- Fundamento para la paz la conquista y la necesidad de la paz
- Poética del siglo XX para la paz guerra y paz
- Santos y el proceso de una paz duradera I
PARTE I
Fundamento para la paz la conquista y la necesidad de la paz
I
Tus versos amada patria, se vistieron de tributos de corona, sangre, guerra y dolor, A causa de sirenas ahogadas en los oscuros mantos del conquistador de hierro.
Por ello, los indígenas sumisos y salvajes, corrieron entre las voces ausentes del ayer, Voces de infinito dolor que no terminaban en versos de una paz negociada.
II
Mente labriega, un tanto confundida, porque los dioses parecían haber descendido, Quizás del inframundo o de los cielos amarrillos, azules y rojos.
Esos colores que estaban fatigados por el ayer, el presente y el futuro,
Donde las voces tristes y cicatrizantes del dolor, parecían pedir paz y reconciliación.
III
Tierra gloriosa perdida en la nada, noche azul con el sol entre los ojos, Noche que gozaba, antes de ver los asentamientos europeos sobre las aguas.
Ritos del conquistador y mares que mecían sus copas demoniacas,
Pues los seres ancestrales, serian victimas del litoral atlántico.
Por los golpes amorosos del crepúsculo, sonaban cantos de chamanes, Los cuales presentían ritos salvajes en la figura de Rodrigo de Bastidas.
La codicia y los imperios del mal, conjuraban las coronas enoquianas españolas.
Trayendo lutos de la cruz y la soberbia, símbolos o espejismos siniestros.
V
Miradas que estaban confundidas y enojadas, en contraste entre la nada y Europa, Visiones de locura entre la parte y la totalidad del todo, furia de las aguas.
La tristeza de la tormenta y la lluvia de la ensoñación, creaban seres ancestrales, Aquellas cuyos nombres son la piedra dorada de la paz y la reconciliación.
VI
Ansiedades que al cielo clamaban, perdón, amistad y dialogo, Entre negativas asesinas de Gonzalo Jiménez de Quesada.
De ahí, que el rio silencioso y sereno soportara el yugo español, Entre tanto, la Madre Tierra permitía a los ancestros morir en pie de guerra.
Tiempo y espacio, alegres danzaban con las figuras del fuego, Pensando en la rebeldía amarrilla, azul y roja, de aquellos que se creían dioses.
Relámpagos de paz oxidados y exigidos, por fray Domingo de las Casas, A veces parecían honestos, otras veces nefastos e hipócritas.
VIII
Hablaban los ríos acerca de Sebastián de Belalcázar, Mercenario a sueldo decían, Afirmaban que sus moradas fueron obtenidas mediante la sangre y el fuego.
Círculos tejidos que buscaban soberanía e identidad,
Sueños pasados, presentes y futuros de la Madre Tierra por alcanzar la Paz.
IX
Paz y reconciliación, eran ensueños de la bóveda azul y la masa cósmica.
Navegantes que fueron olvidados por injustas condenas.
Realidades ancestrales y chozas doradas que desearon el amor,
Por ello, tan solo déjame soñarte eterna Colombia, en Paz, perdón y reconciliación.
I
Amputaciones de manos y pies, placenta rojiza brotaba a flor de piel, Miembros separados de sus cuerpos, ancestros amarrados a su propia sangre.
Yugo de conquistador tratando de sanar heridas con aceite hirviendo,
Porque los amarrillos eran traspasados por oscuras energías, y diabólicas pretensiones.
II
Esos pretensiosos pensamientos buscaban vencer y dominar el vigor ancestral, Esa fuerza guerrera que fue sometida por epidemias, entre sueños de Cristóbal Colón.
Seres del inframundo que tejían cuerpos humanos, agua de ensoñación, Y percepción simbólica de los ancestros caribes del ayer.
III
Símbolos de oro por voluntad propia o imposición, Eran la violencia sexual hacia las mujeres ancestro. Tributos obligatorios en amarrillo brillante y algodón,
Forzosos trabajos y expediciones militares que mataban los poemas de la noche.
Hubo noches profundas de la gran montaña, entre hierbas amarillas, azules y rojas, A causa del perdón ancestral olvidado en la memoria, sumergido por la inmigración. Las libertades trepaban por los huesos, y los cadáveres eran enterrados en las minas, Cuerpos de guerreros incansables luchaban por la paz y el perdón.
V
Voces ancestrales debieron escucharse para un Proceso de Paz en el ancho cielo, Consejos oceánicos que habrían permitido mirar el frio fuego.
Nicolás de Ovando y Diego Colón, huestes de maldad que diezmaban a los ancestros, Noche de luna llena tragada por los abismos, y el laberinto de las hojas.
VI
Torrentes abismales contra el precipicio, ojos ardientes eran el recuerdo de los difuntos, Tierra Madre que ofrecía yuca amarga para el monte de los suicidios.
Infanticidios satánicos eran la espada del invasor, Perturbadoras escenas de infantes enterrados en los ojos de medusa.
Infantiles ilusiones eran mancilladas por Fernando el Católico, Fauno siniestro que representaba la voz de la esclavitud negra.
Evangelio falsificado, y torbellinos que hinchaban los pulmones amarrillos. Sacerdotes dominicos conjuraban las tragedias, e invocaban el éxtasis del agua.
VIII
Alonso de Montesinos, era la metamorfosis y el cristal de las denuncias, Por los trabajos en las minas, que hacían danzar el sueño fugaz de la muerte.
Ancestral perdón ha viajado en el tiempo, clamando paz y reconciliación. De lo contrario, condenas de la tierra, fiadores inciertos, amores errantes.
IX
La tradición española era la residencia en las indias, Así se podría comer y beber de las morenas y amarrillas,
Esas pieles que tenían fuerzas y deseos ardientes,
Porque los cabildos a veces parecían estrellas sometidas por el sexo.
I
El mar violento dormía entre las venas doradas de la ira,
Por ello, la sed religiosa de los españoles bebía la sangre de los paganos.
Cristianos o no cristianos, invocaban cuervos demoniacos,
Pues en nombre de la religión traspasaban los laberintos de la muerte.
II
Iras ancestrales nacieron de la cultura Malambo y Momil,
Al desprenderse de los tiempos de piedra que arrullaban canciones fecundas.
Yuca y maíz fortaleza de los antiguos, ojos cósmicos para resistir, Vencer y destruir las corazas de fuego que inundaban las verdes tierras.
III
Verdes colinas y praderas cósmicas se casaban con simbólicas sirenas, Aquellas con vientres de arcilla negra que invocaban chamanes.
Voz amarrilla que se apagaba en los desiertos entre calores inciertos,
Seres antiguos que clamaban paz y reconciliación.
Pechos de mujeres al cielo, parecían errantes astros que amamantaban los seres, Flautas entre las manos y taitas de la noche.
Luna llena, aproximaciones galopantes de armaduras brillantes, Formas luminosas que hicieron contraste entre la avaricia y los amos silvestres.
V
Viva flor de los silencios fueron las frustraciones melancólicas del ayer, Faunas pisoteadas por los invasores, dieron muerte al culto de los jaguares. Pesca y agricultura, serían los tragos amargos de las mariposas sedientas, Pues el culto a la Madre tierra había cambiado por la idolatría de la guerra.
VI
Las guerras fueron impuestas desde Cartagena hasta Urabá,
Para comprar las velas cansadas que apagaban con violencia el oscuro amanecer. Ojos quimbayas vestidos de luto, en las noches luminosas dormían en las chozas, Acompañados de flechas envenenadas que pedían proteger la identidad.
Flechas de veneno testimonio daban de los mares, rugidos de la historia, Ausencia de razones entre las telarañas del canibalismo.
Taironas y muiscas eran llamados los tambores del frio, Porque mamaban de los pechos de la vida.
VIII
Los Taironas resistían a los españoles alentados por el oscuro sol, Aquel que conduce al laberinto de las noches estrelladas.
Recolectores y cazadores que luchaban en contra de los cuervos de Satán, Porque no eran siervos de mal, la avaricia fatal y destino final.
IX
Los españoles danzaban, otras veces hablaban con sus lenguas de piedra, Mientras miraban con los ojos anclados en el oro.
Cantando con los acordes de verano,
Negando paz y reconciliación exigidas por la masa cósmica ancestral.
I
Los cuerpos humanos de tiempos ancestrales, danzaban sobre las flechas de veneno, Esas guerreras obtenidas en las zonas boscosas cuyo poder trovador era el hades.
Trataban los viejos y jóvenes de limpiar el lugar oscuro, y así rendir la luna a sus pies, Porque Rodrigo Álvarez Palomino saqueaba con violencia la sangre virgen.
II
El día abandonado divagaba con hambre entre los ancestros y españoles flacos, Por las sensaciones devoradas bajo los mantos de la luna.
García de Lerma marchitaba la paz de las flores en Santa Marta,
Pero por fortuna, Fray Tomás Ortiz el confiado, hizo sufrir al astro invasor.
III
La ira vengativa del sol atrapaba los débiles pensamientos del inicuo Pedro de Lerma, Un vapor luciferino, ahogado por el alcohol que quemaba vivos a los ancestros.
Semejantes antorchas dieron testimonio de la piel amarilla, Pues el destino cruel buscaba causar dolor a los tiempos de la magia.
En Santa Marta la rebelión represento los mares furiosos de aquellos nativos, La vida que giraba por el peso de las piedras.
Fuerza profunda como los pozos, viva lucha por vencer o morir, Ya que el hombre y su llama eterna menguaban por el hambre.
V
Silencio de jardines, muerte de españoles que eran atrapados por las nubes del silencio, Fuegos estrellados contra las verdes hierbas, generaban conjuros y epidemias.
Enfrentamientos militares, huestes españolas que enmudecían el firmamento, Dado que, el invasor quemaba los sembrados en los vientres de los nativos.
VI
La Sierra Nevada de Santa Marta era vida para el hambriento nativo, Y visiones iluminadas por canciones de los chamanes.
Miradas de la lluvia, cristales de los vientos, guerreros de libertad, Carrozas del tiempo que recuerdan a los ancestros.
Los españoles perseguidos por el hambre miraban los ríos quietos, Porque la dicha les llegaba de afuera, pues en tierra firme los nativos resistían.
Invocaciones dulces enmarañadas por el bosque de las lluvias, Hicieron a los invasores enloquecer y navegar sobre los soles flotantes.
VIII
El gran cóndor, agua del fénix que denunciaba al infeliz, Ese llamado Infante, lobo secuestrador de ovejas argullas.
Mujeres hermosas capturadas por la ceniza de la violencia sexual, Divinas y ancestrales despertaban la euforia de las miradas tristes.
IX
El eco sordo de Lebrón, un torpe soñador, privo a la muerte de sus derechos, Al decidir arrasar y destruir a la masa cósmica.
Esa de ojos amarillos, cabello azul y placenta rojiza, Cuya sangre era ciega en la llamada Santa Marta.
CARTAGENA LA VIEJA CONQUISTA I
El puerto ofrecido por la bahía, a españoles traía, Gobernación de castilla ceremonia sin rostro.
Caza de esclavos, comercios inciertos y paraísos callejeros, Fueron creados por las ambiciones de Pedro de Heredia.
II
Toques delicados e inciertos fecundaban el fuego sagrado, Pues los españoles vieron más ancestros que en su tierra nativa.
Difícil conquista, boca rojiza, profunda caverna cósmica, Que en su seno escondía guerra, resistencia y palabras del tiempo.
III
Vientos impotentes de rodillas estaban,
Por el rayo de la aurora y el sudor conquistador.
Iluminadas heridas un tanto confundidas, Por medio de resoluciones fallidas.
Las huestes españolas presionaban las expediciones, Por los delirios extraviados de la fe.
En esa pequeña bóveda que se llamaba Sinú, Donde el espacio tiempo era parte de locuras felinas.
V
Heredia, lleno de ambición prefería la fuerza negra,
Al considerar el hambre de sus huestes un amante olvidado.
Amarrado por el oro a las tumbas se aferraba, Porque fuera de su mundo el todo era la nada.
VI
Memoria del infierno era Villarrica de Madrid,
Por sus tumbas en ausencia de perdón, pero tan ricas como el oro. Los sepulcros a los lejos brillaban convalecientes e impotentes, Pues en el pueblo grande quedaron memorias del ayer.
Juan Vadillo, el cantar ebrio de las leyes españolas,
Que al mirarse a sí mismas reconocían la borrachera de sus engaños.
El cacique Nutibara visitado estuvo, Ignorando que las flores marchitas a las tumbas iban.
VIII
Vadillo el cocodrilo se tragaba las provisiones, mientras vendía corrupciones, Desnudo por la fiebre amarilla estuvo.
Especulaba y esclavizaba cual borracho que duerme durante el alba, Abrazado a las encomiendas gemía desnudo y abandonado.
IX
Los ojos brillantes por el éxtasis, impropios eran, Porque al carecer de la decencia muerte eran.
Intimas caricias desde el hades a las flores deshojaban,
Engranajes de miseria a los huesos desangraban en esa llamada Cartagena.
PARTE II
Poética del siglo XX para la paz guerra y paz
I
La guerra acentuada como el hada primaveral, cuya sangre demoniaca, Parecía ser una lucha agraria, era golpeada en los templos de la vieja cordillera. Allí se recordaban las aguas dormidas de los años treinta, por allá en el siglo XX,
Donde los moradores veían huir por las grietas estelares la bella Paz.
II
Los campesinos confundidos con el bullicio teatral de las armas, eran silenciados, Pues la guerra fría estaba caliente y un tanto enferma por la esquizofrenia.
La princesa de cabello amarrillo, ojos azules y boca rojiza, Recibía fuertes golpes de meteorito contra sus delicados pechos.
III
Los burdeles más famosos eran el capitalismo y el comunismo, Inciensos cuyos ritos paganos eran la ideología y la política.
Colores góticos nadando en el rio de los lamentos,
Donde los más sensatos pedían paz y reconciliación.
Durante los años sesenta nacieron guerrillas urbanas y rurales, Voces huérfanas que fueron olvidadas por los padres de la patria.
Sangre liviana y exiliada, contrastes luminosos entre la pobreza y la riqueza.
Esas que difícilmente se amaban entre sí.
V
Los fusiles furiosos corrían por los campos y ciudades, Al paso firme de corceles y humanas bestias.
Gentes humildes que sufrían tratando de olvidar la conquista, Esa violenta pasajera denominada la colonia.
VI
Las pezuñas de los guerrilleros, conservadores y liberales, Corrían sobre las alas de los vientos imponentes.
El ruido de los caballos parecían proyectiles,
Y pesadillas que traspasaban los macabros actos del conquistador de hierro.
Días y noches bañados por la sangre, miel espesa que envenenaba a las mentes, Aquellas cuyas conciencias muertas goteaban de las lluvias.
Estruendos de los rayos y sombras equivocadas,
Fueron a parar en partidos comunistas y extremas ideologías capitalistas.
VIII
La princesa de cabello amarrillo, ojos azules y boca rojiza, Con sus pies rompía los vidrios del mar de cristal.
Su sangre hiriente no le permitía caminar, Porque su dolor reclamaba un Proceso de Paz.
IX
Las aguas sedientas de calor bebían de los ríos de sol,
Y luego se tendían en los brazos del bipartidismo nacional.
Memorias hechas levadura que por sí solas crecían,
Entre llantos de infantes que un día pidieron Paz y reconciliación.
I
Belisario Betancur parece haber bebido del yagé cósmico, En el templo de color ancestral que pintaron los chamanes.
Pintas, figuras de diálogos y paz, compromisos de Estado,
Sueños ancestrales que aquella tierra desgarrada trascendieron.
II
Durante la década de los años ochenta, los ojos perfumados contentos vieron,
Las amnistías y rebeliones permitidas entre corazones homicidas.
Plan Nacional de Rehabilitación con el armazón dorado, Al dialogo aferrado estaba, porque esmeraldas rojizas cubría.
III
Alberto Rojas Puyo oligarca navegante, Actor de cercanías y galopante frenesí.
Sueños soñados y soles apagados en las memorias de Socorro Ramírez,
Mujer de ojos labriegos que denunciaba el desplazamiento campesino.
Noviembre del año ochenta y dos, tiempo de besos encadenados,
Sometido por los grillos libertarios y los tintes revolucionarios.
Cortejaron las salidas guerrilleras y las amnistías de color terciopelo,
Que moraban en el espíritu extasiado.
V
Jardines antropológicos sumergidos en metáforas poéticas,
Temerarios e ignorantes a las adivinanzas aferrados estaban.
Siendo reducidas a la nada pesimistas eran,
Pues las desapariciones forzadas nada ofrecían.
VI
Estrategias fallidas y sometidas por infinitas murallas,
Huestes del M-19 y el EPL denunciaban jardines desgranados. Lloviznas desencantadas y reformas institucionales incumplidas,
Hicieron surgir los pétalos del dolor llamados Unión Patriótica.
VII
Inclusión social de color violeta, palabras de fuego,
Golpes paramilitares contra las manos dieron.
Chispas de los fusiles salieron,
Menguando la Paz las almas corrieron.
VIII
Campanas llenas de lascivia, notas profundas hirieron,
Dado que, los derechos humanos asilo y refugio perdieron. Representaciones parlamentarias de la Unión Patriótica,
Ganaban los territorios planetarios de los relámpagos desmayados.
IX
Ausencia de amor e inclusión social, no deben brillar en los rostros ocultos,
Perdón y paz, ráfagas serán al corazón del viento.
Si a otros grupos al margen de la ley, Santos no incluye,
Los cantos al suicidio nacional influyen.
VIRGILIO BARCO Y LA ESTANCIA DE LA PAZ I
Quizás por un instante Barco navego en las nubes de la honestidad, Anunciando la reforma agraria, al galopar sobre las notas desesperadas.
Cual música inmóvil, secuestrada por el instante de la magia, Esta que pronto se hizo pálida y en el ataúd murió.
II
Los ojos del cóndor besaron las armas nacionales, Esas que enloquecieron las noches de reposo.
Quietud hecha miseria, Unión Patriótica quien quisiera, Al ser un ser, distanciado de la miseria.
III
Caminando triste y con sueño el insomnio se conducía, Pues el DAS parecía haberlo drogado con escopolamina.
Entre tanto los campesinos se bañaban en burundanga, y arropados con las sombras, Teñían sus cabellos con el desplazamiento, por ello pedían paz y amor.
IV
La música primaveral, el M-19, la UP y el Estado, Trataban de evitar los cultivos de la muerte.
Cuando rompieron los reflejos del espejo nacional, Se unieron para tejer las telarañas de la Paz.
V
Los seres ancestrales formaron los mitos de la Paz durante la conquista, Pues se negaban a heredar el culto de los españoles.
Para no ser esa falsa cruz de religiones impuestas por cañones, De ahí que los duendes disecados buscaran los pájaros del dialogo.
VI
El dolor encerrado en el callejón de la amargura, Trataba de huir desesperadamente.
Porque las letras mancillas en La Cumbre de Usaquén,
Al fin decidieron arrestar al espacio, a fin de integrar a los violentos a la vida civil.
VII
La memoria justiciera cuya morada hechicera,
Recordaba las negociaciones vacilantes a causa de los deseos palpitantes.
Ensoñaba oraciones de fuego para conceder indultos,
A quienes entregaran las armas y respetaran los derechos humanos.
VIII
Oscuras realidades fantasmales eran parte de los mensajes soñados, En las criptas cósmicas vestidas de amarillo, azul y rojo.
Sin embargo, el M-19 cual noche que bebe los rayos de sol,
Se apresuró a bañarse en el Pacto Social por la Paz y la Democracia.
IX
Del inframundo subió la Asamblea Nacional Constituyente,
Cual primavera que se oculta del invierno, el M-19 tránsito hacia la Paz.
Pero como era de esperarse, los huracanes de la demencia se hicieron niebla, Y esta cual espesa locura acabo con la vida de Carlos Pizarro.
PARTE III
Santos y el proceso de una paz duradera I
Alas tímidas se abren ante el actual Proceso de Paz, Porque las torres de marfil apresuradas corren.
Días que mueren y con ellos sus tragedias nocturnas, Dando lugar a hechizos poéticos y conjuros de amor.
II
Cristales de violencia rotos por azules violeta, Surgen de la amarilla silueta.
Aura navegante escondida en la penumbra, a las victimas busca, Tratando de favorecerlas para que olviden las tristezas rotas.
III
Palabras luminosas de sol, destellos provocan, Olvidar la guerra, a ello convocan.
Matices gozosos nos recuerdan,
La Paz como destello de una aurora loca.
Signos místicos envueltos en la guerra, A las ganancias injustas se aferran.
Bailes de sirenas, entre las nubes danzan,
Al compás de los que piden Paz en medio de la guerra.
V
Figuras espaciales al fin especiales, Derechos humanos en sus fines reales.
Seres antropológicos desleales, Pues a la guerra rinden ideales.
VI
Imaginación creativa de Paz, Más fuerte que el mismo alcatraz.
Instituciones fuertes a la Paz tienden, Lazos presurosos de amor y fe ahora entienden.
El país en conflicto es bestia del abismo, Cual diseño blanco entre moradas ando.
Soñando Paz y reconciliación, Como colombiano descanso.
VIII
Monstruos incapaces los bienes públicos dañan, Porque fuertes cicatrices clavan.
Profundas heridas hacen los padres adúlteros, Aquellos que un día en pos de la guerra, fructíferos fueron.
IX
Dioses producto de los incestos, De los cestos roban.
Encariñados al adulterio, la Paz niegan, Mientras que los soñadores al cielo no reniegan.
I
Dinastías llenas de tragedias, Por el final de la guerra claman.
Destellos caníbales invocan,
Mujeres y hombres a la Paz convocan.
II
Las palabras recorren los bosques siniestros,
Buscando salidas en los portones de los astros.
Llegadas escondidas entre las violencias territoriales,
Las concentraciones y exclusiones fuertes temen.
III
La propiedad injusta de la tierra,
Violencia genera.
Besos inventados por bocas engañosas,
Violencias y tierras injustas destellan.
El Proceso de Paz a mujeres y niños prefiere,
La guerra en el atraso de las comunidades infiere.
Pues diversidades culturales transfieren,
En aquella paz ensoñada que quizás todos quieren.
V
El desarrollo de los campos el Proceso de Paz anhela,
Por ello, canta el progreso e integración de las regiones.
Doncellas con ojos de nube, astros sumergidos en los soles,
Nadando en igualdades, mundos cruzan por el ruido de los estertores.
VI
El llanto murió por décadas, Disecado en los campos amorfos.
Sometido a las prisiones del lloro,
Andaba el llanto buscando los imperios de la paz y el perdón.
La informalidad del trabajo entre penumbras,
Hacia el suelo alumbra.
Proceso de Paz a la formalidad acostumbra, Cuando se derrumba el coro angélico de Satán.
VIII
La desconcentración de la tierra, función social será,
Cuando caigan los hilos invisibles del otro mundo.
Esos linajes hechos carne,
Carne perdida y mutilada por falsas glorias.
IX
Montones de oro traducidos en riquezas, Derechos injustos, almas errantes en tristezas.
Proceso de Paz risueño andas,
Entre negativas tristes de las almas vagas.
I
Tejidos sociales, construcciones reales,
Parte de sastres construidos en las extrañas inocencias.
Hombres y mujeres iguales, Esencia de los planes nacionales.
II
Economías campesinas entre los carnavales místicos, Jeroglíficos indios en el suspiro queman.
La erradicación del hambre dignificación truena,
En ella queman los vuelos infinitos de la desigualdad que suena.
III
Sueños de Paz, antiguas ventanas de los ancestros,
Besos que ahora hablan, evitar el uso de los cabestros buscan.
Horas denunciantes viajan, la transparencia cantan,
Por entonaciones temblorosas en las sendas andan.
Los desiertos tienen sed, las aguas mucho más, Los niños y niñas quieren crecer.
Sequedades rendidas por la humedad,
Buscan el perdón, de aquel pendón que clama.
V
Afrodescendientes arcillas del Proceso de Paz, Mentes raizales y palanqueras.
Profecías del ayer que pliegan sus alas,
Sobre los espesos bosques de la bella durmiente.
VI
Proceso de Paz que parece amor imposible, Pues olvida que Cristo lo hace posible.
Luciérnagas proféticas, Contestaciones poéticas.
Cual distante podría estar el sol de la luna, El Proceso de Paz de la guerra.
Mientras los sueños de paz sean sueños de una profunda ensoñación, Envestida por visiones de un futuro luminoso, fugaz y romántico.
VIII
Ensoñaciones virtuosas habitan en el Proceso de Paz,
Al querer ofrecer integración económica, social y cultural.
Pues el mundo agitado de la revolución plateada,
Y las imposiciones del establecimiento, fueron la fatalidad de los ensueños.
IX
En el ahora, el por siempre clama paz territorial y sostenibilidad ambiental,
Reformas agrarias mediante el desarrollo rural.
Allí donde las palabras vestidas de diamante, atraen al amor,
Entre risas amarrillas de verano, azul de los ojos y rojizo cobre.
NUEVAS DIMENSIONES DE PAZ I
Los suspiros verdes del gobierno y los grupos insurgentes,
Lágrimas y sonrisas han cosechado sobre el jardín de los sepulcros.
Aquellos mausoleos que deben ser esencia del ayer,
Pues cual bestia sedienta de fuego a la tierra bella castigo.
II
Es novedoso que se pretenda un modelo de producción,
Cuya fuente perfumada sea la agricultura familiar.
Doncella de ojos amarrillos, atuendos azules y labios rojos,
Esa morena de sensualismo provocador y reconciliación duradera.
III
Las nuevas dimensiones insurgentes a la paz disparan,
No mediante fusiles indecorosos, pues la ternura al fuego quema.
Esperanzas que el único Dios glorioso, a la morena da.
No mediante religiones empresariales, pues él lo trasciende todo.
El odio a las guerrillas es cuestión fatua, Cosa de hiedras mortíferas bañadas en vino.
Pues las reformas agrarias no son maromas del pasado,
Porque trascienden las injustas obras de los corazones oligarcas.
V
Agroindustria, turismo ambiental y comercial a gran escala, Innovaciones e invocaciones míticas.
Rostros ocultos bailando entre seres embriagados, Cuya existencia cósmica busca paz y reconciliación.
VI
Guerra maldita entre la riqueza y la pobreza,
Hace al corazón labriego en los campos de satán.
Porque sus huestes respiran la falta de perdón,
Cuando habitan los centros democráticos de la guerra.
Las memorias pueden ser alegres o melancólicas,
Las guerrillas y el gobierno, amigos o enemigos.
Sepulcros o cielos florecientes,
Seres siniestros o angélicos tratos.
VIII
Promover y fomentar la inversión en el campo,
Alto monte olimpo, lleno de encanto.
Flores que al cielo rezan,
Moran felices cuando besan.
IX
El Proceso de Paz de Juan Manuel Santos, es metáfora de las víctimas,
Aquellas que persiguen los sueños entre nubes convictas.
Eras ancestrales y sueños que velan por el tiempo,
Al considerar que lo único bello, se llama Espíritu Santo.
I
Colombianos extintos podrán beber confianza, En la esperanza de sus hijos.
Esos monumentos que un día les vieron morir, Ahora les verán vivir.
II
Mariposas amarillas de nuestro Premio Nobel,
Soles nacientes en los ojos amarillos.
Soñaba el astro, paz para Macondo y su morena colombiana.
Esa tierna vidente de cristales azules y mares rojizos.
III
Los acuerdos y la Paz negociada sueñan cristalizar el ayer,
Bañar el presente y vestir el futuro con los tintes del amor.
Condiciones del perdón son el cariño y la reconciliación,
Mujeres vivientes y economías florecientes, formas nacientes.
Mujeres, entes activos y productivos, Procederes y quehaceres en los gobiernos son.
Faenas de virtud, féminas florecientes, Áureos son sus actos trascendentes.
V
El horizonte al fin parece descansar,
Pues las mujeres tienden alcanzar.
Sueños y conquistas, Malabares de los artistas.
VI
De los pechos de las mujeres se alimentan,
Cual becerros los procesos de Paz.
Leche luminosa la vida refleja,
Cual estela cósmica en la vía dolorosa.
Florece la Paz en la hermosa llanura,
Allí se canta, rema y encanta.
El cielo apaga sus luces,
Luego canta, rema y encanta.
VIII
Son los derechos de las víctimas del conflicto,
Adoraciones ávidas de paz y amor.
Locas palomas que florecen cuando nace el perdón,
Por espumas vivientes cuyas banderas parecen un pendón.
IX
Lagrimas tendidas por la Paz negociada,
Lamentos escuchados y atendidos.
Sentados a la mesa están, Comiendo y bebiendo serán.
DIÁLOGOS E INSURGENTES I
Acceso efectivo a la tierra niegan los terratenientes,
Seres despiadados semejantes a las serpientes.
Conjuran entre sus clientes,
Las condiciones de los conflictos ardientes.
II
Los diálogos con los insurgentes, llamados de las gentes,
Voces que reclamaban innovación, ciencia y tecnología.
Damas decorosas vestidas por el gobierno,
Voces de labriegos dicen a las urnas vengo.
III
Canta el Proceso de Paz en Colombia,
Asistencia técnica, crédito y riego.
Pues el ciego ya no es labriego,
En el rio de moriego.
Perdida en el tiempo camino Colombia,
Insegura de oportunidades para el buen vivir.
Pero al fin se vislumbra la paz negociada,
Aquella dama, culta y vigorosa.
V
Dama que al cielo clama y a la tierra canta,
Luna encanta, con dulce calma al cielo clama.
Colombia la vigorosa de piel morena,
Cuya melena amarrilla y ojos azules, permanece serena.
VI
Los diálogos con los grupos insurgentes,
Clamores de las gentes.
Tambores alegres semejantes a los entes,
Ritos frenesí, paz y amor somos gente.
Bienes públicos como salud, vivienda y educación,
Constituyen diosas y seres de la razón.
Voces del corazón pidiendo reconciliación,
Hacen nacer condición, esa llamada Proceso de Paz.
VIII
El viento color platino, al horizonte asoma,
Desde las terrazas observa ansioso.
Ocioso pensamiento entre ríos de verano,
Mientras dice, a la guerra ya no clamo.
IX
El acuerdo final exige infraestructura y conectividad,
Por el día internacional de la palabra.
Cuyo vínculo de la humanidad,
Significa paz y perdón en fraternidad.
PAZ PARA LA VIDA NACIONAL
I
El perfume de las mañanas al fin siente,
Ganas de amar al precipicio inconsciente.
Derechos de las víctimas por desplazamiento,
Semejante encantamiento siente.
II
El acuerdo final rechaza el despojo y el abandono,
Nardo Valeriano al alma canto.
Susurro hace, tácito llanto,
Paz conmemora el trazado canto.
III
Lucha contra la ilegalidad y apropiación de la tierra,
Diezmo de los poderes señoriales por la Madre Tierra,
Tierra lasciva de riquezas injustas,
Cubierta se halla por los deleites solitarios.
IV
Paz para la vida nacional, condición natural,
Mujeres de antaño riqueza ancestral.
Seguridad alimentaria, ancestral decisión,
Acuerdos de paz, beta aquella inquisición.
V
El derecho a la alimentación dictamina el acuerdo final,
Primaveral decisión quiso el Señor.
Aquel que hace salir el sol sobre justos e injustos,
A unos llama cultos y a otros incultos.
VI
Colombia busca abolir la violencia para resolver sus conflictos,
Pues convictos llegaron navegantes al mar atlántico.
Ártico derecho constitucional sus aguas mueve,
Olas que van y vienen a la nación conmueve.
VII
Juan Manuel Santos la participación promueve,
Cada que vez que conmueve, nieve dialogada bebe.
Para que nada más envenene aquel mequetrefe,
Cuya boca traidora veneno bebe.
VIII
Entre tanto, mequetrefe pide guerra para no alcanzar la Paz,
Pero la paz contra mequetrefe va.
Pues el derecho constitucional al viento da,
Sin dudarlo al mundo sereno va.
IX
El Proceso de Paz para las victimas será,
Muere la guerra, vive la paz, en el futuro será.
Paz para la vida nacional en bellos y gratos colores,
Entre flores amarrillas ancladas en la piel, doncella parecida a la miel.
SUBLIME CONSTRUCTO DE PAZ I
El mar naciente por haber sido gestado en el vientre de la luna,
Testigo será de la veeduría ciudadana y la vigilancia especial.
Pues el acuerdo final como constructo de paz,
En la divina reconciliación enloquece de perdón.
II
Los colombianos alegres danzan sobre las llamas,
Y los montes de fuego verde.
Intrépidos abismos juegan en las palabras,
Mientras las musas cabalgan sobre las silabas de amor.
III
El proceso de paz visiona un sistema ambiental y socialmente sostenible,
Materia originaria para divagar en las mentes griegas.
Ideas helenas, romanas y ancestrales,
Asociadas a murallas eternamente invisibles.
Murallas que parecen hacer eco en las mentes inacabadas,
Las cuales se consumen en el ser infinito.
En la eternidad y posteridad de los clamores del ayer,
Infinito primor de las víctimas para reivindicar sus clamores.
V
Proceso de Paz que exige una concepción ordenada del territorio,
A fin de respetar las estrellas primaverales del ser.
Ese ser hecho cultura, tradición y ensoñación,
Morada envuelta en las piernas de la morena.
VI
Piedra llamada Alejandra, sueño eterno del poeta,
Transición de las aguas turbias y locas que emergen hacia la cordura.
Sonatas de paz en manos poéticas del pintor,
Aquel cuyos versos surgen de su interior.
La presencia del Estado en el territorio rural será amplia y eficaz,
Son promesas de las notas musicales del tornado.
Ese que destruye los tanques de la guerra,
Y los fusiles de las violentas revoluciones.
VIII
Formas revolucionarias que pierden validez, ética y moral,
Pues la paz no se construye por el verso de los fusiles.
Mucho menos por las moradas infernales,
Que trafican con la mente Olimpa de promesas falsas.
IX
Por todas las razones cósmicas del universo nublado,
El Proceso de Paz parece ser la cordura nupcial de los seres.
Esos que se visten de llama de fuego y rituales,
Cuyos rostros serán sonatas de Paz y amor.
I
El sacrificio inacabado de los dioses,
Es la ayuda celestial que conlleva a la Paz.
Corceles épicos que trascienden las guerras almáticas,
Ya que las almas están en guerra, contra otras o entre sí.
II
El monte Olimpo contra la tierra ha caído.
Pues los ciudadanos y las ciudadanas en democracia hablan.
Así mismo, colocan el polen de sus palabras sobre las flores amarrillas,
Buscando sustancias inhumanas, sacras o profanas.
III
La paz señala sostenibilidad ambiental y vocación del suelo,
Para que los campesinos coman y beban del fruto de sus manos.
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