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Análisis del epistolario: "Cartas cruzadas" de Pablo de la Torriente Brau (página 2)


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«No tengo nunca miedo de escribir lo que pienso, con vistas al presente ni al futuro, porque mi pensamiento no tiene dos filos ni dos intenciones. Le basta con tener un solo filo bien poderoso y tajante que le brinda la interna y firme convicción de mis actos. No me importa nada equivocarme en política porque sólo no se equivoca el que no labora, el que no lucha.»

Pablo de la Torriente B.

Las Cartas Cruzada contenidas en este libro (abril de 1935-agosto de 1936) son un argumento palpable gracias al esfuerzo organizativo del autor, a su minuciosidad y cuidado que lo llevó a hacer copias de las mismas así como a archivarlas. Por otro lado es válido destacar la dedicación de su amigo Raúl Roa quien las reunió, conservó y publicó. Estas más de 160 cartas de Pablo y más de 70 cartas recibidas como respuesta permiten recoger una evidencia de extraordinario valor. Aquí está plasmado toda un tiempo: difícil, complejo, violento y esperanzado que le continuó al fracaso de la revolución del 30.

Las primeras cartas analizan, los motivos del fracaso de la huelga de marzo de 1935. Aquí utiliza la crítica y autocrítica. Son epístolas que rebelan la amargura y la dureza, el enfado ante la derrota: (Carta a José Antonio Fernández de Castro. New York, 8/4/1935) Pablo se refiere a los acontecimientos que entronizaron en la huelga de marzo del 35 (de maestros, trabajadores, estudiantes), hace énfasis en la impotencia de los partidos que se cruzaron de brazos y no entendieron la necesidad del momento, habla además del golpe recibido por el movimiento obrero.

El escrito sirve también para recoger datos importantes de su accionar: uno de los seis fundadores del Ala Izquierda Estudiantil Universitaria de Cuba en 1930; participación en la tángana del 30 de septiembre (reinicio de una violenta campaña contra Machado, donde fue herido junto a Trejo); su cautiverio de 27 meses en las prisiones de La cabaña, El príncipe, la Cárcel de Nueva Gerona y el Presidio Modelo de Isla de Pinos. De la prisión es enviado a España, regresa a Cuba luego de un breve espacio de cuatro meses en los Estados Unidos y con la caída de Machado, asiste a la depuración universitaria –en la de Antonio Sánchez de Bustamante-. Participó en el ataque al instituto donde hubo muertos y heridos a causa del Ejército. Tomó parte en huelgas, formuló acusaciones contra Batista en el propio Campamento de Columbia. Huye del país para Miami y de ahí se trasladó para New York. En este país se vincula al club "Julio Antonio Mella", la liga Antimperialista y otras organizaciones revolucionarias. Fue el fundador de "Línea" de A.I.E. Escribió en Alma Mater y varias revistas.

Pablo hace un balance de la huelga de 1935, en carta a Ramiro Valdez Daussá, dos meses después de haberse exiliado. En el papel le comenta que la huelga no fue un error sino una necesidad que se había movilizado a lo largo de todo un mes que duró, desde los movimientos de los niños hasta las demandas obreras. Por otro lado dice que se dejó asesinar a los hombres y califica de imbéciles o canallas a los auténticos, guiteristas y abecedarios. Resalta la labor y entrega del pueblo y la carencia del elemento combativo.

Al mismo tiempo se aprecia en las cartas la respuesta ante las nuevas circunstancias (Ver carta a Rafael Suárez Solís. New Cork ,11/4/1935). En la misma se categoriza como el emigrante revolucionario más importante. Es sólida su labor de propaganda en el norte de Miami sobre los problemas de Cuba, apoya a los trabajadores cubanos mediante huelgas, la realización de mítines en Broklin y en New York es considerable, así como la recogida de dinero para la causa.

Pablo era un amante de la naturaleza, sobre todo la cubana: lo sabemos por sus cuentos y artículos periodísticos. Estas cartas también lo corroboran. El mismo Raúl Roa manifiesta la atracción de este hacia la botánica. Se ve de esta manera obligado a comparar la naturaleza que conocía con la nueva naturaleza impuesta por las circunstancias. Al mismo tiempo el ambiente se unirá al estado de ánimo del escritor, a su frustración frente a las circunstancias:

Siempre llovizna; siempre frío; siempre humo en la boca, en la nariz.humo por todos los orificios! Es una mierda esto (.) Hay una humedad sucia y pegajosa que pone de mal humor y triste. Hay veces que estoy aburrido sin saber por qué.En resumen que no cambio el Empire, por un bohío en las lomas del realengo. [1]

 

Hay todo un rechazo a al aspecto físico, geográfico del exilio y existe paralelamente un sentido de nacionalidad, de cubanía expresado por sus rememoraciones a la patria, el desdén hacia lo foráneo que constituyó su albergue en 1933.

Este país es cada día más terrible(.) me dijeron que aquí no podía hacer propaganda ninguna en contra del gobierno de Cuba –porque este gobierno era amigo de Batista- .Por eso la prensa de aquí trata de bandidos a los revolucionarios muertos.[2]

Pablo sufre y describe crudamente lo que significa el exilio para los encausados cubanos (esto es Marte para nosotros. Lengua confusa; modos de vida diversos; escenarios de hacer; indiferencia insolente; pobreza de espíritu solo comparable con la riqueza de los números), es testigo de lo que es la sociedad deshumanizada del imperio –capital del odio- significa para el propio pueblo norteamericano.

Las cartas de Pablo constituyen también una prueba de supervivencia: la tragedia de la búsqueda de trabajo. Esto lo refleja en un promedio de 15 cartas con notas humorísticas, apuntes irónicos y amargos . Trabajó en factorías, fue vendedor en las calles, trabajó en restaurantes. Aunque como mencionara Roa -escribía como sudaba o respiraba- su labor de periodista revolucionario estaba prohibida en Cuba. Sus intentos de colocar crónicas en Carteles y Bohemia fracasan. El periodismo le quedó como arma; para sobrevivir en la sociedad tubo que valerse de otros trabajos: escritura de cuentos, conserje en un cabaret limpiando, mapeando y fregando escupideras e inodoros como cualquier emigrante.[3]

La correspondencia de Pablo es un diario de labor revolucionaria. No solo enumera en ellas sus actividades y detalles, sino que expresan por si mismas su disciplina de trabajo, su responsabilidad –estoy trabajando con entusiasmo (le expresa a sus amigo Raúl Roa a finales de 1935) no se hacerlo a medias, no me gusta el agua tibia-.

Sus actividades en el período incluyen la creación –junto a Raúl Roa , Gustavo Aldereguía y otros compañeros- de la Organización Revolucionaria Cubana Antimperialista ORCA, que orientó su trabajo hacia la búsqueda de la unidad de las fuerzas revolucionarias; la edición de su órgano difusor, el periódico Frente Único ( vocero ideológico, editado en New York e introducido clandestinamente el Cuba, cada ejemplar llevaba una frase dedicada a José Eleuterio Pedraza: uno de los más connotados y eficientes esbirros al servicio de Batista); la fundación del club José Martí (tenía la misión de nuclear a los emigrados cubanos y atraerlos hacia las ideas y tareas de la causa ); la colaboración con numerosas organizaciones sociales revolucionarias de Nueva York, particularmente la de emigrados latinoamericanos; el envío de artículos a diversas publicaciones del continente; participación activa en mítines, veladas y manifestaciones de estas y otras organizaciones radicadas en Nueva York. Movilizó y organizó exiliados en torno a las tareas de la revolución desde la Secretaría General del ORCA hasta poco antes de viajar a España.

En carta escrita el 14 de mayo de 1935 a Alberto Samuell. Pablo menciona la situación abrumadora de su patria. Comenta sobre el duro golpe que ha recibido el movimiento con las muertes de Antonio Guiteras y Aponte. Analiza el error del primero al no participar y apoyar la huelga general, acción que hubiera sido decisiva. Sin embargo no la resta importancia a sus acciones y futura misión, con las expediciones, en Honduras. En el caso del segundo señala que su figura encarnó como ninguna otra la juventud antimperialista y combativa de la América española. Su artículo los califica de necesarios para el proceso y les hace con él un pequeño homenaje a la vez que acusa de asesinos a quienes sólo eliminaron a las dos personalidades individualmente del grupo en el que se encontraban y ambas con tiros en el pecho y la cabeza.

Cuando Pablo escribe a Ricardo S. Freire el 7 de julio de 1935 nos brinda la posibilidad de conocer su mistad con personalidades de la literatura como Navarro Luna (poeta vanguardista). Esta es una de las cartas que reflejan la biografía del autor de Batey hecha por sus propias manos.

En agosto de del mismo año le escribe a Luis, sobrenombre que emplea como muchos otros para referirse en este caso a Ramiro V. Daussá. Este documento es portador de una serie de indicaciones que comprueban su labor organizativa en el exilio. Con el título de: Los tigres de Ferrara (trabajo de 60 páginas, en la portada una caricatura que podría ser de Batista, Mendieta, Vasconcelos y Carlos Manuel) en Cuba debían distribuir y darle difusión a este artículo revolucionario, tanto nacional como fuera del país (en México).

Cuando le escribe a su fiel amigo Roa el 15 de enero de 1936 –mis cartas son las actas oficiales de mi pensamiento – realiza reflexiones donde vislumbra la incapacidad e impotencia de las fuerzas revolucionarias por varios factores, indicando la necesidad de un Frente Único Programático Antimperialista o un Partido Único de Izquierda o alguna estructura de carácter unitario que sirviera para lograr la confianza popular, iniciar la pelea y ponerle fin a la situación actual del estado.

En otra carta extensa -él la llama mamotreto histórico- que le envía a Raúl el 13 de junio de 1936, hace un agudo hincapié en el panorama político de la isla. Habla de las contradicciones de del imperialismo y su demagogia a toda la América; por otro lado, muestra las contradicciones internas del país y su política local, con Miguel Mariano y su cohorte y Batista y su negocio, cada uno con recelo hacia su propio aparato al mismo tiempo que pretenden desplazarse mutuamente; y, aún por otro lado, menciona el campo revolucionario, claramente dividido ideológicamente y en sus tácticas. Menciona que solo existen en ese momento en política, dos métodos: el de la reacción y el de la revolución.

Denomina sistema de ecuaciones por su complejidad algebraica: al imperialismo yanqui, la política criolla y a la revolución. En el caso del primer sistema se observan dos ecuaciones, su política hacia la América y hacia Cuba como caso especial. Este es un sistema de sistemas. Hay otras ecuaciones importantes en sistema como:(a) la lucha de este contra los actuales representantes, (b) Política general de Roosevelt, (c) la política de Roosevelt -fiel intérprete del imperialismo-contra las campañas electorales. Y en otro sistema:(a) la política de la Secretaría de estado Americana (Welles), (b) Política de la embajada yankee en Cuba (Caffery); y aún otra ecuación, la lucha entre el imperialismo en la América, con sus ecuaciones. Un segundo sistema enseña la compleja arquitectura política cubana. En este sistema hay tres ecuaciones fundamentales: (a) Miguel Mariano-el muñeco de turno-, (b) Batista-el coronel tira la piedra y esconde la mano-, (c) Movimiento popular. Los primeros como hijos legítimos del imperialismo. El primero no debe analizarse tan violentamente pero al segundo no se le debe pasar la mano. Se refiere a Batista como un hermano del A.B.C (Caín y Abel), donde la organización fascista y secreta es peor que el propio jefe del Ejército. La tercera ecuación es el del movimiento popular: la Revolución. Esta representa una vanguardia poderosa, un poderoso movimiento de lucha contra la situación militar, en relación a Miguel Mariano: hoy una presión y mañana una denuncia, para el imperialismo es un gran peligro.

De esta forma Pablo nos entrega la historia, su análisis muy personal, exhaustivo e inteligente. Señala las verdaderas intenciones del gobierno norteamericano, sus lacayos y marionetas, sus objetivos a la vez que muestra el único camino para Cuba y América.

También fue objeto de análisis la carta del 4 de agosto de 1936 cuyo receptor es Roa nuevamente. Aquí se reconoce en primer lugar la entrega y acuciosidad de Pablo al solicitar pormenorizadamente las actas y documentos de las reuniones del movimiento para archivarlos y ficharlos. Las solicita porque piensa partir a Cuba o a España y quiere dejar todo en orden. Casi ha termina do su obra Aventuras de soldado desconocido y sus apuntes sobre Aponte.

La lectura del papel nos hace descubrir su deseo de incorporarse a la lucha revolucionaria española, lo cual cree necesario para adquirir experiencia política y revolucionaria, para desarrollarse en la ya presente guerra abierta desde la prensa, esto sumado a la resonancia del acontecimiento en los pueblos americanos como Cuba, y por una cuestión de principios, de internacionalismo y carácter humanista. Esta, junto a cartas dirigidas a otras personas que ya habían regresado a la isla aprovechando la amnistía política ofrecida por el régimen, permiten seguir las gestiones realizadas por Pablo para irse a España, a "la revolución española que me ha tenido todos estos días la imaginación ocupada a todo vapor" como señalará en la carta del 28 de julio de 1936.

(.) me voy a España, a la revolución española. Allá en Cuba se dice, por el canto popular jubiloso: "no te mueras sin ir antes a España". Y yo me voy a España ahora, a la revolución española, en donde palpitan hoy las angustias del mundo entero de los oprimidos. La idea hizo explosión en mi cerebro, y desde entonces está incendiado el gran bosque de mi imaginación (…) Como no se me ocurrió antes la idea? Ya estaría yo en España. La culpa es de Nueva York. Aquí, en medio de exiliado político, no he hecho otra cosa que cargar bandejas y lavar platos (.) Pero ahora yo me voy a España (…) A conocer héroes. A oír el trueno del cañón y sentir el viento de la metralla. A contemplar incendios y fusilamientos. A estar junto al gran remolino silencioso de la muerte.[4]

Su decisión de marcharse como corresponsal de guerra –a ser arrastrado por el gran río de la revolución. A ver un pueblo en lucha.-la conocemos por sus cartas incluidas al principio de Peleando con los milicianos. Pablo le cuenta a Roa el 10 de agosto que ya es miembro del Comité Antifascista Español y que consigue la remisión para España por el Consulado.

Al llegar a la península Ibérica Pablo cambió como sabemos su condición de periodista-combatiente por la de combatiente-periodista "si me voy por otro camino, será porque así son también las cosas de la revolución". Fue hijo de Puerto Rico pero nunca dejó de ser cubano y batalló por lo Español.

Esta compilación de epístolas permite un intenso análisis de muchos junto a Roa y Pablo, sobre los problemas tácticos de la lucha revolucionaria del momento. Se ofrece una pintura del pensamiento revolucionario, marxista-leninista del periodo, pero se escarba simultáneamente en la ideología del hombre y pensador, del literato y periodista, del revolucionario y héroe internacionalista, del "voluntario de la libertad".

Bibliografía:

  • Torriente, Pablo de la: Cartas cruzadas, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1981.

Webgrafia:

  • 1 Cruz González, Antonio: Héroes de la II República Española, en http://www.nodo50.org/despage/Nuestra%20Historia/75Aniversario/Pablo%20de%20la%20Torriente/pablo_de_la_torriente_brau.htm, 30/4/09

  • 2 Díaz Martorell, Roberto: Pablo de la Torriente Brau, periodista y patriota, en http://www.radiocaribe.co.cu/Secundaria/Historia/23.htm, 29/4/09

  • 3 Fernández Palmera, Ramón: La amistad entre Pablo de la Torriente Brau y Miguel Hernández, en http://ramonfernandez. revistaperito.com/TORRIENTE.htm, 29/4/09.

4 Milanés, Lolo: Pablo de la Torriente Brau, en http://74.125.113.132/search?q=cache:CGfr3iKY8oEJ:cubanosenlaguerracivil.blogspot.com/2007/04/pablo-de-la-torriente-brau-al-hablar-de.html+Pablo+de+la+Torriente+Brau/Cartas+cruzadas&cd=11&hl=es&ct=clnk&gl=cu

 

 

 

Autor:

Arián Laverdeza Reyes.

edu.red

[1] Carta a Francisco Villapol, 12 de abril de 1935

[2] Carta del 10 de mayo de 1935

[3] Ver Carta a Ramiro Valdez Daussá , 6 de mayo de 1935 y Carta a Pedro Capdevila, 24 de julio de 1935.

[4] Ver carta del 6 de agsto de 1936.

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