Análisis del epistolario: "Cartas cruzadas" de Pablo de la Torriente Brau
Enviado por Arián Laverdeza Reyes
Trabajo final de Historia de Cuba II
1 Pablo de la Torriente Brau: epistolario de su conciencia y época.
"era un organizador y trabajador incansable,…que era escritor y periodista, y además un luchador de primera,…que no rehuía nunca la primera línea de fuego, a pesar de destacar mucho físicamente, pues tenía 1m 85cm de estatura, y era muy valiente."
Jorge M. Reverte en La Batalla de Madrid
Este ensayo sobre Pablo de la Torriente Brau tiene como objetivo integrar, en el período que recogen sus cartas, el carácter revolucionario de esta figura, sus preceptos y valoraciones de acuerdo a los errores y aciertos del proceso de lucha cubano; sin descuidar el sentir de su alma como hombre, las dificultades que vivió en el exilio, el lugar que tuvo su familia en su vida así como su internacionalismo. Este análisis de una selección de Cartas Cruzadas permite de esta manera recopilar lo propiamente literario, que se consolida en el testimonio del autor, y lo histórico en una época donde se pone de manifiesto su accionar ideológico y revolucionario.
Pablo nace en San Juan de Puerto Rico, el 12 de diciembre de 1901 y es uno de los más altos exponentes del periodismo cubano en este siglo. A través de sus crónicas, reportajes y entrevistas renovó el lenguaje de este medio de comunicación, al que llevó, por otra parte, de manera auténtica y humana, la fuerza y el encanto de sus vivencias personales estrechamente vinculadas al devenir histórico de su tiempo.
En su obra periodística podemos encontrar hoy formidables antecedentes del género testimonial que tanto auge ha tenido en las últimas décadas. Fue, en ese sentido, un padre del género testimonio, y sus libros conservan la frescura y la fuerza a pesar del paso de los años.
Su obra narrativa no testimonial —novela, cuento—, representativa de la vanguardia cubana, incorporó la riqueza del habla popular y la agudeza del humor para entregar vigorosos y trascendentes temas humanos. Pablo fue un cronista imaginativo e incesante de los múltiples y cruciales acontecimientos históricos por los que pasó su vida en Cuba, Estados Unidos y España.
En el 19 de julio de 1930 Pablo se casa en La Habana con Teté Casuso, ahijada de José María Chacón y Calvo, padrino de bodas, y que fue secretario de la Embajada de Cuba en Madrid. Luchó contra Machado y el imperialismo estadounidense en Cuba, tras lo que tuvo que exiliarse sin abandonar su causa. Como corresponsal de The New Masse de Nueva York, y de El Machete, órgano del Partido Comunista de México, va a España en 1936 a defender la Segunda República contra el ejército del dictador Francisco Franco durante la Guerra Civil Española, en la que encontró la muerte. Antes, pasa por Francia y Bélgica, donde asiste al Congreso de la Paz. En el frente es nombrado comisario político de las fuerzas republicanas. Póstumamente, fue publicado su libro Aventuras de un soldado desconocido cubano (1940). También Miguel Hernández, con quien desarrolló una gran amistad, lo homenajearía en su Elegía Segunda.
La última etapa de su trabajo periodístico transcurrió en la Guerra Civil Española, a donde fue como corresponsal de varias publicaciones de América Latina y Estados Unidos, en septiembre de 1936. A su intensa obra escrita pertenecen los títulos siguientes: Batey (cuentos), La isla de los 500 asesinatos, Presidio Modelo y Peleando con los milicianos (crónicas y testimonio), la novela citada anteriormente (Aventura de un soldado desconocido cubano), así como el formidable epistolario escrito durante su exilio que ha sido reunido en el volumen titulado Cartas cruzadas.
Fue herido el día 18 de diciembre, en plena batalla de Majadahonda, y murió el 19, siete días después de cumplir los 35. Miguel asiste al entierro, y según anota José Luis Ferris, Pablo vestía la zamarra de piel de cordero que Miguel Hernández le había regalado semanas antes. Delante de su fosa, posiblemente en Barcelona, el poeta leyó la «Elegía segunda» escrita en su recuerdo, que luego se incluiría en libro Vientos del pueblo, (1937): empieza con el primer serventesio:
«Me quedaré en España compañero»
me dijiste con gesto enamorado.
Y al fin sin tu edificio tronante de guerrero
en la hierba de España te has quedado.
(Miguel Hernández).
1.1 Hombre & obra: revelaciones de la historia
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