Descargar

Comportamiento de la Transmisión Vertical del VIH (página 3)


Partes: 1, 2, 3

Tabla 5. Representación del tratamiento según el protocolo cubano del Programa Nacional de Prevención del VIH/SIDA en hijos de madres seropositivas al VIH/SIDA en La Habana

Parto

No. Caso

Tto. durante el embarazo de la madre

Tto. durante el trabajo de parto

Eutocico

Cesárea

Tto. al RN.

Lactancia materna

1

NO

NO

x

NO

2

NO

NO

x

NO

3

NO

NO

x

NO

4

NO

NO

x

5

NO

NO

x

NO

6

x

NO

7

x

NO

8

x

NO

9

x

NO

10

x

NO

11

x

NO

Fuente: Dpto. de Admisión, Archivo y Estadísticas, IPK.

En el estudio de nuestra provincia solo un niño marco SIDA y el tratamiento que tiene, está acorde con la bibliografía estudiada donde se plantea que este debe ser con triterapia y no con mono terapia como se hacía al inicio de la epidemia.En noviembre de 1989 la FDA autorizó su uso en los niños y en julio del 2002 se incorporó la triterapia después de la conferencia internacional de SIDA celebrada en Barcelona, España.

Después del año 1996 todos los niños hijos de madres seropositivas al VIH son captados antes de los 2 años de vida. Después del 2001 las captaciones se realizan antes de arribar a los 12 meses.

A partir de 2002, la última fecha en que la información género específica se encontró disponible 19,2 millones de mujeres y 17,4 millones de hombres estaban viviendo con el virus (68). Esto marcó la primera vez desde el principio de la epidemia que el número de mujeres con la infección de VIH sobrepasó al de hombres.

El SIDA es la causa principal de muerte en África y la cuarta causa de muerte mundial. Las más altas proporciones de infección de VIH se observan en África subsahariana, sobre todo en Botswana, África Sur, y Zimbabwe dónde el 30 al 40 % de la población está infectada (68). Fuera de África, el porcentaje más alto de personas infectadas (la seroprevalencia) está en la República Dominicana (entre 3,5 y 7%).

Una baja seroprevalencia puede aún representar una carga grande de enfermedad en los países con las poblaciones grandes, y puede no anticipar un aumento explosivo en la extensión del VIH, como ha ocurrido entre los usuarios de droga en Europa Oriental.

Sin la intervención de un programa de prevención y control, en India y China dónde la infección de VIH está empezando a extenderse rápidamente, puede experimentarse un aumento similarmente rápido que involucra muchas más personas.

El primer ensayo clínico aleatorizado (ECA) que demostró eficacia de un ARV en la disminución de la TV del VIH se publicó en 1994 (46). Este ensayo denominado ACTG 076, fue llevado a cabo en EE.UU. y Francia en gestantes VIH+ sin exposición previa a ARV en ausencia de lactancia materna posterior. Consistió en la administración oral de AZT 500mg diarios entre las 14 y 34 semanas de gestación, AZT (por vía endovenosa) en el parto y AZT en jarabe al niño durante seis semanas. La TV fue de un 8,3% frente a un 25,5% en el grupo placebo con una eficacia relativa (disminución de la TV) de un 68% A raíz de este ECA, en el mundo occidental se inició la utilización de esta pauta, con lo que la incidencia de infección por el VIH en pediatría disminuyó en los EE.UU. y otros países de Europa.

El problema fundamental para la generalización de la utilización de AZT en todo el mundo ha sido su precio, imposible de sufragar por países subdesarrollados y además la premisa de captar precozmente la embarazada y llevar un buen control de la misma, observando si aparecen efectos adversos al medicamento y una buena adherencia al mismo. Posteriormente en un subanálisis de los datos del protocolo ACTG 076 se demostró que solo parte de la eficacia del AZT en disminuir la TV se correlacionaba con una disminución de la CV materna, estableciéndose la hipótesis de que la mayor parte del efecto podría ser atribuible a un efecto profiláctico (69 ).

En este sentido en 1999 se publicaron tres ECA con pautas más cortas de AZT e incluso con otros fármacos aplicables en la práctica clínica diaria en países subdesarrollados en que no existe un buen control sanitario de la población (Protocolos Thailandés, Petra, HIVNET 012, BMS 094, y el ACTG 316). (70-72). Aunque con estos protocolos se logró disminuir la TV, el protocolo ACTG 076 demostró ser el mas eficaz con respecto a la disminución de la TV. (73)

En Cuba, el mayor por ciento de las embarazadas son captadas antes de las 13.6 semanas de embarazo (captación precoz) y se incluye entre los complementarios del primer trimestre la detección de anticuerpos contra el VIH. Esto posibilita el uso de AZT en toda gestante virgen de tratamiento como establece el protocolo ACTG 076. En nuestro medio ha sido modificado por no contar con AZT endovenoso. La eficacia en la TV forma parte de los resultados de esta tesis, sin que se recojan estudios previos donde se aborde esta temática. En una sola gestante de las historias clínicas revisadas se aplico dosis única de Nevirapina intraparto asociado a la aparición de eventos adversos (anemia), después de seis semanas de tratamiento con AZT.

No se tienen experiencia con el uso de la Nevirapina en dosis única intraparto pero según un estudio publicado en la revista Nature Medicine del 2005, (74) aunque no es concluyente, se informa que el uso de este medicamento aun en dosis única produce resistencia a los otros INNTR de por vida. Nuevos estudios se requerirán entonces, para explorar la razón costo/ beneficio de esta terapéutica.

A diferencia de nuestro país, donde la cobertura del tratamiento ARV de la embarazada VIH+ es del 100%, en la mayor parte del mundo subdesarrollado los progresos en la ampliación del acceso a tratamientos de prevención ARV han sido muy lentos, de modo que solo el 10% de las mujeres embarazadas dispone de este servicio (75). En Burkina Fasso, Etiopía, Malawi, Nigeria y Sudáfrica, menos del 1% de las mujeres infectadas por el VIH que dieron a luz en el 2003 tuvieron acceso al tratamiento para prevenir la TV. En Camboya, Myanmar y Viet Nam la cobertura es inferior al 3% (76).

Para detener los efectos de esta problemática desde 1999 la UNICEF (77) ha liderado a nivel internacional la creación de proyectos para reducir la TV en los países de ingresos bajos y medianos. Entre Abril de 1999 y Julio del 2002, los proyectos respaldados por la UNICEF y otras organizaciones asociadas beneficiaron casi 600,000 mujeres embarazadas en centros de asistencia prenatal, y proporcionaron tratamiento ARV a 12 000 mujeres seropositivas después del asesoramiento y pruebas del VIH.

En los países de ingresos bajos y medianos, la probabilidad de que una madre VIH+ que amamante transmita el virus a su hijo RN es como mínimo el 30% (76). En cambio en los países industrializados, la transmisión del VIH a los lactantes es excepcional gracias a la profilaxis ARV, el parto por cesárea y las alternativas de alimentación materna (77-79).

En la casuística cubana se pesquisaron 131 historias clínicas de niños nacidos de padres VIH+, de las cuales 11 son de provincia La Habana. Esta cifra incluye todos los niños nacidos de mujeres VIH+ con y sin tratamiento ARV profiláctico.

De ellos 1 niño fue VIH+ y desarrollo SIDA, 10 niños resultaron NO INFECTADOS por el VIH: (6 niñas y 4 niños). Estos resultados se han alcanzado gracias a la aplicación del programa de prevención y control del VIH/SIDA (27) que incluye las medidas de la proscripción de la lactancia materna desde 1986, cesárea desde 1989 y profilaxis con AZT desde 1997.

De los 11 niños estudiados, solo 1 es VIH+. Sin embargo, desde que se aprobó el uso de ARV por la FDA en niños se ha alterado espectacularmente el curso de la infección por el VIH, al reducir la replicación viral y prolongarles la vida (22).

En la literatura se describe de que al menos una cuarta parte de los neonatos infectados por el VIH que fallecen, lo hacen antes de cumplir el primer año de vida, y hasta el 60%, antes de llegar al segundo aniversario. En general, la mayoría fallece antes de los cinco años de edad (78). En nuestra casuística, sin embargo el 100% de los niños continúan viviendo ya que 10 son sanos y solo 1 que es caso SIDA continua con vida después de haber cumplido sus 16 años. Las estadísticas mundiales sobre la mortalidad por el VIH/SIDA en niños son alarmantes.

En el año 2002 se reportaron 800, 000 niños menores de 15 años infectados y de esta cifra 610, 000 fallecieron según reportes de la UNICEF –VIH/SIDA del año 2003 (80).

En 1999, en Botswana, el SIDA fue el causante del 40% de todas las defunciones de niños menores de cinco años. Otras cifras comparables en el mismo grupo de edad son el 35% en Zimbabwe; 25% en Namibia y Swazilandia, y mas del 20% en Kenya, Sudáfrica y Zambia (81).

Así mismo estudios prospectivos han demostrado que la mediana de supervivencia es hasta los 96 meses de edad (4-7), observándose un deterioro inmunológico precoz (82-84). Después de la aplicación del TARGA en Cuba, desde Julio del 2002 la problemática de la supervivencia ha cambiado para los niños infectados con el VIH/SIDA Debe realizarse el diagnostico de VIH lo antes posible a todo RN hijo de madre VIH+ y comenzar tratamiento precozmente con el objetivo de evitar la replicación viral y el deterioro inmunológico (60).

Con el éxito del TARGA y las noticias difundidas por los medios de comunicación masivos de los diferentes métodos (tratamiento ARV, cesárea, tratamiento al RN etc) para disminuir la TV se ha despertado el interés para la procreación entre los propios infectados por el VIH, tanto en parejas en que ambos miembros están infectados como en parejas serodiscordantes (85).

En Cuba, al comienzo de la epidemia nacían de uno a tres niños hijos de madres VIH+ por año. A partir de 1993 se fue incrementando el número de nacimientos debido al aumento del número de mujeres infectadas en edad fértil. En 1997 cuando se le incluyó al Programa de Prevención y Control del SIDA el uso del AZT a las embarazadas VIH+, los partos disminuyeron e incluso en el año 1998 solo nacieron tres niños. A pesar de la educación y el tratamiento profiláctico para disminuir la TV, muchas embarazadas VIH+ se negaban a tomarlo e incluso muchas prefirieron realizarse voluntariamente la interrupción del embarazo. Ya en 1999 se produjo un cambio en la percepción del problema por los resultados beneficiosos reportados con las medidas del programa nacional y el número de partos se fue incrementando a razón de 11 y 20 nacimientos por año. Este incremento también estuvo influenciado por el aumento de la incidencia de embarazos que llegan a término con tratamiento de AZT en mujeres en edad reproductiva que desean procrear y últimamente por la utilización del TARGA en gestantes SIDA en la prevención de la TV. En relación con la probabilidad de los niños infectarse por TV se observó, que antes de la introducción del uso del AZT, nacían niños infectados por el VIH (1985-1996). En 1997 solo se reportó un niño VIH+, cuya madre se captó tardíamente y el niño contaba con un año de edad, el cual incluso estaba siendo amamantado; por lo tanto a ninguno de los dos se les administró el AZT programado. Sin embargo, el resto de todas las embarazadas VIH+ captadas precozmente desde esa fecha y que recibieron AZT hasta el año 2000 NO tuvieron ningún niño infectado. En el año 2001, se detectaron tres niños infectados por el VIH, uno de los cuales se encuentra asintomático y los otros dos desarrollaron el SIDA en etapa de lactante, e incluso uno ya falleció.

En el año 2002 se reportaron cuatro niños infectados. Cuando se analizó este hallazgo se constataron factores predisponentes como la captación tardía de la embarazada, retraso en los resultados y entregas de las serologías para VIH de las embarazadas a sus consultorios y la mala adherencia al tratamiento por parte de la madre Se describe en la literatura (46) que pueden nacer un 2% de niños VIH+, aunque la madre lleve la profilaxis correctamente y se le realice cesárea y el al niño se le administre el AZT en jarabe y hasta un 8% de casos nacidos por parto vaginal y donde se utilice el tratamiento profiláctico según el protocolo ACTG 076. (46, 86, 87).

La edad gestacional en el momento de la exposición es un factor íntimamente relacionado con la transmisión, aunque en un principio se consideró que los niños infectados intrautero eran con más frecuencia prematuros como consecuencia de la infección por el VIH. Posteriormente se ha demostrado que es la prematuridad la que determina un mayor riesgo de transmisión y no viceversa (88). También los RN de bajo peso para la edad gestacional (CIUR) tienen un mayor riesgo de infección (32).

La cesárea disminuye el riesgo de TV en niños nacidos de madres que no reciben ARV y también es de utilidad potencial en mujeres tratadas con AZT. Se desconoce si la cesárea aporta algo en la reducción de la TV en mujeres con tratamiento ARV combinado con CV indetectable (41, 79). Además recordar que la cesárea se acompaña de un aumento de riesgo de morbilidad postoperatoria. En Cuba con la instauración de la cesárea programada a todas las gestantes VIH+ captadas, se logró reducir la TV y no se reportaron complicaciones graves, ni muerte materna por esta causa.

A partir de 1996 se adquiere en el país el equipo de realizar los CD4 (Citómetro de flujo) y desde Diciembre del 2000 el equipo de CV. Sin embargo, debido a la situación económica del país, no ha sido posible llevar un control estricto de conteo de CD4 y CV a todas las gestantes VIH+ por lo que se decidió realizar cesárea en todos los casos independientemente del estudio de estos parámetros.

Si hacemos un análisis de la influencia del tipo de parto en la TV observamos que en todo el período estudiado, se encontró que el impacto de medidas de intervención incluidas en el programa (suspensión de la lactancia materna en 1986, cesárea desde 1989 y profilaxis con AZT a partir de 1997) hizo que disminuyera la TV en el país; así como en La Habana, hasta alcanzar cifras similares a la de los países desarrollados de Europa (7, 82, 83), donde se reportan tasas entre 2,6 % y 15,5%.

No hay casos para evaluar el simple uso del AZT sin cesárea porque se necesitaría de un grupo control de mujeres VIH+ que quedarían expuestas al riesgo por permitir el paso del niño por el canal del parto , lo cual constituiría una violación de los principios de la ética.

Analizando estos resultados se concluye que la realización de cesárea fue el factor que más incidencia tuvo en la disminución de la tasa de TV. Aunque el uso del AZT añadido a la cesárea logró eficacias crecientes, estas no resultaron estadísticamente diferentes a la lograda con la simple ejecución de la cesárea.

Esto puede deberse de un lado al grandísimo impacto que tiene la cesárea y a la afortunada situación de que el número de pacientes sea pequeño. No debe dejarse de tener en cuenta que no se pudo evaluar el uso de AZT en forma independiente, es decir sin realizar cesárea.

Con el advenimiento de técnicas muy sensibles para detectar el virus en la circulación periférica del infante, es posible estimar con más precisión la TV. En la ausencia de alimentar al niño con pecho, un estimado de 50 a 70% de las transmisiones ocurren alrededor del parto, y el resto ocurre en el útero. Por consiguiente, sin lactancia materna, la mayoría de la TV se presume sea el resultado de exposición al VIH en estadío tardío durante el embarazo, durante el intraparto, vía la placenta, o durante el paso del niño a través de la vagina. La transmisión intraparto se presume puede ocurrir por las membranas mucosas del niño, principalmente en la orofaringe y posiblemente en el esófago y estómago (41, 89).

Varios ensayos clínicos y los estudios observacionales han documentado la eficacia y efectividad profiláctica de los ARV para la prevención de la TV a través de una disminución en la CV materna y a través de la provisión profiláctica de la pre-exposición al infante. Ensayos que evalúan el lavado cérvico vaginal con chlorhexidine alrededor del parto, no han demostrado la eficacia de tales intervenciones por lo que se refiere a la TV decreciente. La cesárea antes del trabajo de parto y antes de la rotura de las membranas ha mostrado ser eficaz con respecto a la prevención de la TV (90).

El hecho de que el sistema de salud cubano garantice a los padres VIH+ atención médica y terapéutica gratuita, además de respaldo económico y social hace que aumente la expectativa de vida en las madres VIH+ y de cierta manera influye en disminuir la orfandad. En el estudio realizado, esta variable no tiene significación estadística. El único niño VIH + en la provincia se encuentra vivo con su tratamiento (TARGA) fue lactado por su madre debido a que fue captado tardíamente.

Efectivamente en el estudio DITRAME (92) entre los niños infectados por VIH, el uso de AZT en la madre redujo el riesgo de muerte en los niños. El riesgo de muerte en los niños es mayor si la madre presenta menos de 200 CD4 (93).

Otro estudio publicado que no puede considerarse definitivo, recoge una mayor mortalidad en mujeres que han amamantado a sus hijos, con una probabilidad de fallecimiento a los 24 meses del 10,5% frente al 3,8% en las que no amamantaron (94).

La escasa plausibilidad biológica de este hallazgo y, sobre todo, la escasez de datos para ver hasta que punto los grupos son enteramente similares en cuanto a otros factores que puedan influir en la evolución hace que estos datos deban ser tomados con cautela (95). Con respecto al grupo etáreo de las madres paridas VIH+, en la literatura revisada se encontró (40) que cada 5 años por encima de los 25 años pudiera estar relacionado con un aumento del riesgo de transmisión La media de la edad en este estudio oscila entre los 19 y 25 años.

En la casuística presentada, de los 11 niños vivos VIH+ hasta el momento en que se cerró el estudio, 10 son asintomático y 1 clasifico como SIDA y se encuentran con TARGA Como señala la literatura en el hemos podido lograr mejorarle su calidad de vida y disminuir la frecuencia de enfermedades oportunistas, pues hasta el momento ha tolerado bien el tratamiento. Los cambios de esquemas de tratamiento que en algunos ha sido necesario realizar pues han estado relacionado con resistencia a los ARV y mala adherencia al tratamiento, comprobado por disminución del conteo de CD4 y aumento de la CV. (96). Con este tipo de terapia TARGA, los objetivos ideales son mantener la CV en niveles no detectables con incremento progresivo del conteo de linfocitos CD4. Relacionado con el TARGA, si bien es verdad que muchos pacientes resultan beneficiados por este tipo de terapia muchos no la toleran y en los niños el cumplimiento es más cuestionable. Por último existen casos en los cuales aunque el cumplimiento sea óptimo y el régimen de antirretrovirales controle eficazmente la CV, no se consigue restaurar de manera adecuada el sistema inmunitario hasta el nivel necesario para evitar las infecciones oportunistas. Existe además, el problema de la resistencia a las terapias actuales en muchos pacientes en quienes, en un principio, el TARGA resultó útil (100).

El por qué los niños infectados por el VIH tienen una susceptibilidad especial para padecer las infecciones oportunistas, se debe a que guarda una relación directamente proporcional con el grado de deterioro inmunológico (101). En este sentido, el recuento de CD4 continúa siendo el indicador más útil para predecir una infección oportunista. En los niños a diferencia de lo que ocurre en los adultos, la probabilidad de padecer uno de estos episodios se correlaciona mejor con el porcentaje que con el número absoluto de CD4 (102).

La terapia utilizada para el manejo de estas afecciones se corresponde con lo descrita en la literatura (60) y llama poderosamente la atención que no se han reportado casos de resistencia bacteriana; hecho que asociamos al estricto seguimiento y el manejo especializado y centralizado de la casuística.

Múltiples impedimentos obstaculizan la implantación en los países subdesarrollados de programas preventivos como el cubano.

La cobertura insuficiente de los servicios de atención prenatal, la falta de recursos financieros y humanos, el escaso conocimiento del estado serológico entre las mujeres en edad de procrear, el miedo al estigma, la discriminación y la tendencia de muchas mujeres en los países de ingresos bajos y medianos a dar a luz en el hogar en vez de un centro de salud. Sin embargo constituye un compromiso de las Naciones Unidas reducir la proporción de lactantes infectados por el VIH en un 50% para el 2010, lo cual no será posible sin un aumento inmediato y sustancial de las actividades como la ampliación de los servicios de prevención primaria del VIH para las mujeres en edad fecunda; el acceso al asesoramiento y a pruebas voluntarias para las mujeres embarazadas; la instauración de servicios integrales de salud reproductiva y el uso de profilaxis antirretrovírica para prevenir la TV (75).

Conclusiones

  • 1. La captación tardía del embarazo y el no uso de la AZT durante el embarazo son factores que se asocian con la TV del VIH en La Habana.

  • 2. El tratamiento con TARGA en niños infectados con el VIH favorece la recuperación favorable de las enfermedades oportunistas.

Recomendaciones

  • 1. Incrementar las acciones de vigilancia epidemiológica en las áreas de salud que favorezcan la captación precoz de todas las gestantes seropositivas al VIH y así poder adoptar la conducta adecuada.

  • 2. Incrementar las labores de divulgación sobre la infección por el VIH en mujeres que se encuentran en edad fértil, así como incrementar la labor educativa sobre transmisión vertical en población de mujeres seropostivas al VIH.

Referencias Bibliográficas

  • 1. The Working Group of Mother-to-Child Transmission of HIV in Africa, America and Europe: results from 13 perinatal studies. J. Acquir Inmune Def Syndr 2004; 8:506-10.

  • 2. Currier J. Emerging issues in the clinical management of HIV in women. [citado el 20 de agosto de 2004, actualizado en el 2000]. Disponible en: http://www.medscape.com/Annual.

  • 3. UNAIDS/WHO Working Group on Global HIV/AIDS and STD Surveillance. Report on the global HIV/AIDS epidemic: estimates december 2004. Ginebra: World Health Organization; 2005. [citado el 14 de marzo de 2004]. Disponible en: http://www.unaids.org.

  • 4. Bulterys M, Fowler MG. Prevention of HIV infection in children. Pediatr Clin North Am 2000; 47:241-60. 5. Scarlatti G. Pediatric HIV infection. Lancet 2005; 348: 863-8.

  • 5. Barnhart HX, Caldwell MB, Thomas P, Mascola L, Ortiz I, Hsu HW, et al. Natural history of human immunodeficiency virus disease in perinatally infected children: an analysis from the Pediatric Spectrum of Disease Project. Pediatrics 2005; 97: 710-6.

  • 6. Tovo PA, De Martino M, Gabiano C, and the Italian Register for HIV infection in children. Prognostic factors and survival in children with human immunodeficiency virus type-1 infection. Lancet 2004, 339:1249-53.

  • 7. Grubman S, Gross E, Lerner-Weiss N, Hernández M, Mc Sherry GD, Hoytl LG, et al. Older children and adolescent living with perinatally acquired HIV. Pediatrics 2005; 95:657-663.

  • 8. Abrams EJ. Opportunist infections and other clinical manifestations of HIV disease in children. Pediatr Clin North Am 2005; 47:79-108.

  • 9. Abuzaitoun OR, Hanson C. Organ-specific manifestations of disease in children. In: HIV/AIDS in infants, children and adolescent. Pediatr Clin North Am 2005; 47:109-25.

  • 10. Laufer M, Scott GB. Medical management of HIV disease in children. Pediatr Clin North Am 2006; 47:127-53.

  • 11. Centers for Disease Control and Prevention. 1993 revised classification system for human immunodeficiency virus infection in children less than 13 years of age. MMWR2006; 43(RR-12):1-15.

  • 12. European Collaborative Study. Age related standards for T lymphocytes subsets based on unifected children born to human immunodeficiency virus type 1 infection in neonates and children. Pediatr Infect Dis J 2004; 14:948-54.

  • 13. Ruiz Contreras J, Ramos JT, Hernandez-Sampelayo T. Sepsis in children with human immunodeficiency virus infection. Pediatr Infect Dis J 2005; 14:522-6.

  • 14. Mofenson LM, Korelitz J, Meyer WA, Bethel J, Rich W, Pahura S, et al. The relationship between serum human immunodeficiency virus type 1 (HIV-1) RNA level, CD4 lymphocyte percent, and long-term mortality risk in HIV in HIV-1 infected children. J Infect Dis 2006; 175:1029-38.

  • 15. Van Dyke RV. Opportunistic infections and other clinical manifestations of HIV- infected children. Seminars in Pediatr Infect Dis 2007; 6:10-6.

  • 16. Gibb D, Klein N, De Rossi A, Newberry A, Grosch-Woener I, Babiker A. Inmune repopulation after HAART in previously untreated HIV-infected children. Lancet 2000;355:1331-2. 18. Shearer WT, Quinn TC, Larussa P, Lew JF, Moferson L, Almy S, et al. Viral load and disease progression in infants with human immunodeficiency virus type 1. N Engl J Med 2005; 336:1337-42.

  • 17. Kalish ML, Thea DM, Weedon J. Viral load and disease progression in infants infected with human immunodeficiency virus type 1. En: Proceedings of the 6th Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections, 2004, Chicago, USA.

  • 18. PENTA 1. Pediatric European Network for Treatment of AIDS (PENTA). HIV-1 viral load and CD4 cell count in untreated children with vertically acquired asymptomatic or mild disease. AIDS 2006; 12:F1-8.

  • 19. Luzuriaga K, Mc Manus M, Catalina M. Early therapy of vertical HIV-1 infection: Evidence for cessation of viral replication and absence of virus-specific immunity. En: Proceedings of the 7th Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections, 2007, San Francisco, USA.

  • 20. Ramos Amador JT. Infección por VIH en Pediatría: aspectos generales. En: González-García J, Moreno Guillén S, Rubio García R, editores. Infección por VIH 2000. Madrid: Doyma; 2006. pp. 11-46.

  • 21. Red Book 2000. Report of the Committee on Infectious Diseases. 25 ed. USA: American Academy of Pediatrics; 2007.

  • 22. Centers for Disease Control and Prevention. 1999 USPH/IDSA guidelines for the prevention of opportunistic infections in persons infected with human immunodeficiency virus. MMWR 2006;48(RR-10):1-66.

  • 23. Gallant JE. HIV clinical management: the seropositive patient. Vol 1. [actualizado el 19 enero del 2007, citado el 15 de octubre de 2002]. Disponible en: http://www.medscape.com

  • 24. Read JS. The immunogenicity of Haemophilus influenzae type b conjugate vaccines in children born to human immunodeficiency virus-infected women: Women and Infants Transmission Study Group. Pediatr Infect Dis J 2006; 17(5):391-7.

  • 25. Plan estratégico nacional ITS/VIH/SIDA, 2001-2006. Ciudad de La Habana: MINSAP; 1997.

  • 26. Castro Ruz F. Discurso pronunciado el 1ro de mayo del 2003. Tabloide especial no. 7.

  • 27. González I, Dosal L, Díaz M, Pérez J. La transmisión materno-infantil del VIH/SIDA en Cuba. Rev Cubana Med Trop 2000;52(3):220-4.

  • 28. Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA). La epidemia de SIDA: situación en diciembre de 2001. [citado el 25 de febrero de 2002]. Disponible en: http://www.unaids.org.

  • 29. Oleske J, Scott G. Working Group on Antiretroviral Therapy and Medical Management of HIV-Infected Children convened by the NPHRC, HRSA, NIH. [citado del 28 de diciembre de 2006]. Disponible en: http://www.hivatis.org

  • 30. American Academy of Pediatrics. Antiretroviral therapy and medical management of pediatric HIV infection and 1997 USPH/IDSA: report on the prevention of opportunistic infections in persons infected with human immunodeficiency virus. Pediatrics2005; 107:1005-85.

  • 31. de Cock KM, Fowler MG, Mercier E, de Vincenzi I, Saba J, Hoff E, et al. Prevention of mother to child HIV transmission in resource poor countries. JAMA 2006; 283:1175-82.

  • 32. Bryson Y, Luzuriaga K, Sullivan J, Wara D. Proposed definitions for in utero versus intrapartum transmission of HIV-1. N Engl J Med 2005; 327:1246-7.

  • 33. American Academy of Pediatrics. Committee on Pediatric AIDS. Human milk, breastfeeding, and transmission of human immunodeficiency virus in the United States. Pediatrics 2006; 96:977-9.

  • 34. Dickover R, Garratty E, Herman S. Identification of levels of maternal HIV-1 RNA associated with risk of perinatal transmission: effect of maternal zidovudine treatment on viral load. JAMA 2004; 275:599-605.

  • 35. Garcia P, Kalish L, Pitt J. Maternal levels of plasma human immunodeficiency virus type 1 RNA and the risk of perinatal transmission. N Engl J Med 2006; 341:394-402.

  • 36. Mofenson L, Lambert J, Stiehm E. Risk factors for perinatal transmission of human immunodeficiency virus type 1 in women treated with zidovudine. N Engl J Med 2007; 341:385-93.

  • 37. Burns DN, Landesman S, Muenz LR. Cigarette smoking, premature ruptures of membranes, and vertical transmission of HIV-1 among women with low CD4 levels. J Acquir Imm Defic Syndr 2005; 7:718-26.

  • 38. Mayaux MJ, Blanche S, Rouzious C. Maternal factors associated with perinatal HIV-1 transmission: The French cohort study. Seven years of follow-up observation. J AIDS 2006; 8:188-94.

  • 39. The International Perinatal HIV Group. The mode of delivery and the risk of vertical transmission of human immunodeficiency virus type 1: a meta-analysis of 15 prospective cohort studies. N Engl J Med 2004; 340:977-87.

  • 40. Van Dyke R, Korber B. The Ariel project: A prospective cohort study of maternal-child transmission of human immunodeficiency virus type 1 the era of maternal antiretroviral therapy. J Infect Dis 2005; 179:319-28.

  • 41. Duliege AM, Amos CI, Felton S. Birth order, delivery route and concordance in the transmission of human immunodeficiency virus type 1 from mothers to twins. J Pediatr 2007; 126:625-32.

  • 42. Miotti PG, Taha TET, Kumwenda NI, Broadhead R. HIV transmission through breastfeeding: a study in Malawi. JAMA 2007:282(8):744-9.

  • 43. Dunn DT, Newell ML, Ades AE. Risk of human immunodeficiency virus type 1 transmission through breastfeeding. Lancet 2005; 340:585-8.

  • 44. Connor E, Sperling R. Reduction of maternal-infant transmission of human immunodeficiency virus type 1 with Zidovudine treatment. N Engl J Med 2006; 331:1173-80.

  • 45. Ramilo O. Pediatric AIDS: proceedings of 18th Annual National Pediatric Infectious Diseases Seminar, April 2006.

  • 46. Symposium Interventions in Perinatal Transmission. Proceedings of the 6th Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections, January 2005, Chicago, USA.

  • 47. Mirochnick M, Sullivan J, Gagnier P. Safety and pharmacokinetics of nevirapine in neonates born to HIV-1 infected women. En: Program and abstracts of the IV Conference on Retroviruses and opportunistic infections, January 22-26, 2007, Washington DC, USA.

  • 48. Guay L, Musoke P, Fleming T, Bagenda D. Intrapartum and neonatal single dose nevirapine compared with zidovudine for prevention of mother-to-child transmission of HIV-1 in Kampala, Uganda: HIVNET 012 randomised trial. Lancet 2005; 354:795-802.

  • 49. Gray G, McIntrye J, Jikov B. Preliminary efficacy, safety, tolerability and pharmacokinetics of short course regimens of nucleoside analogues for the prevention of mother to child transmisión (MTCT) of HIV. En: Program and abstracts of the 13th International AIDS Conference, July 9-14, 2007, Durban, South Africa.

  • 50. Dorenbaum A. Report of results of PPACTG 316: An International phase III trial of standards antiretroviral (ARV) prophylaxis plus nevirapine (NVP) for prevention of perinatal HIV transmission. En: Program and abstract of the 8th Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections, February 4-8, 2007, Chicago, USA.

  • 51. Public health service task force for use of antiretroviral drugs in pregnant HIV-1 infected women for maternal health and interventions to reduce perinatal HIV-1 transmission in the United State. Perinatal HIV Guidelines Working Group. [citado el 23 de marzo de 2003]. Disponible en: http://www.hivatis.org

  • 52. Manual práctico de la infección por VIH en el niño. Barcelona: Prous Science; 2006.

  • 53. Uribe Zuñiga P, Ponce de León Rosales S. Guía para la atención médica de pacientes con infección por VIH/SIDA en consulta externa y hospitales. 4ta. ed. México: CONASIDA; 2000.

  • 54. Center for Diseases Control and Prevention. Revision of the CDC surveillance case definition for acquired immunodeficiency syndrome MMWR 2005; 36(Suppl 15):15-135.

  • 55. Luzuriaga K, Bryson Y, Krogstad P. Combination treatment with zidovudine, didanosine and nevirapine in infants with human immunodeficiency virus type 1 infection. N Engl J Med 2005; 336:1343-9.

  • 56. García L. Tratamiento de la infección VIH pediátrica: medidas generales. En: Español T, Ruiz I. Tercera Jornada Tratamiento antirretroviral en pediatría. Barcelona: Springer-Verlag Ibérica; 2006. pp. 38-47.

  • 57. Fortuny Guasch C. Tratamiento antirretroviral: actualización. En: Español T, Ruiz I, editores. Cuarta jornada de tratamiento antirretroviral en pediatría. Barcelona: Springer- Verlag; 2007. pp. 73-109.

  • 58. Manual práctico de la infección por VIH en el niño. 2da. ed. Barcelona: Prous Science; 2007.

  • 59. American Academy of Pediatrics Committee on Infectious Diseases and Committee on Pediatric AIDS. Measles Immunization in HIV-infected children. Pediatrics.2005;103:1057-60.

  • 60. Muñoz A. Vacunas para la prevención de coinfecciones en niños y adultos infectados por el VIH. En: González-García J, Moreno Guillén S, Rubio García R. Infección por VIH 2001. Madrid: Doyma; 2002. pp. 199-220.

  • 61. Felten NW, Leichsenring M. Use of BCG in high prevalence areas for HIV. Trop Med Parasitol 2006;46:69-71.

  • 62. Pérez L, Alvarez A, Torranzo Y, Madagan R, Perdomo Y, Vidal I, Pérez J. Evaluación de la capacidad de reconocimiento de los anticuerpos monoclonales conjugados: io T3, T4 y T8. Rev Cubana Hematol Inmunol Hemoter 2005; 16:62-6.

  • 63. Dean AG, Dean JA, Coulombier D, Brendel KA, Smith DC, Burton AH. Epi Info. Version 6,04 b: a word processing, database, and statistics program for public health on IBM compatible microcomputers. CDC: Atlanta; 2005.

  • 64. R Development Core Team. A language and environment for statistical computing. R Foundation for Statistical Computing, Vienna, Austria. Disponible en: http://www.R- project.org.

  • 65. AIDS Epidemic Update. Geneva: UNAIDS; 2003.

  • 66. AIDS Epidemic Update. Geneva: UNAIDS; 2002.

  • 67. Sperling RS, Shapiro DE, Coombs RW, Todd JA, Herman SA, McSherry GD, et al. Maternal viral load, zidovudine treatment, and the risk of transmission of human immunodeficiency virus type 1 from mother to infant. N Engl J Med 2005; 335:1621-9.

  • 68. Peña JM. Transmisión vertical del VIH-1: hasta donde se puede reducir? Med Clin (Barc) 2000; 114:297-8.

  • 69. Shaffer N, Chuachoowong R, Mock PA, Bhadrakom C, Siriwasin W, Young NL, et al. Short-course zidovudine for perinatal HIV-1 transmission in Bangkok, Thailand: a randomised controlled trial. Bangkok Collaborative Perinatal HIV Transmission Study Group. Lancet 2006; 353:773-80.

  • 70. Wiktor SZ, Ekpini E, Karon JM, Nkengasong J, Maurice C, Severin ST, et al. Short course oral zidovudine for prevention of mother-to-child transmission of HIV-1 in Abidjan, Cote d"lvoire: a randomised trial. Lancet 2004;353:781-5.

  • 71. Antirretroviral drugs for treating pregnant women and preventing HIV infection in infants. Geneva: WHO; 2004.

  • 72. Singer E. US AIDS chief altered report on nevirapin safety risks. Nature Medicine 2005;11(3) doi:10.1038/nm0105-3b. Tomado de la lista de distribución Sympa user [[email protected]]

  • 73. ONUSIDA. Informe sobre la epidemia mundial de SIDA 2004: cuarto informe anual. Ginebra: ONUSIDA; 2004.

  • 74. ONUSIDA. Informe sobre los progresos realizados en la respuesta mundial a la epidemia de VIH/SIDA, 2003. Ginebra.

  • 75. UNICEF. La transmisión del VIH de madre a hijo: hoja de datos del UNICEF. Ginebra: UNICEF; 2006

  • 76. Dabis F, Ekpini ER. HIV-1/AIDS and maternal and child health in Africa. Lancet 2006; 359:2097–104.

  • 77. OMS. Saving mothers, saving families: the MTCT-plus initiative: perspectives and practice in antiretroviral treatment. case study. Geneva: 2004. Disponible en: http://www.who.int/hiv/pub/prev_care/pub40/en/

  • 78. UNICEF. Las generaciones huérfanas de África, 2003. Nueva York; 2004 Disponible en http://www.unicef.org/spanish/publications/index_16271.html.

  • 79. Walker N, Schwartlander B, Bryce J (2002). Meeting international goals in child survival and HIV/AIDS. Lancet 2004; 360:284–9.

  • 80. McIntyre J, Gray G. What can we do to reduce mother to child transmission of HIV? BMJ 2005; 324:218-21.

  • 81. Blanche S, Newell ML, Mayaux MJ, Dunn DT, Teglas JP, Rouzioux C, et al. Morbidity and mortality in European children vertically infected by HIV-1: The French Pediatric HIV Infection Study Group and European Collaborative Study. J Acquir Inmune Defic Syndr Hum Retrovirol 2005; 14:442-50.

  • 82. Resino S, Gurbindo MD, Bellón JM, Sánchez-Ramión S, Muñoz-Fernández MA. Predictive markers of clinical outcome in vertically HIV-1 infected infants, a prospective longitudinal study. Pediatr Res 2005; 47:509-16.

  • 83. Iribarren JA, Ramos JT, Guerra L, Coll O, De José MI, Domingo P, et. al. Prevención de la transmisión vertical y tratamiento de la infección por VIH en la mujer embarazada. En: González-García J, Moreno Guillén S, Rubio García R, editores. Infección por VIH 2001: Madrid: Doyma; 2005. pp. 119-67.

  • 84. Mofenson L, Lambert J, Stiehm E. Risk factors for perinatal transmission of human immunodeficiency virus Type 1 in women treated with zidovudine. N Engl J Med 2004; 341:385-93.

  • 85. Limpongsanurak S, Thaithumyanon P, Chaithongwongwathana S. Short course zidovudine maternal treatment in HIV-1 vertical transmission: randomized controlled multicenter trial. J Med Assoc Thai 2001; 84 Suppl 1:S338-45.

  • 86. Kuhn L, Thea DM, Dteketee RW. Preterm delivery and risks of intrauterine and intrapartum HIV transmission: proceeding of the 5th Conference on Retrovirus and Opportunistic Infections, February 1-5, 2006, Chicago, USA.

  • 87. John GC, Nduati RW, Mbori-Ngacha DA, Richardson BA, Panteleeff D, Mwatha A, et al. Correlates of mother-to-child human inmunodeficiency virus type -1 (HIV-1) transmission: association with maternal plasma HIV-1 RNA load, genital HIV-1 DNA shedding, and breast infections. J Infect Dis 2005; 183:206-12.

  • 88. Elective caesarean section versus vaginal delivery in preventing vertical HIV transmission: a randomised clinical trial: the European Mode of Delivery Collaboration. Lancet 2006; 353:1035-7.

  • 89. Piot P, Bellamy C. Mesa redonda sobre Orfandad celebrada durante la 14th Conferencia Internacional sobre SIDA [CD-ROM]. Barcelona, España, 7-12 de Julio del 2005.

  • 90. DITRAME ANRS049 Study Group. 15-month efficacy of maternal oral zidovudine to decrease vertical transmission of HIV-1 in breastfed African children. Lancet 2004; 354:11.

  • 91. Dabis F, Elenga N, Meda N. 18- month mortality and perinatal exposure to zidovudine in West Africa. AIDS 2004; 15:771-9.

  • 92. Nduati R, Richardson BA, John G. Effect of breastfeeding on mortality among HIV-1 infected women: a randomised trial. Lancet 2005; 357:1651-5.

  • 93. Newell LM. Does breastfeeding really affect mortality among HIV-infected women? Lancet 2001; 357:1634.

  • 94. González Núñez I, Díaz Jidy M. Transmisión vertical del VIH/SIDA. En: Pérez Avila J, Pérez Correa D, González Núñez I, Díaz Jidy M, Millán Marcelo JC, Orta Gutiérrez M, editores. Pautas cubanas para el tratamiento antirretroviral en los pacientes con VIH/SIDA. La Habana: MINSAP: PNUD: IPK; 2004. pp. 47-64.

  • 95. Miller V, Mocroft A, Reiss P. Relations among CD4 lymphocyte count nadir, antiretroviral therapy, and HIV-1 disease progression: results from EuroSIDA study. Ann Intern Med 2005; 130:570-7.

  • 96. Scheneider MME, Borleffs JCC, Stolk RP, Jaspers CA, Hoepelman AI. Discontinuation of prophylaxis for Pneumocystis carinii pneumonia in HIV-1 infected patients treated with highly active antiretroviral therapy. Lancet 2005; 353:210-3.

  • 97. Furrer H, Egger M, Opravil M. Discontinuation of primary prophylaxis against Pneumocystis carinii pneumonia in HIV-1 infected adults treated with combination antiretroviral therapy. N Engl J Med 2006; 340:1301-6.

  • 98. Ledergerber B, Egger M, Opravil MR. Clinical progression and virological failure on highly active antiretroviral therapy in HIV-1 patients: a prospective cohort study: Swiss HIV cohort study. Lancet 2004; 353:863-8.

  • 99. Guidelines for prophylaxis against Pneumocystis carinii pneumonia for persons infected with human immunodeficiency virus. MMWR 1989; 38 Supl 5:1-9.

  • 100. Revised guidelines for prophylaxis against Pneumocystis carinii pneumonia for children infected with or perinatal exposed to human immunodeficiency virus. MMWR 2004; 44 (RR-4):1-11.

  • 101. Mueller BU, Shad AT, Magrath IT, Hoowitz ME. Malignancies in children with HIV infection. En: Pizzo PA, Wilfert CM, editors. Pediatric AIDS: the challenge of IV infection in infants and adolescents. 2da ed. Baltimore: Williams and Wilkins; 2005. pp. 603-22.

  • 102. Pineda Pérez S, Zayas Torriente GM, González Núñez I. Alimentación y nutrición en el niño y adolescente con VIH/SIDA. En: Zayas Torriente GM, Alvarez González A, Mujica Utrera E, Villalón Oramas M, Blanco Anesto J, Pineda Pérez S, et al, editores. Nutrición y SIDA: manual para la atención alimentaria y nutricional en personas viviendo con VIH/SIDA. La Habana: INHA: Centro Nacional de Prevención de ITS/SIDA; 2004. pp. 86- 91.

  • 103. Arrizabalaga J, Rodriguez-Arredondo F, Iribarren JA, Von Wichman MA. Problemas de la infección por Cándida en el paciente VIH positivo. Rev Clin Esp 2005; 197:44-8.

  • 104. Leibovitz E, Rigaud M, Chandwani S .Disseminated fungal infections in children infected with human immunodeficiency virus. Pediatr Infect Dis J 2003; 10:888-94.

  • 105. Powdely WG. Oral and gastrointestinal Candidiasis in HIV- positive patients. HIV Advances in Research and Therapy 1994;4:10-4.

  • 106. Galli L, de Martino M, Tovo PA. Onset of clinical signs in children with HIV-1 perinatal infection. AIDS 2005;9:455-61.

  • 107. Pizzo PA, Wilfert C, and the Pediatric AIDS Siena Workshop. Markers and determinants of disease progression in children with HIV infection. J Acquir Inmune Syndr 2005; 8:30-44.

  • 108. Italian Multicenter Study. Epidemiology, clinical features, and prognostic factors of paediatric HIV infection. Lancet 2006; 2:1043-5.

  • 109. Tovo PA, de Martino M, Gabiano C. Prognostic factors and survival in children with perinatal HIV infection. Lancet 2006; 339:1249-53.

  • 110. de Martino M, Tovo P, Galli L. Prognostic significance of immunologic changes in 75 patient infants perinatally exposed to human immunodeficiency virus. J Pediatr 2004.

Glosario de Abreviaturas

3TC

Lamivudine

ABC

Abacavir

Ac P-24

Anticuerpos p24

Ag P-24

Antgeno p24

ANITR

Análogos Nucleósidos Inhibidores de la Transcriptasa Inversa

ANNITR

Análogos no Nucleósidos Inhibidores de la Transcriptasa Inversa

ARV

Antirretrovirales

AZT

Zidovudina (Retrovir)

CBM

Causa Básica de la Muerte

TCD4

Linfocitos T4

CDC

Centro de Control de Enfermedades Transmisibles (del inglés Center for Disease Control)

CDM

Causa Directa de la Muerte.

CE

Consulta Externa

CIM

Causa Indirecta de la muerte.

CIUR

Crecimiento Intrauterino Retardado.

CMV

Citomegalovirus

CV

Carga Viral

d4T

Estavudina (Zerit)

ddc

Zalcitabina (Hivid)

ddi

Didanosina (Videx)

dlv

Delavirdina (Rescriptor)

EBV

Epstein-barr-virus.

ECA

Ensayos Clínicos Aleatorizados.

EFV

Efavirenz (Sustiva, Stocrin)

EG

Edad Gestacional

ELISA

Test de Laboratorio para Determinar la Presencia de Anticuerpos para el VIH en Sangre (del inglés Enzyme-Linked Immunosorbent Assay)

EO

Enfermedades Oportunistas

E-V

Endovenosos

FDA

Federación de Drogas y Alimentos (del inglés Food and Drug Administration, USA)

HSV

Herpes Simple Viral

IC

Intervalo de Confianza

IDV

Indinavir (Crixivan)

IP

Inhibidores de Proteasas

IPK

Instituto Pedro Kourí

NFV

Nelfinavir (Viracep)

NIL

Neumonía Intersticial Linfoide.

NVP

Nevirapine (Viramune)

ONUSIDA

Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el SIDA

OMS

Organización Mundial de la Salud

PCP

Neumonía por Pneumocystis Carinii

PCR

Reacción en Cadena de la Polimerasa

RN

Recién Nacidos

SNC

Sistema Nervioso Central

SQV

Saquinavir Invitase (Fortovase)

TARGA

Tratamiento Antirretroviral de Gran Actividad.

TV

Transmisión Vertical

UNICEF

Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.

USAID

Agencia de EE UU para el desarrollo.

VIH

Virus de la Inmunodefiencia Humana

WB (Western- blot)

Test de Laboratorio para confirmar la presencia de anticuerpos, mayor especificidad que el ELISA

Anexos

Anexo 1. Algoritmo en la Atención Primaria de la embarazada.

edu.red

 

Anexo 2. Algoritmo de seguimiento del hijo de madre VIH+

edu.red

Trabajo para optar por el título de Master en Enfermedades Infecciosas

Dedicatoria

Le dedico esta tesis por el esfuerzo y el tiempo que empleó en la confección de la misma, a mi amigo y tutor Ariel Martínez sin el cual todo lo aquí expuesto no hubiera sido posible. A mi esposo, que no puedo dejar de mencionar por la paciencia que me ha tenido. Y no pueden faltar mis hijos, que son mi razón de vivir, y espero que este trabajo eleve los conocimientos sobre este mal que azota a la humanidad llamado VIH/SIDA para legarles un mundo mejor y más sano.

Agradecimientos

A las primeras personas que quiero agradecerles la ayuda prestada es a Heidi Gutiérrez Guzmán y a su esposo Yariel, que me brindaron su ayuda incondicional, con sus conocimientos sobre informática y metodología, y a mi amigo y tutor Ariel Martínez gracias al cual fue posible la confección de esta tesis

 

 

Autor:

Miladys Gutiérrez Millo.

Especialista MGI.

Enviado por:

Crucelda Estrada Guerra

Tutor: Ariel Martínez Rodríguez. Especialista en MGI. Especialista en Microbiología Virología. MSc. en Virología.

Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana

Filial Oeste Habana

edu.red

San Antonio – La Habana

2010

Partes: 1, 2, 3
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente