- Introducción
- De Grecia a la edad media
- Del mercantilismo al keynesianismo
- La era "ecológica"
- Conclusiones
- Referencia bibliográfica
¿Ha considerado el hombre que la riqueza se encuentra en la naturaleza y qué está condicionada en el modo en que se relaciona con ella? Hoy en día existe un fuerte reclamo por el impacto que se tiene al medio ambiente por los modelos económicos que se tienen de producción y consumo. Sin embargo, no parece haber una clara definición de modificar en la vida cotidiana las comodidades que proporcionan el modo actual de vida.
El reclamo parece ser ambiguo. Como diría algunas personas, se quiere la salud, pero no el remedio que se necesita tomar. Por ello vale la pena indagar en la historia del pensamiento económico en qué aspectos se ha tomado en cuenta la relación del hombre con la naturaleza.
El presente trabajo comienza introduciendo algunas consideraciones de la teoría económica a partir de la propuesta de Paul Samuelson[1]para luego iniciar un recorrido histórico de los principales pensamientos económicos que han tenido en cuenta un modo de relación con la naturaleza. Aunque mencione algunas teorías económicas que no han tomado en cuenta dicha relación, éstas permiten entender las relaciones de producción y consumo entorno a los recursos naturales[2]Para luego presentar alguna discusión de la problemática ecológica actual y la alternativa en el modelo de economía sustentable y consideraciones más radicales. Y finalmente terminar con algunas conclusiones generales.
La teoría económica[3]considera que los recursos son limitados. La eficiencia es saber utilizar los recursos escasos de tal forma que se saque el mayor provecho. Por lo que la economía debe reconocer la escasez de los recursos y determinar de qué manera sea más eficiente organizarse una sociedad para usarlos y producir los bienes deseados. El objetivo último de la economía es mejorar la condiciones de vida de las personas, por ello se debe buscar el equilibrio entre las leyes de mercado y la actuación del Estado. Para lo cual, es fundamental tres preguntas: ¿Qué producir? ¿Cómo producir? Y ¿Para quién o cómo se distribuye los productos? (Samuelson, 1996).
Pero, ¿dónde queda la relación con la naturaleza en estas consideraciones? Actualmente se está dando una conciencia ecológica, preguntándose por el modo en que el hombre ha hecho uso de los recursos naturales para la producción y consumo de bienes en las sociedades, contra un modelo económico que se ha basado más en una cuestión monetaria (el dinero por el dinero). No obstante, ¿cómo se ha comprendido en la historia del pensamiento económico la relación con la naturaleza? ¿Ha tenido un enfoque importante o en qué medida se ha tomado en cuenta?
Según Paul Samuelson (1996), se debe tomar en cuenta los tres factores en la producción de bienes y servicios: tierra (recursos naturales), trabajo (tiempos y actividades) y capital (bienes para producir otros bienes). Y dado que no se puede producir todo para todos, existe una frontera de posibilidades de producción (FPP), la cual indica la cantidad máxima de productos según los factores de producción con que se cuenta y la posibilidad de utilizarlos. La FPP ayuda a evaluar qué tan eficiente se está siendo y cómo se va dando el crecimiento económico, ya que en las decisiones que se tomen hay siempre un costo de oportunidad en el valor de lo que se deja de producir una cosa para obtener otra.
En la antigua Grecia, el trabajo directo sobre la naturaleza era el factor importante para generar riqueza, la agricultura era un motor importante en la producción de bienes para el sustento no sólo de los individuos, sino de la polis misma. Platón define la economía como el arte que nos libra de la pobreza. La economía no es considerada aún como una ciencia, sino como una técnica que permite el manejo de los recursos naturales para el sustento del hombre.
Sin embargo, el trabajo directo en la producción, era normalmente realizado por los esclavos o jornaleros y la administración recaía sobre el Señor de la casa. Así, para Aristóteles el modelo económico es entendido desde la polis, justificando que la extracción de los recursos naturales son importantes para la producción de bienes que permitan un equilibro en el sustento de la polis, de tal manera que el dinero por el dinero o el exceso de riqueza en una persona era injustificado. El uso de la naturaleza para producción de bienes y el trueque, considera Aristóteles que es una manera natural de genera riqueza; en cambio, el comercio, el préstamo y los modelos de mercado son considerados por él como modos no naturales. (Uribe, 2012).
El modelo económico de los griegos consideraba una estrecha relación entre el hombre y la naturaleza, de hecho se veía al hombre como parte de la naturaleza. Hoy en día algunos grupos ambientalistas intentan recuperar este tipo de relación del hombre con la naturaleza, muchas veces desde un aspecto místico, pero el estilo de vida que se tiene no suele ser coherente, "ya que un gringo adinerado que vive en un pent-house pasa una semana en un rito chaman y con ello ya se siente uno con la naturaleza" (Morales, 2012).
Además, en la restricción de que un ciudadano no se podía hacer mucho más rico que lo demás, se observa una concepción de que los recursos naturales son escasos. Ya que si unos pocos acaparaban la mayor parte de recursos y bienes, se propiciaba una ruptura en el equilibrio de las fronteras de posibilidades de producción para la polis, y por lo cual los demás ciudadanos se ven limitados en la participación de la riqueza.
Por su parte, en el pueblo hebreo, la economía es entendida en una relación de Dios con el hombre, donde el hombre se convierte en un administrador de los recursos naturales creados por Dios. Hay una promesa de llegar a la tierra que mana leche y miel, es una alianza a la cual pueden alcanzar si se mantienen fieles. La ley derivada de esta alianza se convierte en una administración de la tierra. Así la tierra es de quien la trabaja o se hereda a quién la pueda trabajar, y se considera como propiedad común donde cada 50 años, el año de Gracias, se debería volver a repartir entre todos. El ganado es considerado como propiedad privada y la distribución del ingreso se da por el diezmo de lo producido, además de considerar una parte para limosnas y sostén de la viuda y el huérfano. (Uribe, 2012).
Este modelo económico considera un modo de sociedad cerrada, son el pueblo escogido por Dios. Cada uno contribuye a mantener la alianza como pueblo, por ello el trabajo se considera importante y tener una buena riqueza indica una bendición de Dios por mantenerse fieles a la promesa. La naturaleza se convierte en un medio que les permite mantener esa relación con Dios como su pueblo. Sin embargo, hacia fuera, la actividad principal es el comercio y el cobro de intereses de lo prestado.
En cambio con los romanos, la economía está basada en una lógica del dinero. Las guerras son un modo de apropiación de las tierras y cobro de impuestos. Aunque la agricultura es necesaria, no es central en su relación económica, pues si se tiene dinero, se puede comprar y mandar traer los productos de los territorios conquistados. (Uribe, 2012).
De estos tres pensamientos económicos, tras la caída del imperio Romano y la incursión del cristianismo se comenzó a germinar el modelo Feudal que tiene su culmen en la Edad Media. La base del cristianismo es el Evangelio, donde se encuentran referencias a la cuestión económica en diversos temas (pagos, propiedad, riqueza). Aunque el tema central en la economía es la justa administración que deben hacer los ricos con los recursos económicos, económicamente se organizaban como un estado agrícola que tendía a la autosuficiencia, y el trabajo de los aldeanos y los siervos estaban ligado a la tierra, a cambio de que prestaran sus servicios al señor. La propiedad pertenecía al rey y éste nombraba representantes, los nobles, quienes tenían derecho de uso sobre las parcelas. (Hernández, 2007).
La relación del hombre con la naturaleza en esta época viene dada por una concepción de mandato divino, más que una relación estrecha y directa; por ello la iglesia y los señores feudales son los intermediarios en esta relación. Esta relación que hoy en día se sigue manteniendo, proviene de una visión judío-cristiana de ver a la naturaleza como creación y al hombre como señor y amo de lo creado, no permite un sentido de corresponsabilidad, todo lo creado está a mi servicio, si le he de dar cuentas a Dios ya será en otro momento (Morales, 2012).
Con el mejoramiento de los medios de transporte y un creciente intercambio de los productos agrícolas entre regiones, se da un proceso de comercialización y especialización del trabajo. Surge el gremio de mercaderes y las transacciones mercantiles son más frecuentes, esto impulsa la necesidad de efectivo y las operaciones de crédito. (Hernández, 2007).
Ante esto, las discusiones económicas se vuelcan, principalmente, sobre el precio justo, la cuestión de la usura y la propiedad privada. La relación del hombre con la naturaleza queda en supuestos que no son cuestionados. Uno de estos supuestos que alcanzo a percibir, es la propiedad privada que sigue prevaleciendo hoy en día, donde yo puedo hacer usos de los recursos naturales como mejor me plazca para el mayor beneficio propio, aunado a una primacía del hombre sobre la naturaleza[4]Aunque luego se extiende al mayor beneficio para el pueblo o nación. Ya que diversos pensadores han argumentado que la propiedad privada es mejor utilizada que el uso común (Hernández, 2007).
Del Mercantilismo al Keynesianismo
Bajo estos planteamientos, el incremento de la comercialización de productos, además de las reformas protestantes de dejar a Dios en lo suyo y ver las cuestiones económicas como algo totalmente terrenal, de una relación del individuo con la sociedad, surge un conjunto de ideas económicas y políticas que se ha llamado Mercantilismo[5]
Con el Mercantilismo la riqueza se focaliza en los bienes consumibles y el dinero (sustentado por los metales preciosos). Se considera como la principal fuente de la riqueza el comercio. Además el objetivo es el enriquecimiento del soberano o de la Nación. Por ello se favorece los medios para tener un saldo favorable: disminuir importaciones, aumentar exportaciones y favorecer las exportaciones visibles. Ya que la industria y el comercio dejan mayores beneficios que la agricultura. (Scheifler, 1974).
Este pensamiento económico abandona la cuestión de la naturaleza como fuente de riqueza para centrarse en el aspecto del comercio y la moneda (el medio propicio para adquirir productos). En el caso de España que en esta época centra su economía en los metales preciosos, se da a la tarea de una gran explotación de la minas de sus colonias para extraer oro y plata. La lógica no es que los recursos naturales sean fuente de riqueza o los mismos productos, sino que el centro de la riqueza es el dinero. En el caso de Inglaterra se centra en el sistema financiero y da pie a lo que hoy se denomina el sistema de bolsa de valores. Y en el caso de Francia, las ideas del mercantilismo se sostienen sobre la industria enfocada principalmente en productos de mayor calidad y lujo. (Uribe, 2012).
Es el comienzo de un largo periodo donde la economía analizar la riqueza en relación al capital, el trabajo y la tierra. Son las ideas de la economía clásica de Adam Smith (Uribe, 2012). A partir de este pensamiento es que la naturaleza, o mejor dicho los recursos naturales, son considerados en la economía simplemente como los insumos requeridos para la transformación de productos. El foco de la riqueza ya no está en relación con la naturaleza, sino en todo caso en su transformación por el trabajo, pero principalmente será el capital, el cual terminará cuantificándose en valor monetario.
Un intento por volver a enfocar la riqueza en relación a la naturaleza, es el pensamiento económico de Francisco Quesnay, denominado Fisiocracia. En este sistema económico, la agricultura es la fuente única de toda riqueza, el dinero es considerado una riqueza estéril. El empleo del capital debe de invertirse en el siguiente orden de importancia: adquisición de tierras, inversión para la agricultura, la industria, el comercio y por último los préstamos a intereses. (Scheifler, 1974; Hernández, 2007).
Aunque la Fisiocracia es un intento por volver a centrar la discusión económica en relación a la naturaleza, sus motivaciones son de defender el status quo que había proporcionado el sistema feudal a los dueños de la tierra, además de promover una política económica liberal frente a la fuerte intervención del Estado.
Sin embargo, el pensamiento económico de Adam Smith genera una revolución en el modo de entender la economía. Algunos puntos principales son la división del trabajo que permite ser más productivo y por lo tanto tener mayor ingreso. Así, el proceso industrial tiene mayor ventaja de la división del trabajo que la producción agrícola. Otro factor importante es la idea de que el mercado se regula solo (la mano invisible), la oferta y la demanda son los factores importantes para la producción y comercialización.
Junto a las ideas de Smith, está el pensamiento de David Ricardo quien expone que la riqueza está en función del trabajo y el capital, deja fuera la tierra (asociado con las rentas del terrateniente) por considerar un factor ocioso. Además desarrolla los principios de las ventajas absolutas y comparativas según las cuales, cada uno se debe especializar en lo que mejor sabe hacer y comercializar con otros lo que necesitan y producen. Aunque estos principios a la larga generan una gran brecha entre los que el desarrollo tecnológico es mayor y los que se quedan estancados por no requerir un mayor desarrollo en la producción de los bienes o servicios. (Uribe, 2012).
Estas ideas trasladan las discusiones económicas a los factores del mercado y el proceso de industrialización, dejando fuera la relación del hombre con la naturaleza. La división del trabajo y el desarrollo de los medios de producción son los elementos importantes para una mayor producción y comercialización, y por lo tanto, de mayor riqueza.
El desarrollo de la máquina de vapor y posteriormente el motor de combustión, dan un fuerte impulso a la industrialización. Las ideas de la escuela clásica toman mayor auge, hasta tal punto que el mismo hombre se ve esclavo de las máquinas y su propio trabajo. Es la crítica que hace Marx al capitalismo sobre la enajenación del trabajo. Ciertamente Marx presenta la plusvalía del empleo del trabajo, pero menciona James Oconor que nunca se le ocurrió considerar la plusvalía que se obtiene de la explotación de la naturaleza, en el uso de un recurso natural, que nos cuesta a todos y que no se incluye en los costos de producción. Entre las discusiones del marxismo y el capitalismo, no hay un planteamiento del uso de la naturaleza, el conflicto entre Adam Smith y Marx es la repartición de la riqueza (Morales, 2012).
A partid de la ideas de la economía clásica, lo que se busca es incrementar la productividad y la generación de más riqueza. Dos propuestas que desarrollan este objetivo, ya en la escuela neoclásica, son el de Taylorismo y el Fordismo. H. Ford retoma el modelo organizacional de Taylor, añade el paradigma tecnológico en la cadena de producción y el paradigma social del consumo de masas, para incrementar la productividad y la oferta en el mercado, que lleva a una disminución del precio de los productos y un supuesto incremento en el consumo de los mismos. La búsqueda implica llegar a un punto de equilibrio entre la oferta y la demanda. Así, el objetivo de la propuesta de Keynes es salvar el sistema capitalista de todas sus deficiencias y errores, el libre mercado no funciona automáticamente, hay que actuar desde fuera haciendo crecer la demanda efectiva y reorientar el uso del dinero. (Uribe, 2012).
¿Qué ha pasado con la naturaleza ante las propuestas de estos modelos económicos? Simplemente ha quedada relegada. Los recursos naturales pasan a formar parte de la cadena de producción para la generación de bienes y servicios que el mismo mercado controla. Aunque en las economías basadas en la bolsa de mercados, la generación de "riqueza" se da por la especulación, más que en la producción. Las discusiones de las ideas económicas están en otras cuestiones y variables que manejan los modelos económicos, como la inflación, el estancamiento, el gasto público, la tasa de empleo, la paridad de cambio, etc. El decálogo del consenso de Washington[6]da una visión de donde radican los temas principales de la economía actual.
Sin embargo, el incremento de contaminación, la perdida de los recursos naturales, la degradación de selvas, bosques, etc., la pérdida de biodiversidad y la transformación de los ecosistemas, junto con el incremento de la temperatura en el planeta, no forman parte de las discusiones económicas hasta que se hacen demasiado evidentes sus costos. Dice John S. Dryzek (1997) que la idea de que nuestro planeta es un lugar con recursos limitados y finitos para soportar la vida humana es dada hasta 1960 cuando se toma la primera foto de la tierra desde el espacio.
La idea de considerar la naturaleza como un bien público, se da a partir del concepto de bienes públicos que desarrolla Arthur Pigou, aunque estaba pensando más en el costo social de los bienes que no entran en rivalidad, ni exclusión por su uso, por ejemplo la iluminación de la ciudad o las calles. (Gottschalk, 2012).
De esta visión surge el impuesto al impacto ambiental para tomar en cuenta la externalización[7]del costo marginal que no asumen las empresas al producir un mal (como es considerada la contaminación en cualquiera de sus modos de emisión) y que pasa a la sociedad. Este costo marginal es un costo negativo ya que la empresa no lo paga, y si no lo paga, a su vez, entonces representa un ahorro marginal. La teoría neoclásica busca con este impuesto generar un equilibrio entre el costo marginal y la curva de daños marginales sufridos por los demás actores económicos. (Gottschalk, 2012).
En este sentido, la idea no es acabar con la contaminación ya que la producción de los bienes y servicios representan un modo de vida que es demandado. Las actividades económicas generan un beneficio, pero tienen un impacto negativo que normalmente no se incluye en el precio porque no es tomado en cuenta. El impuesto sobre las emisiones contaminantes no favorece una mejor relación con el medio ambiente, sino que genera un mercado de la contaminación. La empresa que puede pagar el impuesto seguirá contaminando, y de cualquier forma el costo es pasado al consumidor en el precio, pues cuándo las empresas absorben realmente los costos. Aunque este impuesto supone que induciría a una reducción de la demanda (por el precio más alto), y una consecuente reducción de la producción y contaminación por parte de la empresa, pero ¿realmente es así como sucede en nuestras sociedades de consumo? Parece que no.
Además, ¿se puede contabilizar en términos monetarios lo que se ha perdido con la degradación del medio ambiente? Desde una opinión personal, considero que no es tan sencillo, tal vez pudiera tomarse desde el costo de oportunidades al perder parte de los recursos naturales por la producción de otros bienes, pero hasta dónde es posible ese análisis sin tener en cuenta el impacto sobre la sobrevivencia humana. Cuando se habla del costo ambiental parece ser una forma de salirse por la tangente, aunque ciertamente ayuda hacer explícito el daño que se hace a la naturaleza con un modelo de vida consumista (Rodríguez, 2012). ¿Existen alternativas?
Está de moda la sustentabilidad. Es una de las respuestas como alternativa al impacto ambiental que se está generando con los actuales modelos de producción y consumo, donde se considera que el sistema actual sólo requiere algunas reformas. El desarrollo sustentable implica satisfacer las demandas actuales de consumo sin poner en riesgo el de las generaciones futuras. Aunque este es un modelo de mercado imperfecto, ya que no están los de la siguiente generación para establecer los precios, en el caso que se pueda poner precio a la naturaleza (Morales, 2012).
Pero aun en este modelo sustentable hay distintos modos de verlo, una visión más débil considera que simplemente hay que subir el valor de los recursos naturales, de tal forma que la escasez determine en el mercado hasta dónde producir, ya que las necesidades son cambiantes y se desconoce cuáles serán en el futuro. Mientras que otra visión considera que si se genera un impacto negativo sobre el medio ambiente, se debe intercambiar por otro recurso positivo que reponga el impacto generado. Por ejemplo, la emisión de bióxido de carbono (CO2) debe ser pagada con la siembra de árboles[8](Gottschalk, 2012; cf. Dryzek, 1997).
Sin embargo, hay respuestas más radicales las cuales consideran que no es posible el intercambio de un recurso del medio ambiente por otro y mucho menos en territorios distantes, pues el entorno debe ser visto como un todo, como un ecosistema que mantiene un delicado equilibrio, o más aun como un bioma donde hay una interconexión de todo en el entorno que se mantiene naturalmente[9]El problema es el crecimiento demográfico y los modelos actuales de producción y consumo, que deben radicalmente cambiarse o se agotaran todos los recursos naturales, ya que ni la vida misma será posible continuar. (Gottschalk, 2012; cf. Dryzek, 1997).
A modo de síntesis, en la historia del pensamiento económico, la relación del hombre con la naturaleza ha estado presente de modo explícito en algunos momentos más que otros, ya sea porque ha salido de foco para poner la importancia en algunos otros factores del manejo económico o simplemente por no interesar. Es fácil considerarse que a partir de la escuela clásica de la economía dejo de ser un factor relevante, más por sello propio que le imprimió David Ricardo al sacar la renta de la tierra de la ecuación de la riqueza.
El detrimento que se tiene en la naturaleza es en gran medida por la importancia y el auge del desarrollo tecnológico e industrial que se ha generado. Ya en estas últimas décadas se ha puesto de relieve el pago del costo que hay que absorber, por el olvido de políticas económicas que no consideraron el impacto ambiental. Dicho impacto aún se sigue generando por el impulso a un modelo económico de desarrollo consumista y sin medida.
El modelo económico de los griegos tenían muy presente la relación del hombre con la naturaleza, no sólo porque se tuviera esa visión integrada del ser humano como parte del cosmos, sino que partiendo de un concepto de polis sustentable, era necesario que se mantuviera un equilibrio entre las tres preguntas que plantea Samuelson sobre la producción y el consumo de productos y bienes. Las respuestas que dan los griego son una forma de atender no sólo la problemática ambiental, sino también las relaciones sociales que son necesarias transformar para hacer presente hoy un modo distinto de producir y consumir, teniendo en cuenta la finitud y escasez de los recursos naturales, como la sobrevivencia del ser humano. Claro que existen más implicaciones que deben tomarse en cuenta en un contexto actual que en aquella época o no formaban parte o eran socialmente aceptadas, como la esclavitud y la situación demográfica.
Algunos aspectos de los distintos pensamientos económicos siguen teniendo un impacto en la concepción actual de la economía. Por ejemplo, la propiedad privada sigue teniendo una gran importancia actualmente, de hecho la visión de la propiedad comunal de la tierra tiende a desaparecer, mantenida únicamente por economías solidarias o de pueblos indígenas. La concepción de antropocentrismo donde el hombre ha de dominar y hacer el uso que quiera de la naturaleza, sigue prevaleciendo, aunque comienza a gestarse algunos cambios en algunos grupos sociales con conciencia ecológica de ver a la tierra como un ser vivo con la cual nos relacionamos.
El factor monetario como relevante de la economía, ha estado desde la antigua Roma hasta nuestros días. Si bien en algunos momentos la moneda ha tenido sustento en metales preciosos, hoy en día el dinero ha pasado a ser virtual y, sin embargo, de un factor importante en la consideración de la ecuación de la riqueza en los mercados de valores, dejando totalmente fuera los recursos naturales.
Hoy en día no se puede hablar de economía sin tener en cuenta una visión más holística e integrada de los muy diversos factores que de una u otra forma tienen incidencia en las cuestiones económicas. Así, por ejemplo la teoría económica de la Fisiocracia tiende a recuperar la importancia de la relación con la tierra como factor importante en la generación de riqueza, sin embargo tiene de trasfondo una política social de mantener el status quo de solamente una parte de la población y no del beneficio de toda la sociedad.
Una teoría económica realmente alternativa debe ser capaz de sostener la alimentación y el bienestar social generar, sin poner en riegos ni los recursos naturales, ni la subsistencia de las personas. Es un reto que empieza a discutirse y reflexionar en las distintas propuestas económicas que se están planteando. Aunque algunas de estas siguen en una lógica mercado y producción de la escuela clásica o neoclásica. Es necesario salir de estas teorías para tener una visión alternativa verdadera, de otra forma se sigue ciclando y queriendo dar respuestas con los mismo modelos que están en crisis y viciados.
Una lógica de producción sin medida con recursos naturales limitados no tiene un crecimiento exponencial, hay un punto de quiebre donde la naturaleza ya no podrá seguir solventando las externalidades. Esto no implica que se deba simplemente pagar por esos costos y seguir explotando la naturaleza, sino que simplemente la escasez de los recursos no dará a otras posibilidades de uso. El problema no es simplemente el agotamiento de los recursos, sino que la contaminación y la ruptura de equilibrio de la naturaleza no facilitarán la continuidad de la vida. Tal vez sea, como los griegos, que el hombre sea expulsado del mundo, por ser él que acapara la riqueza y no posibilita el bienestar de todos los demás. Suena escatológico, pero espero que no sea necesario llegar a comprobarlo empíricamente.
Una propuesta de descrecimiento, puede ayudar a revertir el proceso, aunque esto va contra la lógica actual de la economía. Pero si producimos menos implica tener una mejor distribución de la riqueza para un bienestar de todos, pues hay quienes exponen que el problema no es la producción, sino la distribución lo que no está funcionando. Es necesario observar el ritmo propio de la naturaleza para establecer el ritmo de producción y tener un sentido de mayor solidaridad y cooperación mutua entre todos.
Finalmente, no se debe olvidar que las teorías económicas son productos del hombre y como tal son factibles de ser cambiadas, aunque se debe analizar el impacto de transición en todos los aspectos de la vida del hombre y la naturaleza en la transición de un modelo económico a otro.
Dryzek, John S. (1997). The Politics of the Earth: Environmental discourses. New York: Oxford University Press, pp. 3-20.
Gottschalk, Johann Wilhelm. (2012). Entrevista realizada por Joel Uribe Reyes. Guadalajara, Iteso: 16 de noviembre.
Hernández, Rafael. (2007). Historia del pensamiento económico. México: Porrúa, pp. 41-86, 113-130.
Keynes, JM. (1965). Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero. México: Fondo de Cultura Económica, pp. 15-40, 328-337.
Morales Hernández, Jaime. (2012). Entrevista realizada por Joel Uribe Reyes. Guadalajara, Iteso: 21 de noviembre.
Rodríguez Hernández, Resurrección. (2012). Entrevista realizada por Joel Uribe Reyes. Guadalajara, Iteso: 16 de noviembre.
Samuelson, Paul. (1996). Macroeconomía con aplicaciones para México. México: Mc Graw Hill, pp. 3-15.
Scheifler Amézaga, Xavier. (1974). Historia del pensamiento económico. Tomo 1. México: Trillas, pp. 107-147, 163-191.
Uribe Reyes, Joel (2012). Notas de la clase de economía del profesor Ignacio Román Morales. Guadalajara: Iteso.
Autor:
Joel Uribe Reyes
[1] Pretendo mantener un lenguaje sencillo de rápida lectura, pero en algún punto puede que sea necesario tener o consultar adicionalmente nociones básicas de economía y de historia.
[2] El presente trabajo no pretende ser extenso, sino sólo dar un panorama general, por ello pueda que no se tenga varias teorías o pensamientos económicos que sean importante en algún otro contexto.
[3] La teoría económica de Paul Samuelson puede ser considerada entre neoclásica y keynesiana (Uribe, 2012).
[4] Esta idea se basa tanto en una relación divina donde el hombre está por encima de toda la creación o por una visión de antropocentrismo donde el hombre es eje de cualquier relación con los recursos naturales y su supervivencia está por encima de cualquier especie o recurso natural.
[5] El término es acuñado por Adam Smith quien en su análisis de la historia del pensamiento económico denomina al periodo que se separa del sistema Feudal de la Edad Media, con el surgimiento de la Reforma y el Renacimiento, donde la ideas económicas y políticas se caracterizan por una fuerte intervención del Estado para su enriquecimiento mediante el comercio. (Scheifler, 1974).
[6] Es el trabajo de análisis que realiza Wilson en los años 80’ sobre los puntos de acuerdos política y economía que se dan entre los organismos internacionales con sede en Washington. (Uribe, 2012).
[7] Una externalización es el costo o beneficio no expresado en el precio de mercado de un bien o servicio (Gottschalk, 2012).
[8] Se genera un mercado internacional de bonos de CO2, donde las empresas compran sus bonos para poder seguir emitiendo CO2 a la atmósfera.
[9] Esto me evoca la película de Avatar, que es altamente recomendable para entender dos modos distintos de relación con la naturaleza y el aprovechamiento de ella para obtener los productos que se desean. Aunque un modo de relación con lleva determinados deseos y un modo de satisfacerlos.