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La deontología aplicada: La Teoría de la Evolución y el SIDA como paradigma evolutivo (página 2)

Enviado por Felix Larocca


Partes: 1, 2

Un hombre, Smiles creía, puede alcanzar, casi todo lo que se propone, "por el ejercicio de sus propias fuerzas de acción y auto-negación". Pero, "siempre [si] se obliga a permanecer preparado a combatir las tentaciones de sus placeres animales y nunca debe de permitir envilecer su cuerpo por la sensualidad, ni su mente por pensamientos serviles".

Por contraste, en On Liberty, Mill representaba una polémica fuerte contra la sofocante insistencia victoriana en el ejercicio del autocontrol y en la conformidad moralista. Este filósofo mantuvo una posición condenatoria de la rigidez calvinista y de la traba que ésta predicara contra la flexibilidad del comportamiento.

Mill, confrontó directamente, la pregunta de si los seres humanos son inherentemente malos. En este punto, se había establecido una dicotomía filosófica y espiritual entre quienes creían que los seres humanos eran, esencialmente pérfidos. Quienes así pensaban tenderían al conservadurismo y a tratar de vivir la vida domando la bestia interior. Mientras que quienes no compartieran esta creencia, se inclinaban a ser liberales y más tolerantes de la manera en que otros decidieran conducir sus vidas.

Las nuevas ciencias del comportamiento proponen que han demostrado firmemente, que tales virtudes como son el altruismo, la compasión, la empatía, el amor al prójimo, la conciencia, el sentido de la justicia moral — atributos que apuntalan y sujetan firmemente las sociedades humanas — poseen bases genéticas sólidamente instituidas.

Gracias a Darwin, y los neo darvinistas, al presente consideramos, como, aparentemente "adaptivas" la manera en que los instintos morales hoy se aplican con flexibilidad brutal siendo prendidos y apagados indolentemente para conformarlos a los intereses egoístas del momento. En esta actividad proterva podemos encontrar rastros de la epigénesis.

Adapta o perece es el "Nuevo Modelo".

Darwin vivió una vida siendo víctima de una moralidad exagerada, como lo describiera el eminente psiquiatra John Bowlby en su libro, Charles Darwin: A New Life, donde el padre de la evolución debatía complejos problemas de su comportamiento religioso de manera obsesiva — resultando, tal vez, o causando, con toda probabilidad — algunos de los síntomas que lo asediaran toda su vida. (Véanse mis artículos al respecto).

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Incesto

El instinto moral y por qué nos importa

La existencia del famoso instinto moral y lo que éste representa, han sido sujetos de mucho debate entre los intelectuales que exploran el comportamiento de algunas especies en sus bases fundamentales.

De acuerdo a Steven Pinker, escribiendo para el NY Times, la moralidad humana es muy selectiva en sus preferencias ya que, comparando a Bill Gates, la Madre Teresa de Calcuta y Norman Borlaug, nadie reconocería al último, decidiendo a favor de la Madre Teresa como el epítome de la moralidad humana.

Sin embargo, para muchos quienes conocen muy de cerca las labores de la monja beatificada, sus obras caen muy cortas en varios respectos de la noción popular.

Aquí siguen sus críticas mayores:

No son consistentes: en su valor genuino, en el merecimiento de su reputación establecida, o en su abnegación celebrada, aunque — verdaderamente — egoísta y falaz.

Bourlaug, por su parte, es el padre de la Green Revolution que usaría la ciencia de la agricultura para reducir el hambre mundial, recibiendo crédito por salvar más de un billón de vidas en el mundo — muchas más que nadie más haya logrado salvar en toda la historia de la humanidad.

Hoy, las ciencias del comportamiento, las de la genética y las neurociencias tienden a contemplar el sentido moral como si fuera un organismo que incorpora atributos que lo hacen complejo, y a la vez, investigable, usando sus métodos, como los más acertados para lograrlo.

El interés general es que el significado de la moralidad no es un simple pasatiempo intelectual y científico. Sino que encarna lo que, para nosotros constituye el sentido mismo de la vida. La moralidad es lo que determina si somos o no, seres humanos dignos de respeto, por lo que buscamos su presencia en nuestros amigos y compañeros, lo inculcamos a nuestros hijos, lo avanzamos como prenda política, y lo justificamos en nuestras religiones.

Pero, el sentido moral está sujeto a nuestros propios prejuicios y distorsiones. Ya que la mayora de la gente, si tuviera que votar por Gates, La Madre Teresa y Bourlaug, fácilmente escogería a la beata, con su hábito blanco — símbolo de la pureza — siempre rodeada por los pobres en las fotos en que ella aparece y con una expresión ascética, para ser merecedora del mayor de nuestros respetos. Aunque en la realidad así no sea.

Una falta de observancia de la moralidad se culpa por todos los pecados que nos afligen y por las mayores atrocidades históricas.

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Mujer loca con gatos por Pablo Ruiz Picasso

La clavija o "switch" de la moralización

La moralización es un estado mental que nos permite apreciar el valor ético de las acciones que contemplamos. Por ejemplo, matar es malo, en lugar de ser meramente desagradable, "a mí no me gustan los pepinos", "a mí los bikinis me molestan", o "no te rasques cuando te pica un mosquito".

Esas son advertencias comunes que, aunque conlleven un valor de acento moral, no se ajustan a la definición de la moralidad como atributo personal.

El primer requisito para definir la moralidad es que, como la Ley Natural, las reglas que invoca se sienten como si fueran globales. Prohibiciones de violación sexual y homicidio no se conciben como si fueran materia de cultura local, sino que se reconocen como existiendo a un nivel universal. Uno puede decir, "a mí no me agradan los pepinos, pero no me importa que los comas". Lo que sería diferente a decir, "a mí no me gusta matar, pero no me importa si asesinas a alguien".

El segundo requisito, por nosotros mencionados en la trilogía Madoff (I) y (II) y Post mortem del Fallo de la Economía global. (en monografías.com) es que se espera que las personas que han cometido una transgresión contra los valores del grupo deben de ser castigadas. Pero, va aún más lejos, ya que no es tan sólo permisible infligir el dolor en alguien quien haya quebrantado una regla de conducta, sino que es erróneo que éste evada el castigo. Para ello existen las leyes.

Bertrand Russell escribió, "La imposición de crueldad con una conciencia limpia es la delicia de los moralistas — por ello inventaron el infierno".

El psicólogo Paul Rozin ha estudiado el switch de la moralidad en dos grupos de vegetarianos, los que evitan la carne por razones de salud, y los que la evitan por razones éticas — porque rehúsan causar la muerte a otro ser vivo. Rozin ha demostrado que los que no comen la carne por razones éticas poseen un sentido de moralidad tan distorsionado que imbuyen con valores éticos — muy lejanos a la realidad práctica — sus propias convicciones al respecto.

Rozin, también señala que fumar asimismo se ha moralizado, especialmente desde que el daño al fumador pasivo se ha reconocido. Un hábito que antes se consideraba glamoroso se ha vilificado y hoy se considera un vicio abominable. Sin mencionar las compensaciones astronómicas que las compañías tabaqueras han tenido que pagar a sus víctimas voluntarias. Así pasará en el futuro a las compañías que nos mercadean las fast food.

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Uso de niños como soldados

Al mismo tiempo, otros comportamientos, antes "amorales", se han vuelto aceptables y representan decisiones en la manera de vivir la vida propia. Estos incluyen el divorcio, la homosexualidad, y el fumar marihuana. Otras conductas han sido debidamente sujetas al eufemismo de la tolerancia que las hace aparecer menos ofensivas. La adicción a las drogas se ha convertido en "enfermedad", las enfermedades venéreas son trastornos "de transmisión sexual" o "infecciones transmitidas sexualmente".

Pero asimismo ha surgido una nueva ola de no aceptar como morales cosas que en el pasado fueran reprochables, lo que ha resultado en campos de batallas éticos. Éstas incluyen las pruebas de inteligencia (IQ test), la cría de animales en cautividad, las Barbie Dolls como juguete, y aún ciertas investigaciones en el cáncer del seno.

La comida, por su parte, se ha transformado en un campo minado por las emociones. Con críticos sermoneando acerca del tamaño exagerado de las sodas, la química contenida en las grasas, la libertad de no tener que vivir enjaulados de los animales que consumimos, el precio de los granos del café, las especies de los pescados idóneas para el alimento humano, y las distancias que las pescas deben de viajar antes de ser distribuidas.

Lo importante es que reconozcamos que la moralidad, como virtud, aunque aparente ser de origen genético, asimismo, es subjetiva y emocional, lo que hace de su poder adaptivo, algo cuestionable a través de las especies que la manifiestan.

Parece ser que nuestros métodos de investigación para contestar estas preguntas acerca del desarrollo moral, nos permiten realizar que los métodos que Jean Piaget y Lawrence Kohlberg utilizaran para tratar de documentarlas eran deficientes.

Consideremos las siguientes situaciones experimentales planteadas por el psicólogo Jonathan Haidt, basadas en la nueva perspectiva

  • Julie viaja en Francia en sus vacaciones de verano en compañía de su hermano, Mark. Una noche, ambos deciden que sería interesante y divertido si hacen el amor. Julie ya estaba tomando píldoras anticonceptivas, pero Mark, usa un condón para estar más seguros. Ambos gozan de la experiencia, pero deciden no repetirla. Ellos deciden que esa noche fue un secreto especial, que los hará sentirse más cercanos entre ellos. La pregunta es: ¿Estuvo bien ese comportamiento y fue correcto lo que hicieron los hermanos?

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El dilema del tranvía.

Prosigamos

  • Una mujer está limpiando su armario y encuentra una bandera de su país. No teniendo más uso para este símbolo, la corta en pedazos y la usa para limpiar el baño.

  • Un perro que pertenece a una familia, es arrollado por un vehículo frente a la casa. Ya muerto, la familia decide cocinarlo para comerlo, porque alguien les dijo que la carne de perro era muy sabrosa.

La mayoría de los encuestados consideraron las acciones como siendo reprehensibles, aunque admitieron que en el caso de los hermanos ambos tomaron precauciones para evitar el nacimiento de un posible niño defectivo. Y que, en los otros casos, existen culturas que comen los perros y que no dan significado especial al pabellón nacional.

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Moralidad convencional.

Lo que reitera nuestra impresión original de que la moralidad es asunto de la mayor subjetividad.

Los psicólogos y otros profesionales que se dedican al estudio de estos problemas diseñan algunos de los experimentos más interesantes para hacer trucos malabaristas con nuestras opiniones.

Veamos

El Dilema del Tranvía

Las filósofas Phillippa Foot y Judith Jarvis Thomson concibieron el Dilema del Tranvía que aquí presentamos:

  • Una mañana, durante su caminata acostumbrada, alguien descubre un tranvía yendo a toda velocidad con el conductor, doblado inerte, frente a los controles. En el camino del tranvía se encuentran cinco hombres trabajando en los carriles que no están conscientes del peligro que les amenaza. El observador se encuentra frente a un tenedor en la vía y puede tirar de una palanca que dirigirá el vehículo en dirección a un desvío que salva a los cinco hombres, pero que mata a un solo hombre que trabaja en ese sitio. ¿Es permisible sacrificar un hombre para salvar a cinco? La mayoría de quienes respondieron a esta cuestión dijeron que "sí" sin titubeos.

Ahora, contemplemos una situación diferente

  • La misma persona está en un puente desde donde se puede observar los rieles y ha visto el tranvía descontrolado que se aproxima a los cinco desprevenidos trabajadores. Lo que cambia es, que la única manera de detener el coche desbocado es tirando un objeto pesado en su trayectoria. Y, el único objeto pesado al alcance, es un hombre gordo que está parado a su lado.

¿Debería el circunstante, tirar el gordo a los raíles? Veamos, ambas situaciones se presentan con la opción de sacrificar una vida, para salvar cinco. Basados en el sistema utilitario de lo que resultaría en lo mejor para el mayor número, los dos dilemas, son moralmente equivalentes.

Pero, la mayoría no lo ve de esta manera. Ellos tirarían de la palanca en el primer ejemplo, pero no tirarían del puente al gordo, en el segundo. Cuando los investigadores han tratado de encontrar una razón plausible para este comportamiento, nadie puede explicarlo.

Joshua Greene, un filósofo y neurocientífico cognitivo, sugiere que la evolución (otro nombre para la Naturaleza), nos ha equipado con una repugnancia innata hacia el maltrato de una persona inocente. Éste cita muchos ejemplos plausibles para documentar sus ideas.

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La moralidad y los "genios" que la explicaran

Luego de haber conducido muchos experimentos, en este respecto, con Jonathan Cohen en la Universidad de Princeton, los resultados obtenidos por Greene aún permanecen inconcluyentes, aunque hacen por una fábula interesante y plausible.

¿Una moralidad universal?

De acuerdo a Noam Chomsky, nosotros nacemos dotados de una "gramática universal" que nos obliga a analizar el habla en términos de su estructura gramática, sin representación consciente de las reglas que aplican.

Empleando las ideas de Chomsky, el antropólogo cultural Donald E. Brown ha compilado una lista extensiva de los muchos conceptos y emociones que forman — en su opinión — parte de la constitución moral del ser humano. El evitar el incesto y el matar entre ellos.

Los primeros rudimentos de la moralidad emergen durante la niñez temprana. Es común ver niños muy pequeños ofrecer juguetes y consolación a otros en apuros. Y, de acuerdo a los psicólogos Elliot Turiel y Judith Smetana, niños de edad preescolar demuestran un entendimiento elemental de los principios morales y las convenciones sociales.

Aunque no se haya demostrado que existe un gen para la moralidad, la evidencia fortuita para ello, se considera muy sólida. Dicho esto basta en este espacio. Porque en lugar de desperdiciar nuestro tiempo con la descripción de argumentos designados a mostrar a nuestros lectores, como evidencias, pruebas inespecíficas, que aun por sus proponentes, son consideradas contingentes. Preferimos seguir adelante con nuestra tesis.

De acuerdo a estas teorías, el sentido de la moralidad puede que esté arraigado en el diseño mismo del cerebro humano. Pero, por todo lo que pueda significar para nosotros, la idea de ser así puede que aún esté incompleta.

Consideremos otro dilema moral

  • Un tranvía desbocado está a punto de matar una maestra. Usted puede desviar el vehículo, activando una clavija que envía una señal a una clase de niños de seis años de edad, rehusándoles permiso para darle a un osito de peluche el nombre de Muhammad ¿Es permisible activar la señal?

Esta situación no es chiste. Hace algunos meses que una maestra inglesa, enseñando en el Sudán, les permitió a sus discípulos dar al oso el nombre del alumno más popular de la clase, quien, en este triste caso, era llamado como el fundador del Islam. La maestra fue encarcelada por blasfemia y amenazada con flagelación pública, mientras que una turba fuera de la prisión exigía su muerte. Para los protestadores enardecidos, la vida de esta mujer era menos valiosa que la importancia de su religión.

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La sífilis

Si puede que sea posible que la gramática forme parte de la estructura de los juicios morales del ser humano, en realidad, no es tan cierto como aparenta serlo, o como algunos creen que lo sea.

Pero, a medida que antropólogos colectan data a través del globo, ellos encuentran consistentemente, que algunos temas son comunes a través de todas las sociedades. Casi todos consideran que hacer daño a otros es malo y que ayudar a los demás es bueno.

La genealogía de los comportamientos morales

El impulso de no hacer daño a los demás se encuentra en los monos Rhesus quienes prefieren no comer que tirar de una cadena que les proporcionará comida a ellos, pero que le dará un choque eléctrico a otro mono.

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Existen otros ejemplos familiares de comportamientos éticos en diversas especies vertebradas, como son el respeto a la autoridad y el evitar el incesto.

Asimismo tenemos la noción del altruismo que, cuando es recíproco, beneficia a ambos, a quien da y a quien recibe el beneficio ofertado.

Todavía, y, a pesar de todo el progreso que creemos haber hecho en explicar los orígenes innatos del sentido moral, nuestros investigadores no han reportado resultados de absoluto valor en este respecto.

El SIDA: Prototipo paradigmático y ciego de la Evolución de las Especies

Esta epidemia, desconocida hasta hace unos treinta años, como la sífilis, es de transmisión sexual.

Es un virus que, como cualquier otro ser viviente, es producto de un plan hereditario codificado en sus genes. Cada uno de los genes es susceptible a daño cada vez que el virus se multiplica. Pero, HIV es único, aún entre los virus. Como el retrovirus que es, sus genes no están basados en el ADN sino en su pariente cercano, el ARN. Molécula, esta última que se utiliza en la mayoría de los organismos — en traducir — en lugar de transmitir, el mensaje genético. (Véase mi ponencia, Orígenes, de la vida orgánica: El Ribosoma, el ARN y Nuevas perspectivas en las ciencias biológicas.)

El SIDA en su historia es la de un gran imitador. Cada virus se divide una vez al día dentro del organismo infectado. Lo que permite al agente infeccioso adaptarse a las defensas del individuo que ataca y a las medicinas que éste usa para erradicarlo. Creando una máquina de infección indestructible y una que está lista para infectar a otros, mientras permanece silenciosa. A veces, por años, antes de hacer su aparición funesta.

Una característica de esta enfermedad de transmisión sexual, es que, como quienes la padecen están en la flor de sus vidas, muchos, en resentimiento, por haberla adquirido — mientras se reproducían obedeciendo a la Naturaleza — hacen un denodado esfuerzo para contagiar a otras víctimas inocentes para así no morir solos. Lo que pone en duda la presencia de una moralidad altruista entre ellos y de una adaptación darvinista implicada.

Pero, si se examina de cerca, es posible que esto constituya una de las particularidades de esta infección que secuestra la razón de la víctima para que ésta actúe su programa y lleve a cabo su propósito, contagiando a otros seres jóvenes. (Véase mi artículo acerca de la Reina Roja).

Darwin mismo quedaría impresionado por el comportamiento del HIV.

En resumen

La evolución, en general, y la evolución de la moralidad, en particular, tienen sus críticos y sus escépticos que las dudan a ambas y que lo hacen, no por las razones religiosas comunes, sino que lo hacen basados en el mejor de los escepticismos científicos.

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Gustave Klimt. Esperanza

Algunas de las dudas están fundamentadas en las siguientes preguntas, cuyas respuestas permanecen en la incertidumbre:

  • ¿Cómo explicar la homosexualidad? Cuyo comportamiento evita el transporte de los genes a la generación siguiente

  • ¿Por qué existen diferencias tan drásticas, en carácter, entre el comportamiento de hermanos?

  • ¿Por qué tantas personas eligen no procrear, o tener muy pocos hijos?

  • ¿Existe una razón lógica para el suicidio?

  • ¿Por qué morir por una causa, un país o, como guardaespaldas, escudando a otra persona porque ésta paga por este servicio?

Los misterios que la Teoría de la Evolución todavía no puede resolver son muchos más que los simples, arriba descritos — el del origen de la Moralidad y de la Ley Natural son los más cruciales entre ellos. La razón para esto siendo que, aunque parezcan muy simples, en realidad nunca lo son.

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Gustave Klimt. Higea

Por ejemplo, cuando Darwin esbozara su concepto de la adaptación como proceso fundamental de su teoría, él carecía de los conocimientos de la ciencia genética y de todas su ramificaciones recientemente descubiertas, las que incluyen la ciencia epigenética, los roles reasignados al ARN y al ADN, como los entendemos cuando reflexionamos en los comportamientos agresivos, adaptivos, y mutantes del HIV.

Hay más que aprender.

Todavía no hemos terminado lo que Darwin comenzara, aunque muchos así lo crean.

Nos recuerda de la famosa "apuesta de Pascal" que nos dice: "Aún si la existencia de Dios no puede ser determinada por uso de la razón, una persona debe de apostar como si Dios existiera, porque viviendo de esta manera tiene todo por ganar y nada que perder." Y Darwin no es Dios, aunque sus prosélitos lo crean.

Pero, a pesar de que Darwin intuyera, como adaptaciones, la moralidad y las emociones en el ser humano y en otros animales, la realidad diferente es que la ética, la consciencia y la virtud, como atributos, desafían un orden animal ensamblado al azar por un relojero, sino ciego, tal vez desconcertado.

De lo que deducimos, como tantos científicos lo hacen, que la teoría de la evolución es revolucionaria y aún audaz. Pero que no puede ser una teoría para la explicación de todo. Esa teoría, que todo lo explique — por ser absurda — nunca existirá, como nunca vimos llegar la guerra que pondría fin a todas las guerras, ya que como hemos continuado aprendiendo — Dios, la Naturaleza y lo que sea, o quienes sean, que nos gobiernen — no parece que están dispuestos a permitirnos familiarizarnos muy de cerca con su entelequia, por razones propias.

Fin de la lección.

Bibliografía

  • Wright, R: (1994) The moral animal: Why we are the way we are: The new science of evolutionary psychology Pantheon

  • Larocca, F: (2007) El gen homicida y atavismos que matan en monografías.com

  • Larocca, F: (2009) La genética del comportamiento humano: (NEXT) la conquista más incierta de la biología conductista en psikis.cl y en monografías.com

  • Larocca, F: (2007) El principio antrópico como fulcro en psikis.cl y en monografías.com

  • Larocca, F: (2008) El SIDA cumple veinticinco años y causa veinticinco millones de muertes: Una celebración nefasta en psikis.cl y en monografías.com

  • Larocca, F: (2009) Epigénesis: Nueva disciplina que revoluciona la medicina, la psiquiatría y todas las ciencias biológicas psikis.cl y en monografías.com

 

 

 

Autor:

Dr. Félix E. F. Larocca

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