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El aprendizaje autorreflexivo desde un enfoque conceptual (página 2)


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Desarrollo

La palabra reflexión proviene del latín "reflexio" que tiene como significado el tipo de autoanálisis del estado psíquico propio. En el diccionario de Filosofía se denomina la reflexión como término que designa el reflejo, así como la investigación del acto cognoscitivo. Por otra parte en el diccionario Enciclopédico Grijalbo se plantea entre uno de sus significados la reflexión como conocimiento que la mente tiene de si misma y de sus operaciones

Al analizar cada uno de los significados antes mencionados, se observa que la reflexión está estrechamente relacionada con el conocimiento que tiene el hombre de sí mismo, del autoanálisis de sus actos y lo que es más importante su actividad cognoscitiva como producto del reflejo.

En el interactuar permanente del hombre con la realidad surge la actividad sensorial productora de representaciones que sirven cada vez más como punto de partida para planificar las futuras acciones a realizar, es por ello que se crea la necesidad de buscar vías y soluciones más correctas en el plano mental del sujeto sin relacionarse éste con la propia cosa, es decir, aparece la actividad reflexiva capaz de modificar idealmente al objeto.(4)

El perfeccionamiento de la forma de pensar siempre ha sido un objetivo esencial del hombre desde los primeros tiempos de su surgimiento como vía necesaria para romper las cadenas que lo ataban biológicamente al medio y para cumplir este reto se ve en la obligación de transformar sus instrumentos mentales (ideales) que tendrán la función de transformar la naturaleza poniéndola a su servicio.

A lo largo del desarrollo histórico la palabra reflexión ha recibido diferentes acepciones fundamentadas en un primer momento desde posiciones filosóficas que se centran en dos concepciones opuestas del mundo: idealismo y materialismo. Algunos ejemplos ayudarán a seguir la lógica de lo expresado anteriormente.

El primero en describir con precisión las reacciones de tipo reflejo fue René Descartes (1596-1650) filósofo y fisiólogo idealista francés quien planteo que aquellos estímulos provenientes del exterior al actuar sobre los órganos de los sentidos crean efectos excitantes que se transmiten al cerebro donde también tienen participación los músculos que se contraen.

Descartes asocia el movimiento con los actos reflejos al expresar que cuando tienen lugar los movimientos involuntarios (biológicos, materiales) comunes tanto para el hombre como para los animales es que se cumple la condición del acto reflejo. Por otra parte plantea que el movimiento voluntario es sólo propiedad del hombre poseedor de funciones psíquicas que se subordinan a leyes sobrenaturales no consideradas acto reflejo.

La concepción idealista asumida por Descartes y sus seguidores separa la materia y la conciencia afirmando que ambas actúan influidas por leyes diferentes, de ahí su inconsistencia científica para resolver el problema reflejo del hombre ante su actividad cognoscitiva.

En contraposición a la concepción idealista acerca del carácter reflejo de la actividad cognoscitiva del hombre se levanta el materialismo que no cuenta en los primeros tiempos con las herramientas científicas necesarias apara explicar acertadamente cómo la conciencia es un producto derivado de la materia altamente organizada, es decir: el cerebro humano, que lleva a admitir la existencia de un solo principio, el material.

El carácter continuo de la investigación relacionada con la actividad refleja del hombre se aprecia en los trabajos realizados por el científico y fisiólogo ruso I. M. Sechenov (1829-1905) quien al retomar la teoría expuesta por Descartes acerca del "arco reflejo" plantea que este proceso no está constituido por estructuras lineales, sino que está formado por un complejo circuito de neuronas aferentes y eferentes relacionadas entre sí, es decir su estructura es circular y no lineal. Plantea además el papel del cerebro como portador de la materia altamente organizada, generador de los procesos psíquicos que se dan a través del sistema nervioso.(5)

La teoría revelada por I. M. Sechenov encontró fieles seguidores dentro de los cuales figura I. P. Pavlov (1849-1936) científico y fisiólogo ruso quien demostró que la actividad mental del hombre es a su vez una actividad nerviosa superior, poniendo de manifiesto la estrecha relación que existe entre los procesos psíquicos y fisiológicos.

En los años 30 los fisiólogos soviéticos P. Anojin y N. Bernstein tomando como base los fundamentos teóricos de I. P. Pavolv dieron a conocer el importante término de "conexión" retroactiva" que explica cómo tiene lugar el proceso de autorregulación en la actividad cognoscitiva del hombre.

Como resultado de la labor científica desarrollada fue posible arribar a nuevos momentos teóricos y conceptuales, relacionados con la reflexión basada en un enfoque materialista dialéctico del mundo que se nutre de los adelantos alcanzados por la fisiología y gnoseología marxista; permitiendo tener una mejor comprensión científica en cuanto a los procesos psíquicos del hombre, en este período autores soviéticos como: Davidov, Luria, Abuljanova, Leontiev y otros. De forma general estos autores dejan ver la importancia que tienen los procesos reflexivos y autorreflexivos para la autorregulación de las acciones del sujeto, tanto en la esfera cognitiva como afectiva, lo que genera una posición activa ante la vida, constituyendo un indicador importante para el desarrollo de la personalidad.

En los momentos actuales donde las relaciones sociales se entretejen en una gama compleja de hechos y fenómenos, se necesita valorar críticamente la realidad, es por ello que en busca de soluciones científicas a estos problemas investigadores como Fernando González, 1993; Pilar Rico, 1996; Alberto F. Labarrere, 1996; José Silvertein, 1997, 2002; Irela Paz, 1999; Jorge L. Masabó, 2004 y otros, han profundizado en el lugar que desempeña la reflexión y autorreflexión en los procesos de aprendizaje.

La Doctora Pilar Rico fundamenta que el aprendizaje debe organizarse en función de crear un pensamiento reflexivo, crítico en el estudiante para que éste pueda elaborar estrategias de aprendizaje por sí mismo y puntualiza la necesidad de orientar, dirigir y controlar adecuadamente las acciones llevadas a cabo por los educandos mientras aprenden, en función de que puedan autovalorar su actividad y autorregularse individualmente.

El Doctor Fernando González plantea que:

"el aprendizaje no es acto instrumental, sino un proceso esencialmente interactivo en el que convergen en toda su riqueza diferentes formas de la subjetividad social"(6)

La forma de concebir el aprendizaje no difiere sino que complementa, enriquece e integra el papel de la autorreflexión, de ninguna manera su lugar dentro del aprendizaje debe limitarse a procesos instrumentales exclusivamente, su dimensión es mucho más amplia, abarca toda la personalidad e incluye tanto procesos cognitivos como afectivos y motivacionales.

Por otra parte el citado autor plantea en su libro "La Personalidad, su Educación y Desarrollo" (pág. 25-32) la importancia que tiene realizar un análisis profundo de los aspectos funcionales y estructurales de la personalidad que intervienen en el sistema de regulación y autorregulación del sujeto, expresando que los aspectos funcionales son los que se encargan de integrar todos los indicadores que caracterizan la forma de participación de un contenido determinado en la psique del hombre y denomina aspectos estructurales a las formas en que los contenidos se organizan y estructuran para participar en el sistema de regulación y autorregulación de la personalidad.

Para fundamentar desde el punto de vista psicológico al aprendizaje autorreflexivo resulta necesario tener en cuenta indicadores funcionales tales como: rigidez-flexibilidad y el relacionado con la mediatización de las operaciones cognitivas en las funciones reguladoras, referirse al primero significa reconocer la existencia de sujetos que tienen forma de comportarse, rígida o flexible, siendo éste último el idóneo cuando de autorreflexión se trata, ya que muestra el nivel del sujeto para organizar y reconceptualizar los contenidos psicológicos de su personalidad, cambiando siempre que sea necesario sus decisiones o proyectos iniciales, y adaptarlos a las nuevas exigencias del momento, por lo que tendrá que emplear también nuevas estrategias de solución. En cuanto al segundo indicador es vital su participación en los procesos autorreflexivos, expresado en la utilización por parte del sujeto de las operaciones cognitivas de forma activa, consciente y personalizada para regular y autorregular su comportamiento, no debe comprenderse de forma aislada el funcionamiento de estos indicadores, ya que es precisamente en su interacción e integración donde se logra el nivel de regulación de la personalidad, es decir: el nivel de normas, estereotipos y valores y el conciente volitivo, resultando éste último el nivel adecuado para ubicar los sujetos que han alcanzado un nivel positivo en el desarrollo de sus procesos autorreflexivos al aprender, manifestado en su flexibilidad para buscar diferentes alternativas al solucionar las tareas, en su alto desarrollo alcanzado en las operaciones cognitivas que le permiten mediatizar positivamente la manera de comportarse etc, mientras que el nivel de normas estereotipos y valores sucede lo contrario.

La participación de los aspectos estructurales de la personalidad en el proceso de autorreflexión está estrechamente vinculada a los aspectos funcionales anteriormente mencionados. Dentro de los aspectos estructurales de la personalidad juegan un papel importante las formaciones psicológicas que se apoyan en motivos que ocupan un lugar elevado en la estructura motivacional de la personalidad del sujeto, quien elabora y construye las operaciones cognitivas para regular y autorregular su comportamiento.

Todo aprendizaje autorreflexivo debe tener en su base como esencia elementos metacognitivos que de hecho se vinculan con la autorreflexión, es por ello que Alberto Labarrere relaciona la autorreflexión con la metacognición aunque plantea que no toda autorreflexión debe ser considerada acto metacognitivo y apunta:

"la diferencia radica en que ajustados a la definición, la metacognición siempre tiene una dirección autorreflexiva tal que hace objeto de ella no el objeto del mundo en sí, sino a la forma de operar con ese objeto"(7)

En las palabras apuntadas por Labarrere aparecen elementos importantes para esta investigación y es en cuanto a la distinción de la manera de interpretar y aplicar la autorreflexión que debe ser interpretada como un proceso activo capaz de integrar sistemas de conocimientos (conceptos, acciones, operaciones, hábitos, habilidades, capacidades, etc) que incluye además el conocimiento del sujeto sobre su persona (sus motivos, intereses, necesidades, posibilidades, potencialidades, limitaciones, etc.), así como la manera en que se relaciona y se comunica con el grupo donde convive.

Como se puede apreciar la autorreflexión no puede ser interpretada de manera simplista, sí se quiere que surta los efectos deseados para poder hablar de un aprendizaje autorreflexivo, consciente, responsable, personalizado y transformador.

Irela Paz en su tesis de maestría realiza un análisis profundo en cuanto al papel de la autorreflexión en el aprendizaje, lo que le permite arribar a una conceptualización del mismo que por su valor y rigor científico se asume en esta investigación, al expresar:

"definimos la autorreflexión como un proceso a través del cual, el sujeto, de forma consciente, analiza detenidamente sus estrategias del pensar, sus acciones cognoscitivas, motivaciones, formas de actuar y relacionarse y cualidades personológicas en general, las compara con otros momentos de su actuación, o con otras personas, establece generalizaciones, llegando a elaborar juicios sobre sí de aceptación o rechazo a sus logros o dificultades para trazarse estrategias de comportamiento que le satisfaga"(8)

Los elementos del concepto anterior la llevan a definir en otro de sus trabajos al aprendizaje autorreflexivo como aquel que:

"se relaciona con la apropiación que realiza el sujeto del contenido de la enseñanza a partir de una posición activa, personalizada, relacionando esos contenidos consigo mismo (tanto en lo cognitivo instrumental como en lo afectivo motivacional) de manera que se logre una implicación real de ese sujeto en su propio aprendizaje y crecimiento personal"(9)

En esta investigación se comparte la definición anterior por su valor teórico y dimensión integradora al reconocer los elementos esenciales que fundamentan este trabajo. Formar y desarrollar la personalidad de los adolescentes es un objetivo central de la educación actual, por lo que se exige tener en cuenta las características propias de estas edades, donde se aprecian aspectos más estables que van definiendo el sentido de la vida del sujeto, constituyendo la autorreflexión un indicador importante en el logro de esa autonomía e independencia que se necesita para definirse como persona.

Cabe preguntarse qué elementos nuevos aporta el aprendizaje autorreflexivo con relación a otras formas de aprendizaje. Si se valora brevemente el enfoque cognitivo del aprendizaje se nota su tendencia a absolutizar el estudio de las estructuras cognitivas del sujeto, no atendiendo otros elementos presentes en la personalidad que también influyen en el aprendizaje. El enfoque contructivista del aprendizaje no le atribuye un papel esencial a la educación en su función de construir el conocimiento por parte del sujeto y subvalora el papel desempeñado por el medio social en el desarrollo psíquico del sujeto. Desde la perspectiva de un enfoque conductista se absolutiza el papel de los estímulos externos en las respuestas que ofrece el sujeto ante determinada situación. Por otra parte el enfoque humanista subvalora la influencia de lo social en el desarrollo de la personalidad del sujeto y subestima el papel del educador en la dirección del aprendizaje para con los estudiantes.

En los elementos expresados se observa la concepción fragmentada que sobre el aprendizaje se tiene por parte de los diferentes enfoques que imposibilita su acción e influencia de manera integral para formar la personalidad del educando como un todo. Estos elementos condicionan y fundamentan este trabajo bajo el enfoque Histórico-Cultural que a diferencia de los enfoques citados contempla y comprende diversos momentos que influyen en el aprendizaje del sujeto, tanto de carácter cognitivo como afectivo, de ahí su dimensión integradora.

El aprendizaje autorreflexivo ofrece en primer lugar una concepción integradora del aprendizaje humano que lleva aparejado una manera diferente de apropiación de los conocimientos, al reproducir la experiencia histórico-social acumulada por la humanidad debe emplear sus herramientas mentales, pero no como operaciones mecánica que le vienen dadas desde fuera, sino como operaciones construidas por el propio sujeto guiado y dirigido en este caso por los educadores. Este procedimiento garantizará que los estudiantes no reproduzcan mecánicamente la realidad, al implicarse activamente y construir sus propios conocimientos.

De lo anterior se demuestra la capacidad que debe tener el sujeto para transformar sus instrumentos mentales que tendrán la fundación de analizar, sintetizar y captar las esencias de los objetos o fenómenos investigados a través de la abstracción. Estas ideas expresan el carácter integrador que posee la autorreflexión, que al sintetizar delimita no sólo los elementos esenciales del objeto, sino que también tiene en cuenta los vínculos, relaciones y nexos entre las cosas, dándole un rango cualitativamente superior. Sin descuidar como expresara Alberto Labarrere que:

"para solucionar un problema no basta con poseer los instrumentos, sino que es necesario querer usarlos, sentir la necesidad de emplearlos y emplearse a fondo"(7)

Es decir que unido a los elementos de carácter instrumental y cognitivo también deben participar elementos de carácter afectivo que estimulen la implicación consciente y responsable del sujeto al resolver las tareas de aprendizaje.

Se hace necesario, entonces, recalcar que lo más importante es tener claro quién aprende y cómo aprende, pues se trata de sujetos que piensan, razonan, que tienen motivos y necesidades, que asignan significados, que tienen aspiraciones y metas, que elaboran y procesan la información recibida y crean su propia información, que luego comunican en intercambios con otros sujetos y, al mismo tiempo, la modifican.

Al tratar el aprendizaje y, de manera particular el autorreflexivo es necesario considerar el pensamiento y, relacionado con él, la reflexión. Pensamiento, reflexión y aprendizaje están presentes en la actividad cognoscitiva del sujeto, tienen su propia existencia, independencia y características que los distinguen; pero, no cabe dudas que están estrechamente relacionados y que existen elementos comunes que comparten unos y otros, que se integran en el individuo, condicionándose mutuamente y conformando una unidad dialéctica, en la que se promueven el desarrollo y la transformación de los estudiantes.

A partir de estas consideraciones aportadas por diferentes fuentes, el autor de esta investigación considera que el aprendizaje autorreflexivo es la apropiación de la experiencia histórico-social acumulada como proceso integrador, pero de aquella que, por el significado que encierra y proyecta, tiene importancia para el sujeto (estudiante), al ser necesaria en el momento que la aprende y para sus planes y proyecciones de vida.

Trabajar en esta relación, resulta extremadamente complejo, pero necesario desde el punto de vista teórico, metodológico y didáctico para abordar estos procesos en su identidad y relación.

El pensamiento permite al hombre, en el proceso de conocimiento de la realidad, penetrar en las relaciones de los objetos, descubrirlas y llegar a su conocimiento más profundo. Como expresó Rubinstein SL, el pensamiento es conocimiento mediato y generalizado de la objetiva realidad (a base del descubrimiento de conexiones, relaciones e intervenciones). En este sentido, también se pronunció Leontiev AN, al señalar que el pensamiento hace posible el conocimiento de las propiedades, nexos y relaciones esenciales de la realidad objetiva, permitiendo al hombre el acceso a aquello que no es dado directamente en la superficie de las cosas. Estas relaciones se representan en la siguiente figura:

edu.red

Es indudable que el lograr en los estudiantes un aprendizaje activo, consciente y autorreflexivo, constituye un objetivo que se debe alcanzar como producto de un proceso de enseñanza-aprendizaje acertadamente dirigido.

Conclusiones

Los fundamentos teóricos asumidos, referidos a la dirección del proceso de enseñanza-aprendizaje con una concepción desarrolladora, así como lo relacionado con la autorreflexión en los estudiantes, permitieron sentar las bases para dirigir la investigación hacia la solución del problema relacionado con el aprendizaje autorreflexivo.

Se revela la necesidad de dirigir el proceso de enseñanza-aprendizaje con una concepción desarrolladora a través de un sistema de actividad-comunicación que propicie significatividad en el aprendizaje, desarrolle motivaciones y necesidades que impliquen a los estudiantes en la solución de este problema, de forma activa, reflexiva y autorregulada en interacción con el trabajo cooperativo.

Constituye un requisito desarrollar los procesos autorreflexivos con el objetivo de activar el aprendizaje de los estudiantes y proporcionarles estrategias para que éstos puedan regular y autorregular su propia manera de aprender.

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Autor:

MSc. Michel Álvarez Morales

Institución: Instituto Superior Pedagógico "Blas Roca Calderío"

Partes: 1, 2
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