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Los umbrales de la Semántica y la Pragmática (página 2)

Enviado por Carlos J. Sanchez


Partes: 1, 2, 3

CAPÍTULO I

Forma de concebir el significado.

A continuación se presentan algunos planteamientos importantes, que ayudan a definir el significado.

El significado.

Black (1968) expone que el problema del estudio del significado es de vital importancia porque éste constituye el centro de las relaciones humanas. El autor dice que los hablantes de una lengua particular, saben de qué se está hablando cuando se refieren al significado. Es decir, saben lo que significa, cuando hacen preguntas como: ¿qué quiso decir con eso?, ¿qué quiere decir esa palabra?, ¿ qué significa esa caída brusca de temperatura?, debido a que son fácilmente comprensibles en los contextos ordinarios donde ocurren. Pero el problema se presenta cuando se preguntan ¿qué es un significado?, ¿qué clase de objetos son los significados?. Black señala que cuando el hablante se hace este tipo de preguntas, ninguna respuesta le viene a la mente, y si acuden a los especialistas en la materia, se encuentran una gran variedad de puntos de vista contrapuestos.

En el mismo orden, Black señala que una de las teorías más antigua del significado y de alguna manera la más aceptable, es la que se desarrolla fundamentándose en la existencia del significado como algo producto de la unión de un nombre con el objeto al cual representa, como se puede ver a continuación, a través de la siguiente explicación. La palabra "Paris" representa a una ciudad, la capital de Francia y significa esa Ciudad; "rojo" representa un determinado color, el color de la sangre y significa ese color y así en general.

De acuerdo a lo planteado, para el autor, toda palabra tiene un sentido porque representa una "cosa" y su significado es esa "cosa". Puesto que la "cosa" se supone que es algo no lingüístico (una ciudad, una persona, una propiedad entre otras). Además, Black agrega que si las palabras están ligadas a cosas reales, entonces se puede decir que lo que un nombre afirma está ligado a la realidad, y es en consecuencia verdadero o falso, y si las palabras no tuvieran ligadas convencionalmente a las cosas, el hablar no pasaría de ser un pasatiempo con sonido que no dice nada.

Por lo arriba planteado, se puede afirmar que el significado es concebido como algo producto de la relación entre un signo con el objeto que representa en el mundo real, el cual es considerado no lingüístico

Por otro lado, Guiraud (1960), para determinar la clase de objeto que son las palabras, se fundamenta en algunas ideas de Saussure, quien expresa que la cosa "árbol" y la fónica /árbol/ son dos sustancias concretas que no pertenecen al sistema de lengua. Puesto que /árbol/ como cosa concerniente a la botánica, a la horticultura entre otros y "árbol" como sonido, está relacionada a la fisiología, a la acústica y a la fonética.

Partiendo de este planteamiento, Guiraud deduce que el signo lingüístico es la asociación de dos imágenes mentales. Es decir no es la unión de una cosa con un nombre, sino la asociación de un concepto con una imagen acústica. Este análisis conlleva a Guiraud a determinar que el signo es a la vez psicológico, lógico, y lingüístico en un sentido estricto. Es psicológico por ser el significante y el significado dos imágenes mentales asociadas. Lógico, porque el significante tiene por función identificar el concepto, evocarlo y transmitirlo sin deformarlo. Y lingüístico, porque los signos constituyen un sistema de símbolos de naturaleza especial llamado lengua.

Reflexionando lo arriba planteado, se puede pensar que un signo es un signo porque representa algo, y si representa algo para alguien es porque éste es significativo para ese alguien. Para que un signo sea tratado con cierta significatividad, los hablantes deben poseer una aptitud psicológica normal, es decir conciente de sus actos lingüísticos en el medio social. Asimismo, se puede decir que una persona que no esté psicológicamente apto no aprendería una lengua, y si el descontrol psicológico se produce después que haya aprendido la lengua, éste, al decir algo sería incoherente para los oyentes. En primer lugar, con esto se quiere decir que la significatividad del signo se debe a una correspondencia significativa-psicológica entre los interlocutores, de orden contextual. Y en segundo lugar, a una correspondencia significativa-psicológica de orden convencional. En este sentido, se puede afirmar que la significación es producto de los aspectos extralingüìsticos y lingüísticos que se conjugan para hacer posible la comunicación. En otras palabras, no se puede limitar el término lingüístico sólo a la representación de la forma, sino de todo aquello que cause y haga posible la existencia significativa.

En el mismo orden, se puede afirmar que el signo es producto del conocimiento significativo que un colectivo posee sobre una forma convencional del lenguaje. Y que cuando alguien piensa en, o hace uso de un signo particular, activa los elementos que se conjugan para resultarlo. Es decir, lo psicológico, lo lógico y la forma convencional, en una primera instancia y los elementos contextuales en una segunda instancia, según el propósito con que son utilizados, y finalmente las causas contextuales que conllevan a ese propósito.

Hasta aquí se abarcó un poco sobre lo que un signo es o representa. En la siguiente parte se hablará sobre el desarrollo de la semántica y la pragmática como ciencias que estudian el significado. Primero se presentarán los estudios semánticos más resaltantes para esta investigación y posteriormente los pragmáticos.

CAPÍTULO II

Ámbito semántico y el alcance de la definición pragmática, según Carnap.

Ámbito semántico.

Antes de analizar y reflexionar sobre las investigaciones semánticas, es importante conocer, según Guiraud (1960), que los estudios sobre el significado del signo son planteamientos antiguos, dónde se señalan que el vocablo semántico proviene de la palabra griega "Semaino" el cual quiere decir "significar" y la palabra "sema" signo. Para Guiraud, "semaino" es el adjetivo correspondiente a sentido, por lo que un cambio de sentido es un cambio semántico.

Habiendo conocido el origen de la palabra "semántica", es importante considerar uno de los fundamentos teóricos de Breal (1904 en Schaff 1969), quién es considerado como uno de los impulsores más destacado de las investigaciones del significado.

Breal fomenta que "la semántica se constituye, por la dotación de significado que se le da a la palabra una vez creada y que éste significado es ampliado o contraído de un grupo de ideas a otro, elevando o rebajando su valor significativo, produciendo ciertos cambios en el mismo".(pag. 15-16)

Según lo planteado por Breal, se puede interpretar dos aspectos del significado. El primero, se refiere a la convencionalidad del signo; es decir, al acuerdo que llegan los miembros de una comunidad en donde se habla una lengua particular, al designar un significado común a determinada palabra. El segundo, tiene que ver con el cambio de sentido que un signo puede sufrir durante el intercambio de ideas por parte de los hablantes. En éste último, la semántica no pudo desarrollar sus planteamientos, ya que se requería de un nuevo modelo teórico para su definición.

En este sentido, la semántica se perfila en desarrollarse bajo el lineamiento denotativo, tal cual, como lo señala Morris (1938 en Levinson 1988) quien afirma que la semántica debe estudiar las relaciones de los signos con los objetos a que dichos signos son aplicables.

Para ahondar un poco más sobre lo anteriormente dicho, es necesario apreciar algunas de las visiones teóricas de Ullmann (1978), quien apunta que las definiciones del significado parecen distinguirse entre dos tipos principales. El analítico", conocido también como significado "referencial" o denotacional, y el significado "operacional". Este último se verá en los estudios pragmáticos del lenguaje.

Las investigaciones analíticas (convencionales) plantean situaciones semánticas complejas, en las que dos o más sentidos están conectados con el mismo nombre. Éstas se presentan de dos maneras: una palabra con varios sentidos y muchas palabras idénticas en su forma. Es decir advierten sobre la existencia de una ambigüedad léxica, la cual se explica a través de la definición de la polisemia, las palabras homófonas, las palabras homógrafas y la homonimia.

Por otro lado, Jakobson y Martinet (1974) expresan que muchos investigadores emplean el termino "denotación" para lo que se denomina referencia; y referencia para referirse a denotación, es decir la denotación de un lexema se entiende como la relación que existe entre aquel lexema y las personas, cosas, lugares, propiedades, procesos y actividades exteriores al sistema lingüístico. Ejemplo, la denotación de "vaca" es una determinada clase de animal, cuyos animales concretos son sus denotadas. Todo lo que es referible en una lengua dada suele estar en denotación de al menos un lexema, y habitualmente en varios de la misma lengua. Puede hacerse referencia de las "vacas" de muchas maneras; a su vez las diferentes clases a que pertenecen son dentadas no sólo por "vaca" sino también por animal mamífero entre otros.

En conclusión, Jakobson y Martinet señalan que la denotación es la significación objetiva que un hablante de una lengua posee sobre una palabra como por ejemplo: árbol, gato, casa.

De acuerdo a, los planteamientos semánticos que se vienen realizando, Schaff (1969), plantea que los rasgos específicos de la semántica lingüística consiste en el estudio de la historia de los significados y en el enfoque histórico del lenguaje, así como también las siguientes cuestiones: naturaleza y función del signo, cómo los signos significan algo, tratando de resolver las ambigüedades que se presentan en la significación, a través de la homonimia y polisemia entre otros.

Por otro lado, Akmajian, Demers y Harmish (1984), en sus investigaciones de significado del signo, definen muy bien el "significado lingüístico", del cual dicen que este trata sobre el significado literal del enunciado, ya que se transmite exactamente lo que un enunciado significa por sí solo.

Para los autores antesmencionados, una teoría semántica debe describir las propiedades y relaciones del significado, al igual que la referencia y los fenómenos relacionados con ella, como se puede apreciar a continuación.

Propiedades de significado:

Significatividad.

En este sentido, Akmajian, Demers y Harmish afirman que la significatividad es la propiedad más importante del significado de las expresiones, y, por consiguiente, la semántica debe decir qué expresiones son significativas y cuáles no, a través de la representación de su significado, como por ejemplo:

  • Posponer, significa aplazar las cosas.
  • Soltero, significa varón adulto, no casado.
  • Padre, significa progenitor varón.

Ambigüedad.

Asimismo, Akmajian, y sus compañeros explican que la ambigüedad es otra importante propiedad del significado, y que ésta se encuentra en el lenguaje natural en tres formas: ambigüedad léxica, ambigüedad superficial y ambigüedad profunda.

  1. Ambigüedad léxica: ésta se refiere a la emisión de palabras diferentes, en un enunciado, que poseen el mismo significado, las cuales se pueden desambiguar parafraseando la expresión pertinente, como por ejemplo:
  • Este mes va a haber muchas fiestas (reuniones sociales; días festivos).
  • Es una operación arriesgada (quirúrgica, económica).
  • Saqué la foto de tu madre anoche (hice; la tomé del armario).
  1. Ambigüedad superficial: ésta se refleja cuando se emiten palabras bajo un orden gramatical inadecuado, es decir la enunciación no guarda relación con lo que se quiere transmitir literalmente. Este tipo de ambigüedad se puede aclarar agrupando las palabras adecuadamente, como por ejemplo:
  • He encontrado la silla rota.
  • He encontrado rota la silla.

Estos dos ejemplos se pueden desambiguar dependiendo de lo que se quiera significar, ya que la primera se refiere a una silla rota extraviada y la segunda a una silla que rompieron.

  1. Ambigüedad profunda: ésta es la emisión de enunciados que por su estructura sintáctica se pueden interpretar de diferentes formas. Esta doble interpretación no se puede desambiguar léxicamente o por agrupación estructural superficial, sino que es necesario modificar la estructura sintáctica de la oración, como por ejemplo:
  • El pollo está listo para comer.

En esta oración se puede pensar que es el pollo que va a comer, o que el pollo va a ser comido por algunas personas.

En este sentido, se puede decir que para transmitir lo que exactamente se quiere comunicar es necesario modificar la estructura profunda de la oración.

Redundancia. Ésta se refiere a repetir palabras en una expresión, que denotan el mismo significado. Ejemplo:

  • Hermana hembra.
  • Asesinato ilegal.
  • Ella lo mato dejándolo muerto y bien muerto.

Anomalía. Ésta se refiere a la producción incompatible de significado entre las expresiones que constituyen un sentido. Ejemplos:

  • Verdad de fresa.
  • Idea verde incolora.
  • Soñar diagonalmente.

Para los autores, estas oraciones a pesar de estar muy bien estructuradas gramaticalmente carecen de sentido.

Del mismo modo, Akmajian, Demers y Harmish afirman que las expresiones no sólo tienen propiedades de significados, sino que también guardan relaciones de significados, a través de la sinonimia y la antonimia.

Relaciones de significado:

Sinonimia. Ésta es una relación simétrica, es decir, una expresión es igual en significado a una segunda, y ésta segunda es igual en significado a la primera. Ejemplo:

  • Automóvil es sinónimo de coche.

En el mismo sentido, los autores aclaran que no todas las relaciones del significado son simétricas, ya que existen oraciones que se relacionan con otras por incluir y compartir algunos aspectos del significado.

a.) Inclusión del significado.

  • El significado de hermana incluye el significado de hembra.
  • El significado de perseguir incluye el significado de moverse.
  • El significado de rectangular incluye el significado de tener lados.

Para los estudiosos, ésta relación de significado no es simétrica debido a que el significado de hembra no incluye el significado de hermana.

En el mismo orden, Akmajian y sus amigos, afirman que cuando dos expresiones no son sinónimas y una no incluye a la otra, éstas pueden seguir relacionándose por compartir o solaparse en algunos aspectos del significado. Ejemplos:

b.) Solapamiento de significado.

  • Padre, tío y semental comparten todas las propiedades de "sexo masculino".
  • Decir, hablar, cuchichear, vociferar, chillar y gritar expresan todas las propiedades "vocalización".
  • Afortunadamente, dichosamente, felizmente expresan todas las propiedades "bueno para algo o alguien".

Por lo arriba planteado, se puede observar que existen dos tipos de sinonimias. La primera, sinonimia absoluta la cual se refiere a que más de dos formas distintas poseen el mismo significado. La segunda, se refiere a la sinonimia relativa, en la cual existe relación de significado sólo por inclusión y solapamiento de significado.

Antonimia.

Por último, las expresiones pueden ser antónimas ; es decir, pueden compartir algún aspecto del significado, pero ser opuestas o incompatibles en algún otro aspecto del significado, como por ejemplo:

  • Rojo, azul, verde, amarillo entre otros, comparten la noción de color, pero difieren de matiz.
  • Pequeño, mediano y grande comparten la noción de "tamaño", pero difieren de grado.
  • Helado, frío, fresco, templado, caliente y ardiente comparten la noción de temperatura pero difieren en grado.

Por otro lado, Lyons (1981) señala que cuando se consideran las palabras como unidades dotadas de significado se consigue que una forma puede estar asociada con varios significados (homonimia y polisemia) y que el mismo significado puede estar asociado con diferentes formas (sinonimia). Para el autor, la cuestión de la homonimia no es tan simple como se asume tradicionalmente; es decir, la homonimia se define como la existencia de palabras distintas con una misma forma.

En el mismo sentido, Lyons distingue dos tipos de homonimia:

La homonimia absoluta, la cual se caracteriza por cumplir tres condiciones. La primera, establece que sus formas no han de ser emparentadas en cuanto al significado; la segunda, se refiere a que todas sus formas deben ser idénticas y, por último, las formas idénticas han de ser sintácticamente equivalentes. Ejemplo: banco (entidad bancaria)- banco (asiento que se utiliza en las plazas), gato (felino doméstico)- gato (máquina de levantar peso).

Homonimia parcial, ésta es abundante en la lengua, ejemplo: poder – podar; comparten la forma podemos podéis: pero no puedo – puedes, puede o pode, podemos y podéis no son sintácticamente equivalentes a las formas podemos, podéis de podar.

En este sentido la homonimia mantiene dos o más lexemas distintos. Ejemplo: no crees que podemos con esta herramienta.

Según el autor, ésta puede ser interpretado como una oración en presente de indicativo que contiene una forma del verbo poder, o alternativamente, como una oración en presente subjetivo conteniendo una forma del verbo podar. Como un posible enunciado en español es ambiguo. Su ambigüedad es léxica, ya que el significado depende de los dos lexemas; poder y podar.

La polisemia, esta se refiere a un lexema que posee significados múltiples, como por ejemplo:

  • Cola (parte posterior del cuerpo de algunos animales)
  • Cola (pasta fuerte y pegajosa)

Según Lyons, para diferenciar la homonimia de la polisemia se ha de tomar en cuenta: la etimología de la fuente de la palabra y la afinidad de significado como por ejemplo la palabra "cola" como parte posterior del cuerpo de un animal y "cola" como pasta fuerte y pegajosa que sirve para pegar; efectivamente estas dos palabras difieren en cuanto a su origen histórico, pues "cola" de animal, deriva del latín "cauda" mientras que "cola" de pegar, procede del latín vulgar "colla"que viene del griego "kolla"con el significado de goma. En este sentido la palabra es polisemica.

El autor aclara que la palabra "gato" (animal, mamífero, carnicero doméstico, familia de los felinos) y la palabra "gato" (máquina compuesta de engranaje para levantar peso) a pesar de no relacionarse históricamente, los hablantes lo perciben como si tuvieran el mismo tipo de relación que un lexema polisémico.

Retomando las ideas desarrolladas de Akmajian, Demers y Harmish, es importante aclarar que estos investigadores estudian la referencia y los fenómenos relacionados con ella utilizando el término "referir" para lo que hacen los hablantes y "denotar" para lo que hacen las palabras.

La Referencia del hablante. Es aquella a lo que la persona se refiere al enunciar una expresión, por ejemplo: cuando se refieren a Cristóbal Colón llamándole el descubridor de América. Sin embargo. Puede ocurrir que aquello a lo que el hablante se refiere esté en desacuerdo con la referencia lingüística convencional de las palabras usadas, como por ejemplo:

  • Juan dice a maría "!ya se donde queda el parque de la guaricha!"

María replica "!esta bien Cristóbal Colón!"

Como se puede ver, María utiliza la referencia de Cristóbal Colón para referirse a Juan, a pesar que está no guarda ningún tipo de relación con el denotata.

La Referencia Lingüística. Ésta se refiere al contenido convencional de un enunciado, en la cual se distinguen las referencias singulares de las referencias generales. Las expresiones de referencia singular incluyen nombres propios, como Julio César, la Torre Eiffel entre otros; pronombres como ella, él, ellas, ellos, sintagmas como el último rey godo, usados todos ellos para referirse a una sola cosa definida e individual.

Las expresiones de referencia general son los verbos, adjetivos y pronombres comunes los cuales se aplican correctamente a muchos individuos. Ejemplo: rojo se aplica a cualquier cosa rosa; mesa se aplica a cualquier mesa entre otros.

Propiedades de verdad:

En el mismo orden, Akmajian y sus amigos señalan que las expresiones de una lengua no sólo tiene un significado y a menudo una referencia, sino que se usa también para decir cosas que son verdaderas o falsas. Asimismo, los investigadores afirman que no existe alguna teoría semántica que pueda predecir qué oraciones se usan para decir algo verdadero y cuáles para decir algo falso, debido a que la verdad y la falsedad dependen de aquello a lo que se refiere el hablante, es decir, las mismas palabras pueden usarse en oraciones idénticas para referirse a cosas diferentes, como por ejemplo, si dos hablantes pronuncian la oración "nuestros padres quieren comprarnos el coche" lo que uno dice puede ser verdadero, mientras lo que dice el otro puede ser falso.

Como la frase es ambigua, puede usarse para decir algo verdadero cuando se toma en un sentido, pero falso cuando se toma en otro. Es decir, la oración puede ser interpretada de dos formas: en la primera, se puede entender que los padres quieren comprar un coche a alguien para regalárselo a sus hijos. Y la segunda interpretación puede ser, que los padres van a comprar un coche que pertenece a sus hijos.

Los autores afirman que la semántica se ocupa de la verdad y falsedad siempre y cuando las propiedades y relaciones de verdad se mantengan independientes de la referencia, ya que el significado de las palabras sigue siendo constante. Por tal motivo, Akmajian y sus compañeros explican las propiedades y relaciones de verdad y falsedad de la siguiente manera:

En primer lugar, la propiedad de ser lingüísticamente verdadera o lingüísticamente falsa se debe a si su verdad o falsedad vienen determinadas únicamente por la semántica de la lengua, sin que sea necesario constatar aquellas con ningún dato del mundo no lingüístico para determinar su verdad o falsedad.

Una oración es empíricamente verdadera o empíricamente falsa si lingüísticamente no es ni verdadera ni falsa. En este sentido, se tiene que recurrir al mundo para falsearla o verificarla. Ante esto, los autores explican que a la semántica no le concierne las verdades y falsedades empíricas, sino aquellas oraciones que son lingüísticamente verdaderas o falsas; Ejemplo:

  1. Si Juan es soltero, entonces Juan no esta casado (v)
  2. Si Juan ha matado el oso, entonces el oso esta muerto (v)
  3. Si el coche es rojo, entonces tiene color (v)
  4. Juan es soltero, pero esta casado (f)
  5. Juan ha matado el oso y todavía esta vivo (f)
  6. El coche es rojo, pero no es de color (f).

Según lo arriba planteado, una teoría semántica no debe estudiar lo que es una oración empíricamente verdadera o empíricamente falsa, puesto que, ésta necesita de datos del mundo externo para determinar su verdad o falsedad. Las oraciones anteriormente mencionadas, se pueden explicar de dos maneras: la primera, se refiere al análisis lingüístico de las relaciones lógicas que existen en las oraciones para que éstas sean verdaderas o falsas independientemente de como puede ser el mundo. La segunda, tiene que ver con las ambigüedades que se presentan al analizar las oraciones empíricamente, y que para desambiguarlas se requiere de datos del mundo externo para definir su verdad o falsedad. Además, se puede señalar que las oraciones pueden ser consideradas falsas o contradictorias cuando se recurre al estudio empírico de las mismas.

Relaciones de verdad.

Según los autores, la implicación es la relación de verdad más central de la semántica, ya que una oración implica a otra oración sólo cuando la verdad o falsedad de la primera garantiza la verdad o falsedad de la segunda. Ejemplo:

  1. El coche es rojo implica el coche es de color.
  2. La aguja es demasiado corta implica la aguja no es bastante larga.

Asimismo, los autores hablan de otra relación de verdad que se da en estrecha relación con la implicación, se trata de la presuposición semántica. Ésta se refiere a que la falsedad de la oración presupuesta hace que la oración que la presupone no tenga valor de verdad (v o f). Además, tanto una oración como su negación tienen la misma presuposición semántica.

Ejemplos:

Por lo planteado según los autores, existe cuando menos dos relaciones de verdad que una que una teoría semántica debe explicar.

Significado expresivo.

En sintonía con lo que se viene planteando, Lyons (1981) considera la semántica lingüística como el estudio de todos los distintos tipos de significado codificados sistemáticamente en las lenguas naturales. Asimismo, el autor advierte que el significado expresivo se halla dentro del ámbito de la semántica en razón que todas las lenguas naturales lo codifican en gran parte de su vocabulario y en la escritura prosódica de los enunciados. El "significado expresivo" es aquel que está relacionado con el vocabulario, que signifique gustos, deseos, entre otros y con la acentuación y pronunciación exacta de las palabras.

Significado de la oración y significado del enunciado.

En el mismo sentido, Lyons hace la diferencia entre el significado de la "oración" y el significado del "enunciado". Del significado de la oración dice que es independiente del contexto puesto que es utilizado para hacer juicios descriptivos que se refieren a la verdad o falsedad de las oraciones. Mientras que el significado del "enunciado" es dependiente del contexto, no es descriptivo, sino que en éste se incluye el componente expresivo para que el hablante pueda significar más de lo que describe.

Por todo lo antesmencionado, se puede decir que la semántica como ciencia del significado no sólo estudia el significado veritativo de la oración a través de su descripción, sino que también toma en cuenta el componente expresivo que se encuentra codificado en una lengua, para que los hablantes se puedan expresar correctamente en un contexto determinado.

Lyons afirma que dentro de los elementos expresivos se tienen los signos de puntuación y los de entonación y dentro del vocabulario se tienen las palabras que indican temor, deseo, gustos, rechazos, placer entre otros. Como se puede ver, se podría decir que todo aquello que está convencionalmente registrado en un sistema de lengua denota algo y por lo tanto le corresponde a la semántica.

En coherencia con lo que se plantea, Lyons (1980) dice que toda expresión simple tiene un significado único y descriptivo por la relación establecida entre la expresión y el objeto externo que ella representa, o nombra. En otras palabras, las oraciones representan estados de cosas con las cuales se hallan en estricta correspondencia de estructura en una lengua ideal, por lo que el autor define lo que se presenta a continuación:

  • La Proposición. Ésto es lo que se expresa por medio de una oración declarativa cuando se anuncia para aseverar algo, por lo que la oración puede ser verdadera o falsa.
  • Referencia. Ésta es la entidad o grupos de entidades a la que una oración se refiere cuando se expresa, como por ejemplo, "Napoleón era corzo" para hacer esta aseveración se dice que el hablante se refiere a un cierto individuo (Napoleón) a través de la expresión referencial.
  • Referencia Correcta. Ésta conserva el principio general, ya que puede referirse correctamente a un individuo por medio de una descripción definida siempre que la definición sea verdadera en cuanto al individuo en cuestión.
  • Referencia Acertada. Este tipo de referencia no depende de la verdad ni de la descripción contenida en el enunciado, puesto que existe la posibilidad que tanto el hablante como el oyente puedan creer erróneamente que la designación referencial a cierta persona o cosa no guarde relación con la misma, como por ejemplo,"acaba de llegar el cartero" cuando, en realidad, se trata del profesor de lingüística, por eso pueden referirse a él incorrectamente pero de manera acertada, mediante la expresión el "cartero".

De acuerdo a lo antesmencionado, se puede afirmar que la referencia acertada depende del contexto donde se designe la misma.

Las referencias acertadas de acuerdo a Lyons, se pueden clasificar de la siguiente manera:

Referencia distributiva y colectiva.

Este tipo de referencia son las que se pueden entender de dos formas, como por ejemplo:

  • Aquellos libros cuestan 60.000,oo bolívares.

Si la referencia "aquellos libros" se entiende como "cada uno de aquellos libros" la oración se ha utilizado distributivamente; pero si se entiende como "aquel conjunto de libros" entonces se ha utilizado colectivamente. En este sentido la oración presenta ambigüedad.

Una condición para la referencia acertada consiste en que el hablante seleccione una expresión de referencia, generalmente un nombre propio, una frase nominal definida o un pronombre que, usados en concordancia con las reglas del sistema lingüístico, permita al oyente, en el contexto respectivo de enunciado, elegir la referencia idónea para identificar el referente.

Referencia, verdad y existencia

Si se establece una distinción entre referencia correcta y referencia acertada, se puede mantener el principio general en el cual se puede referir correctamente a un individuo por medio de una descripción definida siempre que la descripción sea verdadera en cuanto al individuo en cuestión. La referencia acertada no depende de la verdad y de la descripción contenida en la expresión de referencia. El hablante y quizás el oyente pueden creer erróneamente que cierta persona es el cartero cuando, en realidad, se trata del profesor de lingüística, y por eso pueden referirse a el incorrectamente pero acertadamente, mediante la expresión el "cartero"

Referencia indefinida y no específica.

Este tipo de referencia no es mas que las frases nominales indefinidas, los pronombres indefinidos o las frases nominales introducidas por un artículo indefinido, como por ejemplo:

  • Todas las tardes a las seis un gato brinca sobre el tejado.

Como se puede ver, este ejemplo contiene una frase indefinida "un gato", que puede referirse a un individuo concreto, pero sin identificar.

En concordancia con lo que se plantea, Freige (1892 en Lyons 1980), explica el sentido y la referencia de la siguiente manera.

En los enunciados "El lucero matutino" y el "lucero vespertino" tienen la misma referencia, ya que ambas se refieren a lo mismo. Pero no puede decirse que tenga el mismo sentido. El hecho es que la oración es potencialmente informativa puesto que puede enterar al oyente de algún hecho previamente ignorado que no puede derivarse por sí mismo de la comprensión del significado de la oración. De ahí que el "lucero matutino" y el"lucero vespertino" no sean sinónimos. Es decir, no tienen el mismo sentido.

De acuerdo con este planteamiento, se puede observar que el sentido queda diferenciado de la referencia, puesto que el criterio para establecer la identidad y la referencia de sentido depende del significado descriptivo de los enunciados. Se dice que cuando dos o más expresiones tienen el mismo sentido (son sinónimos) en un cierto ámbito de enunciados si y sólo sí son permutables en los enunciados sin afectar su significado descriptivo, como por ejemplo:

  • Simón Bolívar es el libertador de Venezuela.
  • Simón Bolívar es el padre de la patria.

Por otra parte, Guiraud (1960) entiende que el objetivo de la semántica lingüística es estudiar lo que las palabras son, las relaciones que existen entre la forma y el sentido de una palabra y otra, y cómo éstas garantizan su función. Asimismo, el autor dice que la lengua posee una función expresiva, la cual se lleva a cabo cuando se crea un nombre con la finalidad de designar una cosa bajo cierto aspecto. Es decir, la nominación expresiva se designa en relación con el que habla y expresa el valor afectivo, desiderativo, estético y moral que el locutor le atribuye. No se trata tan solo de identificar el objeto, sino de expresar al mismo tiempo los valores extranacionales que matizan su sentido.

En virtud de estos planteamientos, Guiraud aclara que los estudios estilísticos del lenguaje están estrechamente unidos al proceso semántico del que constituye uno de los factores esenciales para el significado. Puesto que las investigaciones estilísticas están fundamentadas en los estudios de los valores de las palabras que expresan las emociones, los deseos, las intenciones, los juicios del nivel social de la persona que habla entre otros. Igualmente, Guiraud habla de los valores expresivos y la doble función del lenguaje, de la cual dice que el lenguaje tiene una función lógica o cognitiva que sirve para comunicar evocando en la mente del oyente las mismas imágenes que se forman en la mente del hablante. Pero que esta comunicación nocional que es la meta de la ciencia del conocimiento lógico no está relacionada directamente con los procesos comunicativos en el medio social, ya que no basta decir "te amo", "ataquen el reducto", sino que es preciso comunicar el fervor de la pasión o la importancia del ataque urgente.

En síntesis, se puede asumir que el alcance de los estudios semánticos en el contexto están limitados por lo codificado formalmente dentro del funcionamiento del sistema de una lengua particular.

En aras de darle fuerza a lo que se viene planteando, se considera la visión de Ullmann (1978), quien relaciona la estilística con la semántica y expone que una de las definiciones más adecuada es aquella que identifica el estilo con la expresividad, la cual es distinta del significado cognoscitivo. Ullmann asume que los valores expresivos colorean el significado cognoscitivo de una palabra.

Como se puede apreciar, los estudios semánticos abarcan tanto la convencionalidad del signo, es decir su creación a través de un acuerdo colectivo, como las formas expresivas, también acordadas y establecidas formalmente en un sistema de lengua. De esta manera, se reitera una vez más que es semántico todo aquello que se puede denotar o establecer convencionalmente.

En conclusión, se puede decir que los estudiosos semánticos, a pesar de realizar un enorme esfuerzo en esclarecer la cuestión del significado, no trascienden mas allá que a sus profundas investigaciones formales y denotacionales de la lengua, cuyo único objetivo se fundamenta, en primer lugar, en el estudio convencional del signo y la manera de cómo éste es expresado por los hablantes, a través del uso de los elementos expresivos.

En definitiva, los semantistas se esmeran en explicar todos los fenómenos de significado que se encuentran en un sistema de lengua a través del estudio de las oraciones y enunciados dentro de un contexto formal o convencional del uso de la lengua, es decir, la forma de cómo escribir y hablar en cualquier contexto de manera clara sin deformar las palabras, de acuerdo con lo establecido en una gramática determinada. Asimismo, tratan de solventar el problema de ambigüedad, polisemia y sinonimia que existen en ciertas expresiones, así como también estudian la correspondencia entre las oraciones y el mundo, es decir las condiciones veritativas que deben cumplirse para que una oración sea verdadera o falsa.

En síntesis, los estudios semánticos se reducen sólo a lo que se puede denotar a través de lo establecido convencionalmente o formalmente en un sistema de lengua.

Hasta aquí se han hecho los planteamientos semánticos más significativos para esta investigación. En la siguiente presentación, se expondrán las ideas más resaltantes de los estudios pragmáticos.

En esta parte del trabajo, se presentan algunos estudios pragmáticos del significado, antes de que Austin expusiera su punto de vista sobre el lenguaje.

Ámbito pragmático.

Definición pragmática, según Morris.

Antes de comenzar a analizar los estudios tradicionales de la pragmática, es necesario recordar que el término "pragmática" se le atribuye a Morris (1938 en Levinson 1988), quien le confiere a esta nueva terminología, el estudio de las relaciones de los signos con los interpretes. Morris señala que las interpretaciones tales como "¡oh!", ordenes tales como "¡ven aquí!", expresiones como "¡buenos días!" y varios mecanismos retóricos y poéticos tienen lugar sólo bajo ciertas condiciones concretas de los usuarios del lenguaje. El autor, ensancha el ámbito de la pragmática bajo una concepción teórica conductista de la semiótica, en la cual define y confiere a pragmática los estudios de los aspectos bióticos de la semiosis, es decir de todos los fenómenos psicológicos, biológicos y sociológicos que tienen lugar en el funcionamiento de los signos.

Entre otras cosas, se puede afirmar que esta posición tan amplia de Morris deja claro que la significación del signo es producto de una serie de factores lingüísticos y extra-lingüístico, que sólo son entendibles y procesados en la mente de los intérpretes, con el objeto de convencionalizarlos y entenderlos según el contexto donde la actividad comunicativa tenga lugar.

Carnap y su definición pragmática.

Pero la definición teórica de Morris para desarrollar la pragmática no alcanza su madurez, puesto que Carnap (1938, en Levinson ídem) en sus planteamientos se hace un sucesivo estrechamiento del ámbito definido para tal ciencia, ya que, considera que si en el transcurso de una investigación se toma en cuenta la referencia explícita que el hablante hace del lenguaje, se le debe asignar tal investigación al campo de la pragmática y si no se toma en cuenta los usuarios del lenguaje, sino que únicamente las expresiones y los objetos a las cuales son designadas, se le debe conferir al campo de la semántica.

Particularmente, se piensa que los estudios pragmáticos se reducen sólo al uso que los hablantes hacen de la mera interpretación de la representación gramatical de una lengua, a través de los deícticos.

En el mismo orden, Levinson expone que la idea de Carnap, al considerar que la pragmática se debe al estudio de los aspectos del lenguaje que requieren de la referencia de los usuarios para poder definir su significado, conduce a los estudios pragmáticos a una nueva restricción teórica, puesto que el estudio de las palabras deícticas o indéxicas como los pronombres personales que, en este caso, sustituyen a la forma gramatical original de los nombres de personas, cosas entre otros, no le ofrecen a los estudios de la lingüística pragmática grandes avances, ya que todos los lenguajes naturales poseen términos deícticos.

En el mismo orden, Hillel (1954 en Levinson 1988) adopta en consecuencia el punto de vista de que la pragmática se debe al estudio del lenguaje que poseen términos indéxicos o deícticos.

Ullmann (ídem), basándose en las ideas de Bloomfield (1933), afirma que una palabra es la unidad lingüística más pequeña capaz de sostener por sí misma, refiriéndose a las exclamaciones monosílabas como ¡fuego! o respuestas como "si" o "decididamente". Asimismo, dice que las palabras en forma de preguntas como ¿dónde? ¿seguro? son locuciones elípticas que sólo son aceptables o definidas por el contexto verbal o el contexto situacional.

Del mismo modo, Conesa y Nubiola (1998), inspirados en el planteamiento de los estudios pragmáticos de Bar-Hillel (1954), asumen que las palabras indicadoras o deícticas juegan un papel fundamentalmente en el intercambio comunicativo, ya que en los contextos se determina el significado de un enunciado, dependiendo del referente que se le asigne a la expresión deíctica por parte de los hablantes. Conesa y Nubiola aclaran que el término "deíctico" proviene de la palabra griega que significa "señalar".

Según los autores, el planteamiento de Hillel es la fuente de motivación para que los lingüistas se hayan esforzado en clasificar las expresiones deícticas, estableciendo cinco categorías principales: la deixis de persona, de tiempo, espacial, textual y social. Para Hillel, según los investigadores, el 90% de las oraciones declarativas son deícticas.

TIPOS DE DEIXIS

  • Deixis de la persona. Por esta se entiende el conjunto de deícticos que expresan la referencia a los papeles de los participantes en el acto comunicativo, los cuales son los pronombres personales en todas sus formas, los adjetivos y los pronombres posesivos y la morfología verbal.
  • Deixis Espacial. Esta comprende las expresiones cuya interpretación requiere la referencia a las coordenadas espaciales de la enunciación, de las cuales forman parte los adverbios de lugar como "aquí", los verbos deícticos de movimiento como "ir", "venir" y adjetivos y pronombres demostrativos como "éxito" o "aquello".
  • Deixis temporal. Esta comprende expresiones cuya interpretación requiere la referencia a las coordenadas temporales del evento comunicativo, forman parte de ella los adverbios de tiempo, adjetivos deícticos como (lejano, próximo entre otros)
  • Deixis del Discurso o Textual. Es aquella forma de deixis con la que el hablante hace el discurso, es decir, referencia al mismo discurso, expresadas en las formulas anafóricas y catafóricas (aquí, mas arriba, en el primer capitulo). Estas tienen la función de orientar al destinatario en el desarrollo del texto.
  • Deixis Social. Es aquella que comprende los elementos que dependen del tipo de relación social que existe entre el emisor y el destinatario, se expresa en los pronombres de cortesía (usted, su).

En definitiva, se puede asumir que los estudios de los deícticos sí son importantes para el estudio del significado contextual, pero que la pragmática no debe restringirse sólo a las explicaciones de las diferentes interpretaciones que pueden sufrir determinadas palabras, en diferentes contextos, ya que existen muchos otros aspectos que están en el contexto pero que no son tomados en cuenta en la definición pragmática de Hillel.

En el mismo orden, Levinson, presenta algunos conceptos de los estudios pragmáticos que se consideraron importantes para las investigaciones del significado.

  • La pragmática debe limitarse a tratar de los principios del uso del lenguaje y no tener nada que ver con la descripción de la estructura lingüística. Pero un ámbito como éste, según Levinson, es bastante restringido.
  • La Pragmática solo debe ocuparse de los principios de la actuación en el uso del lenguaje, de acuerdo con la distinción de Chomsky entre competencia y actuación.
  • Katz y Fodor (1963 en Levinson 1988) sugiere que, una teoría pragmática o una teoría de la selección de ajuste, como ellos la llamaron, se ocuparía esencialmente de la desambiguación de las oraciones, según los contextos en el que fueran enunciadas.

Ante este punto de vista, Levinson dice que los contextos hacen mucho más que simplemente seleccionar entre las varias interpretaciones semánticas disponibles de las oraciones como por ejemplo, la ironía el eufenismo crean nuevas interpretaciones en sus contextos donde se expresan.

En conclusión, después de haber analizado los diferentes enfoques de los estudios pragmáticos del lenguaje, se puede decir que la pragmática como ciencia del significado, partiendo de la posición de Morris, se define con un riguroso campo de estudio, ya que considera diferentes factores que, de alguna u otra forma, actúan para conformar el significado del signo, como lo son los fenómenos psicológicos, biológicos y sociológicos. Asimismo, se puede decir que la pragmática desde este punto de vista toma en cuenta el estudio de los cambios de significados que ocurren en las palabras cuando son usadas por los interpretes. Esta definición, en vista de que es muy amplia para muchos investigadores, es limitada a lo que se considera lingüístico. Tratan de apartar todo aquello ajeno a un sistema de lengua. De esta manera, se impone el concepto de Carnap, quien plantea que en una teoría pragmática sólo debe considerarse la investigación de la referencia explícita que hace el hablante sobre un signo cuando se comunica, reduciendo de este modo la pragmática al estudio de los fenómenos deícticos del lenguaje. Es importante señalar que las referencias explícitas no son más que la mera representación gramatical de una palabra o expresión.

En definitiva, se puede afirmar que, con la posición de Carnap, los estudios del significado pragmático son desarrollados bajo una visión donde la representación gramatical de un sistema de lengua es importante, ya que sobre ella ocurren los cambios que los hablantes hacen al utilizar ciertas palabras que se emplean para referirse a algo de diferentes formas (expresiones deícticas).

Después de revisar y analizar los estudios tradicionales de la pragmática y la semántica sobre el significado del signo, se puede visualizar que ambas teorías investigan la significación de manera diferente. Es decir, la semántica se desarrolla fundamentándose en el estudio del significado convencional o denotativo, resolviendo los problemas de ambigüedades de las palabras a través de la polisemia, sinonimia, homonimia entre otros, así como también las relaciones de verdad que existen en la oración para determinar si son lingüísticamente verdaderas o falsas, sin la necesidad de recurrir a factores externos que no pertenezcan al sistema de lenguas, para definir su significación. Por otro lado, se puede concluir que la pragmática, en un ámbito bastante restringido, lleva a cabo sus estudios a través del análisis de los deícticos; palabras que siempre van a representar gramaticalmente el sentido de la referencia de los intérpretes. En otras palabras, el sentido siempre va a estar representado por la gramática de una lengua a través de las palabras dícticas.

En definitiva, se puede concluir que la semántica, en su análisis, no considera la importancia de los intérpretes en ningún momento. Sin embargo, la pragmática en su análisis considera tanto la representación gramatical de una lengua como la importancia de los intérpretes al utilizar el lenguaje. Pero la importancia de los hablantes en el uso de la lengua no pudo explicarse, por no desarrollarse teóricamente un modelo que lo representara.

Debido al modo cómo la semántica y la pragmática venían estudiando el significado del signo, en el cual, la semántica desarrolla más consistencia teórica para explicar los fenómenos de ambigüedades que se presentan en un sistema de lengua, surgen nuevos estudios en el campo de la filosofía que le dan un viraje a la manera cómo las teorías tradicionales concebían los estudios del significado, como se puede ver a continuación.

CAPÍTULO III

Los cimientos que dan origen a la nueva concepción pragmática.

Este nuevo enfoque propuesto por Austin reivindica los estudios pragmáticos del significado, con una visión mucho más amplia, ya que en esta nueva concepción pragmática se considera tanto los componentes convencionales como los componentes contextuales del significado.

En este sentido, el autor de este trabajo de grado, asume que no pueden haber dos ciencias diferentes del significado, sino una sola, la cual desarrolla sus planteamientos teóricos, fundamentándose en los elementos extralingüisticos del contexto y lingüístico del sistema de lengua, que realmente son los que influyen de manera natural en la existencia del significado.

Del mismo modo, se puede decir que a partir de los planteamientos de Austin, ya no se puede seguir hablando de los umbrales entre la semántica y la pragmática, sino más bien de los umbrales entre el componente convencional y el componente contextual que constituyen la pragmática como ciencia del significado, como se verá reflejado a continuación en los basamentos teóricos de Austin, Searle, Grice y Sperber y Wilson.

Austin, J. (1982), considerado como uno de los máximos exponentes de la nueva visión pragmática en el estudio del significado, señala que no todas las palabras o expresiones dichas pueden ser analizadas y explicadas significativamente dentro del marco del significado estricto de la palabra puesto que este puede cambiar de sentido según el contexto y la intencionalidad con que se produzca un acto comunicativo. El autor expone que la finalidad principal del lenguaje es lograr una transformación del entorno, a través de las realizaciones de acciones de carácter social las cuales producen cambio en el destinatario. Por lo que, un enunciado no sólo transmite una idea sino que constituye una acción al producirse en un acto comunicativo. En tal sentido, cada vez que se dice algo al mismo tiempo se afirma, ordena, pregunta, sugiere, se pide o se realiza algo. Para Austin, estas acciones constituyen actos de habla.

Para efecto de esta investigación, los estudios de Austin, se pueden dividir en cuatro planteamientos importantes, que permiten que los estudios del significado sean vistos desde otra perspectiva de análisis: primero, la distinción entre los enunciados realizativos y constatativos; segundo, la intencionalidad con que se emite un enunciado realizativo; tercero, la teoría de los infortunios; y cuarto, la teoría de los actos de habla: acto locucionario, ilocucionario y perlocucionario.

En el primer planeamiento, Austin se da cuenta que existe muchas expresiones que parecen enunciados y que no son formuladas para registrar o suministrar información acerca de los hechos como lo son las proposiciones éticas, las cuales tienen como objeto resaltar emociones exclusivas. Por esta razón, el autor dice que no todos los enunciados verdaderos o falsos son descripciones, sino que significan algo más. En tal sentido, Austin distingue dos tipos de enunciados: los realizativos y los constatativos. Los realizativos son aquellas oraciones declarativas en la primera persona del singular del presente indicativo, y las constatativas, son aquellas que describen una realidad en términos de verdad o falsedad. El autor refuerza su distinción teórica a través de algunos ejemplos tales cómo se presentan a continuación.

  • Sí, juro (realizativo)
  • Está lloviendo (constatativo)
Partes: 1, 2, 3
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