de 50 mmol/24h durante menos de 5 semanas) producía una reducción de la presión arterial sistólica (TAS) en 5 mmHg en normotensos y en 7 mmHg en hipertensos.

En otro trabajo posterior (16), se obtiene tras la reducción de la ingesta de sal una reducción media de 129 mmol/24 h en la excreción urinaria de sodio, con un descenso medio de la presión arterial (PA) de 4,5/2,3 mmHg. He Jet al (17) estudiaron en un ensayo aleatorio y cruzado un total de 112 sujetos. Sus resultados demostraron que una modesta reducción en la ingesta de sal, desde 12 a 6 gramos al día, disminuía la PAS hasta en 10 mmHg.

El mayor estudio epidemiológico internacional que ha intentado arrojar luz en esta área es el INTERSALT (18). En este trabajo participaron 52 centros de 32 países. A cada participante se le realizo una encuesta de antecedentes, hábitos, fármacos, educación recibida, clase social y cambios recientes en la dieta. El análisis final se realizo sobre 1007 participantes. Se detecto que una variación de 100 mmol en la ingesta de sodio modifica la tensión arterial sistólica 2,2 mmHg, mientras que el efecto sobre la presión diastólica es menos importante. Al analizar los resultados se encontró una relación positiva y significativa entre la ingesta de sodio y la pendiente de elevación de la presión sistólica con la edad. Los autores concluyeron que aunque pudiera parecer que la asociación entre sodio y tensión arterial es marginal, la extrapolación a la población general de los resultados obtenidos, demuestra que la reducción de la ingesta de sodio podría conllevar un ahorro considerable de vidas a causa de la reducción de la mortalidad cardiovascular.

Más recientemente se ha vuelto a demostrar en un estudio comunitario como la reducción en la ingesta de sal como medida aislada muestra reducciones en la presión sistólica de 2,5 mmHg y en la presión diastólica de 3,9 mmHg, asociándose con reducciones en la eliminación de sodio de 100 mmol/día a 50 mmol/día (19).

En el año 2007, Cook et al (20) en un ambicioso diseño para evaluar el efecto de la restricción de sodio en la dieta sobre los eventos cardiovasculares, reunieron en el mismo análisis los datos de los estudios TOHP I (trials of hipertensión prevention phase I) y TOPH II (trials of hypertension prevention phase II). En el primer trabajo se consiguió una disminución de sodio de 44 mmol/24hs y en el segundo de 33 mmol/24 hs. La reducción de eventos cardiovasculares en los grupos de intervención fue de 25% con un riesgo relativo de 0,75 (0,57-0,99), lamentablemente la publicación original no muestra la reducción en los niveles de tensión arterial, sin embargo uno de los mecanismos implicados en estos beneficios cardiovasculares es la reducción de esta variable.

No obstante la aproximación al tratamiento dietético no puede centrase solo desde un punto de vista de un único nutriente, la situación es más compleja. Es necesario contextualizar a la mayor parte de los pacientes en el área del síndrome metabólico, por ello otras aproximaciones higienicodietéticas, junto a la reducción de la ingesta de sal, permiten mejorar la tensión arterial de nuestros pacientes. Por ejemplo, la reducción del peso corporal permite obtener beneficios adicionales en el tratamiento de la hipertensión arterial. No debemos olvidar que el riesgo de desarrollar HTA es dos a seis veces más alto en individuos con sobrepeso que en personas de peso normal (21). Así en el estudio de Framingham, se observo que la prevalencia de HTA en obesos es el doble que en normopesos y un aumento en el peso relativo de 10% predijo un incremento en la tensión arterial de 7 mmHg.

La obesidad central (androide), expresada en términos clínicos como aquella que se presenta en mujeres con un perímetro de cintura mayor a 85 cm y en varones mayor a 98 cm, es la que más se relaciona con la HTA y se acompaña de otros factores de riesgo cardiovascular (22).

No es preciso alcanzar un peso ideal tras la instauración de una dieta hipocalórica, está demostrado que perdidas que oscilan entre un 5-10% del peso inicial conllevan beneficios metabólicos para el paciente. Esta medida es muy importante en el control y manejo del paciente hipertenso, ya que alcanzando un peso adecuado se podría llegar a reducir o incluso suprimir el tratamiento farmacológico para el control de la tensión arterial (23).

Dentro de las posibles modificaciones en la distribución de macronutrientes que podemos realizar para prescribir una dieta hipocalórica, una de las mas evaluadas es la disminución de las grasas saturadas (grasas animales y de algunos vegetales como palma y coco) y el incremento de las grasas poliinsaturadas (grasas de semillas-omega 6 y de pescados-omega 3). La reducción del consumo de grasa saturada se asocia a un descenso en los niveles tensionales, mientras que el mayor consumo de ácidos grasos poliinsaturados se ha relacionado con el mismo efecto favorable (23).

En el contexto del tratamiento dietético del paciente hipertenso, es necesario recordar que la pérdida de peso secundaria a las dietas hipocalóricas se ve reforzada y permite mantener los efectos a más largo plazo cuando se desarrolla junto a un programa estructurado de ejercicio aeróbico. Los estudios de intervención han demostrado que la realización de actividad física produce un descenso en la tensión arterial sistólica y diastólica de aproximadamente 6-8 mmHg. Los sujetos sedentarios tienen hasta casi un 50% de posibilidades de desarrollar HTA (24-25).

No existe una única aproximación dietética para la prevención y tratamiento de la hipertensión arterial. Por ello las Agencias Internacionales intentan diversificar las recomendaciones, así el National High Blood Pressure Education Program, aboga por la modificación de cuatro factores higiénico – dietéticos para la prevención primaria y el control de la hipertensión arterial: sobrepeso, consumo de sal, consumo de alcohol y sedentarismo. Constituyendo estos los pilares de nuestra intervención comunitaria.

Los dos trabajos más completos en esta visión multifactorial de la dieta sobre la presión arterial son "Trial of Hypertension Prevention" (26) y el estudio DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension) (27), los mismos demostraron que las intervenciones nutricionales previenen la HTA o disminuyen los niveles de tensión arterial en pacientes hipertensos.

Un buen modelo a seguir es la dieta DASH (utilizada como propuesta en nuestra intervención) ya que contiene frutas, vegetales y lácteos descremados, que incluye granos enteros, pollo, pescado y nueces, y que contiene pequeñas cantidades de carnes rojas, dulces y bebidas azucaradas. Sin olvidar la realización de ejercicio aeróbico, la moderación en el consumo de alcohol, el mantenimiento de un peso corporal adecuado con diferentes dietas hipocalóricas individualizando la dieta en cada paciente, así como un correcto aporte de potasio y calcio con la dieta.

En la Tabla 3 se muestra la evaluación de ambos momentos de la investigación, antes y después de la intervención.

Fuente:Formulario.

ACO: anticonceptivos orales. AINE: Antiinflamatorios no esteroideos. S: Satisfactoria. I: Insatisfactoria.

Luego de realizarse el análisis comparativo de ambos momentos (como lo muestra la tabla 3), se puedo verificar estadísticamente la efectividad de la intervención en la gran mayoría de los factores de riesgo modificables estudiados. La Hipertensión Arterial Diastólica Persistente se redujo a un 5,3% (OR 9.41), el hábito de fumar a un 3,3% (OR 5.52), la hiperglucemia y la hipercolesterolemia a un 1,3 y 5,3% respectivamente (OR 6.43 y 5.60), y el consumo de fármacos prohipertensivos a un 8% (OR 14.64). Sin embargo, y a pesar que se obtuvieron valores inferiores luego de realizada la intervención en relación al primer momento de evaluación, y en relación a las metas trazadas por los autores (OR mayor de 2 satisfactoria); la presencia de sobrepeso y obesidad, la inadecuada práctica de ejercicios físicos y la dieta inadecuada mantuvieron altos porcentajes (50, 52 y 60% respectivamente) (OR 1.5; 1.96 y 1.57) no lográndose así una modificación satisfactoria de los mismos.

En la población estudiada, con las características típicas de un pueblo rural venezolano, se obtuvieron buenos resultados y se pudo modificar un porcentaje considerable en cada uno de los factores, sin embargo es de reconocer que no nos sentimos satisfechos con los logros en la esfera de la dieta, el ejercicio físico, y la pérdida de peso. Se pudo modificar un poco la tendencia antigua de estos, sin embargo la meta de nuestra intervención precisaba mejores resultados.

Estos hechos no se alejan de estudios internacionales (28-31), ya que se ha visto que toda estas medidas dietéticas, así como la práctica frecuente de ejercicios físicos, el cese de fumar, de beber u otros elementos del estilo de vida, precisan de un gran esfuerzo personal por cada uno de los pacientes, donde la motivación, el interés y la responsabilidad sanitaria juegan un papel fundamental para que se acojan o no a estos regímenes terapéuticos.

Por otra parte las autoridades sanitarias de campañas de educación nutricional, para modificar los hábitos dietéticos y mantener estas modificaciones en la población general juegan un papel fundamental como herramienta de promoción y prevención en este tipo de enfermedades crónicas. Desgraciadamente escasean en nuestra localidad, y de forma general en Venezuela.

Conclusiones

1.- Predominaron fundamentalmente los factores de descompensación relacionados con el estilo de vida, como la dieta inadecuada, la inadecuada práctica de ejercicios físicos y el binomio sobrepeso-obesidad. Además se encontró un elevado número de pacientes que tomaban fármacos prohipertensores, aún siendo hipertensos.

2.- Luego de realizada la intervención comunitaria se obtuvieron excelentes resultados en prácticamente todos los factores estudiados. Destacándose los relacionados a los inadecuados estilos de vida como el logro de incorporar a un gran número de pacientes a una dieta adecuada, llevarlos a un peso lo más ideal posible y que se acogieran a la práctica de ejercicios físicos. Además prácticamente se eliminó la Hipertensión Arterial Diastólica Persistente y el consumo de fármacos prohipertensivos.

3.- A la hora de realizar el análisis comparativo de ambos momentos obtuvieron calificación satisfactoria la hipertensión arterial diastólica persistente, el hábito de fumar, la hiperglucemia, la hipercolesterolemia o los relacionados a los errores en la terapéutica; no así los relacionados al estilo de vida como la dieta, la práctica de ejercicios físicos, el peso y la ingestión de bebidas alcohólicas. Esto lo atribuimos a que la meta establecida para catalogar de satisfactoria la intervención fue de OR mayor de 2, quizás un poco ambiciosa para un primer momento en una población como la estudiada.

Referencias Bibliográficas

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Anexos

Anexo 1: Formulario.

Señalar con un a X la respuesta adecuada según interrogatorio, examen físico y exámenes complementarios.

Anexo 2: Dieta DASH : (Aproximadamente 2,000 calorías)

Se deben escoger los alimentos de versiones con sodio bajo. Evitar la comida rápida y los alimentos congelados, empacados o enlatados, excepto aquellos marcados como bajo en sodio. La mayoría de los alimentos y condimentos de botana tienen el sodio alto.

Tomado de Evanston Illinois http://www.cityofevanston.org/Departments/Health-HumanSvc/Health/la-dieta-dash.html

Anexo 3: Consentimiento Informado.

Yo___________________________________ me encuentro con la disposición de participar en el desarrollo de esta investigación, la cual permitirá modificar los factores de riesgo de descompensación de los pacientes con Hipertensión Arterial Primaria del municipio San Sebastián de los Reyes a través de una intervención comunitaria de marzo a septiembre de 2011.

Partes: 1, 2
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