- Introducción, problemática inicial y debate
- Desarrollo de la hipótesis
- Conclusión, el uso de la estadística descriptiva
- Bibliografía
Introducción, problemática inicial y debate
Platón en Hipias Mayor ó de Lo Bello (390 A.C.) hace que uno de sus interlocutores [Sócrates] le pregunte a Hipias de Élide: ¿Qué es lo que hace que una cosa sea bella? Pero siempre aparece la confusión de las dos ideas: la idea del objeto bello (que es lo que nos interesa dilucidar aquí) con la idea de la Belleza en sí (definición filosófica que no nos interesa explicar aquí).
Platón había planteado la distinción entre las cosas bellas particulares y concretas, dentro de las cuales podríamos incluir a los objetos materiales diseñados artesanalmente y la cualidad general de lo-bello, o más propiamente de la Belleza en sí (con mayúscula); como cualidad de la que participarían las cosas que consideramos bellas. Parafraseando a Platón diríamos que las cosas, objetos de diseño artesanal u artefactos (arte factum) manufacturados no son bellos, sino que participan de mayor o menor grado de lo-bello (o la Belleza en sí).
Quizás lo que más se acerca a nuestro tema de debate sea la segunda definición de Sócrates: lo bello es lo útil (una cosa es bella porque conduce a un fin). Pero no vale la pena discutirlo porque Platón [en la voz de Sócrates] se encarga de desmentirlo; y al final de la discusión, no se llega a la idea del objeto bello (que a Platón pareciera no interesarle). Por lo cual, el problema planteado por al autor queda sin resolver al final de la obra y la discusión se muestra inconducente porque lo-bello no es lo-útil (son cuestiones separadas).
Utilizando el método lógico Platón, en Hipias Mayor no llega al verdadero sentido de lo bello. Adicionalmente por el problema que plantea la kalokagathia socrática (también conocida como: kalós kai agathós); expresión que indica la integración de lo-bello (kalón o kalós) con lo-bueno (agathon o agathós), lo que puede ser traducido como: la bondad bella. Los antiguos romanos usaron la palabra pulchrum como equivalente de kalón (o kalós) griego.
Aristóteles en Poética (circa IV A.C.) rompe con la línea platónica en la relación entre lo-bello, lo-bueno (el bien) y lo-útil. Su pensamiento se centra en las artes, materiales y concretas, y no tanto en el concepto abstracto de belleza como había planteado Platón. Aunque su reflexión estética es a través de la caracterización y descripción de la tragedia; su fijación por el arte concreto, para quien lo-bello es lo que gusta por medio de la vista (dibujo, pintura, escultura ¿hoy diseño también?) y el oído (música, canto), rompió con la tradición platónica y nos aproxima a nuestro tema de interés: la medición empírico-material y concreta del contenido de belleza sobre un artefacto u objeto (como un mueble), un proyecto arquitectónico (como un edificio o vivienda), un cartel de diseño gráfico (como los carteles políticos-propagandísticos para reclutamiento de las Guerras Mundiales) o un producto de diseño industrial (como un automóvil)
La antigua modalidad greco-romana que unificaba lo-bello con lo-bueno y lo-útil, había llegado con ligeras variantes hasta la Edad Media, cuando todavía se tenían puesto los ojos en la unificación de la antigüedad clásica.
Umberto Eco en Arte y belleza en la estética medieval (1987), citando a Isidoro de Sevilla en Sententiarum libri tres (Codex Sang. 228; siglo IX), sostiene que es difícil entender la diferencia entre belleza (pulchrum) y utilidad (aptum) en la Edad Media. Si lo pulchrum es "lo que es bello de por si" y lo aptum es "lo que es bello en función de algo". Pareciera ser que el aptum se aproxima a la segunda definición de Sócrates de: lo-bello es lo-útil.
Eco sostiene que toda la época medieval tiende a la identificación entre pulchrum y utile, como un corolario de la ecuación pulchrum y bonum. Por lo que se somete lo-bello a lo-bueno o a lo-útil como lo-útil o lo-bueno se someten a lo-bello.
¿Los escolásticos, herederos de la filosofía grecolatina, estaban anticipando el pensamiento de Kant? En efecto, pero fue Platón quien había dejado establecido para los siglos posteriores la necesidad de un concepto general de la Belleza (ideal y abstracta), superadora de lo-bello particular (material y concreto). La Belleza en sí de origen platónico devendría en la belleza libre kantiana, y lo-bello particular de origen platónico se transformaría en la belleza adherente kantiana.
Si toda la época medieval tendía a la identificación, en los objetos de diseño, entre pulchrum y utile, como un corolario de la ecuación decorum y bonum; en que se sometía lo-bello a lo-bueno y/o a lo-útil. Esos considerados resabios de la unificación premoderna entre lo-bello y lo-útil, aún presentes en la Edad Media, se disgregan con el nuevo pensamiento moderno [cartesiano-kantiano] cohabitando fragmentados en los objetos de diseño, pero separados e inconcilibles ontológicamente.
La modernidad filosófica separó el pulchrum de sus correspondiente bonum y utile. Época en que localizamos claramente a Immanuel Kant con la Ilustración.
Kant en Crítica del juicio (1790) sostiene que hay dos especies de bellezas: la belleza libre (pulchritudo vaga), y la simple belleza adherente (pulchritudo adherens). Para Kant la belleza libre es "finalidad sin fin" y la belleza adherente se refiere a los objetos que se hallan sometidos a un fin particular; lo cual se correspondería con la segunda definición de belleza planteada por Sócrates a Hipias y el aptum de los escolásticos medievales.
Kant nos alerta que juicios del gusto puro sólo se hacen sobre la belleza libre (flores, paisajes, etc.); a la cual bien podríamos denominar como la Belleza (con mayúsculas). Por otro lado, juicios de gusto aplicado se hacen sobre los objetos de belleza adherente (pinturas de flores o paisajes, edificios arquitectónicos, muebles y otros artefactos) en los que podemos incluir los objetos y productos industriales; a la cual podríamos llamar lo-bello (con minúsculas).
El juicio de gusto no es un juicio de conocimiento (un juicio lógico), sino estético (o sea un juicio cuyo motivo determinante sólo puede ser subjetivo). Dicho de otro modo: los juicios de gusto son estéticos y no lógicos.
Si la belleza libre requiere un juicio puro del gusto; de un modo opuesto, la belleza adherente o lo-bello simplemente, requiere un juicio del gusto aplicado. Por lo cual la belleza de un edificio (como una iglesia, un palacio o una casa de campo), suponen un concepto de fin que determina lo que debe ser la cosa y esta es la belleza adherente. La que requerirá un juicio del gusto aplicado.
Evidentemente para Kant lo-bello-libre (tesis) y lo-bello-adherente (antítesis) son opuestos (en el fin estético), debido a que el primero requiere un juicio estético puro (juicio del gusto verdaderamente genuino); en tanto el segundo requiere un juicio del gusto empírico (juicio estético material o de los sentidos).
Si a la belleza libre (la denominada: finalidad sin fin) le corresponde el juicio del gusto puro o juicio no basado en el fin de las formas; a la belleza adherente (finalidad con fin) le corresponde el juicio del gusto empírico o juicio basado en el fin de las formas (o aplicado a lo estético material, morfológico, propio de: un dibujo, una pintura, cuadro o mural, escultura, arquitectura, cartel, objeto, mueble, electrodoméstico, automóvil, etc.).
Pero si lo-bello-adherente-kantiano [aptum] es una finalidad con fin estético (utilidad estética) que requiere de un juicio subjetivo empírico; lo-útil [utile] es una finalidad con fin práctico (utilidad práctica) que requiere de un juicio objetivo (lógico). Kant en Crítica de la razón pura (1781) estableció en un límite, una demarcación clara entre lo que puede ser conocido de un modo objetivo y lo que no puede serlo, es decir, una demarcación clara entre ciencia (lógica) y metafísica (estética).
La estética (subjetiva) queda planteada como una transgresión de los límites de la razón (objetiva). Lo-estético [lo-bello] inconfundible con lo-lógico [lo-útil].
Baumgarten en Aesthetica (1750) sugería que si las cosas [objetos artificiales realizados por el hombre, donde entran las obras arquitectónicas y de diseño industrial] son conocidas mediante una facultad superior o lógica [Gnoseología superior]; asimismo dichas cosas son percibidas a través de una facultad inferior o estética [Gnoseología inferior].
El fin de la estética o ciencia del conocimiento sensitivo es la belleza; por lo que se desprende que existe algo que, aun cuando no se desentienda del conocimiento, es irreductible a lo lógico.
El varón estético [homo aestheticus] de Simón Marchán Fiz en La estética en la cultura moderna (1987) fundamentado en un gnoseología sensible o del cuerpo, versus el varón lógico [homo logicus] fundamentado en una gnoseología inteligible o de la mente.
Entonces: ¿no hay ciencia sino crítica de lo bello? La crítica no es suficiente, por lo que estudiar el concepto de lo-bello desde una perspectiva puramente filosófica se agota en sí misma. Para lo cual es necesario avanzar en términos modernos, para poder construir indicadores científicos objetivamente cuantificables.
Jordi Llovet en Ideología y metodología del diseño (1979) retoma los conceptos de Jean Baudrillard en su Crítica de la economía política del signo (1974) y dice que Baudrillard estableció la diferencia y la dialéctica valor-de-uso/valor-de-signo, usando esos términos en este sentido: el valor-de-uso [lo-útil o utile] de un objeto equivaldría a su valor funcional (utilidad práctica), y el valor-de-signo o valor-de-uso-estético [lo-bello-adherente-kantiano o aptum] sería aquel valor incorporado a un objeto (utilidad estética), por el cual dicho objeto pasa a tener un valor de significación (connotador de status, definidor de gusto) de un orden distinto del valor de uso, aunque no menos "funcional" que éste.
Para Jordi Llovet fue Sócrates el primero en plantear como problema la distinción entre utilidad y esteticidad, a quien lo considera un hiperfuncionalista que propugnaba un extremismo [belleza = utilidad].
Pero si en la premodernidad veía de un modo unificado lo-bello con lo-útil, la Modernidad en un proceso filosófico que se inicia con Rene Descartes y culmina con Immanuel Kant segmenta, separa o produce una alienación de lo-útil [utile], respecto de lo-bello-adherente kantiano [aptum].
De aquí viene la necesidad histórica de estudiar las relaciones entre lo-útil [o valor-de-uso] y lo-bello-adherente-kantiano (valor-de-signo, valor-de-uso-estético o valor-de-uso-simbólico).
Sostiene Simón Marchán Fiz que a la belleza adherente se les ha confiado el cometido ingrato de justificar la actividad en las sociedades industriales. Por lo cual, la posterior aparición de la disciplina proyectual del Diseño Industrial como carrera académica en la Escuela de la Bauhaus, Alemania estaría fuertemente condicionada por la belleza adherente kantiana.
Jordi Llovet insiste que durante el Movimiento Moderno [Escuela de la Bauhaus-Ulm], la esteticidad [valor-de-signo] a la que hemos relacionado con lo-bello-adherente-kantiano [aptum] no ha estado reñido con el funcionalismo [valor-de-uso] a la que hemos relacionado con lo-útil [utile].
Y de aquí la caracterización del Diseño Industrial académico, tal como se lo enseña actualmente en las Universidades de Argentina (y probablemente del mundo entero), como un arte aplicado con una belleza adherente (lo-bello) alienada de su utilidad (lo-útil).
Todos los epistemólogos coinciden en sostener que la ciencia nace de problemas, y el problema que tiene la filosofía es que no ha podido responder científicamente a la pregunta: ¿Cuál es la cantidad de belleza adherente kantiana [aptum] contenida en un artefacto, objeto o producto de diseño?
En la República Argentina las leyes N° 16478/6673/63 de modelos de diseño [aptum] y N° 24481/24572 de modelos de utilidad [utile] que rigen en el INPI (Instituto Nacional de Propiedad Industrial) para protección legal de los diseños de objetos y artefactos que los diseñadores industriales necesitarán para brindarle protección legal al diseño de sus productos. Claramente especifican que lo único que puede ser objetivamente juzgado por la ley es la utilidad [utile] de un objeto y no lo-bello [aptum].
Desarrollo de la hipótesis
Entonces, la utilidad [utile]: ¿se basa en un juicio lógico (objetivo)? ¿Cuál es la cantidad de utilidad [utile] contenido en un artefacto, objeto o un producto de diseño artesanal o industrial?
Es fácil responder a esta pregunta, ejemplo: la ergonomía permite responde cuanto tiempo una persona/individuo puede estar sentado cómodamente en una silla o sillón, sin sentir calambres musculares; lo cual conforma claramente un indicador científico de la utilidad [utile] que presta un objeto/producto. Esto está científicamente estudiado y normalizado por la International Ergonomics Association (IEA).
Pero es mucho más difícil responder: ¿Cuál es la cantidad de belleza-adherente-kantiana [aptum] contenida en un artefacto, objeto o un producto de diseño artesanal o industrial? Ejemplo: ¿Qué tan bella puede ser una silla o sillón para una persona (caso), un grupo (muestra) o población (universo)?
La misma pregunta puede ser transferida al diseño de indumentaria (textiles y moda), diseño visual y audiovisual (publicidades en medios gráficos y televisión), incluso a las artes plásticas, pintura, escultura, muralismo y otras artes como la música.
Dada la complejidad de esta respuesta, la importancia que cobran los métodos estadísticos con el uso, por ejemplo, de la Distribución Normal (o distribución gaussiana) radica en que permite modelar numerosos fenómenos sociológicos y psicológicos (como los estudiados por la estética y el Arte); del mismo modo que se aplican a estudios en Ciencias Naturales. Mientras que los mecanismos que subyacen a gran parte de este tipo de fenómenos (como los relacionados con el gusto estético) son desconocidos, por la enorme cantidad de variables incontrolables que en ellos intervienen, el uso del modelo normal puede justificarse asumiendo que cada observación se obtiene como la suma de unas pocas causas independientes.
De hecho, la estadística descriptiva sólo permite describir un fenómeno, sin explicación alguna. Para la explicación causal es preciso el diseño experimental, de ahí que al uso de la estadística en psicología y sociología sea conocido como método correlacional.
Cabe señalar que no se conocen al momento estudios que apliquen el método correlacional, ni el diseño experimental al caso de los estudios sobre variables en estética y Arte.
Conclusión, el uso de la estadística descriptiva
La estadística descriptiva se dedica a recolectar, ordenar, analizar y representar un conjunto de datos, con el fin de describir apropiadamente las características de este. Aunque hay tendencia a generalizar a toda la población (universo), las primeras conclusiones obtenidas tras un análisis de la muestra, es un estudio calculando una serie de medidas de tendencia central, para ver en qué medida los datos se agrupan o dispersan en torno a un valor central.
Pero obviamente, para no caer en la apreciación del gusto personal de un individuo (caso), mejor es introducir el concepto de grupo (muestra representativa según las técnicas de muestreo estadísticas).
En estadística se llama distribución normal, distribución de Gauss o distribución gaussiana, a una de las distribuciones de probabilidad de variable continua que con más frecuencia aparece aproximada en fenómenos reales. La función gaussiana también aparece en numerosos contextos de las Ciencias Naturales, Sociales y obviamente posee numerosas aplicaciones en ingeniería y física (ruido en telecomunicaciones, errores cometidos al medir ciertas magnitudes). Algunos ejemplos de variables asociadas a fenómenos naturales que siguen el modelo de la normal son: caracteres morfológicos de individuos como la estatura y el peso (masa corporal), caracteres fisiológicos como el efecto de un fármaco, caracteres sociológicos como el consumo de cierto producto por un mismo grupo de individuos, caracteres psicológicos como el cociente intelectual.
Por lo cual existen sobradas pruebas para sospechar su aplicación al campo de la estética y los estudios sobre el comportamiento psicológico y sociológico de bastos grupos de individuos (población) a fenómenos estéticos, artísticos y de diseño (gráfico, audiovisual, industrial).
La representación gráfica de la función de densidad de la forma (2) tiene una forma acampanada y es simétrica respecto de un determinado parámetro estadístico. Esta curva se conoce como campana de Gauss y el gráfico de una función gaussiana es el siguiente gráfico (1):
En tanto el gráfico (1) de la curva que se conoce como campana de Gauss (modelo de distribución teórica), podemos localizar junto a la curva el histograma de la distribución normal (modelo de distribución empírica); el cual está representado en el siguiente gráfico (2):
Sirven para obtener una primera vista general, o panorama, de la distribución de la población, o la muestra, respecto a una característica, cuantitativa y continua, de la misma y que es de interés para el observador.
Los histogramas son más frecuentes en ciencias sociales (de aquí lo conveniente para medir el grado de aceptación estética o cálculo de lo-bello), humanas y económicas que en ciencias naturales y exactas. Y permite la comparación de los resultados de un proceso.
La desviación típica (o estándar) es la raíz cuadrada de la varianza según la fórmula (6):
Como eje de simetría consideramos una recta paralela al eje de ordenadas que pasa por la media de la distribución. Si una distribución es simétrica, existe el mismo número de valores a la derecha que a la izquierda de la media, por tanto, el mismo número de desviaciones con signo positivo que con signo negativo. Decimos que hay asimetría positiva (o a la derecha) si la "cola" a la derecha de la media es más larga que la de la izquierda, es decir, si hay valores más separados de la media a la derecha. Diremos que hay asimetría negativa (o a la izquierda) si la "cola" a la izquierda de la media es más larga que la de la derecha, es decir, si hay valores más separados de la media a la izquierda.
La asimetría resulta útil en muchos campos. La distribución normal tiene una asimetría cero. Pero en realidad, los valores no son nunca perfectamente simétricos y la asimetría de la distribución proporciona una idea sobre si las desviaciones de la media son positivas o negativas.
Bibliografía
Amon, J. (1978) Estadística para psicólogos. 1. Estadística descriptiva. Madrid: Ediciones Pirámide.
Eco, U. (1987) Arte y belleza en la estética medieval. Barcelona: Editorial Lumen. Disponible en < http://www.ucientifica.com/biblioteca/biblioteca/documentos/web_cientifica/humanidades/arte-belleza.pdf >
Kant, I. (1790) Crítica del juicio. Disponible en < http://www.biblioteca.org.ar/libros/89687.pdf >
Marchán Fiz, S. (1987) La estética en la cultura moderna. Madrid: Alianza Editorial, S.A.
Leithold, L. (1994) El cálculo. México: Oxford University Press – Harla México, SA. de CV. Disponible en < http://dme.ufro.cl/clinicamatematica/images/Libros/Calculo/Leithold%20-%20El%20Calculo%20-%20espa%C3%B1ol%20-%207a.Ed..pdf >
Llovet, J. (1979) Ideología y metodología del diseño. Barcelona: Editorial Gustavo Gili SA. Disponible en < https://es.scribd.com/doc/205019393/Ideologia-y-metodologia-del-diseno-Jordi-Llovet >
Platón (1871) Hipias Mayor ó de Lo Bello. Madrid: Ediciones de Patricio de Azcárate. Tomo II. Disponible en < http://www.filosofia.org/cla/pla/img/azf02095.pdf >
Autor:
Dr. Mg. D.I. Ibar Anderson