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PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN EN EL SALVADOR (página 2)


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5. La mediación, el poder de la información periodística

Al preguntarnos por qué el periodismo de investigación en El Salvador está amarrado a esos factores políticos, económicos y legales planteados, encontramos su explicación precisamente en la ubicación de la práctica periodística en la dinámica socio-política: En ese mundo de intereses ocultos.Poder de la información o el juez público de los acontecimientos La esencial del periodismo profesional se encuentra en su función de mediación, que consiste en su papel de intermediación, de arbitraje en la estructura y dinámica social. Como resultado, la práctica informativa permanentemente está implicando a los diversos sectores de la sociedad, en una suerte de posibilidad o limitación para sus funciones sociales o políticas. Esto no significa que el periodismo sea el "cuarto poder", ni mucho menos, como lo sostienen algunos que reducen los procesos sociales a simplismos ideológicos o a reduccionismos teóricos. Esto del "cuarto poder" no es tan real, porque la práctica profesional del informador en nuestro país es demasiado frágil políticamente frente a las demás instancias de poder dentro de la sociedad hasta el extremo de estar todavía sumergido en una serie de espejismos, contradicciones y limitaciones de todo tipo. Cuando hablamos de la implicación sociopolítica de la información periodística, nos referimos a los siguientes aspectos: La afectación a los actores del poder. Cuando un periodista hace público un hecho, cuando señala sujetos y cuando describe su participación en el acontecimiento, está juzgando públicamente las acciones de las personas involucradas. Esto es: en su relato los está beneficiando o afectando, en tanto que está construyendo una imagen negativa, positiva o ecuánime de ellas en la opinión pública. En nuestro país, como en muchos de América Latina, la fragilidad democrática, los sistemas de "compadres políticos", los reiterados actos de corrupción gubernamental y las endémicas deficiencias en la administración pública, hacen que la labor de un periodismo honesto, profesional y riguroso se involucre en esa cancha donde se esconden muchísimos intereses ( políticos, partidistas, económicos, sociales, legales, ventajas personales, etc.) Cuando los gobernantes o los demás actores identifican los costos o beneficios políticos de la difusión pública de esa información, reaccionan de diversas y variadas formas. Esto ocurre así porque en el seno de las relaciones sociales el tipo de imagen pública habilita o deshabilita el margen de acción social y con ello posibilita o limita las ganancias en el espacio público; el problema es más delicado cuando los sujetos viven o se lucran de ese espacio público. En este sentido, la afectación negativa de una información periodística generalmente provoca en el funcionario o institución involucrado reacciones de venganza contra el medio o el periodista, que puede llevar al despliegue de estrategias destructivas de diferente índole. Contrariamente, cuando la afectación de la información es positiva, entonces, genera en el funcionario o institución promovida reacciones de gratitud a favor del medio o el periodista, que se manifiesta en comportamientos de cortesía y retribuciones. La implicación en los consumidores de la información. Las personas que usan la información noticiosa -que son pocas en comparación al resto que prefieren otro tipo de información- al ser de su interés, evalúan los datos y se hacen un juicio sobre el hecho (la forma cómo ocurrió, la participación de los involucrados y las motivaciones) y establece, si la noticia es relevante, una relación con sus intereses ideológicos, políticos, emocionales, económicos o culturales. En esta perspectiva, los usuarios de la información, desde su propia experiencia y condición, se constituyen en el tribunal de los actores sociales y políticos. Con base en la información recibida, los públicos adjetivan ecuánime o parcialmente a los participantes del hecho, muchas de las veces desde concepciones maniqueístas. Por ejemplo, según sea del caso pueden juzgarlos como "pobrecitos", "tan buena gente que era", "es que se vieron obligados a eso", "ladrones", "aprovechados", "sinvergüenzas", "corruptos", "incapaces", "asesinos", "mentirosos", etc. Estas valoraciones se llevan al campo de las acciones concretas: Esa conciencia construida con base en sus experiencias cotidianas y a la información recibida de los medios, en el momento de actuar frente al sujeto de la noticia: lo admira o lo desprecia, lo toma en cuenta o lo margina, lo elogia o lo denigra, lo ensalza o lo vilipendia. Incluso, puede agredirlo, cuando ha sido afectado personal y directamente. Las incidencias en el desarrollo de los hechos. Con esa afectación no sólo se está construyendo una imagen negativa o positiva de las personas, sino que la palabra de las noticias está incidiendo precisamente en el mismo desarrollo de los acontecimientos sociopolíticos del país. Por ejemplo, la cobertura informativa dada a las anomalías financieras (como en FINSEPRO E INSEPRO), a los cuestionados manejos de los fondos públicos (como el caso de la FEDEFUT), a los sospechosos crímenes (caso del abominable crimen de la niña Katya Miranda), la masiva compra de títulos falsos o amañados (caso de los jueces y abogado imputados o señalados por fraude material o ideológico, o el de los ex-comandantes del fmln que de la noche a la mañana se convirtieron en Licenciados en filosofía), ha variado el curso de los acontecimientos, por ejemplo: ha deshabilitado política, moral y socialmente a los funcionarios sospechosos y a los culpables, y ha provocado una serie de reacciones correctivas y preventivas por parte de las instancias de poder competentes, como la Asamblea Legislativa, el Ejecutivo, el Ministerio de Educación, las universidades involucradas, etc. En el caso del bestial crimen de Katia Miranda, se evidencia el poder de la palabra periodística en beneficio tanto de la famili Jiménez, como de la ciudadanía salvadoreña. Todas las instancias responsables de administrar justicia han actuado no sólo porque sea su deber o por voluntad propia, sino porque los medios informativo profesionalmente las han obligado ha agilizar los procedimientos establecidos para esclarecer este crimen contra la indefensa niña. En casos como este se explica por qué muchas personas involucradas en actos atentatorios contra la democracia y la justicia temen a la información periodística.

Periodistas, entre lisonjas y garrotes Por su papel de intermediario social, de árbitro o de juez el trabajo periodístico se encuentra permanentemente entre lisonjas y garrotes de los actores políticos. Reconociendo el poder de la palabra informadora y evaluando el costo o el beneficio de la información noticiosa, éstos pueden actuar, de acuerdo a cómo aparezcan designados en la noticia, generalmente en dos direcciones: 1)Mientras más negativa es la afectación de los funcionarios públicos, mayores son las acciones de discordia que estos pueden tomar en contra de los medios o de los periodistas. Esta actitud puede tener varias expresiones, como la de no convocarlos a las conferencias informativas, desprestigiar su trabajo, involucrarlos en actos de corrupción, presionarlos política o laboralmente, agredirlos físicamente, etc. Frecuentemente, buscan intimidar al periodista o al medio para que no se publique o se siga publicando la información. Si no se pueden evitar la publicación que los desfavorece, haciendo uso del poder que les da el compadrazgo en este país, tratan de afectar la estabilidad laboral del periodista en el presente o en el futuro. 2)Mientras más positiva es la afectación de los funcionarios públicos, mayor las acciones de concordia que estos pueden tomar en favor de los medios o de los periodistas. Esta actitud puede expresarse de diversos modos, como concesiones de entrevistas exclusivas, permanentes lisonjas, designaciones para becas o para viajes al extranjero, subrepticias regalías monetarias o en especie, concesión de trabajos mejor remunerados y más estables, etc. Para posibilitar que los beneficie, sobornan o seducen al medio informativo, por medio de diversas tácticas o dádivas.

Periodismo, en un mar de intimidaciones Cuando saben que la información periodística los desfavorece, buscan evitar que se publique o se siga publicando las noticias donde se ven implicados. Como muy bien las clasifican los periodistas e investigadores Montserrat Quesada (1997: 141-175) y José María Caminos (1997:35-46), esta actitud la expresan a través de variadas formas de intimidación del medio, del periodista y de la fuente informativa. En este sentido, los poderosos implicados presionan al medio: con la discriminación comercial, que consiste en la búsqueda del rompimiento de relaciones comerciales de empresas proveedoras con el medio, con la intención de hacerlo colapsar económicamente. Por ejemplo, las políticas que le aplicaron a Diario Co-Latino durante todo el conflicto armado: le suspendieron la publicidad gubernamental, le dificultaron la compra de papel y los anunciantes se retiraron; con el regateo de la publicidad, que consiste en utilizar como condicionante poderosa la suspención de la compra de espacios en el medio con la publicación, si se publica la información; con amenzas de procesos judiciales, que consisten en una serie de advertencias sobre la puesta de demandas judiciales, si no se suspende la publicación. Al periodista, con el propósito de ocultar parcial o totalmente los hechos investigados o de alterar una información, lo presionan o lo seducen por medio de sobornos. Conocidos como "mentas", esta costumbre de sobornar a los periodistas para que publiquen o no publiquen información en el país tiene varias modalidades, a saber: las monetarias, que consisten en una "gratificación" líquida, con el pretexto de "reconocer" el trabajo del informador; las especies, que consisten en regalías como zapatos, relojes, licores, viajes, etc., y "los palancazos", que se pueden definir como recomendaciones dadas al periodista para que pueda obtener trabajos o puestos más estables y mejor pagados en instituciones públicas o privadas.

Temores, victimarios de la profesión Por esas acciones de los actores sociales, en el pensamiento y en el comportamiento del periodista se evidencian una serie de temores que inciden negativamente en el trabajo profesional, precisamente porque está en juego su presente y su futuro, y, por supuesto, el de su familia. Ante el desamparo legal y laboral para los periodistas en El Salvador, estos temen afectar con la información a las personas que tienen poder en este país, cualquiera que sea su signo político, porque: Pueden posibilitarles quedar en cesantía laboral por sugerencia de una persona influyente; pueden cerrarles las puertas en otras empresas (públicas o privadas) cuando busquen un nuevo trabajo; pueden ser sujetos de amenazas tanto físicas como jurídicas; se les pueden vetar el acceso a las fuentes informativas como resultado del funcionamiento del sistema fundamentado en la "cherocracia". El periodismo de investigación en la actualidad está altamente limitado por presiones de una concepción económica anticuada de la información, de una formación universitaria de la profesión generalista y primitiva, de un sistema jurídico enredado y adverso, de un sistema político intolerante y agresivo. Pero también al interior de los medios existen muchos "peros" que limitan del desarrollo de esta práctica informativa tan necesaria para el desarrollo de nuestra democracia.

Organización, entre la anemia estructural y los míseros salarios

Para concretar eficiente y profesionalmente el periodismo de investigación se requiere del cumplimiento de varias condiciones indispensables, entre las que se encuentran una estructura pertinente y adecuada que contemple un financiamiento óptimo, una segmentación pertinente de los periodistas según el estilo y tratamiento informativo de la actualidad y una asignación de salarios ajustados al costo de la vida y un control de calidad en el funcionamiento global en la producción periodística. Sin embargo, en nuestro país se identifican características, que en muchos casos distan de las condiciones indispensables aludidas e imposibilitan, en consecuencia, el ejercicio de un periodismo eficiente e investigativo: Desfinanciamiento y salarios inadecuados. Para realizar cualquier acción humana, por sencilla que sea, se necesita disponer de una de una asignación presupuestaria. El monto de ésta está íntimamente relacionada con la calidad que se le pretenda dar a la actividad. En periodismo, planificar, recoger los datos, elaborar la noticia y transmitirla supone un costo adecuado. En el país, exceptuando pocas instituciones informativas (como La Prensa Gráfica, El Diario de Hoy, Canal 12 y otros), los empresarios de los medios de comunicación no invierten en lo más mínimo en la producción de información eficiente. Mantienen las unidades de periodistas en condiciones anémicas y destartaladas: Pocos periodistas, salarios bajos, sobrecargo de funciones, recursos materiales e infraestructura insuficientes. Frecuentemente, los comunicadores se quejan del deficiente transporte, de que no tienen baterías para sus grabadoras, de andar de la seca a la meca. Con una situación así, difícilmente en un corto plazo se puede desarrollar en todos los medios esta modalidad de periodismo. Sólo periodistas de actualidad diaria. Abordar periodísticamente la realidad del país con toda rigurosidad y profesionalismo, implica hacer una diferenciación entre diferentes acontecimientos: los de actualidad diaria y coyuntural (lo que ocurre todos los días con la información proveniente de las conferencias de prensa y de los accidentes de tránsito) y los de carácter más estructurales y permanentes (lo que está ocurriendo en el país, pero cuya información no proviene de las fuentes oficiales, sino de la investigación más exhaustiva de las causas de los fenómenos por medio de estrategias más científicas). Esta diferenciación supone una organización laboral de los periodistas que contemple por lo menos dos unidades básicas: La de los periodistas que traten los temas de actualidad diaria y la de los informadores que aborden los temas de actualidad permanente. Esto implica una diversificación de salarios y realización de rutinas y ritmos de trabajo específicos para cada grupo de profesionales. Sin embargo, en nuestro país, se perciben constantes, expresadas en una serie de costumbres que distan de una mínima organización que permita un trabajo investigativo profesional: No existe una política de remuneración diferenciada y adecuada para los periodistas, de acuerdo a la importancia de sus funciones. Es más, a la mayoría de ellos se los mantiene con salarios muy por debajo del carácter de la profesión y de los costos de la canasta básica. Contrariamente, en algunos casos, personas, que no tienen ni la experiencia ni la formación periodística, son los privilegiados que mejor ganan, quizá por la afiliación política o puede ser por la "prominencia" del sujeto. En otros casos, se toma sólo el criterio de la ancianidad, para aumentarle el salario. La organización de las instituciones informativas no establece una diferenciación de funciones de acuerdo al tipo de acontecimiento que aborda, sino que se expresa una duplicidad de tareas, al estilo "Mil usos" de la información, e incluso que rozan en lo ridículo como el que un periodista venda anuncios para ganarse el salario mínimo (¢1,260.00 ó $144.00 al mes) o unos centavos extras. Además, generalmente, sólo se cuenta con periodistas para atender las exigencias de la actualidad diaria. Difícilmente un periodista podrá cumplir con su obligación de elaborar sus noticias diarias y la realización de una investigación periodística de mayor envergadura y profundidad, con esa duplicidad de funciones, con salarios de hambre y sin estar formado y organizado para ello.

Quimeras, pero posibilidades De acuerdo con la situación actual del periodismo de investigación en nuestro país, abatido por las presiones de tipo económico, político, jurídico, formativo y organizacional que limitan enormemente el desarrollo de esta modalidad de información periodística, y concientes de la necesidad de consolidarla para beneficio de la institucionalidad democrática en general y de los receptores de los medios de comunicación, considero pertinente mencionar las siguiente sugerencias: (Re)conocimiento del papel del periodismo. Tanto los actores políticos sociales, como los medios informativos y los mismísimos periodistas deben revalorar la función del periodismo dentro de nuestro naciente sistema democrático. Los políticos deben dejar de considerar el espacio informativo únicamente como medio para hacer espectáculo o para promoverlos en su afán electoral o partidista; contrariamente, deben potenciar y facilitar su papel fiscalizador del sistema político social, que se constituye como piedra angular para el ejercicio democrático y para el perfeccionamiento del sistema político, por medio de la elaboración, ejecución y control de una ley que garantice el derecho de información.

Los medios informativos deben reconocer que la práctica periodística no es una mera excusa para hacer el negocio redondo por medio de la publicidad indiscriminada, sino que la noticia tiene su propio estatuto social y que se merece mayores y mejores condiciones para un ejercicio honesto y profesional. En este sentido, a) deben abrirse más a todos los sectores de la sociedad y dejar de ser promotores asolapados de propaganda política partidista; b) deben superar la visión simplista y reduccionista de los acontecimientos que ocurren en este país en todos los órdenes sociales, con el fin de diversificar los contenidos, los tratamientos y los enfoques; c) deben reconocer el trabajo profesional del periodista por medio de una remuneración ajustada a la importancia de la profesión en la sociedad y al costo de vida en la actualidad, con el propósito de dignificar la profesión y garantizar un trabajo eficiente y rentable.

Asunción ecuánime: Los cambios no se dan "de la noche a la mañana" Además del (re)conocimiento de los actores políticos y de los mismos medios de comunicación del papel estratégico que juega la información periodística en la instauración y consolidación de la democracia en nuestro país, el desarrollo del periodismo de investigación debe entenderse y practicarse como proceso. Comúnmente, al leer los textos de los teóricos estadounidenses o de los europeos, y comparar esos conceptos con la metodología y las técnicas utilizadas en la investigación periodística en el país, además de las risas que provocan los resultados de la comparación, generalmente se toma una actitud crítica bastante dura en contra de la idiosincrasia de nuestro trabajo informativo. De manera reduccionista y ahistórica se lo niega rotundamente y se lo manda a la papelera como "un periodismo provinciano". Sin embargo, para ser justos y optimistas, es necesario ser más ecuánimes y darle la oportunidad para que el periodismo nacional se desarrolle. Como cualquier actividad humana, esta acción social llamada "producción de información periodística" pasa ineludiblemente por un proceso de desarrollo, que va de las etapas rupestres a las modernas, tal vez no de manera lineal pero sí de una forma dinámica en cada uno de los momentos históricos. El estilo informativo depende del funcionamiento de todo el sistema social de cada época. Por ejemplo las características actuales del periodismo sólo son posibles en y por la naturaleza del contexto histórico de este momento. Durante el periodo de la guerra civil sus rasgos eran otros. Aunque es común oír a periodistas "religiosos del marxismo soviético" que este es un periodismo poco profesional, anquilosado, provinciano y amarrado políticamente por la derecha, no se puede forzar el paso de un estado a otro, por la voluntad individual de un periodista o de un grupo de prometeos encadenados que esgrimen la antorcha de la libertad informativa. Contrariamente, por una parte, debe asumirse una postura crítica, pero integral, que suponga un análisis estructural del asunto, y, por la otra, elaborar propuestas viables que supongan la solución de cada uno de los factores constituyentes de la problemática que hemos caracterizado.

Pone "los pies en la tierra" Entendida como un proceso situado en circunstancias concretas, la práctica periodística se adecua a las características del contexto. Como hemos señala anteriormente, el contenido de la constitución política de la república, el intolerante sistema político y las estructuras de compadrazgo imperantes imposibilita practicar un periodismo que cumpla todas las características que establecen los expertos investigadores. En países como los Estados Unidos se explica que los medios informativos puedan investigar hasta el político más pintado del Congreso o al mismo Presidente, como ocurrió con los caso Watergate y Clinton, porque los profesionales de la información se han ganado un espacio político y jurídico, disponen de los recursos económicos y organizativos que los protege y les posibilita investigar y publicar noticias importantes donde se ven involucradas altas personalidades. En este sentido, no basta que unos periodistas tengan buena voluntad, que otros dispongan de una adecuada preparación profesional o que muy pocos "Mesías del gremio" suelan criticar irresponsablemente, para realizar investigaciones periodísticas rigurosas que expliquen el hecho de actualidad y denuncien a los involucrados en los actos de corrupción o negligencia, para que no se vuelvan a repetir, y con esto contribuir a que la democracia funcione apegada a derecho. Se necesita indispensablemente de posibilidades reales para realizarlas: una constitución propiciadora del derecho de informar y ser informado, un sistema político moderno, personajes políticos tolerantes y una organización periodística preparada para asumir toda la responsabilidad. Esto no significa que habrá que tener primero "todos estos vientos" a su favor para poder ejercer un periodismo más investigativo, y consecuentemente, conformarse con las cosas así como están.

6. Para mejorar la calidad de las investigaciones periodísticas

Si se quieren mejorar las cosas, habrá que tener en cuenta las siguientes consideraciones: Realizar investigaciones con una profundidad que las condiciones permitan. No se trata de realizar a toda costa investigaciones periodísticas contra la corrupción de los políticos y de los funcionarios públicos como las de Joseph Pulitzer, la de Jacob Iris, las de Grahan Phillips y las de los españoles Ricardo Arqués y Melchor Miralles. Con la agresividad de los intolerantes funcionarios públicos, con el frágil y anémico sistema judicial y con las potentes estructuras de compadres políticos, difícilmente un medio o un par de pobres periodista podrán realizar tremendas investigaciones que enderecen el sistema político. Esto puede ser el estilo de trabajo siempre y cuando el gremio de periodistas alcance nivel de autonomía profesional y política que se lo permitan. Mientras esto no llegue, habrá que aportar a la democracia por medio de una investigación periodística "permitible" en el actual sistema y sobre temas no menos importantes que los referidos a ese mundo de los oscuros y no tan honrados intereses, como pueden ser los temas medioambientales, culturales, históricos, religiosos, educativos, profesionales, sociodemográficos, morales, etc. Abordados con enfoques que permitan a la población salvadoreña sensibilizarse sobre la necesidad de resolver un sinfín de problemas que la aquejan. Buscar la autonomía socioprofesional de los periodistas. Se trata de la legitimidad y reconocimiento social de la profesión periodística por parte de los sectores sociales; pero no "del diente al labio", como suele aparecer en los acostumbrados discursos demagógicos de los políticos, sino por medio de acciones concretas: La elaboración y promoción de una ley consistente que permita y garantice un trabajo profesional riguroso apegado al derecho de información. Por otra parte, a través de la consolidación no de un "profesional de segunda", que hace los mandados de los políticos, como propenden muchos "menteros" y "aprovechados", sino de la obtención y fortalecimiento de una conciencia de grupo social, con una organización fuerte, que se reconozca como profesional digna y respetada en todos los ámbitos.

7. Arbitrando en el juego de la democracia

En este sentido, en lugar de realizar un periodismo de confrontación, que en nuestro país se partidariza, en donde el perdedor anunciado es el periodista, sugiero en estos momentos un estilo de trabajo que arbitre socialmente. Como en una cancha de fútbol, el periodismo será el réferi entre los equipos en contienda: teniendo de referencia las reglas de la democracia, amonestará las faltas, reconocerá las anotaciones, advertirá de las malas intenciones y dará ventajas, desde cualquier lugar de la cancha; es decir, vigilará y será responsable del cumplimiento de todas las normas durante el juego. Dependiendo de las faltas, advertirá con la amarilla y suspenderá con roja.

Se trata de una estrategia de trabajo informativo que tenga las siguientes características: Que fiscalice el funcionamiento de las instituciones públicas y privadas de carácter nacional o local en el marco de su responsabilidad encomendada en la dinámica social. Esto supone la vigilancia y el control no sólo del agotado y desprestigiado mundo de los políticos y de los poderes del Estado, sino de otras instituciones más cercanas a la vida cotidiana de las personas, como pueden ser las que ofrecen todos los servicios públicos: la telefonía, la salud, la educación, la vivienda, el turismo, la seguridad, etc. Que sirva de mediador entre todos los sujetos sociales con el propósito de construir un diálogo permanente entre ellos con el fin de informarlos, sensibilizarlos e incitarlos a que asuman su responsabilidad en la solución de los diversos problemas que ocurren en todos los órdenes de la vida social. Aunque cada institución de servicio público debería estar investigando e informándose permanentemente del pulso de lo que ocurre en la dimensión de la vida nacional en donde la toca actuar, no lo hacen por razones de miopía, falta de voluntad, invalidez en su funcionamiento y, en la generalidad de los casos, por incapacidad operativa. Es aquí donde puede aportar el periodismo, porque se constituiría en un intermediario que investiga, registra, hace públicos los problemas y puede darle seguimiento a las acciones de solución realizadas por las instituciones competentes. Con esto estaría dinamizado el funcionamiento de las instituciones de servicio público y estaría aportando en la solución de problemas concretos de la población. Que balancee la diversidad de signos de los acontecimientos y la participación de los sectores sociales. Esto implica señalar a los responsables del éxito o del fracaso en el cumplimiento de las encomiendas sociales. La información periodística, a mi juicio, debe dejar de sobredimensionar los signos negativos de la administración pública o del mundo de los políticos; debe también de potenciar el reconocimiento de las acciones positivas de los individuos o de los grupos sociales que evitan el Apocalipsis de la sociedad salvadoreña. Que diversifique el registro de temas de su agenda informativa, por el orden de importancia para la vida cotidiana de las personas. Considerar los puntos anteriores en el trabajo informativo, supone no sólo pasar metidos en la Asamblea Legislativa, en los centros judiciales y a la espera de la conferencia de prensa, sino insertarse en las diferentes esferas de la vida de los salvadoreños: tradición, identidad, costumbres, habilidades, arte, en las formas de comunicarse y de nombrar las cosas, convivencia diaria, en el chiste, etc., etc. Que amplíe la libreta de fuentes informativas para construir la información. Esto implica ampliar los criterios de selección de las personas consultadas para elaborar la información. Supone, además de considerar la declaración de los "prominentes" o "representativos" políticos cuando sea pertinente hacerlo, retomar el discurso o la historia de las personas que viven, sufren y cantan diariamente, y considerar la versión de las personas que desde su especialidad interpretan técnicamente los fenómenos y los procesos sociales en El Salvador.

8. Bibliografía Consultada

Martín Barbero, Jesús (1992): "Pensar la sociedad desde la comunicación" en DIÁLOGOS DE LA COMUNICACIÓN, No.32, marzo, Págs.28-33 Alemán, Lilibeth (1996): Diagnóstico sobre el estado actual de la investigación en el ámbito universitario y de los medios de comunicación social, Tesis de grado, San Salvador, Departamento de Periodismo, 1996 Montserrat Quesada( 1997): Periodismo de investigación o el derecho a denunciar, España, Barcelona, Editorial CIMS. Montserrat Quesada (1987): La investigación periodística, España, Barcelona, Editorial Ariel Mario Ernesto Morales y otras(1999): Periodismo de investigación en El Salvador, Tesis de grado, San Salvador, Departamento de Periodismo Caminos, José María (1997): Periodismo de investigación y práctica, España, Madrid, Proyecto Editorial Ciencias de la Información

 

 

 

Autor:

Mario Alfredo Cantarero

Partes: 1, 2
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