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La Ley 4 de la Universidad de Sonora. De la imposición al cambio por sus universitarios


    En pleno siglo XXI el mundo ve surgir diversos movimientos sociales en distintos países de todos los continentes que luchan por un cambio social enarbolando las demandas de libertad, democracia, justicia e igualdad.

    A pesar del desarrollo tecnológico nuestra sociedad es cada vez más desigual, lo cual puede corroborarse al observar que aumenta cada vez más la distancia entre ricos y pobres, se acentúa la crisis económica en diversos países afectando a grandes conglomerados sociales, disminuyen las oportunidades de educación para millones de personas, etc.

    La corrupción, la impunidad, las injusticias son el pan de cada día para millones de personas que viven insatisfechas con su condición actual.

    Un elemento importante a destacar es el hecho de que la sociedad actual basa su existencia en el funcionamiento de un sinnúmero de organizaciones que ofrecen productos y servicios para satisfacer las necesidades de la población. La vida entera de todo individuo se basa en el contacto con diferentes organizaciones que le permiten satisfacer sus necesidades de alimentación vestido, esparcimiento, educación, etc. En ese sentido se habla de que vivimos en la era de las organizaciones, ya que estas determinan nuestra existencia.

    En el contexto de la globalización los gobiernos de todos los países toman decisiones para instrumentar políticas económicas "que favorezcan al mercado" pero que terminan afectando las condiciones de vida de la población general.

    Debido a la enorme corrupción existente en todos los niveles de gobierno, en última instancia los grandes beneficiados por estas decisiones gubernamentales son los intereses privados, es decir los propietarios y accionistas de los grandes consorcios, de las transnacionales que se apoderan de los mercados locales de consumidores.

    http://www.monografias.com/trabajos102/dios-mercado-religion-del-siglo-xxi/dios-mercado-religion-del-siglo-xxi

    Debido al fomento en el consumo las poblaciones de todos los países viven en un estado permanente de insatisfacción, la mayoría porque no pueden obtener los productos que ven en las pantallas de sus televisores o en los escaparates de las grandes tiendas ya que su poder adquisitivo se ve reducido día tras día.

    Los menos, los allegados al poder económico se encuentran insatisfechos porque cayeron en la trampa de creer que un alto consumo les proporcionaría felicidad pero se encuentran en un alto grado de enajenación, teniendo como meta principal la acumulación de dinero.

    La característica principal de nuestro sistema social es la propiedad privada sobre los medios de producción, propia de un sistema capitalista, que promueve la desigualdad social y que genera las condiciones ideales para que se presenten diversos problemas sociales tales como el desempleo, la delincuencia común, la delincuencia organizada, etc.

    En este contexto las universidades se perfilan como la esperanza del cambio social de millones de personas que envían a sus hijos a estudiar para formarse como profesionistas y elevar su calidad de vida, pero también perciben a las universidades como motores de un cambio social que contribuyan a mejorar la calidad de vida de la población.

    Debido a ello, las universidades públicas tienen un compromiso con la sociedad en la medida de que son sostenidas con presupuesto público, proveniente del pago de impuestos de la población. La manera de responder a este compromiso social por parte de las universidades es preparar profesionistas que funjan como agentes de cambio social y contribuyan a cambiar una sociedad injusta, antidemocrática, invadida por una enorme corrupción y que promueve la desigual social, por otra donde exista mayor democracia, igualdad, justicia y mayor satisfacción social.

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    Las universidades son los lugares donde se produce y reproduce el conocimiento científico a través de la investigación y de la docencia. La ciencia nos permite comprender en base a conocimientos científicos, no ideológicos, la realidad social en la que vivimos. En el campo de las ciencias sociales se han hecho numerosas aportaciones que han permitido construir una teoría de la organización a través de la cual podemos entender e intervenir con fines de mejoramiento en ese fenómeno empírico que sucede todos los días que es la interacción de varias personas en el contexto de varias organizaciones.

    Así podemos encontrar diversos estudios realizados por ingenieros, Psicólogos, sociólogos, Administradores, etc., que coinciden en enfatizar la importancia de la participación de los integrantes de las organizaciones en el proceso de toma de decisiones que determinan su funcionamiento y sobre todo de la importancia de los estilos de liderazgo democráticos en la conducción de los procesos grupales y organizacionales que determinan su funcionamiento, como premisa fundamental para garantizar la productividad y la satisfacción de los integrantes de dichas organizaciones.

    Basados en tales descubrimientos los especialistas en el estudio del comportamiento y desarrollo organizacional recomiendan eliminar el modelo de estructura piramidal que ha prevalecido durante décadas, que promueve el autoritarismo, la centralización del poder y el distanciamiento entre la alta dirección y los trabajadores que son quienes realmente realizan el trabajo que constituye la esencia de la organización y crear en su lugar o modificar las organizaciones con un diseño estructural más horizontal, que reduzca la distancia entre la alta dirección y los trabajadores, que propicie la participación de los integrantes de una organización en la discusión, análisis y toma de decisiones en los asuntos relevantes de la vida de toda organización, para de esta manera lograr al cien por ciento las metas que persigue la organización, al mismo tiempo que se garantiza la satisfacción total de los integrantes de la misma.

    Ese es el sentido de los programas que promueven la calidad total en las organizaciones. Actuando de esta forma se garantiza el aumento de la productividad y la satisfacción de los trabajadores, con lo cual se reducen las posibilidades de que surjan conflictos entre sus integrantes.

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    Todo esto tiene un gran fundamento teórico que sería largo de describir, pero que podríamos comprender si sólo recordamos la teoría de la motivación de Douglas McGregor con su famosa teoría Y, la cual en esencia decía que a mayor participación de los trabajadores de una organización en los procesos de toma de decisiones, habrá mayor satisfacción de sus miembros que se traducirá en una mayor productividad.

    Lamentablemente la teoría científica está muy distante de la realidad actual en la mayoría de las organizaciones formales de México y varios países Latinoamérica, en los cuales abundan ejemplos de administración autocrática basados en estructuras organizacionales piramidales.

    Podríamos considerar como algo inaceptable que en pleno siglo XXI en el cual salen de las universidades cuadros preparados de profesionales para incorporarse al mercado laboral y en donde la tecnología a través de internet nos permite encontrar fácilmente información que ayuda a administrar eficientemente una organización basado en información científica, todavía existan casos de autoritarismo en la administración de las organizaciones formales del trabajo.

    Pero creo que es más inaceptable que aquellas organizaciones donde se produce el conocimiento científico, donde se encuentran verdaderos científicos, donde se forman profesionales para administrar y mejorar el funcionamiento de las organizaciones como son las universidades, todavía se administren con base en estilos de liderazgo antidemocráticos, autoritarios, que centralizan el poder y se ignora a los integrantes de la comunidad universitaria.

    Este es el caso de la universidad de Sonora que padece actualmente un "Neanderthalismo administrativo" que tuvo su origen desde el momento en el que se impuso por medio de la fuerza pública el cambio de la Ley universitaria 103 por el de la Ley cuatro que ahora nos rige y que a 23 años de su implementación se recrudece el estilo autocrático al administrar los recursos financieros, humanos y materiales de la universidad con opacidad, sin transparencia y en forma desigual.

    ¿Por qué es importante conocer la historia de la Ley 4? Si no conocemos nuestra historia no entenderemos el presente y mucho menos sabremos nuestro futuro. Las generaciones de jóvenes actuales tienen una memoria corta y si algo pasó antes de que ellos nacieran no le muestran mucho interés. Por eso mismo, los universitarios que hemos dedicado nuestra vida a la Universidad de Sonora y que tenemos 25, 30 años laborando o más, tenemos el deber ineludible de compartir con las nuevas generaciones de estudiantes y maestros las experiencias que hemos tenido a lo largo de la historia de nuestra institución.

    Entrando en materia de la historia de la ley 4, podríamos decir que dicha ley tuvo su inicio cuando Manlio Fabio Beltrones tomó posesión como Gobernador del Estado el 18 de octubre de 1991, en su discurso se comprometió a reformar u otorgar una nueva ley universitaria para la Universidad de Sonora. Días después, el 30 de octubre Banamex demanda a la Universidad de Sonora y embargan los subsidios de esta casa de estudios, dejando sin el pago de los salarios de maestros y trabajadores. Más adelante, el 4 de noviembre, la Comisión Federal de Electricidad corta la energía eléctrica en el campus universitario por 24 horas, argumentando falta de pago. Posteriormente Telmex hace lo propio y deja sin comunicación telefónica a nuestra máxima casa de estudios. Todo esto incrementó el clima de inestabilidad en la Unison.

    Pero el pretexto ideal para intervenir en la Unison, se lo dio a Beltrones Ignacio Campa asesor de la Universidad de Sonora en aquel entonces, cuando presentó ante el Congreso del Estado una denuncia por malos manejos de dinero en la Unison.

    Al siguiente día con una celeridad sorprendente brigadas de auditores estatales se presentaron en el edificio principal para auditar las finanzas de la Unison. No pudieron hacer mucho porque centenares de estudiantes, maestros y trabajadores les impidieron realizar su labor y los expulsaron fuera de la universidad. Al otro día pasó lo mismo, es decir se presentaron los auditores del gobierno pero un número mayor de universitarios los expulso de nueva cuenta del campus universitario.

    Las autoridades gubernamentales amenazan con congelar el subsidio a la universidad si no permiten la auditoria, por lo cual el Consejo Universitario, sin la presencia del Rector Marco Antonio Valencia Arvizu acepta que ésta se reinicie.

    El 11 de noviembre nuevamente miles de universitarios, principalmente estudiantes realizan acciones de protesta e inconformidad, dentro y fuera de la Universidad, exigiendo la renuncia de Marco Antonio Valencia Arvizu.

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    El 12 de noviembre a instancias de Beltrones 5 partidos PRI (Héctor Cáñez Vázquez, Jesús Enríquez Burgos, Virgilio Ríos Aguilera, Adriana Aceves Pacho, Daniel Iruretagoyena y Gregorio Alvarado), PAN (Javier Castelo Parada, Alma Vucovich, Jesús Larios Ibarra), PPS (Candelario Núñez Zazueta, PARM (Rafael Acosta Arvizu), PFCRN (Bárbara Gutiérrez), presentaron al Congreso del Estado un proyecto de nueva Ley universitaria que "da un vuelco total a la estructura administrativa de la Unison, al considerar la creación de nuevos órganos de gobiernos internos que involucran a la población civil directamente en la conducción universitaria. Se estaba presentando apenas el proyecto en el Congreso, cuando ya en un salón adjunto se estaba acondicionando para realizar una consulta pública "para analizar la ley orgánica de la Universidad de Sonora".

    Los principales argumentos de este proyecto de modificación era que se buscaba fortalecer a la Unison, ponerla por encima de maniobras que pretendan manipularla política y económicamente. También se adujo que se pretendía balancear las estructuras de decisiones, evitar los núcleos de poder casi soberanos y sin control que se han enraizado en la institución y encaminarla a la excelencia académica.

    También se argumentó que en la Universidad de Sonora existía exceso de personal y se mencionaba que casi existía un trabajador por cada maestro. Recordemos que en aquel entonces la Universidad de Sonora tenia 15,000 estudiantes, (1,800 trabajadores académicos, 1,500 empleados administrativos, manuales y de confianza).

    La nueva ley elimina el concepto tradicional de escuela universitaria y da paso a la formación de 4 troncos o divisiones académicas básicas (al parecer de aquí proviene el nombre de Ley 4), hacia las cuales el estudiante irá a tomar las asignaturas correspondientes a su especialidad.

    Desaparece el Consejo Universitario y se crea la junta universitaria como máximo órgano de gobierno, integrada por 15 personas "para evitar el estancamiento academico-administrativo que provoca el excesivo asambleísmo como ocurría en el Consejo Universitario. Se puede pertenecer a la Junta Universitaria sin haber pertenecido o pertenecer a la comunidad universitaria. El argumento para crear esta Junta universitaria con personal externo a la Unison, fue que era necesario que la sociedad civil se incorporase en la conducción del destino de la institución educativa.

    La nueva Ley 4 plantea el establecimiento y cobro de cuotas al estudiantado. Esto último es algo que una inmensa mayoría de universitarios desconoce actualmente, antes de la ley 4 no se cobraban cuotas a los estudiantes.

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    El 20 de noviembre de 1991, se dio la tercera marcha universitaria con más de 5,000 manifestantes, desde la Universidad de Sonora hasta palacio legislativo. Los universitarios se incorporaron al desfile conmemorativo de la revolución mexicana pasando frente a Beltrones que lo presenciaba en el palco de honor. Cientos de universitarios desfilamos con actitud desafiante y reclamo, con vestimenta de color negro, portando una cinta adhesiva en la boca, en un impresionante silencio que impactó al público que presenciaba el desfile y cargando un ataúd azabache con la inscripción "autonomía" y el nombre del Rector Marco Antonio Valencia Arvizu en los costados. Al llegar frente a Beltrones hicieron un alto, se voltearon de frente a él, levantaron el puño izquierdo manteniéndolo en alto un largo minuto y sin decir palabra continuaron su recorrido. (La Jornada 21/nov/91).

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    El 26 de noviembre apareció publicado en el Boletín Oficial del Gobierno del Estado la nueva Ley orgánica de la Universidad de Sonora, con lo cual entró en vigor ya que en el artículo primero de los artículos transitorios de esa ley establece que entrara en vigor el día de su publicación en el Boletín Oficial. Según reveló un vocero oficial del Gobierno del Estado el boletín correspondiente salio publicado el día anterior, pero no fue distribuido, pues no había la intención de darlo a conocer ese mismo día, cuando los universitarios se encontraban en plantón de protesta frente a Palacio de Gobierno. (El Imparcial 27/nov/91)

    Ante esa situación surge el Comité Estudiantil de la Universidad de Sonora (CEUS), integrado por Comités de estudiantes de cada escuela de la universidad, el cual en asamblea general decidió tomar las instalaciones de la universidad el 25 de noviembre teniendo como objetivo fundamental la defensa de la autonomía universitaria y evitar la instrumentación en los hechos de la antidemocrática e inconstitucional nueva ley orgánica. Por tales motivos cerraron las puertas de la institución hasta que se conceda el amparo que suspenda los efectos de la nueva ley orgánica.

    A pesar del masivo rechazo a la Ley cuatro a fines de 1991 y principios de 1992, por parte de estudiantes principalmente, y de maestros y trabajadores, se terminó por imponer una nueva ley que modificaba la estructura de la universidad de Sonora.

    Con este cambio de ley se dejó atrás la estructura horizontal que contemplaba órganos de gobierno electos democráticamente a través del sistema de voto secreto directo y universal de los estudiantes, maestros y trabajadores de aquel entonces, para imponer una estructura piramidal que excluía de la toma de decisiones a los integrantes de la comunidad universitaria (léase estudiantes, trabajadores y maestros), no sólo en la elección de las autoridades universitarias, sino en todo tipo de proceso de toma de decisiones relevantes para el funcionamiento de nuestra institución educativa.

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    En el contexto de la Ley universitaria 103, se podía afirmar sin tapujos que la Universidad de Sonora era una universidad pública democrática, autónoma, con un fuerte compromiso social.

    Hoy en el marco del Ley 4 afirmar tal cosa es realmente una falacia, porque las autoridades universitarias ven a la universidad como una empresa, a la educación como una mercancía y a los estudiantes como clientes.

    http://www.monografias.com/trabajos100/a-universidad-empresa-o-universidad-publica-dilema-unison/a-universidad-empresa-o-universidad-publica-dilema-unison

    El estilo de liderazgo administrativo que utilizan las actuales autoridades administrativas en la universidad de Sonora es sin lugar a dudas de tipo autoritario, totalmente excluyente ya que concentra el proceso de toma de decisiones en unas cuantas personas y el poder se ejerce promoviendo el culto a la personalidad. /trabajos100/anatomia-del-poder-universidad-sonora/anatomia-del-poder-universidad-sonora

    En base a las anteriores consideraciones se puede afirmar que la Universidad de Sonora sufrió un grave retroceso que se dio al cambiar hace más de 20 años ya que la anterior Ley 103 tenía órganos de dirección realmente representativos (consejo universitario) y que garantizaba la participación de estudiantes, trabajadores y maestros no sólo en la elección de sus representantes, sino en la conducción misma de la universidad de Sonora, por otra ley, la actual Ley 4, mediante la cual se creó una inmensa estructura burocrática, afectando el desarrollo académico y la educación, pero privilegiando el surgimiento de una nueva casta burocrática que centralizaba el poder y el proceso de toma de decisiones en una sola persona, o en unas cuantas personas.

    De una manera lamentable es posible observar que los conflictos que se presentan en la universidad de Sonora no son provocadas como se pretende hacer ver por sus trabajadores o por sus académicos, quien los provoca en realidad son las autoridades administrativas.

    /trabajos101/testimonios-psicosociales-huelga-universitaria-basada-dignidad-steus-2-014/testimonios-psicosociales-huelga-universitaria-basada-dignidad-steus-2-014#quienessoa

    Los resultados de esta Ley 4 los hemos visto en los últimos años, una cerrazón de las autoridades administrativas a las demandas de los sindicatos de trabajadores y maestros impulsándolos a la huelga, un crecimiento de la fortuna personal de quienes han ocupado la silla de Rector que de manera invariable "se reeligen" en el puesto para continuar percibiendo un sueldo que triplica el monto obtenido en el salario del maestro mejor pagado dentro de nuestra universidad.

    También podemos observar una caída del prestigio de la Universidad de Sonora por las campañas que los medios masivos realizaron en contra de los trabajadores y maestros universitarios, dificultades para elevar el nivel académico por la ausencia de plazas de maestro de tiempo completo y el gran número de maestros de horas sueltas.

    El sentido común, nos dice entonces que es tiempo de cambiar esta ley, que ya no responde a las circunstancias actuales, que constituye un freno al desarrollo académico de nuestra Universidad de Sonora, una verdadera traba en el mejoramiento de la calidad académica y una permanente frustración de la comunidad sonorense que ve como nuestra Alma Mater es saqueada en sus recursos por quienes la administran actualmente.

    No es posible continuar con la centralización de toma de decisiones en la Universidad de Sonora por parte de una administración que se dedica a ignorar a los integrantes de la comunidad universitaria en sus reclamos de mayor participación y que rechaza los llamados de los sindicatos universitarios a las reuniones de las comisiones negociadores en contextos de revisión contractual y salarial.

    No es posible seguir aceptando que se ignore el reclamo de la comunidad universitaria que pide ser escuchada y tomada en cuenta en el proceso de toma de decisiones para elegir sus autoridades y en general participar en todas aquellas decisiones que determinan la conducción de la universidad de Sonora.

    El fantasma de la huelga sobrevuela nuevamente en la Universidad de Sonora en este 2,015. Estudiantes, maestros y trabajadores tenemos el compromiso de rescatar a la Universidad que no solo nos da educación y medios para vivir como una opción laboral, también nos da identidad como individuos, como grupo, como organización y como comunidad.

    También nos da un sentimiento de pertenencia sobre todo a los trabajadores universitarios que hemos dedicado nuestra vida a la universidad de Sonora, como es mi caso que este mes de abril cumplo 30 años de antigüedad como maestro de tiempo completo y así como yo existen cientos de trabajadores universitarios que tienen una antigüedad mayor inclusive a los 30 años.

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    De hecho uno de los temas primordiales en esta revisión contractual del STAUS con la Unison, será el de una jubilación digna para centenares de maestros que estamos en condiciones de prejubilación o franca jubilación pero que no lo han hecho porque hacerlo en las actuales circunstancias implica aceptar una reducción del 40% en nuestros ingresos.

    Parto de la premisa de que las universidades deben ser un ejemplo y modelo para la sociedad, tanto en su funcionamiento interno como en el comportamiento de sus integrantes. Lamentablemente hoy en día la Universidad de Sonora es un ejemplo de lo que no debe ser una universidad, porque existe antidemocracia, autoritarismo, insatisfacción laboral, culto a la personalidad, etc. Por ello afirmo que la Universidad de Sonora padece un Neanderthalismo administrativo.

    Los miembros de la comunidad universitaria tenemos el compromiso, personal, institucional y social de defender lo que es nuestro, la Universidad de Sonora es nuestra y hoy necesita que la rescatemos de quienes la tiene secuestrada y solo la ven como la gallina de los huevos de oro y no les interesa la educación, ni la formación de los estudiantes, ni el bienestar y satisfacción de los trabajadores, ni mucho menos les interesa satisfacer las necesidades que presenta la sociedad sonorense.

    El vínculo que une a estudiantes, trabajadores y maestros, el ser universitarios, debe ser el elemento que nos una en un proceso de discusión sobre la situación actual y futura de la universidad de Sonora y del cual se desprendan acciones encaminadas a un cambio planeado.

    Un primer evento en ese sentido es el que organiza la Asamblea General de Estudiantes de la Universidad de Sonora para este jueves: Un foro abierto dirigido a todos los universitarios con el nombre "La Ley 4, la imposición y la posibilidad" para este jueves 5 de febrero a las 5:00 pm en el comedor universitario. Asistamos todos aquellos que tenemos una real preocupación por nuestra Universidad de Sonora.

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    Autor:

    Oscar Yescas Domínguez