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Contaminación de Áreas Revertidas por Polígonos de Tiro (página 2)

Enviado por Ralph Evans


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Autoridad Nacional del Ambiente

Las áreas mayormente afectadas por las actividades militares del Comando Sur, acantonado en las riberas del Canal de Panamá, son las áreas de entrenamiento militar y los polígonos de tiro. Las áreas de entrenamiento militar ocupan 21,929 hectáreas (64.5%) del total de 34,000. Por su parte, las áreas de campo de tiro ocupan 14,590 hectáreas, es decir, el 42.9% del total. Es importante, anotar aquí las áreas de isla Iguana y Canas en la provincia de Los Santos y Río Hato en la provincia de Cocle, los cuales fueron utilizados como sitios de defensa por los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, y no han sido objeto de saneamiento o descontaminación.

En el documento Range Transfer Report (RTR), Empire, Balboa West & Pina Range se presento al Gobierno panameño en noviembre de 1998. En este informe los Estados Unidos presenta los mecanismos que utilizara para la limpieza y transferencia de los campos de tiro en Emperador y Pina, y en las áreas de bombardeo de Balboa Oeste.

Las acciones presentadas en este plan especifican que la limpieza será hasta 1 pie de profundidad en áreas de fácil acceso o con poca vegetación, excepto en las áreas de operación del Canal, en donde es de 2 a 4 pies de profundidad. Igualmente, no toma en consideración la detección y remoción de las municiones no detonadas en 3,175 hectáreas (22%) que considera, Estados Unidos, no podrán ser saneadas y permanecerán con este tipo de material.

Sin embargo, el grupo de trabajo en Panamá, realizo una evaluación al documento presentado, concluyendo lo siguiente:

  • Que el examen de localización y concentración de los explosivos no detonados debió ser el resultado de un audito de caracterización científica, y no basado en registros históricos incompletos.
  • Que el plan debió ser sometido a una evaluación por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos, y que debe existir una real participación de Panamá en la planificación, programación y ejecución en los trabajos dirigidos a producir informes sobre la contaminación en dichas áreas.

Finalmente, Panamá propuesto que el proceso de saneamiento y reversión de los campos de tiro y de las áreas de bombardeo mencionados contengan:

  1. Fase de contención y control de los peligros inminentes y sustanciales (ubicación de avisos y/o barreras que limiten el acceso a dichas áreas)
  2. Fase de detección y remoción de los peligros en la superficie del terreno (remoción física, previa localización y ubicación de los mismos)
  3. Fase de detección y remoción de los peligros en el subsuelo del terreno sujeto a saneamiento y reversión.

Autoridad de la Región Interoceánica

1. Campo de Entrenamiento de Sherman:

De las 6,800 hectáreas que ocupa el área de entrenamiento de Sherman, 6,600 están cubiertas por vegetación, identificadas de la siguiente manera:

a. Bosque verde estacional: 4,081.4 ha.

b. Bosque semideciduo estacional: 765.7 ha.

c. Bosque deciduo: 114 ha.

d. Bosque inundables: 1,031 ha.

e. Palmas: 225.8 ha.

f. Manglares: 85 ha.

g. Matorrales Inundables: 53 ha.

h. Pantanos: 98 ha.

i. Herbazales Inundables: 146 ha.

Se han reconocido en el área más de 220 especies de aves (incluyendo 24 migratorias). También se han registrado un total de 60 especies de mamíferos (incluyendo 3 de marsupiales, 31 de murciélagos, 4 edentales, 4 de primates, 8 de roedores y 7 de carnívoros). Además, se han encontrado 27 especies de reptiles y 26 especies de anfibios. Estos anfibios incluyen 9 especies de ranas (tree frogs) y 3 especies venenosas (poison dart frogs). Por otra parte, se encuentran en este sitio especies en peligro que son protegidas por leyes panameñas y norteamericanas. Entre estas especies tenemos el mono aullador, el mono titi, jaguar y otras. El Gobierno de Panamá, además, reconoce el estatus de especies en peligro a 33 especies de mamíferos, 38 de aves y 11 de anfibios y la necesidad de asegurar su protección.

El área de Sherman muestra también una diversidad de 500 especies de plantas, con aproximadamente 809 tipos de ellas, incluyendo 572 especies que han sido identificadas. La mayor riqueza d especies ha sido observada en el bosque mixto siempre verde (252 especies).

Por otra parte, existen arrecifes de coral a lo largo de las costas donde esta situado el Fuerte Sherman. Estos arrecifes se caracterizan por estar a poca profundidad y cercanos a la costa, con profundidades entre los 6 y 12 metros. Las mayorías de los corales se extienden por toda la Laguna de Sherman, a ambos lados. Por la orilla oeste se extienden hacia el norte, con dirección hacia Punta Toro. Por la orilla oeste, los arrecifes siguen una dirección noroeste primero y luego un giro hacia el sur, por una corta distancia. El área de los corales mantiene una comunidad diversa de corales, peces, algas y otras criaturas.

El arrecife de coral de Fuerte Sherman es reconocido por la Ley 21 de 2 de julio de 1997 bajo la categoría de paisaje marino costero y forma parte del paisaje protegido de Sherman.

Todo este recurso natural constituye el principal atractivo del área, el cual servirá para desarrollar una actividad turística de alta calidad.

2. Campo de Tiro de Pina:

El campo de tiro de Pina ocupa una superficie de 2, 556 hectáreas de las cuales 50% eran utilizadas para entrenamiento militar. Las condiciones naturales del área, influenciada por la combinación de bosques siempre verdes y semideciduos, aunado a altas elevaciones, drásticos declives y condiciones geológicas especificas, hacen de esta área poseedora de una potencial riqueza ecológica propicia para el desarrollo de actividades eco-turísticas y de investigación científica. Además, existen facilidades cercanas como carreteras, aeropuertos y puertos que hacen este sitio accesible durante el año.

La riqueza natural de esta área esta representada por unas 300 variedades de plantas, 99 especies de aves, 33 variedades de mamíferos y 14 especies de reptiles.

3. Campo de Tiro de Emperador:

El 99.56% del campo de tiro de Emperador esta cubierto por vegetación. Además, el 4.44% del área periférica de este campo es utilizado por agricultores panameños en actividades agrícolas de subsistencia. En el área de Emperador se encuentran dos tipos de bosques: el bosque semideciduo mixto y el bosque semideciduo bajo estacional.

El bosque semideciduo mixto ocupa el 40% del área cubierta por vegetación. Este tipo de vegetación se caracteriza por la presencia de especies arbóreas comunes como el Anacardium excelsum, Ficus insipida, Luehea seemamnii Cavanillesia platanifilia y Tetrathylacium johansenii. Además, se encuentran 62 especies de importancia económica entre las que podemos mencionar el Bombacopsis sessilis, Enterolobium cyclocarpum y Tachigalia versicolor.

Estudios realizados en este bosque han registrado 101 especies de aves, de las cuales 17 son migratorias y 84 residentes. De las residentes, solo Crypturellus soui esta protegido por la Ley. Se han encontrado también 29 especies de mamíferos; de ellas 3 especies carnívoras, 4 especies roedoras y 17 especies de murciélagos. Por otra parte, se han encontrado 15 especies de anfibios y 15 especies de reptiles.

El bosque semideciduo bajo estacional tiene el 42% del área cubierta con vegetación, en el que podemos encontrar especies arbóreas como: Phoebe cinnamomifolia, Spondias Bombin, Picus insipida, Cordia alliodora, etc.

En este tipo de vegetación se han identificado 127 especies de aves, de las cuales 20 son migratorias y 107 residentes. De igual forma, se encuentran en el área 34 especies de mamíferos, entre los cuales hay 20 especies de murciélagos, 6 especies de roedores, 2 especies de monos y 2 especies de carnívoros. Además, se identificaron 12 especies de anfibios y 11 de reptiles.

4. Área de Bombardeo de Balboa Oeste:

Esta instalación militar esta totalmente cubierta de vegetación. Además del tipo de bosque existente en el Polígono de Tiro de Emperador, se encuentra en este sitio el bosque semideciduo alto estacional, el cual ocupa 10% de la vegetación de Balboa Oeste. El bosque mixto semideciduo ocupa un 24%, el bosque semideciduo bajo estacional ocupa un 49% y los pastizales ocupan un 17%.

En el bosque semideciduo se han encontrado 89 plantas taxonómicas, 174 en bosque mixto y 306 en bosque semideciduo bajo estacional. En este último se han encontrado también 55 tipos de especies de aves, 7 especies de mamíferos, 5 especies de anfibios y 4 especies de reptiles.

Debido a la proximidad de este sitio a los centros urbanos y la existencia de facilidades se han establecido una serie de poblados periféricos a este campo de tiro. Las principales comunidades son Nuevo Emperador, Baila Mono, Huile, Santa Clara y la Gloria, con una población de 3,115 habitantes aproximadamente y cuya principal actividad económica es la agricultura de subsistencia.

Acciones Emprendidas

Varias han sido las acciones realizadas en relación al saneamiento de las áreas de uso diferido, entre las que podemos mencionar:

Los Convenios y Tratados Internacionales

Convenio sobre Armas Químicas (CAQ). Este tratado entro en vigor el 29 de abril de 1997. Exige la destrucción de todas las armas químicas del planeta dentro de los próximos 1- a 15 años. Este convenio incluye las armas almacenadas en cualquier país en espacio y tiempo. La autoridad nacional para la implementación de la Convención de Armas Químicas es el Ministerio de Salud.

Tratado de las Naciones Unidas sobre la diversidad biológica, de 1992, en su artículo 14 se refiere a la evaluación del impacto y reducción al mínimo, del impacto adverso al medio de este tipo de actividad.

Convenio de Derecho Internacional Humanitario, referente a la Convención de Ginebra sobre armamentos inhumanos, así como la de Varsovia sobre armas incendiarias. Prohíbe el minado de bosques y otro tipo de cubierta forestal.

Entre otras convenciones y acuerdos internacionales tenemos: Convención en materia ambiental como el Derecho del Mar; contaminación marina; objetos espaciales; accidentes nucleares y otros, que funcionan con el principio internacionalmente reconocido de que: "el que contamina paga". Firma y ratificación de convenios internacionales como el Convenio de Basilea para el control de movimientos transfronterizos.

Otras acciones

En cuanto a la creación y adopción de leyes, así como el establecimiento de programas gubernamentales, a nivel nacional tenemos que se están realizando las siguientes iniciativas:

La Autoridad de la Región Interoceánica (ARI), la Autoridad Nacional del Ambiente, ANAM y la ley General de Ambiente, No. 41

Se estableció el fideicomiso con fines de protección ambiental (Fundación Natura).

Se han expedido leyes sobre protección y manejo de la vida silvestre, convención de minas antipersonales de varios estudios de impacto ambiental en el área.

Negociaciones bilaterales con los EU para la descontaminación de las áreas revertidas. Ejemplo de ellas, es la creación del Grupo de Trabajo Conjunto Estados Unidos-Panamá, grupo informal para ayudar a manejar temas relacionados con los campos de tiro que revertieron a Panamá.

Monitoreo de Cuencas que realizo el Instituto de Recursos Hidráulicos y Electrificaciones (IRHE).

Proyecto del Ministerio de Salud. Evaluación del riesgo a la salud en las poblaciones aledañas a los polígonos de tiro y ares de bombardeo. Educación ambiental en salud dirigido a las poblaciones ubicadas en área de riesgo. Dos cursos de capacitación para facilitadotes regionales y locales de salud, en la identificación y manejo de riesgo por Municiones no Detonadas (MDN).

Transferencia de los polígonos, acciones de seguridad: Los EU están tomando medidas agresivas para reducir el asociado con la presencia de MDN en los campos de tiro de Emperador, Balboa Oeste y Pina.

Conclusiones

La contaminación toxica, especialmente la presencia de municiones no detonadas esparcidas en la superficie o enterradas en las áreas de tiro, sumada a la contaminación natural resultante de las operaciones normales, son algunos de los problemas prioritarios que nos quedaron con el cierre de las bases militares y la retirada de las Fuerzas Armadas de EU.

En este sentido, uno de los problemas ambientales mas complejos y sensibles que tiene que enfrentar nuestro país, en el caso de estas áreas, es el de la descontaminación de los suelos particularmente de aquellas áreas utilizadas militarmente por el ejecito de los EU y mas aun presentan una amenaza para las comunidades aledañas a dichas áreas.

La recuperación de los suelos contaminados, es una de las rehabilitaciones de mayor costo y dificultad técnica. Por este motivo, se sugiere realizar evaluaciones de riesgo en aquellos sitios, que tengan mayor valor ambiental, para establecer los mecanismos necesarios para su pronta recuperación. Aquellas zona, con menor valor, o menos prioritarias, deberán tener programas de tiendan a evitar la exposición de las personas. Sin embargo, la preocupación permanente de las autoridades, científicos, académicos y la sociedad civil en general, hace suponer que Panamá lograra recuperar sus territorios, sin detrimento de sus usos potenciales en el futuro.

Recomendaciones

  • Realizar evaluaciones con carácter ponderado matemáticamente.
  • Diagnosticar y realizar un mapeo periódico de las áreas para detectar cualquier tipo de contaminación.
  • Instalación de estaciones de tratamiento de aguas residuales.
  • Establecimiento de normas especificas para el uso y contra la contaminación de los recursos naturales.
  • Cumplimiento de los convenios internacionales sobre desechos tóxicos y peligrosos, incluyendo los radiactivos.
  • Aplicación de las leyes y regulaciones nacionales e internacionales sobre contaminación.
  • Contemplar la descontaminación total de estas áreas, así como la posible indemnización por su contaminación.
  • Explorar la posibilidad de descontaminar dichas áreas a través de biotratamientos.

Bibliografía

  • "El Proceso de Saneamiento de las bases militares y otras áreas utilizidas por los Estados Unidos en la Republica de Panamá; Ministerio de Relaciones Exteriores; Jorge Eduardo Ritter, Aida de Rivera, Nicolas Ardito Barletta, Mirei Endara. Panama, 31 de julio de 1999.
  • "La contaminación de los polígonos de tiro por el Comando Sur"; Tesis, Universidad de Panamá; Cecilia De León.
  • Periódico El Panamá América
  • Periódico La Prensa
  • "Contaminación Residual en la Ex Zona del Canal"; Carlos Arellano Lenox.
  • "Los polígonos de tiro en las áreas revertidas"; ARI; Mayo 2005.

Publicaciones

Al negarse a sanear a satisfacción sus bases militares

Estados Unidos podría dejar en Panamá artefactos peligrosos

El gobierno panameño mantiene una última carta bajo la manga: acudir a tribunales internacionales y obligar a Estados Unidos a cumplir con convenios sobre la limpieza de municiones y armas químicas

El retiro de Estados Unidos en la zona del Canal no está exento de peticiones por parte de Panamá para que descontamine sitios donde hay municiones. Fotografía tomada de

 

Por Arnulfo Barroso, corresponsal del Servicio Informativo Iberoamericano de la OEI, Ciudad de Panamá, Panamá.

La polémica que mantienen Panamá y Estados Unidos desde hace meses por el saneamiento de las bases militares en las riberas del Canal se ha tornado más agria en las últimas semanas, debido a la entrega de sitios de defensa contaminados con municiones vivas, el temor de que los estadounidenses no cumplan con esta obligación cuando expiren los Tratados Torrijos-Carter y las lesiones que sufrió un joven por una granada abandonada en lo que es hoy un proyecto de reforestación.

El tema ha originado por primera vez airadas protestas del gobierno panameño hacia su similar de Estados Unidos, en las que advierte que podría acudir a organismos internacionales para interponer una demanda que garantice el saneamiento total de 3.175 hectáreas contaminadas con municiones sin detonar.

Las advertencias han provenido del más alto nivel, incluyendo al presidente Ernesto Pérez Balladares, quien afirmó que Panamá recibirá las áreas contaminadas en cumplimiento de los Tratados Torrijos-Carter, pero que esto no exime a Estados Unidos de sanear estos sitios después del 31 de diciembre de 1999, cuando abandonen Panamá, y a pagar indemnizaciones a los que resulten afectados con ellas.

La manzana de la discordia es la interpretación que ambos gobiernos dan a un artículo de los Tratados Torrijos-Carter, que dice que Estados Unidos está obligado a sanear las bases militares "hasta donde sea viable". El alcance de esta frase es lo que mantiene a los gobernantes de estos países enfrascados en discusiones que parecen interminables.

El artículo IV del Acuerdo para la Ejecución del Tratado del Canal de Panamá dice textualmente: "A la terminación de cualquier actividad u operación conforme a este acuerdo, Estados Unidos estará obligado a adoptar todas las medidas hasta donde sea viable, para que toda amenaza a la vida, salud y seguridad humana sea removida de cualquier sitio de defensa, área de coordinación militar o porción del mismo en la fecha en que cese la autorización para su uso por parte de la fuerza de Estados Unidos".

Panamá ha dicho que Estados Unidos hace una interpretación unilateral de este artículo para dar por terminada su responsabilidad en territorio panameño una vez cumpla con la limpieza de las bases hasta donde ellos consideren viable.

No obstante, el gobierno panameño insiste en que el saneamiento debe abarcar varios metros de profundidad para garantizar que estas áreas puedan ser utilizadas para diferentes actividades económicas. Mientras que el estadounidense plantea que las municiones sin detonar están en áreas boscosas de difícil acceso y que su limpieza total implicaría la destrucción de amplias hectáreas de bosques vírgenes, por lo que recomienda que estos sitios se mantengan como reservas naturales, con letreros que adviertan a las personas que no deben ingresar a los mismos para evitar una tragedia.

El gobierno estadounidense ha asegurado en reiteradas ocasiones que ha hecho "lo posible" en lo que a limpieza de bases se refiere, pero el panameño no acepta esta versión y exige a Estados Unidos que haga uso de su tecnología para cumplir con su obligación. La discusión subió de tono cuando a principios del mes de julio el joven de 17 años de edad, Kelvin Pérez Sánchez, detonó una granada de mano que le cercenó un ojo y causó otras lesiones en su anatomía, cuando clavaba una estaca en el sembradío en el que trabaja.

Pérez Sánchez es un humilde campesino que labora en una empresa que adelanta un programa de reforestación en los terrenos de la antigua base militar de Río Hato, instalación que el Ejército de Estados Unidos ocupó en Panamá en la década de 1930 para defender el Canal de posibles ataques durante la Segunda Guerra Mundial. En la antigua base militar se realizaron ejercicios de tiro y un número indeterminado de municiones quedaron sin detonar. Panamá recibió estas instalaciones sin sanear a cabalidad y ya varios panameños han sido víctimas de las detonaciones.

El gobierno panameño ha anunciado que dará todo su apoyo en el campo diplomático para que Pérez Sánchez logre una justa indemnización de Estados Unidos, cuya misión diplomática ha guardado un estricto silencio sobre este caso. Durante la presencia de Estados Unidos en Panamá han muerto 21 panameños a causa de municiones sin detonar en áreas militares. La historia panameña registra únicamente la indemnización de 5.000 dólares que pagó el gobierno estadounidense a los familiares de Agustín Cruz, un recolector de latas que murió al ingresar al polígono de tiro de Nuevo Emperador (ubicado dentro de las bases militares) en busca de cobre.

El que contamina paga

Las autoridades panameñas mantienen la tesis de que el que contamina paga. Bajo esta premisa, el copresidente del grupo bilateral de trabajo para el saneamiento de las bases militares, Fernando Manfredo, declaró que Panamá, como Estado, exigirá a Estados Unidos 500 millones de dólares en indemnización por las 3.175 hectáreas que no han sido saneadas. Estas declaraciones se constituyen en las primeras de esta naturaleza que emite el gobierno panameño. "Nosotros esperamos que Estados Unidos compense a Panamá por lo que va a costar la administración de esas áreas y lo que va a costar la eventual remoción de las amenazas", afirmó Manfredo.

El presidente Pérez Balladares no ha sido tan categórico en este sentido, pero sí ha dicho que Estados Unidos es responsable de remover todos los materiales que constituyan un peligro para la vida y que deben indemnizar a quienes resulten afectados por esta situación. Sin embargo, esta posibilidad no ha caído bien a los oídos de altos funcionarios estadounidenses quienes afirman que su país ha hecho "todo lo posible" para sanear las áreas contaminadas y que Panamá recibirá a cambio instalaciones militares y un canal valorados en miles de millones de dólares. Inclusive, algunos voceros estadounidenses han insinuado que Estados Unidos podría apelar a un artículo de los Tratados del Canal que dice que Panamá estaría obligada a pagar un valor residual por los equipos que ellos se vean forzados a dejar en territorio panameño. El monto de la indemnización que pide Panamá se desglosa en 480 millones de dólares para la limpieza de las 3.175 hectáreas que permanecen contaminadas y un millón adicional para el patrullaje, mantenimiento y vigilancia de esta área.

Panamá aspira a lograr un acuerdo similar al que firmó Estados Unidos con Canadá, un país en donde el nivel de contaminación no es tan alto como en los polígonos panameños, a través del cual los canadienses recibieron 100 millones de dólares en indemnización. Hawai también logró que Estados Unidos le asignara 400 millones de dólares para labores de limpieza. Las televisoras panameñas han mostrado en las últimas semanas imágenes de manifestaciones en la isla de Vieques, en Puerto Rico, donde la comunidad exige que el Ejército estadounidense suspenda inmediatamente las prácticas con municiones vivas que realiza desde hace varias décadas y que recientemente produjeron la muerte de un humilde trabajador.

En Panamá, otra de las quejas que esgrimen las autoridades panameñas es que el gobierno norteamericano, a sabiendas de que la descontaminación de bases toma entre ocho y doce años, inició con tan sólo ocho meses de anticipación este proceso en los polígonos que han revertido a los panameños. Sin embargo, el tiempo que puede durar la descontaminación es un punto que ha levantado también polémica. Por ejemplo, el experto en descontaminación de Estados Unidos, Rick Stauber, afirma que esta tarea en Panamá demoraría unos 20 años, debido a que el 90% de las áreas contaminadas está bajo una espesa vegetación que dificulta las labores. Opinó que el principal problema que enfrentan las fuerzas armadas estadounidenses en Panamá es que los radares y detectores de metal no llegan hasta las espesas selvas. Los lugares que más contaminación presentan son los polígonos de tiro de Emperador, Balboa y Piña, que es donde están las 3,175 hectáreas que no han sido saneadas a satisfacción.

Pero hay otros lugares, que Estados Unidos utilizó para prácticas de tiro desde tiempos tan remotos como la Segunda Guerra Mundial, como Río Hato, un pequeño pueblo de pescadores ubicado en el centro del país y a muchos kilómetros de distancia de las bases militares en las riberas del Canal y las islas San José e Iguana, en el Pacífico, que fueron sometidas a intensas pruebas de tiro y hasta a prácticas con armas químicas, como han denunciado grupos ambientalistas panameños y estadounidenses. En estos lugares se han encontrado bombas de todo tamaño, municiones vivas, granadas de mano, cohetes y morteros. Pero grupos como Fellowship of Reconciliation (FOR) han denunciado que los militares norteamericanos realizaron en Panamá en las década de 1940 y 1960 prácticas con gas Mostaza, Sarín y VX, que son de una alta peligrosidad y que pueden matar a una persona en pocos minutos.

FOR también ha señalado que en Panamá se hicieron maniobras con el gas Cloruro de Cianógeno CK, que es capaz de paralizar el sistema nervioso y causar la muerte, así como con uranio empobrecido, denuncias que han sido negadas por voceros del Ejército de Estados Unidos. FOR ha denunciado a lo interno de Estados Unidos y en otros países del mundo que el gobierno estadounidense practica la discriminación con los panameños, al no darles el mismo tratamiento que a sus ciudadanos en materia de descontaminación de bases militares.

Internacionalizar la lucha

El gobierno panameño parece guardar una carta bajo la manga, al reservarse el derecho de demandar a Estados Unidos con base en la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, la Producción, el Almacenamiento y el Empleo de Armas Químicas y sobre su Destrucción, que fue ratificado por ambos países. La convención, firmada en Francia, señala que: "Por armas químicas se entiende conjunta o separadamente: las municiones o dispositivos destinados de modo expreso a causar la muerte o lesiones mediante propiedades tóxicas de las sustancias específicas". En el documento se contemplan también las obligaciones que mantiene un Estado con otro en materia de limpieza de los territorios utilizados para depositar estas municiones o dispositivos.

En caso de que Panamá apele a esta convención, Estados Unidos se vería forzado a declarar ante los países signatarios 30 días después del abandono de las áreas contaminadas, si mantiene cualquier arma química o si se deja algún tipo de estas armas en el país afectado. Además deberá especificar el lugar exacto en donde se encuentran las armas químicas y entregar un inventario de todos los materiales de esta naturaleza que haya usado en el país afectado.

La convención establece que: "Todo Estado parte (en este caso Panamá) en cuyo territorio haya armas químicas de que tenga propiedad o posesión otro Estado, se esforzará al máximo para que se retiren las armas de su territorio un año después, a más tardar, de la entrada en vigor de la presente convención. Si estas armas no son retiradas en el plazo de un año, el Estado parte podrá pedir a la Organización y a los demás Estados Partes que le presten asistencia en la destrucción de esas armas". Las autoridades panameñas han denunciado que su contraparte estadounidense en la comisión de descontaminación no les ha permitido participar en la elaboración del informe sobre el grado de contaminación de los polígonos, ni en la confección del programa de limpieza.

Irónicamente, Estados Unidos esgrime la defensa de la vegetación que bombardeó durante años como el principal impedimento para remover las municiones que se mantienen sin detonar. Mientras tanto, la fecha en que los militares estadounidenses abandonarán definitivamente Panamá se sigue acercando, y algunos sectores exigen al gobierno panameño que actúe con rapidez y energía, ya que ven como algo remoto la posibilidad de que Estados Unidos cumpla con su obligación una vez haga maletas y se vaya de territorio panameño luego de más de un siglo de presencia militar.

OEI

Derechos de los panameños

Las obligaciones de Estados Unidos también incluyen el deber de suprimir los riesgos ambientales y el de proporcionar compensación por los daños ambientales irremediables. Los problemas ambientales asociados con las bases militares de Estados Unidos en Panamá violan una gama de principios de derechos humanos. La contaminación ambiental interfiere con el derecho a un ambiente seguro y sano, el derecho a la vida, a la salud, a la seguridad personal, al acceso a agua y comida segura y sana, a viviendas seguras y adecuadas y el derecho a la autodeterminación -que incluye la soberanía sobre los recursos naturales-. El descuidar los derechos de los panameños, presentes y futuros, también supone violaciones al derecho a no ser discriminado -incluyendo el derecho a una justicia ambiental- y al derecho de las futuras generaciones a heredar un ambiente habitable. Como Gran Bretaña y Canadá participaron también en el Proyecto San José, y ambos son Estados parte de la Convención de Armas Químicas, ambas naciones también tienen obligaciones respecto de Panamá. En 1979, Estados Unidos estuvo preparado -si así lo pedía el gobierno de Panamá- a llevar a cabo una encuesta técnica en San José para "determinar los límites de la contaminación química en la isla y para evaluar la viabilidad de volverla a una condición segura para ser habitada con normalidad." En los lugares del territorio estadounidense donde se usaron armas químicas, el gobierno de Estados Unidos ha estado siempre dispuesto no sólo a evaluar la contaminación dejada por estas actividades, sino a responsabilizarse por su limpieza. No se trata de tareas técnicamente imposibles. Estados Unidos puede y debe llevarlas a cabo.

Obligaciones de Estados Unidos

Las principales obligaciones de Estados Unidos referentes a las armas químicas en Panamá están especificadas en la Convención de Armas Químicas y en el Tratado del Canal de Panamá. La Convención de Armas Químicas entró en vigor el 29 de abril de1997, sólo días después de que Estados Unidos se uniera a otros 109 Estados para ratificarla. La Convención exige a los países firmantes la destrucción de todas las armas químicas que posean o controlen en los próximos diez años, o en los próximos quince, en casos excepcionales. Y requiere de ellos "asignar la más alta prioridad" a la protección del medio ambiente. Por esta razón, las naciones que hubieran abandonado armas químicas en territorios de otras naciones están obligadas a declarar esas armas dentro de 30 días después de la ratificación de la Convención. Una vez que la nación afectada ratifique la Convención, la nación responsable de las armas debe destruirlas en cooperación con la nación afectada, y proveyendo para ello todos los recursos.

Estados Unidos presentó sus declaraciones en la fecha requerida, pero no incluyó ninguna información sobre armas químicas abandonadas en otros países. Teniendo total certeza de que Estados Unidos abandonó armamento químico en la panameña isla San José, podemos afirmar que Estados Unidos está violando la Convención.

El 7 de julio de 1998, la Asamblea Legislativa de Panamá ratificó la Convención de Armas Químicas. Una vez que el Presidente Ernesto Pérez Balladares la firme y su ratificación llegue a las Naciones Unidas, tanto Panamá como Estados Unidos enfrentarán una serie de obligaciones. Estados Unidos estará obligado a "proveer todas las facilidades financieras, técnicas y de expertos necesarias" para la destrucción de las armas químicas que abandonó en Panamá y Panamá tendrá que cooperar para facilitar su destrucción. La cooperación panameña consiste en presentar toda la información de que disponga y hacer todos los esfuerzos para asegurar que las armas sean removidas de su territorio en no más de un año después de que la Convención entre en vigor. Panamá tiene derecho a pedir a Estados Unidos un plan para la destrucción de esas armas. El cumplimiento con la Convención será monitoreado y si Estados Unidos violara gravemente la Convención, el tema podría ser llevado a la Asamblea General o al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

El Tratado del Canal de Panamá de 1977 obliga a Estados Unidos a cumplir "de una manera consistente con la protección del medio ambiente de la República de Panamá." Esa obligación incluye específicamente el deber de "consultar y cooperar" con el gobierno de Panamá. Cualquier consulta y cooperación significativa debe empezar con una completa divulgación respecto a la localización y magnitud del armamento químico enterrado.

"No existe ningún riesgo"

Una versión de la declaración de Stauber salió en la primera plana de un diario panameño en abril de 1998. En una implícita aceptación de los datos, el Departamento de Defensa informó a los oficiales panameños de la Autoridad de la Región Interoceánica (ARI) que los gases tóxicos enterrados en el Campo France durante la Segunda Guerra Mundial ya "se habían disipado", y puntualizó que en 1979, cuando entraron en vigor los Tratados Torrijos-Carter sobre el Canal de Panamá, el Departamento de Defensa de Estados Unidos evaluó la necesidad de remover la pista de aterrizaje del aeropuerto de ese lugar para extraer ese material. Pero se concluyó "que no se justificaba el esfuerzo habida cuenta de que los gases en referencia no representaban, ni entonces ni ahora, ningún riesgo, considerando que su vida útil es menor de 10 años".

Aunque el Ejército de Estados Unidos ha reconocido que existen lugares de Panamá en donde fueron enterradas armas químicas, se ha negado a divulgar una lista de "probables lugares de entierro de químicos en el extranjero," elaborada por el Comando Químico y Biológico del Ejército de los Estados Unidos en 1993. Aun sin esa lista, la erosión, los proyectos de desarrollo y los buscadores de souvenirs podrían descubrir algún día estos sitios…

El Sendero Chivo Chivo fue también lugar elegido para la destrucción y entierro de armas tóxicas entre 1952 y 1956. Las pruebas de laboratorio realizadas en los años 50 y 60 -en las que se utilizaron químicos letales- plantean más preguntas inquietantes. Según el toxicólogo Theodore Henry, en Panamá "podrían estar presentes en el medio ambiente peligrosos desechos de laboratorio". Según Henry, los desechos de laboratorio "son más sensibles a liberarse en el ambiente y tienen el agravante de no poder ser detectados desde la superficie, como las armas".

 

Ralph Evans

Alberto Madariaga

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