Proyecto Deporte con mi gente: Una iniciativa comunitaria para la transformación de su realidad
Enviado por Nelson Lorenzo Rubí
Resumen
El Grupo Asesor de Trabajo Comunitario del municipio de Calimete realizó una investigación sobre el desarrollo del trabajo comunitario integrado en las comunidades del territorio, en particular del proyecto comunitario "Deporte con mi gente", de la circunscripción No.8, con el objetivo de analizar sus particularidades, aciertos y desaciertos, de modo que pueda ser considerado como referencia para futuras iniciativas, tanto dentro del municipio como en otros territorios del país.
Este proyecto surgió espontáneamente en la comunidad, dirigido por un líder informal como respuesta a demandas sus miembros y ha ido incorporando paulatinamente a diferentes instituciones para su perfeccionamiento y desarrollo. Las características de su origen y ejecución permiten reforzar la identificación y participación de la comunidad en la transformación de su propia realidad, sin embargo no todas las instituciones y profesionales del trabajo comunitario han sabido aprovechar de forma efectiva este espacio.
Palabras claves: Trabajo comunitario; Actores sociales; Participación; Comunidad; Desarrollo local.
Desarrollo
Una de las virtudes más significativas de la Revolución cubana ha sido otorgarles a los hombres y mujeres una dimensión social, que pudiera parecer que está implícita en el carácter social de la formación del ser humano, pero que el proceso de enajenación a que fue sometido el pueblo en los regímenes anteriores a 1959 negó de hecho.
Esa dimensión social hace que los individuos, sin perder su individualidad, trabajen en función de toda la colectividad lo que garantiza el fortalecimiento de su condición humana y la formación de valores compartidos que conducen al surgimiento del hombre nuevo del que habló el Che. Las gigantescas tareas de beneficio social que acometió el pueblo cubano desde el mismo triunfo de la Revolución sentaron las bases de la participación popular y los ideales de justicia social. La Campaña de Alfabetización o la zafra del "70, por citar solo dos ejemplos, son símbolos del esfuerzo en interés de la comunidad, que en este caso abarca la sociedad cubana, lo que refuerza la identidad nacional y el patriotismo.
La política social del Gobierno Revolucionario ha estado dirigida también al beneficio de todo el pueblo, la que ha sido puesta en práctica a través de las diferentes instituciones y organizaciones constituidas durante estos años y que en su afán por revertir la situación de desamparo estatal a que estaba sometido el pueblo antes del triunfo revolucionario, trataron de abarcar todas las necesidades de los individuos , lo que desvirtuó como regla, la esencia de la participación real y la iniciativa desde las comunidades. El trabajo comunitario ha adolecido en muchos casos de su carácter participativo en perjuicio de su verdadero significado, que va más allá del cumplimiento de los objetivos propuestos para repercutir en la conciencia ciudadana y el reflejo de "lo social".
La actualización del modelo socialista cubano y el cumplimiento de los Lineamientos de la política económica y social del Partido y la Revolución, donde el desarrollo local ocupa un lugar preponderante en la estrategia de desarrollo a escala nacional, la labor comunitaria resulta esencial, entendida como el trabajo desde, con y por las bases sociales, donde las instituciones estatales tienen funciones específicas que hay que fortalecer, pero no pueden sustituir o desplazar el accionar de los individuos que viven en los barrios, célula comunitaria por excelencia, sino impulsarlo, potenciarlo y articularlo con la labor institucional. No se debe perder de vista que el trabajo comunitario es por principio participativo, entendida la participación "como la implicación sentida de los actores comunitarios en la identificación de contradicciones" (Alonso et al., 2010), en la búsqueda de soluciones y en su ejecución y control, enmarcada en un proceso de autodesarrollo a través de la elección consciente de proyectos y de la participación y cooperación de la gente.
Visto así, se requiere de la iniciativa de los actores comunitarios, que no puede ser sustituida por la intervención profesional o institucional, pero que no niega a esta sino que demanda de ella estrategias de complementación acertadas para lograr la participación y cooperación que posibilite que se organice y estructure a los miembros de la comunidad en la realización de tareas en común, para el logro de fines resultantes de la preocupación y el conocimiento de la realidad en que están insertas e interactúan.
En este trabajo se expone la experiencia de un proyecto de trabajo comunitario realizado en el Consejo Popular Calimete, del municipio de igual nombre, en la provincia de Matanzas, con características que lo acercan, en opinión de los autores, a la idea analizada en el párrafo anterior, con el objetivo de analizar sus particularidades, aciertos y desaciertos, de modo que pueda ser considerado como referencia para futuras iniciativas, tanto dentro del municipio como en otros territorios del país.
La circunscripción 8, se encuentra situada en la periferia del Consejo Popular Calimete, construida fundamentalmente a partir de la inmigración rural y algo alejada del centro poblacional, donde se encuentran la mayoría de los servicios sociales.
Esta comunidad se caracteriza por un elevado número de niños y jóvenes, algunos de estos últimos sin vínculo estudiantil o laboral. Su situación geográfica la ubica a la entrada del poblado, junto a una de las vías de acceso al mismo, a la autopista nacional y a una empresa azucarera. Posee un delegado del Poder Popular con experiencia y autoridad real y algunos líderes informales que sus habitantes reconocen por su participación en diversas tareas.
Desde hace varios años las autoridades de gobierno y policiales se quejaban del peligro que encerraba la práctica de deportes de estos niños y jóvenes en la carretera antes mencionada, que en muchas ocasiones obligaba a los vehículos automotores a detenerse; así mismo los directivos de la empresa azucarera advertían de los destrozos provocados en los campos de caña colindantes, lo que afectaba la producción y el ornato público. En no pocas ocasiones esta situación fue debatida por los CDR y en reuniones del delegado con sus electores sin resultados positivos aparentes.
Sin embargo uno de esos líderes informales, Idel Lima Gil, trabajador de la empresa de Comercio y Gastronomía y miembro de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, tuvo la iniciativa de organizar y desarrollar actividades con los niños y la conformación de un equipo de pelota para jugar en los ratos libres y fines de semana, utilizando como área una guardarraya rodeada por campos de caña, con el objetivo de encausar las necesidades de estos de recreación y evitar en lo posible las infracciones que se venían produciendo.
La incorporación de gran cantidad de niños y jóvenes a estas prácticas comenzó a demandar mayor espacio, siendo ocupada espontáneamente un área preparada por la empresa azucarera para llenar los camiones de tiro de la gramínea hacia el central, mas debían interrumpir los juegos cuando se encontraba en operaciones dicha área. Ante esta situación y conociendo el uso social que estaba teniendo y los problemas que se evitaban con ello, la empresa azucarera decidió entregarles el área y acondicionar otra más alejada para sus vehículos de transporte de caña.
Fue acondicionada entonces el área por los propios practicantes y su organizador y creado un terreno de béisbol con las exigencias de este deporte, para lo que pidieron asesoramiento al INDER municipal. Los recursos materiales necesarios fueron obtenidos y transportados por ellos mismos de fuentes cercanas y pronto diversos organismos, instituciones y personas individualmente aportaron materiales, como reconocimiento al esfuerzo de los jóvenes y el beneficio social conseguido. La instalación ha ido creciendo y actualmente cuenta con espacios para la práctica de voleibol, básquet, fútbol y un gimnasio biosaludable, además del béisbol, en cuya construcción han participado los jóvenes, aportando ideas, trabajo e ingeniosidad.
Muchos de los participantes poseen antecedentes de indisciplina social y otros problemas sociales, algunos de los cuales se incorporaron espontáneamente al grupo y otros fueron atraídos de forma intencional por Idel, el organizador y líder, quien realiza simultáneamente un trabajo político ideológico relacionado con los símbolos de la Patria, el papel de la Revolución y sus combatientes internacionalistas, la historia local y la formación de valores que modifiquen las conductas negativas presentes.
Actualmente el área de deporte comunitario cuenta con el reconocimiento de las autoridades de gobierno local, provincial y nacional, destacándose la visita de Alberto Juantorena, interesado en conocer la experiencia. Varios equipos deportivos de otras áreas han solicitado incorporarse a esta y se organizan torneos inter barriales, inter poblados y con otros municipios y lo más importante cuenta con el reconocimiento de los miembros de la comunidad, en especial las familias de los niños y jóvenes implicados y con el reconocimiento de los propios protagonistas, necesario para la sostenibilidad del proyecto.
Se trata de una iniciativa espontánea, surgida de la necesidad de la comunidad de encontrar solución a problemas que la afectan y que fue canalizada por uno de sus líderes informales; no hubo intervención profesional o institucional en su surgimiento, lo que la hace más sentida y valorada por sus habitantes y contribuye a darle el real significado a la comunidad, como espacio de construcción y reconstrucción social, como sujeto de las soluciones a sus problemas. Los profesionales e instituciones se incorporan como contribuyentes al proyecto de diversas formas, pero sin afectar en ningún sentido el protagonismo de la comunidad.
En este proceso han surgido contradicciones, unas de carácter interno, tanto objetivas como subjetivas, que son las que han llevado a superarse a los participantes y otras externas que si bien han frenado o entorpecido en alguna medida el proyecto, también tienen un saldo positivo cuando se evalúan adecuadamente, pues conducen a quienes las provocan a superarse a sí mismos también. Tradicionalmente han sido las instituciones las que han llevado la iniciativa en la acción comunitaria, ellas han sido los sujetos y protagonistas, los decisores y evaluadores y algunas sienten que se les está robando espacio con proyectos comunitarios como este; otros profesionales del trabajo comunitario no han advertido a tiempo la oportunidad de potenciar esta labor y aportar "las herramientas de su saber para que los otros construyan su destino" (Alonso et al., 2010) y ven en ello un espacio fuera de su objeto por no haberse gestado en los órganos creados institucionalmente para esa labor.
La novedad de este proyecto radica principalmente, al menos en este territorio, en que surgió espontáneamente, desde las bases comunitarias, encabezado por líderes informales, como respuesta a demandas que la afectaban y ha ido incorporando instituciones y profesionales en la medida en que ha sido necesario, pero sus gestores, la comunidad, no ha perdido el protagonismo, un protagonismo que no es formal, sino real, a partir de que son ellos quienes deciden y están conscientes de su responsabilidad y posibilidades. Por supuesto que no necesariamente un proyecto tiene que surgir espontáneamente para que tenga éxito; la acción profesional es importante para identificar necesidades latentes y potencialidades, para dinamizar o movilizar los actores sociales, para ayudar a tejer redes, para asesorar técnica y metodológicamente.
En el contexto cubano actual, donde se asume el desarrollo local como vía necesaria para elevar la calidad de vida de la población de forma sostenible, a partir de la utilización de los recursos endógenos, tanto materiales como humanos, el proyecto " Deporte con mi gente", de la circunscripción 8 del Consejo Popular Calimete es una experiencia positiva para todos los actores comunitarios: las instituciones y profesionales y los individuos que integran las bases sociales, siempre que sea analizada dialécticamente y sistematizada.
La iniciativa comunitaria no puede ser sustituida ni fabricada artificialmente por agentes extracomunitarios, pues es ella el origen de la identificación y compromiso de sus integrantes con el proyecto y garantía de su sostenibilidad y el papel de los profesionales del trabajo comunitario es potenciar, asesorar y ayudar a construir redes, sin pretender ser los protagonistas del cambio, su verdadero protagonismo y valor profesional está en manejar con sabiduría estas iniciativas. En el trabajo comunitario las redes sociales son importantes y ningún actor roba espacio a otro, sino que lo complementa; es esta la visión necesaria para su articulación y el éxito del proyecto. Tampoco se puede pretender sustituir el saber popular, más apegado que ninguno otro a la realidad donde se manifiesta, sino enriquecerlo creadoramente con el conocimiento científico acumulado.
Es hora de que las organizaciones, instituciones y profesionales del trabajo social comunitario dejen de ser protagonistas para ceder ese espacio a los sujetos de la comunidad; es un principio inviolable de los actuales aires del trabajo social pero que la realidad se resiste a aceptar.
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Autor:
Lic. Maydoli Alonso Castillo 1,
Lic. Nelson Lorenzo Rubí 2,
Lic. Rolando Pérez Vera3,
Lic. Tania.M. Llanes Rosa4,
Lic. Delma Fernández García5,
Lic. Raiza García Gómez6,
Lic. Víctor Montalvo Quian7
1. Filial Universitaria Municipal "César M. Rodríguez", Calimete, Matanzas, Cuba.
2. Filial Universitaria Municipal "César M. Rodríguez", Calimete, Matanzas, Cuba.
3. Filial Universitaria Municipal "César M. Rodríguez", Calimete, Matanzas, Cuba.
4. Filial Universitaria Municipal "César M. Rodríguez", Calimete, Matanzas, Cuba.
5. Filial Universitaria Municipal "César M. Rodríguez", Calimete, Matanzas, Cuba.
6. Filial Universitaria Municipal "César M. Rodríguez", Calimete, Matanzas, Cuba.
7. Filial Universitaria Municipal "César M. Rodríguez", Calimete, Matanzas, Cuba.