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La Cortesía Verbal, una práctica social necesaria


Partes: 1, 2

  1. Resumen
  2. El saludo dentro de los Estudios Lingüísticos
  3. La Cortesía Verbal como teoría lingüística
  4. El saludo como manifestación de las relaciones interpersonales
  5. Bibliografía

Resumen

La presente investigación constituye un acercamiento al Saludo como acto de habla y a su uso cortés, descortés y anticortés. Para ello, se parte de la Sociolinguística y la Pragmática como perspectivas para el estudio, por tanto, se ofrece la información teórica que lo sustenta.

De igual modo, se muestra una mirada hacia la Cortesía Verbal como teoría lingüística, con énfasis en la descortesía y anticortesía verbal y en el saludo como acto de habla que puede ser o no cortés, descortés y anticortés.

El saludo dentro de los Estudios Lingüísticos

Los estudios lingüísticos reflejan el constante cambio que se produce en la lengua, motivado en gran medida por el desarrollo de la humanidad y el propio uso social, que es el que determina finalmente cómo expresarnos, aún cuando exista una norma establecida.

En los últimos años se ha notado el incremento del uso de formas de saludo que laceran la buena educación formal recibida de nuestros abuelos. Se manifiesta fundamentalmente en los individuos más jóvenes, quienes imprimen a sus relaciones interpersonales un alto grado de confianza, cualesquiera que sean las circunstancias; por lo que causan, aunque no en todos los casos, molestias e incomodidad en los receptores y demás personas que los escuchan.

Esta temática forma parte de los estudios actuales de Cortesía Verbal desarrollados por el Departamento de Letras de la Universidad de Oriente. Son varios los autores que han abordado el tema desde diferentes perspectivas y los trabajos presentados en los distintos Coloquios del Programa de Estudios del Discurso de Cortesía en Español (EDICE), así lo demuestran. Por tanto, se han tomado como antecedentes y referencias los de mayor relación con el estudio en cuestión. Entre ellos pueden citarse:

• "Constitución de la identidad y anticortesía verbal entre jóvenes masculinos hablantes de español", de Klaus Zimmermann (2003). Aportó elementos relacionados con la anticortesía, uno de los tópicos importantes que se analiza en el presente proyecto.

• "Actividades de cortesía, imagen social y contextos socioculturales: una introducción", de Diana Bravo (2003). Analiza el factor sociocultural como muy influyente en la producción e interpretación de los enunciados corteses; aspecto tomado en consideración, pues se indaga sobre las particularidades en el comportamiento social de los jóvenes que condicionan el empleo de las formas de saludo.

• "Cortesía vs. descortesía: un modelo literario", de Diana Gioia (2007). Es uno de los textos más importante desde el punto de vista teórico, puesto que presenta toda una caracterización de la Cortesía Verbal como teoría lingüística. Hace alusión a las primeras figuras interesadas en el tema y sus diferentes pensamientos, y sus posteriores discípulos con nuevas miradas sobre el tema. Así pues, se esquematizan estas aproximaciones en cuatro grupos, donde queda resumida explícitamente toda la teoría de la cual debe partirse cuando se habla de Cortesía Verbal.

• "Hacia una categorización sociopragmática de la cortesía, descortesía y anticortesía. El caso de conversaciones españolas de registro coloquial", de Bernal (2007). Se estudian los actos de habla corteses, descorteses y anticorteses a partir de muestras de interacciones coloquiales de vital importancia para estudiar el saludo, pues este tipo de interacción se caracteriza por ser representativo de uno de esos actos.

• "Una aproximación al uso de la cortesía verbal en la interacción entre trabajadores del turismo y canadienses anglófonos (Santiago de Cuba)", de Dania Rosales Fernández (2008). También es importante en el aspecto teórico porque profundiza en la Cortesía Verbal a través de un acercamiento a las bases conceptuales de la Pragmática, como disciplina en la que se enmarca, la cual sustenta desde el punto de vista teórico este Trabajo de Diploma, pues el objeto del estudio es la lengua en uso, que constituye la esencia de la Pragmática.

• "El análisis de la cortesía comunicativa: categorización pragmalingüística de la cultura española", de Henk Haverkate (2003). Ofrece distintas categorías de actos de habla para corroborar que la cultura española posee la llamada "cortesía positiva", a diferencia de otros países europeos. En este sentido sirve de base porque, precisamente, el saludo es un acto de habla y reafirma la espontaneidad y familiaridad presentes en la comunicación, como muestras de esa cortesía positiva.

Se han consultado, además, otros trabajos mucho más relacionados con la temática que evidencian las pocas indagaciones desarrolladas al respecto, dentro y fuera de Cuba. Tal es el caso de: "¿Qué significa saludar?", de Rafael Areiza Londoño y Alejandro David García Valencia (2003), el cual aborda en su totalidad el saludo como acto de habla y las manifestaciones de éste desde la antigüedad hasta la evolución experimentada en nuestros días, por lo que brinda una información más específica sobre el objeto de estudio del presente trabajo y "El saludo, un estudio sociolingüístico desde la (des)cortesía verbal en hablantes de la comunidad santiaguera de Los Hoyos", de Yurisleidis Armela Zamora (2010).

En este último se demuestra cómo los elementos socioculturales condicionan el uso del saludo descortés en la comunidad Los Hoyos de Santiago de Cuba. Este mismo propósito se asume en el presente trabajo, pero en los repartos "Sueño" de Santiago de Cuba y "Aurora" de Las Tunas en función de caracterizar el empleo del saludo en los jóvenes de ambas comunidades.

1.1 Sociolingüística y Pragmática, dos perspectivas para el estudio lingüístico.

En este epígrafe se profundiza en los elementos teóricos de la Sociolingüística y la Pragmática como disciplinas lingüísticas que ofrecen las herramientas básicas para el estudio del saludo como un acto de habla que refleja la interacción social de los hablantes, y de la Cortesía Verbal como teoría lingüística, donde se incluyen la descortesía y la anticortesía, aspectos relevantes con los cuales se trabaja.

1.1.1 La Sociolingüística.

Varios son los estudios realizados sobre esta disciplina lingüística que aluden a su definición y a los aspectos esenciales de su objeto de estudio. Entre ellos se encuentra el texto La Sociolingüística (1979), de Gaetano Berruto, quien tiene en cuenta la concepción "vulgata" como axioma. Esta la define como una "ciencia que estudia la lengua no en cuanto sistema abstracto (código), sino en cuanto instrumento central de comunicación concretamente utilizado en comunidades sociales; y que, por tanto, estudia las interrelaciones entre lenguaje y sociedad o entre lengua y sociedad" (1979:15).

Para Humberto López Morales, la sociolingüística es "el estudio de la lengua, pero en su contexto social; es decir, el análisis de todos los casos en que los factores sociales influyen en la lengua y en su manejo dentro de una comunidad de habla dada" (1990 Apud Darias, s. f.: 4). Además, esclarece que "el eje indiscutido de los estudios sociolingüísticos es la variación lingüística, la cual es inherente a todas las lenguas, y arroja patrones muy bien definidos y regulares. Los datos que se estudian deben de descubrir el comportamiento sistemático de la variación" (Idem).

Otra investigación donde se retoma la definición es "Algunas consideraciones sobre la sociolingüística como ciencia y el análisis variacionista" de José Luis Darias (s.f.) Aquí se comenta que, en esencia, las exploraciones sociolingüísticas profundizan en los influjos que ejercen los aspectos sociales en la estructura de la lengua y se distinguen dos ramas: lingüística, donde se investiga el reflejo de los fenómenos y procesos sociales en el sistema de la lengua, denominada sociolingüística; y sociológica, que se ocupa del reflejo de los fenómenos lingüísticos en los procesos sociales. De modo que si se parte de los hechos o signos lingüísticos, el estudio sería netamente sociolingüístico, mientras que si se toma como base el efecto de las relaciones sociales entre las personas sobre la lengua, sería una inquisición linguosociológica (Ibid: 3).

Después de haber analizado estos criterios y otros encontrados en el proceso de búsqueda bibliográfica se puede afirmar que el objeto de la Sociolingüística, es el estudio del uso del lenguaje por los hablantes, teniendo en cuenta los contextos sociales en los cuales se desarrollan. De ahí la influencia de factores sociales como: nivel socioeconómico, edad, sexo, nivel de escolaridad, grupo étnico y la propia situación comunicativa, en el empleo de la lengua, los cuales conducen a la existencia de variaciones, estudiadas también por la disciplina que se analiza.

Con respecto al surgimiento y posterior desarrollo de esta, existen, de igual modo, diversos criterios. Aunque, lógicamente, se diferencian en cuanto al año exacto en que se adopta el término "sociolingüística" y todas las nuevas ideas que propone. Predomina el juicio de que en los años sesenta del siglo XX inicia el interés por la relación lenguaje – sociedad , y que son los autores norteamericanos, entre ellos W. Labov, Dell Hymes y Jhon Gumperz, los más destacados en este tipo de estudios .

Al tener claro aspectos esenciales de la definición y surgimiento de la sociolingüística, resulta necesario continuar indagando en otros aspectos inherentes a ella. Francisco Moreno Fernández considera que ella ofrece tres niveles de análisis (Apud Andreita, s.f.:7-10): el macrosociológico , el microsociológico y el lingüístico .

Según este autor "la variación es el uso alterno de formas diferentes de decir lo mismo" y "se puede encontrar prácticamente en todos los niveles de la lengua, desde el más concreto (fonético-fonológico) al más amplio (discurso, por ejemplo), pasando por la gramática y el léxico" (1999: 3-14). Por tanto, existen cuatro tipos de variación lingüística: fonético-fonológica, sintáctica, léxica y en el discurso.

La variación fonético-fonológica es la más fácil de estudiar puesto que no le atañe lo relacionado con el significado. Los grupos de factores lingüísticos que pueden determinar este tipo de variación son: contextuales (siguen o anteceden a la variable), distribucionales (lugar en que aparece el fonema) y funcionales (naturaleza de las categorías gramaticales donde se incluye la variable).

Sobre la variación sintáctica, Silva-Corvalán en Sociolingüística. Teoría y análisis (1988:98), declara que es menos frecuente que la fonológica por la escasa frecuencia de contextos donde ocurre el fenómeno. Esto, unido a la dificultad en la obtención de ejemplos de uso de ambas variantes, hace a la sintáctica más difícil de cuantificar.

Entre las variables que se incluyen en este grupo figuran: las de tipo morfológico (afectan la morfología, sobre todo gramatical, pero no los niveles pragmático y sintáctico), categorial (influyen en la morfología, unas veces, y en la sintaxis, casi siempre, implicando los niveles semántico y pragmático), funcional ( están en la sintaxis y, parcialmente, en la morfología; no se relacionan con otros factores semánticos, sino que se hallan determinados por factores geográficos, sociolingüísticos, históricos y estilísticos), posicional (se trata aquí de la entonación).

El estudio de la variación léxica busca explicar la alternancia en el uso de formas léxicas en determinadas condiciones lingüísticas y extralingüísticas.

La variación en el discurso es difícil de delimitar con respecto a la léxica y la morfológica. El cambio de referente, de turno o el énfasis son algunas variables de tipo discursivo. Debe mantenerse aparte esta forma de variación pues también hay casos de variación discursiva fónica o léxica.

En cuanto a las líneas de estudio de la disciplina en cuestión se plantean las siguientes: sociolingüística interactiva, cuantitativa y la planificación lingüística (Andreita, op.cit.:10-11).

Resulta obvia la relación de la Sociolingüística con otras disciplinas, por sus tareas, objeto y campo de acción. Entre ellas se pueden mencionar: la psicolingüística, sociología del lenguaje, textolingüística, etnolingüística, dialectología, la antropología cultural, social y lingüística, y la pragmática.

La correspondencia con esta última disciplina es de gran interés para la indagación que se presenta, porque factores sociales como el contexto o situación comunicativa, la edad, el sexo y el nivel de escolaridad, intervienen en la selección e interpretación de las formas lingüísticas que los hablantes usarán en sus interacciones; en este caso, para saludar. Es decir, el medio determina cómo decir e interpretar los enunciados, aspectos esenciales de la Pragmática.

1.1.2 La Pragmática

De manera general, la Pragmática viene desarrollándose desde el pasado siglo XX, cuando se renueva el interés por una lingüística más humanística, donde la relación directa del hombre con el lenguaje y con los otros a través de éste, ocupa un lugar primordial, al igual que la Sociolingüística. Se sale del ámbito puramente lingüístico, formal, para, en este caso, adentrarse en el mundo del uso espontáneo del lenguaje por el hombre. Es otra disciplina lingüística que funciona como herramienta de análisis en las diferentes investigaciones cuyo objetivo sea el uso en sí del lenguaje y la relación entre éste y los usuarios.

Estudia cómo los seres parlantes interpretan enunciados en contextos, o sea, cuáles son los principios que guían la interpretación de las enunciaciones: relación con los participantes, el contexto lingüístico inmediato y el entorno o situación comunicativa, incluidas las creencias de los individuos, su conocimiento de sí mismos, del mundo que los rodea y del lenguaje que usan ("La Pragmática. Nuevas tendencias en los estudios lingüísticos actuales", s.d.e).

Es por ello que Charles Morris considera la Pragmática como "el estudio de la relación entre los signos y los intérpretes, por lo que se puede interpretar no como otro componente de la teoría del lenguaje (semejante a la fonología, la morfología, la sintaxis), sino como una perspectiva que puede aplicarse a cualquier aspecto de la estructura del lenguaje, puesto que la función de estos está ligada a la comunicación. La entonación, las muletillas, las pausas, la elección léxica, todos los fenómenos no categoriales, caracterizados por ser elegidos libremente por el hablante, pueden analizarse desde la perspectiva pragmática, al igual que los fenómenos semánticos como la deixis y la presuposición, así como otros aspectos de la comunicación" (Apud Idem) .

Dicho de otro modo, la pragmática estudia la manera intencional de producir significado mediante el lenguaje y los principios que regulan los comportamientos lingüísticos dedicados a la comunicación. Los fenómenos que, hasta el momento, se consideran exclusivos de la pragmática son: la estructura lógica de los actos de habla, los tipos de implicación, la deixis, ciertas estructuras discursivas y, en general, la relación entre hablantes, discurso y contexto. Esta nueva perspectiva de estudio se utiliza en esta investigación, puesto que se profundiza en el saludo como una de las formas de interacción entre los hablantes.

El campo de estudio de la pragmática no se encuentra unificado, por lo que los análisis de esta naturaleza muestran gran diversidad. No obstante, todos acuden a ciertas nociones básicas: hablante-contexto-significado y todos presentan la persistencia de encarar el análisis lingüístico como de la comunicación humana, y no de sistemas de signos abstraídos de su función comunicativa (Idem).

Entre los postulados básicos sobre los cuales se funda la pragmática se encuentran los planteados por Leech en Principios de Pragmática: La forma lógica o representación semántica de una oración es diferente de su interpretación pragmática/ La semántica estudia reglas: la pragmática estudia principios/ Las reglas de la gramática son convencionales, los principios de la pragmática no son convencionales, sino motivados por los objetivos de la comunicación/ La pragmática relaciona el significado convencional de un enunciado con su fuerza ilocucionaria (es decir, lo que ese enunciado hace: prometer, afirmar, etc.)/ Las categorías de la gramática son discretas y determinadas; las de la pragmática son generalmente continuas e indeterminadas (Idem).

Esos postulados son de gran utilidad para la investigación porque permiten reafirmar que con sólo analizar el modo en que una persona saluda a otra, es decir, la expresión que emplea, la entonación o énfasis, los gestos, se puede saber el tipo de relación que existe e incluso suponer una serie de ideas alrededor de ellas. Y es que el uso espontáneo de la lengua no es invariable o rígido, las expresiones no siempre se interpretan de manera literal, se va más allá en busca de lo que realmente se quiere señalar. Por otro lado, el hablante tiene la posibilidad de escoger, en el momento de saludar, las estructuras lingüísticas que desee, según correspondan a sus intereses; de ahí que se considere a la pragmática como no convencional o preestablecida, sino indefinida, amplia.

Se plantea que esta disciplina constituye el primer intento de hacer, dentro de la lingüística, una teoría del significado de las palabras en su relación con hablantes y contextos. Trata de explicar, entre otras cosas, en qué consiste la interpretación de un enunciado, cuál es la función del contexto, qué relación hay entre el significado literal y el que comunica y cómo afecta la función comunicativa a la gramática de las lenguas (Idem).

El significado de la lengua en uso suele llamarse "significado del hablante" y se caracteriza por ser intencional y depender de las circunstancias en que se produce el acto comunicativo. Este significado tiene una parte explícita (la expresión) y otra implícita (lo que no se dice, pero se comunica a través de las inferencias que debe hacer el receptor). El "significado del hablante" es el significado completo del enunciado, es decir, la parte explícita y la implícita. Por lo que se concluye que la pragmática también estudia esa porción del significado que no es convencional o gramatical (Idem). Este es un aspecto importante para el análisis de las muestras de saludos en las dos comunidades objeto de estudio.

Según María V. Escandell Vidal existe una serie de "factores que, siendo ajenos al código lingüístico intervienen decisivamente en el uso que hacemos de la lengua" (s.f.: 4-5) y dentro de él, en el acto de saludar, por lo que se tienen en cuenta para la recogida de las muestras. Ellos son: Emisor (E): hablante que produce intencionalmente una expresión lingüística en un momento dado, ya sea de forma oral o escrita; Destinatario (D): hablante al que se dirige el emisor, excluye a los oyentes ocasionales que captan el mensaje ; Situación (S): incluye todo aquello que, física o culturalmente, rodea el acto de enunciación; Enunciado (e): es la expresión lingüística que produce el emisor. Funciona como la unidad mínima de comunicación y está delimitada por el cambio de emisor, sin que se tengan en cuenta otros factores estructurales, como la complejidad sintáctica o la longitud; Intención: es el propósito o la meta que el emisor quiere conseguir con su enunciado; la Distancia Social o relación entre los interlocutores (E-D, y en consecuencia, D-E), como la establecen los patrones sociales vigentes en cada cultura.

Como ya se expresó, la tarea central de la Pragmática es explicar, además de los principios que regulan la interpretación de los enunciados, cómo es posible comunicar más de lo que se dice literalmente. Para ello son fundamentales los procesos de inferencia, es decir, la manera mediante la cual, de la combinación de dos o más proposiciones (premisas), se puede extraer una proposición nueva y distinta (conclusión).

Se ha podido apreciar cómo la Pragmática se convierte en otra herramienta, muy útil, para este estudio porque presta atención a la teoría de los Actos de Habla, donde se encuentra el saludo como uno de ellos y a lo relacionado con la Cortesía Verbal, como reguladora del intercambio social, del cual, igualmente, forma parte el saludo.

Lo relacionado con la cortesía, por ser esencial para la investigación, requiere de un estudio más profundo y amplio; por ello se abarca en epígrafes posteriores y lo referente a los actos de habla, importante también porque el saludo es uno de ellos, se analiza a continuación.

1.1.2.1 Los actos de habla

Los actos de habla son considerados como:

la expresión mínima de la comunicación mediante la cual un actor o emisor produce enunciados que materializan la intención de despertar en el destinatario una serie de reacciones acordes con las expectativas expresadas o no en el acto enunciativo, dentro de un contexto que determina necesariamente el sentido de lo dicho. El acto de habla se construye, por tanto, dentro de una estructura contextual, la cual enmarca la aplicación de un conjunto de reglas para la producción de enunciados pertinentes y adecuados en eventos dialógicos (Londoño, 2003:.2).

Existen otras definiciones, importantes también, porque ofrecen elementos precisos al respecto, entre ellas:

• son "la producción o emisión de una ´instancia´ de una oración bajo ciertas condiciones" (Searle, 1980:16 Apud Vega, 2003:1).

• pueden verse como las unidades básicas de la comunicación. En este sentido, no difieren de los enunciados. En la denominación de actos de habla se pone énfasis en una propiedad esencial de la comunicación: comunicarse es una forma de actividad, y, por lo tanto, cada enunciado realiza un tipo particular de acción (Escandell, s.f.:8).

Lo cierto es que, como su nombre lo indica, el acto de habla es la expresión por medio de la cual el hablante lleva a cabo una acción que puede ser solicitar información u ofrecerla, disculparse, expresar indiferencia, agrado o desagrado, amenazar, invitar, rogar, saludar, entre otros; puede ser oral o escrito e implica una interacción entre los individuos.

La idea de concebir los enunciados como acción representa, según Escandell, una de las direcciones de estudio más importantes en el desarrollo histórico de la Pragmática, especialmente a partir de los trabajos de Austin y Searle. Mientras que Austin pone el énfasis en la idea de acción, Searle se centra más en el carácter convencional de los actos de habla y en las relaciones entre forma lingüística y acto de habla (Idem).

Xavier Frías Conde (2001:12) plantea que según Austin los actos de habla llevan asociados dos conceptos que él llamó el significado (lo que dicen las palabras) y la fuerza (lo que hacen las palabras: afirmar, jurar, pedir, ordenar) Todo esto se produce en tres actos o fuerzas en conjunción, que son las que dan lugar a cualquier acto de habla:

• la locutoria (el significado) donde las reglas gramaticales se presentan normalmente.

• la ilocutoria (la fuerza) a partir de la cual la fuerza locutoria adquiere una carga de información que hará que el enunciado alcance valores de declaración, promesa, prohibición. Es decir, evidencia la intención del emisor.

• la perlocutoria (la influencia) que produce una respuesta en el receptor a partir de un enunciado.

Por ejemplo: A y B llevan largo rato caminando y se aproximan a un parque:

A: ¡Qué cansada estoy!

Inmediatamente B propone descansar en el parque.

En esta situación están presentes las tres fuerzas o actos, la locutiva por el sólo hecho de enunciar la frase; la ilocutiva en la intervención de A, pues necesita descansar en el parque y lo declara de ese modo a B, es evidente que en su enunciado hay una intención; y la perlocutiva, porque B reaccionó en correspondencia con la intención de A.

Se hace referencia a estos actos o fuerzas puesto que, como bien expresara Austin son los que dan lugar a cualquier acto de habla, por lo cual el saludo no queda exento. Al respecto, es válido señalar las disímiles ocasiones en que se saluda de una manera para obtener algo a cambio y se consigue; ello muestra el empleo de la fuerza ilocutiva y perlocutiva.

Searle (1975) agrupó y clasificó los diferentes tipos de acción en cinco categorías básicas: actos asertivos o expositivos: el emisor pretende reflejar el estado de cosas del mundo ; actos directivos: el emisor pretende que el destinatario lleve a cabo una determinada acción ; actos compromisivos: el emisor manifiesta su compromiso de realizar una determinada acción ; actos declarativos: el emisor produce cambios en el mundo en virtud de la autoridad que le ha sido otorgada ; actos expresivos: el emisor manifiesta su estado de ánimo con respecto a algo (Escandell, s.f.:8).

Henk Haverkate amplía o modifica esta clasificación de Searle y propone tres tipos de actos de habla: actos del discurso, actos paralinguísticos y actos metapragmáticos (2002:61).

Los actos del discurso responden a situaciones comunicativas concretas y son de extensión variable, ejemplo de ellos son las llamadas parejas adyacentes pregunta y contestación, cumplido y respuesta, argumento y contraargumento. Lo conforman tres clases de actos: los actos asertivos, directivos y expresivos:

• actos asertivos o expositivos: su objeto ilocutivo se define como la intención del locutor de asumir la responsabilidad por la verdad de lo que asevera. Dentro de ellos se encuentra la repetición léxica, una estrategia discursiva enfática que tiene como fin insistir en la importancia de una información o punto de vista emitido en una fase anterior de la conversación, y la ironía, cuya esencia radica en que el hablante manipula el valor veritativo de lo que asevera, o sea, comunica lo contrario de lo que cree (Ibid: 62-63).

• actos directivos: el emisor pretende influir en el comportamiento intencional del interlocutor de forma que éste lleve a cabo la acción descrita por el contenido proposicional del enunciado. En él se distinguen dos variantes fundamentales: el ruego y la orden (Ibid: 65-66).

• actos expresivos: su objeto ilocutivo es la expresión de un estado psicológico del hablante, causado por un cambio en el mundo que atañe al interlocutor o al hablante mismo (Ibid: 66-67). El autor estudia aquí, particularmente, el agradecimiento y el cumplido, lo que no quiere decir que sean los únicos actos expresivos, sino que son tantos como estados psicológicos experimenta el hablante; en dependencia de estos será el grado de expresividad del acto.

Los actos paralingüísticos se bifurcan en dos subclases fundamentales: actos cinésicos y actos proxémicos, cuyo objeto es repartir el espacio físico entre los interlocutores en el lugar donde se desarrolla el intercambio verbal. El comportamiento proxémico de las personas muestra notables diferencias culturales, pues los locutores árabes e hispanoamericanos prefieren una distancia interaccional relativamente corta, mientras que los suecos, británicos y norteamericanos eligen ocupar un espacio físico más amplio. De ello Haverkate concluye que existen culturas de solidaridad y de distanciamiento, y establece la tesis de que a mayor distancia espacial corresponde mayor necesidad de guardar privacidad y autonomía y viceversa (Ibid: 68-69).

Y los actos metapragmáticos son actos realizados dentro del marco de la etiqueta conversacional (Ibid: 69). El autor escoge como ejemplo "la tolerancia a las interrupciones conversacionales" (Idem) que no se manifiesta de igual modo en las diferentes culturas, pues en casos como el de Panamá (en pueblos indígenas) se prohíbe la interrupción del interlocutor cuando está hablando; sin embargo, en España se acepta la interrupción, los monólogos simultáneos y las contribuciones naturales al intercambio verbal. Esto se debe, según el autor, a que la duplicidad de turnos y las interrupciones son interpretadas como señales de solidaridad, que reflejan empatía e interés por el interlocutor a través del contacto verbal (Idem).

Searle también esboza una clasificación de los actos de habla en:

• actos directos: donde coinciden el aspecto locutivo e ilocutivo, es decir, se expresa directamente la intención.

• actos indirectos: no coinciden el aspecto locutivo e ilocutivo, por lo que la finalidad de la oración es distinta a lo que se expresa directamente.

Areiza Londoño ofrece otra tipificación según la secuencia de aparición de un acto de habla y el rol de los actores enfrascados en la relación social recíproca:

• actos fáticos: donde se ubica el saludo y su contestación, el agradecimiento y la despedida.

• actos con valor significativo mayor: se encuentra el acto de preguntar y de dar la dirección (2000:1).

El acto de habla saludar, en nuestro contexto, es una constante comunicativa y una práctica cotidiana al servicio de la relación social, que simultáneamente actúa a la manera de catalizador de las relaciones establecidas y de apertura de cualquier evento interpersonal en el que el hecho lingüístico es relativamente marginal con relación a la actitud que se tiene con respecto al otro en el momento del encuentro, momento en el cual se magnifica la relación, se refrendan los afectos y se reconocen los interlocutores. Las formas lingüísticas adoptadas, para la materialización de este acto de habla, están en función de una serie de factores macro y microcontextuales que determinan enunciaciones que caracterizan nuestra integralidad sémica cultural (Londoño, 2005: 94).

Se ha profundizado en criterios de diferentes e importantes autores acerca de los actos de habla, para obtener una información amplia y precisa, dentro de la cual puede insertarse el estudio del saludo, debido a que constituye un acto expresivo, en dependencia del estado anímico del hablante y de sus intenciones con respecto a la persona con que interactúa.

Por otra parte, del nivel de intimidad o afecto que posean las relaciones interpersonales entre los individuos, dependerá la proximidad o distanciamiento físico y los gestos o movimientos corporales, al efectuar el saludo.

Sin embargo se puede afirmar que este es uno de los actos más frecuentes en la interacción humana y mucho más en nuestra sociedad donde, en la mayoría de sus regiones, se saluda varias veces en el día; es directo, expresivo y fático, aunque esto último depende del hablante pues no todos saludan con el mismo grado de efusividad o énfasis.

Tanto la teoría de los actos de habla como lo relativo a la cortesía son aspectos ineludibles dentro de la Pragmática, disciplina lingüística que complementa y se nutre de la Sociolingüística, de modo que no pueden verse desligadas.

1.1.3 Relaciones interdisciplinarias

Después de haber profundizado en aspectos esenciales de ambas disciplinas lingüísticas se pudo constatar la estrecha relación que existe entre ellas, a tal punto que no se pueden ver desligadas, sino que se complementan una a la otra. En primera instancia parten de un elemento común: la comunicación y estudian, de un modo u otro, todos los elementos que componen este proceso, dando siempre mayor importancia al enunciado lingüístico, pues constituye la esencia de ambas disciplinas.

La Pragmática facilita el acercamiento a la manera en que el hablante conforma su discurso, o sea, las formas lingüísticas que selecciona para expresarse en las diferentes situaciones comunicativas y de ahí, a cómo es interpretado ese discurso por el destinatario; es decir, qué principios rigen su asimilación. A la vez, en esa elección lingüística influye fuertemente una serie de factores extralingüísticos o sociales como el sexo del individuo, la edad, el nivel de instrucción, su procedencia social, entre otros, y es aquí donde comienza a funcionar la Sociolingüística, pues se habla ya de la relación entre lengua y sociedad. Pero su función no concluye aún, porque además de atender esta correspondencia, profundiza en la diversidad de esas formas lingüísticas, debido a que no todos los hablantes usan los mismos términos aunque se encuentren en igual situación. Por tanto, es innegable la afinidad entre dichos terrenos de estudio lingüístico.

En este epígrafe se han ilustrado las materias teóricas que sustentan el estudio, con el objetivo de discernir, dentro de ellas, los elementos que funcionan como herramientas básicas para el análisis de las muestras e interpretación de los resultados. El saludo es un acto comunicativo frecuente e inherente a las relaciones interpersonales; en su realización influyen factores extralingüísticos o sociales, como ya se analizó, los cuales condicionan las distintas formas lingüísticas en que se manifiestan. De igual modo, responde a una espontaneidad propia de la lengua en uso o cotidiana, y no siempre su significado es literal, sino que se puede interpretar a partir de las inferencias o implicaturas, que permiten obtener una parte del mensaje que se halla oculta u oscura; todo ello es posible gracias a la Pragmática.

Esta última engloba también lo relacionado con la teoría de los actos de habla (tratada por diferentes autores), donde se incluye el saludo como uno de ellos. Por medio de la enunciación de este acto de habla, expresivo y fático en la mayoría de los casos, se hace palpable la posesión, por parte del hablante, de una educación formal adecuada, donde el respeto y la cortesía, para con las demás personas, son insoslayables. Para conocer de qué manera se revela la cortesía cuando se saluda se propone el siguiente apartado relacionado, en su totalidad, con esta temática.

La Cortesía Verbal como teoría lingüística

En este epígrafe se aborda lo concerniente a la Cortesía Verbal como teoría lingüística, por lo que se muestra una breve caracterización a partir de los autores que inician su estudio y lo que al respecto proponen. Se profundiza también en dos fenómenos inherentes a ella: la descortesía y la anticortesía, con su respectiva definición y rasgos fundamentales. De toda esta información se señala y explica lo que, obviamente, resulta apropiado para la indagación.

1.2.1 Generalidades

Múltiples son las investigaciones realizadas, cuyo centro es la Cortesía Verbal, a tal punto, que esta temática se ha convertido en una de las direcciones del estudio lingüístico actual, debido a la riqueza de fenómenos que pueden estudiarse como parte de ella.

En el caso de "Una aproximación al uso de la cortesía verbal en la interacción entre trabajadores del turismo y canadienses anglófonos (Santiago de Cuba)" (Rosales Fernández, 2008), se pudo conocer que la percepción actual que se tiene de cortesía (como forma adecuada de comportamiento) data de la Edad Media, pues se empleaba en la vida cortesana para referirse al sistema de modales del séquito de reyes y nobles que los distinguían socialmente del pueblo, ocupado mucho más en las cuestiones de subsistencia (Ibid:10).

También se plantea que la finalidad de la cortesía verbal "no es garantizar una mejor transmisión de la información sino regular el comportamiento de los interlocutores en la conversación, suavizando o salvando posibles conflictos de intereses y permitiendo una relación basada en la cordialidad y la cooperación mutuas"(Ibid.:12).

Según este trabajo, existen diferentes criterios como el de Silva-Corvalán y otros autores que toman el uso de la cortesía como una manera de lograr que alguien haga algo o reaccione de algún modo; o sea, que el uso de la lengua de manera cortés permite hacer preguntas, saludar, disculpar…, entre otros actos de habla o unidades mínimas de la comunicación verbal. El emisor tiene la posibilidad de construir su parlamento de acuerdo con lo que quiere lograr de su destinatario, y la cortesía es una herramienta en este proceso (S. Corvalán, 2007:195-196 Apud Rosales Fernández, 2008:12).

Por esto se considera la Pragmática como la disciplina que enseña a los hablantes a seleccionar el acto de habla más apropiado para el contexto y la cortesía como una estrategia comunicativa que facilita el entendimiento de los enunciados emitidos y, por ende, el éxito de la comunicación en sí (Idem).

Se traza el inicio del estudio de la Cortesía Verbal como teoría lingüística, en los trabajos:

A- que toman como punto de partida el Principio de Cooperación de Grice (1975): Lakoff (1973, 1989), Leech (1980).

B- de Brown y Levinson (1987).

C- de Fraser y Nolen (1981).

D- la relación entre cortesía y relevancia de Sperber y Wilson (1986).

De ellos los que más contribuyen a este estudio son los de Grice y Leech.

El Principio de Cooperación de Grice (1967, 1975) propone cuatro máximas esenciales para el desarrollo efectivo del acto comunicativo: de cantidad, tiene que ver con la información que se brinda; de calidad, lo que se diga debe ser verdadero; de relación, lo que se exprese relacionado con el tema debe ser relevante y de modalidad, la manera en que se exponen las ideas. Además de estas hay otra, la de ser cortés.

Dichas máximas son generales y precisan derechos y obligaciones en los interlocutores que, de igual modo, son universales; sin embargo, en el momento de la interpretación de si se han violado o no, pueden ocurrir inconvenientes, debido a que en esto influyen el oyente y las convenciones de cortesía de su cultura.

Este principio permite conocer elementos fundamentales para la exitosa comunicación humana; en ella ocupa un lugar importante el empleo de formas corteses, puesto que garantizan la buena acogida del mensaje por los receptores y, por ende, la conclusión feliz del intercambio comunicativo. El empleo del saludo es uno de los modos de materializar la cortesía, siempre y cuando se coopere con el destinatario, es decir, se respete su imagen pública o sensibilidad e integridad.

Leech (1980) parte también de este principio para proponer un Principio de Cortesía que contiene dos vertientes: una negativa que se orienta a minimizar la expresión de comportamientos corteses y otra positiva, la cual maximiza la expresión de comportamientos corteses. Este principio mantiene el equilibrio social y las relaciones amistosas que permiten que los hablantes asuman a sus interlocutores como cooperativos, y complementa el de Cooperación de Grice. Además contiene siete máximas: de tacto, generosidad, aprobación, modestia, acuerdo, solidaridad y fática (Gioia, 2007: 4) .

Esta temática posee gran importancia para la investigación porque un acto comunicativo tan sencillo como el saludo podrá asumirse como cortés si comprende todas estas máximas y en el momento de estudiar las muestras serán tenidas en cuenta para llegar a conclusiones.

Por otra parte, Leech hace una diferenciación entre cortesía absoluta o contenido proposicional del acto de habla, y cortesía relativa o contexto en el que se sitúa el acto de habla. Por lo que clasifica los actos como inherentemente descorteses (órdenes) e inherentemente corteses (ofrecimientos) (Gioia, 2007:4).

Según Leech, en la interacción los hablantes persiguen unos objetivos ilocutivos, aquello que se trata de expresar, y unos fines sociales, la posición que adopta el hablante. En esto el Principio de Cortesía funciona para mantener el equilibrio social y las relaciones amistosas que permiten que se asuma que los hablantes son cooperativos (Martínez Cabeza, s.d.e Apud Molina Redondo y Luque Durán, 1997: 231-244)

Esto se manifiesta claramente en el saludo porque el término ilocutivo presupone "efecto que quiere lograrse en el interlocutor" y para ello, la posición social que ocupa el hablante varía (de acuerdo con el efecto que desea lograr), así pues, si desea pedir o invitar se pone al mismo nivel que su receptor; en cambio, si desea acusar, ordenar o reprender, se pone por encima; los casos en que se agradece o se pide disculpas, la posición del hablante puede asumirse como inferior, pero ello no es absoluto, su interpretación es personal.

Partes: 1, 2
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