El ideal humanista es que la humanidad se reconozca parte de la naturaleza y como tal; tendiente a desaparecer, al igual que todo organismo que depreda su entorno y se multiplica sin control. Su objetivo es transformar al hombre; sin ayuda sobrenatural, empero; el humanismo; no desconoce la necesidad humana de guía; de una norma evangélica para su desarrollo cognitivo, intelectual and social, es allí donde se cree; está el basamento de las ideas sobre la justicia, la política y la moralidad, es la norma, es la cognición y si se me permite; es la idea –crítica– que ha sustentado a la sociedad humana desde que apareció la intuición; de la cual dependen; en gran medida, los lineamentos que fortalecen el conocimiento de lo auténtico, de lo equivocado, del bien, del mal, de lo normativo, de lo social y en algunas instancias de lo irreal, y de lo posible, etc.
Normas y más normas y una manifiesta irresolución, empero, es claro que; dichas normas, crean la sensación de gran protección, seguridad, tranquilidad y esperanza en un mañana paradisiaco; y tanto pensamos en el mañana que; descuidamos el hoy, el aquí y el ahora; la realidad solo nos muestra una gran desorientación en cuanto a la efectividad de las mismas; alejándonos cada día más de la realidad que nos asiste.
El humanismo rescata el potencial humano, y reconoce la bondad y la norma como algo inherente al intelecto, de allí que invita pensar en cómo alcanzar fines globales sin referencias sobrenaturales; no hay salvadores, somos criaturas vivientes pertenecientes a la naturaleza, y hemos de saber qué, esta; no es perpetua, es finita al igual que la vida que en ella ha prosperado. Es importante la norma evangélica; empero; hemos de ver los limites, de no hacerlo desaparecerá la especie, nada ni nadie salvara al hombre más que el hombre mismo, no es escepticismo radical; pues a todos nos cabe la posibilidad de tener fe; es más bien, el uso de la razón crítica en la educación y en la formación a la cual nos permite acceder la globalización; que abre sin límites la percepción, y la intuición, ya no hay estándares para medir o comprobar la calidad de todas las cosas, de todas las ideas, del conocimiento mismo, en fin , descubrimos en estos tiempos posiciones radicales que en alguna forma son respetables; posiciones que en alguna medida están sujetas a realidades sociales de algunos entornos, y si el humanismo no se ocupa de la razón, del padecer de la humanidad actual, del mundo actual, de los problemas actuales ¿paraqué está?
No nos devanemos los sesos definiendo el humanismo, reconozcámoslo simplemente como un recurso inherente al intelecto, a la percepción, a la intuición; su fin es servir a la vida, y a la cultura humana, el humanismo no está para debilitar la fe; ni para demoler las estructuras culturales; ni mucho menos menoscabar los valores que compartimos como especie organizada, muy por el contrario; esta para potenciar los recursos axiológicos, y deontológicos de la especie poseedora de la idea, de la norma, de la decisión.
El humanismo es un viejo ofrecimiento, y al mismo tiempo; es un pensamiento siempre nuevo que reinventamos constantemente; de ahí que aparezcan numerosas definiciones, y ninguna concluye o da cuenta acabada de lo que es o lo que significa, en fin , es un deseo; inscrito en nuestra historia como especie desde la aparición de la idea, y sin embargo, parece ser que resplandece en los momentos álgidos de la historia, aparecen definiciones de acuerdo al espectro temporal. Tan importante es el humanismo para la especie que no lo podemos ignorar, hoy; ese deseo ya no puede ser portador del mismo significado que proponía un hombre ideal, dueño de sí mismo y amo del universo, eso ya paso de moda; el hombre de hoy; por las mismas contingencias medioambientales a que se ve enfrentado, está en la obligación de pensar en el devenir de toda la humanidad; está obligado a pensar en un nosotros como especie en vías de desaparición.
La visión de la diversidad cultural es el axioma esencial del humanismo contemporáneo, y se constituye en componente vital en esta época globalizada, ninguna cultura posee el magno saber, empero; si podemos favorecer los valores comunes que compartimos como especie, y no podemos desconocer que las crisis económicas, políticas y sociales, son desafíos planetarios y precisan de acciones concretas; hoy esto hace parte de las reflexiones usuales en todo el mundo desde todas las cogniciones, y no se necesita ser humanista para profetizar la desaparición de la especie poseedora de la idea; basta con hacernos protagonista de la realidad, del aquí y del ahora. No podemos desconocer el humanismo e interpretarlo a acomodo, más bien; hemos de ser solidarios con el conocimiento, y con los valores que determinan la conducta de la humanidad y posiblemente su final, y es la academia, la empresa, el estado, la norma evangélica, la filosofía, las ciencias ambientales y psicosociales; las fuertes que nos brindan los medios para lograrlo.
Debemos hacer esfuerzos para lograr el compromiso global frente al deterioro ambiental que el hoy acusa, la primera arma de la fe; es la condena del alma, la primera arma del humanismo es, y debe ser; la desaparición de la intuición y la razón; empero, parece ser que; en muchas áreas de la vida intelectual la batalla está lejos de comenzar y por su puesto lejos de terminar.
Podemos glorificar al hombre y hacerlo autor de su propia defensa continua y permanente, es revelar nuestro destino como seres humanos; genealógicos, no es atrapar al hombre en la fe romántica de la auto-realización; sino más bien en la posibilidad de que el hombre asimile la idea de saber hacer; subordinado a una norma global de supervivencia, no existe un solo modelo para la salvación de la humanidad, hemos de inventarlo, y nos corresponde hacerlo ya.
Desde el comienzo de la historia humana; se ha evolucionado psicosocialmente para mostrar los logros, y ostentar una mejor virtud de vida, cada uno queremos justificar nuestra presencia en el mundo. Adoramos el éxito, y cuando no logramos nada en la vida; a la reproducción le llamamos éxito.
El poder de una especie sin control reproductivo; es devastador, vastas regiones del mundo desaparecen como consecuencia de nuestro crecimiento ingente; enmarañando de esta forma el futuro, y el equilibrio general de la vida en el planeta. La situación ocupacional, habitacional y de supervivencia; en gran parte del mundo es desastrosa, mínimamente, y por el solo hecho de haber nacido; todo ser humano requiere adecuada alimentación, sanidad, vivienda, educación, vestido, trabajo, servicios, agua, petróleo, vanidad, y además, en la vejez necesita asegurar el tiempo de vida que le quede, -cómo hacerlo- en un mundo cada día más súper poblado; las aspiraciones de miles de millones de personas no son satisfechas, y que esto no suene a discurso insidioso, simplemente; no se pueden satisfacer porque las demandas superan las ofertas.
Nadie parece querer entender que seguir creciendo en número; solo nos conduce al colapso de la especie, y del planeta. De que le sirve a una especie disponer de la idea; sí existen prohibiciones que la anulan, o prolongan en el tiempo decisiones que la benefician, para sobrevivir necesitamos el concurso de todas las ideas que conduzcan; al control de la especie, y de los espacios.
El ideal del terrorismo es, poner de manifiesto la –depresión de especie- condición esta; que se da, en todas las especies; en virtud del agotamiento de los espacios, el hábitat, los recursos disponible para la supervivencia y en el caso del sapiens, sapiens; la imposibilidad de tener; de poseer algo propio. El aterrador aumento demográfico amplifica los factores que determinan la desintegración social.
Cada grupo humano en su particular forma de trascender los sentidos, dispone de, creencias, mitos, religiones, realidades y además, tienen sus propios formadores de opinión; en esto basan su identidad coterránea, esto refleja el carácter y la psiquis exclusiva de un pueblo; de una cultura en su conjunto, siendo la expresión psíquica y colectiva de ese conjunto; el componente filosófico comportamental que se va desarrollando, y finalmente fundamentando la cultura, de ahí; podemos concluir que las personas; son más conformes con los formadores de opinión propios que con aquellos extraños, y sus ejemplos, e ideas; nutren notablemente la cultura; este es el factor que modela la conducta y hace posible la evolución social.
La mayoría de las creencias culturales; han sido étnicas, algunos conceptos se han ido universalizando recientemente; sin que sea posible que se incorporen las creencias e ideas; en su totalidad, lo que debemos universalizar hoy; es el propósito fundamental de controlar el estado ingente de la especie como modo o forma de vida cultural, tenemos que informar, y formar; para que los proyectos de vida necesariamente no sean reproductivos.
Las conversiones, las asimilaciones o las ideas; requieren de un tiempo, y un momento histórico en el cual se identifican las coherencias, las conveniencias y los contextos, -el tiempo es ya-, empero; ¿de cuánto tiempo disponemos?, cuando existe una imposición o se da sin querer un figura impositiva; se mal forma una cultura tradicional, y aparecen en ellas; detractores que defienden legítimamente sus creencias, y sus modos culturales como si fueran un mandato eternal. Hoy día la globalización obliga a la ampliación de los horizontes axiológicos de la especie; convirtiéndose este axioma en un malestar cultural; de ahí las respuestas salidas de contexto, cada grupo humano tiende a resistir lo que considera una imposición legítima, en fin
En cualquier lugar del mundo se puede manifestar la -depresión de especie- no se trata de hallar responsables en tal, o cual cultura; responsables somos todos, permisivos, irresolutos, irresponsables and abyectos, condenamos a nuestros hermanos de especies a la ruina, a la escases, a la estreches, a la hambruna, y demás adefesios, etc., y como si fuera poco; nos sentamos a esperar salvadores, en el fondo no somos más que criaturas primitivas; hoy el planeta rebosa de tecnología, de conocimientos, de gente; la mayoría pobre y menesterosa, empero; el concepto de lo humano; sigue perteneciendo a la edad de piedra.
En la medida en que controlemos la natalidad, las guerras, la hambruna, la violencia, la opresión, la desigualdad, el terrorismo, los odios, la miseria y la ignorancia; retrocederán sin producir mayores consternaciones. A menor población; los sectores más necesitados irán elevando su nivel de vida, las regiones menos evolucionadas recibirán el influjo inevitable del progreso, no es una utopía; solo son estándares dignos para la especie poseedora de la idea. Las condiciones actuales obligan pensar aunque sea de forma tosca; en alternativas para lograr un mundo mejor, es importante reflexionar en torno a posibilidades, sé que no se alcanza a comprender esta propuesta, las razones son simples; tenemos dificultades para aceptar cualquier control sobre la especie humana, deseamos que el control corresponda con fenómenos naturales, desde luego se dará el control de forma natural, pero esto sucederá cuando ya no quepamos en el planeta, y estemos devorando los unos a los otros, o si se quiere; volando en partículas, en átomos.
La naturaleza no es compasiva, la especie si, los instintos humanos son naturales igual que en las demás especies animales, empero, somos poseedores de la intuición y de la reflexión, es decir; trascendemos los instintos, somos; intencionales, sociales, históricos, emocionales; tenemos una tendencia natural a asistir a los menos favorecidos, y en ningún entendimiento cabe la posibilidad de hacer daño a la especie; salvo bajo contingencias especiales como la -depresión de especie- es por eso que; hemos de orientarnos, la mayor fuerza moral, está; en la norma evangélica, modifiquémosla en beneficio de la especie, la fe; puede disminuir el número y potenciar el éxito, además favorecerá a toda la humanidad.
Hoy vamos a gran velocidad y descubrimos que muchas ideas que hasta hace poco eran férreas; ya no pueden sostenerse, se colapsaron las ideas; principalmente las normas evangélicas, los formadores de opinión ya no son tan importantes, no son referentes sólidos, estamos poco a poco perdiendo el norte y eso me horroriza, sin referentes se acelera la inestabilidad, y se desorientan todas las sociedades siendo estas de cualquier condición, sé que estos son sentimientos que corresponden a los nuevos tiempos de globalización; que hacen más evidentes las necesidades humanas, y todos las compartimos; aunque algunas como el terrorismo; no quisiéramos compartir; ni deseamos que alguien sea víctima de una atrocidad como esta, pero es el mundo de hoy, es la mundialización creciente que obliga el desplazamiento de grandes cantidades de gentes, algunos con necesidad, otros con ideas fatuas; y además, con capacidad potencial de influencia terrorífica; convirtiéndose en desafío tratar de identificar un potencial peligro, es aventurado definir un perfil; la razón es simple; pueden responder a la -depresión de especie- a una orden impartida o a una idea de solidaridad neurótica; lo cual hace difícil por no decir imposible; identificar e individualizar reales o potenciales responsables, –señalar resulta fácil-
No estamos para frases huecas; hemos de valorar a los que quieren realmente a la humanidad, y proponen un control global de la demografía, no es un sin-sentido; es una realidad, no estamos para oportunismos votantes; si no para acciones concretas. El ser humano de hoy comprendido desdé su individualidad, ya no teme expresar sus deseos y aspiraciones, y así mismo, construye un como para conseguirlos, es un hombre nuevo que responde a necesidades y a satisfacciones, ya no existe el evolucionismo social al que estábamos acostumbrados, cada uno es dueño de su propia evolución y de su propio destino; es una nueva actitud moral, y una nueva actitud frente a la vida y sus circunstancias. Cuan necesario se hace reevaluar las ideas, y reorientar el destino de la especie, y lo que es más importante; es que a todos nos corresponde, en estos tiempos de acusada demografía y escases, se hace imperativa la legislación sobre la biología, y la cultura humana.
"Cuando la humanidad sea acosada por la supervivencia y por la demografía; superara la fe, superara la norma, superara los hábitos y los buenos modales; y en esa contingencia, cualquier conducta será apropiada. La fe en cualquier latitud es un arma muy poderosa; sirve para contener y aceptar nuestros límites, empero, también; sirve para destruir nuestros deseos y aspiraciones; vistas en los otros miembros de la especie"
El mantener oprimida y sin posibilidades de progreso a vastos sectores poblacionales; hundidos en la pobreza, la ignorancia y el atraso, o bien sufriendo ancestrales prácticas de secesión cultural y/o religiosa, mantener a la población en continua reproducción sin control; viola definitiva mente los derechos humanos, es una aceptada brutalidad; por la cual se somete a las personas a situaciones de explotación, dominio, humillación, hambruna, desocupación y degradación, incompatibles son estos adefesios con los derechos de la especie.
La depredación arbitraria de la riqueza de los países; por funcionarios corruptos, hunden en la miseria a millones de ciudadanos, en la ausencia de normas de control, se dividen los ciudadanos y se estratifican de forma brutal las sociedades, y bajo la ordenanza evangélica de "creced y multiplicaos" nos encaminamos al colapso de la humanidad, y esto; sin distinguir clases sociales, no podemos seguir reproduciéndonos sin control, debemos lograr que, el éxito, el trabajo, la formación, la inventiva, la académica; sean elementos más poderosos que los instintos, la reproducción sin control; no nos hace exitosos, nos hace; menesterosos.
Como enfrentar un potencial enemigo; si puede estar en cualquier lugar, es una pandemia global, el terrorismo podrá convertirse en pandemia; al igual que la expansión de los virus, bacterias y demás bio-controladores e indicadores; repotenciados por el cambio climático, y por la resistencia producto del estado ingente de la especie; innegablemente estas variables traerán consecuencias, pasar por alto estos contextos seria de alguna forma -terrorismo- y así, con una falsa conmiseración potenciada por normas evangélicas derretidas en el tiempo; potenciamos la desaparición de la especie; no sin antes provocar emociones terribles, mal intencionadas y terroríficas, nada garantiza la piedad de los actos de los seres completamente dominados por la -depresión de especie- psicopáticos, bombas inteligentes, y además, desheredados y a merced del viento. En el fondo lo que nos aterra es compartir los recursos, y los espacios cada día más escasos, somos una especie inmisericorde; no controlamos la natalidad pero si controlamos los bienes, y los servicios; y así mismo, condenamos a las personas "terribles" que producimos; siendo estos posiblemente los hermanos, y hermanas de especie más vulnerables; que existen, cuantos más seamos menos oportunidades de éxito tendremos, nos aterran los hechos catastróficos que por el momento son; aislados, empero, mañana serán generalizados, y nos afectaran como una pandemia global, no hay elegidos; seremos todos.
Los hechos que producen miedo no son para nada nuevos; han sido prácticas llevadas a cabo a través de nuestra triste historia, por gobiernos, por grupos, por enajenados, por necesitados, etc., es decir; son realidades heterogéneas; por lo tanto no existe consenso alguno sobre su definición. Existen dificultades a la hora de asignar culpas, la responsabilidad es global, es el planeta entero que urge cambios. Esto que llamamos terror no es más que la evolución de las sociedades humanas, el consumo de un país produce hambruna y terror en otra latitud; nada esta desconectado; el planeta es un organismo vivo; que evoluciona día a día, ¿cómo detener la evolución?, permitimos que la especie fuese plaga, y ahora no sabemos a quién responsabilizar.
Seguimos favoreciendo la cultura por encima de las necesidades de las especies, y su evolución biológica; como decirlo en palabras de a -centavo-, "ya no nos soportamos; nos odiamos culturalmente", hoy no respondemos a modelos si no a necesidades que se hacen imperativas de acuerdo a la cultura, y de acuerdo a ella, se modelan las conductas, de ahí; la importancia en las satisfacciones individuales, somos colectivos como especie, empero; individuales en necesidades, satisfacciones y apetitos, -el yo, quiero tener; es un imperativo- nos aterra el desorden en los comportamientos; y resultan ser no naturales; pero no nos aterra el número creciente de la especie sin hábitat, sin para la compra; a eso le llamamos derechos, norma, realización, mandato, satisfacción, y punto.
No se trata de creer y demostrar; hay que actuar. A la ciencia y a la fe; les corresponde modelar los comportamientos de la especie, y controlar sus excesos reproductivos; y no se trata de condenar o seleccionar, es orientar a las nuevas generaciones para enfrentar el futuro sin terror, sin hambruna y sin súper población, hoy no resulta fácil creer en fuerzas sobrenaturales; o en soluciones mágicas, la intuición ha evolucionado de tal forma que; ya no lo permite, no lo acepta; nuestra vida la arreglamos nosotros mismos. Con o sin el gen de la fe; nos desapareceremos, nos devoraremos, nos explosionaremos, en fin , es la biología evolutiva que hace llamados; que quiere preservar a la humanidad e invita a estar abiertos al diálogo crítico.
Resulta muy fácil condenar y hallar responsables lejos de los escenarios bélicos, de los bombardeos que afectan básicamente a poblaciones indefensas, de las persecuciones religiosas, y políticas; con su secuela de segregación, desempleo, hambruna, desnudes, desaprobación, crucifixión, decapitación, y éxodos; generados por los enfrentamientos, por la miseria absoluta, por el desempleo, por la proliferación sin control; donde sufren los niños y sus padres, y ninguna posibilidad de ascenso social, prohibiciones y más prohibiciones en una sociedad atafagada por el número, -que tan civilizados somos-, no se trata de calmar los ánimos; sino parar el terrorismo que genera el estado ingente de la especie, y las limitaciones producto de la falta de norma, de la falta de tenencia, de la falta de piedad, de la falta de control e información y formación de nuestros hermanos de especie.
Los hechos que producen miedo son producto de las actividades antes mencionadas, en el fondo lo que buscan es reclamar un trato más equitativo, y además, hoy día; tener la posibilidad de justificar la presencia en el mundo de forma decorosa; resulta ser una cruzada feroz.
Los hechos que producen miedo tienen diferentes etiologías y pueden ser ejecutados por gentes poco estructuradas o muy organizadas, es difícil concretar una idea respecto del terror; varían las definiciones de acuerdo a los afectados, no obstante, puedo asegurar que; cualquier atentado contra un miembro de la especie; es terrible, y debe ser condenado, empero; cabe la pregunta, ¿que estamos haciendo por nuestros hermanos de especie?
En algún momento contemplamos la posibilidad de cambiar el mundo, empero, no pensamos en la posibilidad de recuperar lo humano; es decir, el servicio a lo humano. Desde todos los rincones se habla del humano que hay que rescatar, y se deja de lado a toda la humanidad.
El terrorismo lastima, y hiere siempre a personas completamente ajenas; hermanos de especie acorralados por los excesos de otros, y las políticas brutales en otras latitudes.
Sinceramente:
En nuevo orden moral (HERM)
Alzados en almas (HERM)
Psicobioetica, la ética de la especie (HERM)
Autor:
Hugo Edgar Ruiz Monroy
Psicoterapeuta.
(Mayo – 2016)