Psicomotricidad Dirigida vs. Psicomotricidad Vivenciada: su influencia en el esquema corporal
Enviado por Ana Cristina Roa Ramírez
Resumen
Dada la importancia de la Psicomotricidad en el desarrollo del niño, este artículo pretende analizar la influencia que la Psicomotricidad Dirigida y la Psicomotricidad Vivenciada, ejercen en la adquisición del esquema corporal en 48 niños de 5 años. Los datos obtenidos nos indican que la psicomotricidad dirigida favorece la adquisición del esquema corporal en los varones. Por el contrario, las niñas lo adquieren al mismo nivel independientemente de la metodología utilizada. Por otro lado, tanto niñas como niños representan una mayor cantidad de elementos corporales al dibujarse a sí mismos, que al dibujar al otro, contradiciendo algunas teorías como las de Koppitz.
PALABRAS CLAVE: Psicomotricidad, Psicomotricidad Dirigida, Psicomotricidad Vivenciada, Metodología, Esquema corporal, Dibujo infantil.
ABSTRACT: Given the importance of the Psychomotor activity in the child development, this article analyse the influence of the Directed Psychomotor activity and the Experienced Psychomotor Activity, on the acquisition of the corporal scheme in 48 5-year-old children. The results shows that the Directed Psychomotor Activity favors the acquisition of the body schema in the male patients. Conversely, the females acquire it at the same level, regardless of the methodology used. On the other hand, both females and males draw more body elements of themselves that of others, contradicting some theories such as Koppitz's
KEYWORDS: Psychomotor activity, Directed Psychomotor Activity, Experienced Psychomotor Activity, Methodology, Corporal Scheme, Children Drawing.
Introducción
Evaluar nuestra metodología de intervención educativa en la sala nos permitirá mejorar nuestras prácticas docentes. Es necesario reflexionar sobre la metodología o la manera del hacer educativo, según las necesidades de nuestros niños, si se busca mejorar la calidad en educación infantil y la formación de un ser humano íntegro, autónomo y auténtico.
Hay que destacar la idea de Rousseau (2006) que defiende que sería impensable un niño que no se mueva y confirma que "sin movimiento no hay progreso, ni salud mental". Sus ideas y la de otros teóricos han permitido que hoy en día cada vez más centros educativos incluyan en su oferta educativa la psicomotricidad. Reconociendo de este modo su importancia en la formación de la personalidad, el desarrollo del pensamiento cognitivo y la afectividad en nuestros infantes de 0-6 años (Aucouturier, 2007; Arnáiz, Rabadán y Vives, 2008).
Aucouturier (2007) y Paz (2011) conciben la psicomotricidad como la manera de comprender la expresión que realizan los niños por medio de su cuerpo en el momento biológico en que la mente y el cuerpo están unidos.
La educación psicomotriz reconoce que el niño se mueve en un tiempo y en un espacio, y estos son las concepciones que están presentes en las funciones de la lectura, la escritura, la ortografía, las matemáticas, la historia, la geografía, realmente en todo el pensamiento que tendrá que experimentar en su medio (Cuenca, 1984; Rigal, 2006).
Las investigaciones de Zabalza (2008) sobre la psicomotricidad dentro de la escuela infantil, confirman que en la actualidad se observan dos tipos de metodologías para el abordaje de la educación psicomotriz: una identificada a con una pedagogía directiva del movimiento y otra identificada con una pedagogía del movimiento espontáneo o vivencial.
El abordaje de la psicomotricidad por medio de una pedagogía directiva se denomina psicomotricidad dirigida o tradicional. Los niños son dirigidos dentro de la sala de psicomotricidad a realizar las actividades que les señaliza el docente. Se considera el cuerpo como un instrumento para desarrollar las destrezas motrices y habilidades a adquirir que serán necesarias dominar en la primaria. La psicomotricidad dirigida está centrada en desarrollar el equilibrio, la coordinación y la organización del esquema corporal (Bernaldo 2007; Zabalza, 2008).
A diferencia, la psicomotricidad vivenciada o relacional, aborda una pedagogía no directiva del docente. La psicomotricidad vivenciada está centrada en emotividad, modo de expresión corporal interno de cada sujeto, ya que el cuerpo es visto como el espacio donde se producen las vivencias. Esta se caracteriza por ser una práctica más expresiva. Por medio de ésta los niños juegan de manera espontánea. Los infantes no tienen la necesidad de que el docente les dé las pautas de los movimientos a realizar. Simplemente se prepara la sala de psicomotricidad de forma que permita a los niños y niñas la expresión de sus emociones y las representaciones del inconsciente, a través de la motricidad gruesa, fina y el juego (Berruezo, 1995; Bernaldo, 2007; Quirós, 2000, Aucouturier, & Mendel, 2005; Aucouturier, 2007).
Estas dos líneas de educación psicomotriz la dirigida y la vivenciada fueron analizadas por Serrabona (2011). Sus ideas expresan la necesidad de complementar ambas propuestas en la educación infantil. Esta complementariedad la enfoca en el aspecto de la afectividad y la relación sincera entre el docente y los alumnos. De esta manera el alumno realiza una actividad espontánea, es decir basada en su propio interés, pero además el docente le puede invitar a superar sus propios retos.
Sobre estos asuntos se destaca la concepción de uno de los componentes de la psicomotricidad, el esquema corporal (Comellas & Perpinyá, 2003). El esquema corporal es lo que de manera intuitiva podemos percibir sobre el conocimiento de nuestro cuerpo, sin importar que esté en reposo o en movimiento, además esto implica la interrelación de todas las partes del cuerpo y la relación con el entorno (Daurat-Hmeljak, 1980). Por tanto, el abordaje del esquema corporal puede ser realizado por medio de una pedagogía directiva o no directiva.
Una de las formas más efectivas para comprender la noción que el niño tiene sobre el esquema corporal es, posiblemente, a través del dibujo. Según Koppitz (1991) el dibujo de la figura humana refleja primordialmente el nivel evolutivo del niño, pero también sus relaciones interpersonales; es decir sus actitudes hacia sí mismo y hacia las personas que le rodean. Puede revelar las tensiones de la vida, los miedos, y ansiedades que lo afectan en un momento dado.
El dibujo del cuerpo permite comprender la evolución de la integración de la noción de cuerpo en el niño. Se representa el cuerpo vivido. Dibujarse ellos mismo implica dibujarse la forma en que ellos sienten que son. Es un dibujo emocional. Mientras, que dibujar a otro implica poder dibujar una persona tomando en cuenta los conocimientos que se tiene sobre el cuerpo (Koppitz, 1991).
El dibujo, como un medio de expresión del niño, permite ubicarnos en su etapa de desarrollo cognitivo y afectivo. Cuando se dibujan a sí mismos lo realizan de manera más emocional que objetiva, sin embargo concluye esta autora que dibujar la otra persona es un dibujo más objetivo que emocional.
OBJETO DE ESTUDIO
Por tanto, resulta de interés plantear una serie de cuestiones como:
¿Existen diferencias entre la metodología dirigida y vivenciada en la adquisición del esquema corporal en los infantes de 5 años?
¿Existen diferencias entre la metodología dirigida y vivenciada en la adquisición del esquema corporal en los varones de 5 años?
¿Existen diferencias entre la metodología dirigida y vivenciada en la adquisición del esquema corporal en las niñas de 5 años?
¿Existen diferencias entre la metodología dirigida y vivenciada en la adquisición del esquema corporal en los infantes de 5 años al referirse al cuerpo del otro?
¿Puede el infante representar de manera objetiva sus conocimientos sobre el esquema corporal cuando dibuja a otra persona o cuando se dibuja a sí mismo?
Con esta investigación se pretende identificar si existen diferencias entre la psicomotricidad dirigida y la psicomotricidad vivenciada, en su influencia sobre la adquisición de la noción del esquema corporal, en niños de 5 años.
Metodología
Muestra
El estudio se llevó a cabo con 48 niños y niñas de 3º de Educación Infantil (2º ciclo), con edades comprendidas entre los 5 y los 6 años. Un total de 23 niños y 25 niñas. Los niños proceden de 4 centros educativos de Madrid. Dos de los centros utilizan metodologías de psicomotricidad dirigida y los otros dos se basan en la psicomotricidad vivenciada.
Diseño de estudio
Se han tenido en cuenta los estudios de Koppitz (1991) como modelo para la realización de esta investigación, ya que afirma que por medio del dibujo se muestra la adquisición del esquema corporal. Se tomaron en cuenta sus variables, la metodología de trabajo y los resultados a esperar.
Se decidieron tomar en cuenta las siguientes variables: Cabeza; Ojos; Pupilas; Cejas o pestañas; Nariz; Fosas nasales; Boca; Dos labios; Oreja; Cabello o cabeza cubierta; Cuello; Cuerpo; Brazos; Brazos unidos a los dos hombros; Brazos hacia abajo; Codos; Manos; Dedos; Correcto número de dedos; Piernas; Rodilla; Pies; Pies bidimensional; Ropa una prende; Ropa 2 ó 3 prendas; Ropa 4 o más prendas.
Fase 1: Contacto con los centros educativos.
Se seleccionan los cuatro centros participantes en función del tipo de psicomotricidad que trabajan. Se confirma el tipo de metodología utilizada a través de una entrevista en la que se indaga en el tipo de formación del docente, así como la metodología de sus sesiones de psicomotricidad. Se tomaron en cuenta aquellos centros que realizan una hora de sesión semanal.
Fase 2: Desarrollo y creación de los dibujos.
El docente desarrolló una sesión de psicomotricidad, tal y como la realiza habitualmente. Al finalizar la sesión, el docente les pidió a los niños que hiciesen dos dibujos. En uno tenían que dibujarse a sí mismos, y en el otro a un amigo. Se les entregó dos folios, y puso a su disposición lápices de colores. Hubo libertad de espacio y tiempo durante la ejecución de los dibujos.
Fase 3: Recolección de datos.
Teniendo en cuenta las variables anteriormente especificadas, se analizaron los dibujos, otorgando una puntuación de 1 si la variable estaba presente, y de 0 si no lo estaba. Se desarrollaron análisis paralelos para cada uno de los dibujos.
Fase 4: Análisis estadísticos.
Tras la recolección de datos, se realizó un análisis de la varianza (ANOVA), a través del programa Statistica7. A partir de estos análisis, se obtienen los resultados que se presentan en el siguiente apartado.
Resultados
Tras analizar los datos, se encontraron hallazgos sobre la diferencia que ejercen estas metodologías en el conocimiento del esquema corporal en los niños y niñas de 5 años.
Se observó que los niños formados bajo la educación psicomotriz enfocada a una metodología de psicomotricidad dirigida fueron capaces de dibujar mayor cantidad de partes del cuerpo que los niños de psicomotricidad vivenciada. Aunque las diferencias no fueron estadísticamente significativas (F1, 46=1.56, P=0.21).
Al analizar la composición de los dibujos del esquema corporal en los varones que realizan psicomotricidad dirigida y los varones que realizan psicomotricidad vivenciada, se encontraron diferencias estadísticamente significativas, (F1, 26=4.34, P=0.04) a favor de los varones que realizan psicomotricidad dirigida.
A diferencia, se observó que en las niñas la metodología no ejerce ninguna influencia en la composición del esquema corporal. Se obtuvieron prácticamente las mismas puntuaciones en las dos metodologías (F1, 18=0.00, P=0.95).
También se obtuvieron datos interesantes sobre la influencia que ejerce el tipo de metodología para la representación del cuerpo del otro.
Los datos obtenidos del análisis de los dibujos del otro, muestran que los niños que reciben psicomotricidad dirigida, tienden a identificar más partes del cuerpo propio, que del cuerpo del otro (F1, 45=0.18, P=0.66).
En cuanto a la comparación entre las puntuaciones obtenidas por el total de la muestra en el dibujo de sí mismo y en el dibujo del otro, los resultados, aunque no son estadísticamente significativos (F1, 48=0.59, P=0.44), muestran puntuaciones más altas en el dibujo de sí mismo.
Discusión
En general, con los datos obtenidos, podemos decir que el tipo de metodología utilizada en psicomotricidad no influye, muy significativamente, en los niños en el proceso de adquisición de la noción del esquema corporal.
A lo largo de todo el estudio, se fue observando que las niñas puntuaban más alto que los niños en la representación del esquema corporal (tanto dibujándose a sí mismas, como dibujando al otro). Tal situación podría deberse a las diferencias en cuanto a nivel evolutivo que niños y niñas tienen a esta edad. La maduración de las estructuras cerebrales, más homogénea en las niñas, y más asimétrica en los niños, hace que las niñas destaquen en capacidad de percepción, en atención y en memoria; y que presenten una mayor coordinación física de forma más precoz (Tarrés, 2012).
Se puede explicar otro de los datos relevantes obtenido: los niños (varones), que reciben una educación psicomotriz bajo la metodología dirigida, puntúan más alto, y de manera significativa, que aquellos que reciben formación en la metodología de tipo vivencial. Siguiendo las expresiones de Tarrés (2012), como hemos mencionado anteriormente, la maduración cerebral del niño se produce de forma asimétrica, dificultando la coordinación motora entre las dos partes del cuerpo.
Este hecho puede hacer que, a través de la metodología no dirigida o vivencial, el niño se mueva utilizando su descoordinación de forma natural; sin embargo, ante una sesión de dirigida y pautada, se verá forzado a utilizar de un modo más coordinado, las diferentes partes de su cuerpo. El niño construye su esquema corporal a través del movimiento, por lo tanto, no es de extrañar, que un movimiento más coordinado, ejerza influencia positiva a la hora de adquirir una noción de esquema corporal más completo.
Otro de los resultados más llamativos (aunque no son estadísticamente significativos), fue la diferencia encontrada entre las puntuaciones del dibujo de sí mismos frente a las puntuaciones del dibujo del otro. Tanto niños como niñas representaron mayor cantidad de partes del cuerpo cuando se dibujaron a sí mismos que cuando dibujaron a otro. Este hecho permiten indagar a mayor profundidad la teoría de Koppitz (1991) que plantea que cuando el niño dibuja al otro, lo realiza tomando en cuenta todos los conocimientos que tiene sobre el esquema corporal, sin embargo el estudio mostró que los niños de esta edad dibujaron más partes de su propio cuerpo que del otro.
A este respecto, nos planteamos una hipótesis explicativa. Siguiendo una de las teorías más tempranas de Piaget (1984), llegamos al egocentrismo o centración infantil, aún presente en esta etapa. Según Piaget, hasta los 6 años, el niño no será capaz de abrir su mirada, cambiando el punto de vista para empatizar con el otro; no puede entenderlo. Del mismo modo, se puede señalar la Teoría de la Mente (Remack y Woodruff, 1978), según la cual, el niño no es capaz comprender a los demás, teniendo dificultad para anticipar intenciones y acciones, o entender emociones, etc.
Estas dos teorías, extrapoladas al dibujo del esquema corporal de sí mismo y del otro, podría suponer una dificultad añadida para asimilar con la suficiente profundidad, los detalles y características que hacen al otro diferente a nosotros. Si hay una dificultad para aproximarse a tal nivel al cuerpo del otro, esto complicaría mucho la acción de dibujarlo.
Esta investigación ha documentado efectos diferenciales entre niños y niñas en la aplicación de las metodologías de psicomotricidad dirigida y vivenciada. En niños la metodología dirigida favorece más la adquisición del esquema corporal para su consecuente representación por medio del dibujo. Futuros estudios ayudarán a indagar más sobre estos aspectos y las causas de los patrones detectados.
Bibliografía
Aucoututier, B. (2007). Los Fantasmas de acción y la práctica psicomotriz. (3ra Ed.) Barcelona: Editorial Graó.
Aucouturier, B. & Mendel, G. (2005). ¿Por qué los niños y las niñas se mueven tanto? Barcelona: Editorial Graó
Arnáiz, P., Rabadán, M. & Vives, I. (2008). La psicomotricidad en la escuela: una práctica preventiva y educativa. (2ª ed.). Málaga: Ediciones Aljibe
Bernaldo, M. (2007). Manual de psicomotricidad. Madrid: Ediciones Pirámide.
Berruezo, P. (1995). El cuerpo, el desarrollo y la psicomotricidad. Revista de estudios y experiencias 49, 15-21.
Comellas, J. & Perpinyá, A. (2003). Psicomotricidad en la educación infantil: recursos pedagógicos. España: Editorial Ceac.
Cuenca, F. & Rodao, F: (1984). Cómo desarrollar la psicomotricidad en el niño. España: Narcea, S.A. Ediciones
Daurat-Hmeljak, C., Satambak, M. & Berégs, J. (1980). Test del esquema corporal: una prueba de conocimiento y de construcción de la imagen del cuerpo. Madrid: TEA
Koppitz, E. (1991) El dibujo de la figura humana en los niños: evaluación psicolçogica. Buenos Aires: Guadalupe
Paz, I. (2011). ¿Qué es la psicomotricidad? Consultado: [14, junio, 2011]. Disponible en http://www.revistavitard.com/articulos/familia/203-ique-es-la-psicomotricidad.html
Piaget, J. (1984) La representación del mundo en el niño. Madrid: Ediciones Morata
Rigal, R. (2006). Educación motriz y educación psicomotriz en preescolar y primaria. (1ª ed.) España: Inde Publicaciones.
Remack y Woodruff (1978) Does the chimpanzee have a theory of mind? Behavioral and brain sciences, 1, 515-526
Remack y Woodruff (1978) Does the chimpanzee have a theory of mind? Behavioral and brain sciences, 1, 515-526.
Rousseau, J. (2006). Emilio o la Educación. (1ra. Ed.) Buenos Aires: Gradifco
Serrabona, J. (2011). Motricidad Espontánea versus motricidad propuesta en el diálogo educativo. Revista de Psicomotricidad y Técnicas Corporales, 36, 97-106
Tarrés, S. (2012). Niños y niñas, ¿iguales o diferentes? Consultado: [21, mayo, 2013]. Disponible en: http://www.mamapsicologainfantil.com/2012/05/ninos-y-ninas-iguales-o-diferentes.html
Quirós, V. (2000). Psicomotricidad y formación docente. Consultado: [16, abril, 2013]. Disponible en: http://www.ugr.es/~recfpro/rev42COL2.pdf
Zabalza, M (2008). Didáctica de la educación infantil. España: Narcea, S.A.
Datos de los autores:
Alberto Muñoz Muñoz
Doctor en Ciencias Biológicas. Profesor del Departamento de Didáctica de las Ciencias Experimentales de la Universidad Complutense de Madrid. Dirección de contacto: [email protected]
Ana Cristina Roa Ramírez
Investigadora en Educación Infantil. Docente del Departamento de Educación Infantil y Básica de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) en la República Dominicana. Formación en psicomotricidad por el Centro de Formación de Práctica Psicomotriz Bernard Aucouturier (CEFOPP), Madrid, España. Dirección de contacto: [email protected]
María José Pascual Barragán
Psicopedagoga especialista en Atención Temprana. Ejerce como tal en el Instituto de Neuropsicología y Psicopedagogía Aplicadas (INPA) de Madrid. Colaboradora en varios proyectos de investigación vinculados al CSIC a través de la Universidad Complutense de Madrid y al Hospital Universitario La Paz. Ha desarrollado su labor profesional en el ámbito clínico. Dirección de contacto: [email protected]
Autor:
Alberto Muñoz Muñoz,
Ana Cristina Roa Ramírez
Mª José Pascual Barragán