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Sinonimia y antonimia: estrategias discursivas empleadas por Hugo Chávez Frías (página 2)

Enviado por Thays Adrián Segovia


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Las relaciones sinonímicas como mecanismo de legitimación/deslegitimación en el discurso de Hugo Chávez Frías

Un rasgo cuyo análisis no forma parte del propósito de este trabajo pero que ha de tomarse en cuenta a la hora de analizar el discurso político de Hugo Chávez es su carácter oral. La oratoria ha sido considerada como un instrumento de acción que tiene como propósito manejar la emoción del oyente con fines persuasivos. En este tipo de prosa, no hecha para la vista sino para el oído, el pensamiento se ordena mediante ejes emotivos y en este ordenarse se emplean relaciones sinonímicas tales como la alternancia, la sustitución y la equivalencia (Casalmiglia y Tusón, 1999; Fernández, 1999a), con la intención de insistir, de reiterar las ideas para que el oyente no las olvide (Paraíso de Leal, 1976).

Desde la perspectiva planteada, a los fines de este trabajo, y luego de la revisión de los puntos de vista de diversos autores (Ducrot y Todorov, 1974; Lyons, 1973, 1981; Ullmann, 1978; Pottier, 1975) se definirá la sinonimia como una estrategia discursiva en la que los sintagmas, expresiones o palabras que tienen el mismo contenido sémico y comparten el contexto social textual pueden formar paradigmas. Delimitado el enfoque sobre el tema que orienta esta investigación, a continuación se presenta el análisis del empleo de la sinonimia como estrategia discursiva en textos orales producidos por Hugo Chávez Frías.

En párrafos anteriores se expresó que la sinonimia como estrategia discursiva se vincula a la valoración positiva o negativa de un término, sintagma u oración. En la muestra analizada, se han localizado los siguientes tipos de relaciones sinonímicas: series con valoración positiva o negativa, sinonimia en gradación y sinonimia laudatoria.

Las series sinonímicas con valoración positiva o negativa contienen vocablos o unidades mayores con rasgos semánticos comunes y equivalencias contextuales en las que privan las asociaciones emotivas. La valoración la da el emisor al marcar positiva o negativamente el vocabulario empleado.

En 1999, ya electo presidente de Venezuela, Chávez rememoraba los eventos de la campaña electoral del modo siguiente:

La campaña electoral aquí queda para la historia. (…). Pero, claro que eso apenas fue un combate más. Yo lo calificaría de hermoso. La batalla de 1998 fue hermosa, y quedará para la historia. Fue una batalla de esas que se graban cada día, de esas batallas que quedan como símbolo (…) de la fuerza tremenda que tienen los pueblos por dentro. (Chávez, 1999).

Combate y batalla son sinónimos de campaña electoral y palabras propias del léxico militar. No obstante, vincular la campaña con un combate, una guerra, una batalla, debido al predominio del carácter emotivo del texto se aleja de la connotación bélica. La reiteración de palabras con insistencia, en este caso batalla, constituye un rasgo del discurso con intención agitativa o incitativa cuyo propósito es mover al destinatario. En ese mismo texto se emplean los sintagmas plan de ataque, plan de ofensiva constituyente, plan de batalla constituyente para hacer mención de la Asamblea Constituyente que comienza a promoverse con la finalidad de redactar una nueva constitución.

Los dos ejemplos citados representan casos de series sinonímicas con valoración positiva y, a pesar de que el vocabulario empleado se asocia al campo militar, no se halla marcado negativamente. Por eso se le usa como recurso persuasivo.

En ocasiones, las series sinonímicas no sólo tienen valoración positiva sino que presentan gradaciones de lo concreto a lo abstracto o viceversa, rasgo característico de la prosa retórica oral (Paraíso de Leal, 1976): "hemos vuelto (…) después de siete años (…) a la Academia Militar, el Alma Máter, (…) La casa de los sueños azules"… (Chávez, 1999). Existe identidad de referencia y son contextualmente equivalentes las tres designaciones, pero el orador ha intensificado el significado afectivo al pasar del primer término al último.

Otro tipo de gradación se halla vinculada al carácter laudatorio, propio de la prosa retórica. Las expresiones pueblo, pueblo venezolano, bravo pueblo y pueblo noble y heroico (Chávez, 1999) van de un término que pudiera considerarse neutro y que se expresa sin adjetivos, hasta un sintagma que resalta las cualidades atribuidas por el emisor al sujeto del enunciado. Son ejemplos de sinonimia laudatoria. En febrero de 2003, durante una concentración popular, Hugo Chávez manifestaba "somos el pueblo de las dificultades, somos un pueblo guerrero, aguerrido; somos un pueblo combativo y combatiente, somos un pueblo en revolución". Se trata del elogio como forma de atenuar psicológicamente los efectos negativos del paro que duró casi tres meses. Aquí la sinonimia laudatoria apela a lo sentimental, eleva la autoestima de quienes apoyan al presidente.

En enero de 2007, en el discurso de toma de posesión luego de haber sido reelecto en diciembre de 2006, Hugo Chávez se refiere al modelo político que habrá de imponerse en Venezuela: "Nada ni nadie podrá desviarnos del camino hacia el socialismo bolivariano, el socialismo venezolano, nuestro socialismo". La cita ilustra una serie sinonímica con valoración positiva. De modo que el empleo de esta estrategia como recurso para legitimar sus planteamientos se hace presente de manera sistemática en sus intervenciones públicas.

Así como existen series con valoración positiva, las hay con valoración negativa. En 2003, al referirse al futuro anuncio de un conjunto de medidas para atenuar la crisis ocasionada por el paro nacional del 02 de diciembre de 2002, Hugo Chávez dice:

La Agenda Bolivariana será un conjunto de medidas de carácter (…) económico y social, para facilitarles a los venezolanos superar las dificultades, sobre todo las grandes dificultades producidas por los golpistas, por los terroristas, por los saboteadores, que tanto daño le han hecho a la patria.

Se refiere Chávez a la oposición denominándola con tres términos que en ese contexto son equivalentes. También en 2003 expresa: "Con el golpismo, con el terrorismo y con el fascismo ni se dialoga ni se negocia. ¡Se les derrota!". Quienes dirigieron el paro, sus líderes y quienes se sumaron a él, serían designados de ese modo en el discurso presidencial y se les acusa de haberle hecho daño "al pueblo venezolano, a la patria, a la república". Gradación sinonímica para demostrar la magnitud del daño, que fue general, extendido a todo el país.

Pero las series sinonímicas empleadas para nombrar a la oposición cuatro años después continúan presentando características similares en cuanto a la connotación negativa. El discurso de toma de posesión en 2007 brinda el siguiente ejemplo: …"esa es la oligarquía, (…) esta oligarquía, esa crema, pero es una crema nauseabunda, pestilente, de la oligarquía venezolana"… Oligarquía y crema forman un paradigma de sinónimos y la adjetivación contribuye a acentuar sus rasgos negativos.

Llegados a este punto, y antes de presentar lo referido a la antonimia como otra de las estrategias discursivas utilizadas frecuentemente por Hugo Chávez Frías, vale la pena puntualizar algunos aspectos: en primer lugar, reiterar que se ha tratado la sinonimia como una estrategia que emparenta palabras, sintagmas u oraciones con rasgos semánticos comunes y que contextualmente pueden formar conjuntos. Es decir, se destaca la proximidad semántica, independientemente de su formalización léxica. Referida al propio grupo, se asocia a la exaltación, el elogio, la alabanza, todo ello acentuado por la emotividad. Cuando se le emplea para hacer mención del oponente, se evidencia la intención de deslegitimarlo. Desde el punto de vista ideológico, la estrategia ha sido vinculada al discurso populista en virtud de su tendencia a igualar categorías no equivalentes (Britto, 1989). Esto resulta posible porque la connotación no es conceptual sino emocional lo que hace que predominen las expresiones valorativas.

 

La antonimia como estrategia ideológica de polarización

La antonimia es una estrategia discursiva mediante la cual se oponen los significados de sintagmas, expresiones o palabras. En el discurso político, les permite a los hablantes manifestar oposición y marcar límites. Se le asocia también a la función legitimadora/deslegitimadora (Chilton y Schäffner, 2000).

Las parejas o series de antónimos, definidas mediante contexto, en función del valor positivo de uno frente al negativo del otro caracterizan la lengua en la comunicación política (Fernández, 1999). La frecuencia de aparición de tales parejas refuerza su valor, al tiempo que acentúa los contrastes y agudiza las tensiones. Desde el momento en que "los otros" tengan una etiqueta, eso será suficiente para formar la representación negativa deseada de cualquier evento futuro asociado a ellos (Van Dijk, 2004).

El discurso de Hugo Chávez, como se evidenciará al analizar los ejemplos, mantiene a los ciudadanos divididos en dos bandos: los que están con el proceso y los que discrepan. Para ello se vale, entre otras estrategias, de la antonimia, cuyo empleo -como el de cualquier otra estrategia- se hace con la finalidad de dirigir, indirectamente, las mentes de las personas debido a que se apoya en la selección léxica, "poderoso medio para manejar opiniones" (Van Dijk, 2004). La antonimia puede contribuir a dicotomizar los modelos mentales, por eso la consideramos una estrategia ideológica de polarización.

Desde la campaña electoral de 1998, Chávez expresaba frecuentemente frases de este tenor: "seremos los enterradores de lo viejo y parteros de lo nuevo", "aquí no hay sino dos polos, el patriótico y el de la corrupción", se trata del uso de antónimos como mecanismo retórico. Este rasgo del discurso político del presidente de Venezuela se repite en la muestra analizada.

Un discurso ya citado al referirnos a la sinonimia, emitido el 04 de enero de 1999 contiene numerosas oposiciones, unas de elaboración propia y otros productos de citas de personajes conocidos. Luego de referirse al triunfo electoral, Hugo Chávez insta a sus seguidores a continuar en la batalla, a no descansar porque apenas se inicia el camino. Y cita a Bolívar, a Mao y a Eduardo Galeano. Bolívar dijo alguna vez: "Le temo más a la paz que a la guerra"; Mao afirmaba: "el resultado de los combates no está en la fuerza material (…) el resultado de las grandes batallas lo determina la moral de los pueblos"; según Galeano "la tierra es como un conjunto de luces, unas opacas, pálidas, pero otras chisporrotean por todas partes"… Estas tres citas permiten destacar un aspecto ya mencionado, el permanente empleo del léxico guerrero. En cuanto al tema que nos ocupa en esta sección, se trata de confrontar dos puntos de vista: la pasividad versus la acción; lo material y lo espiritual. Se dirige a sus seguidores en un momento en el que propone, ya ganada la presidencia de la república, triunfar en el propósito de cambiar la constitución vigente para ese momento. Para animar a sus seguidores, complementa con una cita de Gaitán en la que también se contrastan acciones: "¡Siempre adelante, nunca atrás!".

Mucha más fuerza le impone al discurso cuando manifiesta su deseo de que la constituyente no sea "un proceso (…) que (…) se quede en una élite", debe estar "empujado (…) por la conciencia de un pueblo que se llama el pueblo bolivariano de Venezuela". Aquí se hace presente una de las oposiciones más significativas y con mayores repercusiones en el contexto social venezolano a partir del surgimiento de Chávez como figura política: élite-pueblo. Mayor fuerza le imprime a su mensaje cuando expresa: "O transformamos a Venezuela o Venezuela termina de quebrarse en pedazos".

Un tópico que se incorpora a raíz del 11 de abril de 2002, fecha en la cual hubo un frustrado golpe de estado contra Hugo Chávez, y que se mantiene luego debido al paro petrolero, se halla en la oposición oligarquía-golpistas-terroristas/pueblo-patriotas.

En 2003, un discurso producido -como se ha señalado- en el contexto del paro nacional propiciado por la oposición a Chávez, evidencia nuevamente la utilización de la antonimia. El tema de la revolución es presentado del modo siguiente: "las revoluciones no se hacen por los caminos fáciles (…) se hacen por los caminos de las dificultades, (…) por el camino de los sacrificios". Se trata de insistir en la medición de fuerzas iniciada desde la campaña electoral de 1998 y que persiste en ese momento del paro nacional: "Vamos a ver quien puede más, si la oligarquía antipatriota o nosotros los patriotas de Venezuela". Persiste en las oposiciones al expresar: "nosotros tenemos moral, ellos no tienen moral; (…) tenemos bandera, a ellos les queda grande la bandera, no tienen bandera; nosotros tenemos patria, nosotros tenemos sueños, nosotros tenemos amor, ellos tienen odio, y el amor se impone sobre el odio" (Chávez, 2003). Se muestra reiterativo al destacar las acciones de quienes le adversan y la necesidad de que éstas no queden impunes: "…unos delincuentes que deberían ser condenados por lo menos a unos 20 años de prisión por todo el daño que le han hecho al pueblo, (…) al país: el golpe de abril, el sabotaje petrolero, todo el daño contra PDVSA, todo el terror que han desatado" (Chávez, 2003). Concluye de este modo: "Aquí manda el pueblo, aquí no manda la oligarquía; en Venezuela manda el pueblo, no los oligarcas" (Ibid).

Como último ejemplo, se transcribirá una cita que recoge las oposiciones destacadas en esta ponencia y que se han mantenido y acentuado durante el tiempo en que Hugo Chávez Frías ha permanecido en la presidencia de Venezuela:

Los patriotas de hoy (…) estamos dando una batalla de los patriotas contra los antipatriotas; los que amamos a la patria contra los que quieren destruir a la patria; los que creemos de verdad en la democracia y los que pretenden asesinar la democracia en Venezuela; los que le entregamos todo a la lucha por la patria de nuestros hijos, y los que pretenden hundir la patria de nuestros hijos. Así está planteada hoy la batalla en Venezuela; así está planteada la lucha de Venezuela hoy (Chávez, 2003).

A manera de conclusión, se recogen las siguientes: la antonimia en el discurso de Chávez se emplea para enfatizar o destacar diferencias con respecto a los adversarios, para acentuar la polarización, para contrastar entre lo considerado correcto e incorrecto, señalando de este modo lo que los otros violan. Dicho de otro modo, la antonimia es la portadora de una carga ideológica que transmite y destaca los juicios de valor positivos (si se refieren a los propios) frente a los negativos (cuando nombra a los contrarios). Comparte con la sinonimia la carga emotiva, en ocasiones poco racional, propia del discurso político. El carácter maniqueo del discurso se acentúa con el empleo de esta estrategia. Son recurrentes las oposiciones entre ricos y pobres, pueblo y oligarquía, mayorías y minorías. Estos dualismos se repiten en el discurso de Hugo Chávez Frías e integran una red semántica que, unida a otra formada por el término revolución y afines, ha permitido calificar al modelo político propuesto como un régimen comunista.

El efecto de la antonimia como estrategia discursiva de polarización resulta tan marcado que críticos, periodistas y analistas políticos lo han calificado como un discurso de exclusión en el que no hay oponentes ni adversarios sino enemigos a quienes se les insulta y descalifica.

Las acciones que instan a romper el orden institucional también se hallan asociadas al empleo de antónimos u opuestos: transformar una democracia caduca en democracia verdadera; una falsa democracia en una democracia real; romper con un modelo gastado y crear uno nuevo. En otras palabras, el ideario chavista pareciera instaurarse oponiendo términos que forman una red discursiva y se repiten, reiteran y enfatizan en la formación discursiva analizada.

Referencias

Britto, L. (1989). El poder sin la máscara. De la concertación populista a la explosión social. Caracas: Alfadil/Trópicos.

Calsamiglia, H. y Tusón, A. (1999). Las cosas del decir. Manual de análisis del discurso. Barcelona: Ariel.

Chávez, H. (1999, abril 08 al 15). Discurso en el acto de instalación del Comando Patriótico Constituyente el 04 de enero de 1999. Quinto Día. Pags. 13-14; 19-20.

Chávez, H. (2003, enero 17). Mensaje anual del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela a la Asamblea Nacional. (Mimeografiado).

Chávez, H. (febrero 20). Palabras del Presidente en una concentración popular en Barquisimeto, Edo. Lara. (Mimeografiado).

Chávez, H. (2007). Discurso oficial en la toma de posesión de mando luego de su reelección. En:

Chilton, P. y Schäffner, C. (2000). Discurso y política. En Teun A. Van Dijk (Comp.). El discurso como interacción social. Barcelona: Gedisa. Pags. 297-329.

Ducrot, T. y Todorov, T. (1974). Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje. Buenos Aires: Siglo XXI.

Fernández, M. (1999). La lengua en la comunicación política I: El discurso del poder. Madrid: Arco/Libros, S.L.

Lyons, J. (1973). Introducción en la lingüística teórica. Barcelona: Teide.

Lyons, J. (1981). Lenguaje, significado y contexto. Buenos Aires: Paidós.

Paraíso de Leal, I. (1976). Teoría del ritmo de la prosa. Barcelona: Planeta.

Portier, B. (1975). Gramática del español. Madrid: Ediciones Alcala.

Ullmann, J. (1978). Semántica. Introducción a la ciencia del significado. Madrid. Aguilar.

Van Dijk, T. (2000). El discurso como interacción social. Estudios sobre el discurso II. Una introducción multidisciplinaria. Barcelona: Gedisa.

Van Dijk. T. (2004). Discurso y dominación. Lección inaugural de la Facultad de Ciencias Humanas. Universidad Nacional de Colombia. 17 de febrero de 2004. Bogotá. (Mimeografiado).

Vasilachis, I. (1997). Discurso político y prensa escrita. Un análisis sociológico. Barcelona: Gedisa.

 

 

 

Autor:

Thays Adrián Segovia

Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Instituto Pedagógico de Caracas. Instituto de Investigaciones Lingüísticas y Literarias Andrés Bello

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