- Introducción
- Estudio de los personajes
- Estudio del espacio
- Estudio del tiempo
- El tratamiento temático
- Conclusión
- Glosario
- Bibliografía
Introducción
Todos los que han estudiado la literatura española desde 1939 hasta 1975 reconocen la importante caída que representa la victoria nacionalista y el régimen ininterrumpido del general Francisco Franco Bahamonde.[1]
A partir de 1939, es una situación dificilísima la que se instala en el país y que afecta la cultura en todas sus manifestaciones. Por eso, muchos escritores se ven obligados a exiliarse[2]allende las fronteras, si no quieren ser encarcelados como buen número de sus compatriotas[3]
En efecto, la primera medida de los vencedores es aislar el país de cualquier contacto con Europa y vigilar todas las actividades culturales. Al respecto, las nuevas autoridades definen, de manera muy clara, sus intenciones: No buscamos el servicio del Arte por el Arte, sino del Arte y de las letras por España y por el caudillo[4]
Así, cabe señalar que varios jóvenes no han encontrado condiciones muy adecuadas para mostrar su verdadero talento de escritores y expresar libremente sus ideas a causa, sobre todo, de la Censura vigorosa con instintiva desconfianza para lo español y para lo extranjero capaz de perturbar el régimen [5]
Por lo tanto, muchos de ellos se contentan con otro empleo, a veces, con las actividades culturales y esperando la primera ocasión para darse a conocer.
Sin embargo, a pesar de las limitaciones impuestas a estos escritores, asistimos, en los años 50, a una renovación cultural que se traduce por la aparición de una generación de autores muy importantes.
Dichos escritores publican obras como Nada[6]de Carmen Laforet, censurada, y después autorizada. Aparecen, luego, otras como La Familia de Pascual Duarte y sobre todo La Colmena. Todas estas manifestaciones culturales muestran que algo está cambiando en el ambiente literario español.
Es así como nace el término realismo social[7]con la aparición de una nueva clase de escritores como Juan Goytisolo, Miguel Delibes, Luís Martin Santos, Juan Benet y Juan Marsé, entre otros.
El realismo social del que se trata no es más que la expresión de un disgusto general de una parte de la sociedad, es decir, las capas sociales modestas como el proletariado. A este título la literatura, en particular, la novela de los años 50 en general se ve atribuir una función de información y testimonio. Estos escritores son denominados por Ana Rodríguez Fischer y José María Castellet como la Generación de Medio Siglo[8]generación movida por el afán de realismo y por el destino de la sociedad a la que pertenece.
Pues, la novela española, con esta generación del 50, empieza a tomar parte activa en el proceso de denuncia social a pesar de la sujeción a unas normas rígidas por la censura ya que esta época, según Manuel Abellán, es un momento de rigidez total en materia de censura, de un sabor integrista fuera de lo común[9]
Y, pueden salvarse de esta situación muy crítica aquellos escritores que han puesto en sus novelas algo más que su destacable conciencia política y su patriotismo, es decir, el talento y la fuerza creadora como lo dice Juan Goytisolo al citar a Blanco White: los pueblos sometidos a gobiernos opresores que no les permiten hablar libremente tienen la viveza de los mudos para entenderse por señas[10]
Para nosotros, estudiar La técnica novelesca en Si te dicen que caí de Juan Marsé supone ciertos conocimientos biográficos del escritor que no dejan de influir en su concepción de la actividad literaria aunque estamos de acuerdo con André Maurois que La critique littéraire consiste à étudier une oeuvre et non la vie ou le caractére de son auteur[11]
A veces, es difícil establecer con exactitud el itinerario ideológico y literario de un escritor, ya que los diferentes testimonios acerca de su vida son frecuentemente contradictorios y cubiertos de subjetivismo.
Contemporáneo nuestro, Juan Marsé Carbó nació en Barcelona el 8 de enero de 1933 con el nombre de Juan Faneca Roca. Cuando la guerra civil, era un niño. Así, se comprende mejor esta declaración del autor: Después de acabada la guerra, yo debía de tener siete años[12]; acontecimiento que tendrá una resonancia particular en su práctica literaria y será uno de los temas esenciales de sus novelas.
Después de una infancia perturbada por los momentos difíciles que conoce el país, Juan Marsé abandona sus estudios y se dedica al oficio de joyero:
Prácticamente no había salido del taller de joyería de mi barrio, en el que entré como aprendiz a los 13 años, y me apresuré a decir que muy contento pues la necesidad de llevar otro jornal a casa me liberó de un fastidioso colegio en el que no me enseñaron nada, salvo cantar el Cara al Sol y rezar el rosario todos los días[13]
Inicia Juan Marsé su carrera literaria en 1958 con unos relatos que aparecen en las revistas Ínsula y El ciervo. Un año después, obtiene el premio Sésamo de cuento. En 1960, publica su primera novela titulada Encerrado con un solo juguete que queda finalista en el premio biblioteca Seix Barral. Tras la publicación de esta novela, Marsé decide marcharse a Francia donde hace varias actividades, a saber las de traductor, de profesor de español y de mozo de laboratorio. Cuando vuelve a España, milita en el P.S.U.C que después abandona afirmando que, No hay una política de partido que me acabe de convencer en ningún sentido[14]En 1962, publica su segunda novela Esta cara de luna. Después del nacimiento de su hijo Alejandro en 1968, Marsé publica, en 1970, La oscura historia de la prima Montse, año que coincide con el nacimiento de su hija Berta.
Al cabo de tres años, publica Juan Marsé Si te dicen que caí en México en 1973, novela que le convierte en uno de los novelistas actuales más leídos del país, sobre todo, después de su autorización en España.
Por lo demás, nuestro escritor parece tener una visión contraria a la del popular refrán que requiere que el que haya creado buena fama se eche a dormir[15]y publica por turno novelas, cuentos, artículos, varia, antologías[16]
Además, cabe subrayar que en 2008, Marsé recibe el Premio de literatura en lengua castellana Miguel de Cervantes, lo que muchos interpretaron como un reconocimiento general a esta brillante generación de escritores.[17]
Así, en el momento de recibir el galardón, el autor declara: sé lo que representa tan alta distinción y a lo que ella me obliga en el futuro[18]
Volviendo sobre Si te dicen que caí, novela muy importante en la literatura española, y más vendida en el año de su autorización definitiva en España, en 1977, podemos decir que es la obra maestra de Juan Marsé.
Dicha novela es la historia de unos chavales sin recursos, o sea, muy pobres que viven, de manera difícil, las consecuencias de la terrible Guerra Civil. La historia es contada a lo largo de 22 capítulos.
Las palabras Cuenta que abren la novela y así un hombre llamado Ñito cuenta, pero este hombre es el que, bajo el nombre Sarnita, hacía algunos años, contaba aventis[19]a sus compañeros. Tiene lugar la historia y los protagonistas son los niños y las niñas de la calle, los vencidos y los vencedores de la contienda.
Al llegar el cadáver de Daniel Javaloyes, llamado Java, jefe de los niños kabileños, en el Hospital Clínico donde trabaja Ñito como celador y miembro del corro de los chavales, asistimos a un diálogo entre éste y Sor Paulina. Ambos personajes reviven su niñez de los años 40 a través de historias donde el mundo de los niños o la ficción y el de los adultos o la realidad, se entremezclan.
Es posible este recuerdo infantil gracias a las aventis a las que recurre el autor a través de sus personajes.
Sin embargo, siendo la obra el reflejo de las condiciones de existencia del autor, de sus preocupaciones cotidianas, de sus inquietudes, parece importante tomar en consideración dichos aspectos ya que éste participa en la revelación de los aspectos escondidos o fugitivos.
En efecto, Juan Marsé es uno de los precursores en nuestra literatura novelesca y la superficie de su obra ofrece un campo aceptable de investigación si nos basamos en el carácter histórico,es decir, la inmediata posguerra franquista y el carácter literario,es decir, la reflexión sobre la ficción con el uso de las Aventis de los niños . Por eso, hemos decidido escoger a este escritor, cuya técnica novelesca no parece ser a veces estudiada por los investigadores, aunque sabemos que ha sido objeto, por lo menos ,de algunos trabajos pero no dedicados exclusivamente a Si te dicen que caí como lo queremos hacer.
Así, la dificultad capital queda inherente a la formulación del tema La técnica novelesca en Si te dicen que caí de Juan Marsé.
Pero ¿En qué consiste la técnica novelesca? ¿Podemos hablar de una técnica novelesca propia a un autor ? Dicha técnica novelesca es definida por Berte como:
L"ensemble des techniques auxquelles un auteur
a recours pour écrire son roman : le (ou les) thèmes
l"ayant inspiré, les personnages, l"espace, le temps,
La narration, etc[20]
Así, podríamos convenir que, tocante al estudio novelesco, existen tantas técnicas de creación como creadores. Desde entonces, parece legítimo interrogarse acerca de la técnica novelesca en Si te dicen que caí de Juan Marsé.
Para la realización de este trabajo, examinaremos los distintos elementos constitutivos de la novela, es decir, el estudio de los personajes y del espacio; y, después, el estudio temporal y temático.
Estos elementos deberán ser analizados por separado. Pero, queda claro que todo esto va íntimamente vinculado e interpenetrado, sólo los imperativos del análisis obligarían a disociarlos; por eso, es necesario, a veces, ponerlos de nuevo en relación siempre que es posible.
CAPÍTULO I:
Los personajes que pueblan el espacio novelesco de Si te dicen que caí representan, antes que nada, a seres reales que reflejan a la vez un ámbito geográfico y un contexto histórico precisos. A partir de este punto de vista, podemos ilustrar esto con las reflexiones de Milagros Ezquerro y sus colegas que subrayan que resulta difícil no hablar del personaje como si fuera una persona, precisamente porque representa una persona[21]
Es decir que, con la creación de los personajes, el autor se pone en contacto con la realidad; de hecho, dichos personajes van a ser elementos de un fresco social.
Pero, como agentes narrativos, no sólo representan a seres reales, sino que también representan a entes de lenguaje. Su clasificación y la visión de la sociedad que vienen de ellos son muy importantes para la orientación y la interpretación de la novela. Todos los sexos, todas las generaciones, los personajes principales de la organización social, los principales agentes que intervienen en la jerarquía de la organización administrativa de la posguerra, desfilan en Si te dicen que caí. Por lo tanto, según Nzachée Noumbissi :
Son considerados personajes de una narración
los personajes, los animales e incluso las cosas
(que se comportan como si fueran personas dentro
del relato) que intervienen en la acción[22]
Esta definición del personaje puede completarse con la de Esquerro que dice que: el personaje se compone de todo lo que el texto dice de él, y sólo de eso[23]
Vemos la importancia de los personajes ya que sin éstos no hay trama como lo muestra Nelly Cormeau[24]En Si te dicen que caí, uno de los problemas centrales, o mejor dicho, el problema central es el de sus personajes.
Así, los personajes tienen un papel esencial en la construcción de la historia contada. Por eso, es conveniente examinar cómo el autor los presenta, cómo vienen descritos, cuál es la función del narrador y cómo son creados.
I- PRESENTACIÓN Y CLASIFICACIÓN DE LOS PERSONAJES:
El mundo social de Si te dicen que caí se constituye de individuos repartidos en diferentes grupos. Cada grupo reacciona a su modo ante lo que ocurre. Dado que tenemos un enjambre de personajes en la novela, podemos presentarlos a través de seis (6) grupos siguiendo la lógica de A.J. Greimas, en su semántica estructural[25]
De allí, tenemos los niños kabileños, los guerrilleros urbanos, los niños Luises, los falangistas, las huérfanas de La Casa de Familia y las muchachas de las Esclavas de la Travesera.
1- El grupo de los kabileños: Son los niños que se reúnen en la trapería y cuentan Aventis. A veces, se les llama los trinxes. Entre ellos, podemos citar a:
Java: Jefe de la pandilla de los niños, su nombre completo es Daniel Javaloyes. Vive con su abuela y su hermano Marcos en la trapería. Es un trapero y, a veces, lo acompaña su abuela para recoger revistas antiguas por el barrio.
Sarnita: Llamado también Ñito, Sarnita es un celador que trabaja en el depósito de cadáveres del hospital Clínico de Barcelona. Su nombre completo es Antoñito Faneca pero antes, lo llamaban el hijo de Preñada y luego el Aventis. Al morir su padre alcohólico, vive con su madre y sus dos hermanos: la chica, una puta y el chico, un seminarista.
Luisito: Llamado Luís a veces como su padre, vive con su madre Trini y trabaja como tostadero. Su padre, Luís Lage, forma parte de los guerrilleros urbanos.
Mingo: Es un aprendiz joyero. Es el que lleva las joyas a la puta de lujo, Carmen. Su padre se llama Palau y forma parte, también, de los guerrilleros.
El tetas: Su nombre completo es Josemari Tetas. Vive con su madre y tiene siete hermanos. Es monaguillo en las Ánimas al principio de la novela y después, deja de serlo.
2- El grupo de los guerrilleros urbanos: Son los vencidos de la Guerra Civil, o sea, los republicanos, los miembros del maquis o los pistoleros. Este grupo es integrado por gente de la FAI, del P.O.U.M y del PSUC. Podemos citar, entre los miembros de este grupo, a:
Sendra: Es el que capitanea a todos los guerrilleros urbanos. A menudo, ayuda a ciertos anarquistas a pasar la frontera y proporciona noticias a los guerrilleros cuyas mujeres están desterradas.
Artemi Nin: Tío de Aurora y dirigente del P.O.U.M, ejercía, en los primeros años de la guerra, la represión comunista.
Palau: Tiene como apodo el carota. A veces atraca bancos sin que los otros miembros estén al corriente. El carota tiene un hijo que se llama Mingo.
Marcos Javaloyes: Llamado también el marinero, es el hermano de Java y novio de Ramona. El marinero vive en un escondrijo de la Trapería.
Luís Lage: Es el padre de Luisito y marido de Trini, La rubianca. Su nombre completo es Luís Lage Correa.
Meneses: Los guerrilleros suelen llamarlo el Taylor. Novio de Margarita y antiguo maestro de escuela, el Taylor se encarga de visitar a las familias de los compañeros presos.
Bundó: Es el propietario del coche Ford de los guerrilleros y al mismo tiempo el chófer. A través de los papeles que recoge el trapero, vemos su presentación completa. Miguel Bundó Timas, reemplazo 41, Ejército Rojo, 42 División, 227 Brigada, 907 batallón, 29 compañía (chófer)[26].
El Fusam: Su nombre completo es Andrés Soler Perarnau, tiene 63 años y vecino de Hospitalet. A veces, finge ser inspector de policía utilizando una vieja placa de agente de la Generalitat [27]
Jaime Viñas: Jaime Viñas vive con su hermano y su cuñado. A lo largo de la novela, está involucrado en la muerte de Carmen y metido también en asuntos de menores.
Los demás miembros del grupo pueden ser presentados de manera sucinta ya que los hemos juzgado como menos importantes que los ya citados por falta de información. Se trata de Ramón Ginés, el cura; de Esteban Guillén cuya sobrina, con su bici, reparte la información entre los guerrilleros; de Navarro cuya mujer está en Francia y de El Quico y su hermano Pepe que son atracadores.
3- El grupo de las huérfanas: Son las catequistas que viven en la Casa de Familia de las Ánimas. La mayor parte de ellas son prostitutas y suelen trabajar, como sirvientas, en el barrio. Así, son todas unas niñas sin hogar y sin familia suspirando siempre por un hogar y una familia [28]Y, entre ellas, podemos citar a :
Aurora Nin: Llamada sobre todo Ramona, sobrina de Artemi Nin, amante de Marcos Javaloyes y criada de don Conrado Galán, Aurora era la antigua directora de la Casa de Familia . Ahora vive en el barrio chino prostituyéndose.
Menchu: Es una prostituta de lujo que vive en el hotel Ritz. Conocida, sobre todo, bajo el nombre de Carmen, era la antigua criada de la baronesa y el nombre de Carmen viene de ésta. Te llamaremos Carmen[29]dice la baronesa.
La Fueguiña: Su nombre completo es María Armesto. Trabaja de criada en el pisito del señorito Conrado. Es una gallega incendiaria.
Juanita: La llaman a veces La trigo. Es la esposa de Java y madre de los gemelos.
Sor Paulina: Hija de un sargento, Sor Paulina es antigua catequista de Las Ánimas. Es la principal interlocutora de Ñito. A menudo, la llaman Hermana o Monja.
Pilar: Es la única chica de Las Ánimas quien se casa. Después de su casamiento, ayuda a las otras huérfanas. Por eso, Ñito afirma que Pilar era buena, muy sufrida y obediente[30]
Entre las demás muchachas de la Casa, podemos citar también a Balbina, a Lolita y a La Rosa.
4- El grupo de los chicos Luises: Son los niños finolis y los hermanos de los Salesianos. Se les llama los litris[31]y viven en Montserrat.
Por lo tanto, el único nombre que aparece entre ellos es el de Miguel y el novelista no nos da otra información tocante a los demás miembros de la pandilla. Miguel forma parte de los ensayistas de la función de teatro dirigido por Conrado. Java lo amenaza y rompe su brazo para reemplazarlo en la función. Y a partir de este momento, asistimos a una terrible batalla entre las dos pandillas. La batalla se prolongó hasta la noche por las calles ( ). Los vecinos cerraron ventanas y balcones, fue una de las guerras de piedras más sangrientas que se recuerdan[32]
5- El grupo de los falangistas: Son los vencedores de la guerra, o sea, los nacionalistas. Representan la clase alta y mandan el ejército. Dentro de este grupo, tenemos gente poderosa como:
Justiniano: Llamado Flecha Negra, este señor es el alcalde del barrio. Es un político y dirige los interrogatorios en el Consulado de Siam. Ñito lo presenta de manera adecuada :
Camarada imperial siempre reclutando voluntarios para campamentos juveniles y recaudando impuestos en bares y tiendas, persiguiendo a los acaparadores y a los revendedores, un sacrificado, un ex cautivo, un héroe que dio un ojo por la causa[33]
El señorito Conrado: Ex combatiente de los nacionalistas, don Conrado dirige la función de teatro de las niñas. La Fueguiña le ayuda como criada porque es un soldadito de plomo paticojo que ganó la guerra, caprichoso, maniático ,mandón. Ella (La Fueguiña) lo sienta en la cama, acomoda las almohadas en su espalda, le lleva los trastos de afeitar. Luego pasará el trapo por la silla de ruedas, pondrá una gota de aceite en el eje que chirria [34]
La baronesa: Se llama Elvira. Vive con su marido y sus dos hijos. El hijo mayor se llama José María. Elvira suele frecuentar a la élite. Buen ejemplo serían estas afirmaciones:
La doncella circula entre almacenistas orondos y chistosos, agentes de la fiscalía de tasas, presidentes de gremio, fabricantes de papel, propietarios de fábricas. Fantasma, funcionarios de Abastos, fulanas de lujo y proveedores de Hogares de Auxilio Social [35]
La señora Galán: Mujer poderosa, vive en un inmenso piso. Es casi la dueña de todas las casas del barrio. Viuda, es la que pide a Java que busque a Ramona para una posible venganza.
6- El grupo de las muchachas colegiales: Son las que estudian en el colegio de las Esclavas de la Travesera. No se dedican a la prostitución como ciertas niñas de Las Ánimas. El novelista no nos proporciona muchos datos acerca de ellas aunque Susana forma parte de estas últimas.
Susana: Es una colegial y vive con sus padres en el barrio. Trabajaba en la función de teatro de las niñas. Pero, no sigue ensayando ya que ha sido víctima de las cochinadas de los niños kabileños.
A través de la presentación de los personajes, notamos el carácter discontínuo de la composición de Si te dicen que caí. Esta discontinuidad afecta, también, la manera como se presentan los personajes. Así, en vez de dedicar varias páginas a la presentación global, Marsé, en Si te dicen que caí, procede a una fragmentación, es decir, una presentación progresiva, dinámica y pues viva de los personajes.Pues bien, la presentación de ciertos personajes viene truncada. A veces, la información que el lector tiene, viene, sobre todo, de juicios formulados por los otros a través del diálogo.
Entre los múltiples ejemplos encontrados, resulta ilustrativo el caso de Justiniano presentado por Ñito como un sacrificado, un ex cautivo, un héroe[36]
Sin embargo, algunos personajes hacen su propia presentación. Para ilustrar este punto de vista, podemos referirnos a los capítulos once (11), catorce (14) y diecisiete (17) en los que respectivamente el Tetas, Ñito y Java están sometidos a los interrogatorios del señor Justiniano.[37]
En suma, después de la presentación y clasificación de los personajes, dos divisiones objetivas saltan a la vista enseguida: una, la que existe entre clase alta y baja y la otra, entre los subversivos y clandestinos frente a la gente de orden[38]A la luz de estas aseveraciones, se puede comprender la necesidad de la descripción de los rasgos que aparecen en cada grupo con la mayor fidelidad al texto.
II – DESCRIPCIÓN DE LOS PERSONAJES:
Cabe señalar que sería demasiado largo describir por separado a los personajes dado que en esta novela, aunque hay descripciones individuales de los personajes, el retrato es, sobre todo, englobado. Así, se entabla una relación muy profunda que nos va a permitir conocer a cada uno de los personajes dentro del grupo.
Pero, para describir los caracteres de los personajes, es necesario hacer su retrato físico y moral a la vez. Pues bien, describir es indicar, con precisión, los diferentes caracteres de una persona. Además, podemos añadir que la descripción es también una pintura hecha con palabras y asociada a la narración, y (la descripción) se usa en literatura para enmarcar la trama, caracterizar a una persona [39]
Basándonos en estas definiciones, podemos decir que los personajes de la novela sólo son descritos de manera parcial. Sus distintas apariciones en unas situaciones determinadas nos permiten reunir sus rasgos describiéndolos por grupos.
1- Los kabileños: Como lo indica su nombre, los kabileños son niños muy feroces. En la introducción a Si te dicen que caí, Ana Rodríguez Fischer los describe como una tribu de beduinos o bereberes, conocida por su resistencia y ferocidad frente al enemigo[40]Así, entendemos mejor los límites invisibles pero tan reales de los dominios de los kabileños y Charnegos, la línea imaginaria y sangrienta que los separa de los finolis[41]
A veces, se les llama trinxes que es un catalanismo, apócope de trinxeraire (persona joven que vagabundea por las calles), en Marsé es sinónimo de golfo y kabileños[42]
Jadeantes, quemada la piel no sólo por el sol despiadado de la guerra sufrida sino también por el duro trabajo cotidiano, campesinos y obreros emigrados del sur invadían barrios del extrarradio y levantaban con sus manos el nuevo hogar. Sus hijos, los terribles trinxes (golfos) de los años 40, jugaban con pólvora y detonantes de balas encontrados en los descampados, organizaban espantosas guerras de piedras y se deslizaban por las calles asfaltadas sentados en veloces e infernales carritos de cojinetes a bolas construidos por ellos mismos [43]
A través de esta larga descripción hecha por el propio autor en La Gran desilusión, los niños kabileños son descritos en su interioridad gracias a sus actitudes, sus ocupaciones, y, sobre todo, los objetos a los que su actuar los liga. Además de vivir de manera difícil en una época en que lo primero era sobrevivir, estos niños son miserables, no tienen ninguna moral. Todo el barrio habla de sus cochinadas, sus guerras de piedras y sus torturas ejercidas sobre las chicas del barrio en el refugio antiaéreo de Las Ánimas. Buen ejemplo sería esta declaración:
Los peligrosos niños kabileños del Carmelo merodeaban por los alrededores del campo de fùtbol del Europa. Iban en pandilla, tiñosos y pendencieros, sin escuela y sin nadie que les contralara, muchos de ellos aprendieron solfeo antes de saber leer y escribir con sus roncas y malsanas voces eran niños peor que la peste, embusteros como el demonio. Sus ropas olían a pólvora quemada y a fogatas de verano [44]
Casi todos los kabileños tienen algún tipo de defecto o bien padecen de una enfermedad. Así, Java tenía la legaña con sus ojos legañosos y la cabeza rapada que lucía costras empolvadas de azufre como valiosas muscas verdes; Sarnita con roídos dientes y manos sarnosas; la tisis que afecta y acaba por matar a Luisito; El tetas con su tumor maligno y el pus supurando por su oído. Tales ejemplos resultan numerosos en la obra y nos permiten, de cierto modo, decir igual que Champeau Geneviève[45]que estos niños son muertos vivos.
2- Los guerrilleros urbanos: El novelista, a través de sus personajes, describe a los guerrilleros como la peor plaga, la más difícil de combatir por su ausencia de escrúpulos y su crueldad sin límites: ellos (los guerrilleros) ni me (Ramona) escuchaban ni parecían dispuestos a echarse atrás, todos son iguales cuando empuñan una pistola, crueles y sanguinarios, le (el padre de Conrado) ha llegado la hora y basta decían [46]
Estos guerrilleros urbanos, organización surgida de la escisión de los republicanos, andan cortos de dinero y es lo que explica esta declaración de Guillén. Limpiar sus bancos, sus fábricas, sus oficinas, de Abastos. Sus propios bolsillos, sus carteras. Eso lo primero sin pela no haremos nada[47]
Este tipo de actitud muestra que han olvidado el por qué de su lucha y se han hecho atracadores.
Hay, en ellos, un poder demoníaco porque toda su enorme personalidad transforma el desgarro, el dolor en deseo de matar, hacer daño, herir furiosamente. Así, por desgracia, muchos de ellos resultan víctimas de la persecución a saber Artemio Nin, el Quico, Sendra, El Taylor, entre otros.
Podemos añadir que estos guerrilleros no sólo son seres infernales [48]sino que también son vulgares delincuentes que, a través de sus humanas miserias y de la utópica esperanza de conseguir lo que saben no conseguirán, van desgranando sus estériles existencias, la mayoría de las veces a cuenta de la policía y del orden establecido[49]
3- Las huérfanas de la Casa de Familia:
Son chicas muy pobres y trabajan como criadas en el barrio. Siempre, Marsé las describe en bata corta, dejando ver las rodillas cubiertas de polvo de reclinatorio. Estas niñas de la Casa de Familia tienen comportamientos poco católicos ya que la mayor parte de ellas se prostituyen. Y, resultan ilustrativas las descripciones acerca de Aurora que es una prostituta barata con su cara de mona famélica, su cabecita de pelajes cortos y Carmen que es una prostituta de lujo con su pelo rubio.
Sin embargo, el autor nos ofrece muchas descripciones acerca de la Fueguiña como inercia diabólica de sus manos enguantadas y atroces. Además, ella no es más que una sombra gris. Y, el agua y el fuego caracterizan simultáneamente a ese ser infernal; dentro de sus ojos, aparece aquel apagado fulgor de pantano.[50]
A este propósito, Scherzer la anaiza así:
(La fueguiña es una maravillosa combinación del mal y del bien ( ) es pirómana e incendiaria, y participa con gusto en los ritos del refugio; a la vez desarrolla un afecto sincero hacia don Conrado, por antipático que sea este personaje lastimado, y arriesga la vida para salvarle,dedicando luego el resto de aquella vida a cuidarle).[51]
Igual que los niños Kabileños, ciertas chicas de Las Ánimas tienen algún tipo de tara a saber Juanita, enferma de apendicitis; la Fueguiña con sus dientes rotos y sonrisa mellada; Ramona con su cicatriz aferrada a su hombro; Pilar con su debilidad; Sor Paulina con su gordura y su gran cara de luna de párpados cosidos.
4- Los falangistas: Son los personajes de gran influencia dentro de la sociedad. Representan la autoridad y simbolizan la abusadora y pervertida derecha triunfadora.
Aunque controlan el país, Juan Marsé los describe como a los demás personajes, es decir,como seres fantasmales[52]Buen ejemplo sería el caso de Conrado que es una máscara de cera, un ex futuro cadáver. También tienen un carácter infernal[53]El novelista nos da el caso de Flecha Negra con su endiablada habilidad.
Esta gente se caracteriza, también, por las enfermedades: los mutilados de guerra, la parálisis del señorito Conrado y el ojo tuerto de Justiniano, la tisis que afecta al señorito José María y al mayor de los Dondi , la baronesa con su enfermedad de los nervios, entre otros.
5- El grupo de Los chicos Luises: Son los flechas y los alumnos de los Salesianos y los Luises. Son niños que llevan pantalón de golf y juegan en sus torres y jardines. Podemos describirlos como ricos si los comparamos con los miserables niños kabileños. Pero, según estos últimos ,los chicos de los Luises son cobardes: los finolis de los Luises y los Hermanos, mariquitas que no nos pueden ver del miedo que nos tienen[54]
6- El grupo de las muchachas colegiales: Como queda dicho en la presentación, pasa casi lo mismo con la descripción ya que el novelista sólo da un descripción de los objetos usados por estas chicas, es decir, sus plumieres de color rosa, sus cajas de pasteles Goya, sus sombreritos con el lazo azul y sus calcetines tan blancos.[55]
En suma, podemos decir que, a través del estudio de la descripción de los distintos grupos de personajes que tenemos en Si te dicen que caí, el retrato no es nunca grato; y el lector asiste o participa hasta en la creación de los personajes porque esta fragmentación analítica necesita una reconstrucción progresiva: las descripciones de los personajes se limitan a los aspectos que los distinguen, afean, peculiarizan o atraen dentro de esta galería de tipos que pugnan por sobrevivir dentro de un mundo degradado y sin sentido aparente[56]
Además, cuando consideramos el conjunto de los personajes que surgen en la novela, nos damos cuenta, a todas luces, de que el esbozo de su retrato físico y moral es incompleto. Así, los rasgos y los detalles puestos de relieve por el autor lo son siempre adrede. En un espacio en que las contradicciones afectan profundamente a los personajes materializadas bajo forma de conflictos interiores, Juan Marsé, en Si te dicen que caí, privilegia, a veces, la fisonomía en la descripción : después de permanecer durante mucho tiempo en su escondrijo, vemos que Marcos Javoloyes vivía un drama con sus labios llenos de pupas el brillo acerado de sus ojos su barba que era rubia como la miel [57]; también notamos los grandes bigotes de Palau; el ojo tuerto de Justiniano; los ojos legañosos de Java; los dientes podridos de Ñito; la cabecita de pelajos cortos y la nuca de piojosa de Ramona; la sonrisa mellada y los dientes rotos y enfermos de María, la Fueguiña, el pus supurando por el oído del Tetas[58]etc.
Tales ejemplos abundan a lo largo de la obra y nos acostumbra a seguir la evolución de los sentimientos de los personajes según su fisonomía y nos permiten comprender ciertos comportamientos y acciones de los personajes y adivinándolos. A menudo, pueden así contribuir a volver previsible el texto.
Otro aspecto de la descripción en Marsé se refiere a la colocación de los personajes que puede ser reveladora de sus estados de ánimo y preocupaciones o reflejar una concepción de vida o adhesión a algunos valores.
Elvira, por ejemplo, para formar parte de la alta clase, compra el título de la baronía, nunca había sido baronesa compró la baronía por doscientos vagones de trigo entregados al Gobierno Civil.[59]
Además, contrariamente a los muchachos kabileños que a través de las Aventis lo cuentan todo, los guerrilleros urbanos aprovechan cierta conciencia política. Su hostilidad hacia el conformismo de los vencedores, su protesta contra la sociedad de éstos, las expresan mediante la extravagancia de sus acciones. Pero, a pesar de su lucha, acaban por fracasar y son descritos como Hombres de hierro, forjados en tantas batallas, llorando por los rincones de las tabernas como niños[60]
Todo eso nos conduce a ver de nuevo la presentación y la descripción de los personajes. Desde el punto de vista realista, distinguimos a vencedores y a vencidos (familia Galán, familia de la baronesa, etc, los guerrilleros y sus niños, o sea, los miembros de la pandilla) ; a burgueses y a proletarios; a perseguidores y a perseguidos (fuerza de represión, familia Galán, Java, los guerrilleros, Aurora-Ramona).
Pero, el relato se esfuerza por establecer, de manera constante, puentes entre estas distintas series[61]a través del narrador y el papel que desempeña.
III- EL NARRADOR Y SUS FUNCIONES:
El narrador principal de la novela, Ñito, cuenta hechos que pertenecen a un presente inmediato, la muerte de su antiguo amigo Java y otros que pertenecen a un pasado lejano, la infancia de ambos en la trapería.
Pero, conviene añadir que, además del narrador principal, en Si te dicen que caí, las voces narrativas son múltiples. Y compartiendo las afirmaciones de Sherzer según las cuales los narradores son muchos, aunque el más importante es Sarnita, uno de los jóvenes que se reúnen en la trapería de Java, y quien seguirá narrando 30 años más tarde como celador del hospital. Su interlocutor en el hospital es la Sor Paulina, también antigua habitante del barrio de juventud de Sarnita; hay otros narradores de menos (sic) alcance [62]como los guerrilleros y otros miembros del corro de los niños que vamos a examinar a medida que avanzamos.
Así, con esta pluralidad de narradores, tenemos muchos puntos de vista distintos y nos enteramos de los acontecimientos de la época a través de diversas versiones contadas por los personajes: versiones, a veces, complementarias y contradictorias que nos permiten , aunque borrosamente, comprender lo ocurrido. Como lo ha dicho Fischer los personajes evocan, cuentan, imaginan ,completan y contrastan una historia del pasado[63]Algunos ejemplos de esta deliberada ambigüedad por parte del novelista nos llama la atención: la tortura a Juani la Trigo en el descampado corresponde con la de la Fueguiña en la Cripta y ambas con las torturas reales practicadas en la cheka durante la Guerra Civil (donde el falangista Justiniano pierde el ojo) y con los interrogatorios practicados cinco años después en el chalet de Sant Gervasio o Consulado de Siam y /o en la torre-almacén de la baronesa en Sarriá [64]donde ahora Justiniano ya no está temblando[65]delante de la gran mesa rectangular y encerada como cinco años antes[66]
A través de estos ejemplos, podemos decir que, en esta novela no se trata de una narración homogénea donde alternan relatos y diálogos. Será, pues, necesario examinar las funciones del (de los) narrador(es) en las diferentes modalidades del relato. Y, como lo sabemos, lo propio del acto narrativo es contar un acontecimiento o una sucesión de acontecimientos ficticios o reales a través del lenguaje literario escrito respecto al campo de la expresión literaria. En Si te dicen que caí, el discurso narrativo, el relato que viene de éste, tiene como funciones la imitación y la representación por medios de realidades verbales y, a veces, no verbales[67]; y nos proporciona distintas informaciones narrativas. Nada más que en el primer párrafo de la obra, oímos la voz confusa del narrador principal Ñito, cuenta que un remoto espejismo traspasado por el aullido azul de la verdad[68]Además, cuando vemos la cantidad de informaciones explícitas proporcionadas respecto a la historia contada y a la situación representada podemos, como lectores, estimarnos correctamente informados o de modo insuficiente, a veces. Estos diferentes grados de informaciones están ligados con las modalidades del relato. Estudiando de modo perspicaz varias clasificaciones de los modos del relato propuestas por otros críticos, Gerard Genette sintetiza, así, su punto de vista:
Le consensus s"établit sans grande difficulté sur une typologie à trois termes dont le premier correspond à ce que la critique anglo-saxonne nomme le récit à narrateur omniscient et Pouillon " vision par derrière " et que Todorov symbolise par la formule Narrateur > Personnage [69]dans le second Narrateur= Personnage [70]( ), c"est le récit à point de vue selon Lubbock," la vision avec" Selon Pouillon ; dans le troisième, Narrateur [71]Personajes [72]
Es el relato objetivo que Pouillon llama la visión con.
Cuando analizamos, a la luz de los tres términos de esta tipología, el relato novelesco de Marsé, Si te dicen que caí resulta ser casi totalmente un relato con narrador omnisciente. La "visión hacia atrás" queda, pues, el modo dominante aunque podemos ver también que es un relato con puntos de vista.
Así el narrador omnisciente exterior y parte integrante a la vez de la historia, ocupa y desempeña un papel preponderante. Por eso, estas afirmaciones de Amell resultan ilustrativas:
en el nivel de los niños, aparte del narrador omnisciente, aparece otras muchas voces: Ñito adulto; Ñito; niño (Sarnita); Java, diversos miembros del grupo de los niños; Aurora/Ramona en otras ocasiones el uso que Ñito– narrador- hace de la tercera persona gramatical al referirse a Sarnita, sufría alucinaciones, el tal Sarnita, hermana, estaba atontado de las bombas[73]
Entre los guerrilleros existen múltiples voces: Palau, Sendra, Marcos, entre otros. En una conversación en que están presentes Sendra, Navarro y Bundó, encontramos a la vez la complejidad y la ambigüedad. Sendra pregunta por Marcos; Bundó le contesta y el narrador dice y Bundó se lo contraría, ese mismo día u otro cualquiera [74]
Sin embargo, sin entrar en los detalles teniendo en cuenta los ejemplos ya citados, nos hallamos ante unos narradores cuya función es contar introduciendo otras voces. Eso se ve en la primera palabra del texto Cuenta . Son, entonces, narradores personales porque quedan implicados y comprometidos en los hechos; Sarnita dice al corro: A partir de ahora, chavales, la amenaza será constante e invisible[75]
La función esencial de los narradores como productores y organizadores de relato es la narración a la que conviene agregar para atenernos a un nivel superficial de estudio. Por ejemplo, parte de la función de Sarnita es introducir, de manera explícita, en el relato las voces del barrio que se perfilan detrás de la suya. Si la Sor Paulina, en los momentos de los acontecimientos, arroja luz sobre los recuerdos de Ñito; éste, a veces, los interpreta, a través de las voces anónimas de la calle o de las de los adultos, usando expresiones como: cuenta que; dicen que; dijeron que. Así es como relata el recuerdo de la baronesa, cierto rumor insistía en que no era baronesa ni lo había sido nunca[76]
Por lo tanto, la función narrativa es ampliamente delegada a los personajes[77]y el narrador principal limitándose a orquestar las voces sin buscar a levantar las ambigüedades que hacen aparecer la complejidad[78]de su disposición.
Esta complejidad subrayada por Soldevila Durante puede dar a los narradores de menor alcance otras funciones como la de dar nuevas informaciones. Nos enteramos de lo ocurrido en la etapa final de la persecución con los guerrilleros y la de completar o añadir informaciones: por ejemplo, Java da elementos que contradicen lo que ya sabemos de Ramona. Estos narradores dan otras versiones del destino de los personajes como el caso del marinero Marcos que da al narrador principal la función de elección y dirección lo que lleva la narración a valerse de condensación y reducción en los relatos de acontecimientos y los relatos de palabras[79]Es de notar que los narradores se parecen a una especie de concienciencia ya que cuentan una historia desde un punto de vista superior. Esos atributos del narrador son importantes para la revelación de los pensamientos de los personajes, las descripciones y las anticipaciones, es decir, la manera como el autor crea a sus personajes.
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