De este planteamiento se deduce que la educación es una función individual y social, que requiere del encargo de realizar en otro, conocimientos especiales y aptitudes específicas determinadas.
Es necesario, en primer término, conocer el alma del niño y el destino del ser humano dentro de la sociedad, y en segundo, tener vocación par el ejercicio de la profesión. Pero la ciencia, el saber, por más profundo y amplio que sea, no completa la potencialidad personal del educador, debe sentir en sí el deseo de educar, la inspiración del artista ante un ser endurecido por las circunstancias.
Creemos que el maestro debe llevar en sí dos cualidades que son la intuición y la sugestión, ya que la intuición penetra en lo interno del ser, lee las manifestaciones externas e interpreta el origen y la causas de ellas y si a esto se suma la sugestión domina al individuo por más rebelde que sea. La combinación de estas cualidades en el maestro hacen aflorar en el maestro el espíritu de sacrificio y abnegación que acompañados de una buena técnica, hacen al educador, maestros dotados de ellas, educan y forman generaciones capaces de realizar los destinos humanos de acuerdo con los altos ideales y llegamos a creer que aquellos que no reúnen estas cualidades no pueden educar ni ser educadores.
Sin el entusiasmo y el tesón del Prof. Silvio no habríamos buscado el prototipo Antropológico, Sociológico y Ético del "Educador Paraguayo".
La filosofía de la educación trabaja sobre dos planos: por un lado busca determinar los principios explicativos y constitutivos de la educación, esto es, esencia y su significado; por otro lado, ahonda en el problema de los fines educativos y en su conexión con la totalidad de la vida humana. Sin embargo, también podemos encontrar un tercer aspecto que es importante citar: Proporcionar al educador una coincidencia o una actitud unitaria ante los momentos dispersos de su propia actividad, y ayuda al pedagogo a captar el sentido y el valor de su propia disciplina.
En el conocimiento del desarrollo de la Filosofía de la Educación, los más atrayente es precisamente el tercer aspecto: encontrar el sentido de la labor pedagógica sumándose a esto es sentido mismo de la vida. La búsqueda de la verdad y el descubrimiento del ser se ciernen entonces como los motivadores que hacen de la educación un proceso que libera, evoluciona y trasforma a los individuos a las sociedades.
Ha ido revitalizado el recorrido por los principales postulados de la Filosofía de la Educación. Para docentes como nosotras ya que ha tomado la decisión de convertir el aula en un territorio de desarrollo profesional humano, es indispensable el trayecto introspectivo y la reflexión filosófica acerca de la tarea educativa, dichas actividades intrapersonales permiten desarrollar una mayor conciencia acerca de los objetivos y de los resultados que se van planteando y logrando en cotidianeidad del aula.
La practica docente podría definirse como una vinculación entre sujetos mediatizada por el conocimiento, condicionada por la institución escolar y la situación histórica, esta definición, nos permite hacer una profunda reflexión respecto a la importancia de cultivar una filosofía educativa que nos permita como educadores, la comprensión de la práctica docente, sus alcances u obstáculos, y que estimule una comunicación educativa ágil que abra las puertas hacia el desarrollo de nuevos paradigmas para la creación y comprensión del ser humano.
La vida de hoy exige una concepción de la vida mucho más compleja que la de antaño. La interpretación del conocimiento está sometida a variables cada vez más independientes, al mismo tiempo, el concepto de sociedad global tiene una enorme ingerencia en la concepción del acerca del hombre y de la vida misma.
Como cimiento de este proceso llamado vida, la verdad se pondera como el factor capital de la educación. Una mala concepción de la vida puede desencadenar una mala formación, una equivocada instrucción y con resultados de consecuencia histórica y sociales para la humanidad.
Las prácticas y las experiencias educativas en nuestros tiempos, nos han llevado a enriquecer el concepto de Filosofía de la Educación. La reflexión, la búsqueda y la sensibilidad han invadido el nuevo discurso educativo. Las interrogantes de la época al vez sigan siendo similares a las de antaño, pero los enfoques de respuesta nos plantean nuevas posibilidades de acción pedagógicas nos motiva a quienes recorremos el camino de la búsqueda del conocimiento, del intercambio de información y del desarrollo de las habilidades humanas.
Hoy se exige una versatilidad en la formación de las generaciones actuales y venideras. La acumulación de saberes que no miden procesos comprensivos de la vida cotidiana de cada profesión y oficio, pone en riesgo la eficacia del proceso educativo.
Son múltiples las dimensiones a contemplar en la Filosofía y no podemos descuidar la socialización como componente del proceso educativo. En el ámbito Sociológico nos apoyamos en tres teóricos de la Educación que han puesto en un lugar privilegiado la
socialización como lo fueron Natorp, Durkhein y J. Dewey.
Natorp manifestaba que la educación individual se alcanza mediante la incorporación a la vida colectiva, fuera y dentro de la escuela, donde el trabajo es considerado elemento básico, porque es el medio para aglutinar a los alumnos entre sí, y la educación moral es el norte indicador del perfeccionamiento humano, el educador no puede olvidar que la conciencia moral individual se identifica con la conciencia colectiva.
Durkhein manifestaba que el hombre egoísta por nacimiento, la de sensibilizarse socialmente por la educación, ésta es inseparable de las estructuras sociales.
J. Dervey sostenía que nosotros no educamos directamente, sino indirectamente por medio del ambiente.
El docente intencionalmente crea un ambiente para influir en la personalización de los educandos eliminando situaciones adversas que la sociedad pudiera poseer para marcar negativamente a los individuos.
El niño es educado desde el preciso instante de su fecundación, crece en un ambiente familiar donde aprende a socializarse con un grupo de personas muy reducido y es la escuela, la institución que culmina la maduración social del niño ya que aquí el niño aprende a convivir con extraños.
La socialización es un aprendizaje, se nace radicalmente referido a los demás pero aprende a respetarlas, a tolerarlas, a comprenderlas y a ayudarles.
El educador es poco entrenado en los recursos, dificultades y medios de aprendizaje social, de aquí podemos deducir que hoy en dia se perdió la noción y misión educadora de las Escuelas en el sentido social por ello tenemos jóvenes que ya no respetan, toleran, comprenden, mucho menos ayudan y mucho menos que estén al servicio de los demás. En síntesis lo que todos los profesores necesitamos un conocimiento profesional de la docencia.
El nuevo tipo humano viene desde hace rato exigiendo un cambio a los rumbos de la pedagogía, los cuales han variado enormente pero surge la pregunta ¿Cambiaron la mentalidad de los docentes? ¿Cambiaron las actitudes del maestro?. Sus nuevos sistemas tratan de educir las maravillas que la infancia trae consigo en vez de ahogarles como se hacia antes e incluso hasta ahora .
En nuestro país se ha implementado la nueva educación en la Educación Escolar Básica (E.E.B.) en el Nivel Medio en los ámbitos Científicos y Técnicos, porque se ha sentido el ansia de cambiar la enseñanza que nada hacía para desarrollar las iniciativas del niño, enseñanza que para nada le servía después y a veces le era inútil para el despliegue de las alas de la libertad.
Un sistema racional de educación le ha sustituido, la enseñanza demasiado mecanicista va desapareciendo.
La mayoría de nuestros niños y jóvenes vienen de hogares donde no sólo se descuida la educación, salud, y alimentación, sino que son maltratados por los que le dieron la vida y llegan a la escuela con dureza de corazón, como nunca oyeron palabras de cariño, ni encontraron belleza, paz, salud en el hogar muchos vienen con ánimo débil incapaz de aprender las lecciones dadas en la clase. Además faltan muestras de buena voluntad y perseverancia, mientras un gran numero de ellos se apoderan con avidez de los nuevos esfuerzos que debe despegarse el buen maestro, otro gran número permanece inactivo, escéptico. De ahí que muchas escuelas están todavía con el antiguo molde de enseñanza, siguen enseñando como fueron enseñados, no aprovechan la ventaja de la institución que es la corona mental del nuevo tipo, ni la exquisita sensibilidad y el interés de conocimientos que resalta en los niños en nuestros días.
No podemos negar en la actualidad de ciertas categorías freireanas y marxistas, como "dialógica" y "dialéctica" la validez de una pedagogía dialógica o de la praxis.
Marx en El Capital privilegió las categorías hegelianas "determinismo, contradicción, necesidad y posibilidad", la fenomenología hegeliana continua inspirando nuestra educación y debería trascender, con todo esto necesitamos de nuevas categorías que expliquen la realidad con base en el propio proceso de su lectura y no en interpretaciones idealistas.
La educación no es solamente la instrucción en unas materias, sino la formación de las personas. Consideramos urgente y emergente la incorporación explícitamente. Es licito y posible partir de una ética universal aceptable por todos, fruto de varios siglos de tradición y pensamiento, de la mezcla de cultura ideologías y religiones de las civilizaciones americanas. Valores que, lejos de constituirse en pilares de doctrinas sectarias, son el punto de partida ineludible para el diálogo y para el consenso sobre normas y actitudes que aun no compartimos en nuestras instituciones educativas.
La educación así entendida exige la cooperación de todos los agentes que algo tiene que ver con los medios de comunicación.
La unaminidad de criterios básicos es imprescindible para iniciar un diálogo constructivo y crítico sobre lo que debemos enseñar a nuestros niños y jóvenes de ambos sexos.
Para ello debemos trabajar en un margen de la dimensión ética que es, sin duda el momento último y más importante no de esa o aquella cultura, sino de la cultura humana universal.
La austeridad, la solidaridad y la responsabilidad son valores, que sin ella no podemos enfrentar eficaz y justamente a una situación tan compleja como la que estamos vinculado. La pervivencia del Estado de bienestar exige modelos de redistribución que obliguen a todos, y sobre todo a los económicamente fuertes, o replantearse su parte de responsabilidad en lo que sigue siendo un mal reparto de los bienes básicos.
Que esto es así, nadie lo discute ni lo niega, en teoría. Lo discutible y discutido son los detalles de su puesta en práctica.
En realidad, los tiempos nunca son los buenos para la ética, porque la ética exige; autodominio y el autodominio es costoso u nos pide sacrificios, nos pide fortaleza de ánimo, templanza, una virtud tan ignorada que la palabra que lo nombre, debemos ponerlo un resaltado, pues ya ha dejado de formar parte de nuestro vocabulario corriente.
Mientras investigábamos y a la vez recopilábamos información para la realización del trabajo nos encontramos con un punto que incrementó aún más nuestra reflexión acerca de la importancia de la Filosofía de la Educación, ciertamente hemos pasado estos últimos tiempos leyendo y elaborando resúmenes sobre la educación y no hay en ellos una sola referencia al amor, y a partir de esta nueva visión que se está gestando en nosotras sentimos la necesidad extrema de hacer surgir en nosotras ese "homo amantis" ya que solo dando cariño, amor, ternura a nuestros alumnos/ as forjaremos un nuevo tipo de hombre que no solo conozca muchos saberes sino que irradie, contagie esos sentimientos tan nobles a los demás.
Un nuevo hombre cuyo corazón está lleno de valores de ilusiones, de creatividad y, sobre todo, de confianza; que reflejan seguridad y ternura, que el dia de mañana ellos guíen con sutileza a los futuros alumnos hacia el destino que la naturaleza, su capacidad de reflexión y el ejercicio de su libertad los tienen reservados.
Para llegar a crear ese "nuevo Hombre" ese ser que sabe, siente, vive y convive creemos que no es fruto de una sola corriente o escuela, al hablar que el Sistema Educativo Paraguayo es socio-reconstruccionista encontramos que existen aportes de varias de esas escuelas que pasamos a analizarlas en el siguiente apartado:
El positivismo ha aportado a nuestra educación de hoy, el economicismo, que considera la educación como factor de crecimiento económico y tecnológico.
El acto educativo se reduce a la capacitación o el adiestramiento para la vida. Es la acción que realiza la sociedad para que los individuos aprendan la técnica y los procedimientos necesarios para el mantenimiento y fomento del progreso social, económico y científico.
El existencialismo, ha criticado al positivismo, en lo que se refiere a la creación de un hombre y de una sociedad deshumanizadas y desnaturalizado. Esta corriente nos enseña que no existen verdades eternas, universales y absolutas. Para ello la verdad es lo vivido por el hombre, su realidad viva: el dolor, el gozo, la injusticia, la frustracción.
En los últimos tiempos observamos en la sociedad la decadencia del hombre, de un desertor de la vida que vive de sucedóneos (poseer, poder), sustitutos de las verdades valores y de las auténticas funciones y actividades vitales. Con el llamado "progreso", el hombre ha perdido más de lo que ha ganado.
El ser humano y sus relaciones están devaluadas en nuestra sociedad. Los hombres solamente existen como objetos, no como sujetos que poseen sentimientos y pasiones, pues la sociedad ha enfocado su acción hacia los medios, olvidando los fines. Mientras más objetos crea y consume, es menos el mismo.
Pasamos por una crisis de identidad humana. El hombre consciente se pasa la vida construyéndose a si mismo y liberándose de las esclavitudes que se ha impuestos, avanzando desde el ser inauténtico hacia el ser auténtico.
La educación debe convertirse en un proceso inocuo, en lucha contra nuestra moral, inmoral, contra nuestras creencias alienantes y nuestra sociedad impostora. La educación existencialista hace énfasis en la libertad como base necesaria de la creatividad humana; en la autoexpresión del individuo y en la creación de condiciones que faciliten y promuevan la comunicación interpersonal y la sensibilidad social del individuo, resistiendo a cualquier planteamiento educativo que recurra a sanciones externas y a determinaciones y controles de la misma índole.
Dar libertad, promover la autonomía y el inconformismo, crear un clima de positividad, he aquí las finalidades de la escuela.
La escuela marxista o socialista forman un nuevo hombre, transformar sus hábitos y sus estructuras mentales con una nueva visión del mundo que coloque al hombre y a sus valores por encima de las cosas, de los mitos, de las supersticiones, del sentido mercantilista de la vida y de los anti-valores de la sociedad de consumo.
El aprendizaje se basa en la práctica social, en la participación en las luchas populares, en las luchas por la producción y en la experimentación científica. Todo esto supone compenetración de la escuela con la realidad física y social que la rodea, y de la enseñanza con el trabajo productivo. La escuela socialista promueve la crítica, la discusión y la autodeterminación.
Uno de los aportes más importantes de esta escuela a nuestra reforma educativa es la educación democrática, en donde la enseñanza es para todos.
La educación liberadora ha aportado para nuestra educación un proyecto de hombre y de sociedad libre, donde los alumnos con la ayuda de la enseñanza hace de su vida la realización. Debemos señalar nuevos caminos para la auto determinación personal y social, hacia la conciencia crítica, por medio del análisis y transformación de la relación objetiva hombre-sociedad. Aquí el alumno debe buscar significados, formando juicios críticos, inventar, indagar, en un contacto permanente con la realidad; aquí aparece la coevaluación y coeducación, con esto se pretende que no menos simples espectadores del presente y futuro sino al contrario, vive de un presente dinámico y el futuro está prefijado inexorablemente; no somos espectadores si no actores del acontecer humano.
Consideramos oportuna en nuestro trabajo mencionar los siete pecados capitales de la educación, y seguir haciendo un examen de conciencia, y el sincero arrepentimiento (mea culpa) y lo que es más importante el compromiso de enmendar nuestro praxis.
La domesticación: la sociedad es nuestro verdadero seno materno y agente de educación, se convierte en domesticadora o doctrinadora e inculcadora de valores.
Se pretende prever programar todo y organizar todo rígidamente, ignorando la versalitalidad de las condiciones y reacciones humanas. Se somete al educando a dirigir un programa que se les impone, sin consultar sus necesidades e intereses, y que el maestro debe seguir rígidamente y hacer repetir a sus estudiantes para lograrlo se recurre al autoritarismo, que a su vez fomente el conformismo, estereliza la creatividad y niega el proceso de libre investigación y análisis crítico de los hechos.
La repetición: partiendo del concepto de educación como transmisión de conocimientos y valores, se pretende ajustar al educando dentro de moldes preconocidos, generalmente calcados del pasado. Así se les hace dividir a los estudiantes que la ciencia es progreso; que la verdad surge del cuestionamiento y de la búsqueda, y que el camino de la cultura es el camino de la creación.
La teorización: se dan nociones, se leen libros, a veces se discuten ideas, pero no se aterriza en la práctica. No se aprende a hacer, a resolver problemas concretos. Se pierde el tiempo en cuestiones absolutamente inútiles para la vida, sin tener en cuenta que aquello que no responde a un problema vital real, no debe ser objeto de engaño.
El academicismo: el proceso educativo se reduce a la escolarización; y la escuela a un conjunto de salones con su profesor, tablero, tiza y unos alumnos que asisten a clase y responden a exámenes para obtener títulos.
La burocratización: se caracteriza por la impersonalidad, la rigidez y la super organización que genera toda esa complicada red de trámites y papeleo. Da más importancia a los medios y técnicas que al aspecto humano y a los fines y objetivos. Si condiciona al hombre y se le automatiza, quitándole su creatividad y dinamismo.
La improvisación: a menudo se crean escuelas cuya posición geográfica y sociológica y cuya orientación no corresponden a las necesidades reales de su conglomerado social. Se adoptan programas escolares carentes de objetivos y sin visión a largo plazo.
La elitización: la educación se destina a una élite y forma élites intelectuales y sociales. La planificación de la educación se realiza por grupos de doctos expertos y técnicos, desconocedores de la realidad educativa, que subestiman la capacidad de los grupos de estudiantes y educadores.
Fue una experiencia valiosa e importante, que empieza a marcar nuestras vidas, nuestras historias personales, nuestra vocación y nuestras convicciones, lo que hicimos, aunque no fuera mucho, produjo en nosotras una reacción desmesurada.
En el Paraguay existe una gran falencia por la falta de educación cada vez más amplia, profunda y grave entre nuestros valores disociados, parcelada, compartimentado entre disciplina y, por otra parte, realidades o problemas cada vez más pluridisciplinarios, transversales, multidimensionales, transnacionales, globales. Se hace necesaria una reforma del pensamiento para hacer frente a todos los desafíos interdependientes.
La reforma del pensamiento nos conducirá al pleno empleo de la inteligencia para responder a los desafíos y esto permitiría el vínculo de las culturas disociados. Necesitamos transformar los programas sistemáticos a lo paradigmático, que desarrollarán nuestras aptitudes para organizar coherentemente los conocimientos.
Los cambios educativos que se llevaron a cabo en nuestro país como el Plan "57", Innovación Educacional y la ahora llamada "Reforma Educativa" todas dieron vueltas alrededor de un agujero negro en el que se encuentra la necesidad profunda de nuestras mentes, de nuestra sociedad, de nuestro tiempo y, por consiguiente, de nuestra enseñanza. Este agujero pareciera ser que no son visualizados por los que están encargados de la elaboración de los programas y sostenemos que estas personas proceden del tipo de inteligencia que ¡hay que reformar!.
Lo que en el Paraguay necesitamos es la reforma de la enseñanza que debe conducir a la reforma del pensamiento y la reforma del pensamiento debe conducir a la reforma de la enseñanza.
La educación debe favorecer la aptitud natural del pensamiento para plantear y resolver la aptitud natural del pensamiento para plantear y resolver los problemas y, correlativamente, estimular el pleno empleo de la inteligencia general.
Como el buen uso de la inteligencia general es necesario en todos los campos de la cultura de la humanidades y en la cultura científica y, por supuesto, en la vida, en todos estos campos había que subrayar el "buen pensar" que de ningún modo conduce a convertirse en un buen pensante. Aquí la Filosofía tiene que contribuir eminentemente al desarrollo del espíritu problematizado, cuestionador, ya que ella tiene un poder de interrogación y de reflexión sobre los grandes problemas del conocimiento y de la condición humana. Así estamos de acuerdo con Durkheim, que sostuvo que el objeto de educación no es darle al alumno cada vez mayor cantidad de conocimientos si no; construir en él un estado interior y profundo, una especie de polaridad del alma que en un sentido definido no solo durante la infancia sino para la vida. Esto significa indicar que aprender a vivir necesita no solo de conocimientos sino de la transformación, en el propio estado mental, del conocimiento adquirido en sapiencia y la incorporación de esta sapiencia en la vida.
He aquí una de las grandes conclusiones a las que hemos llegado en este trabajo acerca de la Filosofía de la Educación : algunos docentes somos "averiguadores de la verdad". A lo largo del tiempo y de sus diferentes esquemas sociales y necesidades históricas, la educación ha sido un acto que ha tenido diferentes rostros. En la actualidad y en el desempeño de nuestra actividad docente, han dado un cargado rostro humanista que permite que no caiga en el papel de tirano poseedor de toda verdad. Ahora nuestra postura filosófica acerca del momento educativo es el de orientar a otros, para que de manera conjunta averigüemos la verdad, para que siga desarrollando una actitud crítico, creadora, liberadora.
Nuestra segunda gran conclusión es que los docentes debemos armarnos de voluntad para exteriorizar los nuevos aspectos; independencia, iniciativa, sensación del yo, de la vida, de las cosas, búsqueda de la felicidad.
Nos toca a nosotros organizar el ejercicio de educadores que sustituya al ejército de destructores y no descansemos hasta ver logrado que los jóvenes abnegados, que los hombres cultos, que los héroes de nuestra raza se dediquen a servir los intereses de los desvalidos y se pongan a vivir entre ellos para enseñarles hábitos de trabajo, hábitos de aseo, veneración por la virtud, gusto por la belleza y esperanzas en sus propias almas, erradicar de estas tierras ese hombre materialista, consumista y construir, formar, dar vida a un ser más humano reflexivo, crítico.
La actualidad exige ideas claras, transparencia de acciones, integridad y comunicación abierta, si nuestra educatición nos permite concebir nuestro trabajo como parte de nuestra experiencia personal de vida, nuestro concepto de la vida misma es más valioso y por lo tanto seremos mejores maestros, pero independientemente de esto, seremos mejores personas… tratando de estimular a otros a conocer su verdad y ser mejores seres humanos.
Los educadores nos pasamos cada vez más años sin hacer nada solo estudiando. La carencia de orientación escolar produce pérdida de tiempo, de energía. La consecuente deserción escolar es fuente de muchas frustraciones a esto se le añade la proliferación de títulos, el desempleo de profesionales y el empleo de no profesionales. Así como dijo Indalecio Cardozo "El día en que los fariseos de la enseñanza abandonen el templo de la educación y dejen la orientación de la Educación a cargo de los verdaderos técnicos, el ejercicio de niños atrasados que aumenta por abandono y fracasos de fin de año en los guillotinadores y arcaicos exámenes, disminuirá y la función de educar será tarea grata, como la de aprender".
A consecuencia de todo esto nos admiramos. Que tremenda responsabilidad la nuestra: ¿Ser luz o ser oscuridad? Dejar en el aula algo más que un puñado de conocimientos, sino dejar nuestra esencia misma como ser humano que percibe y concibe la vida como un proceso de educación continua que inicia desde la gestación hasta el último respiro.
Y agregamos a esto nuestra esperanza de querer mejorar la "Educación" de nuestros niños y jóvenes para que no sean truncadas como siempre por las autoridades educativas.
Autor:
Teresa O" Hinggins
Lourdes Falcó
Graciela Miranda
Orientador: Silvio Torres Chávez
Universidad del Norte
Facultad de Estudios de Postgrado
Maestría en Ciencias de la Educación
Itaugua – 2005
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |