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Diagnóstico del acoso escolar en tres instituciones educativas de la región Callao


Partes: 1, 2

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Planteamiento del problema
  4. Definición de factores
  5. Método
  6. Resultados
  7. Conclusiones generales
  8. Recomendaciones

Resumen

El presente estudio diagnóstico se realizo en una muestra de 348 estudiantes del nivel primario (103 hombres y 245 mujeres), que se encuentran entre el tercer y sexto grado, de tres colegios ubicados en la Provincia Constitucional del Callao, con el objetivo de determinar la incidencia del acoso y violencia escolar. Para recolectar los datos se usó (el test de Acoso y Violencia escolar AVE) el cual nos ha permitido calcular y valorar la violencia y la necesidad de adoptar instrumentos de evaluación, ya que el acoso escolar es el origen de indecibles sufrimientos y continuos daños psicológicos que marcan a los niños que después se convertirán en adolescentes y adultos.

Según los resultados obtenidos los indicadores o comportamientos de acoso más significativos son: no me hablan (71,6%), no me dejan jugar con otros compañeros (47,4%), me llaman por sobrenombres "chapas" (58,9%), me tiene antipatía (odio) (50,9%), se burlan de mí cuando me equivoco (50,9%), no me dejan participar en las diversas actividades (46,9%), le dicen a otros que no estén conmigo o que no me hablen (41,9%), me hacen muecas de burla (44,2%), les gusta contar mentiras acerca de mí (43,9%), me desafían (41,6%), cambian las palabras que digo (42,8%), me echan la culpa de todo o de cosas que no he dicho o hecho (48,9%), frecuentemente esconden mis cosas.(45,4%) y me chillan o gritan fuerte (47,7%).

En términos generales se establece una incidencia de un 41,1% de los alumnos entre el 3ero y 6to de primaria, los que señalan ser víctima de algún nivel de acoso y siendo especialmente relevante en las instituciones educativas según como siguen: instituto educativo Juan Valer 44%, General Prado 43.4% y Juan Francisco Bodega 35.3%

El estudio contempla una enorme oscilación del género, los cuales señalan haber sido víctima de acoso el 40.8% de los varones y el 41.2% de las mujeres. Es decir, casi la mitad de los alumnos reciben en sus respectivos colegios algún tipo de acoso.

Introducción

En el tiempo actual se observa en los países latinoamericanos un aumento de la violencia juvenil en los ámbitos escolares, con un costo humano, económico y social enorme. Esta situación afecta el desarrollo de los valores democráticos de una sociedad, su integración y la calidad de vida. Una cantidad creciente de docentes, directores de escuela y estudiantes de escuelas públicas o privadas, debe lidiar con conflictos cotidianos de diversa gravedad.

La violencia y el acoso en el ámbito escolar se relación con el ambiente familiar, la comunidad, la cultura y nivel socioeconómico. Pero esta violencia no permite que la institución educativa logre su objetivo primordial de lograr que los alumnos alcancen las competencias personales que le permitan la inserción en la sociedad, permitiendo que n el futuro pueda aportar de manera positiva al desenvolvimiento de la sociedad. El rol de la educación se cumple cuando ésta se constituye en uno de los espacios fundamentales para la formación personal, social, ética y ciudadana de individuos y grupos. Tiene un papel crítico en la formación del capital humano y cultural durante el desarrollo, y es un campo importante para la elaboración de la identidad y del sentido de vida (Krauskopf 2006).

Debido a la preeminencia de las situaciones de violencia en los centros escolares que los medios de comunicación informan, estos sucesos adquieren niveles dramáticos, por lo que los padres se muestran preocupados por el tipo de relación y convivencia que se establecen entre sus hijos y compañeros de colegio. Es claro admitir que existen una problemática relacionada con la violencia de diversa manifestación tales como: consumo de drogas ilícitas y bebidas alcohólicas, formación de pandillas y enfrentamiento cotidiano entre ellas y la violencia y el acoso sexual, entre otros. Los comportamientos disruptivos y disóciales de los adolescentes alarman a las autoridades educativas.

Los estudios en referencia a este problema son de recientes data de este modo podemos citar a Landazuri (2007) que desarrolla una investigación, de tipo no-experimental, tuvo un diseño correlacional y su propósito fue determinar la asociación entre el rol de agresores y el rol de víctimas de intimidación escolar, con la autoestima y las habilidades sociales de estudiantes de un colegio particular mixto del distrito de San Borja en Lima – Perú. Se aplicó un conjunto de tres pruebas: el Cuestionario sobre Intimidación y Maltrato entre Iguales de Ortega (versión modificada), el Inventario de Autoestima de Coopersmith y la Lista de Chequeo de Habilidades Sociales de Goldstein. Las pruebas fueron aplicadas a 671 alumnos entre 11 y 17 años de edad, quedando la muestra final constituida por 663 alumnos que cumplían los criterios de inclusión. Se encontró una asociación moderada entre el rol de agresor y el rol de víctima de intimidación escolar, en el área de Autoestima Social. Se halló diferencias entre el rol de agresor y el rol de víctima de intimidación, en las áreas de: Autoestima General, Autoestima Social y Primeras Habilidades Sociales. Las víctimas obtuvieron los puntajes más bajos en las áreas de Autoestima General, Autoestima Social, Autoestima Hogareña y Primeras Habilidades Sociales, mientras que los agresores alcanzaron puntajes bajos en el área de Autoestima Hogareña. Se concluyó que las únicas áreas que permitieron establecer una mejor predicción del rol de agresor y el rol de víctima de intimidación fueron la Autoestima Social y la Autoestima Escolar. Se encontró una prevalencia del rol de los agresores de 13,6%, y de 12,4% en el rol de las víctimas.

Oliveros, Figueroa, Mayorga, Cano, Quispe y Barrientos (2008) efectuaron un estudio de la violencia escolar (bullying) en colegios nacionales de primaria en Ayacucho, Cuzco, Junín y Lima Este. Los objetivos fueron conocer la incidencia, respuesta de los compañeros de clase, padres, maestros y amigos al enterarse de la agresión. El estudio fue de tipo transversal en una muestra de 916 escolares, utilizando un cuestionario validado con 30 ítems, en el análisis estadístico se usaron métodos bivariados y de regresión logística. Los resultados indican que la incidencia de bullying fue de 47%. El 34% de los agredidos no comunican a nadie la agresión, a un 65% de compañeros no les interesa defender a las víctimas. Alrededor del 25% de maestros y padres de familia no reaccionan ni protegen a las víctimas permitiendo que este proceso continúe. Concluyendo la necesidad de diseñar instrumentos para estudios de mayor profundidad y favorecer la comunicación de las víctimas para romper la inhibición por denunciar la agresión.

Becerra, Flores y Vásquez (2009) en una muestra de 1087 adolescentes escolares de secundaria (542 hombres, 545 mujeres) de Lima Metropolitana cuyo objetivo era determinar la incidencia del acoso escolar, se encontró que el 45% es agredida, esto se da desde hace unas semanas en un 23% cuando el profesor se ausenta del aula, el 22% no sabe porque lo acosan, la forma más frecuente de maltrato es poniendo apodos, el 67% es maltrato psicológico, no existiendo diferencias entre sexos, con frecuencia el agresor es un chico no les dicen a nadie que son acosados, por no ser soplones o por miedo, ante las agresiones se aguantan o les hacen lo mismo, como consecuencia de estas agresiones la víctima se siente triste o han bajado sus notas, o no duerme bien o esta nervioso, dentro de las actitudes que más los identifican es sentir rabia y odio hacia los demás, faltar a clases o fugarse de sus casas. Los chicos intimidan por molestar, las chicas porque se meten con ellas. Cuando ven que están agrediendo a un compañero el 36% no hace nada, se queda mirando o se marcha, el 64% hace algo para parar estas agresiones y lo hace porque no es correcto, no les gusta o es su amigo el agredido, las agresiones las ha observado en el patio o en el salón de clases, el 47% ha participado en alguna oportunidad en intimidaciones hacia sus compañeros.

Amemiya, Oliveros y Barrientos (2009) realizan un estudio con el objetivo de identificar los factores de riesgo de violencia escolar (bullying) severa en alumnos de colegios privados de tres zonas de la sierra del Perú. Se utilizo una encuesta validada en estudios previos, para identificar violencia escolar (bullying). La muestra estuvo conformada por 736 alumnos entre quinto de primaria y quinto de secundaria de colegios privados de Ayacucho, Huancavelica y Cuzco (Sicuani). Se consideró bullying severo cuando contestaron positivamente 5 a más de las 9 opciones posibles de la pregunta que indagaba sobre los tipos de violencia. Se comparó 37 alumnos portadores de bullying severo con 74 alumnos tomados al azar del grupo que no tuvo violencia. Con análisis bivariado y multivariado de regresión logística se identificó factores asociados significativamente a la violencia escolar severa. Los resultados señalan que la violencia escolar severa se asoció significativamente con reacción de padres al conocer el hecho, repetición de la amenaza a pesar de comunicar las agresiones, presencia de pandilleros en el colegio, tener amigos pandilleros y poseer defecto físico. La regresión logística encontró asociación significativa con la reacción de los padres, presencia de pandilleros y poseer un defecto físico. Las conclusiones indican que la violencia escolar severa se asocia a múltiples factores de riesgo, que pueden y deben ser detectados precozmente, debido al daño psicológico que produce en los estudiantes.

En relación con los factores psicológicos implicados en los episodios de violencia Quintana y otros (2007), estudian la eficacia de un modelo de entrenamiento en auto valía para promover conductas resilientes y prevenir conductas violentas en un grupo de jóvenes (entre 14 y 16 años). Para ello se hicieron las coordinaciones con las instituciones educativas correspondientes que permitieron a los investigadores acceder a un grupo de 115 adolescentes de sexo femenino, a las cuales se les evaluó con instrumentos psicológicos estandarizados a fin de conocer el grado en que presentan conductas resilientes y actitudes violentas. Luego se selecciona al azar a 25 de ellas a las cuales se les administro un taller de auto valía derivado de la terapia racional emotiva de Albert Ellis, durante dos semanas. Finalizado el taller se volvió a evaluar las conductas resilientes y actitudes violentas de los participantes del taller. Procediéndose a analizar los resultados con los estadísticos paramétricos "tau_b" de Kendall, "Rho" de Spearman y "Rangos con signo" de Wilcoxon. Obteniendo como resultados la comprobación de que el Taller de auto valía produce un desarrollo de la conducta resiliente y una reducción de las actitudes violentas en las jóvenes participantes.

Velásquez y Montgomery (2009) realizan un estudio correlacional entre resiliencia y depresión en instituciones educativas de Lima, con alumnos del 3ro-5to de secundaria, de género masculino y femenino, de los cuales una parte no ha participado en actos violentos y otra sí. Los instrumentos utilizados para la evaluación fueron la Escala de Resiliencia y el Inventario de Depresión en la Adolescencia. Los resultados muestran que existen correlaciones positivas en los componentes internos de ambas pruebas, mientras que al correlacionarlas entre ellas la relación es más diversa. Se identificaron diferencias entre los alumnos violentos y no violentos en cuanto a los factores de confianza, autoritarismo e ideas suicidas. Asimismo, en la comparación intersexo, se identificaron diferencias entre mujeres y varones respecto al grado de control emocional, toma de decisiones, autocrítica, propensión al llanto y otras variables. El lugar de residencia de los alumnos también marca algunas diferencias en los componentes de los instrumentos de resiliencia y depresión.

Quintana, Montgomery y Malaver (2009), examinan la relación entre los modos de afrontamiento y la conducta resiliente en adolescentes espectadores de violencia entre pares en ambientes educativos. Se indaga si los tipos de espectadores reconocidos por la literatura especializada (indiferente, culpabilizado, amoral y pro social) se diferencian en cuanto a los modos de afrontamiento al estrés en este tipo de situaciones, y si, en promedio, se diferencian en cuanto al grado de resiliencia que manifiestan. Para ello se evaluó una muestra representativa con la Escala de Resiliencia, el Cuestionario de Modos de Afrontamiento y una Escala de Tipo de Espectador de Violencia Entre Pares (TEVP), elaborada por los responsables del estudio. Los datos indican que existen diferencias significativas en ciertos modos de afrontamiento, en la conducta resiliente, y entre ésta y la mayoría de los modos de afrontamiento manifestados por los distintos tipos de espectadores de violencia entre pares. Asimismo, se corrobora que la escala TEVP, elaborada para el presente estudio, es válida y confiable.

Por tanto de acuerdo a los antecedentes analizados, el problema que tratamos de estudiar puede formularse en los siguientes términos: ¿Cuáles es la percepción y características de la violencia entre estudiantes de tres Instituciones Educativas de la Región Callao?

Planteamiento del problema

Cuando hablamos de "acoso escolar" nos estamos refiriendo a situaciones en las que uno o más alumnos/as persiguen e intimidan a otro u otra a través de insultos, rumores, maltratos, aislamiento social, apodos, agresiones físicas, amenazas e imposiciones logrando desarrollarse a lo largo de meses e incluso años, siendo sus consecuencias devastadoras, sobre todo para la víctima pero también para los espectadores y para el propio agresor o agresora.

Para referirse a estas situaciones de acoso, intimidación y victimización entre iguales, la bibliografía nos lleva generalmente al término inglés "bullying". Por lo tanto, nos referimos a lo mismo cuando hablamos de acoso escolar, maltrato entre iguales o "bullying".

El primero en definir este fenómeno fue Dan Olweus, profesor de psicología de la Universidad de Bergen (Noruega 1998), para quien la victimización o "maltrato por abuso entre iguales" (Dan Olweus), es una conducta de persecución física y/o psicológica que realiza el alumno o alumna contra otro u otra, al que elige como víctima de repetidos ataques. Está acción, negativa e intencionada, sitúa a las víctimas en posiciones de las que difícilmente pueden salir por sus propios medios. La continuidad de estas relaciones provoca en las víctimas efectos claramente negativos: descenso en su autoestima, estados de ansiedad e incluso cuadros depresivos, lo que dificulta su integración en el medio escolar y el desarrollo normal de los aprendizajes.

El problema del acoso escolar constituye actualmente en nuestro País un tema de gran importancia por sus características, relevantes tanto en Lima, Callao y provincias del interior y que muchas veces se llevan al exterior manifestándose en actos violentos de diversas formas. Los que en algunos casos han llegado a lesiones graves, la muerte y hasta el suicidio.

Testimonios y casos evidentes sobre acoso escolar han sido, habitualmente apreciados como parte integrante de la experiencia escolar, inseparables en la dinámica propia del ambiente educativo, en donde se dan o convergen diversos patrones de conducta de cada uno de los alumnos(as) como una enseñanza más en las cuales su procesos de socialización en el colegio significa una nueva visión sobre la vida, el pequeño tiene que asimilar el trato de otros niños(as) y compartir una serie de eventos violentos que de otra forma le van a afectar en su normal desenvolvimiento educativo.

El acoso escolar ha existido siempre, la víctima de ello puede ser cualquier escolar, desde el estudiante con un alto hasta el de bajo rendimiento académico, pasando por aquellos alumnos con discapacidades, hecho que no distingue tampoco clase social, raza, cultura, y que hay casos que han sucedido ya en el 2006 y que a la fecha se han acrecentado, últimamente siendo conocidos por diversos medios de comunicación, la prensa ha sido portadora de estos mensajes de hechos sucedidos tanto en ventanilla- Callao como en diversos lugares del país y que se han evidenciado a través de los diferentes medios de comunicación.

Información que a continuación describiremos, a fin de conocer un poco más sobre estos lamentables acontecimientos que se suceden al interior del colegio, como en la calle.

Para poder iniciar intervenciones encaminadas a garantizar el bienestar de los alumnos es necesario conocer previamente las necesidades del individuo e identificar las situaciones que incumplen la satisfacción adecuada y que vulneran los derechos fundamentales de la población infantil

Al abordar el fenómeno del acoso escolar se va a partir del punto de vista del alumno y sus necesidades. La consideración de sus carencias amplía la percepción del maltrato del alumno, incluyendo como tal, a todas aquellas situaciones que, si bien no tienen una implicación legal o médica evidente, constituyen desde el punto de vista del individuo un riesgo para su adecuado desarrollo personal y, por tanto, una señal de alarma que puede activar la intervención o implicación del personal docente.

Además es obligación saber cuáles son las necesidades del alumnado y las consecuencias que tiene el hecho de que no sean atendidas a tiempo y de forma adecuada, es decir, cómo la insatisfacción de éstas da origen a las diferentes formas de acoso escolar. También se darán a conocer los tipos de acoso y sus causas más comunes.

La alarma social suscitada en Lima como en el Callao por los diversos medios de comunicación en donde diariamente las páginas de los diarios anuncian sobre los asaltos y asesinatos que conllevan a lesiones graves y en muertes. En el Callao donde ya hay cierto temor por el aumento de la delincuencia, la que muchas veces desborda el control policial y la seguridad ciudadana son muestras evidentes que requieren de ser investigadas y tener diagnósticos que permitan establecer programas que prevengan y mejoren la seguridad de las personas.

Las noticias sobre casos de niños y niñas golpeados, maltratados y avergonzados por sus propios compañeros de aula. Esto tanto sucede al interior como exterior del colegio, y lo que es más ante la complacencia de otros alumnos, y que en algunos casos parecen disfrutar de este tipo de escenas de violencia, a veces incluso de los profesores y que a su vez, estos sean incapaces de tomar alguna acción que pueda dar respuestas a ella, mas bien no le dan importancia a lo que sucede, y con una respuesta que cada chico se defienda por si solo y si en algunos casos van a quejarse a la casa los padres dicen "defiéndete solo, para que seas mas hombrecito o machito".

De continuar este tipo de situaciones estos niños victimarios, puede existir la posibilidad de convertirse en delincuentes juveniles.

Definición de factores

Acoso escolar

Son aquellos estados en las que uno o más alumnos/as persiguen e intimidan a otro a través de ofensas, murmullos, maltratos, aislamiento social, apodos, ataques físicos, chantajes e imposiciones. Torturas metódica y sistemática que el agresor sume a la victima, frecuente con el silencio, la indiferencia o la complicidad de otros compañeros.

Esta conducta puede durar a lo largo de meses e incluso años, siendo sus resultados indudablemente destructores, sobre todo para la víctima pero también para los asistentes y para el propio agresor o agresora.

El acoso escolar es una forma característica y extrema de violencia escolar.

Tipos de acoso escolar

Según los profesores Iñaki Piñuel y Zavala y Araceli Oñate han descrito hasta 8 modalidades de acoso escolar, con la siguiente incidencia entre las víctimas.

  • Bloqueo social

  • Hostigamiento

  • Manipulación Social

  • Coacción

  • Exclusión social

  • Intimidación

  • Agresiones

  • Amenazas

Bloqueo social

Agrupa las acciones de acoso escolar que buscan asediar socialmente a la víctima. Todas ellas buscan el aislamiento social y su alejamiento puesta por estas conductas de bloqueo.

Son ejemplos las prohibiciones de jugar en un grupo, de hablar o comunicar con otros, o de que nadie hable o se relacione con él, pues son indicadores que apuntan un intento por parte de otros de quebrar la red social de apoyos del niño.

Se incluye dentro de este grupo de acciones el meterse con la víctima para hacerle llorar. Esta conducta busca presentar al niño socialmente, entre el grupo de iguales, como alguien apático, indigno, enfermizo, desamparado, necio, etc.

De todas las modalidades de acoso escolar es la más difícil de combatir en la medida que es una actuación muy frecuentemente invisible y que no deja huella. El propio niño no identifica más que el hecho de que nadie le habla o de que nadie quiere estar con él o de que los demás le excluyen sistemáticamente de los juegos.

Hostigamiento

Agrupa aquellas conductas de acoso escolar que consisten en acciones de hostigamiento y acoso psicológico que manifiestan desprecio, falta de respeto y desconsideración por la dignidad del niño. El desprecio, el odio, la ridiculización, la burla, el menosprecio, los motes, la crueldad, la manifestación gestual del desprecio, la imitación burlesca son los indicadores de esta escala.

Manipulación social

Agrupa aquellas conductas de acoso escolar que pretenden distorsionar la imagen social del niño y "envenenar" a otros contra él. Con ellas se trata de presentar una imagen negativa, distorsionada y cargada negativamente de la víctima. Se cargan las tintas contra todo cuanto hace o dice la víctima, o contra todo lo que no ha dicho ni ha hecho. No importa lo que haga, todo es utilizado y sirve para inducir el rechazo de otros. A causa de esta manipulación de la imagen social de la víctima acosada, muchos otros niños se suman al grupo de acoso de manera involuntaria, percibiendo que el acosado merece el acoso que recibe, incurriendo en un mecanismo denominado "error básico de atribución".

  • Coacción

Agrupa aquellas conductas de acoso escolar que pretenden que la víctima realice acciones contra su voluntad. Mediante estas conductas quienes acosan al niño pretenden ejercer un dominio y un sometimiento total de su voluntad.

El que la víctima haga esas cosas contra su voluntad proporciona a los que fuerzan o tuercen esa voluntad diferentes beneficios, pero sobre todo poder social. Los que acosan son vistos como poderosos, sobre todo, por aquellos que presencian el encorvamiento de la víctima. Con frecuencia las coacciones implican que el niño sea víctima de vejaciones, abusos o conductas sexuales no deseadas que debe silenciar por miedo a las represalias sobre sí o sobre sus hermanos.

Exclusión social

Agrupa las conductas de acoso escolar que buscan excluir de la participación al niño acosado. El "tú no", es el centro de estas conductas con las que el grupo que acosa segrega socialmente al niño. Al ningunearlo, tratarlo como si no existiera, aislarlo, impedir su expresión, impedir su participación en juegos, se produce el vacío social en su entorno.

  • Intimidación

Este tipo de violencia escolar se caracteriza, por tanto, por una reiteración encaminada a conseguir la intimidación de la víctima, implicando un abuso de poder en tanto que es ejercida por un agresor más fuerte (ya sea esta fortaleza real o percibida subjetivamente)

El sujeto maltratado queda, así, expuesto física y emocionalmente ante el sujeto mal tratador, generándose como consecuencia una serie de secuelas psicológicas (aunque estas no formen parte del diagnóstico); es común que el acosado viva aterrorizado con la idea de asistir a la escuela y que se muestre muy nervioso, triste y solitario en su vida cotidiana. En algunos casos, la dureza de la situación puede acarrear pensamientos sobre el suicidio e incluso su materialización, consecuencias propias del hostigamiento hacia las personas sin limitación de edad.

El objetivo de la práctica del acoso escolar es intimidar, apocar, reducir, someter, aplanar, amedrentar y consumir, emocional e intelectualmente, a la víctima, con vistas a obtener algún resultado favorable para quienes acosan o satisfacer una necesidad imperiosa de dominar, someter, agredir, y destruir a los demás que pueden presentar los acosadores como un patrón predominante de relación social con los demás.

  • Agresiones

En la escuela, la conducta agresiva parece estar relacionada con las variables afectivas y de relación familiar, como puedan ser el rechazo de los padres, el castigo agresivo y la carencia de identificación con los padres. Algunas víctimas crecen en la convicción de que el empleo de la agresividad es el mejor camino para conseguir lo que quieren. El haber sido víctima en la infancia propicia que de adulto se victímese a otros.

El acoso escolar es una forma característica y extrema de violencia escolar.

El acoso escolar es una especie de tortura, metódica y sistemática, en la que el agresor sume a la víctima, a menudo con el silencio, la indiferencia o la complicidad de otros compañeros.

La palabra acoso o agresión, se utiliza indistintamente en diferentes ambientes para describir una situación semejante: un acecho o intimidación persistente. La palabra acosar en el ámbito educativo, puede abarcar desde intimidar, atemorizar, excluir, fastidiar, incomodar, provocar, desafiar, golpear o insultar. Aspectos todos, de graves consecuencias para la víctima.

  • Amenaza

Agrupa las conductas de acoso escolar que buscan amilanar mediante las amenazas contra la integridad física del niño o de su familia, o mediante la extorsión.

DIAGNÓSTICO DE ACOSO

Acoso muy constatado se aprecia la ocurrencia de situaciones de acoso con una elevada gravedad y frecuencia.

Hostigamiento: situaciones de acoso físico y psicológico manifestadas mediante signos de desprecio o menosprecio (muy constatado)

· Acciones dirigidas al bloqueo y exclusión social, lo que le hacen quedarse fuera de su grupo de referencia y anulando su capacidad de participación en el mismo (muy constatado).

Acoso bien constatado se evidencia cuando están siendo amenazados (enseñanza de dientes apretados) debilitando la capacidad de reacción.

· Amenazas dirigidas a amedrentar y minimizar la capacidad de actuación (bien constatado).

· Agresiones: conductas propias de agresiones físicas o psicológicas (bien constatado).

Acoso constatado

· Manipulación social: situaciones que pretenden distorsionar la imagen del niño y predisponen a otros contra él. ( constatado )

Método

El presente estudio es de tipo descriptivo comparativo y explicativo. Utilizándose para la descripción estadísticos de distribución de frecuencias y porcentajes, estadísticos de tendencia central (media y desviación estándar), el procesamiento de los datos se realizó mediante el programa estadístico SPSS V. 19,0.

1. Los participantes

La muestra estuvo conformada por 348 adolescentes de la Región Callao, provenientes de tres (03) instituciones educativas públicas, de las cuales: dos eran de la ciudad del Callao y la otra de Ventanilla. De ambos géneros, del sexo masculino 103 alumnos y del sexo femenino 245 alumnas, pertenecientes al 3ero, 4to, 5to y 6to grado del nivel primario, cuyas edades fueron de 8 a 14 años. Las Tablas A B y C, describen a la muestra de estudio.

Tabla A. Distribución de la muestra según IE

Frecuencia

Porcentaje

General Prado

136

39,1%

Juan Fco Bodega

87

25,0%

Juan Valer

125

35,9%

Total

348

100,0%

Tabla B. Distribución de la muestra según edad

Frecuencia

Porcentaje

8

16

4,6%

9

54

15,5%

10

65

18,7%

11

70

20,1%

12

106

30,5%

13

31

8,9%

14

6

1,7%

Total

348

100,0%

Tabla C. Distribución de la muestra según género

Frecuencia

Porcentaje

masculino

103

29,6%

femenino

245

70,4%

Total

348

100,0%

Variables de estudio.

  • Acoso y violencia escolar y sus componentes (Bloqueo social, hostigamiento Manipulación social, Coacciones, Exclusión social, Intimidación, Agresiones y Amenazas)

  • Institución Educativa, Sexo y Edad.

2. El Instrumento.

Nombre : Escala Acoso y Violencia Escolar (AVE)

Autores : Iñaki Puñuel y Araceli Oñate (2006)

Finalidad : Evaluación de la violencia y acoso psicológico y físico en el entorno escolar y de sus daños asociados.

Para recolectar los datos se utilizó dos instrumentos: la escala AVE (Acoso violencia escolar) de los profesores Iñaki Piñuel y Zavala y Araceli Oñate el cual esta constituida por dos partes: la primera parte compuesta de 50 preguntas, en las cuales el niño valora la frecuencia con que se practica contra él, diferentes conductas de persecución psicológica. En este caso el niño(a) debe evaluar las tres categoría que más se ajusta a su realidad: nunca, pocas veces o muchas veces.

De la aplicación del instrumento, de sus componentes principales, se obtiene la valoración cualitativa, donde se desarrollaron las 8 escalas y 2 dimensiones globales del acoso escolar se describen a continuación: Los 8 indicadores del acoso y la violencia escolar, Hostigamiento, Intimidación, Amenazas, Coacciones. Bloqueo social, Exclusión social, Manipulación social y Agresiones .

Índice global de acoso (M)

Es aquella escala que mide la intensidad de las conductas de acoso y hostigamiento a través de la frecuencia con que el examinado señala que ocurre.

Intensidad de acoso

Con esta escala se obtiene un indicador de gravedad global que señala la intensidad con la que el niño percibe la situación de acoso. Esta escala es tan sólo puntúan aquellas conductas que son reflejadas con una frecuencia de muchas veces. La calificación de este instrumento es de forma manual.

El instrumento utilizado es el AVE que es aplicable en forma individual y colectiva, la duración es variable de 25 a 35 minutos.

3. Procedimiento

Se estableció contacto con las tres (03) instituciones educativas de la región callao, con el objetivo de informarle la importancia de la investigación y pedirle su consentimiento.

Posteriormente, se aplico el instrumento AVE (acoso y violencia escolar) con el apoyo de los profesores de las instituciones, a quienes previamente se les entrenó en el uso de los instrumentos. ( y cómo se aplicó el otro material o instrumento)

El material se administró en forma colectiva en los ambientes de la institución educativa de procedencia de los estudiantes, cuidando las condiciones del examen y teniendo en cuenta el horario escolar.

Resultados

En la Tabla 1 se evidencian el porcentaje general de la frecuencia de acoso y violencia escolar demostrada: En los Ítems (1.) no me hablan donde el 21,0% sucede muchas Veces, (5.) no me dejan jugar con otros compañeros, ocurre muchas veces en un 15,2 %, (10.) no me dejan participar en las diversas actividades donde acaece muchas veces en un 14,7 %, (6.) me llaman por mi sobrenombres "chapas" donde pasa muchas veces en un 13.8 %, (28.) me desafían muestran que muchas Veces existe en un 12,9 %, (25.) me echan la culpa de todo o de cosas que no he dicho o hecho, representada muchas veces por un 11,5 %, (18.) impiden a otros a que jueguen conmigo donde muchas veces, trascurre en un 10,1 %, (22.) me impiden que me divierta con otros niños la cual sobreviene muchas veces en un 10,1 %.

Partes: 1, 2
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