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Bolivia: Historia temprana y áreas socioculturales (página 2)

Enviado por Rolando Patzi Paxi


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"Una capa temprana de poblamiento arawak" fue identificada por los franciscanos del siglo XVI en las últimas estribaciones del macizo andino, los Tapieté, Tapuyes y Tapiis, también los Chané. También los tapiete relacionados con los Matacos, Chorotis y Tobas; Guaycurú y Ayoreode; estas últimas tres transhumantes, antes de la llegada de los Guaraníes Chiriguanos al Chaco boliviano, ocupantes del piedmont entre Chaco y los Andes, además de la región de los bañados del Izozog en Santa Cruz.

  • PERÍODO DE LAS ALTAS CULTURAS: TIWANAKU (400 A.N.E. / 1.200 N.E.)

En esta etapa, debe considerarse a Tiwanaku en el rango de las primeras "configuraciones estatales andinas" relata Michel López. Según Ponce Sanjinés, Tiwanaku fue un "verdadero" estado con organización clasista y economía agrícola.

Tiwanaku tuvo tres estadios de paso histórico: aldeano, urbano e imperial.

También se habla de Tiwanaku tal cual una "confederación comercial, basada en el establecimiento de redes de intercambio intrarregionales que convergían en el sitio capital de Tiwanaku". Así:

Actualmente la discusión de la naturaleza de Tiwanaku está centrada en dos posturas, por una parte Alan Kolata (1993) sostiene que Tiwanaku fue un Estado centralizado con importantes bases agrarias, especialmente la producción agrícola en campos de cultivo elevados, controladas por un aparato burocrático estatal. La otra postura sostenida por Juan Albarracín Jordán (1996) mantiene que Tiwanaku fue un Estado organizado segmentariamente, es decir que las decisiones políticas y administrativas no estaban centradas solamente en la capital. Por el contrario, existirían diferentes niveles de decisión autónoma locales.

Este modelo "también enfatiza las estructuras organizativas andinas como el ayllu y proyecta estos principios para entender la naturaleza del Estado". Queda claro, entonces, que entre los años 400 / 800 n.e., prosigue nuestro autor:

Tiwanaku alcanza una organización estatal evidente en un patrón de asentamiento jerárquico cuatripartito a nivel regional, con centros de primer, segundo, tercer y cuarto orden, establecidos de acuerdo al tamaño, función y status de cada sitio. Este patrón estuvo directamente relacionado con los sistemas de producción agrícola tanto en el valle de Tiwanaku como en Koani Pampa y otras áreas del lago.

Tiwanaku alcanzó su máximo apogeo entre los años 800 a 1.100 n.e., extendiendo su influencia por gran parte de los Andes:

Este estado se expandió a través de distintos mecanismos que variaron de acuerdo a las regiones y a la complejidad de las entidades políticas asentadas en distintos territorios. En algunos casos Tiwanaku estableció colonias para la explotación de recursos complementarios como en Moquegua mientras que en otros logró alianzas con élites locales creando relaciones de dependencia, o interacción económica a larga distancia. Los mecanismos integrativos de tipo religioso que tuvieron su origen en el período Formativo fueron de gran importancia para unificar a las poblaciones de la cuenca dentro del Estado Tiwanaku. Una serie de ceremonias se establecieron para crear lazos ideológicos e identidades compartidas.

Como anota Bermann, la periodicidad y repetición constante de las mismas "vinculadas a una red de centros ceremoniales fueron de gran importancia en este proceso".

Entre los años 800/1100 se produjo "un crecimiento generalizado de la urbe de Tiwanaku y los asentamientos de esta cultura". La urbe presenta en Tiwanaku un centro cívico ceremonial "con impresionantes estructuras" construidas en piedra labrada y adobe:

Entre ellas destacan la pirámide de Akapana, el templete semisubterráneo, Kalasasaya, y los palacios de Putuni y Kerikala. Esta parte central se encontraba rodeada por áreas residenciales o barrios, áreas de producción especializada como talleres cerámicos, líticos y otras facilidades. En los últimos años se han realizado excavaciones en todos estos sectores y se ha recuperado información sobre la vida cotidiana, la organización doméstica, cultura material y aspectos sociopolíticos e ideológicos (Alconini 1995, Janusek 1994; Kolata 1993; Manzanilla y Woodard 1990; Rivera 1994).

Durante este Período "proliferan los sitios Tiwanaku en toda la cuenca del Titicaca y áreas vecinas"; sitios que incluyen "centros administrativos y ceremoniales" como Lukurmata, Khonkho Wankani y Tumatumani; además de "infinidad de sitios menores".

Tiwanaku fomentó "la intensificación agrícola en andenes, camellones y qochas"; logrando una enorme transformación del paisaje circunlacustre y zonas aledañas.

Alrededor del año 1100 Tiwanaku se desintegró estatalmente "por causas aún no muy bien entendidas", probablemente "una serie de factores sociales, ruptura de alianzas y cambios climáticos adversos hayan coincidido creando situaciones insalvables que produjeron la caída de esta entidad política".

Durante la época de desarrollo de Tiwanaku existieron varias sociedades emplazadas en diversas áreas geográficas que interactuaron de muchas formas con tal estado y "llegaron a conformar Señoríos y confederaciones de carácter preestatal". De tal forma, este período no se refiere únicamente a Tiwanaku, sino a "un lapso en el que diferentes culturas interactúan entre sí con particularidades propias" que a continuación estudiaremos.

  • Altiplano Norte

Tiwanaku (400 a.n.e. / 1.200 n.e.) comenzó su proceso de crecimiento y prestigio durante el Formativo Tardío, época en que se supone la construcción de su centro ceremonial, así como el establecimiento de colonias o enclaves en varios pisos ecológicos para tener acceso a la biodiversidad complementaria, especialmente maíz.

Para el autor, probablemente hubo "distintas formas de organización de ayllus y markas (pueblos)" que "conformaron distintas coaliciones dinámicas que se articulaban y desarticulaban de acuerdo a las circunstancias". Las coaliciones fueron variables en su espacio/tiempo, pero "se ajustaron a ciertos preceptos y estructuras organizativas en las que la reciprocidad, el dualismo y la organización jerárquica inclusiva eran los ejes organizativos mayores".

La parte central se hallaba rodeada por áreas residenciales o barrios, áreas de producción especializada "como talleres cerámicos, líticos y otras facilidades". Se estima que durante su apogeo Tiwanaku alcanzó una extensión de 8 km2.

Durante este período proliferaron los sitios Tiwanaku por toda la Cuenca del Titicaca y áreas vecinas; sitios que incluyen centros secundarios de orden administrativo y ceremonial como Lukurmata, Khonkho Wankani y Tumatumani, además de muchísimos sitios menores, todos con la presencia de templos y áreas residenciales considerables.

Tiwanaku, a través de su política, "fomentó la intensificación agrícola en andenes, camellones y qochas" que transformaron notablemente todo el paisaje de las orillas del Titicaca, áreas vecinas de inundación, por la construcción de camellones y otros rasgos agrícolas.

  • Altiplano Central

El Período Carangas (300 n.e. / 1200) ha sido presentado como un desarrollo autónomo posterior al período Formativo de Wankarani, sostiene Marcos Michel López:

De acuerdo a los trabajos de Mc Andrews, la tradición formativa se desarrolló hasta aproximadamente el 300 d.C., posteriormente el patrón de asentamiento varía a asentamientos dispersos. Los asentamientos dispersos de Carangas son otra constante de una tradición que se desarrolla hasta épocas del Intermedio Tardío (100-1450 d.C.), cuando los poblados se nuclean en las denominadas Pucaras o fortalezas. Ese fenómeno es común en todo el altiplano y valles de Bolivia y corresponde a una época conflictiva en la que se constituyeron una especie de feudos señoriales descritos también en las crónicas. La mayoría de los sitios Carangas presentan una superposición Inka evidenciada en cerámica de esta tradición.

La ingente cantidad de sitios Carangas "salpicados en el Altiplano Central" da cuenta del patrón disperso de poblamiento que probablemente sea temprano.

Existieron también conglomerados poblacionales mayores denominados "ciudadelas" por su carácter urbano, refiere Marcos Michel López:

Los poblados se construyeron en altura y parecen más bien estar relacionados a un carácter religioso y de culto a huacas de origen. Quillacas, Pumiri y Macaya se localizan en zonas de espectacular belleza natural y son considerados hasta la actualidad centros religiosos andinos de primer orden. Aunque estas ciudadelas conservan el carácter defensivo de las Pucaras, con muros de protección y circunvalación de los "barrios", su posición cerca de las planicies las diferencia de las pucaras construidas en alturas de difícil acceso. La disposición de las casas circulares es de agrupaciones que forman barrios. (…) Macaya es posiblemente una antigua capital Carangas, posee una pucara de esta época, aunque gran cantidad de material se halla disperso en las planicies aledañas.

Las ciudadelas fueron desarrolladas en áreas de antiguo poblamiento Carangas, "mencionadas como capitales también en las crónicas y documentos coloniales". En tanto que las "pucaras" fueron ciudadelas construidas en cerros de acceso complicado. Los chullpares y enterramientos en cuevas constituyen otro rasgo de Carangas, que se había expandido hacia la costa.

El Señorío Intersalar de Uyuni se ubicó en la frontera entre Oruro (Provincia Cabrera) y Potosí (Provincia Daniel Campos). En él se registraron 110 sitios de ocupación prehispánica, que arrojan un modelo explicativo de asentamientos precolombinos:

La región fue sede de una ocupación durante un período anterior al Intermedio Tardío, aún no bien definido, eran grupos pastorales seminómadas de origen no determinado, practicaron la trashumancia entre las tierras altas y bajas a través de los valles de Isluga y Tarapacá hacia la costa del Pacífico. A principios del Intermedio Tardío (+-1000 d.C., época post-Tiwanaku) estos grupos se sedentarizaron, intensificando los contactos interecológicos entre el altiplano y los valles costeros de Atacama, Tarapacá y Arica, basados fundamentalmente en circuitos de caravanas llameras, facilitando así el intercambio y difusión social, técnica y religiosa.

Sobre este tema se ha señalado que ya hacia aproximadamente el año 1200 a.n.e. se instauró "un sistema de intercambio entre distintos pisos ecológicos (valles, puna, costa) impulsados por pueblos de cultura Wankarani".

Entre los años 500 y 700 n.e. "una serie de pueblos se asentaron cerca de fuentes de agua sobre las riberas bajas y medias del salar de Uyuni", nucleándose bajo un patrón circular, la base "de las federaciones multiétnicas que ocuparon el área meridional de la región intersalar"; identificándose a los pueblos Quillacas, Puquinas y Aullagas.

A fines del Horizonte Medio (800 a 1000 n.e.) "estaba consolidada la explotación vertical o control de un máximo de pisos ecológicos" mediante cuyo contacto se facilitó la difusión de la cerámica de la región Intersalar, definida como Yura y Uruquilla por Ibarra Grasso.

  • Altiplano Sur

Se ha establecido una relación directa con Atacama. Se afirma que la zona jamás fue "conquistada" por Tiwanaku.

  • Valles De Cochabamba

La presencia de Tiwanaku desarrolló un estilo provincial conocido como Tiwanaku Derivado de fuerte contenido local en Capinota y Mizque, donde fueron establecidos enclaves para la provisión de maíz y otros productos locales hacia el altiplano, sin modificar los patrones tradicionales de asentamiento.

  • Valles de Potosí

El Horizonte medio (600 a.n.e. / 1100 n.e.) se caracteriza en Potosí "por un temprano desarrollo relacionado a la época del Formativo, poco conocido, y al diverso desarrollo de culturas locales", entre las que se halla la Cultura Chicha (que ya se hallaba desarrollada el año 950 n.e.) y sus variantes regionales cuya continuidad se prolongó hasta la época de influencia Inka.

El patrón común de asentamiento corresponde a un mismo estadio cultural de la tradición sureña, representado por variantes cerámicas regionales: pucaras o fortificaciones estratégicamente situadas en lugares defensivos, asociadas a terrazas de cultivo. También se construyeron andenes de cultivo en laderas aledañas a las poblaciones en relación a fuentes de agua permanentes de los ríos, donde se cosechó papa, maíz y quinua. La tradición cultural también se remite a la ganadería, textiles y fundición de cobre y plata.

Entre los sitios más representativos tenemos a Caima Cuchu, Totora (con dos ayllus urbanos), la Cerámica Chicha, Yura, Huruquilla, Tacora (gran federación regional de variantes locales influenciada por Tiwanaku).

  • Valle De Tarija

Existen restos correspondientes al período decadente de Tiwanaku.

  • Yungas

Destaca el hallazgo de un huaco retrato en Coroico, cuyos decorados se asemejan a Tiwanaku. También el sitio de Pukur Pata (3.200 m.s.n.m.) cerca de Chucura, con características Tiwanakotas.

Las evidencias de la presencia de Tiwanaku en Sud Yungas "son contundentes y varios investigadores atribuyen este fenómeno al control sistemático de la región para la producción agrícola desde épocas tempranas de esta cultura". Entre tales evidencias hallamos a Ovejuyo (barrio de La Paz) que posee un camino correspondiente a la fase expansiva de Tiwanaku, que comunica los valles de Ánimas y Choqueyapu; el Takesi y Lambate.

  • Río Beni

Se ha evidenciado la presencia de raíces Arawak en la zona.

  • INTERMEDIO TARDÍO: DESARROLLOS REGIONALES (1.100 / 1.470)

Se denominan desarrollos regionales "a aquellas tradiciones arqueológicas que tienen su origen en tradiciones locales del período post Formativo" y "continúan con características propias hasta la llegada de los inka en el altiplano y valles de Bolivia y la llegada de los españoles y Guaranís en las tierras bajas"; refiere Michel López:

En el Altiplano de Bolivia este período se ha denominado Intermedio Tardío, post Tiwanaku, de Señoríos y/o Reinos, considerando referentes etnohistóricos que hacen mención de pueblos disgregados viviendo en continuas disputas, conformando Reinos gobernados por Señores. El período ha sido denominado también época post Tiwanaku, por la creencia de que el imperio Tiwanaku fue su origen ancestral y que a la caída de este estado se dispersaron agrupaciones sociales, que sin poderse organizar bajo el poder del estado conformaron los señoríos. Aunque esta definición ha tenido mucha aceptación debemos reconocer que muchos de los denominados señoríos tuvieron poca o ninguna influencia de Tiwanaku, habiendo surgido de un proceso local.

La etnohistoria define a los señoríos del altiplano como "entidades regionales que agrupaban varias tribus en relación a un señor, con idioma, territorio y menaje cultural propio", es la misma "revisión de documentos y crónicas que nos plantea grandes incógnitas sobre su verdadera configuración".

La intervención Inka en el Kollasuyo influyó bastante en la reestructuración de dichas entidades, "fortaleciéndolas en algunos casos y desestructurándolas en otros, con políticas de movilización, cambio y destierro de poblaciones a grandes escalas". Por ello, los documentos coloniales muestran la complejidad de difícil elucidación como figura histórica. Ergo:

Los grandes señoríos del Altiplano fueron entidades de carácter dual ligadas por lazos consanguíneos de parentesco y estrategias de confederación, poseían territorios discontinuos (en diferentes lugares) y zonas de explotación en el altiplano, los valles de la costa y las vertientes orientales. Se dice que las cabeceras de gobierno y control de estos señoríos se encontraban en las tierras altas y que eran dirigidas por un poder dual masculino-femenino.

Pocos han sido los estudios arqueológicos relativos a este período en el altiplano boliviano, aunque aportan muy significativa información:

El registro arqueológico ha identificado características comunes de patrón de asentamiento en esta época, como ser: Patrón de asentamiento disperso, construcción de "pucaras" o fortalezas, entierros en tumbas subsuperficiales o Chullpas y nuevas orientadas hacia el poniente, viviendas circulares con cimientos de piedra, uso de corrales, construcción de terrazas de cultivo, uso de silos, pudiéndose inferir a través de la parafernalia ritual de enterramiento que existían diferencias de jerarquía, posiblemente entre la clase gobernante y los gobernados.

También se aprecian notorias diferencias en la arquitectura, cerámica y textiles entre las diferentes zonas del altiplano, que se identifican con la regionalidad de los grandes señoríos o reinos altiplánicos.

Se han identificado los grupos cerámicos Pacajes (coincidentes con la etnia del mismo nombre); Carangas (que exceden al territorio histórico de los Carangas, pero en la misma región); Intersalar (muy poco conocidos hasta Lecoq 1990); Mallku (que sin haber conformado un señorío propiamente dicho, corresponden a esta época con sus variantes locales).

En los valles y tierras bajas se conocen otras configuraciones sociales y desarrollos regionales.

  • Altiplano Norte

"La fragmentación de Tiwanaku dio paso al surgimiento de varios grupos políticos autónomos en el área circunlacustre, los cuales son conocidos como señoríos o reinos aymaras", refiere Marcos Michel López.

La versión más consistente señala la invasión de grupos aymaras provenientes del norte (Perú) y sur (Chile) del área andina, "que influyeron en la caída de Tiwanaku y en el desplazamiento de la población originaria de habla puquina por grupos guerreros aymara parlantes" originados en el altiplano sur y ciertos valles al norte de Chile.

Existen documentos que sugieren migraciones aymaras venidas del sur, como sucede con los Lupaqas y del norte con los Collas. Pero también arqueológicamente pueden obtenerse continuidades, como es el caso de la cerámica Tiwanaku en la del pueblo Pacaje, que habría continuado con el patrón de asentamiento tiwanakota, "la ocupación de los mismos sitios y con los campos agrícolas y el uso de técnicas agrícolas como el cultivo de camellones, terrazas agrícolas y qochas".

Los diversos grupos políticos establecidos sobre "identidades étnicas preexistentes" en la cuenca del Titicaca fueron principalmente los Pacajes, Lupaqas y Collas. Prosigue Marcos Michel López:

Este Período se caracteriza por una amplia competición por territorios, recursos y poder político entre entidades locales, situación manifiesta en la construcción de sitios defensivos o pukaras. La intensidad de la competencia y conflicto varió entre regiones, es así que en el valle de Tiwanaku la existencia de pocos de estos sitios sugiere conflictos esporádicos mientras que en la región Lupaqa, la presencia de grandes y complejos sitios defensivos estaría indicando una situación de conflicto más acentuada. En estas sociedades los principios de organización en torno a jerarquías inclusivas se hacen evidentes con la organización dual y la presencia de distintos niveles jerárquicos en los que se agrupan ayllus menores y mayores. La naturaleza segmentaria de estas sociedades permitió la presencia de distintos grupos étnicos a su interior lo cual está reflejado en particulares variaciones regionales en los motivos decorativos de la cerámica, y en diferencias constructivas y de estilo entre edificios de distintos asentamientos.

Los grupos aymaras tuvieron un patrón de asentamiento disperso "con la presencia de sitios centrales y continuaron usando tecnologías agrícolas como camellones y andenes"; sin embargo; la ganadería "adquirió una importancia mayor dentro de la economía".

Destacan las pukaras o fortalezas en la región Lupaqa y Pacaje, pertenecientes al Intermedio Tardío, localizadas en laderas y cimas montañosas. Por su diámetro de hasta 30 has. pueden considerarse tales sitios como ciudadelas con áreas residenciales, murallas defensivas y corrales, que se hallan a una altura que oscila entre 4100 y 4400 m.s.n.m.

También destacan las chullpas de piedra en la región Lupaqa y Colla.

  • Altiplano Central

Durante el Intermedio Tardío (1000 / 1400 n.e.), la dinámica poblacional Carangas se expande alrededor de recursos y fuentes hídricas, concentrándose en ellos, refiere Marcos Michel:

Los tres tipos de establecimientos son: asentamientos en las partes bajas, medias y altas de vertientes, organizados con una presencia a modo de islas. La densidad demográfica alcanzada durante este período determinó el uso de técnicas agrícolas que proporcionaron excedentes de producción. Lecoq (1991) postula que entre los años 1000 a 1200 d.C. se encontraron poblaciones Puquina – Colla en la región intersalar, aparentemente portadoras de una tradición Tiwanaku. Hacia el siglo XIII la Cordillera Intersalar es un sitio compartido por muchas confederaciones étnicas de origen aymara o controladas por aymaras.

A partir de 1450 n.e. la región es controlada por los Inkas, "estratégicamente localizados en notables feudos y ciudadelas", habiéndose producido probablemente una reorganización del sistema productivo sin que los Inkas hayan ocupado físicamente la zona. Este modelo administrativo Inka "se evidencia en la construcción de importantes centros de almacenaje estratégicos".

  • Altiplano Sur

Los Desarrollos Regionales de Lípez (900 /1450 n.e.) marcan la continuidad entre el período lítico y la época tardía preinkaica. La introducción de la cerámica y el desarrollo de prácticas agrícolas "originó la sedentarización y el crecimiento de sociedades agropastoriles completamente adaptadas a las extremas condiciones de frío y sequedad de la región". Una de tales manifestaciones fue denominada Mallku; junto a otras de amplia diversidad y mayor grado de adaptación al medio por los habitantes de Lípez.

Las principales características del denominado Señorío Mallku pueden resumirse como sigue: el patrón de poblamiento corresponde al asentamiento sedentario en núcleos mayores (Mallku) y secundarios con recintos habitacionales aislados en medio de cuadros agrícolas; existieron sitios de fortificaciones defensivas en valles costeros controlando sectores agrícolas y rutas comerciales a la costa; y las tumbas fueron hechas en aleros y chullpas. Refiere Marcos Michel:

Lípez habría sido parte de un extenso territorio que incluía el desierto de Atacama y que albergaba a grupos de cazadores y recolectores, quienes articulaban su patrón de movimiento con los ciclos naturales de los recursos. Este patrón se mantuvo íntegro hasta la llegada de grupos agro alfareros, los que posiblemente establecieron territorios discontinuos, integrados a sistemas productivos agrícolas de alcance regional, incluyendo los valles costeros y orientales. Este sistema se articulaba mediante caravanas llameras que facilitaban el contacto para el intercambio de producción y la movilización.

El patrón de asentamiento y las características de los sitios arqueológicos "evidencian un proceso complejo de desarrollo de técnicas agropastoriles adaptadas a ecozonas distintas", que son las que siguen: Zona norte de Lípez (margen sur del Salar de Uyuni), con zonas residenciales que sugieren relaciones jerárquicas entre asentamientos, con presencia de cerámica Yura, Colla y Chillpe; Zona Sureste de Lípez (Cantones orientales de Nor y Sud Lípez) con poblados a orillas de aguas permanentes con tipos cerámicos Mallku, Chillpe, Colla, Yura, Puquó, Tarija Inciso y Yaví-Chicha.

Zona Suroeste de Lípez de "concentraciones de extensión reducida", asociadas a vegas de agua y asentamientos pequeños de viviendas ocupadas temporal o estacionalmente. La mayoría de los sitios pueden interpretarse como campamentos caravaneros. Región de San Cristóbal Distrito Colcha "K" de Nor Lípez), que incluye campamentos temporales de pastores "que mantenían un complejo sistema de rotación de territorios, integrando una economía pastoril con una limitada producción agrícola". Las cerámicas presentes son: Lampaya, Colque, Quispe y Jayula. Se conoce una expansión hacia los márgenes del Río Loa.

Valles De La Paz

La Cultura Mollo (1200 / 1480 n.e.), "se distingue por sus notables ciudadelas de piedra situadas estratégicamente entre las quebradas de los valles mesotermos de los Andes, a la altura del río Llika y subsidiarios en la provincia Muñecas del departamento de la Paz". Las ciudades Mollo fueron "edificadas magistralmente en laderas de pendientes abruptas, mediante la construcción de plataformas escalonadas y muros de contención", provistas de canales de agua.

Entre sus principales asentamientos, citamos Cari (confluencia de los ríos Lokomayu y Llika); Chunkawasioj (cerca de Cari); Mamakoru (aguas abajo del Llika) y Pukanwaya (confluencia de los ríos Kankorani y Llika).

Una de las características primordiales de la cultura Mollo reside en las "extensas construcciones de terrazas agrícolas en las laderas de quebradas de los ríos", hechas de rocas en la base, recubiertas de humus y sujetas a muros construidos de pizarras. Probablemente sirvieron para el cultivo de maíz y papa. La posición intermedia de Mollo entre el altiplano y las llanuras orientales convierten a esta cultura en una síntesis de conocimientos andino-amazónicos "que les permitían vivir y aprovechar de los distintos pisos ecológicos que ocupaban, además de servir de nexo con las culturas de la selva".

Valles De Cochabamba

La continuidad de patrones de asentamiento previos muestra que el período de Tiwanaku y los Desarrollos Regionales de Cochabamba (600 / 1100 n.e.) fue de independencia socioeconómica y la influencia habría sido más bien cerámica, logrando una mixta con estilos cerámicos locales como Tupuraya, Mojocoya, Quillacollo y Sauces, aproximadamente del 600 al 800 n.e. Posteriormente aparecen los estilos Omereque, Karaparial, Yampara y Mizque Tiwanaku.

Durante el Período Intermedio Tardío o de Desarrollos Regionales Tardíos (1100 / 1470), se brinda una profusión de estilos regionales, como el Ciaco, Yampara, Mizque Tiwanaku, etc. Los datos etnohistóricos refieren la presencia de diversos gripos regionales en la época: Chuyes, Cotas, Sipe-Sipes y Poconas.

Valles de Potosí

El Desarrollo Regional (800 / 1450) se ubica en laderas bajas y medianas cerca de los ríos, pendientes y cimas de montañas, mostrando asentamientos diferentes y complejos de sectores residenciales, mortuorios, de almacenaje y defensa. Destaca la cerámica Yura Foliáceo y Condoriri (Chaki, Porco).

Valle De Tarija

Esta cultura representaría un "Señorío de desarrollo regional" correspondiente al período Post – Tiwanaku (1200 n.e. / 1450), de origen migratorio desde los señoríos lacustres "dentro de un limitado espacio en el valle del mismo nombre, con asentamientos de tipo urbano y habitacional relacionados a campos agrícolas" donde "fortalezas o pukaras controlarían dichos asentamientos desde puntos estratégicos al norte; Pucara de Tomatas y al sur del valle Pukara del Zaire". Se obtuvieron los complejos urbanos de San Mateo y Canasmoro.

  • Yungas

Son pocos los datos acerca de la ocupación de Yungas en tiempos de los señoríos altiplánicos, relata Marcos Michel:

La información de acuerdo a las crónicas, según Garcilazo de la Vega, afirma que el cuarto Inka Mayta anexó el sector Kollasuyo del Collao al imperio del Tawantinsuyo instalando mitmaqkuna en los valles y Yungas orientales al pie de la sierra nevada de los "Antis". Huayna Capac realizaría el ordenamiento de estas tierras con la finalidad de lograr una expansión de conquista hacia el pie de monte amazónico. Los "Yunga" se establecían en los valles de Copan, Llica, Challana, Chapaca, Zongo del Peri (Coripata) y Chapi Yungas (Chulumani) como mitmaqkuna originarios de las etnias andinas del Collao reconocidos por el Inka.

Los documentos coloniales denotaron diversas lenguas y tradiciones culturales originarias anteriores a la llegada de los Inka, prosigue Marcos Michel:

Los indios "Yunga" de las vertientes orientales de los Andes han sido mencionados en diferentes crónicas ocupando los valles de los afluentes superiores del Mapiri y del Bopi, claramente diferenciados de los "Yungas" de la vertiente occidental del Pacífico. También Loza menciona a los "Quinua", cuya identidad podría estar ligada a los denominados "Yunga". Los Quinua son identificados como habitantes de los valles superiores del Bopi en el siglo XVI y la palabra Quinua puede tener dos significados en aymara: qirua = mercader de coca y qherua = valles templados. Los Quinua constituidos como un señorío con cabecera en el valle de Uyuni al sur de La Paz, controlaban un cruce ecológico desde las altas pendientes de la cordillera real hasta los Chapi Yungas de Chulumani mediante el camino del Takesi y otros caminos.

Se desconoce si los Yunga y Quinua son originarios de la zona o si constituyeron señoríos. Empero, las evidencias arqueológicas resultan elocuentes, refiere Marcos Michel:

Las pucaras o fortalezas Pukara Punta y Jiska Ilampu son avanzadas de grupos andinos en los Yungas, localizadas en posiciones estratégicas para el control y protección de sus poblaciones y recursos, al igual que en el altiplano. Ambas se localizan en alturas mayores a los 3600 m.s.n.m. y presentan caminos de acceso de elaboración simple que parten del camino central del Choro, el acceso a las fortalezas está protegido por escarpadas elevaciones. El patrón de asentamiento es de casas circulares dispersas en plataformas pequeñas en el caso de Pukara Punta debido a lo escarpado del sitio y amplias en Jinja Ilampu porque el sitio se encuentra en una cuchilla trabajada en varias plataformas escalonadas, posiblemente para uso agrícola.

El arte rupestre se halla presente en ambos sitios. Otros correspondientes a este período son Huacani, Williwaya y Tankani (Cotapata).

A modo de conclusión, se podría sostener que "la intervención de grupos andinos en los Yungas fue un hecho relacionado a la explotación de control de un máximo de pisos ecológicos", siempre ligada a interrelaciones de armonía y conflicto con habitantes de tierras bajas.

En Sud Yungas puede probarse la presencia altiplánica Pacaje y otro grupo étnico local, probablemente los Quirua, ligados a los "Yunga".

  • HORIZONTE TARDÍO: PERÍODO INKA (1470 / 1532)

"La expansión Inka en Bolivia es todavía un tema con muchos vacíos", relata Marcos R. Michel López[6]Según Rowe, la ocupación Inka del sur del Titicaca se habría realizado a partir de 1471 por Topa Inka; Parssinen, Meyers y otros investigadores han sugerido que dicha expansión se habría efectivizado antes "mediante intercambio y liego alianzas". Parssinen indica que tal expansión se pudo haber desarrollado hacia 1450, "una generación antes que Topa Inka, a través de contactos políticos e intercambio de regalos con los Aymara. En todo caso, los trabajos acerca de caminos inka son el primer dato de contacto y expansión cultural:

Raffino aportó significativa información a partir de la inferencia de dos ramales inka en los valles del sur de Bolivia: El primero, occidental, unía las poblaciones de Calahoyo, Talina, Tupiza, Uyuni, Aullagas, Huari, Challapampa, Poopó y Paria (Más conocido como el Tambo inka de Sevaruyo). El segundo se proyectaba hacia el oriente por las poblaciones de Villazón, Suipacha, Mochará, Cotagaita, Tumusla, Vitichi, Porco y Potosí.

Respecto al fin del Inkario, se mencionan los conflictos internos de la dinastía Inka, la rebelión de pueblos dominados, la supremacía tecnológica bélica de España, las epidemias que les precedieron y las creencias religiosas americanas que vieron en los españoles el retorno marítimo de Wiracocha, es decir, de los blancos que antes habían llegado por mar, presumiblemente nórdicos, que han establecido raíces en la zona desde mucho antes de la llegada española. El último bastión de resistencia fue en Pocona, a cargo de Tiorinaceo o Tito. Manco Inka (Tupac Amaru) fue el último Inka que resistió en Vilcabamba por 40 años, siendo vencido por el Virrey Toledo en 1570.

  • Altiplano Norte

Para Marcos Michel López el Horizonte Tardío "se caracteriza por la rápida expansión del imperio inka en gran parte de los Andes", a través de distintas estrategias, que van desde diversos tipos de alianzas, hasta la conquista militar:

Los territorios conquistados, incorporados al imperio, eran controlados mediante centros administrativos, fortalezas, tambos y otras estructuras estatales conectadas mediante una amplia red vial construida y reutilizada por los inka. La presencia inka varió de acuerdo a la importancia económica y estratégica de las regiones. En algunas regiones el control fue directo con la imposición de una estructura administrativa fuerte, cambios en el patrón de asentamiento y movimientos poblacionales importantes, mientras que en otras generalmente periféricas hubo un control indirecto mediante la incorporación de las élites locales al aparato estatal.

La presencia Inka en el área del Titicaca se dio inicialmente por alianzas y luego por conquista militar, relata Michel:

Los Lupaqa se aliaron con los inka recibiendo un trato privilegiado mientras que los Colla y Pacajes fueron conquistados. Una vez establecido el dominio sobre la cuenca del Titicaca los inkas trasladaron colonias de mitimaes al área e hicieron movimientos masivos de población, construyeron el sistema de caminos con su infraestructura para distintos propósitos y se apropiaron de la ideología de legitimación de las élites locales sobreponiendo los mitos de origen con los del imperio. Los mitimaes trabajaron las tierras de los distintos templos como los de las islas del Sol y la Luna y estuvieron al servicio de estos lugares sagrados de la misma forma que en el adoratorio de Copacabana donde se instaló gente de 40 diferentes naciones. También existieron asentamientos de mitimaes con especialización económica como en el caso de los plateros, olleros, tejedores y otros.

Uno de los cambios más importantes que trajeron los Inkas fue "la relocalización de la población en nuevos asentamientos vinculados a las actividades económicas prioritarias para el imperio y al sistema de caminos y tambos".

Las élites locales fueron asimiladas al esquema imperial con reconocimiento de privilegios y alianzas matrimoniales; sin embargo; pasaron éstas a depender del sistema estatal, perdiendo su poder y libertad de decisión anteriores.

El culto a los ancestros tan importante para los aymaras, fue "legitimizado" por los inkas, construyéndose chullpas de las élites locales con estilo Inka.

Los sitios más importantes fueron: la isla del Sol y la Luna, Copacabana, Hatuncolla, Chuchito y otros. Tiwanaku se reservó como "sitio sagrado" que los inkas ligaron a sus mitos de origen, como lo hicieron en otras regiones del imperio "para legitimar su poder".

En 1538 llegaron los conquistadores españoles al Collao, hallando resistencia Lupaqa en Desaguadero. La superioridad bélica europea les permitió imponerse y marchar hacia el sur, conquistando todo el territorio andino cuyas sociedades perdieron autonomía e iniciaron un proceso largo de desestructuración.

  • Altiplano Central

El Período Inka en Carangas (1450 / 1530) "dejó una notable huella" en toda la región del señorío, refiere Marcos Michel:

Sin lugar a dudas esta presencia Inka es la muestra de una alianza temprana del señorío Carangas con los Inka (…) La primera señal de la intervención Inka en Carangas se hace evidente en la formación de reducciones o poblados Inkas, mediante la creación de una especie de reductos y áreas de poblamiento en las partes bajas de las pucaras, lugares relacionados a los centros poblacionales mayores actualmente conocidos como Carangas, Corque, Toledo, Andamarca y todos los conocidos como pueblos mayores de Oruro.

Paulatinamente, la alianza se refleja en la "estrategia de construcciones simbólicas y de rituales que hacen ostentación de la hegemonía Inka en la región"; así como los caminos troncales que comunicaron estratégicamente la región con centros y tambos que articulan el avance Inka, como la rama troncal hasta Caracollo; otro del ramal Urco Suyo que conectaba Carangas con Patacamaya y Sajama, hasta la costa. Finalmente, quedan los ceques de Sajama.

  • Altiplano Sur

El Período Inka u Horizonte Tardío (1450 / 1540), se inició con la conquista de Lípez por el Inka Wiracocha, "como parte de un plan mayor que incluyó también la conquista de los Caranca, Ullaca y Chicha" y fue desarrollada desde Atacama, obligando a los Llipi a "tributar en colores minerales y ganado". Aparentemente, la zona suroeste de Lípez significó una zona de paso del Tawantinsuyu entre los oasis de Atacama y la región Chicha y al norte comunidades tributarias del inkario.

  • Valles De La Paz

La Cultura Mollo ha sido superpuesta por la Inka, que adaptó su estilo arquitectónico e incluso hay quienes sugieren a esta cultura como punto de partida para la cultura Inka.

  • Valles De Cochabamba

La presencia Inka en Cochabamba (1470 / 1532) "respondió a estrategias económicas y geopolíticas importantes para el imperio" señala Marcos Michel:

La conquista de este valle, tras una intensa actividad bélica y resistencia local trajo consigo un reordenamiento territorial intensivo, el movimiento masivo de las poblaciones locales a otros sectores y el parcelamiento y redistribución de tierras a grupos movidos de distintas partes del imperio por el Inka Huayna Capac con la finalidad de producir para el Estado. Cochabamba se convirtió en un centro productor de maíz importante, se construyó una infraestructura caminera con tambos y otras dependencias administrativas donde se hacía acopio de la producción que luego era empleada para financiar las actividades estatales como el mantenimiento de tropas militares, redistribución, etc.

Para los Inkas, Cochabamba fue un punto estratégico de avanzada hacia los valles del oeste de Santa Cruz y las llanuras de Grigotá, edificando asentamientos político-militares en Pocona, Mizque, Comarapa y Samaipata, frontera imperial contra los Chiriguanos. Inkallacta fue una capital provincial del imperio.

Los mitimaes traídos a Cochabamba pertenecieron mayoritariamente a los grupos que siguen: Charcas, Caracaras, Soras, Urus, Carangas, Quillacas, Condes, Pacajes, Lupacas, Collas, Chisques, Ica-Yungas, Tospas, Caracotas y Yamparaes.

  • Valles de Potosí

En el Período Inka u Horizonte Tardío (1450 / 1540) se prosigue la ocupación de sitios antiguos, con énfasis en las altas vertientes de las montañas "y colinas cerca a los ríos de valles fértiles controlando ejes caravaneros de comercio". Los sitios resultan complejos, con sectores residenciales, paredes defensivas, terrazas de cultivo, silos, cementerios, chullpas y abrigos rocosos.

  • Valle De Tarija

Se sabe que hubo mitimaes traídos por el Inkario, asentados en "diferentes regiones aledañas al valle y en el valle de Tarija", como los Juries "traídos de Tucumán y asentados por el Inka en Esquila"; indígenas de Charcas "llevados a Tarija y sujetos a sus caciques de altura", además de Churumatas, Chichas, Tomatas, Copiapoes y Moyosmoyos "cuya procedencia no ha sido identificada con precisión". Relata Marcos Michel López:

De acuerdo a los documentos coloniales también existen referencias sobre la presencia de indios Carangas en el valle de Tarija al momento de la llegada de los españoles. El uso de enclaves del tiempo de los Inkas puede indicar alguna relación de complementariedad económica entre el altiplano y el valle de Tarija, lo que implicaría un lazo entre una zona valluna productora de maíz y otra ganadera por excelencia y del altiplano como es Carangas. Resulta de suma importancia la documentación referida a las fortalezas o pukaras por el carácter defensivo que asumía la región frente a los ataques de los Chiriguanos y Umaguacas. Existen referencias a fuertes, en algunos casos incluso indicando el número de casas que poseían y otras características.

Los fuertes principales fueron: Visisa en Santa Ana (Fuerte de los Tomatas, pegado a la angostura), Chitipa de los Churumatas (San Luis); Fuerte en Sella (faldas del cerro Oychota); Fuerte en San Juan (arriba de la angostura de Caquina); fuertes y caserones en Tolomosa; Machacamarca en Tolomosa; Fuerte de los Churumatas (Celioma); Pomaguaca (la Concepción) y Fuerte de Lecoya. Los Tomatas y Churumatas podrían reputarse de originarios indígenas tarijeños, en tanto que los Chichas, Moyo-moyo y otros, como alienígenas. La presencia Inka muestra señales de dominación y coexistencia con la etnia local.

  • Yungas

Es evidente el dominio Inka de la zona, que aprovechó los caminos existentes para prolongarlos hacia tierras bajas, como el "Camino del Oro" que une Sorata y Mapiri, el Choro, etc.

  • Alto Beni

Se han probado múltiples interrelaciones entre los Inka y los Chunchos en lo referente a comercio de bienes complementarios y suntuarios. También hubo alianzas entre tierras bajas y altas contra la conquista española.

  • Santa Cruz

No se han registrado hasta el momento sitios Inka en la Chiquitanía, aunque sí se hallaron elementos aislados y restos de metal probablemente pertenecientes a dicha tradición. La mayor evidencia Inka está en Samaipata. Se presume como válido lo siguiente, relatado por Marcos Michel:

Guancané (hijo de Tupac Yupanqui) con sus hombres llegó a Mizque y desde esta región conquistó los valles de Pojo, Comarapa, Los Sauces, Pulquina, Valle Grande y Samaipata, construyendo en este último lugar una fortaleza. Luego poblaría los valles altos creando terrazas de cultivo y canales de irrigación para, a continuación, desde Samaipata, llevar regalos de plata y Cumbi al Cacique Grigotá señor de las etnias de las llanuras orientales. Según Alcaya, Grigotá aceptó los regalos del Inka y se unió a su imperio habiendo vivido una vida sin contratiempos, hasta los ataques victoriosos de los Guaraní que en una serie de incursiones sangrientas ocuparon la Cordillera.

Puede considerarse a Samaipata como un monumento pétreo.

La región chiquitana en la época colonial de las misiones fue dividida en dos: los que hablaban chiquitano y las otras. Entre las primeras, se conocen los grupos lingüísticos que siguen: Chiquitos, Boroas, Piñocas, Quimeras, Punajicas, Guapacas, Poojijocas, Taos, Jamanucas, Penoquicas, Auruporecas, Boococas, Tubacicas, Cusicas, Cibacas, Jurucarecas, Guimomecas, Tapacuras, Tabicas, Pequicas.

Entre los que hablaban otras lenguas, tenemos a los: Quibiquicas, Vejiponecas, Burecas, Itatines, Currucanecas, Batasicas, Vejiponecas, Quidabonecas, Tapiquias, Cucurates, Zeriventes, Onorebates, Caipotorades, Zamucos, Paunacas, Quitemos, Napecas, Paicomecas, Pisocas, Guarayos, Tarabacas.

Algunos grupos de origen Arawak habitaban al norte del departamento. Los contactos tempranos con los españoles datan del siglo XVI.

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Autor:

Rolando Patzi Paxi

[1] Medinaceli, Ximena (2006). Historia Prehispánica en Bolivia. En: Historia de Bolivia. Período Prehispánico 1. Ximena Medinaceli González (Coordinadora). Pp. 49 y ss. Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia. La Paz.

[2] Medinaceli, Ximena (2006). Historia Prehispánica en Bolivia. En: Historia de Bolivia. Período Prehispánico 1. Ximena Medinaceli González (Coordinadora). Pp. 51 y ss. Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia. La Paz.

[3] Marcos Michel López (2006). Arqueología de Bolivia. En: Historia de Bolivia. Período Prehispánico 1. Ximena Medinaceli González (Coordinadora). Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia. La Paz.

[4] Marcos Michel López (2006). Arqueología de Bolivia. En: Historia de Bolivia. Período Prehispánico 1. Ximena Medinaceli González (Coordinadora). Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia. La Paz.

[5] Marcos Michel López (2006). Arqueología de Bolivia. En: Historia de Bolivia. Período Prehispánico 1. Ximena Medinaceli González (Coordinadora). Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia. La Paz.

[6] Marcos Michel López (2006). Arqueología de Bolivia. En: Historia de Bolivia. Período Prehispánico 1. Ximena Medinaceli González (Coordinadora). Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia. La Paz.

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