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Los umbrales de la Semántica y la Pragmática

Enviado por Carlos J. Sanchez


Partes: 1, 2, 3

    1. Resumen
    2. Justificación
    3. Forma de concebir el significado
    4. Ámbito semántico
    5. Los cimientos que dan origen a la nueva concepción pragmática
    6. Reflexión epistemológica del discurso semántico y pragmático
    7. Conclusiones
    8. Referencias bibliográficas

    Una mirada reflexiva antes y después de Austin

    Resumen:

    Los estudios de lenguaje durante los últimos años han mostrado mayor interés en analizar el funcionamiento interno de la lengua, a través de las corrientes teóricas del estructuralismo y genetativismo lingüísticos, menoscabando de esta forma, el significado del signo desde un punto de vista convencional y contextual.

    Los estudios del significado se revindican con las investigaciones semánticas de la lengua y posteriormente con los estudios pragmáticos y/o contextuales de la misma. El objetivo principal de esta investigación es determinar las fronteras que existen entre la semántica y pragmática.

    JUSTIFICACIÓN

    Llegar a conocer en profundidad la significación de una expresión que se emplea en un proceso comunicativo, a tal punto de describir y explicar los fenómenos que hacen posible el significado, es un trabajo que exige de mucha reflexión teórica, no siempre fácil de abordar. Por tal razón, se considera importante el desarrollo de los estudios del significado convencional y el significado contextual del signo desde su perspectiva tradicional representados, en primer lugar, por la semántica; la cual se caracteriza por estudiar las propiedades y relaciones de significado, explicando los problemas de ambigüedades a través de la polisemia, homonimia entre otras.

    En segundo lugar, por la pragmática; la cual se caracteriza por desarrollarse a través de los estudios de los deícticos, conocidas también como representaciones gramaticales explícitas. Además, se toman en cuenta los estudios que permiten el desarrollo de una visión más amplia de la pragmática, ya que en su nuevo análisis considera tanto el componente convencional como el componente contextual que de alguna u otra manera intervienen en la concreción del significado.

    Por otro lado, este trabajo se justifica por cuanto tiene como objetivo principal dibujar las fronteras de los estudios semánticos y pragmáticos tradicionales, a través de la descripción y explicación del desarrollo epistemológico de cada una de ellas. Igualmente se demarca la linea que divide el componente convencional del componente contextual, dentro de la nueva concepción pragmática inspirada por Austin. Además, estos estudios nutren de conocimiento al autor de esta investigación, ya que le sirven para reflexionar y hacer sus propias derivaciones teóricas de lo que han sido, son y pueden ser los estudios del lenguaje.

    En general, se justifica la investigación por cuanto se pretende ordenar epistemológicamente la manera como se ha construido el discurso teórico de la pragmática y la semántica, antes de los planteamientos de Austin. Y de la pragmática después de las fundamentaciones teóricas de Austin.

    Finalmente, se puede expresar que esta investigación es un compendio teórico importante que facilitará, de manera sencilla el acceso al conocimiento sobre los estudios del significado, los cuales brindarán a los lectores en general, y a los estudiantes de lingüística en especial la oportunidad de investigar, reflexionar y aportar sus propias conclusiones permitiéndoles profundizar y mejorar el presente trabajo.

    INTRODUCCIÓN

    El carácter del componente significativo de la lengua no ha sido de vital interés en el desarrollo de las diversas teorías que han tenido relevancia en las investigaciones de los fenómenos del lenguaje humano, las cuales se ven representadas por el estructuralismo y generativismo lingüísticos. Por un lado, los esfuerzos realizados por los teóricos estructuralistas en convertir sus estudios en una verdadera ciencia del lenguaje; someten sus investigaciones a las condiciones y métodos del positivismo científico, cuyos postulados dictaminan la renuncia a toda investigación de esencias y de entidades metafísicas, limitándose sólo al estudio y descripción de los hechos y leyes que lo gobiernan. Es por ello, que se consideran las lenguas como sistemas de signos convencionales articulados entre sí, cuyas estructuras se pueden segmentar, clasificar y describir.

    Saussure (1945), quien es considerado el padre del estructuralismo lingüístico, diferencia la lengua y el habla, como componentes del lenguaje, fenómeno por excelencia humano. De la lengua, dice que es un sistema homogéneo de signos preestablecidos a través de un convenio social, y del habla, asume que en ésta existe una serie de subsistemas individuales, heterogéneos mediante los cuales se utiliza concretamente la lengua en un momento determinado por los interlocutores.

    Asimismo, considera que el "habla" debe estudiarse por otras disciplinas que no tienen cabida en su teoría más que por sus relación con la lengua.

    Dado que lo único que le interesa a Saussure en su teoría lingüística es la descripción y clasificación de la lengua como sistema (forma) y no la manera de cómo se utiliza concretamente en un momento determinado a través del habla, éste autor define el signo lingüístico como un producto de la combinación de un concepto y una imagen acústica. De la imagen acústica dice que no es el sonido material, cosa puramente física, sino su huella psíquica, es decir, la representación que el sonido da, es el testimonio del sentido que la persona tiene en su mente. Es importante señalar que Saussure luego cambia "concepto" por "significado" e "imagen acústica" por "significante".

    En el mismo orden, Saussure, dice que el signo lingüístico se debe a una relación arbitraria entre el significado y el significante. Pero esta arbitrariedad del signo no se debe a la libre elección del hablante sino a la asociación inmotivada entre el significado y el significante; ya que éstos no poseen ningún lazo natural que los una.

    En conclusión, se puede decir, que Saussure, considera el significado en su teoría sólo por su relación arbitraria con el significante para formar el signo, desechando todo lo relativo a la existencia del proceso que da origen al significado lingüístico.

    En el mismo sentido, Hjelmslev (1971), representante de la escuela estructuralista de Copenhague, se fundamenta en estudiar el sentido que existe en una totalidad de signos articulados definiéndolos como Forma de Contenido y Sustancia de Contenido: la primera, se refiere a que un mismo sentido se forma, ordena o articula distintamente en lenguas diferentes. Es decir, la forma de contenido es independiente del sentido común, con el cual tiene una relación arbitraria. La segunda, tiene que ver con el sentido designado a una expresión, el cual puede tener formas distintas en diferentes lenguas. De esta forma el autor asume que la sustancia (significado) es la que se produce por la forma del contenido.

    Por lo planteado, se puede decir que Hjelmslv considera más importante el estudio de la estructura gramatical y no su significado, ya que su sentido sería el mismo sea cual fuere el orden estructural de los signos.

    Por otro lado, Bloomfield (1964) representante de la lingüística estructural norteamericana, desarrolla su teoría sin tomar en consideración el componente significativo de la lengua, por no ser tangible, descriptible ni mecánico (sistemático). Para el investigador lo significativo de la lengua se relaciona con lo complejo y abstracto del espíritu y la mente humana, es decir, lo asequible en los estados mentales de los interlocutores.

    En definitiva, las diferentes corrientes estructuralistas del lenguaje sólo consideran el estudio taxonómico o formal de la lengua, menoscabando la importancia del significado, recurriendo a ella sólo cuando en las oraciones se presentan problemas de ambigüedades que son explicados a través de la polisemia , homonimia , anomalías y sinonimias entre otros.

    Por otro lado, Chomsky (1965), quien desarrolla la gramática generativa transformacional, trata de explicar el mecanismo constitutivo de la competencia, es decir el conocimiento que los hablante tienen de la lengua y no la mera descripción de la misma como sistema. Esta nueva visión teórica de los estudios del lenguaje conlleva a los investigadores a explicar las reglas gramaticales que permiten generar un número infinito de oraciones; gramaticalmente correctas, muchas de ellas aún desconocidas por los nativos de una lengua.

    A pesar de la nueva concepción dinámica del lenguaje, Chomsky considera en un segundo plano el funcionamiento externo de la lengua; es decir, su utilización en una situación comunicativa concreta y pone mayor énfasis en el estudio del funcionamiento interno. De esta manera el generativismo mantiene la posición de que el estudio del lenguaje debe estar centrado en el estudio de la competencia y no en la actuación (habla).

    Por las razones arriba expuestas, se puede decir que los estudios del lenguaje inmersos en el estructuralismo y generativismo a pesar de fundamentarse en objetivos distintos para desarrollarse como teorías, son estudios de la forma, es decir del sistema. El estructuralismo, por una parte, describe el sistema como algo inmanente y el generativismo, por otra, describe el conocimiento que un hablante tiene de su lengua, menoscabando de esta manera la significatividad lingüística del signo, ya que Chomsky asume que en el componente sintáctico se provee toda la información necesaria para que una oración tenga sentido.

    En conclusión, los teóricos del lenguaje que han marcado pauta en los estudios de los fenómenos lingüísticos no le han dado al "significado del signo" el lugar que le corresponde, que quizás es el más importante en la lingüística, para poder entender la existencia de una lengua particular.

    Ante esta apreciación, es necesario reflexionar la visión de Max Black (1969) con respecto a la adquisición del lenguaje; el investigador en su planteamiento reivindica la importancia del significado del signo, sosteniendo que el aprendizaje de una lengua es producto de la continua interacción entre una madre y su bebé de uno a nueve meses; en este período el niño o niña en sus ruidos a sonidos que produce, emite una especie de código significativo que la madre interpreta de manera natural, determinando así la necesidad o malestar que tiene su bebé.

    De esta forma, el niño o la niña crece en un mutuo intercambio de significado, en el que la interacción adulta es la predominante.

    Del mismo modo, el autor afirma que un niño antes de cumplir un año es capaz de ejecutar la acción del significado de una frase dicha por los adultos, sin saber aún cómo se articula .

    En esta idea, queda precisado que el significado de los signos es de vital importancia para que se desarrolle la lengua, prueba de ello, es que un niño o niña sin tener la capacidad de articular las palabras de una frase para comunicarla, puede ejecutar la acción de su significado. Entonces, se puede afirmar que las lenguas son lenguas no por su carácter inmanente y, o generativo, sino porque sus signos significan algo para los hablantes.

    La significación lingüística finalmente se reivindica a través de las ciencias del significado, es decir la semántica y la pragmática. La primera, se caracteriza por estudiar el significado convencional del signo y los elementos expresivos que denotan un limitado número de contextos; entre ellos, los signos de entonación en general y puntuación en algunas lenguas. Y la segunda, se desarrolla bajo la definición de Carnap, quién le confiere a la pragmática sólo el estudio de las representaciones gramaticales que necesitan de la referencias de los hablantes para determinar sus significados. .

    En tal sentido, para Lyons (1975), el análisis semántico debe explicar la forma en que las oraciones de una lengua determinada son comprendidas, interpretadas, y relacionadas con estados, procesos y objetos del universo. Además, el autor dice que el análisis semántico debe decir lo que es una oración anómala, contradictoria, ambigua, y sinónimas, así como también debe investigar cuándo una oración se desprende, implica o presupone otra oración. Del mismo modo, Lyons, afirma que para comprender el significado de una oración y sus relaciones semánticas con otras expresiones hay que conocer no sólo el significado de sus elementos léxicos, sino también la manera en que estos se interrelacionan, lo cual depende de la estructura sintáctica de la oración.

    Por otro lado, Carnap (1938), en Levinson (1988), asume que los estudios pragmáticos del signo se tienen que fundamentar en las referencias que los hablantes le asignen a las palabras cuando se comunican en un determinado contexto, limitando de esta forma los estudios del signo, a la manera de como estos operan de forma situacional.

    Las definiciones semánticas y pragmáticas antes mencionadas pertenecen a las investigaciones tradicionales del significado, en las cuales los estudios del significado semántico desarrollan mayor poder explicativo que los contextuales, pero a pesar de los esfuerzos rigurosos hechos por los estudios convencionales semánticos, no logran abordar por completo los diferentes fenómenos que hacen posible el significado, puesto que sólo se fundamentan en el estudio de la idea que se transmite, es decir en el significado convencional del signo.

    Dicha visión se renueva a partir de los años sesenta, no en el campo lingüístico, sino en la filosofía del lenguaje con el surgimiento de las ideas del filósofo John Austin, quien plantea cuestiones relacionadas con el lenguaje, tomando en cuenta su estructura y constitución, proveyendo de esta manera aportes importantísimos a la pragmática, la cual asume en su nuevo análisis, como una ciencia amplia del significado, tanto el significado convencional como el significado contextual e intencional del hablante.

    Austin (1982) sostiene que la finalidad del lenguaje es lograr una transformación del entorno, ya que el lenguaje sirve para realizar acciones de carácter social produciendo cambio en el destinatario. Por lo tanto, un enunciado no sólo transite una idea sino que constituye una acción, ya que cada vez que se dice algo, al mismo tiempo se afirma, ordena, pregunta, sugiere, o se realiza alguna acción. Estas acciones, según Austin, constituyen actos de habla, cuya finalidad es la de influir en el receptor, dependiendo de la manera o forma cómo es expresado el enunciado por parte del hablante.

    A partir de este punto de vista, el lenguaje deja de ser considerado como un mecanismo de transmisión de información y se concibe como un instrumento de la comunicación humana, del cual se dice que las representaciones gramaticales y el significado literal que ellas contienen no son suficientes para la interacción, sino que necesitan del componente contextual o intencional de los hablantes cuando el acto comunicativo se realiza. En otras palabras, con esta nueva visión sobre el lenguaje se echan los cimientos para formar el nuevo enfoque pragmático que va más allá de la teoría semántica, por incluir en su perspectiva de análisis el significado proposicional, el cual llama acto locucionario, ya que tiene que ver con la idea que se transmite literalmente y el significado intencional, o contextual, el cual denomina "fuerza ilocucionaria", que tiene que ver con el modo en que un enunciado u oración es expresado.

    En el mismo orden, surgen nuevos estudios que contribuyen al desarrollo de la teoría propuesta por Austin, destacándose principalmente, el también filósofo John Searle, quien hace muchos aportes a la pragmática. El primero, está referido a la clasificación de los actos de habla, pues determina las clases fundamentales de acciones que se pueden llevar a cabo mediante el lenguaje. El segundo, considerado el más importante, se refiere a la definición de la fuerza ilocucionaria, la cual trata acerca del significado intencional.

    Searle en el desarrollo de sus ideas, llega a la conclusión de que parte de lo que caracteriza a la fuerza ilocucionaria, distinguiendo una acción de otra, radica en las condiciones que la hacen apropiada en un determinado contexto. Es decir, que las condiciones que se requieren para afirmar no son las mismas que se requieren para preguntar. Con esto demuestra que la actividad comunicativa la determina el contexto.

    En conclusión, la posición de Austin y Searle, entre otros con respecto al estudio del significado del signo echan los cimientos para la formación de una teoría lingüística amplia que asume, tanto el componente convencional como el componente contextual o extralingüistico que la semántica no concibe en su modelo de análisis estricto.

    En definitiva, según Reyes (1996), la pragmática es una disciplina cuyo de estudio es el significado del lenguaje en uso .La autora a que las palabras significan por sí mismas, pero sin embargo la comunicación exige más que intercambiar significados preestablecidos. Es decir, la comunicación requiere de la interpretación realizada, la cual depende de la intención del hablante al usar la palabra en determinados contextos.

    En el mismo orden, Reyes afirma que el desarrollo de la pragmática es el primer intento de hacer dentro de la lingüística una teoría del significado de las palabras en relación con el hablante y el contexto. Asimismo, señala que el programa de la pragmática trata de explicar, entre otras cosas, en qué consiste la interpretación de un enunciado, cuál es la función del contexto, qué relación hay entre el significado literal y el significado comunicado, por qué se habla con figuras cómo afecta la función comunicativa a la gramática de las lenguas.

    Aquí queda visto que la nueva concepción pragmática se diferencia de la semántica por su perspectiva de análisis, ya que toma en cuenta todos los aspectos lingüísticos y extralingüísticos que de alguna manera influyen en la constitución del significado de la lengua en el momento que se lleva a cabo un proceso de comunicación. En otras palabras, la nueva concepción pragmática del lenguaje desarrolla teóricamente mayor poder explicativo que la que tenía el enfoque tradicional de la semántica.

    El punto focal de esta investigación es definir los umbrales entre los estudios semánticos y pragmáticos del significado, es decir, delinear las fronteras que separan los estudios convencionales de los estudios contextuales del lenguaje. Ante este propósito, es necesario señalar que existen, al menos, dos análisis diferentes a través de los cuales se pueden demarcar los umbrales. En la primera, se describen los dominios de la semántica y la pragmática; de esta última, según la definición de Carnap. Es tarea, de esta investigación, demostrar sí en realidad los estudios convencionales y contextuales del significado pertenecen a ámbitos diferentes de analizar la significación. En segundo lugar, el desarrollo de este trabajo se fundamenta en la forma cómo la nueva concepción pragmática aborda tanto los estudios convencionales y contextuales del significado; partiendo de la visión Austiana. Bajo esta segunda idea, no se puede hablar de los umbrales entre la semántica y la pragmática, sino de los umbrales entre el componente convencional y el componente contextual , los cuales conforman los estudios pragmáticos en su nuevo enfoque teórico como ciencia amplia del significado.

    En síntesis, será tarea de este trabajo definir, en primer lugar, sí el alcance teórico semántico aborda o no el desarrollo de la visión pragmática de Carnap, ya que de esto depende la existencia de sus fronteras. Y en segundo lugar, definir los umbrales entre el componente convencional y contextual que conforman la nueva concepción amplia de la pragmática, partiendo del enfoque asumido por Austin. Asimismo, es responsabilidad de esta investigación explicar como se construye epistemológicamente el discurso semántico y pragmático antes de Austin y el discurso de la nueva concepción pragmática después de Austin, así como también, demostrar que el significado convencional es el resultado de la usanza del lenguaje, es decir su existencia está subordinado al poder contextual del mismo.

    Tomando como referencia lo arriba planteado, se puede decir que el presente trabajo de grado se encuentra dentro de los parámetros de la investigación documental, por cuanto se analiza e interpreta críticamente los diferentes puntos de vistas que subyacen en el estudio del significado.

    En tal sentido, se puede decir qué el desarrollo de esta tesis es una derivación de la interpretación crítica, puesto que se realiza, por un lado, un análisis bibliográfico de algunos autores importantes que estudian el significado convencional del signo. Y por otro, se revisan las investigaciones que se fundamentan en el estudio de las representaciones gramaticales explícitas que necesitan de la referencia de los hablantes para determinar sus significados. Es decir, se examina según la forma como se concebían los estudios pragmáticos del significado antes de Austin. Asimismo, se analizan algunas bibliografías de autores relevantes que enfocan el componente convencional y contextual, bajo una concepción amplia de la pragmática.

    Esta investigación está estructurada en cinco capítulos. En el primer capítulo, se plantea la forma de concebir el significado. En el segundo capítulo, se contempla el ámbito de los estudios semánticos y el desarrollo de la concepción pragmática de Carnap. En el tercer capítulo, se señalan y explican los cimientos que dan origen a la nueva concepción pragmática, partiendo de las investigaciones de Austin, sobre el lenguaje.

    En el cuarto capítulo, se muestra una reflexión epistemológica del discurso semántico y pragmático, delimitando sus umbrales y presentando una propuesta teórica sobre el lenguaje. Por último, se presentan las conclusiones de la investigación.

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