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El amor de madre y el amor del padre: ¿Qué importancia poseen?

Enviado por Felix Larocca


  1. El concepto natural de la diferencia entre los sexos y el concepto social de esta misma diferencia
  2. La función de ser mamá como proceso
  3. La fe básica y el desarrollo psicosexual
  4. Es tiempo de presentarle a Albertito el durmiente
  5. En resumen
  6. Entonces ¿qué quieren todos?
  7. Carecer de mamá, carecer de papá
  8. El modelo del pleistoceno: La familia paleolítica
  9. Bibliografía

"La Naturaleza— que, inevitablemente, es "mujer" — representa algo que a Freud eludiera, cuando éste expresara en desmayo sincero: "¿Qué quieren las mujeres?" ("Was will das weib?")." Los estados intersexuales: Nature vs Nature (FEFL)

"En cierto sentido el misterio de la encarnación se repite en cada mujer; todo niño que nace es un Dios que se hace hombre." Simone de Beauvoir (1908-1986)

Como parte del psicoanálisis, su fundador, S. Freud, estableció lo que sin esfuerzo intuimos, la primacía esencial de la figura materna y, por ende, la de la mujer. Pero, cuando escribe, en su vejez, una carta a una de sus muchas seguidoras (Marie Bonaparte) le dice: "La gran cuestión que nunca se ha respondido, y que yo no he sido aún capaz de responder, a pesar de mis treinta años de investigación del alma femenina, es: ["Was will das Weib"?] ¿Qué quiere la mujer?". Véase: Freud and Female Sexuality: A Current View. Int. J. Psychoanal. 57(3):287-300 1976).

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Madre leyendo a sus hijas

El concepto natural de la diferencia entre los sexos y el concepto social de esta misma diferencia

Nuestra especie es una donde el diploidismo y el dimorfismo reproductivo existen. Esto significa que necesitamos de la unión de los gametos de un macho y una hembra para que la fertilización ocurra. Por esa simple razón nuestros roles, aspectos físicos y adaptaciones psicológicas son en apariencia fenotípicas diferentes entre los dos sexos.

Distintas y complementarias, pero no desiguales, aceptemos esta conclusión — que para tantos hombres machistas, resulta ser — tan conflictiva cuan desagradable.

El hombre es superior, de acuerdo a Islam.

En muchas de mis contribuciones científicas y presentaciones didácticas, he hecho hincapié en los aspectos psicológicos y anatómicos de los estados intersexuales.

Vale aquí, simplemente, repetir, que el ser humano es esencialmente femenino y que el macho de la especie es tan macho, como es menos hembra. Algo, que, a quienes son misóginos/homofóbicos, tanto angustia. (Para ver más: http://www.monografias.com/trabajos88/tercer-sexo-y-trastornos-del-desarrollo-sexual/tercer-sexo-y-trastornos-del-desarrollo-sexual).

En otras ponencias hemos descrito animales de reproducción haploide, que no necesitan de la contribución de los dos sexos para su reproducción y, asimismo, otras especies que alternan en sus mecanismos de multiplicación, empleando la modalidad diploide en alternación con la haploide o de manera permanente.

La madre no existe en todas las especies, como la concebimos, de manera singular, en la nuestra.

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La Buena Madre por Lladró

Retornemos a Freud, esta vez hablando de la influencia del padre.

Uno de los hallazgos importantes que este argonauta de la mente humana hiciera, fue el de establecer los vínculos emocionales y familiares que existen entre los miembros de nuestro género, concluyendo que el varón, hijo de un papá estricto, y con algún éxito personal, sufre de inhibiciones para ser asimismo exitoso.

Mientras que el mismo retoño, favorecido en especial con el cariño de su mamá, estaría, casi siempre, destinado al triunfo en la vida.

Freud se consideró a sí mismo beneficiado por el amor de una madre desposada a un hombre mayor que ella.

De ello deriva su noción — tan extraordinaria como revolucionaria — del complejo de Edipo, con todas sus repercusiones psicológicas. (Para leer más: http://www.monografias.com/trabajos50/edipo-electra/edipo-electra).

En su tercer matrimonio, el padre de Freud, Jakob le llevaba 20 años a Amalia, su mamá.

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Pareja feliz

En su caso, lo del éxito, resultó ser verdad, y asimismo en el de los tantos hombres famosos y pacientes que he analizado, también así lo ha sido. (Para leer más: /trabajos56/diferencia-de-edad/diferencia-de-edad).

Las explicaciones para que así fuera son muchas y de naturalezas tripartitas: Biológicas, sociológicas y psicológicas.

Las biológicas se encuentran descritas en muchos de mis artículos. Las del entorno o sociológicas, en mis lecciones acerca de las proclividades amatorias en nuestro género, y las psicológicas en estudios que he hecho de las varias patologías de la personalidad y de sus efectos en el desarrollo evolutivo de algunos de nuestros semejantes. (Para leer más: /trabajos50/gigantes-del-alma/gigantes-del-alma2).

La función de ser mamá como proceso

La relación entre la madre y el producto de su concepción comienza antes de que ella misma fuera concebida y naciera. Su experiencia personal antes de su propio nacimiento influye, ya que un embarazo rechazado y una hija malquerida son víctimas emocionales de circunstancias negativas.

Durante su infancia, cuando la futura madre crece, tuvo que resolver fundamentalmente sus dilemas del desenvolvimiento psicosexual, emergiendo finalmente, como persona balanceada. Capaz de ambos, el amor conyugal y el materno, y con una resolución final de sus conflictos entre hermanos, hermanas y personas de ambos sexos.

Para lograr tarea tan compleja, la mujer tuvo que depender mucho en la afección de su madre y de otras hembras de la tribu que la iniciarían dentro de ese mundo íntimo y especial del sexo femenino. (Este drama, lo ejemplifica a la perfección la obra teatral del dramaturgo Jacinto Benavente — galardonado con el premio Nobel de literatura en el 1922. El título: La malquerida).

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Madres e hijos en Haití

Cuando le llega su turno — el turno de ser madre ella misma — sus emociones y reacciones no son idénticas si lo que produce es varón o si es hembra. Cada sexo despierta instintivamente en la mamá una respuesta diferente, porque ella realiza que el macho de la especie es mucho más vulnerable que lo que es la hembra. Esta última, siendo supuestamente, la del sexo más débil — y, que casi nunca, lo es.

La madre, sin poder explicarlo, intuye una realidad eterna: que el varón necesita más a la mamá que la hembra — aunque, como ya hemos visto en otras ponencias — para ambos su presencia es indispensable.

Como describiera en mi artículo, ¡Hombre!… Emperador Desnudo… El hombre moderno se siente a menudo, marginado por la mujer actual a quien, como Freud lamentara, nunca logrará descifrar. (Para un mejor entendimiento, el libro para leer: Mother Nature: A History of Mothers, Infants, and Natural Selection por S. B. Hrdy).

La fe básica y el desarrollo psicosexual

Cuando estudiamos los trabajos de Erik H. Erikson y mis adaptaciones terapéuticas de sus doctrinas, se hace evidente que todo en la vida emocional del ser humano, está supeditado a la calidad y abundancia de la experiencia vivida con la madre nutriente y confortante — con nuestra alma mater privada — personificada en la mujer que nos alumbrara.

Abundantes son los ejemplos históricos de mujeres que dedicarían sus juventudes y vidas enteras a la tarea de instruir a sus hijos con problemas de todo tipo y de madres que ayudaron a sus retoños a sobreponerse a lesiones que los deformasen.

Madres que ayudarían a sus vástagos a resistir las disciplinas a veces exageradas de papás autoritarios, inflexibles y severos.

Es tiempo de presentarle a Albertito el durmiente

Nació cuando la mamá tenía treinta años dentro de un matrimonio inestable. El padre era hombre con poca educación y de origen mediterráneo.

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Madre al rescate

Ella era oriunda de la línea noroeste del país, habiendo recibido asimismo, muy poca educación, nacida cerca de Dajabón, en la frontera con Haití.

Él era caucásico, ella mestiza. Albertito nació siendo, lo que aquí llamamos "indiecito", pero que en círculos prejuiciados se considera ser "morenito".

Antes y durante el embarazo la mamá sufrió depresiones.

Durante el puerperio renunció a comer y diagnosticamos la anorexia psicogénica, por la que fuera mi paciente y de la que se recuperó totalmente a la vez que de la depresión puerperal (véanse mis numerosos artículos en las disorexias, especialmente el de Las Disorexias Malignas y mi contribución a Microsoft Encarta 2006 y 2007).

Cuando viniera a verme, o cuando nos encontrábamos casualmente, siempre la acompañada Albertito, quien nunca despertaba de su característico sueño profundo. Todos comentaban que era el niño ideal –– pero, no lo era.

Albertito se desarrolló muy lentamente, especialmente en la adquisición del lenguaje, situación que en el campo de la psiquiatría infantil se considera aciaga.

Cuando cumplió tres años la mamá me consultó, a escondidas, ya que no quería que el papá, hombre de muchos recelos, creyera que ella temía que el niño era "retardado".

Si no retardado, el niño era muy lento en todas las dimensiones del desarrollo normal.

Como el área, donde entonces vivieran, carecía de planteles especializados para enriquecer, remediar y compensar al niño por las dilaciones ya presentes. La mamá siguió mis recomendaciones y habiendo obtenido los instrumentos pedagógicos para aplicar mis instrucciones, la recuperación feliz de Albertito comenzó.

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El niño enfermo por E. Munch

Ella se constituyó en su tutora, más devota, y en su maestra, la más paciente.

Una vez, cuando tenía seis años, Albertito llegó de la escuela llorando, porque le llamaron "Cocolo" (término peyorativo que en la vernácula hace referencia a ancestros haitianos).

Esa misma tarde, ambos esposos arribaron a mi oficina, para la cita que hicieran, enfurecidos con lo que al hijo sucediera.

El papá había esperado a la consulta y se abstuvo de decirle a Albertito que el modo de resolver el problema era caerle a golpes a quienes les llamaron nombres feos. La mamá no sabía qué hacer, lo que sí sabía era que el ataque a los demás no era respuesta.

Para dar comienzo a nuestra sesión, llamé a Albertito a la oficina y le pregunté cuál era la parte de que le llamaran esos nombres que más le doliera. "Que me dicen que no soy blanco y con los ojos azules, como papi…"

Yo asentí que para un varón parecerse al papá, es muy importante; omitiendo añadir que, en ciertos casos, es un seguro de vida. Pero, que en su situación especial, él se parecía a su mamá cuyas influencias eran más dominantes que las del papá en determinar el color de su piel y sus ojos.

Para darle soporte le expliqué que él era fuerte como el papá y bien parecido como la mamá.

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Madre e hijo por Pablo Ruiz Picasso

Les sugerí un tipo de acción que podría ser eficaz para resolver este problema. Decirle a todos en la clase, en presencia de la mamá, algo así: "yo soy Alberto, esta es mi mamá. Me parezco a ella y me gusta. No me importa si me llaman Cocolo, ya que como dominicanos, todos somos medio morenos".

Por supuesto, el niño simplificó mis palabras. Entonces le llegaría el turno a la mamá, cuya participación habíamos concertado. Ella expresó lo siguiente: "hoy vine aquí porque soy buena mamá, como son las mamás de ustedes todos. Las que estoy segura vendrían aquí a hablar delante de ustedes, si es necesario, para el bien de sus hijos… ¿verdad que si?".

Aplauso.

La llamadera de nombres terminó esa misma mañana. Todavía el papá cree que "una trompada bien dada" hubiera dado mejores resultados, pero Albertito ya estudia en la universidad, e igual que como hacen sus amigos, no cree en la violencia aunque a su novia no le gusta que él insista en que todos lo apoden "Cocolo".

En resumen

La madre es alabada en todas las mitologías, venerada en toda religión y celebrada en toda cultura.

Como todo en la vida, las hay buenas y las hay que no lo son.

Estas últimas nunca siendo tan malas como para que los hijos no dejen de dispensarlas. (Véanse mis ponencias acerca de la adopción).

Lo que Freud no entendiera, porque los métodos de investigación, en sus tiempos no existieran, fue que para evitar más "errores" — como el que, con el nacimiento de niños — La Madre Naturaleza, hiciera.

Que la Naturaleza diseñó el amor materno como módulo nato controlado por una orquesta de hormonas y neurotransmisores que garantizan su armonía melódica y sin cacofonías — la descarga de la oxitocina ("la hormona del amor") — en la sangre materna, después del parto, como ejemplo.

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Memes

Entonces ¿qué quieren todos?

  • ¿Qué "quiere" la mujer?

La mujer quiere ser buena madre, algo que sólo puede lograrlo luego de un desarrollo personal balanceado, o con una terapia correctiva, de ser necesario.

  • ¿Qué quieren las hijas?

Ser como mamá — buena o no tan buena — pero, siempre, ser como mamá.

  • ¿Qué quiere el varón?

Ser preferido por mamá.

  • Y, ¿qué quiere el papá?

Es fácil deducirlo. Como Freud afirmara, haber sido especial para mamá, cuando era pequeño, y continuar siendo especial, para la mamá de sus propios hijos.

Antes de concluir nos parece oportuno enfatizar la presencia de los padres en toda familia funcional

Carecer de mamá, carecer de papá

Papá es un héroe. Mamá siempre está ahí cuando la necesitas. Papá es un campeón en los deportes. Mamá prepara los mejores manjares del mundo. Papá trabaja mucho. Mamá ayuda con la tarea. Papá es fuerte. Mamá es dulce.

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La familia, reconocida como la institución social básica, es el fundamento de toda cultura. Su núcleo trasciende a todos los sectores demográficos creando un equilibrio dentro del ámbito económico y político de cada comunidad.

Por lo tanto es preciso reconocer la importancia de una correcta integración familiar, dando a cada miembro un valor único como ser humano y como sujeto que juega un rol específico. Así, el papá, la mamá y los hijos pueden llegar a lograr la plenitud del desarrollo armonioso de todos y cada uno de los miembros. La influencia que los padres ejercen sobre sus hijos marcará el resto de su vida. El desarrollo intelectual, los valores civiles, sociales, morales y religiosos; la alimentación, el deporte, bases artísticas y hasta los gustos y caprichos, pasan de padres a hijos complementando así la educación escolar y ayudándolos en su desarrollo humano. (En la transmisión de estos elementos culturales adaptivos reside la definición de los memes. Para leer más cerca de los mismos: /trabajos90/reflexiones-filosoficas-del-fin-ano/reflexiones-filosoficas-del-fin-ano).

Sin embargo, existen ocasiones en las que uno de los miembros de la familia está ausente. Ya sea el papá o la mamá; la falta de alguno de ellos se resiente por el resto de la familia, especialmente por los hijos, ya que casi sin percibirlo, se crea un desequilibrio social y emocional que afecta no sólo al entorno donde viven sino, que a la larga al resto de la sociedad. La mujer juega un papel sumamente importante en la estructura familiar. Como madre, recae sobre ella el cuidado de los hijos desde su nacimiento.

La identificación que hay entre una madre y su hijo desde la lactancia, crea un vínculo casi indestructible entre ambos y muy diferente del acercamiento que el hijo tendrá con el padre. La mamá es la fuerza que hace crecer al núcleo familiar.

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Familia bosquimana

Cuando ella hace falta, el padre adquiere una fuerte responsabilidad. El papá tiene que suplir el cariño, la vitalidad, la comprensión y la seguridad que brinda una madre y, además, seguir siendo la autoridad, el respeto, el soporte económico, el amigo fiel del hijo y el consejero de la hija.

Igual de dificultosa se presenta la tarea cuando hace falta el padre. La mamá tiene, en muchos momentos, que dejar a un lado su ternura y comprensión para ser "la mano dura de la familia". Sin descuidar los deberes del hogar, será el soporte económico y le sobrará tiempo para organizar juegos y revisar tareas.

Asunto muy difícil

El fallecimiento de alguno de los padres o su ausencia por el divorcio — aunque difieren drásticamente en sus causas y consecuencias — conllevan a la desintegración familiar. Y es este uno de los problemas que aquejan a nuestras sociedades.

El rompimiento del núcleo familiar es capaz de proporcionar una inestabilidad mayor, ya que la familia es el primer eslabón de la cadena social. No obstante, ante esta situación que puede presentarse en cualquier familia, existen soluciones. Una familia se puede llamar así, sólo si es fundada con base en el amor, la confianza, el mutuo respeto y la estabilidad. Un amor que proviene de cada uno de sus miembros y que logra, por complejo que sea, mantener la unión entre padres e hijos.

El modelo del pleistoceno: La familia paleolítica

La familia con la que hoy nos familiarizamos existió originalmente cuando el ser humano desarrolló la locomoción bípeda en lugar de la cuadrúpeda, ejerciendo un nivel de dificultades nunca antes vistas en el embarazo y en el parto para la mujer.

Para poder subsistir durante el período neonatal el bebé humano requería la presencia de dos seres que compartieran entre ellos la provisión de comida, la protección de la cría y el entrenamiento para la supervivencia futura — de este mecanismo derivó más tarde el contrato matrimonial.

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Dibujo de su familia por una niña de cuatro años

A medida que nos distanciáramos más y más de nuestros grupos primitivos, nucleares y aislados; gravitaríamos más y más hacia los poblados, formando aldeas, ciudades y naciones, los que florecieron; primero por virtud de la domesticación de los animales y el cultivo de la tierra hasta que la revolución industrial nos legó las tecnologías que permitirían el progreso que hemos presenciado en los últimos quinientos años.

Nuestros antepasados remotos vivían en sociedades minúsculas, existiendo en armonía perfecta y en comunión estable con su entorno y entre ellos mismos.

El conocimiento de la historia de la tribu, la presencia del chaman y la aplicación de la ley natural los organizaba y los sostenía.

El padre y la madre eran figuras sustancialmente presentes y sus relaciones eran sólidas dentro del marco de las costumbres y de las orientaciones que caracterizaban cada grupo único de seres viviendo en sociedades exclusivistas y aislacionistas.

Para el desarrollo psicológico normal, lo requerido era que se estableciera un orden jerárquico en la tribu que mantenía la cohesión de sus miembros.

La religión, por su parte, tendencia inmanente del ser humano, se caracterizaba por ser una amalgama de lo mágico, lo místico y lo curativo.

Nuestros hechiceros eran verdaderamente seres "mágicos", gracias al poder de la sugestión que siempre ha sido parte de la constitución humana.

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La solución final…

A medida que la religión — creencia basada en la política del miedo y en la sed por el poder eclesiástico — avanzó y se organizó como sectas definidas e imperialistas, se produjo una nueva revolución en la fábrica de la familia nuclear humana; ésta siendo que la familia se supeditó al control de la iglesia, de los prejuicios, del poder y del temor, naciendo de esta circunstancia el contrato matrimonial con todas sus imposiciones y restricciones.

La Era Victoriana fue donde, precisamente comienza la razón para una psicoterapia de origen psicoanalista, ya que las demandas de la Iglesia politizada se añadieron a la fuerza crítica de un Estado que juzgaba a sus súbditos en base de sus propios dictámenes idiosincrásicos, inhumanos e intolerantes.

Freud originó sus investigaciones psicológicas en un esfuerzo a reducir el impacto debilitante que las inhibiciones, prohibiciones y demandas represivas que una sociedad inmensamente hipócrita extraía de sus miembros.

Pero, mientras que los síntomas y las ansiedades avanzaban, la estructura del matrimonio y la familia se debilitaban, culminando en la aplicación universal de las leyes que las rendían obsoletas: el divorcio.

El divorcio, consistiendo meramente en otro aspecto de legalizar la disolución de lo que antes se llamara un matrimonio, y nada más.

La progenie, a menudo, convirtiéndose en las figuras de ajedrez o (peor aún) los soldados que libraban las batallas acerbas entre padres que otrora, habiendo jurado "amor eterno", ahora profesaban odio implacable e infinito.

En su libro Society Without the Father, Alexander Mitscherlich nos advierte y nos instruye acerca del resultado que ha seguido a la "despersonalización" del padre en nuestra cultura presente y aparentemente futura.

El padre se ha reducido a una figura remota y distante, cuya presencia se mide por la efectividad de sus ausencias. Lo que traduce, que mientras menos está disponible; más contribuye en el área de financiar el consumismo de los hijos y de la esposa. Mientras menos se ve, menos estorba…

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De tal palo, tal astilla…

Lo que es triste, ya que — en su naturaleza y esencia — existen, en nuestra constitución, módulos natos e instintivos que demandan la influencia de su presencia y soporte emocional para facilitar el proceso del desarrollo efectivo de sus descendientes y para proveer a la esposa con una identidad de ser esencial en la estructura del hogar que juntos formaron y que juntos prometieran compartir.

La ausencia del padre es un área de la psicopatología de consecuencias tan profundas como pueden resultar indelebles.

Ignorarlo es olvidar que el ser humano inmaduro, está constituido de una manera única que requiere la presencia de ambos padres para la salud y su seguridad psicológica y personal.

Ambos padres son esenciales para el desarrollo del niño y su presencia emocional es imprescindible.

Y así prosigue el melodrama iterativo de la vida…

Fin de la lección

Bibliografía

  • Larocca, FEF: La Homosexualidad y el Autoerotismo en el Reino Animal en monografías.com

  • Larocca, FEF: Los Cuatro Gigantes del Alma Revisitados en monografías.com

  • Larocca, FEF: El Tercer Sexo y los Trastornos del Desarrollo Sexual en monografías.com

  • Larocca, FEF: El Sexo y la Religión en monografías.com

  • Larocca, FEF: El Complejo de Edipo y Electra en monografías.com

  • Larocca, FEF: La Maduración del Niño y el Entorno Facilitador: Lecciones Valiosas en monografías.com

  • Larocca, FEF: Diferencia de Edad en la Pareja en monografías.com

  • Larocca, FEF: El Nacimiento del Ser Humano: Diseño Erróneo de la Naturaleza en monografías.com

  • Larocca, FEF: Las Teorías de Erik H Erikson en monografías.com

  • Larocca, FEF: La Oxitocina: La Hormona del "Amor" en monografías.com

  • Larocca, FEF: Toma una Aldea Criar un Hijo: Reflexiones de Fin de Año en monografías.com

  • Larocca, FEF: El Cerebro y la Religión en monografías.com

  • Hrdy, S: (1999) Mother Nature: A History of Mothers, Infants, and Natural Selection Pantheon

  • Mitscherlich, A: (1992) Society Without the Father Perennial

 

 

Autor:

Dr. Félix E. F. Larocca