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Recesión en América Latina y Perú

Enviado por jannetthf


    Indice1. Introducción 2. Recesión en Latinoamérica y el perú 3. Perú durante los últimos años 4. La dinámica recesiva y la reinserción.

    1. Introducción

    El presente trabajo Monográfico trata sobre la RECESION en Latinoamérica y el Perú, Cabe señalar que los efectos de la recesión no se distribuyen uniformemente, los sectores económicos más afectados por una recesión son históricamente, los que han estado liderando el crecimiento y los grupos sociales los más afectados son aquellos con empleo dependiente. Una recesión no solo implica reducción de producto y empleo, puede generar quiebras masivas de empresas y sobre todo de las endeudadas que al no vender no generan ingreso suficiente para pagar sus deudas, y de paso el despido de empleados y obreros. Si la situación es general se producirán problemas en el sistema financiero, que podría llegar a situaciones desastrosas. Ello ocurrirá más rápidamente en instituciones financieras con el alto grado de dependencia a los sectores más afectados por la onda recesiva.

    2. Recesión en Latinoamérica y el perú

    América Latina entrará este año en recesión. Este es el diagnóstico del servicio de Estudios de Argentina, que estima que el Producto Interior Bruto (PIB) de la región decrecerá un 1,5%, frente al 2% que aumentó en 1998.

    El director de este servicio, Fernando Gutiérrez, presentó ayer el séptimo informe sobre Latinoamérica y afirmó que la clave de este decrecimiento está en Brasil, ya que representa casi la mitad del PIB de la zona. El país suramericano sufrirá este año «el altísimo nivel de los tipos de interés, que supone un freno a la actividad; el aumento de los impuestos y la contracción del gasto público, y la dificultad para obtener financiación barata», dijo Gutiérrez. Por todo, la estimación del servicio de Estudios de Argentaria es que la economía brasileña decrezca un 4,5% en 1999. Argentina, el país americano con mayores relaciones comerciales con Brasil, se verá arrastrado por los problemas de su vecino y su Producto Interior Bruto se recortará un 1%. Ayer, precisamente, el titular de la Unión Industrial Argentina, Alberto Alvarez, señaló que la recesión económica del país es «la peor de los últimos 50 años», mientras que varios portavoces gubernamentales consultados por Efe aseguraron que el Ejecutivo prepara una reducción del gasto público de, por lo menos, 1.000 millones de dólares (152.000 millones de pesetas), en vista de las dificultades para cumplir las metas fiscales pactadas para este año con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Volviendo al informe de Argentaria, la economía venezolana caerá un 2%. Colombia y Chile registrarán crecimientos modestos, pero positivos (0,5% y 1,5%, respectivamente), mientras que Perú, duramente golpeado en 1998 por las catástrofes climatológicas, tendrá un respiro en 1999 al crecer un 3,5%. El informe destaca que el año pasado se demostró que América Latina sigue siendo demasiado vulnerable a los factores externos, y ello a pesar de que, a principios de la década de los 90, la política económica de los gobiernos de la región viró hacia una mayor ortodoxia. Gutiérrez señaló como principales causas de esta vulnerabilidad «la poca diversificación de la base exportadora», muy concentrada en las materias primas, y la «baja tasa de ahorro, lo que les hace muy dependientes de los capitales extranjeros y reduce las tasas de inversión. No existe una clase media consolidada». Los programas de estabilización han dado lugar a los debates más interesante sobre teoría económica en los últimos 15 años. Pero aún antes, frente a los recurrentes desajustes de balanza de pagos en los países en desarrollo, las recomendaciones de ajustes del FMI siempre suscitó replicas a sus postulados teóricos y a sus efectos. A partir del proceso inflacionario y recesivo de los 70 e inicios del 80 en los países desarrollados, se reanima un alarga polémica entre monetarismo y keynesianismo que revela muchos aspectos aún no resueltos adecuadamente por la teoría económica.

    De allí que los programas de estabilización en la práctica no sean tan simples como muchos creen ni tan sólidos teóricamente como muchos predican. Así por ejemplo, si bien los programas de estabilización en general se entienden como un conjunto de políticas macroeconómicas de corto plazo, no todos aceptaran esta definición. Los keynesiasnos dirán que está distinción es totalmente válida, recordando que keynes, al recibir criticas a la carencia de una carencia de una discusión en el largo plazo en su Teoría General, expresó a modo de respuesta que en el largo plazo "todos estamos muertos". En esta misma dirección cabe preguntarse cuán largo es el corto plazo y en este sentido es bueno recordar que en macroeconomía el corto plazo no es mayor a un año, dado que los efectos de los instrumentos que maneja generan efectos visibles en períodos no mayores a tres meses. Así entonces, tenemos una respuesta precisa al marco temporal del análisis que desarrollaremos y cojo se verá estas discusiones no son bizantinas y adquieren importancia dado que trasmiten señales a los agentes económicos respecto de lo que pueden esperar en el futuro.

    En el caso concreto de la economía peruana, probablemente nunca antes enel país esta distancia entre el corto y largo plazo esté tan claramente percibida en los agentes económicos. E común escuchar que las reformas estructurales del Gobierno están en la dirección correcta y al mismo tiempo expresiones de desesperanza respecto de lo que sucede a corto plazo, a veces con un sensación del callejón sin salida, mientras que los optimistas piensan que de algún modo la liberalización económica nos sacará del estancamiento. Sin embargo, cualquier que sea la apuesta del agente económico, todos estarán de acuerdo que sin la presencia de expectativas que el mercado está mejorando y un clima que ofrezca rentabilidad al riesgo de la inversión, no existe despegue posible. En una economía con fuertes desbalances macroeconómicos, esta situación solo se logra si el programa de estabilización es eficiente, en el sentido de generar un ambiente macroeconomico que conduce al crecimiento económico sólidamente financiado.

    La Recesión Económica en el Perú La Recesión Económica es la última fase del ciclo económico, es producto de la inestabilidad del auge. Es una etapa en la cual se frena la inversión y muchas empresas dejan de ser rentables. Comienza a darse el paso que lógicamente afecta el consumo y la producción de bienes. Es decir, la recesión es entendida como un estancamiento en el crecimiento global de la economía. La depresión es una situación extrema de recesión en la cual el producto llega a decrecer, en ocasiones, en términos significativos.

    Efectos de la Recesión Los principales efectos de la recesión son: La caída del ingreso real global y per cápita y El crecimiento del desempleo, los que alcanzan proporciones impactantes durante los períodos de depresión. Cabe señalar que los efectos de la recesión no se distribuyen uniformemente, los sectores económicos más afectados por una recesión son históricamente, los que han estado liderando el crecimiento y los grupos sociales los más afectados son aquellos con empleo dependiente. Una recesión no solo implica reducción de producto y empleo, puede generar quiebras masivas de empresas y sobre todo de las endeudadas que al no vender no generan ingreso suficiente para pagar sus deudas, y de paso el despido de empleados y obreros. Si la situación es general se producirán problemas en el sistema financiero, que podría llegar a situaciones desastrosas. Ello ocurrirá más rápidamente en instituciones financieras con el alto grado de dependencia a los sectores más afectados por la onda recesiva. La quiebra de instituciones financieras dará lugar más desempleo y menos ingresos, menos compras, menos ventas y menos de producción.

    Como no hay empleo formal, se producirán empleos informales como mecanismo de sobrevivencia y se manifestará, principalmente, en el incremento del comercio y los servicios ambulatorios, pero como los ingresos son reducidos, los hijos menores también deberán colaborar para complementarlo. Esto podemos decir con fundamento, porque el ingreso por habitantes en el Perú o el ingreso per cápita es de 1300 deberes anuales, es decir poco más de 1098 dólares mensuales, suma por la cual es decir poco más de 108 dólares mensuales, suma por la cual es propia de países pobres. En América del Sur los ingresos por habitantes que superan a los peruanos, son: en Venezuela, 3250 dólares; en Argentina, 2520; en Uruguay, 2470; en Brasil, 2160; y en Chile, 510. (Datos del 94)

    También podemos decir, que la población económicamente activa rodea el 50% de habitantes, pero si tomamos en cuenta que la población apta para trabajar es de 47,69%, entonces casi un 7% de la población peruana aptas para trabajar, es decir que 1'540,000 personas están sin empleo. Tarde o temprano, la recesión producirá la depresión que significará deserción escolar, trabajos dobles y los nocturnos en condiciones poco deseables, más hambre, incremento de la mortalidad infantil, mayor indigencia, más delincuencia y, en suma, más conflicto social. Si la recesión es nociva porque acaba reduciendo el empleo empeorando la calidad de vida de la gente, es aún más peligrosa porque acentúa la concentración del ingreso nacional en favor de pocos, por lo cual se refuerzan los conflictos sociales en forma exarcebada poniendo en peligro la convivencia pacífica de la sociedad.

    3. Perú durante los últimos años

    Entre 1990 y 1998 el consumo de alimentos en los hogares descendió a la mitad como resultado de la crisis y las políticas de ajuste. Y la ingesta diaria de calorías estaba en un magro 87% en vísperas del Fuji Shock. Entre 1990 y 1998 se ha registrado una leve mejoría en los niveles de producción per cápita: de US$940 a US$1,060. Pero para recuperar los niveles de 1980 (US$1,324) falta crecer en 25%. En 1993 el Perú ocupó el puesto 95º en el ranking de desarrollo humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) (indicador que se desprende de los índices de escolarización, alfabetización y el PBI real per cápita), junto a Omán, Irak, Túnez y República Dominicana. Vecinos como el Uruguay, por el contrario, ocupan el puesto 30º, Chile el 36º, Costa Rica el 42º, Argentina el 46º, Venezuela el 50º y Colombia el 61º. Los índices de mortalidad infantil han evolucionado favorablemente de 1995 a 1998. Si anteriormente 109 de cada mil niños morían antes de cumplir un año, ahora son 59. Sin embargo, salvo Lima (26) y el Callao (22), la mortalidad infantil en el interior del país, particularmente en Ayacucho (89), Huancavelica (106), Apurimac (85), Cusco (92), Puno (89), Loreto (72), sigue siendo alta. Las estadísticas también desmitifican anhelos, desbaratan cuentos chinos y revelan tendencias, algunas muy preocupantes.

    4. La dinámica recesiva y la reinserción.

    Comparación Con Otros Países Un aspecto importante de un programa de estabilización es su dinámica de ajuste, que en el caso nuestro muestra efectos perversos respecto de la inflación debido a la situación en la que se encontraba nuestra economía antes del shock. Debemos advertir que cuando se tiene hiperinflación en una economía de mercado no existe alternativa a un shock. Este puede tener muchas variantes, pero no hay antecedentes histórico ni teoría que avale algo diferente. Lo que interesa saber es cuál será el conjunto de políticas que se adopten ya que ellas delinearán la dinámica de ajuste. Cuando estas políticas revelan un programa fuertemente signado por un manejo monetarista, la dinámica de ajuste puede actuar a contracorriente del movimiento de las curvas agregadas de oferta y demanda. Para comprender este fenómeno nos referiremos a dos momentos importantes del programa de ajuste aplicado a partir de Agosto del año pasado. Primero al que se tuvo inmediatamente después del Shock, donde la severa contracción de la demanda frenada por una variación radical de los precios relativos, elevación de tasa impositivas, flotamiento del dolar y restricciones crediticia rompe radicalmente con las expectativas post shock que tenían los agente. A partir de este momento la curva de oferta se desplaza con un movimiento deflacionario, lo cual ayuda a reprimir la emisión monetaria. Más aún, el efecto fiscal es positivo, dado que la severa reducción del gasto público es mayor que el efecto sobre los ingresos tributario, lo que en términos relativos redujo la brecha fiscal en un 50% ayudando a la contracción monetaria. La contradicción de los ingresos reduce el ahorro financiero privado en moneda extranjera y la deflamación del dólar sigue su ruta prevista, frente a lo cual la autoridad monetaria se ve precisada a intervenir para captar este exceso de oferta y reducir el impacto recesivo. Hasta aquí el programa muestra el movimiento esperado, donde las curvas de agregadas de oferta y demanda se van alineando en un conjunto de presiones deflacionaria que es lo que se busca. Sin embargo, en el ldo monetario sucede un movimiento sobre el cual la política económica se equivoca. Nos referimos a que la curva de oferta no sólo se ajusta con retraso a la demanda sino que se desplaza más allá del equilibrio, generando éste exceso de ahorro. La presión deflacionaria a su vez genera una recomposición del portafolio de activos financieros que se denomina desdolarización, este fenómeno unido a la intervención monetaria en el mercado de divisas, produce normalmente un crecimiento de la liquidez lo que eventualmente se traduce en demanda por divisas (dólar barato) y su devaluación producto de la dinámica de ajuste de las curvas. En esta dinámica, las expectativas van acomodando o realineando los precios relativos al mismo tiempo que convalidando las expectativas de incremento de la demanda interna vía la mejora de la rentabilidad de las exportaciones, es decir iniciar un movimiento de contención recesiva y una eventual expansión interna no inflacionaria. A estas alturas del programa nos encontramos a fines de Noviembre de 1990 con una inflación del 5.6%.

    Sin embargo, en vez de dejar que ésta expansión no inflacionaria que ésta expansión no inflacionaria se convalide lentamente, es decir que paulatinamente el exceso de oferta vaya desapareciendo, conmovidos por una proyección de la brecha fiscal del 4% (una presión tributaria esperada de 8% en vez del presupuesto del 12%) y al hecho de ver incrementada la liquidez, en Diciembre se provoca un severo shock tributario que rompe con este alineamiento de los precios relativos impulsa la inflación por costos, corta la esperada expansión de las exportaciones y tres meses más tarde revela que el shock tributario ha fracaso, el déficit proyectando no se ha corregido, la recesión se ha agravado, el exceso de oferta ha regresado y el dólar está sobrevaluado. Estamos en Mayo de 1991 con una inflación del 7.6%.

    La situación entonces era que en términos de desequilibrio nos encontramos en condiciones similares a las habidas inmediatamente después del shock. En este caso es necesario nuevamente la intervención de la autoridad monetaria para reducir el impacto recesivo y desalineación de los precios relativos, vía operaciones de mercado abierto comprando divisas. En vez de ello y aprovecha la relativa poca capacidad de propagación de la inflación inducida después del shock tributario, para acelerar la compra de divisas y efectuar una devaluación pronta que convalide las expectativas, la autoridad monetaria restringe su intervención y adopta una actitud pasiva. Los agentes económicos recordarán que en los meses de Febrero y Marzo no existía sectores económicos con expectativas de reactivación, particularmente en los exportadores. En parte esto se debe a que el shock tributario no está dirigido a los ingresos sino a los costos de producción. Finalmente la intervención monetaria en Mayo provoca la devaluación en Junio, pero luego, los incrementos de tarifas en Julio hacen que el mismo escenario se repita en Agosto, donde nuevamente hay intentos de recuperar el precio del dólar. El comportamiento sigzageante que observamos ente la política fiscal y monetaria solamente refleja la contradicción de la óptica monetarista.

    Tanto para teóricos como para prácticos, la política de ajuste tiene una dinámica recesiva muy clara. Sin embargo, se argumenta que todo esto es necesario para poder reinsertarnos en el mercado financiero internacional, de lo que se deduce la pregunta sobre si esto bien vale el severo costo social sufrido durante este último año.

    La respuesta parece simple y depende de las condiciones de refinanciación de nuestra deuda con la banca multilateral. En resumen, si la refinanciación se concreta en un flujo positivo de divisas, al ruta de la recuperación es posible pero no segura. La razón principal es que un arreglo con el FMI y la banca multilateral puede dar lugar a la avenida de flujos de capital importantes sobre todo en los sectores que son la clave para elevar la rentabilidad global de la economía. Es verdad que esto no asegura que los capitales privados tengan el mismo comportamiento, pero debe comprenderse que esto no asegura que los capitales privados tengan el mismo comportamiento, pero debe comprenderse que ésta, que es la etapa más determinante para asegurar un flujo neto positivo de divisas, sólo puede concretarse después que la primera etapa muestre ser exitosa. Lo que esto significa que nuestro marco de negociación es sumamente importante. Significa que cuando se hacen las proyecciones sobre el flujo neto de capitales dentro del marco de la refinanciación de la deuda, el flujo esperando de capitales privados debe ser minimizado, de forma que se toma una actitud realista y no se asuma que obtendremos un flujo positivo de divisas sobre un supuesto altamente impredecible.

    ¿Cómo ayuda una buena refinanciación al programa macroeconómico que hemos descrito? La respuesta es que los préstamos al Gobierno para reconstruir nuestra destrozada infraestructura económica y social significa simple y llanamente un incremento en la demanda global, algo que no es posible lograr con la actual político de corto plazo. El crecimiento entonces de nuestra economía comenzaría por el lado deseable, por una expansión de nuestra inversión, algo que el sector privado en general no puede realizar si no tiene antes por delante un incremento del consumo, lo que podría obtenerse con una política de ingresos que aplica incremento de remuneraciones y la mayor parte de las veces expande subsidios tal como se observo en los inicios del anterior gobierno y que si no tiene control genera un desbalance financiero total del Estado y la hiperinflación.

    El modelo de expansión que podría darse detrás de nuestra reinsersión se asemejaría a los modelos de crecimiento de los países social demócratas, en el sentido que el Estado puede ser el gran inductor inicial del crecimiento para proveer de servicios esenciales a los sectores sociales más deprimidos, dejando que esta expansión de la demanda induzca la expansión de la actividad privada ahora liberada de excesivos controles.

    ¿Puede la actual política económica hacer fracasar éste proceso de recuperación? Es difícil, pero no imposible. La razón de nuestra respuesta es sencilla. Si se produce un flujo de divisas positivo que se canaliza hacia la inversión, se tendrá una expansión de la demanda monetaria inducida por el efecto expansivo del gasto gubernamental. Si las autoridades monetarias calculan mal sus metas de emisión monetaria, lo que harán será presionar las tasas de interés hacia arriba restringiendo la demanda global. Un mal cálculo significa desfinanciamiento del gasto público debido a un descenso en la recaudación más que proporcional al descenso del producto, desfinanciamiento al Estado al reducir la contrapartida del financiamiento interno y dificultando la utilización de los préstamos externos. Se intentará entonces mayores impuestos que junto con la elevación de las tasas de interés, empujarían la inflación y aumentarán el efecto recesivo. En conclusión, el efecto expansivo que promete una buena refinanciación de nuestra deuda y la venida de los préstamos de la banca multilateral para reconstruir nuestra economía puede ser anulada por una política dominada por el síndrome monetarista.

    El escenario que acabamos de describir no es una mera especulación, recordaremos que países vecinos como Brasil y Argentina siempre han estado reinsertado en el sistema financiero internacional recibiendo fondos de la banca multilateral recibiendo fondos de la banca multilateral hasta que ya no pueden cumplir las metas acordadas y se suspenden los pagos a la banca y luego los desembolsos de la banca y luego los desembolsos de la banca al país, para después renegociar los términos y volver a éste circulo vicioso. Durante todo este proceso estos países no demuestran mayor crecimiento visible y signo de haber derrotado el clima inflacionario. Sin embargo, es interesante mencionar que en Argentina el programa de Domingo Cavallo aplicado el último Abril y que no es de corte monetarista, lleva ya 7 meses con niveles de inflación inferiores al 2%, utilizando el concepto de anclaje al dólar, previa fijación de la tasa cambiaria (no flotándola, para evitar precisamente su caída por el efecto recesivo) lo suficientemente alta que asegura enel tiempo un alineamiento de precios relativos internos. Este proceso que lógicamente conlleva también su dosis de austeridad fiscal, restricción monetaria y apertura económica, deberá en su momento enfrentar la tarea de crecimiento vía la expansion externa, pero si el tiempo no es muy largo, tendrá la posibilidad de ir generando confianza a los agentes ubicados en este sector clave, situación que actualmente ya se presenta con claridad.

    El caso Boliviano no es alentador desde una perspectiva de largo plazo, después de 4 años el país sigue postrado y alimentado de coca dólares, no hay inflación pero tampoco crecimiento, el desempleo sigue siendo alto, aquí se nota la trampa recesiva. México ha escapado este fantasma después de ocho años de refinanciaciones, donde la clave ha sido un esquema de refinanciación de su deuda blando, pero sin un escenario tan recesivo como el nuestro lo que al parecer ha evitado generar una sobrevaluación del dólar. Demás está decir que Bolivia, México y Argentina a la fecha, muestran similitudes pero también maneras distintas de estabilizarse, unos con más fortuna que otros.

    La advertencia para evitar innecesariamente un largo período de postración es clara. Hay que desprenderse de utilizar como árbitros final de la política monetaria y fiscal, las metas de emisión primaria, hay que saber manejar con solvencia el financiamiento del déficit fiscal y finamente hay que lograr con la política de ingresos incluida, marginar al máximo los efectos de la oferta de coca dólares. Las expectativas de expandir la demanda para evitar el empetamiento recesivo del actual programa, parte de concretar los flujos financieros que deben venir como resultado de la reinserción, pero también flexibilizar las rigideces de las políticas hasta ahora observada, de forma que la reinserción sirva más que para amortizar la deuda. Lo cierto e innegable para cualquier programa económico es la imperiosa necesidad de tener a muy corto plazo una relación de precios que devuelva la rentabilidad a las exportaciones y a la agricultura. De lo contrario el programa de reinserción puede caer en la imposibilidad de pagar lo refinanciado. – http://w.w.w.decajon.com – http//.w.w.w.yupy.com – http://w.w.w.Yahoo.com – http//.w.w.w.Altavista.com – http://www.deficit.com.pe/teleley/lecca40.htm

     

     

    Autor:

    Jannetth Fernandez Huaman