Teorias criminologicas que intentan explicar la delincuencia en la sociedad
Enviado por Eladio Román Urbina Tortolero
- Introducción
- La Anomia
- Teoría de la Reacción Social o Etiquetamiento (Labeling Approach)
- Teoría de la Asociación Diferencial y Teoría del Aprendizaje
- La Teoría de Las Ventanas Rotas
- Teoría del Patrón del Delito
- Teoría General de la Delincuencia o del Autocontrol
- Teoría de la Subcultura Delincuente
- Teoría Integradora
- Conclusión
- Referencias bibliográficas
Introducción
Definitivamente el estudio de la delincuencia, sus motivos y consecuencias han sido objeto de estudio en cualquier sociedad, y aunque estos estudios estén delimitados por sus propios contextos, sirven de base o dan pie a su migración a otros contextos.
Claramente las teorías representadas en la criminología crítica son un ejemplo de ello, ya que desde principios del siglo pasado hasta la fecha han evolucionado y mostrado la pertinencia de sus resultados, por ello que acá se presentan una serie de estas teorías, sus postulados y parte de esos resultados obtenidos.
Pudiendo con lo anteriormente indicado, hacernos una idea de su importancia en el proceso de estudio de la criminología.
La Anomia
Concebida en sus inicios como el rechazo o la no aceptación de la norma, es una teoría que expresa el fenómeno patológico de desorganización social, que se da cuando las normas no satisfacen al individuo, produciéndose un vacío de normas, o cuando el individuo no esta integrado a la sociedad, no se considera atado a las regulaciones sociales que para el han dejado de funcionar súbitamente (para el o para su grupo).
Actualmente se puede conceptualizar La Anomia como la falta de normas o incapacidad de la estructura social de proveer a ciertos individuos lo necesario para lograr las metas de la sociedad.
Como abanderados en esta teoría nos encontramos con Emilio Durkein en sus obras División del Trabajo Social (1893), Las Reglas del Método Sociológico (1895) y El Suicidio (1897), como precursor y Robert K. Merton en su obra Teoría Social y Estructura Social (1938) quien desarrollo y amplió el trabajo de Durkein.
E. Durkein.
Su enfoque acerca de la anomia se encuentra distribuido entre sus obras, es por ello que para entender esta teoría hay que hacer un recorrido por las mismas, en tal sentido tenemos:
División del Trabajo Social: Durkein expresa que con la división patológica del trabajo, se destruye la solidaridad social, el apoyo fraterno y la cooperación. Es decir, que la división del trabajo significa una diferenciación de la cooperación, que repercute directamente sobre las formas de solidaridad. Es por ello que en las sociedades con una gran diferenciación de funciones (sociedades industrializadas), se comprueba un debilitamiento de la conciencia colectiva y una mayor acentuación de las diferencias individuales. Teniendo entonces que la Anomia es en sí, es el estado de desintegración social originado por el hecho de que la división del trabajo, obstaculiza cada vez mas un contacto lo suficientemente eficaz entre los obreros, siendo barrera para una relación social satisfactoria.
El Suicidio: en esta obra se puntualiza que en las épocas de prosperidad económica y de depresión aumentan los casos de suicidios. Cuando las necesidades de las personas no pueden ser satisfechas con los medios disponibles, estas personas incurren en el suicidio. Catalogándolos de la siguiente manera:
Los suicidios altruistas, representados por aquellos que se suicidaban en pro de la sociedad o el bien común.
Los egoístas, llevados acabo por aquellos individuos encerrados en ellos mismos, en sus propias insatisfacciones individuales, aislados, en una integración ineficiente, lo que los lleva a este acto.
El Anómico, que es cuando las normas han dejado de satisfacer al individuo y su falta de integración a la sociedad lo lleva a esta tendencia.
Las Reglas del Método Sociológico: se partió de las premisas de que la criminalidad es normal y que la criminalidad es un hecho social que debe ser explicado socialmente. Con ello se comenzó a explicar que el comportamiento desviado es de importancia, debido a que da comienzo al estudio de que la criminalidad y el delito, como el comportamiento desviado en general, pudiese ser observado, comprobado y se convirtiera en una categoría del conocimiento sociológico, pasando del plano individual, al plano social.
En síntesis, para Durkein, la anomia es el fracaso o ausencia de un sistema de convicciones morales arraigadas colectivamente para una persona o grupo social.
Robert K. Merton.
Para Merton, la inquietud de que esta teoría a través del desarrollo de una interpretación social del comportamiento desviado (criminal), de que la desviación y el crimen son inherentes a cualquier sociedad y que la fuente de las conductas desviadas y del delito es la misma sociedad, se avoco a la tarea de una sistematización del concepto de anomia.
Este autor, introduce en la teoría el factor cultural, separando la estructura cultural de la estructura social. Teniendo entonces que la estructural cultural entiende las concepciones generales de objetivos y las normas, según las cuales los hombres se orientan; y la estructura social, consiste en el sistema de relaciones sociales que son de varias maneras determinantes para cada uno como miembro de la sociedad.
De lo anterior se puede entonces expresar que la estructura cultural esta representada por el grupo de normas que regulan el comportamiento de un grupo o de la sociedad; y la estructura social, constituida por los roles y el estatus social, es en donde se genera la anomia, se destacan dos elementos: objetivos y medios. Los objetivos que vienen dados por la estructura cultural y los medios que permiten alcanzarlos se encuentran inmersos en la estructura social y que se encuentran a disposición de todos los miembros de la sociedad.
Se tiene entonces que cuando existe equilibrio entre los objetivos y medios, las sociedades son relativamente unificadas y estables, aunque cambiantes (situación ideal) y que cuando las aspiraciones culturales prescritas y los caminos socialmente estructurales para llegar a ellos se encuentran disociados, se generan conductas anómalas. Llevando al individuo expuesto a dicha disociación a aceptar o rechazar los fines o los medios, según sea el caso.
Se puede entonces expresar, de todo lo desarrollado hasta ahora del pensamiento de Merton puntualizar las siguientes situaciones problemáticas:
Desequilibrio cultural entre fines y medios: objetivo e instrumento.
Universalismo en la definición de los fines, extensión a todos los ciudadanos.
Desigualdad al acceso a las oportunidades: limitaciones a bajo nivel social.
Disfunción: entre valores y normas.
Como respuestas a esas diferentes situaciones problemáticas, Merton destaca cinco formas adaptativas del hombre al medio social:
a) Innovación: el sujeto ve a través de medios ilícitos o delincuenciales una buena forma de conseguir sus objetivos. Es la única forma criminal de todas. Merton defiende que la mayoría son de clase baja.
b) Conformidad: el individuo cree que debe conseguir los objetivos con los medios lícitos exclusivamente. Esta respuesta es la mayoritaria dentro de la sociedad.
c) Ritualismo: se renuncia a conseguir las metas y objetivos socialmente descritos como exitosos. Es una desviación no delictiva, que suele darse en clases medio-bajas.
d) Apatía: también se denomina retraimiento; es un alejamiento de los valores culturales de la sociedad en cuanto a objetivos de éxito y a los medios no lícitos. Suelen dar lugar a alcohólicos, mendigos, vagabundos, etc.
e) Rebelión: un grupo o colectividad pone en duda los valores establecidos. Estas personas anteriormente han intentado lograr los éxitos sin desviación pero han fracasado.
Teoría de la Reacción Social o Etiquetamiento (Labeling Approach)
Las investigaciones del interaccionismo simbólico, descansan sobre la observación de la vida cotidiana, la cual presupone que toda conducta tiene un significado que es interpretado por el individuo, gracias a que ha aprendido los símbolos (el lenguaje, oral y corporal), siendo este aprendizaje, el que le permite al hombre convivir, adquirir una cultura, predecir la conducta de los demás, adaptar su conducta a las exigencias de la sociedad, adoptar un gol y la aceptación de los valores culturales.
Para Becker citado por García (p. 500), "el fenómeno del etiquetamiento, es una manifestación de relación de poder, donde se comprende la conducta del desviado y también está constituida por la acción de otros, que son aquellas personas que elaboran las reglas de cuya violación fue encontrado culpable", es decir, que el comportamiento desviado es creado por la sociedad en el sentido, en que grupos sociales ocasionan ese comportamiento, porque forman reglas, cuya violación constituye un comportamiento desviado.
Las normas, como reglas del comportamiento que son elaboradas por los grupos sociales, se caracterizan por si una persona viola estas normas grupales es considerada como desviadas desde el punto de vista del grupo. La misma situación perversamente desde el punto de vista del etiquetado como desviado, pueden ser o son considerados como extraños, aquellas personas que elaboraron las reglas, de cuya violación fue encontrado culpable. Siendo estos los puntos de vista del que impone la etiqueta y del etiquetado.
En el etiquetamiento, la proposición de mayor interés es la clasificación de la acción humana y un individuo como desviado o conformista. No sólo le interesa el esquema de las normas, pues le interesa también el proceso de calificación, y el proceso de interacción, en cuyo desarrollo, unos hombres le atribuyen a otros la condición de personas desviadas. Por la aplicación de las normas son definidos como desviados los violadores de las mismas.
Por todo lo antes expuesto, Becker concluye "que el comportamiento desviado (del etiquetamiento), es creado por la sociedad en el sentido, en que grupos sociales ocasionan ese comportamiento, porque forman reglas, cuya violación constituye un comportamiento desviado".
La teoría del "etiquetado" presenta las siguientes características:
a) Consiste en un cambio de enfoque dentro de las teorías del proceso social, no se interesa por las causas del delito sino que analiza las situaciones postdelictivas, es decir, cuando el delincuente es castigado y "etiquetado" como criminal.
b) La actividad criminal no existe como tal, ningún comportamiento humano, por desviado que sea, se convierte en delito sino en virtud de la actividad de las instancias de control formal (si alguien roba y no es detenido no puede ser calificado de ladrón).
c) No existe una distribución uniforme de la delincuencia entre la población, la realidad carcelaria tampoco es representativa de la objetiva medida de la criminalidad. El estatus social es el filtro que selecciona discriminatoriamente el adjetivo de "delincuente".
d) Proceso de estigmatización: el individuo interioriza el rol de delincuente como consecuencia del "etiquetado", lo cual le aboca hacia la carrera criminal. Es la denominada desviación secundaria.
Esta teoría se denomina también de la reacción social ya que, atendiendo a la estigmatización o efecto criminógeno, la sanción se base en dos conceptos:
La calificación de una conducta como desviada la hace la propia sociedad cuando una conducta se aparta de lo socialmente establecido.
La reacción social es el proceso generado tras el etiquetado. Es una estigmatización que aumenta cuando el individuo, además de haber delinquido, ingresa en prisión. Es apartado de su contexto social y sometido a otro que va a influir en él.
Tras ser etiquetado, el individuo ingresa en el grupo penitenciario, asume nuevos roles que le provocan cambios de distinta naturaleza, ese nuevo entorno acentúa su estigmatización. El etiquetado de delincuente aboca al sujeto a la carrera delictiva.
El aporte hecho por Lemert, se fundamenta en la bifurcación que hace de la desviación, indicando la existencia de una desviación primaria y de una desviación secundaria. En tal sentido tenemos que:
La desviación primaria no provoca efectos singulares en la estructura sociológica, si no están acompañados de reacciones de reprobación, condena y aislamiento, que conducen al individuo a reelaborar la percepción de sí mismo y de su rol social.
La desviación secundaria, asume una importancia significativa, porque se convierte en el mecanismo de justificación y de defensa frente a las actitudes reprobatoria de la colectividad.
Para Lemert, citado por García (p. 502) "el camino de la desviación y del delito en la sociedad pluralista, dependen más de las posibilidades, de que los institutos de control social reaccionen contra estos, tiene la sola reacción del público".
Escuela de la Desorganización Social de Chicago.
Las investigaciones criminológicas, encaradas a nivel científico y sistemático, se inician precisamente hacia 1920, en la Universidad de Chicago. Se llevan a cabo con el objetivo de estudiar los fenómenos de desorganización social que acompañan a los grandes cambios económicos y urbanísticos de la ciudad y planificar, sobre estos fundamentos, las reformas sociales pertinentes. La así llamada "Escuela Criminológica de Chicago" tiene su sede en el Departamento de Sociología de dicha universidad, el cual fue creado en 1880.
En 1914 ingresa en el plantel de profesores de dicha casa el periodista y sociólogo Robert Ezra Park. Este notable investigador, reúne a su alrededor un equipo de sociólogos, colegas y discípulos suyos, que son quienes llevan adelante la serie de trabajos criminológicos que hace célebre a la escuela. Las áreas socioeconómicas, las pandillas adolescentes y las subculturas que tenían en jaque a la ciudad, fueron sin duda sus temas predilectos. Sin embargo, también se distinguieron por el estudio de los distintos patrones de las carreras criminales, así como por el diseño de tablas de predicción, relativas a la libertad bajo palabra.
De esta manera, inician y plasman la pujante tradición ecológica, que virtualmente va a acaparar los mayores afanes investigativos de la sociología norteamericana e incluso de la inglesa. Esta orientación encarna fundamentalmente el positivismo y el cientificismo de Comte y Spencer, no el de Emilio Durkheim. Sus estudios, comúnmente comprendidos bajo la denominación de Social Surveys, se caracterizan, en efecto, por las siguientes notas: son empíricos, concretos, detallados, de limitado alcance, de corte antiteórico, y ejecutados con una metodología meticulosa que privilegia la cuantificación y codificación de datos casi hasta la exageración.
Otro de los grandes exponentes de esta escuela fue Edwin Sutherland, con su teoría de la Asociación Diferencial y Teoría del Aprendizaje.
Teoría de la Asociación Diferencial y Teoría del Aprendizaje
La Teoría de la Asociación Diferencial de Sutherland, parte de una concepción culturalista de la desorganización social, según la cual, constituía el síndrome de la ruptura de los viejos cánones culturales y en este ámbito, donde comienza a formarse los nuevos valores, aparecen comportamientos desviados y criminales opuestos y negadores de los otros.
Esta teoría trata de explicar con la ayuda diferencial de los grupos, el proceso por el cual una persona se hace criminal. Una persona se hace criminal cuando aprende más modelos de favorecer la infracción de la ley, que modelos que la desaprueban.
Sutherland estudio al ladrón profesional y observo que el hurto profesional no era una actividad individual y aislada, sino que era algo que se aprendía en contacto con otras personas (en relación con otros ladrones que muestran como hacerlo: cuál es la técnica a usar y, al mismo tiempo proporcionan ciertas actitudes que justifican la criminalidad del acto).
Este autor insiste sobre la dimensión grupo y sobre la dimensión aprendizaje que existen, según afirma, porque el ladrón profesional existe (el ladrón profesional no será un ladrón profesional si, de alguna forma, no estuviera en contacto con otros ladrones profesionales).
Se aprecia, entonces, que lo de "diferencial" significa que (en la mayoría de los casos) un individuo se vuelve delincuente al estar más frecuentemente en relación con modelos criminales que con modelos no criminales (Sutherland, no habla de individuos, sino de modelos, es decir: ejemplos, palabras, actitudes, valores).
Para explicar esta teoría, se tiene que:
a) El proceso del cual resulta el comportamiento criminal no difiere en nada del proceso que conduce al comportamiento normal (el individuo hace su aprendizaje del crimen en el seno de una familia y de diversos grupos, es decir, aprendía el mismo título que él no criminal).
b) El comportamiento criminal está implicado en el sistema de la sociedad (hecho de asociaciones de tipos diversos grupos), al igual que lo está el comportamiento normal; cada uno está comportamiento forma parte de una misma sociedad se tiene subgrupos, su pandillas, sus planes de sus asociaciones, más o menos accidentales; todos y cada uno de ellos son estructurados conforme a una escala de valores que sus miembros respetan.
c) La personalidad criminal funciona en el seno de este sistema, las asociaciones se crean a partir de los intereses propios de una cierta categoría de individuos; y la personalidad criminal está involucrada ahí, o título que no está una personalidad normal en las asociaciones que persiguen un fin normal; ahora bien, como las asociaciones tienen un fin cultural que les es propio, el valor de la cultura criminal estimula en forma positiva la conducta criminal.
d) Las diferencias individuales no juegan papel alguno en el futuro de la persona criminal, sino en la medida en que su participación en la cultura criminal sea más estrecha (un niño está más predispuesto al crimen, más por su medio familiar deficiente que por su herencia o por los efectos de su organismo). Se concluye de aquí, que una integración satisfactoria en una buena sociedad, reduciría considerablemente la influencia de los factores criminógenos personales (en una delicada cuestión de equilibrio entre las fuerzas pro y antisociales de orden individual y colectivo).
e) Los conflictos de intereses provocados en las asociaciones diferenciales son los mismos que se encuentran en el origen de toda especie de asociación (el ser humano prácticamente no puede realizar nada sólo por sus propios medios, sino que, para ello, necesita relacionarse con otros que tengan objetivos comunes).
f) El nacimiento de asociaciones en competencia más o menos violenta, puede conducir a la desorganización de la sociedad por el debilitamiento de los valores comunitarios (a un cierto grado, el disgregamiento cultural crea una subcultura, integrada alrededor de valores propuestos o diferenciales a los de la comunidad; hecho que puede favorecer al surgimiento de la subcultura criminal).
La Teoría de Las Ventanas Rotas
En 1969, en la Universidad de Stanford (EEUU), el Prof. Phillip Zimbardo realizó un experimento de psicología social. Dejó dos autos abandonados en la calle, dos autos idénticos, la misma marca, modelo y hasta color. Uno lo dejó en el Bronx, por entonces una zona pobre y conflictiva de Nueva York y el otro en Palo Alto, una zona rica y tranquila de California. Dos autos idénticos abandonados, dos barrios con poblaciones muy diferentes y un equipo de especialistas en psicología social estudiando las conductas de la gente en cada sitio.
Resultó que el auto abandonado en el Bronx comenzó a ser bandalizado en pocas horas. Perdió las llantas, el motor, los espejos, el radio, etc. Todo lo aprovechable se lo llevaron, y lo que no lo destruyeron. En cambio el auto abandonado en Palo Alto se mantuvo intacto.
Es común atribuir a la pobreza las causas del delito. Atribución en la que coinciden las posiciones ideológicas más conservadoras, (de derecha y de izquierda). Sin embargo, el experimento en cuestión no finalizó ahí, cuando el auto abandonado en el Bronx ya estaba deshecho y el de Palo Alto llevaba una semana impecable, los investigadores rompieron un vidrio del automóvil de Palo Alto.
El resultado fue que se desató el mismo proceso que en el Bronx, y el robo, la violencia y el vandalismo redujeron el vehículo al mismo estado que el del barrio pobre.
¿Por qué el vidrio roto en el auto abandonado en un vecindario supuestamente seguro es capaz de disparar todo un proceso delictivo?. No se trata de pobreza. Evidentemente es algo que tiene que ver con la psicología humana y con las relaciones sociales. Un vidrio roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro, de desinterés, de despreocupación que va rompiendo códigos de convivencia, como de ausencia de ley, de normas, de reglas, como que vale todo. Cada nuevo ataque que sufre el auto reafirma y multiplica esa idea, hasta que la escalada de actos cada vez peores se vuelve incontenible, desembocando en una violencia irracional.
En experimentos posteriores (James Q. Wilson y George Kelling) desarrollaron la 'teoría de las ventanas rotas', misma que desde un punto de vista criminológico concluye que el delito es mayor en las zonas donde el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato son mayores.
Si se rompe un vidrio de una ventana de un edificio y nadie lo repara, pronto estarán rotos todos los demás. Si una comunidad exhibe signos de deterioro y esto parece no importarle a nadie, entonces allí se generará el delito. Si se cometen 'pequeñas faltas' (estacionarse en lugar prohibido, exceder el límite de velocidad o pasarse una luz roja) y las mismas no son sancionadas, entonces comenzarán faltas mayores y luego delitos cada vez más graves.
Si los parques y otros espacios públicos deteriorados son progresivamente abandonados por la mayoría de la gente (que deja de salir de sus casas por temor a las pandillas), esos mismos espacios abandonados por la gente son progresivamente ocupados por los delincuentes.
La teoría de las ventanas rotas fue aplicada por primera vez a mediados de la década de los 80 en el metro de Nueva York, el cual se había convertido en el punto más peligroso de la ciudad. Se comenzó por combatir las pequeñas transgresiones: graffitis deteriorando el lugar, suciedad de las estaciones, ebriedad entre el público, evasiones del pago del pasaje, pequeños robos y desórdenes. Los resultados fueron evidentes. Comenzando por lo pequeño se logró hacer del metro un lugar seguro.
Posteriormente, en 1994, Rudolph Giuliani, alcalde de Nueva York, basado en la teoría de las ventanas rotas y en la experiencia del metro, impulsó una política de 'tolerancia cero'. La estrategia consistía en crear comunidades limpias y ordenadas, no permitiendo transgresiones a la ley y a las normas de convivencia urbana. El resultado práctico fue un enorme abatimiento de todos los índices criminales de la ciudad de Nueva York. La expresión 'tolerancia cero' suena a una especie de solución autoritaria y represiva, pero su concepto principal es más bien la prevención y promoción de condiciones sociales de seguridad.
No se trata de linchar al delincuente, ni de la prepotencia de la policía, de hecho, respecto de los abusos de autoridad debe también aplicarse la tolerancia cero.
No se trata tampoco de la pena de muerte ni del ojo por ojo ni siquiera de bajar la edad penal, sino más bien un conjunto de ideas que debidamente aplicadas deberían resultar en un beneficio para cualquier sociedad.
No es tolerancia cero frente a la persona que comete el delito, sino tolerancia cero frente al delito mismo.
Se trata de crear comunidades limpias, ordenadas, respetuosas de la ley y de los códigos básicos de la convivencia social humana.
Teoría del Patrón del Delito
A inicios de la década de los ochenta, Brantingham & Brantingham comenzaron a trabajar en los movimientos (en el tiempo y el espacio) de las personas que cometen delitos, desarrollando así la teoría de del patrón delictivo.
Esta teoría trata de dar explicación al hecho de que la distribución de los delitos en los escenarios urbanos no es uniforme ni aleatoria, sino que presenta patrones claramente identificables particularmente, estos autores estuvieron influenciados por el enfoque de las actividades rutinarias, planteando que la distribución del delito se asocia a la distribución de las actividades claves de la comunidad, y se relaciona con la familiaridad que el infractor tiene con ciertos espacios urbanos y no con otros. De modo que el delito ocurrirá en unas localizaciones concretas impredecibles, que están definidas por la intersección entre las oportunidades para el delito que ofrecen las actividades rutinarias de los ciudadanos y el conocimiento que el infractor tiene de esos lugares.
Estos autores señalan que incluso los infractores habituales pasan la mayor parte del día realizando otras actividades no delictivas. Asumen que los patrones de movimientos de los infractores en el espacio y en el tiempo son iguales a los de cualquier otra persona y seguido las personas que en algún momento cometen un delito pueden tener también un empleo y una familia y salen a comer y a comprar como todo el mundo. Al mismo tiempo, el resto de la población está inmersa en sus actividades habituales y se desplaza entre ellas. Por tanto, los elementos que dan forma a las dinámicas de las actividades ilegales de nuestras ciudades, también dan forma a las dinámicas de las actividades delictivas.
Como ejemplos del modo en que las dinámicas legales de nuestra vida diaria tal forma a los patrones del delito se tienen los siguientes: las peleas ocurren con mayor frecuencia los viernes y sábados por la noche; los hurtos en comercios se concentran en la franja horaria en que están abiertos los negocios y además, se producen más en tiendas que en otras. Por tanto, una adecuada comprensión del delito precisa de conceptos y modelos que tengan en cuenta la no uniformidad y la no aleatoriedad que caracterizan a los elementos delictivos.
Esta teoría, se divide en cuatro puntos claves, los cuales permiten una mejor comprensión de la misma a través del estudio de estos elementos:
Disminución de la distancia.
Se trata de un patrón bien establecido empíricamente en la criminología, que viene detectándose desde los años 50, y que hace referencia al hecho de que la mayoría de infractores cometen una gran cantidad de los delitos relativamente cerca de su hogar.
Este patrón se debe tomar en cuenta para determinar cómo sería el área de búsqueda de objetivos/víctimas de un único factor. El área de mayor intensidad búsqueda es la más cercana al lugar, decayendo la intensidad de búsqueda al aumentar la distancia. Esto es lógico por el gasto y el esfuerzo necesario para viajar más lejos. Además, el infractor dispone de un mayor conocimiento espacial y sobre posibles objetivos y rutas de escape en las zonas que frecuenta. Hay que señalar que inmediatamente alrededor del hogar suele haber lo que se denomina una zona de seguridad, una pequeña zona en la que apenas delinquiría el infractor puesto que si podría ser reconocido.
Espacios de actividad y conocimiento.
Normalmente, un individuo (sea o no infractor) conoce bien las zonas en que reside y los lugares en que desarrolla actividades, así como los caminos para desplazarse entre esos lugares. Es decir, conoce bien ciertos modos, y las rutas que emplea para desplazarse entre los nodos. El conjunto de nodos que habitualmente visitamos, junto con el conjunto rutas por las que nos desplazamos, constituyen el espacio de actividad. Las áreas que quedan dentro de nuestro campo visual cuando estamos en el espacio de actividad constituyen el espacio de conocimiento. Fuera de estos lugares, hay otras muchas zonas de la ciudad que la persona no conocen detalles, y que por tanto, están fuera de su espacio de conocimiento.
Las personas que cometen delitos tienen patrones espacio temporales de movimiento similares a los de todo el mundo. Del mismo modo que cualquier persona realiza sus actividades cotidianas en sus espacios de actividad y alrededores, los infractores tienden a cometer los delitos en sus espacios de actividad y conocimiento, cerca de los nodos rutas que habitualmente emplean.
Patrón de delitos para un individuo.
Combinando el conocimiento sobre la tendencia a delinquir en las zonas conocidas, en áreas relativamente pequeñas alrededor del hogar u otros lugares clave, con los conceptos de espacios de actividad y conocimiento; la teoría establece que un patrón plausible de actividad delictiva sería en zonas cercanas a sus espacios de actividad.
Hay que tomar en cuenta, que en esos lugares deben existir objetivos atractivos para el delincuente, y que infractor y objetivo han de coincidir en el espacio y en el tiempo, así que los patrones de actividad de infractores y víctimas tienen que coincidir en esos mismos puntos y que la víctima sea evaluada como un buen objetivo.
Generadores y atractores del delito.
Otro aspecto que determina cómo sería el patrón delictivo, en una ciudad o comunidad, es la localización de dos tipos de lugares: los generadores del delito y los atractores del delito, los cuales podemos representar de la siguiente manera:
Lugares generadores del delito: son lugares en los que coinciden gran número de personas por razones relacionadas sin motivaciones criminales, pero los que pueden acabar ocurriendo delitos. Por ejemplo, estadios deportivos o un concierto musical. Algunas personas que no fueron al lugar con intención de cometer un delito pueden acabar haciéndolo, al presentárseles la oportunidad (tal vez observa una cartera desatendida ocurra una agresión como consecuencia del consumo excesivo de alcohol).
Lugares atractores del delito: son zonas concretas que representan oportunidades conocidas para el delito y a las que los infractores acuden con la intención de cometer un delito concreto. Por ejemplo, zonas de ocio nocturno, ciertos transportes públicos, estacionamientos etc. Los infractores pueden recorrer grandes distancias para llegar a estos emplazamientos propicios para la comisión del delito.
Teoría General de la Delincuencia o del Autocontrol
Esta teoría señala la utilidad del control social como instrumento eficaz para que los individuos puedan anticipar las consecuencias que les puede ocasionar la comisión de una transgresión o delito. Llevándolos a sopesar esas consecuencias e inhibiéndolos en algunos casos de la comisión de dichos actos.
Gottfreson & Hirschi parten de la premisa que cualquier persona ha tenido la tentación en alguna ocasión de hacer algo "malo", pero la mayoría de la gente, ante la posibilidad de ver expuesta su conducta a la luz pública, se inhibe de esta tentación. En cambio, aquellos que tienen poco que perder se dejarán tentar en mayor proporción.
Partiendo de que el control social es el conjunto de prácticas, actitudes y valores destinados a mantener el orden establecido en las sociedades, y aunque a veces el control social se realiza por medios coactivos o violentos, el control social también incluye formas no específicamente coactivas, como los prejuicios, los valores y las creencias. En tal sentido estos autores, dimensionan al control social en su teoría se la siguiente manera:
Las relaciones sociales: las relaciones sociales fuertes fomentan la conformidad. Por el contrario, para aquellos individuos que no se sientan muy vinculados con su familia, amigos o compañeros de trabajo, los costes de la conducta desviada son mayores.
La estructura de oportunidades: quienes cuentan con más oportunidades legítimas para satisfacer sus intereses tendrán más ventajas en la conformidad. Los que tienen poco control o reducida confianza en el futuro tienen más posibilidades de presentar pautas de conducta no convencionales.
- La implicación: una fuerte implicación en actividades lícitas (trabajar, estudiar, practicar deportes) inhibe el comportamiento desviado. La ausencia de actividad en estas facetas cotidianas puede suponer terminar empleando el tiempo en actividades no legítimas.
Las creencias: los individuos que aceptan y asumen las pautas morales preponderantes en la sociedad en la que se inscriben y que respetan la autoridad tendrán más facilidad para reprimir las tentaciones, que los que se muestran más disconformes a estas pautas morales.
Teoría de la Subcultura Delincuente
Cohen desarrolló su teoría de las Subculturas Delictivas colocando como objeto de su análisis a la delincuencia juvenil, específicamente el grupo integrado por jóvenes de sexo masculino cuyas familias pertenecen en su mayoría a la clase obrera. Su actividad en el grupo se va a caracterizar porque el delito es para ellos una actividad que les produce placer, satisfacer el ocio y les permite elevar su status dentro de su grupo (Delincuencia Expresiva); ese placer es originado en el daño que ocasiona al semejante (Delincuencia Maliciosa), y en producir temor a los otros grupos en vista de desafiar el orden jurídico establecido (Oposición a las Normas Dominantes). Por otro lado, los delitos que comete el grupo serán de la más variada índole (Versatilidad); todos ellos ejecutados sin mucha planificación (Búsqueda de Placer a Corto Plazo), pero caracterizados por una plena solidaridad con los otros miembros del grupo (Énfasis en la Autonomía del Grupo), contrariamente a las relaciones con los otros grupos con los cuales tienden a ser hostiles y resistiéndose a toda la gama de instituciones, como la escuela y la familia, que perseguirán regular su comportamiento.
Según Cohen la subcultura criminal se caracteriza por:
1) Es gratuita (no lucrativa; en el sentido de que los propios hechos criminales no persiguen la obtención de un beneficio económico sino otros objetivos), maliciosa (por cuanto la satisfacción deriva precisamente de la disconformidad de los otros), destructiva (porque se enorgullece de hacer aquello que es incorrecto según los estándares de las clases medias).
2) Una actitud valorativa ambivalente, cuando menos respecto a las normas de la cultura oficial. Hedonismo inmediato porque la subcultura propugna una satisfacción inmediata frente a la postergación del placer que caracteriza la actitud de las clases medias. Espíritu de grupo en cuanto intolerancia de toda restricción o limitación que trate de ejercerse desde el exterior de la propia subcultura.
3) La subcultura criminal es una subcultura de grupo y no una solución privada, individual.
Admite la existencia de una pluralidad de tipos de delincuentes juveniles, algunos de los cuales vendrían determinados no ya por factores subculturales, sino psicogenéticos. Pero su enfoque es sociológico, a Cohen no le preocupa por qué un joven pasa a formar parte de una determinada subcultura, sino por qué existen las subculturas criminales y cuál es la génesis de las mismas.
El problema en definitiva es cómo y por qué surgen las subculturas, y cómo se relacionan éstas con la sociedad oficial o mayoritaria. Para Cohen, una y otra clase social tienen sus respectivos códigos de valores. La clase media, por ejemplo, pone un especial énfasis en la movilidad social, en la eficiencia y en la responsabilidad individual, en la racionalidad para perseguir sus objetivos, en el respeto a la propiedad, en la constructividad en el uso del tiempo libre y, sobre todo, en el ahorro y en la postergación o aplazamiento del placer. La clase social baja, por el contrario, concede mayor significación a la fuerza física y a la colectividad y mucho menor que las clases medias al ahorro y a la posposición del placer.
El joven de las clases sociales bajas participa en buena medida de ambos sistemas de valores. Aunque pertenece a la clase trabajadora, sus propios padres se sienten atraídos por el estilo de vida y modelos de la clase media, actitud reforzada por el sistema educativo que promueve los estándares de ésta y responde a sus exigencias. Un continuo bombardeo institucional le sugiere la aceptación de la cultura convencional como requisito imprescindible del éxito y estima sociales. Pero al enfrentarse con los valores de las clases medias, se encuentra en una situación de desventaja porque no sólo no se aplican a su status, sino que disminuyen la estima de sí mismo.
Según Cohen, dicho conflicto admite tres opciones:
Adaptación (college boy): El college boy trata de asumir valores culturales y sociales de las clases medias, a pesar de las insalvables carencias escolares, sociales e incluso lingüísticas para adaptarse al estilo de vida de aquellas.
Transacción o pacto (corner boy): El corner boy representa la respuesta más común, de acomodación social.. No rompe frontalmente con la sociedad oficial, pacta y convive con ella. Acepta las limitaciones que derivan de su pertenencia de clase y trata de aprovechar las oportunidades del medio. Es fiel a los valores de su grupo, pero no opta de modo manifiesto por la vía del delito.
Rebelión frente a los valores de las clases medias (delinquent boy): El delinquent boy resuelve su frustración de estatus enfrentándose de forma abierta a los valores convencionales de las clases medias. Como dice Cohen, la subcultura delincuente no acepta "pactar". No tolera ninguna ambigüedad.
Teoría Integradora
El punto de partida en su teoría viene inspirado en encontrar una explicación de la delincuencia, integrando los aspectos más relevantes de cinco grandes teorías: la teoría de las culturas, la teoría de la desigualdad de oportunidades, la teoría del aprendizaje social, la teoría del control y la teoría de la asociación diferencial.
Mediante esta teoría, Farrington trata de explicar cómo se produce la delincuencia juvenil (para ello intentar aplicarla a las variedades más comunes de delincuencia juvenil masculina). En su opinión la delincuencia se produce mediante un proceso de interacción entre el individuo y el ambiente, que él divide en cuatro etapas (a la que posteriormente añade una quinta), dichas etapas son:
Página siguiente |