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El sujeto libre de concebir sus derechos ante en contexto social que convive


    En América latina durante el tercio del siglo XX. La educación tuvo un importante desarrollo, donde se presenta una tendencia democrática y participativa, marcando una política dimensionalmente crítica, conformada por procesos organizativos y de autonomía bien dirigidos, generando así un cambio social y cultural a favor del pueblo.

    Tal es el caso de la educación popular que se concibe a sí mismo como un espacio político y social especifico, sin que se pretenda la toma de poder, donde se aspira promover la autonomía y la conciencia , a poner en claro la realidad que ha venido experimentando, pretendiendo romper los modelos educativos tradicionales.

    Una alternativa pedagógica se imagina y se diseña en los sesenta del siglo XX, por un hombre ejemplar como lo fue Paulo Freire y se describe a través de sus obras "La Pedagogía del Oprimido".

    Es importante señalar que La Pedagogía de la Esperanza es un rencuentro con La Pedagogía del Oprimido, es un libro que podemos descifrar, que fue escrito con rabia, con amor, en el cual no hay esperanza. Podemos citar que es una defensa a la tolerancia que no se confunde con la armonía y del mismo modo la radicalidad; una crítica al sestarisismo, un juicio de la posmodernidad progresista y un rechazo a la conservadora, neoliberal.

    Paulo Freire Decía que la Educación es un acto sustantivamente político y adjetivamente pedagógico En su obra titulada "Pedagogía de la esperanza, trata de rescatar el valor de su propuesta, la profundidad y transcendencia de la visión y su práctica ´pedagógica, a través de la cual demuestra la importancia, la eficacia y las dificultades de su método llevado por muchos años en diferentes lugares del mundo. Considero rescatar los elementos más importantes que conforman y dan estructura metodológica a tan importante modelo educativo contemporáneo.

    El método de Paulo Freire es un método de cultura popular, da conciencia y politiza. No absorbe lo político en lo pedagógico ni enemista la educación con la política, no tiene la ingenuidad de suponer que la educación y solo ella, decidirá los rumbos de la historia, sino tiene, todo la valentía para afirmar que la educación verdadera trae a la conciencia las condiciones del mundo humano, ya sean estructurales, condiciones que impulsen al hombre a ir adelante.

    Cabe mencionar que en sus obras él nos invita a sonar y a luchar por la esperanza, nunca debemos prohibirnos soñar y perder las esperanza de alcanzar una mejor calidad de vida para toda la humanidad. Del mismo modo da cuenta de sus ideas, sus sueños, sus búsquedas y sus siempre coherentes compromisos, porque es un libro de esperanza, que tan generosamente nos ofrece para que la hagamos también nuestra. Sus obras describe la personalidad de un hombre sencillo, comprometido con las causas sociales más desprotegidos, Sin duda se conocía un nuevo rumbo.

    La Educación Popular de Paulo Freire su participación deviene de la práctica política y metodología para el cambio y la transformación de la sociedad, y se orienta hacia la radicalización de la democracia. Reconceptualiza la participación a favor de una abolición de la explotación y dominación; hacia la negación del verticalismo en las relaciones sociales y políticas y contra las autocracias centralistas como oligarquías que han monopolizado el poder en el Estado.

    Cabe señalar que para Freire la participación popular es la clave para luchar contra el inmovilismo, la apatía y el silencio frente a las diversas formas de explotación y exclusión. La participación es poder para imaginar y transformar el mundo, aquel que nosotros no lo inventamos, que lo encontramos hecho. La participación genera esperanza porque desarma el fatalismo.

    La concientización y participación son momentos complementarios que retroalimentan un mismo proceso mediante el cual el hombre se convierte en hacedor de su historia, en sujeto moral y políticamente autónomo.

    En consonancia con estas ideas, encontramos las aportaciones de autores europeos que han tenido fuerte impacto en Latinoamérica como Habermas, Mouffe, de Sousa Santos, entre otros. A partir del ellos, se postula una noción de participación fundante de un nuevo proyecto de democracia alternativo al del neoliberalismo, orientado a configurar escenarios de deliberación y comunicación que permitan sensibilizar, concienciar y problematizar las asimetrías y necesidades sociales y formularlas críticamente en términos de demandas políticas.

    En consecuencia, la participación se asienta en la posibilidad de crear condiciones igualitarias para argumentar y disputar discursivamente visiones y posiciones, así como de generar capacidades para articular y asociarse entre actores de intereses y objetivos similares con el fin de dar mayor fuerza y genuina representatividad a sus reclamos.

    Tal como se advierte en las consideraciones anteriores, los posicionamientos teóricos e ideológicos en torno a la participación se vinculan directamente con formas de entender la ciudadanía, las prácticas específicas en la que ésta se despliega y los sujetos a los que se les atribuyen tal condición.

    Con base en la noción de participación de la perspectiva crítica que acabamos de presentar y a la que adherimos, se delinea un modo de entender la ciudadanía latinoamericana que entra en disputa con la concepción adscriptiva de la ciudadanía, planteada tanto por el liberalismo, como por la ciudadanía social. A la vez, pretende reformular y superar ciertas limitaciones en que algunas formas de ciudadanía sustantiva, como la del republicanismo.

    En América Latina, la necesidad de revertir los crecientes procesos de exclusión social, de reposicionar al Estado como garante de los derechos subjetivos y sociales y de revalorizar el rol de las organizaciones de la sociedad civil, ha iniciado un conjunto de discursos en relación con la participación, que presenta gran diversidad en su interior, tanto por los diferentes posicionamientos teóricos, como por la heterogeneidad de los actores sociales portadores de los mismos.

    En la actualidad, la participación es promovida no sólo por los sectores más movilizados y organizados de la sociedad civil, sino también por los ciudadanos individuales que, van percibiéndose de que no basta con reclamar derechos, sino que es preciso asumir responsabilidades y participar directamente, bien en las distintas esferas como sabios en la materia ,pero como protagonistas .

    Esa participación son propiciada por distintas instituciones del Estado como un medio para garantizar la legitimidad, pertinencia y viabilidad de ciertas políticas públicas, y por organismos internacionales encargados del desarrollo de programas sociales que, con la intención de contener probables escenarios de estallido social, se han orientado a atender, además de sus carencias materiales, los aspectos psico-sociales de la población.

    Por lo general, las estrategias empleadas por estos últimos actores intentan promover la solidaridad entre pares y la elevación de la autoestima, como modo de aumentar el capital social y los procesos de empoderamiento de los agentes El universo discursivo que se configura a partir de tales ideas entiende los procesos de participación, fundamentalmente, como una transferencia de herramientas que faciliten la instalación de prácticas sociales, productivas y culturales para permitir el crecimiento y desarrollo de las organizaciones y los grupos, a fin de afianzar capacidades y competencias personales y socio-comunitarias, sin hacer referencia a las causas más estructurales de la pobreza.

    Esta participación es vista como posibilidad para incrementar el capital social, y en consecuencia, sería también una herramienta para propiciar la inclusión. Sin embargo, la participación comunitaria es asumida por este enfoque como eje para la resolución de las llamadas "necesidades sentidas", mediante la puesta en marcha de un conjunto de acciones, -que intentando pasar de la marginalidad a la "pobreza digna", enfatizando un modelo de ciudadanía. Desde este modelo se entiende que los pobres como construcción de la alteridad poseen un conjunto de características personales y valorativas (escaso espíritu emprendedor, pasividad, inacción, falta de capacidad para auto-organizarse) por las cuales deben ser asistidos para lograr su mejor desarrollo.

    Esta concepción de la participación parece ajustarse sin fricciones a la racionalidad introducida por el neoliberalismo, quién a partir de la utilización ideológica del modelo de democracia participativa ha profundizado la exclusión de amplios sectores sociales de la discusión pública sobre el macro modelo de crecimiento que está tratando de imponer. La participación que se promueve y gestiona desde este marco opera en función de una doble táctica: delega funciones no esenciales en la comunidad y guarda para uso exclusivo de los organismos de planeación económica las decisiones estratégicas sin discusión ni control democrático

    Dice Paulo Freire, ,que la concientización es la forma más radical de entender el mundo. Supone una toma de conciencia que se caracteriza por la profundidad en la interpretación de los problemas, por la sustitución de explicaciones mágicas por principios causales, por negar la transferencia de responsabilidades, por la seguridad de la argumentación, por la práctica del diálogo. Lo que implica un regreso a la verdadera matriz de la democracia.

    Generar la Paz desde la Pedagogía

    La Cultura de Paz, resultado de un largo proceso de reflexión y de acción no es un concepto abstracto, sino el fruto de una actividad prolongada a favor de la paz en distintos periodos históricos y en diferentes contextos, constituye un elemento dinamizador, abierto a las constantes y creativas aportaciones que hagamos. La educación en este proceso ocupa un importante papel pues gracias a la relación interactiva y sinérgica que mantiene con la Cultura de paz favorece el desarrollo del resto de ámbitos donde esta se desarrolla y construye.

    Es atraves precisamente de la educación que las sociedades alcanzan mayores cotas de desarrollo humano, superan los prejuicios y estereotipos que segregan y separan a unos de otros, se establecen relaciones basadas en la cooperación y la participación, se aprehende y comprende el mundo diverso y plural en el que vivimos, se desarrollan las habilidades y capacidades necesarias para comunicarse libremente, se fomenta el respeto de los derechos humanos y se enseñan y aprenden las estrategias para resolver los conflictos de manera pacífica.

    Los valores mínimos universalizables que deben orientar la Educación para la Cultura de Paz, podríamos mencionar de acuerdo a los premios Nobel, son aquellos que contiene los seis principios clave que definen la Cultura de Paz y que resumen, para nuestro propósito, son:.

    Respetar la vida, rechazar la violencia, compartir con los demás, escuchar para atender, conservar el planeta, redescubrir la solidaridad.

     Los valores se consideran fundamentales en la educación para la paz. De la aplicación de ellos depende el éxito de educar con paz. Los valores que están implícitos son aquellos que circundan en la paz y los derechos humanos como la tolerancia, el respeto y responsabilidad.

    Lo político en la educación para la paz, busca transformar la dominación y el poder autoritario, por condiciones necesarias que favorezcan la justicia social, el pensamiento crítico y las acciones comunales.

     Lo pedagógico en los estudios para la paz, consta de tres ámbitos: a) los fines (el por qué, la finalidad y los objetivos); b) los medios (cómo, la metodología); y, c) el currículum (el qué: los contenidos y la estructura). Lo anterior con la intención de promover la paz y los derechos humanos.

    La Educación para la paz debe trabajar con las pedagogías más innovadoras, para lograr que el alumno se involucre en el proceso de EnseñanzaAprendizaje. Los métodos de la Educación para la Paz deben ser activos, participativos, poco verbalistas. La interacción provocada por estos métodos nos debe dirigir a los afectos, a los sentimientos, a identificar nuestras emociones en el trabajo conjunto de los estudiantes y docentes, en el aula, debemos superar la tendencia a enfocar el proceso de enseñanza y aprendizaje solo hacia el razonamiento, es decir, solo a estimular la esfera cognitiva del individuo, también debemos estimular la esfera emocional, acitudinal Globalización e interdisciplinariedad: el Curriculum

    Desde la perspectiva filosófica el ser humano tiene por el solo hecho de ser un ser humano la vocación ontológica, la cual se refiere a la gran tarea de "llegar a ser". El gran filósofo ruso Gurdjieff decía que el ser humano nace sin alma y es con sus acciones que la debe ir creando, de no hacerlo llegará a la edad adulta siendo un desalmado. (SABATER: 1998; 87).

    ¿Tiene sentido la afirmación anterior? ¿Nos podemos encontrar con asesinos a los cuales la gente les llama "desalmados"?, ¿Porque planteamos esto? Porque nos mueve la idea de que sí podemos trabajar en nosotros mismos para ser mejores seres humanos, consideramos que debemos hablar de ello, debemos motivarnos unos a otros para lograrlo, no es por considerar que debemos llegar a ser perfectos, numerosos filósofos y educadores de todos los tiempos y todas las culturas han hablado de esa gran responsabilidad que el ser humano tiene, recordemos a Confucio, Sócrates y Kant entre otros.

    Por otro lado si reflexionamos un poco sobre cuáles son las potencialidades del ser humano sin hacer ninguna demarcación en cuestiones de género, encontraremos que son muchas, por ejemplo tenemos: las capacidades de intelección, interlocución, investigación, atención, amor, cuidado, reconciliación, entre otras. Son muchas y pocas las que un adulto ha logrado convertir en habilidades al término de sus días.

    Estas potencialidades, para muchos educadores sólo serán susceptibles de convertirse en realidad en los individuos a través de procesos educativos. Recordemos como se vincula entonces la educación con el desarrollo de las potencialidades humanas, un ejercicio que nos puede ayudar es identificar cuáles son los objetivos supremos de la educación.

    Para Gene Stanford y Alberto E. Roark el aprender a comprender a las personas y

    tenerles empatía es uno de los fines de una educación más humana, y cuestionan ¿Qué educador se atrevería a negar que ésta es la meta final de la educación?"

    (STANFORD, 1981:174).

    Estos mismos pedagogos, teniendo en cuenta que la situación de la humanidad en la actualidad es muy problemática, afirman que la misma, demanda al ser humano tres competencias o habilidades principales, si la sociedad ha de sobrevivir:

    a) El ser humano debe aprender a vivir con los demás de un modo más humano, es decir, debe de ser humano.

    b) tiene que adquirir las habilidades necesarias para llevar una vida efectiva (con el desarrollo de sus potencialidades) y

    c). El ser humano debe aprender a vivir en su mundo físico en tal forma que lo beneficie a él, a la humanidad y a la naturaleza. Entonces, plantean, los objetivos y las prácticas educativas han de basarse en estas tres metas.

    Reflexionemos entonces sobre nuestra función como docentes. ¿Tendremos los docentes responsabilidad de apoyar, guiar a los estudiantes para que logren una formación que les permita convertir en habilidades las potencialidades que como seres humanos tienen? Al mismo tiempo ¿Debemos los docentes orientarlos a ser mejores seres humanos? Consideramos que sí, y es por esta perspectiva moral y ética que afirmamos que uno de los principales compromisos de los y las docentes es trabajar con la Educación para la paz, porque ésta nos presenta una metodología y valores básicos para aprender a relacionarnos con los demás de una forma más humana en la medida que vamos desarrollando nuestras potencialidades en comunidad, docentes y dicentes.

    Por esta vía estaremos más preparados emocional y técnicamente para ir resolviendo los problemas que hemos generado por ser tan egoístas, incultos y desconsiderados con todo lo que nos rodea.

    Los docentes por lo tanto tenemos la responsabilidad no solo de orientar datos y facilitar el aprendizaje científico en los estudiantes, sino de trabajar con los principios de la Educación para la Paz: la cooperación, el diálogo, la solución de problemas, la afirmación y el establecimiento de límites democráticos, principios que según Harris deben guiar a cualquier maestro o maestra durante el proceso educativo, solo así nos estaremos educando para vivir con otros seres humanos de una forma más humana (HARRIS, 1995 ).

    Existen muchos argumentos de carácter científico que nos indican que las formas de educar son muy importantes, y estos van desde la psicología hasta la investigación educativa. Necesitan tener la sensación de seguridad y protección, lo cual le permitirá ir creando una autoestima importante para enfrentarse a la vida en general, en su libro Las dimensiones del aprendizaje asegura que la primera cosa que busca un alumno en el salón de clases no es el conocimiento de una ciencia en particular, lo que primeramente necesita encontrar es un clima de seguridad y confianza, lo cual le facilitará el aprendizaje de una ciencia en particular.(MARZANO:1997)

    Por otro lado, estudios de criminología (investigaciones sobre los cambios de comportamiento en particular) indican que los niños que han crecido cerca de sus madres en especial, o bien cerca de sus padres, tienen una mayor capacidad para regular los estados de estrés, cuando lloran y son apapachados, esto les ayuda a generar en su cerebro la serotonina, neurotransmisor que posibilita el control de los instintos, del temperamento agresivo, regulando la ansiedad.

    Por otro lado investigaciones de Biología molecular nos indican que la bioquímica influye en nuestro comportamiento y ante niveles bajos de serotonina se da un aumento muy claro de agresividad, este fenómeno bioquímico se presenta con regularidad en la mayoría de los asesinos seriales que no tuvieron madre o su madre tenía fuertes problemas emocionales los cuales le impidieron educar al niño con amor, ternura y atención.

    Y en el campo de la educación, en el caso de las mujeres y hombres dedicados a la docencia ¿no deberíamos nosotros también educar a los alumnos con cuidado, atención, delicadeza y amor?, ¿Acaso nuestra naturaleza humana no nos ha provisto de la potencialidad para desarrollar esas cualidades?

    REFERENCIAS

    Amstutz; Elda L. Mazzarantani y Marta N. Paillet. Pedagogía para la paz. Construir la convivencia manejar adecuadamente los conflictos. ISBN: 987-439719-5.

    Conocimiento y poder popular: Lecciones con campesinos de Nicaragua. México: Siglo XXI, 1986

    Ciudadanía y educación. Barcelona, OEI – Octaedro, 2006, p.18.

    Freire, P (s/f). Pedagogía de la esperanza. Un reencuentro con la pedagogía del oprimido. México. Ediciones Siglo XXI.

    Luis Gabarrón, L y Libertad Hernández Landa, L Investigación Participativa. Cuadernos Metodológicos Nº 10. Madrid:

    Mejía "Cultura y valores democráticos en América Latina". En: Mercedes Oraisón (Coord.) Globalización,

    Paulo Freire. El grito manso. México: Siglo XXI, 2005

    Paidós, (1999,) y En torno a lo político. México: F.C.E, 2007

     

     

    Autora:

    Rosa M. López

    Maracay, agosto 2012