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Como fundamentar las estrategias para hacer una buena negociación en República Dominicana


  1. Naturaleza diversa y aspectos multifacéticos de las negociaciones
  2. Los argumentos deben tener en cuenta las necesidades de cada parte
  3. Bibliografía

La negociación es la mejor opción frente a diferentes conflictos de intereses, creando un nuevo valor que se plasma en un acuerdo entre las partes.

La negociación es también un método civilizado de resolución de disputas, donde ambas partes deben percibir los beneficios de la negociación, y en donde se tiene la necesidad de una satisfacción mutua.

Supone la predisposición de llegar a un acuerdo de "cesión recíproca". Requiere ser firmes y claros respecto de nuestros objetivos y metas, pero flexibles en el modo de alcanzarlos.

La negociación identifica necesidades mutuas e intenta satisfacerlas, independientemente del valor relativo de las mismas para las partes.

La negociación comercial es el instrumento que ha transformado las relaciones comerciales en el mundo actual, habiendo pasado de la postura tradicional de querer ganar a toda costa a los planteos cooperativos tipo ganar/ ganar (o, como se dice en inglés, «win win»).

La negociación permite, por lo tanto, acercar a las partes buscando satisfacer adecuadamente los intereses de cada una. La búsqueda mencionada anteriormente se debe hacer en forma equilibrada.

Todo acto de compra – venta, es un intercambio que realizan dos o más partes, durante el cual cada una aporta recursos a la otra esperando satisfacer sus propias necesidades o deseos.

Así, un comerciante, a través de su oferta, coloca frente a su cliente bienes y servicios con los que aspira a concretar una venta y con ello alcanzar determinados resultados (tales como realizar stocks, disponer de caja, aumentar clientela, etc.); por su parte, el cliente tiene necesidades (alimentarse, abrigarse, diferenciarse socialmente, etc.) y para ello dispone de efectivo -u otro medio de pago- con el cual cancelar la operación.

Si la operación de compra – venta se concreta y el resultado es satisfactorio para las dos partes, la probabilidad de que ambas se reúnan nuevamente para concretar otras negociaciones es muy elevada.

Si no hubiera satisfacción mutua, estaríamos en presencia de una tensión o conflicto -sería el caso en que una de las partes no alcanzó los resultados buscados o no satisfizo sus necesidades-.

La negociación, como fenómeno social, se manifiesta crecientemente en cualquier tipo de relaciones humanas, desde el simple contacto cotidiano, informal entre las personas, hasta situaciones de extrema importancia en la vida de la comunidad, como es: la necesidad de concretar acuerdos económicos, financieros, políticos, laborales, militares y diplomáticos, tanto entre empresas como países.

La creciente preocupación de las sociedades por la paz y la justicia ha valorizado aún más la negociación como medio pacífico y potencialmente justo, para la solución de conflictos y el mecanismo idóneo para el logro del éxito en los negocios al posibilitar mejores acuerdos entre las partes.

El uso de la fuerza (en forma abierta o de amenaza) como alternativa de solución de disputas, está cediendo lugar en todo el mundo a la negociación, por ser la misma un mecanismo que logra mejores resultados para ambas partes.

La fuerza ha pasado a ser un recurso extremo, cuyo empleo es cada vez menos frecuente, y solo se utiliza después de agotarse los esfuerzos de una solución negociada

Naturaleza diversa y aspectos multifacéticos de las negociaciones

Existen diferentes tipos -de acuerdo a su naturaleza– de negociaciones, que buscan resultados diversos y exhiben rituales, ámbitos y procedimientos específicos.

Las negociaciones diplomáticas, las políticas y las laborales – sindicales, se encuentran notoriamente caracterizadas y reciben frecuente atención de parte de los medios masivos de comunicación.

Menos conocidas son las de naturaleza administrativa, que se suceden dentro de las organizaciones y las negociaciones comerciales; que pueden practicarse entre empresas particulares y entre éstas y el sector público -en su carácter de demandante de bienes y servicios-.

Las negociaciones comerciales se caracterizan por procurar obtener resultados económicos, donde tanto los costos cuanto los beneficios puedan ser estimados.

En éste tipo de negociaciones el lenguaje de los números reemplaza la retórica -tan presente en las negociaciones diplomáticas y políticas- y es de carácter informal, siendo precedidas o concluidas por rituales gastronómicos.

Desde el punto de vista estratégico – táctico, las maniobras que realizan las partes tratan de desarrollar y ampliar las alternativas disponibles y, en mayor o menor medida, disminuir la capacidad de ejercer influencia de la otra parte. Las condiciones de mercado acostumbran a condicionar la negociación comercial.

Las negociaciones pueden ser analizadas desde diversos campos del conocimiento humano, revelando su carácter multifacético. La faz comunicacional y la psicológica es enfocada por la teoría de la comunicación humana y enriquecida por los estudios sobre percepciones, motivaciones, empatía y dinámica de pequeños grupos, entre otros.

Los aspectos referidos a planeamiento, organización, coordinación y toma de decisiones en las negociaciones, así como los padrones de comportamiento racional, son abordados por las teorías administrativas y la ciencia económica.

Las escuelas sociológicas y antropológicas, arrojan luz sobre aspectos como liderazgo, cohesión grupal y estilos de negociaciones en diferentes culturas y se suman recientes aportes de la teoría de los juegos y la creatividad para ampliar, aún más, el extenso campo de aplicación a las negociaciones comerciales.

Las etapas o fases de una negociación y sus componentes son los siguientes:

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Las cuatro etapas indicadas se encadenan y el resultado final dependerá, en cierta medida, de la capacidad y eficiencia con que se realicen todas ellas. Cualquier diferencia que surja podrá dificultar y hasta malograr los esfuerzos de la misma.

Nos centraremos en la etapa de la negociación en sí, es decir, la etapa de la negociación formal, en la cual las partes exponen la transacción o el problema y se discute una solución.

La falta de una relación física directa, modifica, sin duda, el tipo de comportamiento del negociador, como cuando lo hacemos telefónicamente o por Internet, en estos casos es mucho más difícil negociar y requiere mayor habilidad negociadora.

Es en esta etapa es cuando se formalizan las relaciones entre las partes.

Es muy importante también llegar a esta etapa bien preparado, no improvisar, sino haber diseñado las tácticas adecuadas como:

"Ceder para vencer"

"Dar para recibir"

"Otorgar algo frente a cada avance"

"Cooperar en lugar de confrontar"

Los procedimientos que se vayan a utilizar serán muy diferentes dependiendo de la naturaleza de la negociación. Debemos tratar de abrir tantas opciones como sea posible para que, en función de un abanico mayor, sean más las posibilidades de "dar" frente a las de "recibir".

Los argumentos deben tener en cuenta las necesidades de cada parte

Debemos en todo momento tratar de "ponernos en el lugar del otro, en la situación de la contraparte", y argumentar de modo claro, sencillo, conciso, unas veces en forma directa, otras por atajos, y si fuera necesario hasta por caminos más largos; pero siempre teniendo en cuenta los objetivos que nos hemos propuesto, que son básicamente el cooperar para encontrar soluciones comunes satisfactorias para ambos.

Argumentar es enunciar las razones que nosotros encontramos válidas respecto a la cuestión de la negociación; por lo que, para poder hacerlo efectivamente lo más importante es escuchar, pues, sólo escuchando podremos detectar los puntos comunes con la otra parte.

Esta etapa, es aquella en la que se pone en práctica el "proyecto" de negociación preparado anteriormente, lo que implica la implementación de la estrategia y tácticas diseñadas previamente. Escuche, piense, luego argumente.

Según el tipo de negociación, pueden ser necesarias una o varias rondas negociadoras, y en cada una de ellas se puede reformular la estrategia, o modificar algo de lo preparado anteriormente.

La fase de la negociación formal concluye cuando las partes han alcanzado un "acuerdo básico", el cual puede presentar diferentes grados de detalles y especificidad.

Así puede ser que las partes negociadoras lleguen básicamente a un acuerdo de "principios" o "marco", y los detalles pasen a ser discutidos por equipos técnicos en otro nivel o bien sean dejados para hacerlo oportunamente.

En cuanto a la estrategia negociadora podemos decir que hay que tener en cuenta:

– Analizar puntos fuertes y débiles de la posición propia identificando:

a) Grado de necesidad de llegar a un acuerdo.

b) Alternativas disponibles.

c) Recursos a mano para intercambiar.

d) Posibilidad de esperar e inducir una demora.

– Identificar, de la misma manera, puntos fuertes y débiles de la otra parte.

– Determinar el poder de negociación, identificando cual/es punto/s se encuentra/n más fuerte/s.

– Identificar los aspectos principales y los secundarios del objeto de negociación.

– Establecer los límites mínimos y máximos y los resultados a ser considerados satisfactorios.

– Determinar el grado de flexibilidad o rigidez que se evidenciará en cada aspecto y en la negociación como un todo.

– Determinar la propuesta inicial y su justificativa.

– Definir lo que se puede conceder.

– Definir lo que se buscará obtener de las concesiones.

– Definir el ritmo temporal de las concesiones.

– Definir propuestas posteriores a la inicial.

– Definir las informaciones que se pretende brindar.

– Definir las informaciones que se pretende obtener en forma directa o indirecta de la otra parte.

– Definir el orden de tópicos a abordar u omitir.

– Prevenir alternativas probables de acción de la otra parte y qué respuestas darles.

La capacidad de negociación

La capacidad de negociación, es un concepto que se encuentra centrado e integrado por la información comercial, la mezcla comercial adecuada, la habilidad para negociar y el poder negociador.

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A seguir, se analiza cada uno de los conceptos que figuran en el cuadro.

Habilidad negociadora

La habilidad negociadora, es el resultado de la interactuación entre factores tales como la personalidad del negociador, la experiencia previa, el apoyo de su propio grupo y la información de soporte.

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Información Comercial

Disponer de adecuada información conduce a resultados favorables. Debe tomarse en cuenta su análisis, su costo o precio que debe estar relacionado directamente con los resultados que su aplicación a las decisiones permite lograr.

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Mezcla Comercial

La mezcla comercial es el producto del adecuado mix (combinación) entre:

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Poder Negociador

Por último, el poder negociador se compone de la información disponible sobre la otra parte, lo indispensable del producto, o servicio, la concentración y el tamaño de la organización o empresa.

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Variables, espacios y límites en la mesa de negociación

Las negociaciones suponen un proceso de aproximaciones sucesivas entre las partes que intervienen, utilizando técnicas de regateo, concesiones mutuas, maniobras, etc; hasta que, eventualmente, los intereses mutuos convergen en uno o varios puntos de acuerdo.

El proceso de negociación se «desliza» -opera- sobre diferentes variables, tales como el precio, las características del producto o servicio negociado, medios y plazos de pago, fechas de entrega, requisitos de calidad, exclusividad de territorio, inversiones en promoción, marca, entre otras.

Este aspecto de las negociaciones, su multivariabilidad, es de la mayor importancia y uno de los deberes a realizar por un negociador hábil, es la identificación de las diferentes variables que serán abordadas en la negociación y la asignación de prioridades a las mismas, ya que no todas son igualmente significativas para la empresa.

En principio, la conducta correcta en la mesa de negociación sería la de tratar de obtener concesiones en las variables de mayor gravitación para la empresa y conceder en aquellas de menor relevancia. Este mecanismo se denomina «trade off» o de compensación entre variables, pero su utilización plena exige del negociador un listado de variables, su categorización y, como veremos a continuación, la determinación de los espacios de concesión para cada variable.

Las debilidades deben disimularse y compensarse con las fortalezas, mientras se adquieran atributos para reforzarlas. Nunca se debe ocultarlas y, menos aún, negarlas. Bien manejada, la debilidad propia puede transformarse en un alegato brillante.

Tal vez, la mayor habilidad de un negociador sea colocar las fortalezas de la otra parte a favor de la posición propia, al tiempo que se soslayan las debilidades…» con los recursos de que dispone vuestra empresa, y el acceso a los mercados financieros, realmente no necesitan acortarme los plazos de pago…si me resuelven este tema, me comprometo a pedidos más importantes en el futuro»…

El arte de conceder y regatear se escenifica sobre la siguiente «pantalla» :

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Espacio total de negociación de una variable

Imaginemos que podemos representar una variable, por ejemplo inventario o stocks disponibles, mediante una línea que se desplaza desde A hasta B. Supongamos que A es el «punto de origen del comprador» y E(A) su esperanza de que le acepten un pedido de 40 unidades, monto consistente con sus necesidades de inventario. Por su parte B representa el «punto de llegada del vendedor», que opera con pedidos mínimos -expectativa- E(B) de 80 unidades.

Entre las dos posiciones -en esa variable- hay un espacio a ganar, mediante el regateo o las compensaciones entre variables.

El comprador de nuestro ejemplo podría, mediante el argumento de que paga contado, obtener descuentos en la variable precio y, además, reducir la aspiración del vendedor relativa al pedido mínimo de 80 unidades, pudiendo, tal vez, comprar sólo 50 unidades.

Considerando otra variable, por tal caso, el precio, podría encontrarse en una negociación un esquema similar al siguiente:

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En el eje horizontal imaginemos «posiciones», en términos de unidades monetarias, de tal forma que la primera oferta del vendedor fuera de $30 por unidad y el comprador -regateando- contraoferta $22 por unidad.

Entre ambas ofertas se genera un espacio a conceder, donde una de las partes debe ceder para que la negociación arribe a un acuerdo.

La «función regateo» a través del tiempo, va generando propuestas y contrapropuestas, que se apoyan en argumentos, hasta llegar a un punto, digamos $26, donde se produce un cierre.

Analicemos el tema de los límites.

Dentro del espacio de negociación de una variable podemos encontrar los siguientes nodos:

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El punto denominado Li(A) 5, representa el límite inferior del Negociador A -vendedor- para la variable precio y el mismo puede surgir de la suma de los costos de producción y comercialización de un determinado producto. Por debajo de ese valor hay un espacio no negociable, pues vender sin cubrir costos implicaría incurrir en pérdidas, lo que en situaciones normales es inadmisible para cualquier empresa.

A su vez, el punto en la línea denominado E(A) 8, sería la expectativa -esperanza- de lograr, en términos de precio, un resultado que incorpore una ganancia razonable. Difícilmente el Negociador A admita que el acuerdo en esa variable se encuentre en un punto intermedio entre su límite inferior y su expectativa, configurándose así un espacio improbable de negociación.

Por su parte, el Negociador B tiene un límite inferior Li(B) 11, dado por diversos factores –precios de otros proveedores para productos similares, valor que soporta el mercado después de la remarcación acostumbrada (recordemos que éste valor es su «costo»)-,etc.

Por encima de éste valor -11- no aceptaría, en principio, ninguna propuesta – espacio no negociable-; salvo que existieran compensaciones con otras variables -plazos de pago, exclusividad, etc.- pues a su entender quedaría «fuera de mercado». El punto E(B) 10 representaría para el comprador un buen arreglo y, por encima de ese precio no se demostraría propicio a negociar – espacio improbable-.

En el ejemplo que hemos tomado, el espacio entre E(A) 8 y E(B) 10 es el verdadero espacio de negociación para la variable precio. Este espacio, por sus características, es un espacio «a ganar» ya que las dos partes, apoyándose en sus habilidades, informaciones y poder negociador, pueden «avanzar» con concesiones.

El del ejemplo es un escenario relativamente cómodo para los negociadores, pues la situación podría diferir en cuanto a la complejidad o exigencia de la negociación, para lo cual imaginemos el mismo espacio pero con ésta modalidad:

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En un escenario de éste tipo, la negociación sólo avanza, si una parte realiza «sacrificios» frente a la otra.

Recuerde siempre, antes de una negociación, identificar las variables que entran en juego, adjudicar -hacer un ranking- prioridades a las variables, fijar los límites propios en cada variable e imaginar los límites de la otra parte. Luego, establecer las concesiones que se pueden realizar y qué compensaciones -concesiones- se reclamarán y basándose en qué argumentos.

Negociación es el proceso de buscar la aceptación de ideas, propósitos o intereses, procurando el mejor resultado posible, de tal modo que las partes involucradas terminen la negociación concientes de que fueron atendidas, de que tuvieron oportunidades de presentar toda su argumentación y que el producto final es mayor que la suma de las contribuciones individuales.

Habilidades en Negociación

En los procesos de negociación, resaltan dos tipos de habilidades:

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Las primeras se vinculan con el conocimiento y las capacidades de relacionamiento interpersonal de los negociadores (descubrir cuál es el estilo de cada uno, cuáles son sus fuerzas, necesidades, motivaciones, etc.)

Las segundas se relacionan con el conocimiento de técnicas y procesos para la negociación (ejemplo: etapas para conducción de la negociación).

Usualmente, las habilidades técnicas, han recibido más atención que las habilidades interpersonales.

Un tercer tipo de habilidad – conocimiento del negocio – es específico de cada negociación.

El proceso de negociación es vital en el funcionamiento de la sociedad.

El especialista en negociación es fundamentalmente el resultado de la "escuela de la vida", y en particular, de una situación de trabajo donde debe desarrollar, de manera real y permanente, roles de negociador.

El estudio de la negociación, a pesar de su importancia en todos los órdenes de la vida, ha sido abordado por la comunidad científica de una manera limitada y podría decirse reciente.

En los últimos veinte años, se han ido formando grupos de interés en el tema, de donde han surgido distintas Escuelas de Negociación, entre las que podemos mencionar:

Escuela Clásica: negociación competitiva o posicional.

Escuela Cooperativa: surge del Harvard Negotiation Project y postula la innovadora premisa de ganar – ganar. Se concentra en Personas – Intereses – Opciones – Patrón objetivo.

Escuela del Pensamiento Lateral y Triangular: propuesta por Edward de Bono. Incorpora los conceptos de Planificador creativo, Enfoque "hacia arriba", Enfoque "hacia abajo".

Ahora desarrollaremos las características más distintivas de cada escuela:

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El enfoque de la Escuela clásica es considerado como un enfoque posicional o tradicional, y se basa en el concepto de "torta fija" , "juego suma cero" o "gana / pierde", es decir que encara una situación de negociación como un conflicto de intereses entre dos o más partes que deben dividirse el "objeto de negociación", que es algo fijo, y donde cualquier progreso de una de las partes en el proceso de negociación se produce a costa de la otra. En los postulados de esta teoría hay una representación más concreta de lo que ocurre en el mundo real, ya que el lenguaje del conflicto es predominantemente basado en el concepto de gana/ pierde. El negociador se prepara para la confrontación y la protección de sus intereses.

La esencia del enfoque sería fijar posiciones y defenderlas, usando elementos de persuasión y técnicas de debate, la aproximación hacia la solución se daría por un proceso de regateo con concesiones mutuas.

Esta Escuela podría considerarse como aquella que interpreta a la negociación como una actividad competitiva, donde necesariamente uno gana y el otro pierde.

Un puente importante entre la escuela clásica y la de principios o cooperativa, es trazado por el trabajo de Raiffa.

Algunos estudiosos describirán una negociación típica, como aquella en que las partes inician la relación bajo un esquema cooperativo, pasando posteriormente a un enfoque competitivo.

Williams describe la existencia de dos estilos de negociación, y los caracteriza como competitivo y cooperativo, concluyendo que ninguno de los dos tiene el monopolio de la eficiencia.

Menkel sugiere que el estilo de negociación a adoptar debería ser establecido en función a las metas del negociador, en cada situación.

La Escuela Clásica o competitiva concibe a la negociación como un «campo de batalla», donde el objeto de la negociación es «cerrado»; es decir no puede aumentarse o mejorarse.

Desde esta perspectiva, las maniobras y tácticas que implementan los negociadores, tienen como meta alcanzar porciones mayores de «torta» -el objeto de la negociación-, de manera que cualquier avance de una de las partes conduce, irremediablemente, a una pérdida de la otra parte -el «rival»-.

El siguiente ejemplo gráfico nos muestra cómo, siendo el círculo cerrado, cualquier avance de A o B, se produce en detrimento de la otra parte. La superficie del círculo, puede «leerse» en términos de beneficios a alcanzar, resultados concretos, concesiones, etc.

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Por lo anterior, a la Escuela Clásica se la denomina «juego de suma cero» o «torta fija», precisamente para mostrar cómo el énfasis de los negociadores está centrado en ganar o defender posiciones, presionar o forzar a la otra parte, para que efectúe maniobras de «retroceso» en sus aspiraciones y desista de cualquier avance sobre nuestras «defensas», «fortificar» nuestros territorios mediante el logro de concesiones -precio, exclusividad, aporte para promoción, etc.-

En la práctica y desde la óptica de la Escuela Clásica, el poder se exhibe, se aplica y se deja claro en todo momento, que los recursos propios pueden ser utilizados para «forzar», hacer desistir a la otra parte de un determinado argumento o línea de acción.

Cuando se encuentran, dos negociadores con éste enfoque, el de menor poder relativo debe adoptar una posición defensiva y extremar su habilidad y el uso de la información para compensar su desventaja.

Por su parte, la Escuela Cooperativa insiste en que si bien la perspectiva de la Escuela Clásica responde adecuadamente a la descripción de lo que ocurre en el mundo real, es ineficiente porque no logra el «mejor resultado» en las negociaciones, ya que el enfrentamiento impide centrar la atención en el «agrandar la torta», o incrementar el objeto de la negociación, mediante las alianzas y la búsqueda de soluciones convenientes para las dos partes.

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Escuela de De Bono

Según ésta Escuela habría tres caminos básicos para resolver conflictos:

  • Luchar / litigar.

  • Negociar / regatear.

  • Proyectar una salida.

Los dos primeros estarían al alcance de los que disputan. En tanto que el camino del proyecto exigiría la presencia de una tercera parte, que actuaría como planificador creativo, ello significaría la introducción del "pensamiento triangular" como base de esta propuesta ( la tercera persona, real o virtual).

Por otro lado, cuestionando el lenguaje del conflicto, propone el empleo del "pensamiento lateral".

Un tema esencial es el considerar a la percepción como un elemento activo, y que las experiencias iniciales tienden a crear patrones o estructuras que controlan la manera con que la futura experiencia será tratada. Esto genera rigidez y hábitos de pensamiento, por lo cual se necesitaría desarrollar el "pensamiento lateral" que estaría proyectado para cambiar moldes rígidos de percepción y conductas.

El concepto de creatividad se ubica en el epicentro de esta propuesta. Es importante crear nuevos enfoques y tratar de escapar de la trampa que significa el lenguaje del conflicto.

La mente y el pensamiento no estarían acostumbrados a volver al patrón inicial y se proyectarían "hacia delante" y el avance se convertiría en la única salida.

Gracias al pensamiento lateral, el pensamiento podría transcurrir por canales paralelos y eventualmente se podría retroceder para retomar el camino común a una solución en la negociación, ello significaría que, si por casualidad se entra en un camino paralelo por otro punto, luego se puede retornar fácilmente a la ruta principal y proseguir con la negociación.

En el enfoque del pensamiento lateral y triangular, se apuntan dos limitaciones:

1. No hay ninguna prevención para retroceder y deshacer un concepto que ya no sea relevante y que esté bloqueado por el progreso.

2. El progreso sería muy lento si hay que esperar la evolución.

La función más útil de la creatividad sería la de establecer nuevos rumbos, para poder avanzar y retroceder sin por ello perder la ruta principal.

En toda disputa, las partes opositoras serían lógicamente incapaces de proyectar una salida, resultaría así fundamental el papel de un tercero, lo que llevaría al concepto de "pensamiento triangular" enunciado anteriormente.

En la discusión, generalmente hay una propuesta de una de las partes y una contrapropuesta de parte de la otra; de lo cual se supone que debe surgir una respuesta que combine lo mejor de ambas. En muy pocos casos, esto ocurriría, ya que no es habitual extraer lo mejor de la visión opuesta, la síntesis sería una posición reticente o el abandono de la propuesta.

El resultado final sería la fuerza de un punto de vista y no la excelencia del mismo. En la discusión las partes se vuelven mucho más rígidas y categóricas. Teóricamente es posible tener discusiones muy civilizadas cuando ambas partes conocen las reglas del juego.

La experiencia, sin embargo, parece revelar que aún en estos casos las partes se dejan arrastrar por el lenguaje de ganar o perder y olvidan la idea de la discusión como medio para ponerse de acuerdo en una solución del problema, donde ambos ganan.

Para la solución del conflicto, la propuesta de éste enfoque de pensamiento lateral y de triangulación, sería una mezcla de sueños y cambios de percepción junto con la realización de medios y métodos. Las partes en conflicto deben darse cuenta que, cuando participan en el ejercicio de una salida proyectada, la modalidad de la discusión queda excluida.

Para asegurarse esto, la tercera parte asume el papel de mediador y conductor.

Una diferencia fundamental con relación a las otras escuelas de negociación es el papel protagónico que se le asigna a la "tercera parte", que sería la clave para mover una negociación. Su papel sería alistar la escena y el ánimo, de forma que las partes implicadas en el conflicto estén en condiciones de interactuar en un clima agradable. Debe regular las etapas y la agenda, debe cosechar todas las ideas creativas que se produzcan, y usar su propia creatividad para proyectar alternativas.

Este nuevo integrante de la negociación, sería con sus particularidades, la figura del mediador, actuaría como director de orquesta y eventualmente como músico.

Edward De Bono desarrolló el concepto de «pensamiento lateral», para caracterizar un proceso diferente al pensamiento «normal» -lineal y directo- que utilizamos usualmente, donde, al razonar, progresamos lógicamente de un paso al siguiente.

Complementario del pensamiento lógico, el pensamiento lateral tiene los siguientes objetivos:

1. Concepción de alternativas en la forma de valorar las cosas.

2. Revisión de supuestos.

3. Innovación.

De Bono define al Pensamiento Lateral como el…

«Conjunto de procesos destinados al uso de información, de modo de generar ideas creativas mediante una reestructuración perspicaz de los conceptos ya existentes en la mente»…

Emplear el «pensamiento lateral» requiere dejar de lado inhibiciones y prejuicios e intentar resolver los problemas desde diferentes perspectivas, algunas de ellas improbables y otras que exigen ubicarse en «otra posición».

Pero, para pensar desde «el otro lado», es necesario superar la «trampa de la inteligencia» y entender cómo razona el otro:

…«Si Usted es inteligente, tal vez pueda argumentar racionalmente que todo lo que expreso, no es verdad o no tiene sentido, sin embargo, eso no cambia nada, si Usted niega mis afirmaciones desde su pensamiento, es decir, Usted no ha agregado nada a su forma de pensar, no ha descubierto nada nuevo. Ahora bien, si Usted investiga y explora mis pensamientos desde mi punto de vista, es posible que halle algo nuevo o que reafirme su pensamiento desde mi punto de vista, y entonces habrá aprendido algo nuevo»…

El pensamiento lateral se suele ejemplificar mediante acertijos como el que sigue, mencionado por Paul Sloane, y denominado «La única frase»:

…«Un explorador es capturado por una tribu en cuyo jefe recae la decisión de ejecutarlo. El jefe era una persona sumamente lógica y decide darle una oportunidad. Le dice al explorador: debes pronunciar tu propia sentencia, si es verdadera serás arrojado desde un precipicio, si es falsa serás comido por los leones»…

El acertijo es: ¿Qué frase debiera pronunciar el explorador para ser liberado?.

Como clave para la solución debe tomarse en cuenta que la frase debe ser, al mismo tiempo, verdadera y falsa.

Debe ser una frase que implique que cualquier otra acción que ejecute el jefe, automáticamente, lo coloque en la posición de haber actuado de manera no consecuente con su palabra dada.

La solución es que el explorador pronuncie la siguiente sentencia: …«seré comido por los leones»… De tal manera, si el jefe lo entrega a los leones, la frase habrá sido verdadera, por lo que el jefe debería arrojarlo al precipicio; pero si lo arroja al precipicio, la frase habrá sido falsa. El jefe debe admitir que lo único justo es liberarlo.

Según De Bono, la dificultad principal para el pensamiento es la confusión. Según el autor, intentamos hacer demasiado al mismo tiempo y mezclamos emociones, información, la lógica, la esperanza y la creatividad.

Para evitar superposiciones entre las «formas de pensar», el autor nos sugiere que imaginemos los pensamientos como sombreros, a éstos como verdaderos, y que los diferenciemos por colores.

Así, nos colocaríamos un sombrero diferente para cada pensar, de manera alternativa, aclarando las reglas del juego con otros participantes: …«escuchen bien, ahora me coloco el sombrero verde, hagan Uds. lo propio»…

Así, al utilizar el «sombrero blanco»color neutro-, deberíamos tratar de analizar hechos comprobados, verificables, datos cuantitativos, etc., empleando la lógica y la objetividad.

Cuando nos colocamos el «sombrero rojo» -color que representa la ira, la emoción- entramos con el pensamiento en un campo opuesto a la información neutral, objetiva y nos manejamos con intuiciones, impresiones, presentimientos. Es un tipo de pensamiento que no precisa justificación o «mostrar pruebas», es algo así como una fuerza que se nos impone …«no me pregunte porqué, simplemente no me gusta -o me encanta- esa persona o ese negocio»…

El sombrero rojo cubre dos tipos de sentimientos:

En primer lugar las emociones comunes, que varían desde las fuertes, como el miedo o disgusto a las más suaves como la sospecha.

En segundo lugar, las intuiciones, sensaciones, preferencias, sentimientos estéticos, no justificables de forma perceptible.

El «sombrero negro» es triste y negativo. Refleja el punto de vista pesimista, se dirige a algo que creemos no funcionará, en parte por nuestras experiencias, en parte por nuestras intuiciones.

El pensamiento de sombrero negro es lógico y veraz, pero no tiene porqué ser justo. Según de Bono, la tendencia de la mente a ser negativa es tan fuerte que merece un sombrero propio. Un negociador debiera tener la oportunidad de ser puramente negativo.

Por su parte, el «sombrero amarillo», representa el pensamiento positivo, el optimismo y la concentración en el beneficio. Es un pensamiento dirigido a hacer que las cosas ocurran.

La actitud del negociador con el sombrero amarillo es totalmente distinta a la del que tiene colocado uno negro. Le da esperanzas a la lógica, se centra en propuestas y sugerencias, dando valor al «sí» y a la construcción del futuro.

El pensamiento de «sombrero verde» indica creatividad y nuevas ideas, conceptos y percepciones. Trata de enfocar un nuevo planteo a los problemas.

Se relaciona con el pensamiento lateral y la creatividad.

Se acostumbra relacionar la palabra creatividad con una cualidad propia de pocas personas, y al acto creador con el arte o las expresiones artísticas. Esto proviene de conceptos tales como las «musas inspiradoras», que se instalaban en el espíritu de los artistas, dando como resultado productos creativos, siendo estos simples transmisores «elegidos» que actuaban como un nexo entre los dioses y los hombres. Desde la década de los años sesenta, los científicos de las ciencias humanísticas y de la medicina comienzan a poner en tela de juicio la idea de la creatividad como un «don creador, patrimonio de unos pocos».

Se entiende, entonces, la creatividad como una capacidad latente en los individuos susceptible de ser aprendida, entrenada y aplicada a todos los campos del conocimiento humano.

La creatividad puede ser considerada como una forma de solucionar problemas, mediante intuiciones o una combinación de ideas de campos de muy diferentes conocimientos.

Finalmente, el «sombrero azul» es colocarse a pensar sobre el pensamiento, representa un «software» o programa mental, la coreografía de un ballet, el ordenamiento, el director de orquesta.

Bibliografía

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Autor:

Ing.+Lic. Yunior Andrés Castillo S.

edu.red

Santiago de los Caballeros,

República Dominicana,

2014.