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Factores que influyen en la calidad higiénico sanitaria de la leche (página 2)


Partes: 1, 2

Las lacteninas L1 y L3 son aglutininas que actúan aglutinando los gérmenes, formando agregados en el interior de la leche que ascienden con la materia grasa, ocurriendo una especie de depuración física (Cabrera et al., 1987). La L2 es la enzima Lactoperoxidasa que producen las células del epitelio y se encuentran en concentraciones de 2 a 35 mg/ml en las secreciones de la glándula, representándole 1

% de las proteínas de la leche. El Tiocianato proviene de los alimentos verdes del ganado, se almacena en el hígado y alcanza concentraciones de 1 a 100 partes por millón (ppm) en las secreciones glandulares.

El Peróxido de Hidrógeno lo producen las bacterias en forma natural con una concentración de 2 a 4 ppm. Según Bjork, (1991) el sistema bactericida funciona de la siguiente forma: la L2 en presencia del Peróxido de Hidrógeno oxida el Tiocianato en Hipotiocianato y éste altera las membranas de los microorganismos, influyendo en su disminución. La actividad bactericida de la Lisozima se debe a que hidroliza el enlace entre el ácido murámico y la glucosamina que compone la capa de polisacárido de la pared celular de las bacterias Gram positivas y también tiene acción bacteriostática sobre las bacterias Gram negativas, impidiendo la multiplicación de la E. coli.

Las características físico-químicas de la leche la convierte en uno de los alimentos naturales donde proliferan fácilmente la mayor parte de los microorganismos conocidos por el hombre y bien se podría catalogar un medio de cultivo Universal (Martínez y Ponce, 1992).

Las bacterias saprofíticas se clasifican, de acuerdo con el tipo de alteraciones que producen en la leche, en tres grandes grupos: (Heeschen, 1996)

Alteración

Grupo

Degradación de la lactosa

Streptococcus y lactobacilos

Degradación de proteína

Pseudomonas enterobacterias espiroformes y otras

Degradan las grasas

Micrococos, pseudomonas, aeromonas, corinebacterias y otras

El efecto de la flora saprofítica sobre la calidad de la leche y la vida útil de los productos lácteos dependerá en gran medida del nivel de contaminación y de la temperatura de mantenimiento de la leche después de ser obtenida (Hann, 1996).

En los países tropicales es común la acidificación rápida de la leche cruda por los microorganismos fermentadores de la lactosa cuando no existe refrigeración.

Un problema cada vez más importante, asociado con el uso de la refrigeración, resulta los altos niveles de contaminación con bacterias Psicrótofas, que crecen a bajas temperaturas y que producen daños a la calidad de los quesos, las cremas y en la vida útil de las leches de larga vida (Dobson, 1997).

La gran mayoría de las bacterias psicrótrofas aisladas de la leche cruda son bacilos Gram negativos, donde la Pseudomona es el género más abundante, llegando a constituir más del 50 % de todos los organismos Gram negativos presentes (Kirik, 1997).

Dentro del género Pseudomona la especie Pseudomona fluorescens es la predominante en la leche, aunque también abunda la Pseudomona pútrida, la Pseudomona fragi y en menos cantidad Pseudomona aeruginosa (Jaspe, 1996).

El crecimiento de las distintas floras en la leche puede tener significado variable, pues los gérmenes pueden clasificarse en saprófitos, perjudiciales y patógenos, no teniendo ningún interés los del primer grupo; los del segundo tienen importancia por su fermentación, alterando las constantes físico-químicas de la leche y el último grupo tiene un elevado valor zoonósico ya que pueden transmitirse al consumidor y producir enfermedades específicas en este (Oldham, 1991).

La leche que se produce en malas condiciones higiénico-sanitarias, se contamina fácilmente con bacterias productoras de ácido láctico, que se acidifican rápidamente

(Carrasco et al., 1986); en la misma, aparecen alteraciones sobre los glucósidos, prótidos y las grasas.

Cabrera et al., (1987) opina que la flora bacteriana se clasifica desde el punto de vista de la temperatura en que se desarrollan en :

  • Termodúricas: son aquellas que sobreviven a altas temperaturas, pero no se desarrollan.

  • Psicrófilas: se desarrollan a bajas temperaturas (4 a 20 0C).

  • Mesófilas: se desarrollan a temperaturas intermedias (25 a 37 0C).

  • Termófilas: se desarrollan a temperaturas altas (27 a 73 0C).

Ponce, (1988) le confiere gran importancia desde el punto de vista higiénico- sanitario a los psicrófilos, debido a que no poseen acción reductora sobre el azul de metileno, originando inconvenientes en la prueba del TRAM.

Las bacterias lácticas constituyen los agentes de mayor importancia tecnológica por su actividad bioquímica sobre la lactosa. Otros gérmenes que pueden encontrarse en la leche son bacterias esporuladas, hongos y levaduras (Luck, 1990; Euzeby, 1995).

Una situación bastante común en Cuba y otros países de la región es la presencia, en leche, de microorganismos mesófilos viables, termófilos y psicrótrofos, en cantidades que superan los niveles permisibles, y prácticas de refrigeración incorrectas en el sentido de que superan la temperatura de enfriamiento establecida (4 0C). Bajo tales condiciones se desarrollan prácticamente todas las bacterias, lo que impide obtener productos lácteos de excelencia y más aún se reduce su vida útil. Se ha demostrado que es prácticamente imposible evitar que la leche cruda contenga entre 100-1000 bacterias, ya que siempre en canal del pezón existirá un número determinado de éstas. Bajo condiciones de máxima higiene se puede obtener leche de 10000/ml y, cuando se tiene refrigeración (4 0C – 6 0C) el contenido aceptable puede llegar a 100 000 bacterias/ml. Cuando los conteos totales son de un millón o más de bacterias, se detectan cambios en las propiedades organolépticas y físico-químicas de la leche.

Con relación a los microorganismos patógenos, que son transmitidos de la leche al hombre y que en los últimos 15 años se han relacionado con brotes directos de enfermedades y en muchos casos con muertes, se encuentran los siguientes:

Enfermedad

Microorganismos asociados

Brucelosis

Brucella sp

Colibacilosis (gastroenteritis)

Cepas patógenas de E. coli

Listeriosis

Listeria monocitogenes

Salmonelosis

Salmonella

Shigelosis (meningitis)

Shigela

Tuberculosis

Mycobacterium sp

Gastroenteritis enterotóxica

Sta. aureus, Yersinia enterocolitica, Campilobacter jejuni

Es de señalar que la importancia de estos microorganismos aparece frecuentemente subvalorada, ya que no se identifica claramente la fuente de tales enfermedades. El consumo de leche cruda y quesos procedentes de leches sin pasteurizar, generalmente con alta contaminación por la presencia de diversos tipos de bacterias, debe ser un aspecto de primera importancia para los servicios de control sanitario de cada país.

Residuos y contaminantes.

La leche y/o sus derivados pueden contener residuos, provenientes del tratamiento de los animales o de los plaguicidas utilizados en el control de plagas de las plantas, y contaminantes cuando los productos entran a la leche de forma no intencional ni controlada. Los daños causados por dichos productos son de tres tipos: toxicológicos, microbiológicos e inmunopatológicos (FEPALE, 2000).

A continuación se resumen los efectos fundamentales de los residuos y contaminantes en leche y sus derivados en el hombre:

  • Resistencia frente a los microorganismos por ejemplo a Sta. aureus y Salmonella.

  • Respuesta alérgica e hipersensibilidad.

  • Efectos carcinogénicos, teratogénicos y mutagénicos.

  • Inhibición de los cultivos lácteos.

En la producción lechera los antibióticos son los principales contaminantes.

Dos aspectos deben estar esclarecidos cuando se trata el tema de los

residuos y contaminantes: por una parte, los daños señalados se producen no solamente cuando aparecen en altas concentraciones, sino generalmente en niveles bajos, como es común encontrarlas. Por otra parte, el establecimiento de límites máximos de residuos

(LMR) han dependido más de la sensibilidad y capacidad de detección de los métodos analíticos que de los deseos de los organismos reguladores. Por ello, el término cero admisión está referido a dicha condición. Téngase en cuenta que en un estudio realizado por la federación internacional de lechería en el año 1992 se identificaron 31 métodos diferentes para determinar sólo 4 tipos diferentes de residuos (antibióticos y sulfas)

Si bien existen diferentes fuentes de residuos químico-biológicos en la leche, más del

90 % se debe al uso de antibióticos para el tratamiento de la Mastitis, debido al incumplimiento en los tiempos de espera establecidos por los fabricantes de estos. Es de señalar que una sola vaca tratada puede afectar a la leche de 400 vacas, y a su vez a 10 000 personas que consuman la leche (Fuhrman, 1998).

La situación en Cuba hasta el año 1990, demostraba una lata presencia de residuos en leche (antibióticos, plaguicidas y productos de limpieza). Sin embargo, esta situación mejoró sustancialmente como consecuencia de la escasez de medicamentos y otros productos en la presente década. La reactivación de los programas de control de la Mastitis, unida a un mayor suministro de medicamentos, debe incrementar la presencia de éstos en la leche, por lo cual se deben restablecer los métodos de control por la industria y los organismos de control estatal (Martínez et al., 1992).

En la leche pueden encontrarse residuos de antibióticos B-lactámicos, lo cual provoca efectos adversos en la salud humana y en los procesos productivos de la industria láctea (Dewdney et al., 1991; Pérez et al., 1999).

Los niveles máximos permisibles de penicilina en leche y en órganos son de 0.004 mg/Kg respectivamente (FAO, 1990).

Entre los métodos analíticos para la determinación de antibióticos en leche se encuentran los microbiológicos y los procedimientos cromatográficos (Moats, 1995).

Otro método analítico para determinar antibióticos en leche es el inmunológico

(Jackman, 1992).

Acidez de la leche.

La acidez de la leche es un dato que nos indica la carga microbiana de la leche, el cuidado en cuanto a higiene y conservación. La misma puede valorarse mediante la determinación del ácido láctico que debe estar en un rango normal de 0.130- 0.160 % (Fisher, 1996).

El grado de acidificación se debe a que los microbios consumen la lactosa produciendo ácido láctico; esto ocurre sobre todo cuando la leche permanece caliente, después del ordeño o que demoran mucho en llegar a la quesería con poca lactosa y mucho ácido láctico, esta es la razón por la cual marca mucha acidez, al hacer la prueba con el acidómetro (Lepri, 1997).

Si la leche es dejada hasta el otro día, los microbios que contienen siguen degradando la lactosa y produciendo ácido láctico, de tal modo que la

acidez se eleva hasta alcanzar niveles elevados. La leche se corta, es decir la proteína, coagula dejando un líquido verde amarillento denominado suero, que contiene el resto de la lactosa, las sales minerales y parte de la grasa de la leche original (Dobson, 1997).

La principal causa de decomiso de la leche enviada a la industria es debido a los altos índices de acidez que la hacen inapta para ser procesada para la elaboración de determinados productos (Cepero y Vargas, 1990).

Para trabajar en quesería, se requiere leche con poca acidez. Las leches con exceso de ácido láctico dan como resultado quesos defectuosos como grietas, dureza y sabor amargo (Devlieghere, 1998).

Rutina e Higiene del Ordeño. Eyección de la leche

La secreción de leche es un proceso continuo que depende de la presión interna que se va generando en el tiempo, mientras la extracción es un proceso intermitente asociado a la frecuencia de mamar por; la cría o al ordeño. Algunos mamíferos como la cabra pueden retener hasta un 80 % de la secreción total en la cisterna de la ubre, otras especies retienen entre el 70- 90 % de la leche en los alvéolos y los pequeños conductos. El aumento de la presión interna genera una disminución paulatina de la secreción láctea debido por una parte al efecto físico de dicho fenómeno y por otra al efecto inhibidor de algunos componentes de la propia secreción dentro de la célula epitelial. Por ello, el ordeño natural o artificial es una condición fisiológica para el mantenimiento del ciclo de lactación.

En la piel del pezón existen numerosos receptores nerviosos que, al ser estimulados por masaje o por el propio efecto de mamar de la cría, trasmiten dichos estímulos por vía aferente a través del cordón espinal hasta el hipotálamo, desencadenando la secreción de la hormona oxitocina al torrente sanguíneo. Las neuronas productoras de oxitocina se encuentran en los núcleos supraópticos y paraventriculares del hipotálamo y su acción efectora se desencadena por la acción de los estímulos nerviosos sobre receptores específicos en dicha región. Por otra parte, la oxitocina liberada al torrente sanguíneo alcanza rápidamente la glándula mamaria uniéndose a las células mioepiteliales (de naturaleza nerviosa), que rodean a las simples capas de epitelio secretor, y provocan un efecto de contracción que genera la expulsión de la leche contenida en los alvéolos. Las células mioepiteliales tienen receptores específicos a la oxitocina, de tal forma que la magnitud de la respuesta dependerá de la cantidad de hormona disponible y del número de receptores libres a nivel de las células mioepiteliales.

El tiempo que media entre el estímulo de masaje y otro estímulo de naturaleza simpática y el efecto de la oxitocina sobre el tejido mamario se encuentra alrededor de un minuto, tiempo aconsejable para iniciar el ordeño. Si este tiempo se alarga, parte de la oxitocina pierde su actividad o se destruye, siendo menor la eyección de la leche. Al final del ordeño, también puede practicarse algún estímulo, aunque la cantidad total de oxitocina segregada y la respuesta de las células mioepiteliales serán menores.

Son bien conocidos los factores de inhibición provocados por la secreción de adrenalina debido a acción de relajación sobre los tejidos de la ubre y como bloqueador del efecto de la oxitocina. El lograr un ambiente tranquilo y sin interrupciones durante el ordeño es una condición para la óptima bajada de la leche y aprovechamiento de los estímulos favorables.

Los equipos de ordeño mecánico han evolucionado considerablemente desde su primera presentación en el año 1936, pero en esencia constan

de los siguientes sistemas y/o partes:

  • Sistema de vacío

  • Sistema de pulsación

  • Sistema de extracción

  • Sistema de conducción

  • Sistema eléctrico

La base del ordeño mecánico está dirigida a lograr un efecto de succión o de aspiración de la leche similar al producido por el ternero. Por ello, las pezoneras están conformadas por una superficie externa o casquillo, una superficie interna de goma y una cámara de vacío o pulsación a la cual se inserta un tubo de aire. El papel de este sistema es crear una fase de masaje, cuando se admite aire en la cámara haciendo que la pezonera se colapse, ello provoca el cierre de la punta del pezón y se ejerce una cierta presión sobre el mismo que impide la salida de la leche; y una segunda fase de ordeño, cuando sale el aire de la cámara y el pezón es expuesto al vacío y se logra una presión interna mucho mayor alrededor de la apertura del pezón ocasionando la salida de la leche. La combinación de estas dos fases mediante un nivel adecuado de vacío

(37-41 kps) y de una relación de ordeño / descanso (succión-masaje) de unas 40-60 pulsaciones por minuto garantiza un ordeño eficiente. Las relaciones de pulsaciones más recomendadas en la actualidad son de 65:35 ó 70:30. El buen funcionamiento del equipo de ordeño es esencial para mantener una leche de calidad y evitar daño a la salud de la ubre. Los problemas fundamentales detectados son:

  • Altos niveles de vacío: aumenta el flujo y la velocidad del ordeño, pero puede dañar la estructura interna del pezón.

  • Diseño, operación y ajuste de las pezoneras: el resbalamiento y entrada de aire dentro de las pezoneras provocan los mayores problemas durante el ordeño, ya que estos fenómenos causan una fuerza de succión de las pequeñas gotas de leche y grasa portadoras de bacterias hacia el interior del pezón en un momento en que este se encuentra abierto. Ello puede ser provocado por una incorrecta puesta de la ordeñadora y también por el retiro de éstas con el vacío conectado.

  • Calidad de las pezoneras: este aspecto es fundamental ya que el uso de teteras o pezoneras careadas o con un uso excesivo de trabajo permite el paso continuo de microorganismos a la línea de la leche y causa la contaminación por patógenos productores de mastitis entre cuartos y diferentes vacas.

Mucho se ha hablado de la influencia del equipo de ordeño en la parición de mastitis, pero en condiciones óptimas de ordeño sólo se reconoce que el equipo esté involucrado en un 7 % de las infecciones. Con relación a la calidad, una ventaja esencial es que el sistema es cerrado y no permite el contacto con otras suciedades y fuentes de contaminación, que no sean las derivadas de una mala limpieza y desinfección (FEPALE, 2000).

El ordeño mecánico mal hecho o un equipo defectuoso crean múltiples problemas operativos, de calidad de la leche y de salud de la ubre, pero hay que entender que esto es una tecnología para hacer todas las cosas bien. Téngase en cuenta que el ordeño mecánico reduce la mano de obra, se obtiene leche de un alto estándar de higiene, ahorra tiempo de operaciones y facilita la limpieza. Algunos equipos actuales tienen instalados sistemas adicionales que permiten el control automático de la salud de la ubre, señales del estro, mediciones de producción, etc., ejemplo de ello es el sistema AFIMILK desarrollado recientemente en Israel.

  • Rutina de ordeño: los procedimientos para una correcta rutina de ordeño están establecidos sobre múltiples investigaciones sobre el tema y por la extensa experiencia práctica de los ordeñadores. Los pases fundamentales son:

  • 1. Ambiente limpio y tranquilo: se recomienda, en caso de las regiones tropicales, tener sombra y agua en las naves de espera para el ordeño. Evitar perros y otros animales y la presencia de personas extrañas.

  • 2. Revisión de la ubre y hacer despunte: Esta acción debe realizarse con cuidado e interés, nunca debe hacer el despunte en la mano ni el piso. Si se observa alguna anormalidad de la leche, se debe reportar como un caso de mastitis clínica.

  • 3. Lavar las pezoneras y la parte baja de la ubre: no remojar todo el animal y menos aún cuando llega muy sucio a la nave de ordeño, con lo cual se evita una alta contaminación del equipo y de la leche. Sólo se debe dar masaje y lavar los pezones. Una práctica común es limpiar los pezones con agua que contenga algún desinfectante.

  • 4. Sellado pre-ordeño: el método de presellado con un desinfectante mamario, inmediatamente después del lavado, permite la reducción de bacterias en la leche y también de nuevas infecciones intramamarias.

  • 5. Secado de los pezones: ordeñar pezones limpios y secos es una condición fundamental para un ordeño higiénico. Se prefiere el uso de toallas de papel desechables y no de trapos o toallas de tela.

  • 6. Colocar las pezoneras dentro del primer minuto: esta permite el aprovechamiento máximo de la descarga de oxitocina.

  • 7. Revisar el ajuste de las pezoneras: con ello se previene el resbalamiento de éstas si quedan muy abajo y la irritación de la ubre si se montan demasiado arriba. Tenga en cuenta que los pezones y ubre muy mojadas constituyen causas del resbalamiento de las pezoneras.

  • 8. Escurrir la ubre: si el equipo de ordeño no tiene mecanismo de control del final del ordeño, debe vigilarse cuando se interrumpe la salida de la leche. Algo de masaje y presión hacia debajo de las pezoneras facilita el escurrido.

  • 9. Retiro de las pezoneras: lo más importante es interrumpir antes el vacío para evitar que exista una inversión en el flujo que facilite la entrada de partículas o gotas de grasa del exterior al interior de la ubre

  • 10. Desinfección final de los pezones: es un paso esencial en la prevención de nuevas infecciones intra mamaria.

La disponibilidad de un desinfectante mamario de origen natural, de nombre comercial UDERTAN, posibilita que, al menos en la mayor parte de las unidades con cría artificial y ordeño mecánico, se pueda realizar la desinfección final. En el ensayo de confrontación del producto se ha logrado reducir en un 73,3 % y 44,4 % la presencia de Staphylococcus aureus y Streptococcus agalactiae, respectivamente, y desde un 27,18 % al 3,3 % la prevalencia de mastitis subclínica determinada por aislamientos bacteriológicos (Armenteros et al., 1998).

La aplicación de las medidas señaladas permite un retorno de 1:5 en términos de dólares utilizados y recobrados. El sellado postordeño y el tratamiento a todas las vacas secas generan retornos en el orden de 1:8,35 y 1:3,78 respectivamente (Philpot y Nikerson, 1992).

  • Otras medidas: el lavado de las manos entre vacas a las cuales se les ha detectado presencia de mastitis clínica y de las pezoneras entre vaca y vaca también son medidas recomendables.

Para el lavado de las pezoneras también se debe cortar el vacío, e introducir primero dos teteras y después las otras dos en cubo con solución desinfectante.

Finalmente, se deben enjuagar con agua limpia y escurrir antes de utilizarlas.

  • Limpieza y escurrido del equipo y las pezoneras: la mayor parte de los equipos de ordeño tienen bien establecido la rutina de limpieza y desinfección diaria y semanal. La violación de estos pasos acarrea serios daños en la calidad de la leche y en la salud de la ubre.

Si la inspección de los colectores de leche, mangueras, parte interna de las pezoneras y de las líneas de leche deja entrever cualquier suciedad, entonces cualquier otro paso que se haga bien no tiene mucho efecto ya que se neutraliza con el alto poder contaminante de las suciedades en el equipo mal higienizado.

Influencia del agua en la calidad de la leche.

El agua es una de las materias primas esenciales para la industria, por lo que se debe tener en cuenta los efectos agudos de la contaminación de gérmenes patógenos y por contaminantes químicos (Álvarez, 1993).

La misma puede ser vehículo de contaminación de cualquier tipo de alimento, ya sea cuando se emplee como ingrediente o bien cuando intervenga en la elaboración (en funciones de arrastre, lavado, enfriamiento o en el tratamiento culinario)(Rodríguez, 1996).

Cuando se hable de la influencia del agua sobre la calidad de la leche se debe tener en cuenta primeramente la influencia de esta sobre el equipo de ordeño, la cual está en dependencia de si está contaminada o no, si lo está se incrementará el nivel de contaminación del equipo y también de la leche obtenida mediante éste. En caso de que el agua esté contaminada con heces fecales la situación se agrava aún más vehiculizándose patógenos por esa vía.

Martínez et al., (1990) plantea que el trabajo encaminado a la atención de la calidad del agua debe enfocarse hacia la protección de las fuentes de agua y de los sistemas de distribución, para reducir al mínimo las posibilidades de contaminación. Un agua de buena calidad o que no esté contaminada juega un papel importante en la descontaminación del equipo y que se logra de forma mecánica por arrastre.

El agua debe estar exenta de microorganismos patógenos, lo que normalmente se ha conseguido buscando una fuente de buena calidad y aplicando métodos apropiados de desinfección (Trejo, 1995).

Una alternativa factible sobre todo donde los métodos de protección de las fuentes de agua no han dado resultado, es la cloración del agua. La misma no sólo tendrá un efecto beneficioso sobre el equipo sino también sobre la ubre. (Cabrera y García,

1990). Estos autores han desarrollado varios trabajos donde demuestran que los residuos de cloro debido a la utilización de esta alternativa no son preocupantes ya que las concentraciones de cloro en el agua son muy bajas, y no se fundamenta que el cloro aparezca como inhibidor de la leche, por lo anteriormente expuesto en relación con los niveles que se precisan para provocar la inhibición.

Lo que hay que tener presente para desinfectar el agua con cloro, es el residual que queda, pues el mismo reacciona con las materias orgánicas y se neutraliza su poder desinfectante, por ello es necesario añadir una cantidad adicional de cloro que sirva para eliminar los microorganismos que puedan contaminar el agua. Esta cantidad adicional se denomina cloro residual que puede estar libre o combinado, el efecto desinfectante es mayor si está combinado en forma de cloramina o compuesto órgano clorado. (Ibargollín, 1999).

Se plantea que un indicador importante por sus implicaciones en la limpieza y desinfección de los equipos es la dureza del agua empleada, esta característica del agua está dada por la presencia de sales alcalinas y neutras, las primeras precipitan por la acción del calor y se incrustan en las tuberías impidiendo la acción de los detergentes y permitiendo la acumulación de suciedades, restos de leche y microorganismos.

Las medidas para evitar su efecto son:

  • 1. Utilizar un detergente alcalino con poder secuestrante y también ácido fosfórico durante la limpieza diaria.

  • 2. Emplear el método de agua hervida para disminuir la precipitación de las sales de calcio y de magnesio por un aumento de la temperatura de ebullición

La adición del agua a la leche es sin duda el fraude más frecuente y provoca una disminución del valor nutritivo del producto además de incrementar el número de microorganismos ya que generalmente el agua adicionada se convierte en un elemento altamente contaminante (Ponce, 1989).

El empleo de agua contaminante en el ordeño se convierte en un elemento de contaminación para el equipo, lo cual repercute sobre la calidad de la leche, por lo que el agua que se emplea en el ordeño debe ser potable , o sea, que no contenga microorganismos ni sustancias químicas que puedan amenazar la salud.

El acceso de la contaminación fecal del animal al agua, puede ocasionar la presencia de una variedad de patógenos intestinales en cualquier momento, lo que ocasiona la degradación del agua debido a estas descargas contaminantes. Las más comunes incluyen cepas de Salmonella spp, Shiguella spp, Pasteurella spp, Leptospira, etc. Esta agua al ponerse en contacto con la leche transmite enfermedades y es responsable del deterioro sanitario de ésta (Martínez y Ponce, 1992).

La influencia del agua contaminada sobre el equipo de ordeño puede ser eliminada empleando agua de fuentes no contaminadas y protegiendo éstas con diferentes medidas higiénico sanitarias:

  • Preferiblemente de agua subterrránea.

  • Los pozos deben estar separados mediante brocal.

  • Deben estar tapados los tres primeros metros desde la superficie con el objetivo de evitar la infiltración superficial.

  • Las fuentes deben estar por lo menos a 50 m de distancia de las naves donde se encuentran los animales.

  • El sistema de distribución del agua de la unidad debe ser impermeable, con los tanques tapados, limpios y desinfectados.

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Facultad de Ciencias Agropecuarias. U.C.L.V.

Curriculum Omelio Cepero Rodriguez

Graduado en la carrera de Medicina Veterinaria. Defendió su doctorado en Leipzig, Alemania. 1988. Tiene publicado 184 trabajos en revistas Nacionales e Internacionales. Miembro titular de la Sociedad de Epizootiologia. Profesor Titular y autor de 19 libros.

 

 

 

Autor:

Omelio Cepero Rodríguez.

Yolanda Suarez Fernández.

Jorge Orlay Serrano Torres.

Randolph Delgado Fernández.

Partes: 1, 2
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