Método de formación en la acción profesional productiva mediante la cooperación educador–estudiante
Enviado por Juan Alberto Mena Lorenzo
- El aprendizaje a partir de las propias demandas y condiciones del trabajo
- El método de la formación en la acción profesional y su carácter cooperativo educador – estudiante
- Rasgos esenciales del método de la formación en la acción profesional productiva mediante la cooperación educador – estudiante
- Bibliografía
La manera en que aprende el ser humano se estudia cada día más desde distintas posiciones de las ciencias sociales; sin embargo no se debe olvidar que el aprendizaje sigue siendo una de las categorías principales de la Pedagogía. A tal efecto, el gran problema científico de las ciencias pedagógicas sigue estando alrededor de cómo las personas aprenden. Este cuestionamiento es tan importante que condiciona incluso la organización escolar de cualquier institución educativa.
De manera particular en la Educación Técnica y Profesional (ETP) cubana actual parece ser este un tema medular. Formar un profesional de nivel medio competente en Cuba, un trabajador productor tal y como lo exige la sociedad y su mercado laboral, pasa por el aprendizaje de los contenidos profesionales que estos puedan desarrollar y su formación política en el sentido de formar trabajadores con amor a la patria. Se ha convertido en un tema al tiempo que complejo, urgente.
Si bien, la escuela politécnica sigue siendo imprescindible para la formación profesional por su rol organizativo-educativo y los conocimientos pedagógicos a base de experiencias en ella contenidos, no es suficiente. Son muchas las razones objetivas y subjetivas existentes que justifican esta afirmación.
Primero, es preciso partir de las condiciones económicas presentes en el orden de los recursos materiales. Desconocerlo nos obligaría a abandonar esta reflexión sin haberla comenzado. Los recursos materiales: máquinas, herramientas, insumos, medios tecnológicos universales y de punta, etc., son necesarios e imprescindibles, pero no siempre existen de manera suficiente para disponer de ellos en la escuela politécnica; claro que esto no significa que no estén en otra parte.
Por otro lado, el desarrollo científico-técnico es tan acelerado que, poniendo el caso de que existieran los recursos económicos para satisfacer las demandas materiales, sería muy difícil mantenerla actualizada. En consecuencia sigue poniéndose de manifiesto una de las ya tradicionales contradicciones del proceso pedagógico profesional, donde se reconoce que la escuela politécnica marcha detrás de la empresa en materia de actualización tecnológica.
En segundo orden está el factor humano: los profesores de la escuela politécnica. Estos profesionales, mediadores esenciales – junto a los especialistas de la empresas– del proceso pedagógico profesional, generalmente están centrados en el estudiante y en el área de conocimientos que representan –vista a través de la asignatura o la disciplina-, tanto que, en el mejor de los casos, poniendo el máximo grado de interés por la actualización tecnológica también marchan rezagados con relación al desarrollo tecnológico de la empresa y a la preparación científico-técnica de los profesionales de esta última, lo que indica la existencia de otra contradicción.
En tercer lugar está el hecho de que incluso cuando la escuela politécnica tenga los recursos materiales y humanos necesarios, no está en contacto con el día a día de los procesos productivos y/o de servicios, con sus trabajadores, con la organización, ejecución y resultados de los referidos procesos de trabajo empresarial.
Un cuarto elemento, por solo analizar cuatro factores, lo constituye el hecho de que si bien es preciso formar un trabajador productor, es más perentorio que este trabajador sea un ciudadano conciente y convencido de su necesario aporte a la sociedad en que vive, desde su posición profesional; "lo que nos interesa no es solo formar técnicos, sino técnicos integrales, ciudadanos mejores y si tenemos urgencia de técnicos, siempre será más urgente formar hombres verdaderos, formar patriotas, formar revolucionarios"(Castro Ruz, F. 1966: s/p)
La empresa, sumida en la complejidad de sus procesos productivos a toda costa, no posee todas las condiciones, humanas y materiales necesarias para lograr cabalmente una educación integral del trabajador en sus dimensiones profesional y ciudadana.
Todos estos elementos son importantes cuando de aprendizaje técnico y profesional se trata, en tanto no solo se aprende "a hacer", también es preciso aprender a "ser".
En consecuencia, en las condiciones actuales del desarrollo socioeconómico a nivel mundial resulta muy complejo, hasta para los sistemas de educación para el trabajo más completos y mejor respaldados económicamente, formar profesionales sin el concurso compartido de la escuela politécnica y de la empresa. Si bien hasta ahora hemos sido defensores de los procesos pedagógicos profesionales que se desarrollan en la escuela politécnica, lo somos más de los que se desarrollan en ambos contextos de manera compartida.
Los contenidos de la profesión se construyen de manera individual y colectiva en el proceso de aprendizaje. Para Vigostki (1989), el aprendizaje representa el mecanismo a través del cual el sujeto se apropia de los contenidos y las formas de la cultura que son transmitidas en la interacción con otras personas. Desde estos presupuestos, es preciso reconocer que el proceso de interacción con "los otros" deberá estar relacionado esencialmente con el futuro desempeño del trabajador, por lo que en las otras personas es imprescindible incluir, desde la formación inicial como agentes activos de cambio, a los profesionales en ejercicio.
Asumir estos criterios, de plano significa que la formación de un profesional de nivel medio, apto para enfrentar y resolver problemas y situaciones profesionales, no debe ni puede ser analizada desde los mismos presupuestos de los procesos pedagógicos áulicos tradicionales. Para lograrlo no basta solo con reproducir acciones de la realidad.
Si bien la reproducción del objeto de la realidad es necesaria en el proceso, en tanto "aprender supone el tránsito de lo externo (objetivo) a lo interno (subjetivo) de lo interpsicológico a lo intrapsicológico" (Vigostki, op. cit: 133), el desarrollo y la formación del profesional de nivel medio está condicionada por la práctica real, en el proceso productivo y/o de servicios de la entidad laboral y en ella, el enfrentamiento y la solución de problemas profesionales.
Ofrecer una solución adecuada al problema profesional exige que el conocimiento viaje de niveles sensoperceptuales concretos a niveles abstractos o teóricos donde el estudiante construya su propia subjetividad sobre el problema profesional que enfrenta (objeto) y, a partir de esta, viaje de nuevo a niveles prácticos o concretos proponiendo soluciones con sello particular.
En este proceso de socialización, mediado por los docentes y los especialistas instructores, por las condiciones de los escenarios productivos y/o de servicios y por el proceso de comunicación, las generalizaciones de los contenidos construidas individualmente por cada estudiante, consolidan la calidad de los juicios personales. Los juicios construidos adquieren un mayor nivel de generalización cuando tanto las soluciones como el proceso en que tiene lugar, son evaluados por el docente y el especialista desde las perspectivas individuales de los estudiantes, llegándose a completar los juicios finales con la integración de las perspectivas colectivas. Este proceso, por lo general no es dado a los procesos áulicos, sino que solo es posible en los procesos de la producción y los servicios.
Si bien, en el proceso de la ETP es importante la cooperación entre sus componentes personales, la dirección de la enseñanza y del aprendizaje también entraña una alta complejidad. La justificación de esta afirmación viene dada en que la determinación de los componentes didácticos para cada situación de aprendizaje, queda condicionada por los escenarios en que se desarrolla el proceso y sus complejidades. Así, la formación integral de los alumnos, aunque tiene como punto de mira el modelo del profesional establecido, en la práctica depende de las condiciones socioeconómicas de sus contextos fundamentales: la escuela politécnica y la empresa.
No hay dudas de que los procesos de enseñanza y aprendizaje en la escuela politécnica, en sus talleres docentes productivos pueden y deben ser perfeccionados cada día, pero su esencia didáctico-metodológica es conocida; existe de manera fundamentada por la Pedagogía Profesional. Sin embargo, acerca de cómo se enseña y cómo se aprende en los talleres y áreas productivas de las empresas sigue siendo una materia pendiente. No obstante a ello, es posible que los futuros obreros aprendan el contenido profesional en los escenarios productivos y/o de servicios y en los puestos de trabajo con que cuentan las empresas.
El aprendizaje a partir de las propias demandas y condiciones del trabajo
Según los postulados de Scribner (1996), el cerebro del ser humano es una extensión de los medios y herramientas que este usa en su vida y, como consecuencia es una extensión de las actividades laborales, las acciones y las operaciones en que es imprescindible usar estos medios y herramientas.
El hombre aprende aquella experiencia sociohistórica que le interesa cuando le es útil, importante y significativa para su presente y su futuro (Bermúdez y Pérez, 2004). Si las actividades, acciones y operaciones relacionadas con el trabajo que realiza tiene estas cualidades, porque le garantiza los medios y las condiciones mínimas de subsistencia, entonces las tendrán también las herramientas y los medios que le facilitan el desarrollo eficiente de la actividad laboral; esto lo aprende con rapidez si las condiciones de trabajo: objetivas – aseguramientos físicos – y subjetivas- aseguramientos psicológicos como la motivación -, han sido preparadas adecuadamente y con intención.
Desde la propia antigüedad se reconoce la importancia de "explicar con hechos, no solo con palabras". Este elemento indica que el aprendizaje es mejor y más profundo cuando la explicación (la palabra) va acompañada de la acción física (el hecho, las cosas). Esto refuerza la idea de que los estudiantes aprenden más cuando están haciendo, practicando, ejercitando. Sin embargo, si la acción física fue reforzada, antecedida por la explicación del "qué", el "como" y el porqué" el aprendizaje es más rápido y fecundo.
No se puede asegurar que el estudiante aprende al escuchar al educador[1]Esta etapa puede iniciar y acabar el proceso de asimilación del contenido. Puede acabarlo cuando se mantiene en o termina con la teoría. Puede ser el inicio cuando comienza una ruta sucedida por acciones y hechos relacionados con la teoría estudiada; cuando ve hacer, cuando lo intenta hacer, cuando lo hace por primera vez y cuando hace las repeticiones (operaciones) mínimas para convertir el conocimiento teórico en habilidades.
Es decir el aprendizaje constituye una actividad de reciprocidad entre el conocimiento teórico aprendido del profesor, el especialista instructor o del libro y la ejercitación práctica del contenido, experimentada y/o repetida lo suficiente.
Otro elemento importante es poder discriminar, analizar la actividad en aquellas acciones con diferentes grados de complejidad. De modo que el estudiante, bajo la guía u orientación del docente, pueda graduar las repeticiones haciendo énfasis en las más complejas hasta que llegue a dominarlas. En el orden psicológico se reconoce que el estudiante llega a formar un hábito cuando realiza las acciones y operaciones de la actividad de manera automática, de manera inconciente. Sin embargo, en el orden pedagógico, para formar un hábito durante la clase de taller, las acciones y operaciones, en la fase de ejecución de cada actividad, han de realizarse y repetirse de manera premeditada y conciente, bajo la orientación del educador.
De este modo, a través de este mecanismo psicopedagógico el estudiante llega a formar y desarrollar una habilidad cuando, a partir del trabajo cooperado que realiza con el profesor y el especialista instructor, sistematiza las acciones de la actividad que realiza y las convierte en hábitos al enfrentar los problemas profesionales de su especialidad.
En este sentido vuelve a ser importante la explicación y demostración del docente con sus niveles de ayuda, con lo que el alumno va adquiriendo mayor habilidad y capacidad en lo que realiza hasta que ya no necesita más ayuda o apoyo del docente; es capaz de hacerlo bien por sí solo. Es decir, el aprendizaje en la actividad práctica, conducido y evaluado por el profesor y el especialista instructor, lleva al alumno a dominar las acciones y operaciones más difíciles y complejas.
Para autores como León García y Abreu Regueiro (2012), la ETP debe orientar el desarrollo de los estudiantes hacia el logro de los objetivos de esta educación, a partir de un proceso de cooperación entre educadores y estudiantes, en condiciones que faciliten la apropiación de la cultura técnico-profesional integral. Esta cultura deberá garantizar el desempeño exitoso del futuro trabajador una vez incorporado a la empresa.
Sin embargo, la modificación paulatina de las estructuras y funciones que conforman la personalidad del trabajador han de modelarse durante su formación profesional inicial, en un proceso dirigido a alcanzar su formación técnico-profesional integral, como propósito esencial. Hacia este fin deberán dirigirse las influencias educativas de los educadores. Por otro lado, la integración de los estudiantes al proceso directo en las fábricas o establecimientos de servicios, junto a los obreros de las mismas, ejerce un sistema de influencias formativas que no pueden ser recibidas por otras vías.
Teniendo en cuenta esta reflexión anterior es que proponemos nombrar a este método pedagógico de aprendizaje en el taller productivo docente de la empresa como método de formación en la acción profesional productiva mediante la cooperación educador – estudiante.
Este método tiene como base pedagógica la integración teoría-práctica, práctica teoría. Se basa en el aprendizaje en la actividad productiva mediado por los educadores. Su esencia radica en que el aprendizaje teórico o intelectual se desarrolla y consolida con el trabajo práctico o manual durante la solución de problemas profesionales.
El proceso de aprendizaje y su dinámica se produce en el tránsito recíproco del pensamiento a la acción y de la acción al pensamiento, incluyendo procesos de reflexión sobre las acciones contenidas en la actividad profesional, en este sentido es importante que el educador ponga a pensar, cree situaciones que obliguen a pensar al estudiante. En esencia, las manos y el pensamiento – la mente- se mantienen en una interrelación dialéctica.
Cuando este proceso está acompañado del conocimiento por el estudiante de su importancia económica y lo que está aportando a la sociedad, lo va convirtiendo en un productor conciente. Entonces el aprendizaje cobra un nuevo significado para el alumno.
El método de la formación en la acción profesional y su carácter cooperativo educador – estudiante
Otro de los elementos importantes para el método es el aprendizaje cooperativo (Bermúdez y Pérez, 2012), entre los mismos estudiantes y/o entre estos y los especialistas instructores. Las consultas mutuas, las reflexiones constantes entre estudiantes cuando el educador está en otras actividades, también apoyan e influyen en el aprendizaje en la actividad práctica, en la acción. De igual modo, la relación que se forma en el trabajo es duradera, constituye una relación entre trabajadores (Abreu, 2004), porque el tiempo que pasan los alumnos con el educador en el taller productivo docente resolviendo problemas profesionales, consolida con más rapidez las relaciones entre ellos, si se compara con otros escenarios.
La verdadera integración del estudiante a la entidad laboral, va a depender de la formación y desarrollo de una serie de actitudes que, si bien comienzan a formarse desde el primer año en la escuela politécnica, se desarrollan y consolidan a lo largo de las prácticas de familiarización, laborales y preprofesionales en la entidad laboral (Inserción Laboral). Actitudes positivas como: responsabilidad ante el trabajo y por su calidad; el espíritu de colaboración; los métodos de trabajo; la limpieza y organización; la asistencia y la puntualidad; la asunción y cumplimiento de las normas; la capacidad de comunicación y colaboración; la curiosidad e interés por aprender; la autonomía e iniciativa; la disposición y toma de decisiones; la ética de la profesión así como el compromiso social, entre otras, son patrimonio de cualquier profesional competente, sea cual sea su especialidad.
Especial atención merece el compromiso social como actitud a formar y desarrollar, en tanto además de su profundo carácter axiológico, constituye una actitud integradora del resto. El compromiso social en la actualidad constituye, más que un indicador, una variable más compleja a desarrollar en un profesional competente con conciencia de productor. En este sentido, el método de formación en la acción profesional productiva, en condiciones reales de producción, posee un marcado carácter social, en tanto la formación, requiere la asimilación en la actividad laboral de los conceptos sociales, que constituyen factores de competencia de manera significativa.
El aprendizaje de los contenidos profesionales en condiciones reales de trabajo y bajo la influencia directa y la cooperación de los especialistas instructores y del colectivo obrero, trae como resultado aportes productivos a la sociedad (Mena, 2008). El método de formación en la acción profesional productiva por tanto, constituye una vía necesaria desde el punto de vista socioeducativo, por la garantía de las condiciones que ofrece al logro de la relación objetivo-contenidos profesionales y al crecimiento espiritual del estudiante
Chávez (2005), atribuye una especial importancia a la influencia socioeducativa en la formación y desarrollo de la personalidad, basada tanto en la relaciones entre los individuos como entre estos y la propia sociedad. Durante las acciones y operaciones necesarias para el desarrollo de las habilidades profesionales, en la solución de problemas reales, es importante la asimilación de los contenidos desde la individualidad y en esto la relación con los trabajadores de la empresa es vital, pues el estudiante, a menudo se ve en la disyuntiva de tomar decisiones profesionales desde el punto de vista personal.
Esta relación sociolaboral, según Blanco (2001), hace que la formación de la personalidad del futuro obrero, asuma los criterios y puntos de vistas de su clase; o sea, que aprenda a representarse a nivel individual los contenidos sociales que le vienen determinados por su origen de clase.
Con el aumento de las acciones productivo-formativas en la solución de problemas profesionales, la actividad del estudiante también va en aumento, lo que hace que evolucione su posición ante su contribución social. En este proceso y fundamentalmente a través del método de la formación en la acción profesional productiva se va modelando el profesional, lográndose incluso, antes de su egreso de la especialidad, si las condiciones existentes son propicias. Por lo tanto, las actividades docentes en las prácticas empresariales (inserción laboral) constituyen componentes esenciales del método, por la diversidad de escenarios y contextos en que se desarrolla la apropiación de los contenidos de aprendizaje.
De manera general la formación y desarrollo de los contenidos profesionales en los trabajadores de nivel medio, mediante el método de la formación en la acción profesional productiva en gran medida depende del grado y profundidad con que se establezca la cooperación de los educadores con los estudiantes insertados en la entidad laboral. Durante el desarrollo de las actividades prácticas en las empresas, los educadores deben practicar también análisis permanentes donde no falte: el diálogo, la reflexión, así como la discusión colectiva; todo ello con carácter intencional y premeditado. Estas acciones comunicativas son imprescindibles y constituyen también procedimientos esenciales del método de la formación en la acción profesional productiva mediante la cooperación educador estudiante.
Siendo consecuente con los argumentos anteriormente expuestos, la esencia del método de la formación en la acción profesional está dada en dos elementos esenciales: el desarrollo del proceso pedagógico profesional a partir de la solución de problemas reales de la producción y/o los servicios y, el trabajo cooperativo entre el profesor, el especialista instructor, los estudiantes, el grupo y el colectivo obrero.
Bermúdez y Pérez (2012), defienden un grupo de condiciones esenciales que propician la apropiación de los contenidos de la profesión y el crecimiento personal de los estudiantes de la ETP. Una de ellas queda establecida al garantizar la correspondencia de la actividad a desarrollar con las exigencias del modelo del profesional. Esta condición se certifica si se realiza una adecuada selección y análisis de los tipos de problemas profesionales en función de los fines y etapas de la formación del profesional en la entidad laboral (Acosta, 2012)
El resto de ellas refleja la necesidad de una disposición positiva hacia el aprendizaje y el crecimiento personal por el estudiante, a lo que agregamos igual disposición hacia la enseñanza por parte de los educadores. Fundamentan también estos especialistas, la necesidad de un clima psicológico y emocional positivo; así como, la transformación de la realidad entendida en las soluciones correctas del problema profesional y de los cambios positivos tanto en el alumno como en los docentes. Por último agregan, como elemento esencial la autovaloración sistemática del proceso formativo, a partir de la autorreflexión y evaluación, continua del proceso y del aprendizaje del estudiante.
En el proceso de aprendizaje del estudiante durante la inserción laboral, juega un papel clave la posibilidad de reflexionar, experimentar, de buscar soluciones, de corregir errores. Sin embargo, si bien es cierto que el estudiante enfrenta un problema profesional con determinado nivel de complejidad, al que tiene que darle una solución, también es cierto que el desarrollo de los diferentes niveles de de asimilación/desempeño dependerá de los distintos niveles de ayuda que sea capaz de tener por parte de los educadores, los especialistas instructores o de la reflexión colectiva entre compañeros del grupo estudiantil y del colectivo obrero.
Tanto el profesor como el especialista instructor no deben olvidar que si bien ellos conocen las posibles soluciones del problema, el estudiante las enfrenta por vez primera.
Labarrere y Valdivia (1988) consideran que el método de enseñanza, como categoría del proceso pedagógico, deberá poseer una serie de rasgos entre los que se encuentran: el objetivo, las acciones, los medios, el objeto de estudio y los resultados.
En este sentido el objetivo esencial del método de la formación en la acción profesional productiva está relacionado con que el estudiante se apropie de aquellos contenidos de la profesión que les son imprescindibles para su futuro desempeño sociolaboral una vez egresados del proceso de ETP inicial.
De igual manera, deben ser conscientes de que los procesos de formación en la actividad profesional deben organizarse a partir de un sistema de acciones comunes a cualquier proceso de conocimiento, pero con un carácter extremadamente complejo por las condiciones sociolaborales en que tienen lugar.
1.- Determinación de los conocimientos previos que poseen los alumnos para enfrentar un determinado problema profesional.
Esta información posibilita organizar la posible intervención de los educadores, la distribución de acciones entre los estudiante siguiendo los niveles de preparación de cada cual, la organización de los niveles de ayuda que se deben brindar a cada estudiante en específico y la posible colaboración de los alumnos más aventajados o el resto de los obreros del colectivo.
De igual manera, la información que brinda este diagnóstico permite organizar la posible rotación por puestos de trabajo, en función de las tareas productiva- docentes y de la cantidad de estudiantes.
2.- Determinación de la condiciones para el desarrollo de las tareas docentes.
En esta fase es importante tener claridad de las exigencias del modelo del profesional, de modo que los problemas profesionales así como las acciones y operaciones que conforman las actividades productivo – docentes se correspondan en función de lograr los objetivos propuestos.
Es determinante la selección y presentación de la información requerida para desarrollar una determinada actividad. En esta dirección, se necesita conocer:
Los requisitos tecnológicos del problema a resolver.
La información que brinda la documentación técnica existente.
Los indicadores técnico económicos.
Las normas de seguridad e higiene.
Las herramientas y dispositivos necesarios y disponibles para el trabajo. Cuando no se poseen se deben tener en cuenta otras soluciones complementarias, entre otros factores.
Se debe tener en cuenta también las potencialidades contenidas en el problema profesional para el desarrollo de actitudes en correspondencia con el modelo establecido. Por último como elemento esencial y determinante es importante la demostración de las actividades a realizar por el profesor y/o el especialista instructor.
3.- Análisis y reflexión previa de la información obtenida.
La información obtenida debe permitir a los educadores que, como paso previo al inicio de la actividad, se realice de forma colectiva con los estudiantes un análisis y una reflexión de los posibles pasos a seguir y de las posibles soluciones a ofrecer en cada problema profesional. En la medida que el período lectivo avanza y los estudiantes tienen más dominio del contenido, estas discusiones se convierten en verdaderos análisis científico-técnico-pedagógicos que tributan al crecimiento y reafirmación profesional del futuro trabajador de nivel medio.
La posibilidad de autorreflexión aumenta positivamente las actitudes hacia las actividades formativas con una alta significación personal para el estudiante; al ser tenido en cuenta, se siente útil e importante.
De igual manera, este análisis permite la distribución y establecimiento de la rotación por los puestos de trabajo existentes en el taller docente de la empresa.
4.- Ejecución de las actividades productivo – docentes a partir del enfrentamiento y solución del problema profesional.
En esta fase se ejecutan las tareas preconcebidas colectivamente dentro de una comprensión global del proceso en que están inmersas. Corresponde a la ejecución del problema profesional donde se pone en práctica la organización establecida con anterioridad. Es importante el seguimiento que se le de a los estudiantes, las reflexiones que se pueden producir durante el trabajo, la colaboración entre ellos, la evacuación de las dificultades que en el orden cognitivo se presenten en cada momento.
Constituye una fase ideal para que el estudiante reflexione y se autoevalúe la calidad de su propio desempeño sobre la base de los resultados que va obteniendo en la actividad.
5.- Análisis y valoración final de la actividad realizada.
El análisis se mantiene como un proceso esencial del método. En esta fase del método los educadores evalúan a los estudiantes atendiendo a diferentes visiones. La primera de ella corresponde a la calidad del trabajo terminado o en función del problema profesional resuelto. La evaluación es el resultado del desarrollo ascendente del estudiante durante la actividad, en tanto posee un carácter sistemático.
Es importante realizar de conjunto, como en la acción dos, un balance de los resultados alcanzados en la solución del problema profesional. Si bien es importante el criterio integral que tenga el educador sobre el desempeño del estudiante, el resultado final debe estar conformado también por dos elementos esenciales que son: los criterios del estudiante sobre su propia labor, sus limitaciones, sus logros, etc. (autoevaluación), así como el criterio del resto de los alumnos sobre los avances y limitaciones de sus compañeros. Es decir, es importante solicitar las opiniones de los propios estudiantes.
En el método de la formación en la acción profesional productiva son necesarias las valoraciones generales integrales que realicen los educadores, enunciando los logros y deficiencias más significativas del grupo de estudiante y destacar aquellos con mejores resultados, de acuerdo a los parámetros establecidos según al aporte socioeconómico dado con la solución del problema profesional.
El tercer rasgo del método propuesto lo constituyen los medios. Esencialmente este componente en la actividad profesional adquiere un carácter real (Aragón 1988); en este sentido los medios que garantizan el método de la formación en la acción profesional, están conformados por los propios elementos del puesto de trabajo, del taller docente de la entidad laboral y del escenario productivo-pedagógico en general. Esta característica le imprime al medio, al método y al proceso en general un carácter complejo, en tanto los medios cambian con el cambio de problema profesional a resolver. Este elemento, lejos de resultar un problema para la formación, constituye una ventaja dada en la posibilidad de que el estudiante se forme en la diversidad de actividades y aprenda con más rapidez posibles soluciones que podrá aplicar en otras situaciones profesionales.
El cuarto rasgo del método de la formación en la acción profesional, está dado en el objeto sobre el que recae la acción, por lo que resulta imprescindible conocer sus características. En este sentido el objeto a que va dirigido el método es el proceso de enseñanza aprendizaje que tiene lugar en la empresa, bajo las condiciones reales de la producción y los servicios. Este proceso sumamente complejo incluye todas las características propias del proceso productivo, a las que deberá subordinarse el proceso pedagógico y a las que el estudiante deberá adaptarse en el transcurso de su propia formación.
Por último el quinto rasgo del método de la formación en la acción profesional productiva lo constituye el resultado final, que está asociado al carácter productivo-formativo en cada actividad docente individual como en el sistema de actividades que integran el proceso, que se lo que se pone de manifiesto en:
la solución dada por el alumno al problema profesional abordado.
la contribución particular de esa solución al proceso formativo del estudiante.
el aporte del estudiante como trabajador al encargo social de la entidad
la formación técnica y profesional que debe alcanzar como resultado del proceso, que lo va modelando en trabajador de nivel medio graduado, y que le permitirá insertarse en el mundo laboral, haciendo efectivo su derecho al trabajo.
Sin el ánimo de agotar el tema, en tanto estamos seguros de su carácter polémico, a modote conclusión se puede considerar que una de las limitaciones que han tenido los métodos de enseñanza de manera general, consiste por un lado, en sobrevalorar la participación del educador imprimiendo un carácter mecanicista y dogmático a la enseñanza, en tanto esta prevalece. Por otro lado sucede todo o contrario, se le da un excesivo protagonismo al estudiante sin tener en cuenta las debidas orientaciones de los educadores para crear en los estudiantes sus propias estrategias de estudio y aprendizaje.
El método de la formación en la acción profesional productiva mediante la cooperación educador estudiante, privilegia el trabajo colaborativo y la reflexión permanente. No huye de los métodos conocidos y básicos del proceso de enseñanza aprendizaje, sino que los integra asumiéndolos incluso como complemento de sus acciones. Se parte del presupuesto que en condiciones productivas, es muy difícil lograr el aprendizaje sin el intercambio educador – estudiante. El método exige desarrollar en el estudiante el pensamiento creador e independiente inherente al profesional competente. La propia diversidad que caracteriza el objeto de estudio del método hace al estudiante al mismo tiempo objeto y sujeto del proceso formativo, el estudiante como resultado crece personalmente, se transforma y, al desarrollar criterios y puntos de vista sobre las posibles soluciones profesionales influye sobre el educador, provocando que este también se transforme y crezca.
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Autor:
Dr. C. Juan Alberto Mena Lorenzo.
Prof Titular.
Centro de Estudios de la ETP
UCP Rafael Maria de Mendive
[1] Por educador, en este trabajo entenderemos tanto al profesor de la escuela polit?cnica como al especialista instructor de la entidad laboral, en tanto ambos son mediadores esenciales en la formaci?n de profesional de nivel medio.