- Introducción
- Justificación
- Definición
- Etiología y clasificación
- Epidemiologia
- Etiología
- Fisiopatología
- Anatomía patológica
- Cuadro clínico
- Diagnóstico
- Clínica
- Tratamiento
- Pronóstico
- Complicaciones
- Conclusiones
- Bibliografía
Introducción
El Síndrome Hemolítico Urémico (SHU) es un grupo heterogéneo de desórdenes con un espectro de severidad variable. Se caracteriza por la tríada de anemia hemolítica microangiopática, trombocitopenia e insuficiencia renal aguda (causa más frecuente en la población infantil) las manifestaciones neurológicas ocurren en el 30% de los casos y pueden vincularse a alteraciones metabólicas (edema cerebral), las cuales deben presumirse en presencia de hiponatremia dilucional y son rápidamente reversibles después de diálisis. Si el enfermo no tiene sobrehidratación, deben sospecharse lesiones por microangiopatía trombótica de arteriolas y capilares. Incluyen cambios conductuales, convulsiones, encefalopatías, ceguera, ataxia, afasia, hemiparesia, rigidez de descerebración, etc. La enfermedad constituye la primera causa de insuficiencia renal aguda en la edad pediátrica y la segunda de insuficiencia renal crónica, responsable del 20% de los transplantes renales en niños y adolescentes.
La mayoría de los pacientes con SHU-típico evolucionan satisfactoriamente al cabo de 2-3 semanas, si bien un 10% evolucionan hacia enfermedad renal crónica y un 25% desarrollan secuelas renales permanentes. Tradicionalmente, pueden distinguirse dos formas de SHU. La forma más frecuente (en el 90% de los casos) se denomina SHU clásico o típico y se asocia con diarrea provocada por infección por Escherichia coli como agente causal de la forma postentérica de SUH, causa casos esporádicos y brotes de diarrea con o sin sangre y síndrome urémico hemolítico (SUH). El consumo de alimentos contaminados, principalmente los de origen bovino, el contacto directo e indirecto con animales y la transmisión persona a persona han sido señalados como las vías más importantes de transmisión de STEC. Esta última vía de infección ha sido documentada en jardines maternales y de infantes, y en centros de asistencia a enfermos mentales, entre otros, incrementándose el riesgo debido a la baja dosis infectiva del patógeno. En Alemania desde el año 1996 hasta el 2006, se registraron 524 casos de Síndrome Hemolítico Urémico asociado a E. coli entero hemorrágica, la mayoría fueron niños, 67,7% eran E. coli serotipo O 157: H7, 169 (32.3%) eran no O157 EHEC, solo dos cepas eran O104: H (O104:H4 y O104: H2).
El serotipo O157:H7 es prevalente, pero existen otros serotipos (O26:H11; O103:H2; O111: NM; O121:H19; O145: NM, entre otros) asociados a enfermedad humana severa. Las toxinas Shiga (Stx1, Stx2 y sus variantes), la proteína intimina, y la enterohemolisina son los principales factores de virulencia. En estudios realizados en la década de los 90, se encontraron evidencias de infección por STEC en 59% de los casos de SUH, y E. coli O157 fue el serogrupo prevalente. Como el período de incubación de aproximadamente una semana, ocurre entre el principio de la diarrea y el inicio del síndrome, los médicos deberían mantener un alto índice de sospecha, exámenes tempranos de laboratorio para diagnosticar y manejar este síndrome. La capacidad de iniciar un adecuado e inmediato manejo dependerá de poder establecer el diagnóstico, el cual requiere de rigurosos criterios diagnósticos para poder orientarnos.
Justificación
El Síndrome Urémico Hemolítico es un desorden multisistémico caracterizado por presentar IRA, Anemia Hemolítica microangiopática y trombocitopenia grave, con microangiopatía de selectiva localización renal, manifestaciones de lesión isquémica en otros órganos como sistema nervioso central, retina, miocardio, páncreas e intestino, es la primera causa de insuficiencia renal aguda en niños y la segunda causa de trasplante renal, además de una enfermedad endémica con un aumento estacional de casos en primavera y verano, afectando principalmente a niños entre los 6 meses y los 5 años de edad; generalmente los pacientes son niños eutróficos, de clase media, con buenas condiciones sanitarias y ambientales. En cuanto a las razas, la mayoría de los estudios muestran que los niños blancos son más susceptibles que los negros. La mortalidad ocurre entre el 2.5 al 5% de los casos. El 20 al 30% de los trasplantados renales son pacientes seculares de esta patología.
El ganado vacuno joven serían los portadores más frecuentes de Escherichia coli productoras de toxinas tipo Shiga. Patógeno que también fue aislada del ganado de carne, específicamente de terneros con diarrea, en donde la Escherichia coli productoras de toxinas tipo Shiga (STEC) no sería el causante de esta patología. Estos microorganismos han sido aislados de productos vegetales, la contaminación de vegetales puede ser consecuencia del uso de abonos orgánicos de origen bovino. El agua ha sido considerada vehículo de transmisión, habiéndose informado de brotes asociados a la ingestión de agua de bebida no clorada, o del contacto con piletas de natación y también de lagos contaminados. La transmisión persona a persona es considerada una vía importante para adquirir la infección debido a la baja dosis infectiva (50-100ufc). Si bien la carne vacuna resulta la principal fuente de contagio, el consumo de lácteos y jugos de fruta no pasteurizados o de verduras y agua contaminada (que hayan estado en contacto con las heces de los animales) puede desencadenar la enfermedad.
Debido a que todos estos factores son predominantes en nuestra sociedad y a los antecedentes de brotes epidemiológicos de este patógeno (Escherichia coli) como el registrado en el valle de Chalco estado de México y publicado en el 2002 y a la poca información sobre este proceso patológico en nuestro país, siendo posible se presente esta patología en nuestro medio de manera poco frecuente pero latente, se considera necesario hacer una revisión sobre el tema a fin de que el personal médico en primer contacto siempre debe tenerse en mente la posibilidad de esta patología sobre todo en pacientes en edad pediátrica ya que las complicaciones a falta de un diagnóstico temprano siempre son de suma gravedad ya que es la principal causa de fallo renal agudo en niños, por lo que se intentara hacer un diagnóstico oportuno y así un buen tratamiento ya que en muchos de los casos no existe tratamientos efectivos y la mortalidad durante la fase aguda se aproxima al 26%, involucrando más a la población sobre medidas preventivas con adecuada información para poder realizar estas actividades para este fin.
Síndrome urémico hemolítico (monografía).
Definición
Descrito inicialmente por Gasser y col. en Suiza, en 1955, el síndrome urémico hemolítico (SUH) es un grupo heterogéneo de entidades similares con etiologías, expresión clínica y severidad variables. Todas se caracterizan por la presencia de anemia hemolítica microangiopática trombocitopenia y falla renal aguda. De hecho, el síndrome urémico hemolítico (SUH) es la causa más frecuente de insuficiencia renal aguda en los niños pequeños y su incidencia está en aumento.
Etiología y clasificación
Se ha clasificado en la forma clásica o asociada a diarrea (D+) y la atípica o no asociada a diarrea (D-). La presentación típica es la más común y se presenta con pródromos de diarrea; en 90% de casos y tiene buen pronóstico. La forma atípica en el 10% restante, tiene pobre pronóstico y alta mortalidad, más del 25% en la fase aguda y requiriendo terapia dialítica, en el 50% de casos. Esta clasificación tiene repercusiones importantes ya que etiología, curso clínico y pronóstico de ambas entidades son diferentes. Se ha descrito una variedad de formas genéticas, 50% con alteración en los genes que regulan el complemento (factor H, factor I, MCP, factor B y C3) y 10% por la presencia de anticuerpos contra el factor H. De hecho, el síndrome urémico hemolítico (SUH) es la causa más frecuente de insuficiencia renal aguda en los niños pequeños y su incidencia está en aumento, distinguiéndose seis categorías etiológicas:
1) infantil clásico
2) postinfeccioso
3) hereditario
4) inmunológico
5) secundario
6) endocrino
Las formas infantil y postinfecciosa son las más habituales, la infantil es precedida por un pródromo viral/diarreico y tiene un pronóstico relativamente bueno. La postinfecciosa cursa muchas veces con diarrea y puede estar causada por virus (ECHO, adenovirus, rotavirus, Coxsackie, varicela, HIV, Epstein Barr, gripe, etc.) o bacterias como Salmonella, Campylobacter, Shigella, streptococcus pneumoniae, Yersinia y principalmente Escherichia coli O157:H7 verotoxigénico. Se cree que en la forma hereditaria interviene una deficiencia de prostaciclina y anormalidades en el manejo del factor de Von Willebrand. Tiene un patrón heterogéneo de herencia y se presenta como síndrome urémico hemolítico (SUH) o como púrpura trombocitopénica trombótica (PTT) en varios miembros de una misma familia. Tiene un pronóstico generalmente malo, la insuficiencia renal crónica o la muerte son reportadas en el 50 al 100% de los casos. La forma inmunológica se identifica por disminución del factor C3 del complemento. Las formas secundarias pueden ser causadas por lupus eritematoso sistémico, esclerodermia, hipertensión maligna, inmunosupresión, quimioterapia, ciclosporina, mitomicina, intoxicación por dietilenglicol, etc. Las causas endocrinas incluyen embarazo y la ingesta de anticonceptivos orales (1, 2).
Epidemiologia
Recientemente Alemania ha sido sorprendida por un brote de diarrea por Escherichia coli entero hemorrágica, incluyendo la forma severa de la enfermedad el Síndrome Urémico Hemolítico (SUH), el Instituto Robert Koch informó de 276 casos. Este brote de SUH en Alemania ya ha sido informado también por la OMS. En Argentina, donde el SUH es endémico, se producen aproximadamente 400 casos nuevos por año. La tasa de notificación para el año 2005 fue de 13.9 casos por cada 100.000 niños menores de 5 años, valor 10 veces superior al notificado por los países industrializados. Se notificaron 464 casos de los cuales el 52% correspondió al sexo femenino, y el 62% a niños menores de 2 años, con una edad promedio de 29.0 ± 26.3 meses [rango 1-180 meses]. El 55% ocurrió durante los meses cálidos. La letalidad en la fase aguda fue del 3.4%. Desafortunadamente en México no se cuenta con datos actuales sobre la patología. La enfermedad constituye la primera causa de insuficiencia renal aguda en la edad pediátrica y la segunda de insuficiencia renal crónica, es la primera causa de insuficiencia renal aguda en niños y la segunda causa de trasplante renal. Afecta principalmente a niños entre los 6 meses y los 5 años de edad; generalmente los pacientes son niños eutróficos, de clase media, con buenas condiciones sanitarias y ambientales
En cuanto a las razas, la mayoría de los estudios muestran que los niños blancos son más susceptibles que los negros. La mortalidad ocurre entre el 2.5 al 5% de los casos. Es una enfermedad endémica con un aumento estacional de casos en primavera y verano. La E. coli entero hemorrágica (EHEC) puede producir toxinas, conocidas como toxinas Shiga o vero toxina, que puede lesionar las células de la sangre y los riñones. El SUH es responsable del 20% de los transplantes renales en niños y adolescentes. En estudios realizados en la década del 90, se encontraron evidencias de infección por STEC en 59% de los casos de SUH, y E. coli O157 fue el serogrupo prevalente. El 20 al 30% de los trasplantados renales son pacientes seculares de esta patología. La forma más frecuente (en el 90% de los casos) se denomina SHU clásico o típico y se asocia con diarrea provocada por infección por Escherichia coli, productor de la toxina Shiga (STEC), capaz de unirse a receptores Gb3 (globotriaosilceramida) de la superficie de las células endoteliales y provocar la destrucción de éstas de forma directa o a través de la activación de mecanismos inflamatorios y procoagulantes.
La mayoría de los pacientes con SHU-típico evolucionan satisfactoriamente al cabo de 2-3 semanas, si bien un 10% evolucionan hacia enfermedad renal crónica y un 25% desarrollan secuelas renales permanentes. El 10% de casos restantes presentan el SHUa, enfermedad rara, no asociada con diarrea y de peor pronóstico. La mayoría de los pacientes presentan recurrencias y más de un 50% desarrollan una insuficiencia renal terminal (IRT). Esta forma atípica de SHU tiene una incidencia de aproximadamente 2 casos por millón de habitantes y año, y una prevalencia de 1/105 niños en la Unión Europea. Numerosos estudios llevados a cabo en los últimos años han establecido que el SHUa posee un claro componente genético, y que se asocia con frecuencia con mutaciones y polimorfismos en genes que codifican proteínas del sistema del complemento (3, 4, 5)
Etiología
Aunque siempre se relaciona la presencia de SUH con el antecedente de diarreas tipo invasivas, no es así en todos los casos, pues existe una división importante en SUH típico, que presenta como antecedente enfermedades diarreicas agudas, y el atípico que no tiene este antecedente El 90% de la causa de SUH presenta pródromo de diarrea (SUH D+) asociadas a bacterias patógenas productora de citotoxina: E. Coli 0157-H7 (Verotoxina) y Shigella Dysenteri (Shiga Like Toxina I y II) La forma de S.U.H no asociada a pródromo de diarreico (SUH D-) obedece a diversas etiologías.
Forma hereditaria autosómica recesiva y dominante.
Inmunológicas asociadas a déficit de complemento y déficit de prostaciclina.
Asociada a drogas (Ciclosporina A, anticonceptivos orales, mitomicina, cisplatino).
Lupus eritematoso sistémico.
Hipertensión Maligna.
Causa Infecciosa (S. pneumoniae, Bartonella, virus).
Preeclampsia, embarazo y periodo postparto.
Nefritis por radiación.
Tumores Maligno
En la actualidad, la principal etiología del SUH es la infección gastrointestinal por cepas de Escherichia coli productoras de toxinas del tipo Shiga (verotoxinas), que da origen a un cuadro diarreico prodrómico (SUH-D+), generalmente de características hemorrágicas o disentéricas. Los niños con SUH presentan síntomas de gastroenteritis (dolor abdominal, náusea o vómitos, fiebre, anemia), (6).
Fisiopatología
La fisiopatología del síndrome urémico hemolítico no se conoce bien, la patogénesis del SUH es compleja, y la enfermedad se atribuye en especial al efecto citotóxico por inhibición de la síntesis proteica que producen toxinas proteicas tipo Shiga (STXs), principales factores de virulencia de las cepas STEC. La mayoría de las cepas de E. coli son inofensivas, sin embargo, E. coli enterohemorrágica puede liberar toxinas Shiga, y que se adhieren y dañan el revestimiento endotelial del intestino, lo que resulta en lesiones hemorrágicas y ulcerosas. Estas bacterias proliferan en la luz del colon del huésped y no invaden la mucosa, pero producen las exotoxinas mencionadas, que ingresan al medio interno, se ligan a receptores en las células endoteliales, renales o neurales, son incorporadas a las mismas y ejercen su efecto patogénico a nivel del ribosoma eucariota. Resultados de los últimos estudios muestran los daños a las células mesangiales, las células tubulares renales epiteliales, monocitos y monocitos derivados de las líneas celulares en adición al endotelio. En los vasos sanguíneos se produce ulceración endotelial, con depósito de fibrina, las plaquetas se activan y adhieren a dicho sitio, generando trombosis y alteración de la función del órgano blanco. Principalmente, se afectan intestino, riñón y SNC. Se observa caída del filtrado glomerular debido a la microtrombosis, llevando a la retención de urea, creatinina, ácido úrico y fosfatos. Debido al consumo de plaquetas se produce trombocitopenia, con aparición de hemorragias espontáneas. La interacción endotelial-plaquetaria y el reclutamiento de leucocitos polimorfonucleares agrava aún más el daño endotelial. Se produce anemia hemolítica debido a la destrucción de los glóbulos rojos en la sangre al circular por los vasos dañados (7).
Anatomía patológica
Las lesiones más llamativas se encuentran en el riñón y afectan fundamentalmente a los capilares glomerulares en forma focal y segmentaria, se caracterizan por el engrosamiento de las arteriolas y capilares, edema endotelial y el desapego, y la acumulación subendotelial de las proteínas y los restos celulares. El espacio subendotelial se amplía y trombos de plaquetas obstruyen los vasos, el endotelio esta tumefacto y existe un espacio claro subendotelial. En las áreas de mayor agresión endotelial se comprueba el depósito de fibrina, la hemólisis se produce, y los eritrocitos fragmentados o distorsionada son evidentes en los frotis de sangre. Las lesiones suelen afectar a los riñones (principalmente los glomérulos y arteriolas), aunque el cerebro, corazón, pulmones, tracto gastrointestinal y el páncreas pueden estar involucradosEstas lesiones pueden acompañarse de necrosis fibrinoide y trombosis de arteriolas y arterias de mediano calibre. En este caso la confluencia de áreas de infarto conduce a la necrosis cortical renal bilateral. Lesiones de microangiopatía con necrosis tisular se encuentran además en la pared del colon, en el encéfalo, miocardio, páncreas, adrenales, piel, pulmones y en menor escala en otros órganos (8).
Cuadro clínico
Se estima que aproximadamente el 5-10 % de las infecciones por E. coli productor de verotoxinas, en niños menores de 10 años, evolucionan hacia el SUH. El síndrome presenta un pródromo típico con diarrea y enfermedad de las vías aéreas superiores. La diarrea puede ser sanguinolenta. El pródromo se produce entre 5 días y 2 semanas previas al comienzo del síndrome clásico. En el examen inicial, el niño se encuentra pálido e irritable, con petequias y edema. Se puede presentar deshidratación si la diarrea es importante. También es frecuente la hipertensión. El niño puede tener oliguria o anuria. El paciente con afección leve puede presentar sólo anemia, trombocitopenia y azoemia. En cambio, el enfermo grave mostrará las complicaciones de los trastornos metabólicos, que incluyen hiperpotasemia, acidosis metabólica, hipocalcemia e hiponatremia o hipernatremia. La disfunción neurológica se manifestará por convulsiones, coma y accidente cerebrovascular. La insuficiencia cardíaca puede ser el resultado de hipertensión, sobrecarga de volumen y anemia severa.
La tríada clínica fundamental de SUH consiste en:
a) Insuficiencia renal aguda.
b) Anemia hemolítica microangiopática.
c) Trombocitopenia.
En el SP-SHU las características clínicas son la edad media de los pacientes al momento de presentación de 2 años. La mayoría de los pacientes previamente sanos, sin asplenia o infección por virus de inmunodeficiencia humana. En su mayoría con fiebre en la presentación de una duración media de 5 días (rango, 3-7 días). Anomalías radiografía de tórax, incluyendo derrames moderados o grandes, derrames cavitarios lesiones, y pericárdico resultados anormales en el examen neurológico (9).
Diagnóstico
Habitualmente la historia de los pacientes con S.U.H está muy bien delineada. Del interrogatorio cuidadoso surge la orientación diagnostica.
Antecedentes de enfermedad actual:
Vómitos, fiebre, cólicos, deposiciones mucosanguinolentas, catarro de vías aéreas superiores. Disminución de la diuresis y en algunos casos anuria. Sintomatología neurológica: irritabilidad, somnolencia, convulsiones, palidez de aparición brusca, manifestaciones hemorrágicas (petequias o equimosis), hematomas.
Antecedentes personales:
Medicaciones, vacunaciones, enfermedades padecidas (con registro de fechas). Concurrencia a guarderías infantiles, escuelas o clubes. Lactancia, alimentación complementaria.
Antecedentes heredo familiares:
SUH padecido por hermanos o primos. Registro de fechas de padecimiento. Síntomas gastrointestinales en los convivientes. Alimentación.
Clínica
El SUH suele presentarse en un niño previamente sano, que presenta un pródromo de diarrea, generalmente sanguinolenta, vómitos, cólicos, irritabilidad y ocasionalmente fiebre baja, entre 3 y 7 días antes, que presenta luego de que éstos se han atenuado o cedido, palidez, petequias, oligoanuria, deshidratación, edema e HTA en forma súbita. A veces la colitis es muy severa y puede complicarse parálisis intestinal, prolapso rectal, necrosis o perforación del colon. 1/3 de los pacientes pueden presentar síntomas neurológicos, que incluyen irritabilidad, depresión del sensorio, coma, convulsiones, edema cerebral y lesiones focales. En el 10% de los casos las convulsiones son el signo inicial de la enfermedad. Rara vez puede observarse sintomatología de pancreatitis y miocarditis, que puede complicarse con ICC y arritmias. Se debe diferenciar especialmente en las fases iniciales de apendicitis, enfermedad inflamatoria intestinal, Meckel, invaginación intestinal, púrpura trombocitopénica trombótica, trastornos neurológicos, LES, trastornos renales, CID y sepsis.
Exámenes complementarios.
a) Hematológicos: anemia, con esquistocitos, elevación de LDH y bilirrubina indirecta, leucocitosis, trombocitopenia, aumento de productos de degradación de la fibrina, con TP y TTPK normales.
b) Renales: creatinina, urea, K, P, H+, y ácido úrico elevados. Disminución de Na, CO3 y Ca. Hematuria micro o macroscópica y proteinuria variable.
c) Gastrointestinales: hipoalbuminemia, en caso de pancreatitis hiperglucemia y elevación de lipasa y amilasa.
d) Microbiológicos: coprocultivo con sertipificación, urocultivo (existen cepas de EC que sólo se aíslan en orina en pacientes sin diarrea), test serológicos para STx.
e) Otros: Según necesidad, especialmente indicadas para evaluar complicaciones. Rx directa de abdomen, TAC, RNM, EEG, ECG, Rx de tórax, ecografía abdominal, endoscopía, laparotomía.
Diagnóstico Diferencial.
1) Invaginación intestinal: en los casos con predominio del cuadro colónico (dolor abdominal intenso, deposiciones diarreicas con sangre, abdomen distendido, placa abdominal que sugiere a veces obstrucción)
2) Sepsis
3) Meningitis.
4) Deshidratación con IRA.
5) Púrpura trombótica trombocitopénica
Tratamiento
No existe un tratamiento específico. Se debe planear un tratamiento de soporte y otro para las complicaciones. Mantenimiento de líquidos y electrolitos y manejo de déficit y excesos. Mantenimiento del equilibrio ácido-básico. Si es necesario diálisis peritoneal. Tratar HTA. Nutrición adecuada al estado metabólico. Transfusión de GRS, plasma o plaquetas (sólo si hay sangrado). No existe un tratamiento específico que haya demostrado eficacia. Se están ensayando algunas resinas coloidales que se unen a la STx, anticuerpos monoclonales quiméricos, que inhibirían STx 1 y 2 posiblemente promisorios). Como los adultos convivientes con niños afectados presentan Ac naturales contra STx1 y 2, y la inoculación nasal de cepas atenuadas de ECEH productora de STx en ratas, induce la formación de altos títulos de Ac, existe la real posibilidad de desarrollar una vacuna. Aún no existe evidencia sobre la utilidad de plasmaféresis para remover factores alterados de la cascada del complemento, como el factor H. El transplante hepático es todavía un evento anecdótico.
Diálisis Peritoneal.
Desde su implementación, ha permitido el manejo adecuado de líquidos y electrolitos en lactantes y niños, y se ha reducido la morbimortalidad en la IRA, como así también el manejo del aspecto nutricional en estos pacientes. Las indicaciones de diálisis peritoneal, que requieren un solo criterio son:
– Compromiso Neurológico: es indicación de inicio de tratamiento dialítico, hemos visto la franca recuperación neurológica en estos niños a las pocas horas de iniciado el tratamiento.
– Anuria de 48 hrs. o más.
Más de dos criterios.
– Hiponatremia + acidosis + hipervolemia.
– Anuria + acidosis + hipervolemia.
– Urea con un aumento > 60 mg/día
Evolución.
Más del 90% de los enfermos sobrevive a la fase aguda si se aplica tratamiento radical de la IRA, la mayoría de ellos recupera la función renal normal. Un 10% de todos los casos de S.U.H evoluciona con daño renal hacia insuficiencia renal crónica (IRC) cuyos efectos se pueden prolongar hasta la edad adulta. En el periodo agudo la mortalidad es de 2.5 a 4%; las causas más frecuentes son hiperkalemia, infarto agudo de miocardio, tromboembolismo pulmonar, hemorragia en sistema nervioso central, sepsis. El pronóstico depende de la duración del periodo oligúrico (grave con oligoanuria mayor a 3 semanas) y de la gravedad del compromiso encefálico
Pronóstico
La resolución normalmente está precedida por la elevación de las plaquetas y la disminución de los requerimientos de transfusiones de GRS. En la recuperación los pacientes pueden requerir Fe++ y ácido fólico. Una anuria de más de dos semanas es signo de mal pronóstico. Los pacientes en que persisten los signos neurológicos por más de dos semanas presentan altas chances de secuelas. La diabetes puede persistir requiriendo tratamiento con insulina. La proteinuria persistente por más de un año constituye un signo de pésimo pronóstico renal. La IRC ocurre entre 4 y 9% de los pacientes. La persistencia de la HTA es común y requiere tratamiento las complicaciones.
Factores de mal Pronóstico en SUH.
Anuria >7 días.
Edad, a mayor edad más complicaciones extrarrenales.
Persistencia de creatinina elevada durante los 6 meses posteriores al alta.
Persistencia de índice proteinuria/creatininuria elevado.
Microalbuminuria >15 µg/min luego del primer año de evolución.
Cumplimiento inadecuado de la dieta normoproteica lo que genera hiperfiltración con utilización precoz de su reserva funcional.
Hipertensión arterial severa persistente.
Leucocitosis > 20.000
El pronóstico a corto plazo del SUH ha mejorado considerablemente en los últimos años, especialmente debido al mejor manejo de la falla renal aguda, sin embargo, poco se conoce del pronóstico a largo plazo.
Complicaciones
Las complicaciones del Síndrome urémico hemolítico pueden implicar los sistemas renales (insuficiencia renal aguda, hematuria, hipertensión arterial, proteinuria), gastrointestinales (estrangulación o perforación, pancreatitis, colitis severa) o neurológicos (estado mental alterado, signos neurológicos focales), (10, 11).
Conclusiones
El Sindrome Urémico Hemolítico es una patología que afecta principalmente a pacientes en edad pediátrica cuya incidencia parece estar aumentando, y el cual se caracteriza por la triada de anemia hemolítica microangiopática, trombocitopenia e insuficiencia renal aguda, siendo la principal causa de fallo renal agudo en niños, conociéndose diferentes tipos y agentes causales de Sindrome urémico hemolítico los cuales es importante distinguir entre si pues los cuadros clínicos y pronósticos de cada uno son diferentes. Más del 90% de los enfermos sobrevive a la fase aguda si se aplica tratamiento radical de IRA, la mayoría de ellos recupera la función renal normal. Un 10% de todos los casos evolucionan con daño renal hacia IRC, cuyos efectos se pueden prolongar hasta la edad adulta. La introducción precoz de la diálisis peritoneal ha reducido notablemente la mortalidad. El tratamiento medico cuidadoso de las manifestaciones hematológicas y renales, junto con la diálisis peritoneal precoz y frecuentemente ofrece las mejores perspectivas de recuperación en la fase aguda. En muchos países de América Latina representa una enfermedad endémica con altas tasas de incidencia, siendo un proceso patológico un tanto desconocido o con poca información sobre el tema en nuestro país, basando todo los conocimientos y experiencias medicas en información desarrollada por esos países, por lo que consideramos necesario hacer una revisión sobre el tema y realizar un análisis adecuado sobre los mecanismos de transmisión del agente patológico más común y en base a ello realizar una adecuada información sobre las medidas preventivas. Recordando que para el manejo de este proceso deberá involucrarse a la población a fin de disminuir la perspectiva de incidencia, evitando así complicaciones posteriores, secundarias a este proceso patológico.
Bibliografía
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Autor:
Joaquín Muñoz Ortega
Medicina Familiar, Unidad Medico Familiar No. 61, IMSS, Veracruz Sur
13 de Abril del 2012