- Arzobispos y Nuncios: Excelentísimo y Reverendísimo.
Un arzobispo es un miembro perteneciente a la orden episcopal cristiana, pero que goza de un estatus superior al de los "simples" obispos; generalmente están al frente de una diócesis particularmente importante, ya sea por su tamaño, su relevancia histórica o por ambas, llamada archidiócesis. Cuando un obispo se convierte en arzobispo no está siendo, de ningún modo, ordenado ni está recibiendo ningún sacramento; en contraste (en los ritos anglicano, católico romano y ortodoxo) alguien que es ordenado obispo está siendo consagrado.
Un nuncio apostólico o nuncio papal es un representante diplomático de la Santa Sede con rango de embajador.
En los casos en que las relaciones diplomáticas no existan a nivel de embajada, un pro-nuncio es el jefe de la delegación papal. En varios países el nuncio papal tiene precedencia protocolar sobre el resto de los embajadores.
- Obispos y Abades Mitrados: Ilustrísimo y Reverendísimo, Monseñor.
Un obispo es un presbítero que recibe por el sacramento del orden sacerdotal el grado del episcopado. Cada obispo tiene a su cargo el gobierno y cura de la grey de una Iglesia local, organizadas territorialmente como diócesis (a modo de las romanas). Cada diócesis se estructura habitualmente alrededor de una ciudad, y en esa ciudad se encuentra la iglesia principal (catedral), de la que es titular su obispo y en donde se encuentra su cátedra (sitial), lugar desde donde preside las celebraciones litúrgicas, eventualmente imparte justicia y confiere los sacramentos.
Recibe el título de abad, pero con carácter únicamente honorífico, el presbítero elegido para presidir un cabildo catedralicio. Iconográficamente, se representa un abad con los hábitos de su orden y con la cruz abacial en la mano. El abad mitrado es el que, con derecho para ello, utiliza mitra
- Internuncios: Su Excelencia.
Son aquellos representantes del Papa en un Estado no católico.
- Auditores: Su Señoría.
Funcionario del cuerpo eclesiástico que asesora a las autoridades en la interpretación y aplicación de las leyes.
- Canónigos: Señoría, anteponen a sus nombres Muy Ilustre Señor.
El canónigo es el eclesiástico provisto de una canonjía. Forma parte del cabildo catedralicio o del de una colegiata o iglesia de rango superior y recita el oficio público de la Iglesia. Actualmente, el nombramiento de canónigos corresponde al Vaticano, que suele delegar esa función en cabildos y obispos.
- Sacerdotes del Clero Diocesano: Señor Presbítero.
El sacerdote es una persona dedicada y consagrada a hacer, celebrar y ofrecer sacrificios a su divinidad en casi todas las manifestaciones religiosas del mundo. El término puede variar, pero en general y desde un punto de vista cultural, el sacerdote es aquel que ejerce como intermediario entre el ser humano y la divinidad. Por extensión, se llama sumo sacerdote a quien ejerce la máxima autoridad religiosa en algunas confesiones.
- Párrocos: Reverencia o Reverendo Señor.
El párroco es el pastor propio de la parroquia que se le confía, y ejerce la cura pastoral de la comunidad que le está encomendada bajo la autoridad del Obispo diocesano en cuyo ministerio de Cristo ha sido llamado a participar, para que en esa misma comunidad cumpla las funciones de enseñar, santificar y regir, con la cooperación también de otros presbíteros o diáconos, y con la ayuda de fieles laicos, conforme a la norma del derecho.
Jerarquías en la Iglesia
La Iglesia Católica Romana tiene miembros en cada uno de los países de la Tierra. Es una organización jerárquica en la que el clero ordenado está dividido en obispos, presbíteros y diáconos. El principal obispado es el de Roma, cuyo encargado es el Papa.
El clero está organizado de forma jerárquica, pero tiene en cuenta la comunión de los fieles. Cada miembro del clero depende de una autoridad superior, pero la autoridad superior debe ejercer su gobierno teniendo en cuenta la comunidad, a través de consultas, reuniones, intercambio de ideas.
Territorialmente, la Iglesia Católica Apostólica y Romana se organiza en diócesis o Iglesias particulares, cada una a cargo de un obispo. Éstas, a su vez, se reúnen en provincias, que conforman una arquidiócesis. Otras jerarquías son las prelaturas y los vicariatos.
El gobierno de la Iglesia reside en los sacerdotes:
Los obispos: se encargan de cada diócesis. Son ayudados por los presbíteros y los diáconos. Ningún obispo, aunque haya sido nombrado cardenal, tiene autoridad sobre otro, sino que cada uno depende directamente del Papa.
Los cardenales: ayudan al Papa en el pastoreo de la Iglesia universal y en la administración del Vaticano y la Curia Romana. Cuando el Papa muere, eligen al sucesor en un cónclave. Colectivamente forman el Colegio Cardenalicio. Los cardenales son elegidos personalmente por el Papa.
El Papa: es electo por el Colegio de Cardenales, reunido en cónclave. En 1871, el Concilio Vaticano I hizo énfasis particular sobre la ya existente doctrina de la infalibilidad papal, lo cual ha generado hasta el día de hoy grandes polémicas. Él desarrolla su ministerio coadyuvado por dos grupos de colaboradores: los cardenales y el concilio ecuménico.
El concilio ecuménico: asamblea de todos los obispos del mundo presidida por el Papa, es convocado cuando hay que tomar las decisiones más importantes, en materia de fe (dogmas) y de moral.
Para cada país, hay una conferencia episcopal, cuyos cargos son electivos entre los obispos de la misma nación. También se organiza por provincias eclesiásticas; en cada provincia, al obispo de la sede más importante se le dice arzobispo o metropolita, y a su diócesis se le dice arquidiócesis.
La institución de los doce Apóstoles
Jesús instituyo a los doce Apóstoles a modo de colegio. De entre los doce seleccionó a Pedro, poniéndolo en frente de ellos. Sólo a él le dijo: "Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia", sólo a Pedro le entregó las llaves del Reino de los Cielos, sólo a Pedro le ordenó: "Apacienta mis ovejas, apacienta mis corderos". Únicamente a Pedro, Jesús le dijo que había "orado por él para que cuando "volviera" de su pecado, confirmara a sus hermanos" (Lc.22, 32).
Es decir, Jesús le entregó la llave a Pedro para hacer del episcopado uno solo e indiviso siendo este el pastor de todo el rebaño.
El día del Pentecostés Jesús le encomendó a los Apóstoles que extendieran la Iglesia e hiciesen que todos los pueblos fueran discípulos suyos.
Los obispos, sucesores de los Apóstoles
La misión encomendada por Jesús a los Apóstoles debía durar hasta el fin del mundo, puesto que la palabra de Dios que ellos deben transmitir en todo tiempo es el principio de la vida para la Iglesia. Por lo tanto los Apóstoles en sus predicaciones debían dejar testimonios de la obra de Jesús a sus colaboradores más inmediatos, a fin de que cuando ellos murieran se convirtieran en sus sucesores y se hiciesen cargo del ministerio. Es así que por medio de aquellos que fueron establecidos por los Apóstoles como Obispos y como sucesores suyos hasta nosotros, se difunde y se conserva la tradición apostólica en el mundo entero.
Los presbíteros
Sus relaciones con Cristo, con los obispos, con el presbiterio y con el pueblo de Dios.
Los presbíteros dependen de los obispos, sin embargo se encuentran unidos en el orden del sacerdocio, por el cual han sido consagrados como verdaderos sacerdotes del nuevo testamento, sirviéndoles de esta manera celebrar el culto divino, y evangelizar. Su oficio principal lo ejerce en el culto eucarístico, ofreciendo de esta manera su autoridad de Cristo, pastor y cabeza, lo hacen por medio de la eucaristía.
Los presbíteros junto con los obispos forman un grupo llamado presbiterio, que representa a un grupo en una región representa una Iglesia universal donde el padre es el obispo y sus hijos son los presbíteros. Por su parte los obispos lo consideran como hijos amigos tal como Cristo lo hizo con los discípulos.
Todos los presbíteros se unen entre si en intima fraternidad que debe manifestarse en espontánea y gustosa ayuda tanto espiritual como material. También pueden darle a conocer la imagen de Cristo tanto los católicos, y no católicos, fieles e infieles, por medio de la Fe y práctica de los sacramentos.
Los diáconos
Representan una jerarquía inferior a los presbíteros, es decir que no es de un orden sacerdocio sino en orden al ministerio. Estos sirven al pueblo de dios en el ministerio de la liturgia de la palabra y de la calidad. El oficio de ellos puede ser: Bautismo, conservar y distribuir la Eucaristía, asistir al Matrimonio y bendecidlo en nombre de la Iglesia.
Actualmente en la Iglesia latina existen muchas regiones en donde no es fácil desempeñar estas funciones, por eso, por parte de la aprobación el sumo pontífice puede ser conferido a varones de edad madura, aunque estén casados, y también a jóvenes idóneos.
Ordenación episcopal
Entre los diversos ministerios que existen en la Iglesia, ocupa el primer lugar el ministerio de los obispos que, a través de una sucesión que se remonta hasta el principio, son los transmisores de la semilla apostólica.
Para realizar estas funciones tan sublimes, los apóstoles se vieron enriquecidos por Cristo con la venida especial del Espíritu Santo que descendió sobre ellos. Ellos mismos comunicaron a sus colaboradores, mediante la imposición de las manos, el don espiritual que se ha transmitido hasta nosotros en la consagración de los obispos.
El Concilio Vaticano II enseña que por la consagración episcopal se recibe la plenitud del sacramento del Orden. De hecho se le llama, tanto en la liturgia de la Iglesia como en los Santos Padres, "sumo sacerdocio" o "cumbre del ministerio sagrado".
La consagración episcopal confiere, junto con la función de santificar, también las funciones de enseñar y gobernar.
En efecto, por la imposición de las manos y por las palabras de la consagración se confiere la gracia del Espíritu Santo y queda marcado con el carácter sagrado. En consecuencia, los obispos, de manera eminente y visible, hacen las veces del mismo Cristo, Maestro, Pastor y Sacerdote, y actúan en su nombre ("in cius persona agant").
Uno queda constituido miembro del Colegio episcopal en virtud de la consagración episcopal y por la comunión jerárquica con la Cabeza y con los miembros del Colegio. El carácter y la naturaleza colegial del orden episcopal se manifiestan, entre otras cosas, en la antigua práctica de la Iglesia que quiere que para la consagración de un nuevo obispo participen varios obispos. Para la ordenación legítima de un obispo se requiere hoy una intervención especial del Obispo de Roma por razón de su cualidad de vínculo supremo visible de la comunión de las Iglesias particulares en la Iglesia una y de garantía de libertad de la misma.
Cada Obispo tiene, como vicario de Cristo, el oficio pastoral de la Iglesia particular que le ha sido confiada, pero al mismo tiempo tiene colegialmente con todos sus hermanos en el episcopado la solicitud de todas las Iglesias: "Mas si todo obispo es propio solamente de la porción de grey confiada a sus cuidados, su cualidad de legítimo sucesor de los apóstoles por institución divina, le hace solidariamente responsable de la misión apostólica de la Iglesia".
Todo lo que se ha dicho explica porqué la Eucaristía celebrada por el obispo tiene una significación muy especial como expresión de la Iglesia reunida en tomo al altar bajo la presidencia de quien representa visiblemente a Cristo, Buen Pastor y Cabeza de su Iglesia.
Visitas de Estado al Vaticano
La organización de la visita de un Jefe de Estado al Vaticano es responsabilidad de la Prefectura de la Casa Pontificia, que imprimen el trabajo en italiano y en francés.
Para estas ocasiones, serán acompañantes permanentes del ilustre visitante: el Prefecto de la Casa Pontificia, el Delegado de la Comisión Pontificia para el Vaticano, los Gentilhombres y el Comandante de la Guardia Suiza.
Para esta ocasión, los eclesiásticos usarán sotana con faja, los civiles frac y los Gentilhombres y Ayudantes de Cámara usarán su collar distintivo; la Guardia Suiza, en esas ocasiones, vestirá uniforme de gala. Los caballeros que serán presentados al Jefe de Estado concurrirán a su residencia para firmar el registro, indicando título y grado. La acreditación de periodistas y reporteros gráficos se realizará en la Casa Pontificia y las disposiciones correspondientes para desarrollar sus tareas estarán a cargo del Consejo de Comunicaciones Sociales.
La actividad se inicia cuando los coches, con matrícula del Vaticano, llegan a la residencia del Jefe de Estado visitante paras trasladar a la comitiva; durante el trayecto serán acompañados por el Consultor del Estado Vaticano y por los Gentilhombres de Su Santidad. La comitiva será presidida por un vehículo de servicio, en el que viajará un Ayudante de Antecámara; la Basílica de San Pedro permanecerá cerrada al público por ese motivo y, en virtud del traslado de 1929, el Gobierno Italiano instrumentará los medios apropiados y el personal indicado para mantener libre la columnata y la plaza adyacente.
El cortejo se desplazará por la Vía de la Conciliación hacia la Plaza San Pedro, en dirección al Arco de la Campana y, bordeando la Basílica, detendrá su marcha en el Patio de San Dámaso, donde será recibida la comitiva por el Prefecto de la Casa Pontificia, el Delegado de la Comisión Pontificia para el Estado del Vaticano y el Comandante de la Guardia Suiza. La rendición de honores estará a cargo de una formación de la Guardia Suiza, a su tiempo la banda interpretará el himno del Estado visitante y, seguidamente, el del Estado del Vaticano. Al finalizar la ejecución de los himnos, el Primer Mandatario, su señora, el Ministro de Asuntos Exteriores o Canciller (según la costumbre) y el Embajador acreditado ante la Santa Sede, se trasladarán hacia los ascensores junto al Prefecto de la Casa Pontificia, el Delegado Especial, el Consultor del Estado del Vaticano y el Comandante de la Guardia Suiza. Las restantes autoridades serán acompañadas por los Gentilhombres y subirán, en ascensor, hasta el segundo piso para formar el cortejo, que será conducido por el Sargento de la guardia, seguido por los Sediari y los Ayudantes de Antecámara, con su Decano y el correspondiente de la sala. En la primera fila del cortejo se ubicará el ilustre visitante quien irá flanqueado, a la derecha, por el Prefecto de la Casa Pontificia y, a la izquierda, por el Delegado Especial, seguidos por la señora del Primer Mandatario, quien tendrá a su derecha al Consultor del Estado Vaticano y a su izquierda al Comandante de la Guardia Suiza. Las restantes autoridades del séquito visitante serán acompañadas por los Sediari y una formación de la Guardia Suiza, a cada lado de la visita.
En la Sala Clementina estará esperando al cortejo el Monseñor Elemosiniere (de las limosnas) de Su Santidad y el Príncipe Asistente; a su encentro Monseñor Prefecto realizará las presentaciones de práctica; realizadas las miasmas el Príncipe Asistente se colocará a la izquierda del Jefe de Estado visitante; entre tanto el Delegado Especial junto al Monseñor Elemosiniere, ocuparán un lugar junto a la señora del Jefe de Estado visitante, mudando así los lugares en el referido cortejo. Seguidamente la señora del ilustre visitante esperará en la Sala de la Capilla de Urbano VIII en compañía del Consultor, el Elemosiniere y el Príncipe Asistente, mientras que el resto del séquito estará acompañado por los Gentilhombres, ocupando la Sala de los Papa. Por su parte, la escolta de la Guardia Suiza permanecerá en la Sala Clementina con el Sargento Mayor; en la Sala de San Ambrosio aguardarán los Sediario y en la Sala de los ángulos los Ayudantes de Antecámara.
El Prefecto de la Casa Pontificia acompañará al Jefe de Estado a la sala del Trono, donde será recibido por el Santo Padre; una vez reunidos, Su Santidad lo invitará a la Biblioteca para mantener una reunión privada; entretanto, los restantes miembros del cortejo aguardarán en la Sala Madonna y, en caso de ser necesario, se utilizará la Sala del Trono o la de los Embajadores. Concluida la entrevista privada, el Monseñor Prefecto se encargará de hacer pasar a la biblioteca a la señora del Primer Mandatario; luego los Prelados de Honor harán lo mismo con el Ministro de Relaciones Exteriores o Canciller y el resto de la comitiva, quienes serán presentados al Papa por el ilustre visitante. Los dignatarios eclesiásticos se ubicarán junto al Santo Padre antes de pronunciar el discurso de práctica, al que seguirán el del Jefe de Estado visitante; a la finalización de los mismos se intercambiarán regalos junto a la mesa, entretanto, los restantes integrantes del cortejo permanecerán en sus respectivos lugares. Concluida esa antigua práctica, el Sumo Pontífice y el Jefe de Estado visitante se dirigirán al centro de la sala para recibir el homenaje del resto de los asistentes para, luego, trasladarse a la Sala Clementina, donde se formará nuevamente el cortejo.
El Santo Padre acompañará a los ilustres visitantes a la referida sala para despedirse también del resto de la delegación; el Primer Mandatario y su comitiva harán lo propio también con el Monseñor Elemosiniere y el Príncipe Asistente. Luego, el cortejo se dirigirá al despacho del Cardenal Secretario de Estado a través de la escalera noble, donde nuevamente el Prefecto de la Casa Pontificia hará las correspondientes presentaciones, antes de pasar a la Sala de Audiencias, donde se desarrollará la entrevista privada. En tanto, el séquito principal, aguardará en una dependencia contigua y el resto de los miembros en la Sala de la Antecámara. Concluida la reunión, el Cardenal presentará a sus colaboradores y, a su turno, el Primer Mandatario, hará lo propio con los integrantes de su comitiva, comenzando por su señora y el canciller; seguidamente se formará nuevamente el cortejo para dirigirse a la Sala Regia, donde tendrá el encuentro con el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede. Una vez allí, el Cardenal Secretario de Estado pronunciará un discurso de bienvenida y procederá a presentar al ilustre visitante y su señora a los jefes de misión acreditados ante la Santa Sede; finalizados los saludos de práctica, el Cardenal Secretario y los Prelados que los acompañan se despedirán de la visita. Luego de lo cual se formará nuevamente el cortejo que ascenderá por la Escalera Regia hasta donde se encuentra la estatua del Emperador Constantino, para recién ingresar al atrio de la Basílica Vaticana.
En la entrada a la Basílica estarán el Cardenal Arcipreste y una delegación capitular de sus canónigos con hábito de coro, luego el Prefecto de la Casa Pontificia realizará las presentaciones del caso; cumplida la salutación de práctica, el Cardenal Arcipreste hará lo propio con los miembros de su delegación y ofrecerá agua bendita a los visitantes. Seguidamente, el Jefe de Estado y su señora serán acompañados por el Cardenal Arcipreste y el Monseñor Prefecto, seguidos del séquito y la delegación capitular; en la capilla del Santísimo Sacramento se detendrán a orar, el esto del cortejo permanecerá afuera; seguidamente el matrimonio presidencial se detendrá delante del altar de la Virgen; de la Capilla de Santa Petronila y del Altar de la Confesión, para rezar ante la Tumba de San Pedro.
Concluido el recogimiento aludido y realizados los saludos pertinentes, el cortejo se detendrá sobre el adoquinado de la Basílica, donde estará la banda de música que interpretará el himno nacional de la distinguida visita y el del Vaticano, después, a pie, se dirigirá el cortejo hasta la escalinata donde serán despedidos por el Monseñor Prefecto, el Delegado de la Comisión Pontificia y el Comandante de la Guardia. Los restantes dignatarios acompañarán al cortejo hasta los automóviles y se despedirán según la práctica, durante el traslado de regreso, la comitiva visitante será acompañada por el Consultor de un Estado y los Gentilhombres; de esa forma concluye la visita de un Jefe de Estado al Vaticano.
Ceremonial Eclesiástico
Una de las bases más firmes de todo Ceremonial es el respeto y acatamiento de las jerarquías. El ámbito de los templos definen por sí mismos los lugares de honor y distribución de los asistentes. La Iglesia ha reconocido la "ley de la derecha", incorporándola en la oración del Credo, refiriéndose a Nuestro Señor Jesucristo, como que "está sentado a la diestra de Dios Padre".
En los templos se identifica como punto central el altar mayor, desde donde se aplican esta ley y la de proximidad.
En el Ceremonial decretado el 9 de febrero de 1926, suscrito por el Presidente D. Marcelo T. de Alvear y refrendado por el Ministro de Relaciones Exteriores y Culto D. Ángel Gallardo, se establece el orden de precedencia en las ceremonias públicas. Pero aún en las ceremonias más privadas el planeamiento es riguroso.
Ceremonial eclesiástico-militar
Esta circunscripción eclesiástica castrense fue creada por la Iglesia para hacer posible el desarrollo de la actividad salvífica de la Iglesia en el espacio y en el tiempo, es decir, en la particularidad y peculiar situación de las personas que sirven en las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
La asistencia espiritual a los militares, como grupo social específico, tiene precedentes muy antiguos. Pero su organización estable derivo históricamente de la consolidación de los ejércitos profesionales o permanentes en diversos países de Europa a lo largo del siglo XVI y sobre todo durante el siglo XVII.
Fue entonces cuando, con motivo de las peticiones de las monarquías católicas de la época, la Santa Sede organizó su sistema de asistencia religiosa a los militares, que sirvió para completar las carencias prácticas de la organización diocesana. Teniendo en cuenta sobre todo la movilidad profesional de los miembros del ejército, frecuentemente alejados de sus parroquias y diócesis de origen.
Los Papas publicaban unos "Breves Apostólicos" (Leyes especiales) dirigidos a los monarcas, y establecía una jerarquía eclesiástica peculiar, integrada por un capellán mayor y otros sacerdotes en los que el capellán mayor podía subdelegar sus funciones.
Aquellos "Breves Apostólicos" contenían delegaciones pontificias con amplias facultades y privilegios para la atención religiosa a los soldados, que luego se extenderían a los períodos de paz.
Estas delegaciones se concedían temporalmente, ya que los "Breves" debían solicitarse y renovarse de forma periódica.
Fue sobre todo por los ejércitos españoles de la Península Ibérica, Países Bajos e Italia durante los siglos XVI y siguientes el que sirvió de modelo para el establecimiento de este sistema pontificio de la cura castrense.
El instrumento de las delegaciones pontificias periódicamente renovables fue sustituido por el establecimiento de estructuras jerárquicas (circunscripciones) para la atención espiritual de los militares en diversos países.
Durante la etapa concordataria del siglo XIX, pero sobre todo en el siglo XX, y especialmente en su segunda mitad, la Santa Sede ha promovido con carácter general la erección de "vicariatos" (hoy ordinariatos) militares en diversos países, tanto a través de convenciones estipuladas con las autoridades estatales como también mediante decretos instituyentes unilaterales. Esta práctica fue confirmada y promovida por el Concilio Vaticano II.
"Los ordinariatos u obispados militares o castrenses son circunscripciones erigidas por la Santa Sede en diversas naciones con el fin de organizar establemente la asistencia pastoral o religiosa de los militares católicos".
Actualmente los treinta y siete ordinariatos militares establecidos en diversos países se rigen en sus elementos comunes, por la Constitución Apostólica Spirituali militum curae (SMC), del 21-IV-1986. Esta ley – marco es completada por los estatutos particulares sancionados por la Santa Sede para cada ordinariato.
Los ordinariatos (u obispados) militares o castrenses pertenecen al genero de las circunscripciones personales equiparadas canónicamente con la diócesis (SMC art. I § 1). Carecen de un territorio propio que delimite la potestad del Obispo y de los capellanes castrenses, que, en cambio, pueden ejercer su potestad a favor de los militares con independencia del territorio en que se encuentren (Cf. SMC art. IV, 1).
Normalmente, el ordinariato se erige para el ámbito de una nación y en ella tiene su sede, y radican sus principales organismos. Los ordinariatos militares dependen de la Congregación de los Obispos o de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, según los casos.
Esta circunscripción personal, esta al servicio de unos fieles dedicados a una profesión peculiar que provoca frecuentes desplazamientos geográficos y cambios de domicilio (Cf. SMC art. IV, 1).
La potestad del prelado castrense es asimismo "ordinaria y propia". Es decir, está jurídicamente vinculada con el oficio y además el nombramiento pontificio le permite al ordinario ejercer una capitalidad eclesiástica estable al frente del ordinariato.
La calificación de la potestad del Ordinario (u Obispo) castrense como "cumulativa" impide la considerarla exenta, separada o independiente de los obispos diocesanos. Los fieles del ordinariato militar siguen siendo miembros de la diócesis o jurisdicciones a las que pertenecen en virtud del domicilio o del rito.
La erección de una circunscripción castrense no excluye la potestad de los ordinarios locales, sobre los fieles pertenecientes al ordinariato militar y sobre los capellanes, por razón del lugar donde ejercen su ministerio y en las materias relativas a la disciplina general del clero.
Pertenecen al ordinariato militar, además de los que puedan ser añadidos a los estatutos de los diversos ordinariatos, los siguientes fieles:
- Todos los fieles que son militares, así como otros que están adscriptos a las Fuerzas Armadas, mientras estén sujetos a las leyes o disposiciones para civiles dictadas por la Fuerzas Armadas y promulgadas por ellos.
- Los que constituyen sus familias, es decir, cónyuges e hijos, incluso aquellos que emancipados, vivan en la misma casa, y también parientes y empleados que vivan en la misma casa.
- Los que frecuentan institutos militares, viven en hospitales militares, residencias de ancianos o lugares semejantes, o bien prestan servicio en ellos.
- Todos los fieles de uno y otro sexo, pertenecientes o no a algún instituto religioso, que desempeñan una función estable, conferida por el Ordinario militar o con su consentimiento.
Estos fieles no pierden su condición diocesana al incorporarse al Ordinariato Castrense.
Organización del Ordinariato Castrense
La organización interna responde en buena medida a la organización diocesana, como consecuencia del principio de equiparación jurídica del ordinariato con la diócesis contenido en SMC art. 1 § 1.
Sin embargo, los oficios y colegios previstos por SMC tienen en mayor parte un carácter no preceptivo, de manera que serán los estatutos de los diversos ordinariatos los que determinen con precisión su organización interna (Cf. SMC art. XIII).
Además del oficio del Ordinario militar y de los cargos integrados en la curia del ordinariato (vicario general y episcopal, canciller, notarios, etc.), se destaca el oficio de capellán militar por su especial vinculación con la cura de almas que se ejerce en el ordinariato (Cf. SMC art. VII).
El capellán militar tiene los derechos y obligaciones propias de los párrocos, a no ser que conste otra cosa por la naturaleza del asunto o por prescripción del derecho. Su potestad es cumulativa con la de los párrocos locales.
Tratamientos
- EL PAPA
Su Santidad.
- PATRIARCAS
Su Beatitud, Beatísimo Padre.
- CARDENALES
Eminencia, Reverendísimo, Eminentísimo y Reverendísimo Dr.
- ARZOBISPOS Y NUNCIOS
Excelentísimo y Reverendísimo.
- OBISPOS Y ABADES MITRADOS
Ilustrísimo y Reverendísimo, Monseñor.
- INTERNUNCIOS
Su Excelencia.
- AUDITORES
Su Señoría.
- CANÓNIGOS
Señoría, anteponen a sus nombres Muy Ilustre Señor.
- SACERDOTES DEL CLERO DIOCESANO
Señor Presbítero.
- PÁRROCOS
Reverencia o Reverendo Señor.
El nuncio apostólico
Un Nuncio Apostólico o Nuncio Papal es un representante diplomático de la Santa Sede con rango de Embajador, y su sede diplomática es la Nunciatura.
Las Internunciaturas y Legislaciones son representaciones diplomáticas de segunda categoría del Estado Vaticano, en aquellos países no católicos. Sus representantes son llamados Internuncios (Ministros o Delegados pontificioes que hacen las veces de Nuncios).
En los casos en que las relaciones diplomáticas no existan a nivel de embajada, un pro-nuncio es el jefe de la delegación papal. En varios países el nuncio papal tiene precedencia protocolar sobre el resto de los embajadores.
El Nuncio Apostólico tiene, una función intra Eclesial, que consiste:
- En informar, de modo estable y objetivo, a la Santa Sede sobre las condiciones de las comunidades a las que haya sido enviado, y sobre cuanto pueda tener un reflejo en la vida de la Iglesia y en el bien de las almas.
- En ayudar, aconsejar y colaborar con las Conferencias Episcopales y con cada uno de los Obispos del territorio que le ha sido confiado, respetando naturalmente el ejercicio de la Jurisdicción que le es propia; y una función Diplomática, cuyo objeto es promover y favorecer las relaciones entre la Santa Sede y el Estado ante el que ha sido acreditado. En nuestro país el Nuncio desempeña a la vez, de acuerdo con la convención de Viena, la función de Decano del Cuerpo Diplomático.
Ceremonial del Tedeum
25 de mayo
Luego de recibir al excelentísimo señor Presidente de la Nación, llegan a la Casa de Gobierno los señores Jefes de estado extranjeros.
Saludo de los mismos al excelentísimo señor Presidente de la Nación. A la misma hora saldrán de la Casa de Gobierno todas las autoridades nacionales y funcionarios que concurren al Tedeum.
Salida de la Casa de Gobierno del Presidente, Jefes de Estado extranjeros, Nuncio Apostólico, Presidente Provisional del Senado, Presidente de la Cámara de Diputados, Presidente de la Corte Suprema, Ministros, Secretarios de Estado, Jefe de la Casa Militar, Director Nacional de Ceremonial, Comandante en Jefe del Ejército, Comandante de Operaciones Navales, Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, Jefe del Estado Mayor de Coordinación, Intendente Municipal, Presidente del Concejo Deliberante, Jefe de Policía y Edecán de turno del presidente y de los Mandatarios extranjeros presentes, en dirección a la Catedral Metropolitana.
Solemne Tedeum
La formación militar será dada por el Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín.
Ubicación Tedeum
- Presidente de la Nación
- Presidente Provisional del Senado.
- Presidente de la Cámara de Diputados.
- Presidente de la Corte Suprema de Justicia.
- Ministro de Relaciones Exteriores y Culto.
- Ex Presidente de la Nación.
- Ministros y Secretarios de Estado.
- Vicario.
- Jefe de la Casa Militar.
- Director Nacional de Ceremonial.
- Edecán de Turno del Presidente.
- Comandante en Jefe del Ejército.
- Comandante de Operaciones Navales.
- Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea Argentina.
- Jefe del Estado Mayor de Coordinación.
- Misiones Especiales Extranjeras.
- Jefes de Estado visitantes.
- Nuncio Apostólico y Legado Pontificio.
- Jefes de Misiones Especiales.
- Jefes de Misión Diplomática, acreditados.
- Delegaciones Militares Extranjeras y Ayudantes.
- Intendente Municipal.
- Presidente del Concejo Deliberante.
- Jefe de la Policía Federal.
- Ministros de la Corte Suprema de Justicia, Procurador General de la Nación y Procurador General del Tesoro.
- Comisión Nacional Ejecutiva.
- Vicepresidentes de las mesas directivas de ambas Cámaras Legislativas.
- Embajadores Argentinos.
- Presidentes de la Comisiones de Relaciones Exteriores de las Cámaras y Legisladores y Secretarios de las Cámaras.
- Generales, Almirantes y Brigadieres.
- Presidentes de las Cámaras Nacionales y Federales de Apelación.
- Secretarios y Asesores de la Presidencia.
- Subsecretarios Nacionales y Secretarios Municipales.
- Jefes y Presidentes de Reparticiones Autárquicas (Bco.).
- Camaristas Nacionales y Federales.
- Miembros de las Representaciones Diplomáticas extranjeras.
- Rector de la Universidad y Decanos de las Facultades.
- Jueces.
- Cuerpo Diplomático Argentino y Adjuntos Civiles.
- Autoridades Nacionales.
Transmisión de mando
Se comienza con una Audiencia de despedida. El señor Presidente recibirá en audiencia simultánea a todos los Embajadores especiales, enviados a la transmisión de mando, conjuntamente con sus delegaciones. Se coordina con la Dirección de Ceremonial, la fecha, hora y desarrollo de la misma.
Los Embajadores especiales llegan a la Casa Rosada en columna, siendo recibidos al pie de la escalera por el Director de Ceremonial.
Rendirán honores efectivos militares, lo cual se coordina con el Ministerio de Defensa Nacional.
El personal de Ceremonial acompaña a los señores Embajadores por la escalera principal hasta el Salón Su, donde les presenta al Edecán de Turno, que los introduce al Salón Blanco. El primer Mandatario está acompañado del Ministro de Relaciones Exteriores y Culto, del Jefe de la Casa Militar y del Director Nacional de Ceremonial, es que hará la presentación de estilo.
Los Embajadores especiales saludan y se despiden del señor Presidente, retirándose con el mismo ceremonial que a su llegada a la Casa de Gobierno.
Se continúa con el juramente del señor Presidente ante la Asamblea Legislativa. Una hora antes de la señalada para esta ceremonia, el Regimiento de Granaderos a Caballo "General San Martín" se encuentra formado frente al domicilio del Presidente. Las tropas que forman para rendir honores se extienden desde el palacio del Congreso hasta la Casa de Gobierno.
Concurren al domicilio del Presidente electo para acompañarlo a prestar juramento ante la Asamblea Legislativa, reunida en el Palacio del Congreso, el señor Vicepresidente electo y tres oficiales superiores en servicio activo, en los grado de General, Almirante y Brigadier, el más antiguo del Ejército, Marina y Aeronáutica. El jefe del Regimiento de Granaderos a Caballo escolta al señor Presidente electo colocándose al lado derecho del automóvil.
En el pórtico de la entrada principal del Palacio del Congreso, esperarán a la Comitiva las Comisiones de Legisladores del Exterior y del Interior, especialmente designadas al efecto.
Son invitados a la ceremonia del juramento de los nuevos magistrados, autoridades nacionales, el Cuerpo Diplomático y Misiones Especiales y Oficiales Superiores de las Fuerzas Armadas.
El ceremonial de los actos a celebrarse en la sede del Congreso Nacional, es previamente coordinado con las autoridades del mismo.
El Presidente Provisional del Senado abre la sesión asistido por los Secretarios del Senado y de la Cámara de Diputados.
Por Secretaría, se hace la lectura de las notas de aceptación de los cargos del Presidente y Vicepresidente electos de la Nación, así como también de las Comisiones designadas, quienes abandonarán el recinto, volviendo momentos después en compañía del Presidente y Vicepresidente electos.
A continuación, el Presidente Provisional del Senado invitará al Presidente y Vicepresidente a que presenten el juramento establecido por la Constitución, lo que harán de pie. Acto seguido, el Presidente de la Asamblea pronuncia un discurso.
El Presidente de la Nación declarará inaugurado el período se sesiones del Poder Legislativo.
Levantada la sesión, el Presidente de la Asamblea invita al Presidente y Vicepresidente de la Nación a pasar al Salón de la Presidencia de la Cámara. Mientras tanto, las delegaciones extranjeras y el Cuerpo Diplomático deben dirigirse a la Casa de Gobierno, a fin de ubicarse en el Salón Blanco.
Custodiados por el Regimiento de Granaderos a Caballo, luego de un momento, el Presidente y Vicepresidente, se dirigen a la Casa de Gobierno, siendo despedidos del Congreso de igual forma que a su llegada. A su paso, las tropas presentarán armas y las bandas militares ejecutarán la marcha Ituzaingó.
Mientras tanto, el señor Presidente saliente llega a la Casa de Gobierno, donde se encontrará en el Salón Blanco con representantes de los Poderes del Estado, los Ministros salientes, el Cuerpo Diplomático extranjero, las Misiones Especiales, altos funcionarios y Jefes Superiores de las Fuerzas Armadas, quienes tomarán su colocación en el orden indicado por el Ceremonial.
Ceremonia de Transmisión de Mando
El señor Presidente es recibido por el Jefe de la Casa Militar de Ceremonial y un Edecán del Presidente saliente en el pórtico de la Casa de Gobierno. Ambos lo acompañarán hasta el Salón Blanco.
Frente a la mesa colocada sobre el estrado, el señor Presidente saliente entregará al Presidente electo, las insignias presidenciales. Luego se despedirán, y el señor Presidente saliente se retirará del Salón Blanco conjuntamente con sus ex Ministros, siendo acompañado hasta el pórtico de la Casa de Gobierno por el Jefe de la Casa Militar (entrante), el Director de Ceremonial y un Edecán del señor Presidente de la Nación.
Inmediatamente después, el Presidente designa sus Ministros, quienes prestarán ante él y en presencia del Escribano Mayor de Gobierno, el juramente de ley.
Se producirá, a continuación, la Audiencia de saludo, mediante la cual el señor Presidente, acompañado del Vicepresidente y los Ministros del Poder Ejecutivo, se dirigirá al lugar donde se encontrarán las Misiones Especiales y el Cuerpo Diplomático extranjero y recibirá de los Jefes de Misión su homenaje y saludo, haciendo las presentaciones de estilo el Introductor de Embajadores. A su vez, los Jefes de Misión presentarán al Primer Magistrado el personal de sus respectivas misiones.
A continuación, el Presidente y Vicepresidente, representantes de los Poderes del Estado y altos funcionarios, pasarán a los balcones que dan sobre la Plaza de Mayo, desde se presenciarán el desfile de las tropas que les rendirán honores. El Cuerpo Diplomático Extranjero y las Misiones Especiales harán lo mismo desde los balcones adyacentes.
Al retirarse a su domicilio el Presidente, se le tributarán idénticos honores que al salir del Congreso, y lo escoltará el Regimiento de Granaderos a Caballo.
Ceremonia de Presentación de Cartas Credenciales en el Vaticano.
Históricamente, las visitas de los enviados diplomáticos y presentación de cartas credenciales de los Embajadores al Santo Padre fue siempre una ceremonia revestida de gran solemnidad, en especial cuando se trataba de representantes de las antiguas cortes europeas. La ceremonia de presentación de credenciales fue adaptada a los cambios introducidos al ceremonial, luego de la reforma de la Casa Pontificia realizada por Su Santidad Pablo VI, mediante el Motu Proprio Sollicitudo omnium ecclesiarum. Estas reformas no afectaron el decoro ni la solemnidad del acto, que constituye un ejemplo del ceremonial pontificio. A continuación, se describe la secuencia de la ceremonia.
1. Partida del Embajador al Vaticano.
A la hora prevista, se presentan en la residencia del Embajador dos Gentilhombres de Su Santidad, distinguidas personalidades o miembros de la nobleza romana que prestan, como se ha venido haciendo desde hace siglos, su asistencia al ceremonial de la Santa Sede. Los gentilhombres, vestidos de frac y condecoraciones, se distinguen por el uso de una cadena de oro con las insignias pontificales. Ellos están acompañados por un Addetto di Anticamera, miembro del Protocolo de la Santa Sede, vestidos de frac y condecoraciones, que se distingue por una cadena de plata, con las insignias pontificales.
El Embajador, su Señora Esposa y los funcionarios diplomáticos son invitados a ascender a los vehículos enviados por el protocolo vaticano (en uno irá el Jefe de Misión, acompañado por un Gentilhombre, en el otro, la Señora Esposa, acompañada por otro gentilhombre y, en el tercero, los demás funcionarios). Los conductores (y acompañantes) visten uniforme gris y gorra. El cortejo es escoltado por motociclistas de la policía italiana, que se detienen en el límite con el Estado de la Ciudad del Vaticano, y son reemplazadas por un vehículo de la Gendarmería de dicho Estado, que actúa como estafeta del cortejo.
2. Recepción del Embajador.
La comitiva ingresa al territorio del Estado de la Ciudad del Vaticano por el Arco delle Campane, a la izquierda del frente de la Basílica de San Pedro, sobre la plaza. Allí, la Guardia Suiza rinde honores. El cortejo procede hasta la Piazza Santa Marta y, bordeando la Basílica de San Pedro y los Jardines Vaticanos, se dirige al Cortile di San Damaso, donde se encuentra la entrada principal al Palacio Apostólico.
En el referido patio, se encuentra formado un piquete de la Guardia Suiza, que rinde honores al ilustre visitante. El Embajador, su cónyuge y comitiva son recibidos por otros Gentilhombres de Su Santidad (en total, debe haber tantos gentilhombres como personas que participan de la audiencia).
3. El Palacio Apostólico.
El Embajador aguarda en un salón contiguo a los ascensores, mientras los miembros de la comitiva ascienden a la Seconda Loggia, donde se forma el cortejo que acompañará al Embajador hasta la Biblioteca Privada del Santo Padre.
El Jefe de Misión y acompañantes son recibidos, al llegar a la Seconda Loggia, por el Prefecto de la Casa Pontificia. Una vez que el Jefe de Misión y Señora hayan ocupado sus lugares, se inicia la marcha. El cortejo está encabezado por cuatro guardias suizos, precedidos por un oficial. A continuación, siguen dos Sediari Pontifici, miembros del protocolo de la Santa Sede, cuyo nombre deriva de su antigua función de llevar sobre sus hombros la Silla Gestatoria, caída actualmente en desuso. Ellos se distinguen por el uso de una levita gris y una cadena de plata con las insignias pontificales. A continuación, abre el cortejo el Decano de la Antecámara Pontificia, vestido también con frac y una cadena de oro, con las insignias pontificales. Finalmente, avanza el Embajador, a cuya derecha está el Prefecto de la Casa Pontificia y, a cuya izquierda, un gentilhombre y, finalmente, los restantes miembros de la Comitiva, acompañados cada uno por un Gentilhombre.
a) Visita al Santo Padre: El cortejo atraviesa la Sala Clementina, que constituye la antesala de las habitaciones papales, donde está situado otro piquete de la Guardia Suiza.
Se atraviesa, luego, una sucesión de salas que introducen a la Biblioteca Privada del Santo Padre. Entre otros, se destacan las de Sant’Ambrogio y dei Papi (llamada antiguamente degli Arazzi o Anticamera dei Cavalieri di Spada e Cappa). Todos los ambientes presentan un friso con paisajes y figuras alegóricas, pintadas a la manera de Paolo Brill, pintor flamenco que desarrolló su obra en Roma (1605-1621.).
Al llegar a la Sala degli Ambasciatori, desde cuya ventana el Santo Padre reza el Angelus dominical e imparte su bendición, el Cortejo se detiene y sólo ingresan a dicha sala el Embajador, su cónyuge y el séquito, acompañados por el Prefecto y los Gentilhombres. El Prefecto hace, entonces, pasar al Embajador a la Biblioteca Privada del Santo Padre.
Una vez ingresado a la Biblioteca Privada, el Embajador presenta sus saludos al Santo Padre (es uso de los enviados católicos realizar una genuflexión y besar el anillo). Seguidamente, entrega al Pontífice las cartas credenciales y se procede al intercambio de discursos.
Luego de la entrega de credenciales e intercambio de discursos, el Santo Padre permanece unos minutos en conversación privada con el Embajador. Transcurrido el tiempo previsto, por indicación del Prefecto, los prelados de antecámara hacen pasar a la Esposa del Embajador e, instantes después, a los restantes miembros del personal diplomático de la Embajada. Estos son presentados mediante la sola indicación de su rango (por ejemplo, "El Ministro Consejero", "El Primer Secretario", etc.) al Santo Padre por el Jefe de Misión. El Pontífice obsequia un rosario a cada uno de ellos.
Finalizadas las presentaciones y, luego de una foto de grupo con el Santo Padre, el Embajador, cónyuge y funcionarios se retiran de la Biblioteca Privada.
b) Visita al Cardenal Secretario de Estado: Una vez finalizada la audiencia con el Santo Padre, los asistentes se despiden también del Prefecto de la Casa Pontificia, y el cortejo vuelve a formarse en la Sala degli Ambasciatori y, tras pasar nuevamente por la Sala Clementina, se dirige, por la Scala Nobile, hacia la Secretaría de Estado. El Emmo. y Revmo. Señor Cardenal Secretario de Estado de Su Santidad, espera en la entrada de su departamento.
La entrevista entre el Embajador y el Cardenal se desarrolla en la sala de las audiencias. Mientras tanto, la Señora Esposa del Embajador y los funcionarios aguardan en un salón contiguo.
Terminada la entrevista, el Embajador presenta al Cardenal a su Señora Esposa y a los funcionarios diplomáticos. Posteriormente, luego de formarse otra vez, el cortejo desciende por la Scala Regia, de G. Lorenzo Bernini, hasta la Basílica de San Pedro. Al avanzar hacia la Scala Regia, se atraviesa la Sala Regia, construida por orden de Clemente VII (Medici), bajo la dirección de Antonio da Sangallo il Giovane. Los frescos de esta sala, realizados por varios artistas, entre los cuales se destaca Vasari, representan victorias de las armas cristianas en la defensa de la Fe (por ejemplo la batalla de Lepanto). En esta sala, el Santo Padre recibe, el 12 de enero de cada año a los miembros del Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede.
De la Sala Regia se pasa a la Sala Ducale, también construida por el Sangallo, por encargo del Papa Clemente. La denominación se origina en el hecho de que, en dicha sala, el Pontífice recibía "a los duques de mayor potencia". Desde allí, bajarán a la Basílica por la Scala Regia.
4. La Basílica de San Pedro:
Allí son recibidos por dos Reverendos Canónigos de la Basílica. Ambos canónigos acompañan al Embajador en las diversas estaciones donde, además del Santísimo Sacramento, se detendrá a recogerse en oración en otros puntos, tales como el Altar de la Confesión y la tumba de San Pedro, situada debajo de éste.
Finalizada la visita a la Basílica, el Embajador, su Señora Esposa y miembros de la Comitiva saludan a los Reverendos Canónigos y abandonan el templo, saliendo por la Porta Santa Marta, a la plaza del mismo nombre, donde lo esperan sus vehículos, a los cuales son acompañados por los Gentilhombres, quienes se despiden. Los dos gentilhombres y el Addetto di Anticamera que fueron a buscar al Embajador lo acompañan nuevamente a su residencia. Allí, es de práctica invitarlos al brindis ofrecido con motivo de la presentación de credenciales.
Bibliografía
- Bibliografía
- Berisso, María, Protocolo y Ceremonial, Espasa, 1999.
- Diccionario Enciclopédico Larousse (tomos 1 y 4), Planeta, 1983.
- Revista "El Ceremonialista", núm. 6, Buenos Aires, noviembre de 2003.
- Internet
Wikipedia Enciclopedia Libre
http://www.wikipedia.org
Academia Argentina de Ceremonial
http://www.aaceremonial.com.ar
Obispado Castrense de Argentina
http://www.ordinariato.mil.ar
Biografía del autor:
Marianela Tucci
Buenos Aires, Argentina
Fecha de nacimiento: 7 de mayo de 1988
Bachiller en Humanidades y Ciencias Sociales en el Instituto Santa Rosa de Lima, ciudad de San Justo (provincia de Buenos Aires).
Estudiante de Organización de Eventos en la Universidad de Palermo (Capital Federal, Buenos Aires)
Estudiante de Comedia Musical, Italiano y Fotografía.
País, ciudad y fecha de realización del trabajo: Buenos Aires, Argentina, 1 de Julio de 2007
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