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Teatro Estudio, su mítica realidad (Cuba)

Enviado por ana elisa


  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Teatro Estudio, un crisol para los nuevos artistas cubanos
  4. Una perspectiva actual del Teatro Estudio en Cuba
  5. Conclusiones
  6. Recomendaciones
  7. Bibliografía
  8. Anexos

Pensamiento:

El Teatro para prever y permanecer, siempre ha de ser el reflejo de la época en que se produce.

José Martí.

edu.red

Resumen

Desde sus inicios el Teatro Estudio se convirtió en el conjunto más profesional y estable de su momento. Desde su primer estreno el 10 de octubre de 1958 Largo viaje, logró un verdadero impacto que lo colocó en el grupo por excelencia del teatro revolucionario. Luego de su despertar cultural y tras el estreno de nuevas obras teatrales se convirtió en un crisol para los nuevos artistas cubanos. Es en el Teatro Estudio donde se aboga por una escena comprometida social y revolucionaria que destaca agudas controversias. Dando paso a un intenso período inicial de toma de conciencia frente a la nueva realidad. El presente trabajo expone como problema científico: ¿Qué impacto tuvo el Teatro Estudio en la formación del Teatro en Cuba?.Para dar respuesta al problema planteado se propone como objetivo general: Analizar la formación del Teatro en Cuba desde la contribución del Teatro Estudio. Posee dos capítulos y algunos métodos teóricos como: el Inductivo-Deductivo, Análisis y Síntesis y el Histórico-Lógico, los cuales ayudan a una mejor orientación literaria. Es de esta manera que la investigación está estructurada. Por cuanto es vital conocer que el Teatro Estudio se considera como una verdadera escuela formadora de nuevos talentos que marcaron sus huellas en el devenir del tiempo, creo que esa es la mejor forma de obtener una relevancia social.

Introducción

La vida nos propone nuevos caminos a transitar y es deber de nosotros escoger el que nos despierte interés para comenzar el largo viaje de su búsqueda, sin importar cuanto tiempo nos tome encontrarla o si hallaremos el verdadero trofeo que se nos heredó con el destino. El Teatro nos envuelve en la descripción de costumbres propias del espectáculo escénico, de sorpresas que emergen del mundo dramático donde abunda la imaginación, la creatividad, el espíritu de fortaleza y el aplauso mágico de cada pueblo.

“ Los actores y actrices inmersos en tan compleja y hermosa actividad, retratan en sus sueños, realidades y grandezas. No faltan páginas de elogios y descripciones de un realismo asombroso. La aventura que representa la puesta en escena de una pieza, la solidez técnica, la difícil construcción de cada personaje, alcanza una presencia de realización plena, tan viva como insoslayable1“.

Debido a la majestuosa importancia que se le concede al tema del Teatro Estudio en los primeros años del triunfo revolucionario la autora se plantea el siguiente problema científico: ¿Qué impacto tuvo el Teatro Estudio en la formación del Teatro en Cuba?.Para dar respuesta al problema planteado se propone como objetivo general: Analizar la formación del Teatro en Cuba desde la contribución del Teatro Estudio. Esta investigación se acoge al paradigma cualitativo puesto que a través de una mirada profunda desde la perspectiva sociocultural se busca revelar hechos y significados materiales y espirituales que en el pasado sirvió de testimonio vigente para la posterior formación de un Teatro que nació verdaderamente comprometido con la naciente revolución. También fue de mucha ayuda la utilización de algunos métodos teóricos como: el Inductivo-Deductivo, Análisis y Síntesis y el Histórico-Lógico así como el empleo de una minuciosa búsqueda bibliográfica que le permitió a la autora el logro de su objeto de estudio ''llegar a conocer como contribuyó al nuevo teatro revolucionario el Teatro Estudio''[1]

En el siglo XX, con la llegada del realismo y las vanguardias europeas, las tablas cubanas comenzaron a ocuparse de su realidad particular y a buscar sus propias técnicas de expresión. La Modernidad en el teatro cubano se inicia con la escritura de Electra Garrigó (1941), el texto de Virgilio Piñera que sin duda abre una época y, que curiosamente, tiene la rara virtud de regresar una y otra vez, mientras que en la década del 50, tuvo lugar en la escena cubana un hecho insólito en las tablas de esta isla: Nicolás Dorr estrenaba Las Pericas, que con el tiempo seria reconocida como una de las principales obras vanguardistas del teatro latinoamericano. A pesar del poco apoyo gubernamental, son notables en la década de los 50 los textos de autores como Piñera (de Electra Garrigó a Aire frío), Carlos Felipe (de El Chino a Réquiem por Yarini) y Rolando Ferrer (Lila la mariposa), Dorr (con la ya mencionada Las Pericas), así como las agrupaciones teatrales entre las que se destaca Teatro Estudio dirigido por los hermanos Raquel y Vicente Revuelta.El advenimiento de las teorías de Bertold Brecht halló un buen campo de cultivo en la escena cubana, inmersa junto al resto de la sociedad, en profundos cambios políticos y con la necesidad de concienciar a su población.Es así que el movimiento teatral cubano, a partir de la década del 60, deviene en instrumento de reflexión, búsqueda, experimentación y la creación de públicos. Se produce, a decir del crítico cubano Rine Leal, "la eclosión teatral de los 60."Con la revolución –y la subsiguiente aplicación de la política cultural- cristalizó lo que fuera la utopía del hallazgo de un teatro propio, concebido con técnicas modernas, pero enraizado en la historia y los rasgos culturales del país.

Obras como Santa Camila de la Habana Vieja (62) de José R. Brene; Contigo pan y cebolla (62) y El premio flaco (64) de Héctor Quintero, La casa vieja (64) de Abelardo Estorino; María Antonia (64) de Eugenio Hernández  y La noche de los asesinos (65) de José Triana, conjuntamente con Aire frío (62) y Dos viejos pánicos (68) de Piñera; Réquiem por Yarini (estreno en el 65) de Felipe y Los siete contra Tebas (68) de Antón Arrufat, integran el corpus más significativo de la década justamente porque en ellas cristalizan las potencialidades expresivas fraguadas por el proyecto de vanguardia irrealizables en el contexto prerrevolucionarioSurgieron además nuevos colectivos que se desplazaron a fábricas, escuelas, comunidades agrícolas y asentamientos en los lomeríos. Se destaca el grupo de Teatro Escambray enclavado en el centro y el Cabildo Teatral Santiago en la zona oriental de la Isla, con textos basados en las propias experiencias de los campesinos. Mientras ya entrado los 80 y los 90 otras obras, autores y grupos teatrales estrenan trabajos como La dolorosa historia del amor secreto de Don José Jacinto Milanés y Morir del cuento de Abelardo Estorino, Abilio Estévez (La verdadera culpa de Juan Clemente Zenea, Perla marina, Santa Cecilia), Reinaldo Montero (Los equívocos morales), Rafael González (Molinos de viento, Calle Cuba 80 bajo la lluvia) o Alberto Pedro Torrente (Weekend en Bahía, Pasión Malinche, Manteca) hasta Carmen Duarte, Amado del Pino, Salvador Lemis, Carlos Celdrán, Ricardo Muñoz y el texto de Joel Cano (Timeball o el juego de perder el tiempo) que ejemplifica con nitidez el tránsito a la producción de los 90.Paralelamente y como parte integrante del movimiento teatral, se potencia y salen grupos dedicados a hacer teatro para niños y con niños, entre los que cabe citar a "La Colmenita", Papalote y el grupo de Teatro Guiñol.En la actualidad la escena teatral cubana sigue funcionando, experimentando, buscando una y otra vez, como el laboratorio del alma de la  nación de la que habló nuestro José Martí. Describir la importancia de nuevas investigaciones es abrir una curiosa ventana en el mundo del saber, el presente trabajo le da al lector la posibilidad de sumergirse en una escena real donde fluye el intercambio de la historia y la apasionante voz de quienes fueros sus verdaderos protagonistas. "Este texto recupera un pasado que creíamos dormido en las tablas de los teatros, en las empolvadas páginas de periódicos y revistas, en los rincones de las casas, donde existen mascarillas, escenografías y trofeos, por los cuales esperan siempre vivas y dinámicas las salas de los museos. Con lecciones para forjar un universo más creativo, y que el pueblo disfrute de una propuesta cultural superior""[2]Y es que de cierto modo esta investigación enriquece material, moral y revolucionariamente al aporte dado por cada una de las agrupaciones para su alto desempeño social y cultural, a la empatía indisoluble entre el artista y el pueblo.

CAPITULO 1:

Teatro Estudio, un crisol para los nuevos artistas cubanos

En los escombros del pasado se sacude del olvido el Teatro Estudio, considerado la agrupación teatral cubana contemporánea más importante de nuestros tiempos, que tuvo entre sus fundadores excepcionales a prestigiosas figuras como lo fueron los hermanos Raquel (ya fallecida) y Vicente Revuelta.

Los sectores campesinos, obreros y estudiantiles emergían a la superficie de una sociedad que con su protagonismo adquiría un nuevo rostro en el que se reflejaban otros anhelos y problemáticas. Se adicionaban a los ya existentes, nuevos contenidos y formas, para un público que se diversificaba ampliamente. En ese contexto, el teatro tuvo una presencia históricamente decisiva. La vanguardia escénica cubana de entonces estaba representada, de un lado, por grupos citandinos entre los que resaltaba el Teatro Estudio, fundado en 1958, que lograba conservar una vitalidad apoyada en las técnicas de dirección y preparación actoral más avanzadas entonces en el mundo. Con una composición numerosa de grandes figuras de la escena cubana de todos los tiempos, Teatro Estudio escenificaba, entre otras obras, clásicos del teatro musical, de nuestra dramaturgia del siglo XIX y del teatro contemporáneo universal.

Esa opinión irrebatible emana del significativo legado que Teatro Estudio ha dejado a la posteridad, por un lado gracias a su extraordinario repertorio y por otro, al desarrollo de valiosos actores dotados de una técnica depurada y a la formación de una pléyade de significativos directores de las tablas cubanas.

Las relaciones serían interminables, pero siempre pueden citarse algunos nombres en esa herencia, en la que aparecerán maestros del teatro cubano: Berta Martínez, Abelardo Estornino, Héctor Quintero, Armando Suárez del Villar, José Antonio Rodríguez o Flora Lauten y, entre los más jóvenes, Carlos Celdrán, Alexis Díaz de Villegas o Antonia Fernández.

Es hermosa la historia de Teatro Estudio y las razones para su creación en 1958 por un grupo de artistas entre los que se cuentan Ernestina y Sergio Corrieri, junto a los ya mencionados Raquel y Vicente Revuelta.

Ellos lanzaron un Manifiesto en el que expresaban los propósitos fundacionales: … analizar nuestras condiciones de medio, culturales y sociales; para escoger las obras, seleccionándolas por su mensaje de interés humano, y para perfeccionar nuestra técnica de actuación…: fomentar un verdadero teatro nacional[3]

Cardinal entre las ideas conceptuales plasmadas en el Manifiesto es la siguiente: …esperamos crear de este modo una conciencia apropiada en nuestro público, hablar a nuestro pueblo, como él espera, y tiene todo el derecho de exigir, de sus necesidades, de sus alegrías y tristezas, en fin, de sus intereses, ya que es con él con quien hemos de dialogar necesariamente.

La primera representación de Teatro Estudio fue Viaje de un largo día hacia la noche, de Eugene O"neil, con una notable acogida de público y, de la crítica especializada que le otorgó los premios correspondientes a la mejor dirección, mejores actuaciones femenina y masculina y mejor escenografía de 1958.

Al triunfar la Revolución en enero de 1959, Teatro Estudio da a conocer, en agosto, un Segundo Manifiesto en el que expresaba“el compromiso a realizar un teatro más militante que planteara los problemas que Cuba enfrentaba y la necesidad de tomar una posición social tal que permitiera plasmar en obras artísticas la época que se comenzaba a vivir`[4]`. El grupo se instalaría definitivamente en la Sala Hubert de Black en el año 1964.

La primera obra estrenada en 1959, sería El alma buena de Se Chuang, de Bertolt Brecht, un verdadero acontecimiento, el primer acercamiento a la obra del gran dramaturgo alemán.

El repertorio que fue estructurando Teatro Estudio fue de una calidad extraordinaria, piezas cubanas de autores capitales, y de jóvenes, significaron casi el 50 por ciento de su producción; el teatro clásico español y el teatro moderno; del teatro latinoamericano, por ejemplo obras de Argentina, Colombia, Chile y Perú, y autores de los entonces países socialistas, como Vladimir Maiakovski, Máximo Gorki, y naturalmente, Bertolt Brecht.

Entre las puestas más demostrativas de Teatro Estudio deben citarse Viaje de un largo día hacia la noche; El alma buena de Se Chuang; Fuente ovejuna de Lope de Vega, el primer clásico; La noche de los asesinos y Contigo pan y cebolla, primer gran éxito de público con una pieza cubana.

Vicente Revuelta,  Premio Nacional de Teatro 1999, junto a su hermana Raquel, ha sido no solamente un excelente actor sino un director extraordinario. Quedan sus puestas de, por ejemplo, Madre Coraje; El cuento del zoológico; El perro del hortelano y La duodécima noche.

Precisamente al hablar acerca del actor Vicente Revuelta, consideró que es lo principal de una puesta en escena, pues si no hay actor con alma no existe nada. Y tiene razón Vicente Revuelta, este actor de excepcional talento, pedagogo y director siempre arriesgado. Ya Teatro Estudio hizo su aporte, trascendental, sin lugar a dudas, a la cultura y al teatro cubano.

Para continuar conociendo las travesías de nuestro teatro debemos conocer que la actividad teatral que se produce en Cuba1959, constituye un singular conjunto de características peculiares, definido fundamentalmente por los bruscos cambios en las relaciones sociales y por el enfoque del hecho artístico a partir de dichos cambios. Es, al mismo tiempo, una creación deudora de sólidas expresiones proveniente de los esfuerzos, inquietudes y del talento de teatristas que desde un proceso intenso supo situar en la escena cubana a una altura inigualable, marcadas por el teatro en los escenarios del mundo.

Si demostrativo fue el rumbo que asumió la vida teatral cubana lo fue asimismo la promulgación por el grupo Teatro Estudio en abril 1959 donde el magisterio de Bertolt Brech y el de Federico G Lorca han resultado un papel decisivo para la escena nacional.

El autor de Madre Coraje y sus hijos significó, sobre todo a partir del Teatro Estudio, una influencia poderosa en cuanto a la forma de asumir el teatro y hasta el estilo de actuación. Y es que, la propia obra dramática de Vicente Revuelta es tal vez el mejor testimonio del acercamiento a ese mundo conceptual. Sin olvidarse que Teatro Estudio se gesta y consolida, ensayando de forma casi clandestina, el alma buena de Se Chuan. Sin duda alguna una compañía de nivel y trayectoria, lo es, este teatro, del cual tubo que aprender mucho el teatro cubano de este final de siglo xx. Es importante destacar que en los últimos años, la tropa de Teatro Estudio insita más allá de nombres y de coyunturas personales, por sus méritos destacarse y llegar a ser la gran escuela estética y ¿ética? del teatro cubano contemporáneo.

Teatro Estudio está integrado por actores y personas interesadas en el teatro, no tiene solo el fin de la actuación sino también estudiar nuevos autores y nuevas formas de actuación, además se montan obras en este período que están produciéndose en distintos lugares del mundo tratando de actualizarse en el teatro ya que aparecen nuevas formas y se pone en práctica el método Estanislaski y así fueron difundiendo sus ideas en este grupo de teatro de autores nuevos que se incorporaron para el primer trabajo dramatúrgico y se lleva a cavo una modernización en la dramaturgia cubana. Existe fuerte influencia de artistas donde se muestra la realidad social, costumbres de las circunstancias dadas en el momento, aparecen los iniciadores del teatro cubano:

En 1961 se efectuó la reunión del Comandante en Jefe Fidel Castro con los artistas que dieron lugar a "Las Palabras de los Intelectuales" en ellas expreso: "dentro de la revolución todo, contra la revolución nada, porque la revolución tiene también sus derechos y el primer derecho de la revolución es el derecho a existir y frente al derecho de la revolución a existir"[5]

En 1971 se celebro el Primer Congreso Nacional de Educación y Cultura, en el cual se hizo una declaración final que entre otras cosas plantea: "el desarrollo de las actividades artísticas y literarias de nuestro país debe fundarse en la consolidación e impulso del movimiento de aficionados, con un criterio de amplio desarrollo cultural en las masas, contrario a las tendencias de elite".

Más adelante plantea: "la formación plena del hombre exige el desarrollo de todas las capacidades que la sociedad pueda promover en la sociedad comunista no existen trabas para este desarrollo integral. Nuestras expresiones culturales contribuirían a la lucha de los pueblos por la liberación nacional y el socialismo."

En las que se definió claramente la posición del artista frente al proceso revolucionario y la política a seguir con respecto al arte y a la creación artística. En 1962 se inicia una nueva etapa en el desarrollo del teatro cubano. Ya desde el año anterior se había probado el proyecto de creación del Consejo Nacional de Cultura y en 1962, a partir de los primeros meses se produce la concreción del mismo. El organismo contaría con un presupuesto propio para realizar sus actividades, un taller para dar servicio a los grupos teatrales y un aparato administrativo para organizar el trabajo.

Entre las gestiones inmediatas del CNC estuvo la de fundar los primeros colectivos. En el Teatro Nacional se había creado una especie de bolsa de actores y directores y como resultado del trabajo desarrollado habían surgido afinidades y pequeños grupos o equipos que permitieron el desglose, logrando cierta organicidad pues en torno a los diferentes directores estaban agrupados algunos directores.

Así surgen:

El Milanes

Guernica

Rita Montaner

Las Brigadas de Teatro

El Teatro Experimental, que en realidad era un proyecto sin elenco fijo, que daría paso a pequeños experimentos de distintos directores, amparados en el teatro las máscaras.

Se mantiene Teatro Estudio y se crea el Conjunto Dramático Nacional, que provoco diversas opiniones sobre la validez de un grupo que reuniera los más destacados actores y directores, frente a la posibilidad de hacer más grupos, pero esta última posición no triunfó. En este periodo Teatro Estudio se consolidó como grupo. Paso a trabajar a la Sala Hubert de Blank y estrenó "Fuente Ovejuna", de Lope de Vega, dirigida por Vicente Revuelta, que constituye una de las grandes puestas del grupo en esa etapa, tanto por sus excelentes actuaciones, por la concepción del montaje y la realización, como por el aporte que significaron algunas soluciones escenografitas y sobre todo de vestuario. Tres estrenos significativos de obras cubanas hizo el grupo en el periodo: "Contigo Pan y Cebolla", de Héctor Quintero, dirigida por Sergio Corrieri, "La Casa Vieja", de Abelardo Estorino, dirigida por Berta Martínez y "Las de Enfrente", de R. Ferrer.

Teatro Estudio culminó, al cierre del periodo que marca el cese del Consejo Nacional de Cultura, siendo el grupo cabeza, que durante todos estos años mantuvo de manera sistemática el trabajo teatral más importante de la capital. Hay un acento en el teatro moderno y contemporáneo con Héctor Quintero que monta "Si llueve te mojas como los demás", "Contigo Pan y Cebolla" y "Algo muy serio", especie de variedad que se convirtió en un fenómeno de publico.

A partir de 1977 se inicia una política de eventos que ha resultado muy importante pues ha permitido la confrontación de los colectivos entre si y fuera del país, con la participación en una serie de festivales y encuentros internacionales que han dado un nuevo vuelo al teatro cubano.

En relación con el trabajo directo de los colectivos de la capital, puede decirse en este periodo de 1977 a 1984, que Teatro Estudio ha tenido grandes logros artísticos, con montajes como "Bodas de sangre", de Lorca y que remarcan toda una existencia virtual.

CAPITULO 2:

Una perspectiva actual del Teatro Estudio en Cuba

Cierta vez Eugenio Barba escribió: ""No importa que el teatro sea el despojo arcaico de otra época. Lo que importa es en que se transforma. Puede ser un barco de piedra para ser admirado junto a otos monumentos. O bien, puede volverse la residencia privilegiada que nutre y protege nuestra sed de libertad""[6]

Mucho se ha escrito sobre el arte teatral y su historia, iniciada en el principio mismo de la actividad humana, cando insistieron los tres elementos fundamentales para su existencia: un espacio, un representador y un observador. Desde entonces el teatro formaría parte inseparable del hecho socia. En algunas civilizaciones ha estado vinculado estrechamente con mitos y creencias religiosas o como motivo importante de celebraciones y entretenimiento, tanto para grandes masas como para eruditos y aristócratas. Gran parte de la memoria de la historia de la humanidad ha quedado contenida en las obras teatrales y otos escritos dejados por dramaturgos y grandes pensadores, que dirigieron su interés y oficio hacia el interés teatral.

A pesar del tiempo transcurrido, este arte en la era moderna tiene una presencia imprescindible, y la capacidad de asistir al surgimiento de otras formas artísticas que, luego, como las anteriores, serán sumadas a su caudal de recursos expresivos.

Por nuestra parte el teatro en nuestro país ha gozado de una presencia activa en todos los procesos de asimilación, aportes, resistencia, reafirmación, que han conformado con prestigio nuestra cultura, traduciéndose en un protagonismo social verdaderamente determinante en algunas de las etapas evolutivas de la nación. La producción teatral, sobre todo en una sociedad socialista, es la suma del esfuerzo de un colectivo que reúne a las distintas especialidades que juegan un papel vital en ellas. No se hace teatro, como en tiempos pasados, en función de un director estrella, o de un actor o actriz diva, o para dar nombre a un dramaturgo determinado. El teatro se hace teniendo conciencia que es un arte eminentemente colectivo.

Tras el radical cambio social que significó el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, varios conjuntos se empeñaron en rescatar lo mejor de dicha modalidad y proceder a su reelaboración a tono con los nuevos tiempos, pero dichos esfuerzos resultaron abortados con la desintegración de las compañías.No obstante, su peculiar manera subversiva, basada en la irreverencia y el desenfado satírico, el particular histrionismo de sus intérpretes y su relación cómplice con el público continúan presentes en la esencialidad del modo teatral cubano y en los códigos de comunicación de su público con la escena. Así entra en escena el Teatro Estudio lleno de múltiples ideas que con la presencia del tiempo fueron las protagonistas a la hora de representar una Cuba nueva, revolucionaria y comprometida con su deber: el de respetar al pueblo como único dueño de de su producción artística y espiritual en ese momento.

Entre las celebraciones memorables que cada año se empeña en homenajear a tan majestuosa compañía, esta vez nos propone, sin duda alguna, la rememoración por el aniversario 50 de su fundación, Teatro Estudio sigue las huellas del pasado y transformando un nuevo presente que fue, es y será por los siglos de los siglos, la agrupación teatral cubana contemporánea más importante de la historia cultural nacional.

Precisamente el mes de febrero que ya corre, debe tomarse como referencia principal para las recordaciones necesarias, en torno a la inmensa obra creadora, investigativa, formadora y promocional del teatro, gestada en el seno de este grupo emblemático, liderado desde sus inicios por el maestro Vicente Revuelta y su hermana Raquel.

Como uno de los antecedentes principales del nacimiento del grupo, se considera el premio otorgado por la Agrupación de Redactores Teatrales y Cinematográficos a Raquel Revuelta,  como la mejor Actriz del año 1956, por su desempeño en Juana de Lorena, obra de Maxwell Anderson, dirigida por Vicente Revuelta. El espectáculo, resultó la génesis de la obra más significativa y sólida de Raquel y Vicente: Teatro Estudio.

El primero de febrero de 1958, como preámbulo de las celebraciones por el Mes del Teatro Cubano, instituido por acuerdo de las Salitas Teatrales existentes en La Habana, para fomentar el desarrollo de la dramaturgia cubana, se hizo público el primer manifiesto de Teatro Estudio en el cual un grupo de jóvenes artistas expresaban:

“En Cuba ha surgido en los últimos años un movimiento teatral de consideración. Ahora bien, como es de esperar en toda actividad incipiente, por su misma inexperiencia, o por falta de una verdadera tradición teatral, amén de otros factores, nuestra escena puede extraviarse por caminos equivocados.

Por ese motivo, y con el decidido e irrevocable propósito de contribuir a su justo encauzamiento, un grupo de nosotros, al descubrirnos y confiarnos las mismas preocupaciones por nuestra profesión, y por nuestro pueblo, hemos acordado unirnos y formar un nuevo grupo teatral, al que hemos querido llamar Teatro Estudio“[7].

Las palabras fundacionales se convirtieron en imágenes y memoria cultural de varias generaciones. Teatro Estudio ha sido la gran escuela creadora, viva e interactuante, en la que han germinado la gran mayoría de los caminos recorridos en los últimos 50 años por el teatro cubano y que aun en la actualidad se transforma pese a las dificultades que a cada momento tienden a querer frenar su quehacer cultural. El repertorio clásico, universal y nacional que se erigió en los múltiples escenarios de esta agrupación, constituye patrimonio incuestionable de la cultura nacional. Para corroborarlo, solo basta con recorrer las metáforas teatrales y la poesía humana, contradictoria y estimulante, que los artistas supieron entregar en cada espectáculo, en cada intento por hacer del teatro una verdadera e impostergable urgencia para espectadores y creadores.

Vale la pena volver a recordar en su historia que desde el mítico montaje de El largo viaje de un día hacia la noche, escrita por Eugene O"Neill y llevada a la escena por Vicente Revuelta en 1958, con las actuaciones de Ernestina Linares y Sergio Corrieri, entre otros; hasta Tartufo, de Moliere, el último espectáculo dirigido por Raquel Revuelta, con Mario Aguirre, Alina Rodríguez y Osvaldo Doimeadiós, se pueden descubrir numerosas estaciones de una trayectoria rica y permanente a pesar del tiempo pasado. Los ecos, las huellas, las marcas evidentes de esa obra se reconocen hoy, como mejor herencia, en la creación de los maestros vitales de nuestro teatro, encabezados por Berta Martínez, Abelardo Estorino, Héctor Quintero, Armando Suárez del Villar, José Antonio Rodríguez y Flora Lauten. Son ellos la continuidad, la permanencia y la apertura de los nuevos senderos y las nuevas identidades del teatro cubano, enriquecido por las obras de artistas más jóvenes.

Sobre la riqueza del repertorio, de las enseñanzas y la historia de la agrupación y sus creadores volveremos necesariamente en estas jornadas de tributo imprescindible. Cada uno de los actores, directores, técnicos, asesores y promotores que Teatro Estudio acogió, formó y marcó con un sello especial, no solo el recuerdo de un buen tiempo teatral, sino la garantía del presente que no puede ignorar el pasado, no para enmendarlo, sino para seguir creando plenamente. Aun cuando gracias, a la globalización neoliberal el hombre se va enajenando cada nuevo día, la hegemonía cultural sacude y exprime cada producción espiritual que el mismo crea. Por eso no basta con tan solo copiar del mercado mundial una obra artística ajena, por ser famosa o porque el consumismo industrial así lo dicte, sino la solución más eficaz es representar lo autóctono o simplemente crear nuevas realidades que no rompan con el esquema tradicional, sino que aporten rasgos de esperanzas en cada una de ellas.

Desde sus inicios, Teatro Estudio se convirtió en el conjunto más profesional y estable de su momento. Logró tal impacto su interpretación que ante la mirada curiosa y crítica del país Teatro Estudio pasó a ser denominado no el mejor grupo, sino que son el grupo por excelencia. Todavía en la actualidad, las palabras de grandes dramaturgos que plasmaron su historia mantienen el mismo sentido para nuestra memoria teatral contemporánea, a 50 años de las primeras imágenes fundacionales de quien fuera en el pasado, es en el presente y será en el futuro una verdadera escuela para los jóvenes artistas cubanos.

Conclusiones

Después de realizar esta minuciosa investigación y dando las gracias por el valioso conocimiento adquirido la autora llegó a la siguiente conclusión:

Que con la fundación de Teatro Estudio nace un teatro comprometido con la Revolución Cubana. Todavía en la actualidad, se le agradece infinitamente a la labor creada por los hermanos Revuelta, quienes dieron vida al nuevo despertar cultural que posteriormente serviría de testimonio vivo para nuestra memoria teatral contemporánea. A 50 años de las primeras imágenes fundacionales de esta memorable compañía teatral podemos atribuir sin escatimar detalles que, es Teatro Estudio, sin duda alguna la escuela formadora del arte dramático mas completo y revolucionario del pasado siglo XX.  

Recomendaciones

El presente trabajo debido a la singular importancia de su contenido y que expone nuevos conocimientos, la autora comunica a todo interesado que lea estas páginas proponer la siguiente recomendación:

  • Se debe de reiterar más en cuanto a la profundización de este tema, por la importancia que amerita conocer que fue Teatro Estudio y como contribuyó en la posterior formación teatral de la cultura nacional cubana.

  • Que la información recopilada en el ceno de estas páginas sirvan de apoyo educativo en la construcción de nuevos conocimientos a todo aquel interesado en aprender algo nuevo cada día.

  • Potenciar los recursos necesarios para la presentación y adquisición de nuevos materiales que ayuden a fomentar el interés y la calidad de la bibliografía recopilada.

Bibliografía

Rine Leal. Breve historia del teatro cubano. Ed. Félix Varela, La Habana, 2004. p. 25, 38

Patrice Pavis. Diccionario del teatro. Ed. Revolucionaria, 1988. Tomo I. p. 68

Por Dora Pérez Sáez. Desafiando las barreras del arte, juventudrebelde cu, 2 de Agosto del 2008 0:41:59 CDT

Eugenio Barba: Las primicias de un Teatro revolucionario. Juventud rebelde 23 de agosto del 2000.

Castro Ruz, Fidel "Palabras de los Intelectuales", Departamento de educación, Biblioteca Nacional José Martí, La Habana 1972.

Cubarte, el portal de la cultura cubana: http://www.cubarte.cult.cu Sitio del Ministerio de Cultura de Cuba: http://www.min.cult.cu Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC): http://www.uneac.org.cu Cubaescena: El secreto de la fórmula, http://www.cubaescena.cult.cu/ La Jiribilla. Teatro y modernidad 30 años después.://www.lajiribilla.cu/sumario/dossier.html%5C%22

MESTAS MARÍA DEL CARMEN. UN TEATRO Inolvidable. Félix Varela, La Habana, 2005.

-Brócoli, Ángelo (1979): Antonio Gramsci y la Educación Teatral en Cuba Editorial Nueva Imagen, México.

Haberlas, Surgen (1981): Historia y Crítica de la Opinión Dramática Contemporánea: La Transformación de la Vida Pública, Editorial Gustavo Gili, S.A., Barcelona.

Martín-Barbero, Jesús (1987): De los Medios a las Mediaciones: Comunicación, cultura y hegemonía, Ediciones Gili S.A., Barcelona

Primer Congreso Nacional de Educación y Cultura. Folleto de archivo del historiador de la ciudad mayo de 1971.

Marcial, Magali: Teatro y utopía. Ed Unión, La Habana,1887.

Anexos

Muestras del Teatro Estudio

edu.red

 

 

Autor:

María Lucía Montero González

Susell Gómez Gonzalez

Ana Elisa Gorgoso Vázquez

Elena María Díaz Rosabal

Yaime Domenech Corrales

[1] Tomado del artículo: Alcance a las relaciones. De José Antonio Portuondo. Astrolabio. Ed. Arte y Literatura. La habana, 1973.

[2] – Giro, Rademis, Los Motivos de la madura dramaturgia: Hitos en su sendero caribeño y universal, Gaceta de Cuba 1990.

[3]

[4] – Manifiesto Primer Congreso Nacional de Educación y Cultura. Folleto de archivo del historiador de la ciudad.

[5] – Tomado del discurso de nuestro comandante en jefe Fidel Castro Ruz “Palabras a los Intelectuales”, Departamento de educación, Biblioteca Nacional José Martí, La Habana 1972.

[6] – Por Eugenio Barba del artículo: Las primicias de un Teatro revolucionario. Juventud rebelde 23 de agosto del 2000.

[7] Tomado de Joel Macías Rivas, El Teatro Estudio nunca morirá. Http://www.cultstgo.cult.cu, 23 Diciembre, 2010,