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Punteo de la teoría psicoanalítica (página 3)

Enviado por d_pame3


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Apuntes de clase práctica

El superyó tiene que ver con el orden de una prohibición. La libido es peligrosa porque si queremos satisfacer nuestros deseos, tenemos un peligro exterior en contra. Podemos perder nuestra vida por satisfacer nuestros deseos ( el niño renuncia cumplir el deseo de acostarse con la madre por proteger a su miembro viril y la niña renuncia al amor del padre para no dejar de ser amada)

La angustia es tomada como un fenómeno, Freud la traspasa a la estructura, pensar a la angustia en relación con la castración; una falta; que no tiene palabra; que no tiene representación.

 

EL CASO JUANITO

Juanito tiene miedo por el padre:

-como producto de su ambivalencia, asi como lo odia también lo quiere y por lo tanto tiene temor de que algo le pase al padre.

-porque tiene miedo que le haga algo a él, y eso es producto de la hostilidad hacia el padre (como Juanito odia al padre, teme su venganza).

Juanito tenía impulsos incestuosos hacia la madre y por lo tanto tiene miedo que el padre lo castigue en la medida en que éste para él es un rival y lo odia, por lo tanto tiene miedo a que el padre lo odie también, siente miedo a la castración.

La emergencia de esa angustia difusa que aparece (antes que la angustia se localice en un objeto específico, que es el caballo), es la transformación de la libido reprimida, que no se puede descargar; al no poder descargarse porque hay una prohibición por parte del padre (la libido es el deseo incestuoso en relación con la madre) se transforma inmediatamente en angustia; después esa angustia va a localizarse en un objeto: el caballo. Luego va a haber una especie de desplazamiento donde ya Juanito pasa de tener miedo a los caballos a tenerle miedo a los medios de transporte en general.

Juanito se niega a salir a la calle por temor a los caballos. ¿Dónde está aquí el síntoma?, ¿en la angustia?, ¿en la restricción a moverse libremente?, ¿en el caballo como objeto elegido?; ¿dónde está la satisfacción que Juanito se prohíbe?

Vemos que se trata de un miedo muy concreto: el temor a que lo muerda un caballo. El análisis de Juanito revela un conflicto de ambivalencia: odia y ama al mismo tiempo a su padre. Su fobia debe ser una tentativa de resolución de dicho conflicto, el cual en este caso no se resuelve al triunfar una de las dos tendencias. Juanito reprime el impulso hostil hacia su padre, pues antes había visto cómo se hería un caballo y un compañerito que lo montaba al caerse juntos, asaltándose entonces el deseo de que a su padre le pasara lo mismo.

En esta fobia la angustia no es el síntoma. Si Juanito, enamorado de su madre, mostrara miedo al padre, esto no significaría ni una neurosis ni una fobia, simplemente una expresión de sus sentimientos. Lo que hace de esta reacción una neurosis es simplemente la sustitución del padre por el caballo. Este desplazamiento es lo que constituye el síntoma, que permite resolver la ambivalencia. Lo resuelve desplazando uno de los dos impulsos de Juanito sobre el caballo u objeto sustituto. Podríamos aquí preguntarnos ¿si Juanito deriva el impulsos hostil hacia el caballo, porqué no lo agrede en lugar de tenerle miedo? Si Juanito lo hubiera directamente agredido, la represión no habría modificado en absoluto el carácter agresivo del impulso instintivo, sino sólo su objeto. Esto nos lleva a pensar que en Juanito ha ocurrido algo más.

La representación de ser devorado por el padre (mordido por el caballo), es un antiquísima representación típica infantil, lo que a su vez es la expresión de un impulso amoroso pasivo: ser amado por el padre, en el sentido genital, aunque se exprese en la fase de transición de lo oral a lo sádico (regresión). Pero esto, ¿se trata sólo de una sustitución de la representación por una regresión a imágenes primordiales (ser devorado por el padre) o de un rebajamiento regresivo real de lo genital a lo oral y sádico? No es fácil decidirlo. El caso del hombre de los lobos parece confirmar la segunda alternativa, pues dio muestras de impulsos sádicos y neurosis obsesiva.

Por lo tanto, el yo no utiliza sólo la represión: también recurre a una regresión y, una vez instalada ésta, puede luego seguir una represión.

Los casos de Juanito y del hombre de los lobos sugieren otras reflexiones. En ambos casos el impulso hostil hacia el padre queda reprimido por su transformación en lo contrario: en vez de agredir al padre, éste (lobo o caballo) agrede al sujeto. Pero también se ha reprimido el impulso amoroso pasivo, y también el impulso amoroso hacia la madre. O sea aquí se reprimieron varios impulsos, no uno solo, y además hubo una regresión a fases anteriores. En ambos casos encontramos también el miedo a la castración: por este miedo abandona Juanito la agresión contra su padre (y el miedo a la mordedura es el miedo a la mordedura de sus genitales). En el hombre de los lobos, la castración se aprecia en sus sueños. En suma: en ambos casos es el miedo a la castración el motivo de la represión. Las ideas angustiosas de ser mordido por el caballo o devorado por el lobo son sustitutivos deformados de la idea de ser castrado por el padre. El miedo angustioso a la castración es una angustia real, miedo a un peligro juzgado como verdadero. La angustia causa aquí entonces la represión y no, como antes habíamos dicho (Freud alude aquí a su primera teoría sobre la angustia) que la represión cause la angustia, o sea que la represión transforme el impulso instintivo en angustia.

La angustia, concluímos, no nace nunca de la libido reprimida. Sin embargo en casos como el coitus interruptus o la abstinencia forzada se produce angustia a expensas de la energía de la pulsión desviada. Podemos explicar esto pensando que el yo sospecha peligros cuando hay un coitus interruptus, ante los cuales reacciona con angustia, pero esta hipótesis no conduce a nada. Los análisis de las fobias anteriores parecen hacer más sólida la hipótesis de que la angustia produce la represión.

 

LAS DIFERENCIAS ENTRE EL SÍNTOMA Y LA INHIBICIÓN

El síntoma es una forma de ligar la angustia.

No debemos confundir inhibición con síntoma. Inhibición significa restricción de una función, y no necesariamente es algo patológico. El síntoma es en cambio indicador de un proceso patológico. Una inhibición puede pasar a ser síntoma cuando la restricción funcional es grande, o bien cuando aparece una función nueva. La inhibición es una perturbación funcional del yo que aparece en afecciones neuróticas.

En la inhibición hay una desviación de la libido y su relación con la angustia es evidente: se inhibe la función porque cumplirla sería angustioso.

No debemos confundir inhibición con síntoma. Inhibición significa restricción de una función, y no necesariamente es algo patológico. El síntoma es en cambio indicador de un proceso patológico. Una inhibición puede pasar a ser síntoma cuando la restricción funcional es grande, o bien cuando aparece una función nueva. Ya que la inhibición es una perturbación funcional del yo que aparece en afecciones neuróticas, estudiemos cómo ocurre este proceso en cuatro funciones: la función sexual, la nutrición, la locomoción y el trabajo profesional.

Generalmente la función sexual aparece inhibida en la impotencia psíquica (falta de placer, no erección, no eyaculación, etc). Otra perturbación aparece en la perversión y el fetichismo. En la inhibición hay una desviación de la libido y su relación con la angustia es evidente: se inhibe la función porque cumplirla sería angustioso.

En la nutrición, la perturbación más frecuente es la repugnancia al comer por desviación de la libido. También puede haber aumento del apetito derivada del miedo a morir de hambre. Está también el vómito (defensa histérica contra la alimentación) y la negativa a comer por miedo a ser envenenado (psicosis).

La locomoción también puede aparecer inhibida, como por ejemplo en la histeria o en la fobia (fobia a caminar). En el trabajo también se inhibe la función laboral, como por ejemplo en la histeria (ataques que impiden trabajar normalmente) y en la neurosis obsesiva (la puntillosidad hace imposible el trabajo normal).

La inhibición es la expresión de una restricción funcional del yo, lo cual puede obedecer a causas diversas. Primeramente, puede deberse a que la función a realizar tiene la significación de un acto sexual, y entonces se inhibe la función porque dicho acto está prohibido (por ejemplo el escribir o el andar como expresión del acto sexual). El yo renuncia a dichas funciones para no entrar en conflicto con el ello. También otras inhibiciones tienen el sentido del autocastigo: no hacer la función porque ello traería éxito (por ejemplo en el trabajo) y esto está prohibido por un superyo severo. En este caso el yo evita un conflicto con el superyo. En inhibiciones más generales, la inhibición se debe a un empobrecimiento de la energía, ya que ésta está consumiéndose en alguna labor psíquica grave (duelo, represión, etc). En síntesis: las inhibiciones son consecuencia de un empobrecimiento energético. En cambio el síntoma no puede ser ya descripto como un proceso en el yo.

El síntoma sería un sustituto de una no lograda satisfacción pulsional, un resultado de la represión. Por la represión, el yo logra que la representación sustentadora del superyo rehúse hacerse conciente.

Por la represión, la liberación de la pulsión aparece como displacentera en lugar de placentera (transformación de los afectos). El yo puede ejercer mucha influencia sobre el ello. Cuando el yo lucha contra la pulsion del ello, da una 'señal' de displacer para alcanzar su propósito con la ayuda del principio del placer, instancia casi omnipotente. ¿De dónde saca el yo la energía para dar esta señal de displacer? La saca de la representación a reprimir y la convierte en displacer (angustia). El afecto reprimido es transformado en angustia, y así el yo resulta ser la sede de la angustia. No se crea aquí nueva energía: se toma la energía de lo reprimido y se la convierte en angustia.

El síntoma surge de la pulsion obstruída por la represión. Cuando gracias a la señal de displacer o angustia logra el yo su propósito de dominar a la pulsion, no logramos saber nada sobre la represión: sólo cuando ésta fracasa podemos comprender algo de ella. La pulsión encuentra un sustituto de su satisfacción en el síntoma, el cual no es placentero y sí es obsesivo. Esta sustitución impide la descarga por medio de la motilidad: el síntoma no se transforma en acción. Por tanto el yo opera bajo la influencia de la realidad exterior excluyendo de esta realidad el éxito del proceso sustitutivo.

La lucha no termina con la formación del síntoma, y suele seguir con una lucha contra el síntoma mismo. En efecto, el yo busca suprimir el síntoma por ser algo extraño y aislado en la vida anímica, y busca además integrarlo a ella. Esto se ve especialmente en los síntomas histéricos, donde es posible discriminar por un lado la pulsión y por el otro el castigo. Así, el yo busca integrar el síntoma extraño. Incluso se ha exagerado esta situación diciendo que el yo crea los síntomas para sacar de ellos alguna ventaja. Síntomas obsesivos y paranoicos aportan al yo una satisfacción narcisista, de otro modo inaccesible. Por ejemplo los obsesivos se creen los mejores. La ventaja secundaria de la enfermedad apoya la tendencia del yo a incorporar el síntoma y fortalecer su fijación. Por esto es tan difícil atacar el síntoma en la terapia. 

 

 

EL CONCEPTO DE PULSIÓN. EL CIRCUITO PULSIONAL

Concepto: El inconsciente sostuvo que sus contenidos son "representantes de la pulsión". El concepto de pulsión reemplaza a la clásica idea de instinto, siendo esta una noción límite entre lo somático y lo psíquico. Estos contenidos se encuentran en forma de "fantasías", "textos imaginarios", a los cuales se liga la pulsión y pueden identificarse como verdaderas puestas en escena del "deseo".

Concepto fronterizo: con lo anímico y lo somático. La pulsión es el representante psíquico de lo somático. No se distingue con la pulsión y su agente representante psíquico, es un representante psíquico de los estímulos del interior del órgano que alcanza el alma. Medida de exigencia de trabajo: es impuesta a lo psíquico por la trabazón con lo corporal. Tiene la estructura de una orden. Presión que empuja a hacer. Es endógena. Excitación, empuje, fuerza. Fuerza que sale y se une a la representación. Cuando se une esa fuerza (libido) con la representación, surge la pulsión. La pulsión busca satisfacción (meta) y lleva al deseo.

La pulsión se caracteriza por presentar:

  • Esfuerzo: su factor motor, la suma de fuerza o la medida de exigencia de trabajo que ella representa.
  • Fuente: sería el origen de esta pulsión relacionada con la zona erógena,
  • Fin o meta: que es la realización satisfacción de esa pulsión. Se puede hablar de una meta inhibida en el caso de procesos a los que se permite avanzar un trecho en el sentido de la satisfacción pulsional pero después experimenten una inhibición o desviación.
  • Objeto que a diferencia del instinto nunca es un objeto fijo. Es por lo que siempre alcanza la meta, es lo más variado de la pulsión, no está enlazado con ella, sino que se coordina para posibilitar la satisfacción. Puede ser objeto ajeno o del propio cuerpo. Un objeto se puede utilizar para la satisfacción de diferentes pulsiones

Freud distingue entre un estímulo que es exógeno, opera de un solo golpe y es discontinuo, y la pulsión que es una fuerza constante, endógena y continua.

Los destinos de las pulsiones son:

  • El trastorno (transformación en lo contrario), cambio de un fin activo (mirar o pegar) a un fin pasivo (ser mirado, ser pegado)
  • La vuelta hacia la propia persona, ligado a lo anterior: el sadismo (pegar) deviene masoquismo (pegarse) , el mirar en ser mirado (cambio de objeto)
  • La represión, es la defensa paradigmática de la neurosis. Transformación d lo pulsional en síntoma.
  • La sublimación, da cuenta de la posibilidad de satisfacer a una pulsión inhibiendo y desviando el fin. La pulsión sublimada logra eludir el destino de la represión

Circuito pulsional /Lacan): partimos de la zona erógena, es decir un borde del que surge, como fuente la pulsión, realizando un circuito que consiste en volver a la misma zona, recortando un objeto, el objeto a. el fin de la pulsión es la satisfacción. La pulsión parte de la zona erógena y vuelve a ella, esa es la satisfacción, así se recorta el objeto y lo que impulsa el movimiento de ida y vuelta para que se sostenga el circuito es el drang (empuje). Si el objeto es contingente no hay una satisfacción de la pulsión referida a un objeto y por eso la satisfacción se va a dar en el circuito mismo.

PRIMER TEORÍA DE LAS PULSIONES: PULSIONES DEL YO Y PULSIONES SEXUALES

Dos pulsiones principales, según las dos grandes necesidades: hambre y amor. Hecho biológico de que el individuo vivo sirve a dos propósitos: su propia conversación y la de la especie. En fin, las pulsiones yoicas y las pulsiones sexuales.

Para Freud, el aparato psíquico está en conflicto. Para que haya conflicto debe haber una oposición.

  • Respirar, jugar: pulsiones de conservación o del yo
  • Reproducción: pulsiones sexuales (para conservar la especie)

Diferencia entre pulsiones sexuales y pulsiones de auto-conservación. Las pulsiones sexuales son plásticas; cambian de vía sus metas; admiten fácilmente subrogaciones, dejándose sustituir una satisfacción pulsional por otra. En cambio, las pulsiones de auto-conservación son inflexibles, no admiten diferimento, son imperativas (podemos decir que las sustenta el superyó) y tienen una relación distinta tanto con la represión como en la angustia. El hambre y la sed tienen su base en una particularidad de las fuentes pulsionales y por eso se las considera modelos.

La libido es la energía que caracteriza a las pulsiones sexuales, esta libido se puede caracteriza r como libido que inviste al yo o bien como una libido que inviste al objeto. Si esta libido que es la energía de la pulsión sexual, puede colocarse en el yo o en el objeto, Freud va a decidir que el investimiento libidinal del yo es una de las primeras definiciones que hay del narcisismo

Al ser humano, para que se mantenga la especie se le da una cuota de placer.

Con el narcisismo, que es el amor al propio yo se cae la 1er teoría y viene la 2da, que tiene que ver con la compulsión de repetición.

Freud pensaba que el ser humano vivía de satisfacción, de placer.

El ser humano elige lo que es displacentero en su vida. Amamos y odiamos al mismo objeto. Somos movidos por el propio principio del placer. Transgredimos el principio. La pulsión oculta el camino a la satisfacción. El efecto de la pulsión es de incompletad. La pulsión engendra, genera la cultura y también la realidad. La cultura y la realidad engendran la pulsión.

Teoría de la libido, al comienzo, la oposición entre pulsiones yoicas y pulsiones sexuales. El yo se toma a sí mismo por objeto, se comporta como si estuviera enamorado de sí mismo. Narcisismo; el yo es siempre el principal reservorio de la libido, de él parten las investiduras libidinosas de los objetos, y a él regresan, la mayor parte de esa libido permanece de manera continua dentro del yo. Sin cesar se trasmuda libido yoica en libido de objeto, y libido de objeto en libido yoica. Libido como energía psíquica en general.

La doctrina de las pulsiones descansa esencialmente en consideraciones biológicas.

1er dualismo pulsional:

Pulsiones:

  • Sexuales-à pulsión (energía)
  • autoconservación o yoicasà interés (energía)

Pulsiones de meta inhibida = mociones pulsionales de fuentes notorias y con una meta unívoca, pero que se detienen en el camino hacia la satisfacción, de suerte que sobrevienen una duradera investidura de objeto y una aspiración continua.

 

 

SEGUNDA TEORÍA DE LAS PULSIONES: PULSIONES DE VIDA Y PULSIONES DE MUERTE

Con la introducción del concepto de narcisismo el yo es tomado como objeto de amor. Si la libido va hacia el yo, todo el aparato se rige por la libido

(Cambio de la teoría)

Segunda teoría de las pulsiones: las pulsiones sexuales corresponden al Eros y las pulsiones de agresión cuya meta es la destrucción.

2do dualismo pulsional

  • Pulsión de muerte
  • Pulsión de vida

Freud descubre que el narcisismo es el investimiento libidinal ( de energía sexual) del yo y el yo es sinónimo , en la primer teoría de las pulsiones, de lo que corresponde a las pulsiones de autoconservación o yoicas. Todas las pulsiones serían sexuales porque el yo también se sexualiza. Las pulsiones de autoconservación son también sexuales.

En 1920 abandona el primer modelo pulsional y va a reintroducir una segunda forma de división de las pulsiones:

  • Pulsiones de vida: quedan incluidas las dos pulsiones que Freud describía como pulsiones sexuales y de autoconservación.
  • Pulsiones de muerte:

Freud llega a la noción de pulsión de muerte en base a la experiencia clínica con el sadismo y el masoquismo, y la otra observación clínica según la cual había determinado sujetos que repetían permanentemente experiencias displacenteras o que permanentemente sufrían traumatismos. Freud toma todas estas situaciones para plantear que el motor del aparato psíquico ya no es el principio de placer , sino algo que está más allá, y que es la pulsión de muerte, que Freud va a conceptualizar con un término hipotético que es la compulsión de repetición, que sería la expresión de esta pulsión de muerte.

La tendencia en el aparato psíquico es a la descarga absoluta de toda tensión, justamente la pulsión de muerte es una tendencia que existe en todo sujeto a retornar desde el estado de vida a uno anterior, inanimado (a la muerte, por una especie de mecanismo regresivo).

Freud dice que, al mismo tiempo que está la tendencia hacia la muerte está la tendencia hacia la vida y por eso él mantiene el dualismo pulsional.

Las pulsiones agresivas nunca están solas, sino siempre ligadas con las eróticas.

En más allá del principio de placer fue necesario atravesar la problemática del inconsciente para situar fenómenos que revelan que los seres humanos no se comportan de acuerdo al principio del placer.

Observaciones a las cuales introduce su modificación de la teoría pulsional:

  • El retorno del acontecimiento traumático en los sueños de las neurosis traumáticas.
  • La búsqueda activa de la repetición de lo igual en los juegos infantiles.
  • El encuentro con lo mismo en las neurosis de destino.
  • La repetición en transferencia de lo más traumático, que se sustrajo del sepultamiento del complejo de Edipo.

Los fenómenos que Freud abarca ahora le revelan que no obedecen al principio de placer, pareciera que placer y displacer borronearan sus límites, como polos opuestos de una serie.

Freud à comportamiento psíquico: un comportamiento que busca el equilibrio. En términos económicos consiste en la reducción de la cantidad.

El Icc reprimido implica asociaciones y recuerdos. Las repeticiones en la neurosis traumática, en los juegos infantiles ( el juego del fort-da), la transferencia son repeticiones que consisten en un despliegue que consiste en una secuencia de acciones en donde predomina lo displaciente, el dolor psíquico. Ejemplo: Freud menciona cuestiones que no han logrado la tramitación normal del complejo de Edipo (su sepultamiento) y reaparecen en transferencia con la misma connotación traumática asignada por el fracaso y la desilusión del anhelo edípico.

Concepción de un psiquismo que no responde al principio de placer ni tiende a una homeostasis placentera.

Entonces Freud inaugura la segunda teoría pulsional donde las pulsiones de auto-conservación del yo y las pulsiones sexuales, opuestas en la primera, pasan a constituir la pulsión de vida o Eros, y la tendencia demoníaca descubierta, la pulsión de muerte o Tánatos. El yo sexualizado borra la marca de la desexualización de la pulsión de auto-conservación y es lo que conduce a la reformulación de la teoría pulsional.

Todo ese empuje constante de la pulsión adquiere su dimensión psíquica en tanto puede articularse a la representación. Una operación por la cual la pulsión ingresa a lo psíquico que procesa la materia sobre la cual se produce toda elaboración psíquica posible, que conducía a la pulsión a sus destinos: represión, fin inhibido, sublimación. Hay un exceso de cantidad que no entra en el procesamiento, que no admite su expresión en lo psíquico y que corresponde al trauma.

Sadismo y masoquismo.

Sadismo: la satisfacción sexual se anida a la condición de que el objeto sexual padezca, dolores, maltratos y humillaciones. Masoquismo: la necesidad consiste en ser uno mismo ese objeto es maltratado. Cierto ingrediente de ambas aspiraciones es acogido en la relación sexual normal, y que las designamos como perversiones cuando refrenan a las otras metas sexuales y las reemplazan por sus propias metas. Sadismo nexo con la masculinidad ( para poder penetrar el hombre tiene que hacer sentir dolor a la mujer) y el masoquismo con la feminidad( puesto que la mujer debe sentir dolor al ser penetrada).

Hay una mezcla entre ambas clases de pulsión, del Eros con la agresión; es el nexo paradigmático.

Todas las mociones pulsionales consisten en tales mezclas o aleaciones de las dos variedades de pulsión. Entonces las pulsiones eróticas introducirían en la mezcla la diversidad de sus metas sexuales, en tanto que las otras sólo consentirían aminoramientos y matices de su tendencia. Las mezclas pueden también descomponerse, y a tales desmezclas de pulsiones las más serias consecuencias para la función (tensión cero; estabilidad inorgánica).

Problema del masoquismo: sus componentes eróticos; una aspiración que tiene por meta la destrucción de sí. El yo incluye originariamente dentro de sí todas las mociones pulsionales. El masoquismo es más antiguo que el sadismo, y este es la pulsión de destrucción vuelta hacia fuera, que así cobra el carácter de la agresión. La pulsión de destrucción la podemos percibir bajo dos condiciones: que se haya conectado con pulsiones eróticas para formar el masoquismo o que se vuelva hacia el mundo exterior como agresión. El valor de la posibilidad de que la agresión no pueda hallar satisfacción en el mundo exterior por chocar con impedimentos reales. Una agresión impedida parece implicar grave daño, como si debiéramos destruir a otras personas o cosas para no destruirnos a nosotros mismos.

Las pulsiones no rigen sólo la vida anímica, sino también la vegetativa.

 

 

LA COMPULSIÓN DE REPETICIÓN

Las vivencias olvidadas y reprimidas de la primera infancia se reproducen en el curso del trabajo analítico en sueños y reacciones que dan cuenta de algo que contradice al principio de placer; una compulsión de repetición que va más allá del principio de placer.

Alguna vez la vida surgió de la materia inanimada, tiene que haber nacido en ese momento, una pulsión que quisiera volver a cancelarla, reproducir el estado inorgánico. En conclusión hablamos de la pulsión de muerte que no puede estar ausente de ningún proceso vital. De la acción eficaz y contraria de las pulsiones erótica y las pulsiones de muerte surgen los fenómenos de la vida, al que la muerte pone término.

Esta compulsión a la repetición se observa en el tratamiento psicoanalítico dónde a través de la transferencia, el paciente repite experiencias de su infancia. Entonces es un proceso inconciente e incoercible por el cual el sujeto se sitúa activamente en situaciones penosas.

En el caso de la neurosis obsesiva una compulsión de repetición en cuanto a la necesidad de castigo (entre los deseos masoquistas) que interviene en toda contracción de neurosis. Esta necesidad de castigo se comporta como un fragmento de la conciencia moral (superyó), como la continuación de nuestra Cc moral en lo Icc, una porción de agresión interiorizada y asumida por el superyó. Superyó interviene en la formación del síntoma.

 

EL CONFLICTO PSÍQUICO

Se entiende sobre la base de dualidades. Freud formula primero una dualidad tópica, después una dualidad de tipo dinámica, luego una dualidad estructural y una dualidad sobre la base de funcionamiento del aparato psíquico.

  • Dualidad tópica: dualidad con la que Freud se maneja en los primeros trabajos de su obra. El sujeto tiene una serie de deseos que van a ser conceptualizados como inconcientes, después de 1900 va a postular que hay una serie de normas que prohíben la realización de estos deseos. La prohibición puede ser externa y cuando ya existe en el interior del sujeto, constituida por el superyó, esta ya es interna. Aquí aparece una primera noción de conflicto entre una tendencia que pugna por llegar a la conciencia y algo que se opone a que esta tendencia llegue a ella.
  • Dualidad dinámica: implica una lucha entre pulsiones en un primer momento es entre las pulsiones del yo o de autoconservación y las pulsiones sexuales: conflicto entre la sexualidad y la autoconservación. En el caso de que triunfe la sexualidad, los órganos que ejercen las funciones yoicas o de autoconservación habituales pueden quedar bajo el dominio de la pulsión sexual. En el caso de que triunfen las pulsiones de autoconservación, estas son las que cierran este camino a la realización de este deseo sexual, actuando como una censura, por lo tanto la sexualidad no puede desarrollarse en su realización.En 1920 la dualidad es entre pulsiones de vida y pulsiones muerte.
  • Dualidad estructural: la lucha se da entre el yo organizado y coherente y ello receptáculo de las pulsiones, sobre todo las pulsiones sexuales que permanentemente pugnan por su descarga, entonces el conflicto es entre el yo y el ello. Ahora el deseo está conceptualizado como ello y hay algo que se opone a la realización de este deseo que ahora es el yo (instancia que ejerce los mecanismos de defensa).
  • Dualidad sobre la base del funcionamiento del aparato psíquico: es la basada en los principios del funcionamiento del aparato psíquico. Toda neurosis está ligada al alejamiento de la realidad, y Freud plantea que la oposición es entre principio de placer y principio de realidad.
  • Principio de realidad: rige el funcionamiento psíquico y corrige las consecuencias del principio de placer en función de las condiciones impuestas por el mundo exterior. Si para freud, el principio de placer lleva a la búsqueda de la satisfacción por los caminos más cortos, el principio de realidad viene a regular esta búsqueda. Principio de realidad: es el sistema de percepción-conciencia. Rige en el sistema conciente preconciente.
  • Principio de nirvana: hay una permanente tendencia del aparato psíquico a reducir todas las tensiones a cero, a anular todo tipo de tensiones o que desaparezca la energía. Es la necesidad de toda persona de retornar a un estado similar al de la muerte, de lo animado a lo inanimado.
  • Principio de constancia: es el fundamento económico del principio de placer, por el cual el aparto psíquico buscaría mantener constante su nivel de excitación por medio de diversos mecanismos de autorregulación. Es la reducción de tensiones al igual que el principio de nirvana pero no tiende a llevarlas a un nivel cero sino a un nivel constante y uniforme.

Freud relaciona la noción de conflicto con tres conceptos: fijación, regresión y frustración. Es decir: conflicto psíquico y estos tres conceptos forman un conjunto de cuatro elementos interrelacionados entre si que intervienen siempre en la génesis de un cuadro psicopatológico.

Conflicto psíquico: ante la existencia de un conflicto psíquico por un factor desencadenante, generalmente una frustración, el sujeto regresa a un punto de fijación disposicional. Los puntos de fijación son los que Freud ubica en las distintas fases de evolución de la libido.

Frustración: es la condición del sujeto que ve negada la satisfacción de una demanda pulsional (frustración externa); pero también es la condición por la cual el sujeto se niega a sí mismo la satisfacción de una demanda pulsional (es la frustración interna).

 

MODOS DEFENSIVOS: REPRESIÓN, RENEGACIÓN Y FORCLUSIÓN. MECANISMOS DE DEFENSA

Los mecanismos de defensa son un conjunto de operaciones que pone en marcha el yo para protegerse frente a las pulsiones, a causa del displacer que la satisfacción de estas le origina. La satisfacción de una pulsión es placentera para una instancia (el ello), pero displacentero para otra (el superyó).

La defensa afecta tanto a la pulsión como a sus representantes: la idea y el afecto, se trata de una defensa contra afectos. No querer sentir ninguna sensación dolorosa es el motivo inicial y final de toda defensa.

Con la formulación de la segunda teoría de la angustia se hace evidente que es esta la que inicia el proceso defensivo.

Preservar al yo de la angustia, mantenerlo en un estado de equilibrio es la función primordial de la defensa y de las sustituciones sintomáticas:

Mecanismos:

  • Regresión: es un mecanismo de defensa que significa volver a un momento del pasado, siempre incluye una noción temporal, según a que punto de fijación regresa la libido, aparecerá un tipo especial de patología.
  • Represión: operación por medio de la cual el sujeto intenta rechazar o mantener en el inconciente representaciones ligadas a una pulsión. La represión se produce en aquellos casos en que la satisfacción de una pulsión (susceptible de provocar en si misma placer) ofrecería el peligro de provocar displacer. Si bien es considerada mecanismo de defensa, la represión es a la vez la acción que constituye al inconciente como dominio separado del resto del psiquismo. Se halla presente tanto en la normalidad como en las diferentes afecciones neuróticas. El empleo de la represión como forma aislada de defensa es poco frecuente, ya que el retorno de lo reprimido, por el fracaso de la represión, suele poner en marcha los restantes métodos defensivos que desencadenarán los diferentes cuadros psicopatológicos. El papel del yo en la formación de aquellos compromisos denominados síntomas consiste en el uso de un especial método de defensa contra una particular exigencia pulsional, que se repite exactamente con el retorno estereotipado de la misma exigencia
  • Renegación: implica una eliminación de una percepción, porque esa percepción cuestiona una creencia. Es una operación defensiva que consiste en utilizar una creencia que actúa contrastando otra creencia. Las creencias pueden estar en el mismo sistema inconciente o pueden estar simultáneamente en la conciencia. Freud tiende a diferenciar la renegación de la represión, diciendo que la renegación no es el no saber algo en la conciencia de forma tal que esa idea permanezca reprimida, sino el que la conciencia no sabe algo respecto de la realidad (no respecto de algo que está en el sujeto). Negativa del sujeto a reconocer la realidad de una percepción negativa, por ejemplo. La ausencia de pene en la mujer.
  • Forclusión: es un concepto elaborado por lacan para designar un mecanismo específico de la psicosis por el cual se produce el rechazo de un significante fundamental, expulsado afuera del universo simbólico del sujeto. Cuando se produce este rechazo, el significante está forcluido. No está integrado en el inconciente, como en la represión, y retorna en forma alucinatoria en lo real del sujeto.

Mecanismos auxiliares

Neurosis:

-En la histeria de conversión à conversión (se trata de una energía libidinal que se transforma en inervación somática)

-Histeria de angustia o fobia: desplazamiento (mecanismo conflictivo que interviene en la formación del contenido manifiesto de los sueños y que desempeña importante lugar en el establecimiento de algunos síntomas de neurosis) y evitación (por medio de la representación sustitutiva el temor proviene ahora de cualquier objeto del mundo exterior relacionado por una cadena de asociación)

-Neurosis obsesiva à formación reactiva (aquellos comportamientos, hábitos, actitudes, etc. de sentido directamente opuesto al de las tendencias que el sujeto quiere conocer en sí.

 

VIAS DE FORMACIÓN DE SÍNTOMAS

Todo síntoma es una formación de compromiso. Los síntomas neuróticos son el resultado de un conflicto. Las dos fuerzas separadas se encuentran de nuevo en el síntoma y se reconcilian mediante el compromiso que representa la formación de síntoma. Este es mantenido de ambos lados, está tanto el impulso como la defensa, de ahí la gran resistencia a que el síntoma desaparezca o pueda ceder, porque en el síntoma se satisface los dos polos del conflicto y el síntoma no es más que el resultado de ese conflicto.

Un síntoma es siempre la resolución de un conflicto (resolución patológica).

Los síntomas neuróticos son el resultado de un conflicto que se libera en torno de una nueva modalidad de satisfacción pulsional. Las dos fuerzas que se han enemistado vuelven a coincidir en el síntoma, gracias al compromiso de la formación del síntoma. Una de las dos partes envueltas es la libido insatisfecha, rechazada por la realidad, que ahora tiene que buscar otros caminos para su satisfacción, a través del camino de la regresión y aspirar a satisfacerse dentro de una de las organizaciones ya superadas por medio de uno de los objetos que resignó antes. La libido es cautivada por la fijación que ella ha dejado tras sí en esos lugares de su desarrollo.

La libido alcanzará entonces una satisfacción real (que difiere de la normal).

El síntoma se engendra como un retoño del cumplimiento del deseo libidinoso inconciente, (tras la regresión y fijación a uno de esos hechos en la infancia que fueron reprimidos) desfigurado de manera múltiple (puesto que de otra manera no podría salir de la conciencia) es una ambigüedad escogida ingeniosamente, provista de dos significaciones que se contradicen entre sí (la libido y el yo).

La escapatoria de la libido es posibilitada por la preexistencia de fijaciones. La investidura regresiva de estas lleva a sortear la represión y a una descarga de la libido en la que debe respetarse las condiciones del compromiso. Por el rodeo a través del inconciente y de las antiguas fijaciones, la libido ha logrado por fin abrirse paso hasta una satisfacción real (psíquica).

Los síntomas crean un sustituto para la satisfacción frustrada (libido que contradijo al yo al querer satisfacerse) por medio de una regresión de la libido a épocas anteriores.

Para que se forme el síntoma han intervenido la condensación y el desplazamiento. El síntoma figura algo como cumplido: una satisfacción a la manera de lo infantil por una extrema condensación y un extremo deslazamiento.

Histeria: los síntomas como medio de la satisfacción libidinosa. Reemplazan una modificación del mundo exterior del mundo exterior por una modificación del cuerpo.

 

EL FETICHISMO Y LA ESCISIÓN DEL YO

El yo del niño se encuentra al servicio de una poderosa exigencia pulsional que está habituado a satisfacer, y es de pronto aterrorizado por una vivencia que le enseña que proseguir con esa satisfacción le traería por resultado un peligro real-objetivo difícil de soportar. Y entonces debe decidirse: reconocer el peligro real, inclinarse ante él, renunciar a la satisfacción pulsional, o desmentir la realidad objetiva, instalarse la creencia de que no hay razón alguna para tener miedo a fin de preservar así la satisfacción. Es un conflicto entre la exigencia de la pulsión y el veto de la realidad objetiva.

El niño no hace ninguna de esas dos cosas, o mejor dicho las hace simultáneamente: rechaza la realidad objetiva con ayuda de ciertos mecanismos y no se deja prohibir nada, por el otro asume la angustia ante él como un síntoma de padecer y luego busca defenderse de él. El resultado se alcanzó a expensas de una desgarradura en el yo que nunca se reparará, sino que se hará más grande con el tiempo. Las dos reacciones contrapuestas frente al conflicto subsistirán como núcleo de una escisión del yo. Hay numerosas pruebas de la bi-escindida actitud del fetichista frente al problema de la castración del fetiche mismo dónde han encontrado cabida tanto la desmentida como la aseveración de la castración. En otros casos, la bi escisión se muestra en lo que el fetichista hace con su fetiche.

Para el niño (historial clínico entre 3 y 4 años) no es fácil representarse como posible una separación de esa parte del cuerpo tan apreciada por él. El niño cree comprender ahora por qué los genitales de la niña no mostraban pene alguno, y ya no se atreve a poner en duda que su propio genital puede correr la misma suerte.

Se creó un sustituto del pene echado de menos en la mujer, un fetiche. Con ello había desmentido, la realidad objetiva, pero había salvado a su propio pene. Ese es un extrañamiento respecto de la realidad: el niño ha transferido el significado del pene a otra parte del cuerpo, para lo cual vino en su auxilio el mecanismo de la regresión. Ese desplazamiento sólo afectó al cuerpo de la mujer; respecto de su pene propio nada modificó. En el conflicto entre el peso de la percepción indeseada y la intensidad del deseo contrario se ha llegado a un compromiso posible bajo el imperio de las leyes del pensamiento inconciente: si en lo psíquico la mujer sigue teniendo un pene, pero este pene ya no es el mismo que era antes. Algo otro lo ha reemplazado, fue designado su sustituto que entonces hereda el interés que se había dirigido al primero, ese interés experimenta un extraordinario aumento porque el horror a la castración se ha erigido un monumento recordatorio con creación de este sustituto.

El fetiche no es el sustituto de uno cualquiera, sino de un pene determinado, que ha tenido gran significatividad en la primera infancia, pero se perdió más tarde. Normalmente debiera ser resignado, pero justamente el fetiche está destinado a preservarlo de su sepultamiento. El fetiche es el sustituto del falo de la mujer en el que el varoncito ha creído y al que no quiere renunciar.

 

 

 

LA TRANSFERENCIA Y SU DIFERENCIA CON LA SUGESTIÓN, LA RESISTENCIA Y LA REPETICIÓN

Para Freud, lo que no puede ser recordado, se repite y también lo que no puede ser recordado, puede ser construido gracias a la repetición. El recurso a la repetición trata de evitar el displacer que ocasiona el contacto con lo reprimido, con aquello de lo cual el sujeto nada quiere saber para obtener el placer de una satisfacción sustituta "aquí y ahora". La repetición es una memoria que funciona por sí misma. Se repite allí donde no hay sujeto, lo que no puede ser olvidado.

La función del recuerdo en el análisis es hacer posible el olvido.

La transferencia misma es solo una pieza de repetición. Y la repetición es la transferencia del pasado olvidado.

Mientras mas sea la resistencia, más será sustituido el recordar por el actuar. Las resistencias comandan la secuencia de lo que se repetira.

La transferencia es fundamentalmente repetición, de forma tal que la transferencia es una resistencia.

Resistencia para Freud, es todo obstáculo que el paciente opone para proseguir el trabajo analítico. La resistencia es un fenómeno que se da en la relación analítica, en la relación entre el paciente y el analista donde el paciente produce permanentemente obstáculos que se oponen al trabajo analítico.

La expresión trabajo analítico consiste en el trabajo productor de las asociaciones libres, todo obstáculo a este trabajo es resistencia.

La transferencia es una resistencia porque bloquea el trabajo de las asociaciones libres en la medida en que el sujeto mas bien actúa repitiendo que recordando. Es un proceso en el cual se actúa repitiendo.

La transferencia es la actualización de una vivencia pasada que se repite pero no de la misma forma aunque si se actualiza, es la actualización repetitiva de experiencias infantiles.

La transferencia positiva facilita la sugestión, la cual el analista la debe aprovechar para la curación, y no para ejercerla mediante maniobras y manipulación. La sugestión en el análisis consiste sólo en la disposición a escuchar la palabra del analista, como proviniendo de alguien al que se le supone ser el sujeto mismo del saber icc.

La transferencia surge necesariamente en toda cura psicoanalítica. Es la actualización de las vivencias infantiles en relación terapéutica de forma tal que el paciente puede revivir, repetir con el analista, todas las vivencias infantiles.

Freud indica que la transferencia son clishés repetidos a lo largo de toda la vida, repeticiones que son posibles cuando las circunstancias exteriores lo permiten y cuando están los objetos eróticos disponibles (las experiencias infantiles determinarán los objetos eróticos elegidos en la vida), como el analista. Se dirigen a la realidad buscando satisfacerse en una persona de dicha realidad externa, y en el análisis se dan todas las circunstancias para que el analista ocupe el lugar hacia donde se dirigirán esas demandas libidinales, que no son más que demandas de amor. En los niveles concientes la búsqueda de ese objeto de la realidad es aplicada en forma racional, pero a nivel inconsciente.

Freud dice que algunas condiciones eróticas han sido rechazadas y permanecen en el nivel de la fantasía o bien inconscientes. Tales condiciones operan como un cliché que organiza el modo de la relación amorosa, y la figura del psicoanalista no quedará por fuera de este.

Lo que el paciente transfiere sobre la figura del analista son "prototipos, modelos" principalmente las de sus figuras parentales y que revive en la transferencia, actualizando la relación que tuvo con ellas en el pasado.

Freud expresa que la libido extrañada de la realidad objetiva, inconsciente, "se ha internado por el camino de la regresión ". Cuando la indagación psicoanalítica tropieza con esta libido estalla un combate y las fuerzas que causaron esa regresión de la libido se levantan como resistencias al trabajo, con la finalidad de mantener ese nuevo estado.

" La investidura libidinal aprontada en la expectativa de alguien que está parcialmente insatisfecho se vuelve hacia el médico. Y esta investidura se atendrá a ciertos modelos, se enlazará a uno de los clisés preexistentes en la persona en cuestión o insertará al médico en una de las «series» psíquicas que el paciente ha formado hasta ese momento"

Cuando en la materia del complejo hay algo que se presta a ser transferido a la persona del médico, se establece en el acto esta transferencia, produciendo la asociación inmediata y anunciándose con los signos de una resistencia; por ejemplo, con una detención de las asociaciones. Es en este lugar en el que se abre la dimensión del Otro, al tomar el sujeto constancia de la presencia, lugar en el que va a poner en juego la dinámica transferencial.

El mecanismo de la transferencia queda explicado con su referencia a la disposición de la libido, que ha permanecido fijada a imágenes infantiles.

En la transferencia se puede distinguir una transferencia «positiva» y una «negativa» desde el punto de vista de los afectos, una transferencia de sentimientos cariñosos y otra de sentimientos hostiles.

La transferencia positiva surge cuando el analizado siente ciertas gratificaciones por parte del analista y se dispone hacia él con una actitud de amor, distinta a la cooperación consciente producto de la alianza terapéutica. En la transferencia positiva, Freud discrimina sentimientos tiernos o amistosos de aquellos que son eróticos. La transferencia positiva serían  todos  aquellos  sentimientos  afectuosos   infantiles  que se actualizan en la persona del analista.

Por otra parte, también podemos hablar de una transferencia negativa, la cual se produce cuando el paciente revive en la transferencia conflictos que vivió en su infancia en la figura del terapeuta. Cuando la transferencia se vuelve negativa o sexual, se convierte en una resistencia y su análisis y disolución adquieren una importancia esencial para poder continuar el trabajo, en general, se consideran resistencias todas aquellas conductas, emociones, pensamientos, impulsos y fantasías que entorpecen el análisis, dificultando los procesos de recuerdo, impidiendo el cambio.

Cuando la transferencia es positiva, el paciente asocia libremente haciendo uso de la palabra, motor de la cura. Al presentarse el fenómeno de la llamada transferencia negativa, cesan las asociaciones del paciente y aparece el silencio, lo que detiene la cura. Entonces, cuando el analizante se queda sin palabras puede deberse a:

1) que sus ocurrencias están centradas en la persona del analista, por lo que el silencio es efecto de la represión;

2) o que se ha topado con algo imposible de decir.

Mientras la transferencia resulta de este modo un gran peligro para el tratamiento, se constituye al mismo tiempo en su instrumento más importante, pues la vuelta de los procesos infantiles en la transferencia hace de ella el mejor medio para hacer recordar aquellas vivencias reprimidas . La transferencia positiva es el móvil más importante para superar las resistencias, es la que permite operar sobre el paciente por sugestión.  Según Freud por sugestión debemos entender la forma de influenciar una persona mediante los fenómenos de transferencia posibles en su caso. "La sugestión en el análisis consiste sólo en la disposición a escuchar la palabra del analista, como proviniendo de alguien al que se le supone ser el sujeto mismo del saber inconciente" ("La transferencia en los escritos tecnicos de Freud. Héctor Lopez. Bibí holografía complementaria del programa)

En el último párrafo del texto Freud nos dice:

"(…) domeñar los fenómenos de la transferencia depara al psicoanalista las mayores dificultades; pero no debe olvidarse que ellos fenómenos nos brindan el inapreciable servicio de volver actuales y manifiestas las mociones de amor escondidas y olvidadas de los pacientes, pues en definitiva, nadie puede ser ajusticiado in absentia o in efigie"

Es decir…"Nadie puede ser vencido en ausencia o imagen".

Hay q decir todo lo que se siente, sin seleccionar ni omitir nada. Sólo así los "fantasmas" pueden tornarse presentes y reales y ser vencidos. Tiene que ver con el hecho de que la terapia debe desenvolverse en un escenario transferencial y hay algo en la transferencia que tiene que ver justamente con la actualidad, con la puesta en acto. Para ser vencido, es necesario la transferencia.

  • absentia? la representación que representa otra cosa ausentada.
  • in effigie? ? tiene que ver con la imagen, con lo imaginario, representación, retrato, sombra, espectro, fantasma

Hay una dimensión de la transferencia que no puede reducirse ni a lo simbólico ni a lo imaginario, y que requiere entonces determinada maniobra o posición del analista, que no puede transitar por el camino ni de la simbolización ni de la imaginación.

 

LA NEUROSIS DE TRANSFERENCIA

Es una neurosis artificial y reemplaza a la neurosis infantil en la cual tienden a organizarse las manifestaciones de transferencia. Se constituye en torno a la relación con el analista; representa una nueva edición de la neurosis clínica

Refiere a una categoría de neurosis que incluye las histerias, las neurosis obsesivas y las neurosis de angustias y que Freud, en el texto de "Introducción al narcisismo" (1914)1, distingue de las neurosis narcisistas. Las neurosis de transferencia se caracterizan por el hecho de que la libido se desplaza siempre hacía los objetos en vez de estar retirada sobre el yo, como ocurre en las neurosis narcisistas.

La neurosis se apropia de la transferencia en el análisis (neurosis de transferencia). Los síntomas van a jugar en la transferencia.

EL DISPOSITIVO ANALITICO Y LA REGLA FUNDAMENTAL

Dispositivo analítico: relación entre el analista y el analizado. Reglas técnicas:

Regla fundamental: asociación libre. "diga lo que diga va a tener sentido".

  • La tarea inmediata a que se ve enfrentado el analista consiste en guardar en la memoria los innumerables nombres, fecha, detalles del recuerdo, ocurrencias y producciones patológicas que se presentan durante la cura, y en no confundirlos con un material conocido oriundo de otros pacientes analizados. Desautoriza todo recurso auxiliar, aún el tomar apuntes, y consiste meramente en no querer fijarse en nada en particular y en prestar a todo cuanto uno escucha la misma atención parejamente flotante.

El precepto de fijarse en todo por igual es el correspondiente necesario de lo que se exige al analizado, a saber: que refiera todo cuanto se le ocurra sin crítica ni selección previa.

La regla, para el médico: uno debe alejar cualquier injerencia conciente sobre su capacidad de fijarse, de abandonarse por entero a sus "memorias inconcientes" o uno debe escuchar y no hacer caso de si se fija en algo.

  • Mientras uno toma apuntes o traza signos taquigráficos, forzosamente practica una dañina selección en el material, y así liga un fragmento de su propia actividad espiritual que hallaría mejor empleo en la interpretación de lo escuchado.
  • Tomar notas durante la sesión con el paciente se podría justificar por el designio de convertir el caso tratado en tema de una publicación científica.
  • Para el analista, la conducta correcta consistirá en pasar de una actitud psíquica ala otra al compás de sus necesidades; en no especular ni cavilar mientras analiza, y en someter el material adquirido al trabajo sintético del pensar sólo después de concluido el análisis.
  • Estas reglas pretenden crear el correspondiente para el médico, de la regla analítica fundamental instituida para el analizado.

LAS DIFERENCIAS ENTRE EL PSICOANALISIS Y LA PSICOTERAPIA

Psicoanálisis

  • el psicoanalista está en relación con el saber: no es ni un experto, ni un sabiente.
  • Ofrece a cada analizante una posibilidad de decodificar las presuposiciones y creencias encerrado en sus propios límites.
  • Promueve dimensión del sujeto, como aprendido en su relación con el lenguaje y el deseo.
  • El síntoma se lee en la expresión de la queja, no en el cuerpo.
  • Mas reservados, en cuanto a la evolución de sus resultados. Un síntoma puede convertirse o esconder otro.

Psicoterapia:

  • Intentan reducir un sufrimiento.
  • Los psicoterapeutas tienen el saber.
  • Más publicistas en cuanto a lo masivo.
  • Creen que al suprimir un síntoma, esto se debe a una victoria de su disciplina y de su talento personal.

 

 

EL DESEO DEL ANALISTA

El deseo del analista es un deseo de obtener la diferencia absoluta.

El deseo del analista es definido por Lacan como el deseo de la máxima diferencia en la medida que separa el ideal del objeto.

El analista debe dejar advenir el objeto a para que el analizante lo pueda rechazar. Se trata de un deseo producido en la operación analítica: implica la renuncia al goce y el des-ser.

El lugar del analista está vaciado de goce pues ahí se trata siempre de operar con la pérdida, con la causa del deseo del otro.

El deseo del analista desnuda la estructura misma del deseo, es decir, su sitio definido como hiancia ya que siempre se ubica en el intervalo: entre percepción y deseo, entre demanda y necesidad, entre enunciado y enunciación.

El posicionamiento del deseo del analista sólo puede considerarse advertido si esa advertencia implica un saber en hueco, un saber que no afirma nada de su objeto en términos positivos. "un deseo advertido de la inexistencia del sujeto supuesto saber es un deseo que se encuentra en otra relación con el saber".

El deseo del analista es mas bien de ocupar el lugar de ese exceso que en el encuentro amoroso constituye un resto ineliminable: "si la transferencia es aquello que de la pulsión la demanda aparta, el deseo del analista es aquello que lo trae de nuevo".

La reintroducción de la pulsión por efecto del deseo del analista no excluye el amor; trata sólo de hacerlo soportable por medio de la obtención de4 la diferencia absoluta.

EL PSICOANALISIS Y SUS RELACIONES CON LA CIENCIA

Freud dio la afirmación según la cual el psicoanálisis debe ser ubicado en el campo de las ciencias naturales. Freud necesitaba defender el carácter científico.

No se trata tanto de si el psicoanálisis es una ciencia o no sino mas bien el problema consiste en como considerar hoy a la ciencia desde el momento en que el psicoanálisis existe.

El psicoanálisis a diferencia de las ciencias, no plantea una relación de aplicación entre la teoría y la práctica porque cada caso es absolutamente singular y excepcional y no una muestra de lo que la teoría describe como entidad gnoseológica. Esto llevó a Lacan a considerar que el psicoanálisis es una ciencia de lo singular.

Freud constituye el carácter metodológico de su discurso a partir de la exclusión del azar, la existencia del determinismo y la crítica al carácter de obviedad de lo obvio.

En la ciencia el sujeto pone a trabajar el significante y de ahí resulta un saber transmisible sin el sujeto. El analista, en cambio, considera el valor del significante pero para permitir la emergencia del sujeto y su relación con el goce.

El psicoanálisis se encuentra confrontado de la ciencia ya que el sujeto de la ciencia es el sujeto que implica la división entre el saber y la verdad. Ahí mismo, dónde el sujeto del inconciente se comprueba un correlato del sujeto de la ciencia, el psicoanálisis no debe dejar fuera del campo del saber la verdad que retorna con el síntoma. El psicoanálisis no queda absolutamente fuera de la ciencia porque se abandona la universal de la ciencia sólo puede sostenerse " de un particularismo religioso o literario, de tal o cual cultura".

El psicoanálisis encuentra su lugar a causa de la incompletud de la ciencia. Tiene este rasgo constitutivo la docta ignorancia, porque desde sus orígenes se trata de la impotencia del saber científico o referencial para captar el enigma de la vida humana. En esa docta ignorancia se trata de otro saber que ponemos en el plano de la singularidad subjetiva, esa que cada uno despeja en su propio análisis.

 

 

Autor:

Pamela Dolcet

Partes: 1, 2, 3
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