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Motivación en el docente rural (página 2)

Enviado por tamesaig valladres


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Analizando lo antes expuesto, se infiere que la motivación se presenta como una fuerza especial del principio de la razón suficiente en el obrar. Visto así, la motivación hacia la docencia tendría un origen o causalidad en la fuerza interior, que predispone al individuo para darse de manera consciente y racional en el acto de enseñar, estimulado también por las fuerzas externas que se manifiestan en la necesidad que tienen los hombres de aprender, y la sociedad de tener hombres aptos para vivir en ella, así como la capacidad de resolver la problemática común de subsistencia.

Asimismo, el aprendizaje de estas motivaciones puede ser sistemática o no sistemática, es decir, pueden ser aprendidas en la escuela, el trabajo y en otros lugares, ya que la cultura y la sociedad orientan al individuo para que este internalice experiencias como el amor, la autoestima, la convivencia, la ética, la comprensión y otras conductas sociales, aprendiendo mediante estos comportamientos a preocuparse por obtener el triunfo y evitar el fracaso.

En otro orden de ideas y con el objeto de conocer la motivación del docente Venezolano, Mc Clelland (1970), realizó un estudio, invitado por la Fundación Venezolana para el Desarrollo de Actividades Socioeconómicas (FUNDASE), donde se concluyó que el venezolano está más orientado hacia la motivación al poder y a la motivación afiliativa y no hacia la motivación al logro, que es el comportamiento en las sociedades desarrolladas. El Laboratorio de Psicología de la Universidad de Los Andes (ULA), realizó un estudio similar en el año 1983 y se evidenciaron las mismas observaciones.

En el año 1988, se realizó el II Encuentro Venezolano sobre Motivación. Entre los trabajos más destacados se tienen los de Salom de Bustamante (1992), el cual ha desarrollado una línea de investigación sobre la variable motivación al logro y la define como "una motivación intrínseca dirigida al establecimiento de metas controlables, alcanzadas con excelencia y mediante una instrucción adecuada".

Posteriormente, Romero García (1994), define la motivación al logro como "una red de conexiones cognitivo – afectivas relacionadas con el desarrollo personal, implicando el uso exigente de capacidades y destrezas para beneficio personal y colectivo". Este autor va más allá de las definiciones de otros autores e incluye tres nuevos componentes en su dimensión interior, como son: la experticia, que es el conocimiento profundo de un saber o hacer. La persona se fija metas y busca las posibilidades de alcanzarlas diseñando planes, actividades y se autoevalúa constantemente; la eficiencia, que es realizar la tarea con un mínimo de economía, recursos y tiempo. Exige para eso concentración; y la excelencia, definida como la obtención de resultados óptimos en términos de habilidades, recursos y tiempo realmente disponibles.

De la misma forma, incluye en cuanto a su dimensión exterior tres elementos positivos, al demostrar interés por el crecimiento psicológico de otros, el mejoramiento de la calidad de vida de sus semejantes y el desarrollo económico nacional (de la sociedad en general).

En síntesis puede decirse que la motivación al logro se caracteriza por la necesidad de plantearse metas que sean alcanzables y que tengan tanto valor como significado personal, que es justamente lo que permite al individuo comprometerse emocional y afectivamente con el cumplimiento derivado de su esfuerzo y persistencia.

De todas estas aseveraciones se objetiva que en la motivación hacia la docencia se requiere entonces de un sujeto que, no solo tenga disposición y ánimo interior para el acto docente, sino que además, tenga de la sociedad y del estado los mayores estímulos y reconocimientos, así como el apoyo al desempeño de tan digna misión.

Logro, Poder y Afiliación: Aspectos Positivos Cada motivo presenta aspectos positivos y aspectos negativos para el crecimiento psicológico, tanto en la dimensión interior como en la exterior. La valencia de los aspectos está determinada por la presencia exagerada o disminuida de uno o varios componentes operacionales. En este capítulo abordamos los aspectos positivos de cada uno de los tres motivos incluidos en el modelo.

En este contexto, la motivación al logro es una red de conexiones cognitivo – afectivas relacionadas con el desarrollo personal, implicando un uso exigente de capacidades y destrezas para el beneficio personal y colectivo.

Los orígenes de la motivación de logro pueden ubicarse en la necesidad del ser humano de usar su dotación intelectual superior.

Hablamos entonces de pensamiento abstracto, inteligencia, creatividad, capacidad de anticipación de los eventos, habilidad para planificar sus acciones a corto, mediano y largo plazo. En este sentido, el logro es la motivación humana por excelencia. La afiliación y el poder son compartidos con otras especies animales, pero la capacidad de crear mundos en la imaginación y convertirlos luego en objetos concretos no la compartimos con ninguna otra especie.

El área natural para la expresión de la motivación al logro es el desarrollo personal, la concreción en hechos de aquellas demandas de haceres con significado personal. Las metas de la persona son importantes para ella y poco importa que para otros resulten nimias o despreciables. Y la importancia es sólo entendible dentro de la construcción global que la persona hace de su vida y de su mundo.

Para algunos, desarrollo personal puede significar estudios, título universitario o conocimiento profundo en un área específica del saber humano. Para otros, desarrollo personal puede significar ponerse a prueba buscando el éxito en una empresa económica relativamente arriesgada. Para un tercer grupo de individuos, desarrollo personal puede significar la perfección relativa lograda en un trabajo plástico, un poema, una novela, o una cirugía cardiovascular.

Hay un elemento estético común en toda obra humana que se aproxima a l perfección, o al menos hace pensar en ella. Todo verdadero artista percibe en la perfección la oportunidad de expresar su máximo nivel de sensibilidad y de dominio de su arte. En esto los cirujanos están a la par con los artistas. Un cirujano auténtico experiencia sentimientos de maestría estética cuando realiza su obra de una manera que siente perfecta. La embriaguez afectiva y cognitiva que sigue a este tipo de triunfo es equivalente para todos aquellos que se demuestren a sí mismos habilidad de demiurgos.

Dimensión Interior del Logro: En su dimensión interior, la motivación al logro se expresa en la imaginería de ejecuciones en las cuales la persona expresa maestría sobre la tarea (Experticia), o rendimientos rápidos y económicos (Eficiencia), o resultados de calidad superior (Excelencia). En términos de comportamientos, cualquiera de estos desempeños, o cualquiera de estos desempeños, o cualquier combinación de ellos, confieren al individuo cogniciones y afectos de un valor personal muy especial.

Conviene, no obstante, hacer consciente que desde nuestro enfoque motivacional estamos hablando de la demanda interna de Experticia, Eficiencia y Excelencia. Operacionalmente medimos muestras de comportamiento que son considerados indicadores del motivo de logro.

Experticia: Experticia es el conocimiento profundo de un saber o hacer y el uso productivo de ese conocimiento. La persona experta es aquella que no está satisfecha con la comprensión limitada de los hechos y relaciones del hacer o saber que maneja. Necesita profundidad. Se exige percibir definidamente el origen de los conceptos, sus alcances, sus relaciones con elementos afines y opuestos. Desea saber la cobertura total de sus herramientas cognoscitivas: hasta dónde puede llegar y qué elementos permanecerán fuera de su área de cobertura.

Inevitablemente, esa búsqueda de profundidad se traduce en dos resultados: un dominio magistral del ámbito de especialización y una necesidad cada vez mayor de extender el conocimiento hacia las áreas inmediatas. En las modernas organizaciones la exigencia de alcanzar maestría en campos diferentes es una necesidad creada por la complejidad de los procesos y por las mismas tecnologías del trabajo, por ejemplo, los Equipos Autodirigidos.

Algo interesante a ser destacado es que en el proceso de alcanzar altos niveles de experticia (pericia), la persona suele estar más preocupada por su ejecución que por sus relaciones con los compañeros. Se sumerge en un mundo de autorrealización y el entorno cuenta relativamente poco. Lo que realmente cuenta es el dominio, la maestría alcanzada en el conocimiento o la ejecución de la tarea.

Esto es así porque el deseo de alcanzar el dominio total sobre la tarea u obra es extraordinariamente absorbente, porque la "inspiración" no es otra cosa que la concentración en la tarea y la persistencia en ella hasta que los recursos cognitivos se agotan de manera momentánea. Generalmente, la inspiración llega después que se han realizado múltiples construcciones de la realidad estudiada o trabajada. Detrás de treinta minutos de "inspiración" subyacen decenas o cientos de horas de trabajo cognitivo disciplinado y persistente.

Destaquemos, sin embargo, que la Experticia no es sólo saber profundo. Es también el uso instrumental del conocimiento (working knowledge). La persona con alta motivación al logro es, por definición, un hacedor. No es ser contemplativo que puede satisfacer sólo con la construcción de mundos posibles. Necesita actuar sobre la realidad. En sus manos, el conocimiento es una herramienta para transformar la realidad.

En definitiva, el experto es el individuo que posee un conocimiento profundo de una o varias áreas específicas y que, además, sabe hacer un uso productivo de ese conocimiento, resolviendo problemas y anticipando nuevas oportunidades para su aplicación (innovación). Esta última faceta de la persona experta es de la mayor trascendencia social. No basta con ser creativo (ingenioso). Es menester crear aquello que soluciona problemas de una manera que satisface necesidades reales o anticipadas por las sociedades. La posesión pasiva (repetitiva) del conocimiento no es necesariamente experticia.

Eficiencia. Eficiencia es hacer la tarea con un máximo de economía en recursos y tiempo. La persona eficiente se establece metas y cuestiona su accesibilidad. Diseña estrategias para alcanzar las metas y se autoevalua. Obtiene resultados, determina su calidad y se responsabiliza por ellos. A su vez, la evaluación de los resultados en relación a las metas inicialmente trazadas, y la correlativa asunción de responsabilidades, determinan las modificaciones estratégicas que permiten mejorar el desempeño.

La eficiencia también exige concentración, también nos aísla de distracciones que percibimos como amenazantes. Cuando estamos haciendo algo con un alto grado de concentración, percibimos como inoportuna cualquier distracción. Tenemos que más tarde no tendremos las mismas ideas, no visualizaremos los resultados de la misma forma, no contaremos con la energía suficiente para permanecer trabajando hasta lograr el producto apetecido. Esto vale por igual para el artesano, el artista, el científico o el empresario.

Pensar en términos de eficiencia es pensar en el uso de los recursos y valorar esos recursos. Y es también permanecer conscientes del transcurrir del tiempo, con el tiempo siempre presente como referencia para evaluar los resultados. Es más eficiente quien logra el mismo resultado en el menor tiempo. Realmente el tiempo se convierte en un insumo muy apreciado, tan valioso como el que más.

Excelencia. Excelencia es la obtención de resultados cada vez mejores. Cuando experimentamos esa demanda interior de excelencia buscamos incesantemente rendimientos superiores a los ya alcanzados. Son esos rendimientos extraordinarios los que nos muestran hasta dónde pueden llevarnos los esfuerzos por crecer. Cuando alcanzamos desempeños sobresalientes tenemos, además, una ventaja adicional: Nos energizamos para lanzarnos a la conquista de metas de mayor dificultad. Ante el reto, acumularnos energía suficiente para alimentar esfuerzos extraordinarios. Suele ocurrir que una vez alcanzada la meta, experimentamos la sensación de disponer de energía extra, la cual nos estimula a seguir creciendo.

Las personas que detienen su crecimiento se niegan al mismo tiempo la posibilidad de estimularse para emprender retos mayores. Quienes, en cambio, conquistan metas inicialmente percibidas como casi inalcanzables, elevan su motivación de logro a niveles que los capacitan para triunfos excepcionales.

En búsqueda de la excelencia, la concentración suele dar paso a las horas de cuidadosa evaluación de los resultados, de búsqueda de la perfección. Aquí, el trabajo del crecimiento psicológico se aproxima más al hacer del artesano, el artista y el científico que a los modernos procesos de producción industrial.

Así como en la industria moderna se trata de asegurar la calidad total, en el crecimiento personal la excelencia debe ser una exigencia debe ser una exigencia en todas las fases del proceso, de manera tal que el control de calidad se torne innecesario. Pero los seres humanos no somos un proceso cerrado, como el industrial, sino abierto. La apertura ocurre a través de las construcciones integradoras que constituyen nuestros canales de crecimiento.

En cierto modo, nunca debemos estar totalmente satisfechos con nuestros resultados. Nuestros estándares no deben ser definidos, sino que su nivel de exigencia debe ser función de nuestros logros más recientes. No nos sorprenderá, así, calificar hoy como deficiente lo que ayer nos pareció excelente. Si no nos establecemos niveles de excelencia personal más exigentes, es decir, si no nos retamos, detenemos inevitablemente nuestro proceso de crecimiento. En definitiva, Experticia, Eficiencia y Excelencia son las tres E de la motivación de logro interior.

Dimensión Exterior del Logro. En su dimensión exterior la motivación al logro puede medirse como el impacto que tenemos sobre el crecimiento de otras personas y sobre la calidad de vida social.

Crecimiento de otras personas. El interés por el crecimiento de otras personas hace que observemos con atención los objetivos, la persistencia y los resultados de familiares, amigos y compañeros de trabajo. Conviene aclarar que cuando el crecimiento psicológico es la meta, lo que permite identificar el motivo responsable de las acciones del oferente de la ayuda es la instrumentación y las recompensas que le satisfacen.

En el caso de la afiliación interesada, importan más los beneficios personales anticipados por el oferente (amor, agradecimiento) que el desempeño de quien recibe la ayuda. Algo similar ocurre cuando el oferente de la ayuda está dominado por el poder explotador, esperando como recompensa el reconocimiento, la dependencia y la colaboración irrestricta del receptor de la ayuda. En ambas situaciones, cuanta muy poco el crecimiento psicológico del beneficiario de la ayuda. En realidad, en tales casos no crecen ni quienes ayudan ni quienes son ayudados. En términos de crecimiento psicológico, nadie gana y, en cierto modo, todos pierden.

En cambio, cuando el oferente está genuinamente impulsado por el motivo de logro lo que realmente cuenta es el crecimiento del otro. Dicho de otra forma, el éxito del receptor de la ayuda es la recompensa del oferente.

Los riesgos de crecer. Crecer puede significar dejar atrás a algunos seres queridos. La persona – en – crecimiento no puede esperar a que los otros tomen la decisión de crecer. A veces es una necesidad intrínseca poderosa la que impulsa a crecer. Otras veces es cuestión de oportunidades. La oportunidad está allí, aquí y ahora, y usted la toma o la deja, pero tal vez nunca más vuelva a presentársele. Los indecisos vacilan y la oportunidad los abandona sin clemencia.

Inevitablemente, al individuo desarrollar su motivación al logro necesita reconstruir su relación con la familia, los amigos, la sociedad toda. Lamentablemente, en algunas ocasiones el proceso puede resultar doloroso. Las personas en – crecimiento construyen la oportunidad como reto, se comprometen profundamente, y se lanzan hacia lo desconocido.

¿Qué les espera? Nuevos aprendizajes. Con total independencia del resultado, siempre habrá crecimiento, porque la persona habrá ganado en Fortaleza Interior, porque en alguna medida habrá vencido el reto y conocerá mejor el límite de sus potencialidades.

Para mantener los afectos hacia los seres queridos, la persona en crecimiento necesita hacer reconstrucciones profundas de sus maneras de pensar, sentir y actuar hacia ellos. Y también necesita hacer reconstrucciones igualmente profundas sobre las maneras de pensar, sentir y actuar de esos seres queridos hacia ella.

Las reconstrucciones más complejas y generosas son aquellas que permiten al otro salvar su autoestima, sentirse amado y, en el mejor de los casos, sentir admiración y respeto por quien ha tenido el coraje de crecer. No debe, sin embargo, esperarse conductas muy altruistas del común de los mortales. Reacciones de envidia, incomprensión y rechazo hacia los triunfadores pueden ser frecuentes, sobre todo en sociedades como la muestra en la cual el Conocimiento Cultural Compartido (conjunto de creencias que la sociedad enseña a todos sus) desvaloriza el triunfo y consiente el fracaso (Romero – García, 1990a).

Como ganancia medular para aquellos que emprenden el camino del crecimiento cabe apuntar el fortalecimiento de ciertas competencias: la capacidad de exponerse a situaciones nuevas (apertura al cambio), la habilidad para construir y reconstruir las situaciones de maneras distintas (flexibilidad), el control conductual en situaciones turbulentas (manejo de la incertidumbre) y la superación de situaciones en las cuales no se han logrado las metas (manejo del fracaso).

Otra ganancia nada despreciable ocurre en las relaciones interpersonales. Así como algunas relaciones de amistad se debilitan o desaparecen, también surgen nuevas relaciones afectivas correspondientes a los niveles recién alcanzados. Otras personas capaces de comprender las demandas de las metas exigentes, del riesgo y del esfuerzo prolongado, comparten con la persona en crecimiento las angustias de la incertidumbre, de las dudas y de las incomprensiones de los seres queridos más cercanos.

Es probable que todas estas experiencias, aparentemente desagradables para el observador, sean necesarias para el crecimiento del actor. Ganancias motivacionales extras ocurren, por ejemplo, en el ámbito del poder positivo. La fortaleza interior y la asertividad se hacen más robustas, equipando mejor a la persona para emprender tareas aun más retadoras. Nuevas construcciones integradoras surgen para explicar la conducta propia y la de aquellos que han decidido paralizar su desarrollo.

Calidad de vida social. La motivación de logro también se expresa hacia el exterior cuando la persona crea o hace algo que realmente contribuye al desarrollo económico de la organización, la comunidad o la sociedad toda (McClelland y Winter, 1971). Pudiera pensarse que la motivación al logro está siempre totalmente volcada hacia el interior, que las personas con alta necesidad de logro sólo les importa su propio desarrollo o éxito. No es cierto. Los grandes constructores de empresas no lo han hecho sólo para satisfacer una necesidad personal. Se han esmerado en dejar un producto o un tipo de organización que se convierta en estándar. Se han esforzado por crear empleos y han deseado y logrado mejorar los niveles de vida de personas, grupos y hasta sociedades enteras. Más allá de la entrega al trabajo y del placer generado por la propia ejecución, sienten la necesidad de saber el impacto que los resultados tendrán sobre familiares, compañeros de trabajo, comunidad y nación.

Esta necesidad tan personal de impactar la sociedad exige la expresión exterior de la motivación al logro, aquí entendida como los beneficios que el desarrollo de los individuos ocasiona a otras personas y a la sociedad como un todo. Ella se convierte en la concustanciación de lo individual y lo colectivo en la obra de los grandes hacedores de ciencia, arte, tecnología, o productos industriales.

En las sociedades industriales o informatizadas, el logro de los creadores o innovadores es llevar felicidad a las masas eliminando tareas ingratas (electrodomésticos), simplificando tareas complejas (alimentos precocidos o instantáneos), o enriqueciendo la calidad de la Vida en el aspecto tecnológico (radio, televisor, teléfono celular, video, computador, correo electrónico) y estético (literatura, pintura, escultura, arquitectura).

En una sociedad subdesarrollada la expresión exterior de la motivación al logro puede no ser reforzada, estimulándose más bien creencias igualitarias y concediéndose la misma recompensa a desempeños de diferente calidad. En este tipo de sociedad se castiga parcial o totalmente a quienes muestran ejecuciones sobresalientes. La cultura del subdesarrollo, como toda cultura, contiene en su interior los mecanismos que le permiten su sobrevivencia y perpetuación. Uno de esos mecanismos es inhibir la expresión al logro que espontáneamente muestran los niños (Salom de Bustamante y D"Anello Koch, 1990), y otro consiste en fortalecer las motivaciones alternativas de poder y la afiliación en los adultos. Esto último se logra muy efectivamente a través de las escuelas de todos los niveles y de los medios de comunicación de masas.

Motivación de poder. La motivación de poder es una red de conexiones cognitivo – afectivas relacionadas con el control de nuestra conducta y la conducta de los demás.

El poder aparece como una necesidad experimentada por los seres humanos de regular el comportamiento propio y ajeno para facilitar la convivencia de personas diferentes y únicas. El poder tiene que ver con el establecimiento de reglas de cumplimiento universal, o reglas de obligatoria obediencia para grupos particulares. Lograr la práctica de las conductas reglamentadas implica entrenar a las personas en su cumplimiento (educación) y corregir (regaños, castigos) las conductas defectuosas. Cuando la violación de las reglas amenaza la coexistencia pacífica de los miembros del grupo, el castigo se extrema (privación temporal de la libertad, Privación total de la libertad, eliminación física).

Esa necesidad de regulaciones que faciliten la vida en sociedad está presente en otras especies animales, desde algunas relativamente poco evolucionadas como las abejas hasta los Simios Superiores. Buena parte de las regulaciones del comportamiento social humano refleja más un ideal por alcanzar que el Comportamiento natural de la especie homo Sapiens.

La monogamia es un ideal de la mayor parte de la humanidad, pero la Poligamia moderada representa el comportamiento real de los seres humanos Goldsmith, 1991). £1 divorcio, esto es, la Posibilidad de obtener más de una compañera o compañero a lo largo de fa vida, es la versión de la Poligamia legitimada socialmente. Concubinas y similares son la versión no legitimada socialmente en algunas culturas, aunque en otras silo están. Cualquiera sea la forma final, en toda Sociedad el acceso a las hembras es un indicador del poder del macho, bien sea en términos de fortaleza física, habilidades individuales (conejo), competencias de alto valor social (canto), ejercicio de profesiones que implican poder experto (medicina, derecho), autoridad pública gobernador, alcalde), o riqueza material.

En nuestra concepción la Persona motivada por el poder positivo se exige un fuerte control sobre sus emociones y dispone de mucha fortaleza interior (coraje). Este es el lado interior prosocial que todos necesitamos cultivar. Al mismo tiempo, la persona con alta motivación de poder experimenta una fuerte necesidad de mandar, de hacerse obedecer, de dar órdenes y vigilar que se cumplan, en definitiva de controlar el comportamiento de quienes le rodean. Este es el aspecto exterior que puede ser beneficioso o perjudicial para quienes lo sufren.

Este poder exterior suele ser perjudicial porque el exagerado control siempre resulta castrador de la libertad Individual, de la posibilidad que debe tener cada ser humano para diseñar y realizar a plenitud su propio proyecto de vida. La historia de la humanidad ha sido en gran medida la historia de grandes dictadores que sojuzgaron a millones de seres humanos fundamentados en la creencia sobre su propia superioridad.

Sólo desde que la humanidad ha facilitado el aporte de las masas a través de la educación básica universal, la velocidad del desarrollo social ha experimentado incrementos notables. Vivimos hoy día esa explosión crecimiento, con la población de algunos países disfrutando niveles de calidad de vida jamás vistos, y con otros países tratando de alcanzar esos niveles.

Dimensión Interior del Poder. Los indicadores más potentes del poder positivamente son el Autocontrol y la Fortaleza Interior. Recuérdese siempre que estamos hablando de la demanda interna de cada uno de esos indicadores.

Autocontrol. Es la capacidad para dominar o regular emociones, pensamientos y conductas en cualquier tipo de situaciones. En cierto modo, la sensación interior de poder se origina en el éxito alcanzado en la regulación de nuestras emociones. Esta regulación va desde la Inhibición total hasta la expresión más intensa que podamos imaginar. pasando por esas graduaciones de intensidad que nos permiten adecuarnos a las expectativas o demandas de quienes nos rodean. El control efectivo de nuestras respuestas en situaciones particularmente en aquellas de apremio, nos permite experimentar interiormente esa sensación de fuerza que nos hace sentir poderosos.

Fortaleza Interior. Es la capacidad para superar positivamente las adversidades y vivir los triunfos con la conciencia de la transcendencia y futilidad de la experiencia humana.

Se necesita Fortaleza Interior para soportar y superar la muerte de un ser querido, o de un Fracaso en un área conductual central para nuestro autoconcepto. Y también se necesita Fortaleza Interior para no envanecerse con los éxitos y para no dejarse seducir por las tentaciones de aduladores y corruptos. La denominación común para la Fortaleza Interior es Coraje. Este poder interior definido como Autocontrol y Fortaleza Interior corresponde probablemente a la Fase 2 de la evolución del motivo te Poder según McClelland (1975).

El dominio de cogniciones, afectos y conductas es, sin duda, instrumental para el crecimiento psicológico, la persona necesita sentirse y actuar con Fortaleza Interior para enfrentar con éxito los retos del crecimiento. La cultura mayor venezolana no nos equipa apropiadamente para encarar esos retos. Mientras que para crecer hay que acopiar energías, estrategias y conductas definitorias del yo, de la propia identidad, nuestra cultura mayor está más interesada en la expresión exterior del poder, particularmente en la Forma de poder explotador expresado en irresponsabilidad, viveza y ostentación de riquezas Ficticias o reales.

La cultura mayor no fomenta el Autocontrol, sino la impulsividad; no la serenidad y el razonamiento frío que anticipa las adversidades y sus consecuencias, sino el golpe de azar y las ilusiones de control sobre los hechos futuros. Pero el verdadero crecimiento psicológico requiere de reflexión, serenidad y diferimiento de las recompensas.

De una parte, la Persona – En – Crecimiento requiere la vivencia de situaciones complejas y a veces dolorosas que la obliguen a refinar su sensibilidad y entendimiento. De la otra, las recompensas más placenteras también suelen requerir de maduración o añejamiento. Los triunfos más significativos sólo llegan después de prolongados esfuerzos. Las amistades se prueban en el devenir del tiempo a través del compartir adversidades y éxitos.

Asertividad. Es una demanda exitosa de respeto para nuestra construcción particular de la situación y para nuestra persona.

Podría decirse que la Asertividad es el lado exterior de la Fortaleza Interior. Ella exige del actor el coraje necesario para inspirar respeto y suficiente Autocontrol para no tornarse agresivo o autoritario. La Asertividad es la forma interpersonal productiva de expresar el poder interior.

En la Fortaleza Interior y el Autocontrol la persona es a la vez sujeto y objeto de su propio trabajo cognitivo. En la Asertividad, el objeto es otra u otras personas. Cuando me exijo Fortaleza Interior quien está flaqueando soy yo y es a mi mismo a quien debo demostrarme que soy fuerte. Cuando me exijo Autocontrol soy yo quien está a punto de desbocarse, o ya lo he hecho, y es a mí mismo a quién debo demostrar que soy capaz de dominarme.

Cuando soy asertivo lo soy ante alguien generalmente alguien que desea influirme de alguna manera. Cuando se trata de Fortaleza Interior y Autocontrol. triunfo o me derrumbo ante mí mismo. Cuando mí Asertividad no es suficiente, fracaso ante los otros. No quiere decir esto que no haya testigos de nuestros momentos de debilidad o descontrol. Puede haberlos. Pero para efectos de nuestro trabajo de transformación interior la presencia de testigos no es lo más relevante.

Es relativamente corriente que las confesiones de debilidad y descontrol ocurran en la soledad que sigue al fracaso, en esos momentos de comunicación íntima con nosotros mismos. En la relación interpersonal nuestro descontrol pudiera incluso "triunfar" a través de un convincente despliegue de poder autoritario, para luego en nuestra soledad intrapersonal sentir náuseas o asco por lo innoble de nuestras acciones.

La Asertividad, por otra parte, no garantiza triunfar en el sentido de convencer o controlar a otras personas. El éxito consiste en el bienestar psicológico que experimentamos por tú haber hecho aquello que nuestra construcción de la situación nos inducía a hacer. En cierto modo, la Asertividad simplemente defiende la validez de nuestras construcciones ante otras personas. Y generalmente no solamente defiende nuestras construcciones sino también nuestra persona como tal.

Esta concepción particular de la Asertividad como expresión exterior del poder interior (Fortaleza Interior y Autocontrol), está fundamentada parcialmente en que las personas son asertivas ante las personas y que generalmente afirmamos ante ellas no sólo nuestras construcciones sino nuestra misma personalidad.

Otro tipo de poder que hemos abordado es el Poder socializado, con una concepción distinta, pero al mismo tiempo cercana a la planteada por McClelland (1970). Para este autor el Poder socializado es el propio de las personas cuyos pensamientos de poder se centran en tener impacto en beneficio de otros. Ese poder está en contraposición al Poder personalizado, que es el expresado por quienes buscan siempre derrotar a los otros, los practicantes del juego suma cero: si yo gano tu pierdes: si yo pierdo tu ganas.

Desde nuestra perspectiva, el Poder socializado de McClelland es una especie de poder exterior positivo, de tipo general, como el que pueden albergar los políticos honestos. Y el Poder personalizado de McClelland es el poder exterior negativo, explorador y depredador, como el de los políticos que operan sólo para su propio beneficio.

Poder socializado. Es el conjunto de estrategias de influencia, indirectas o directas que las personas utilizan para producir resultados individuales o de equipo que afectan a la organización.

El poder socializado puede ser expresado legítimamente en todo tipo de organizaciones. Puede estar ligado al uso de estrategias indirectas (diseminación de información), o directas (monitoreo, feedback, conductas de respaldo. coordinación del equipo). Considerarnos a este Tipo de influencia como poder socializado porque su finalidad es beneficiar al colectivo, trátese de un grupo o un verdadero equipo. Además, las acciones de influencia ejercidas por sus miembros están legitimadas por el colectivo: Todos los miembros han aceptado ejercer y recibir tales influencias.

También podemos denominarlo poder socializado porque el líder representa las aspiraciones de los individuos como miembros de la organización. Dicho de otra manera, si el líder representa las expectativas, metas y esperanzas del grupo, su poder está socialmente legitimado, ni puede usar todos los recursos para crear las condiciones que impulsen a individuos y grupos a alcanzar sus metas organizacionales. Sus acciones están al servicio de todos, están socializadas. No son personalizadas. Este poder socializado es positivo puesto que quien lo ejerce ayuda efectivamente al otro a obtener éxito en su tarea. Y en una organización el éxito de un individuo es, en general, el éxito de un grupo, o de un equipo, o de toda la organización.

Motivación de Afiliación. La motivación de afiliación es una red de conexiones cognitivo – afectivas relacionadas con el sentirnos bien con nosotros mismos y los demás.

La afiliación como motivo tiene sus raíces en la reproducción. El mismo hecho de engendrar el nuevo ser en su interior, hace que la madre realice una extraordinaria inversión afectiva en su hijo. A su vez, el hilo corresponde a la madre demostrándole un apego natural que en cierto modo, es la extensión del cordón umbilical que inicialmente lo unió a ella.

En la afiliación, lo determinante es el cuidado que prestamos a nosotros mismos y a otras personas, la afiliación impulsa a la persona a privilegiar la vida afectiva propia y ajena. La persona en afiliación predominante. frecuentemente se preocupa y ocupa de los problemas sentimentales de familiares y amigos, amén de los propios. Existe en ella un interés genuino por el impacto que su comportamiento causa sobre los afectos de los demás. Correlativamente, también es notable la sensibilidad para responder al comportamiento de los otros. Generalmente, las personas en las cuales predomina la afiliación son muy sensibles a los comentarios o al feedback de las personas cercanas y también de las extrañas. Cualquier comentario puede hacerles un daño que sería desproporcionado para personas más orientadas nada el logro o el poder.

El motivo de afiliación puede ser expresado naturalmente en todos los cuidados que prodigamos a nuestro ser físico y a nuestro ser psicológico. Necesitamos amarnos a nosotros mismos para poder amar a los demás y para poder aspirar al amor de los demás. Si no nos amamos a nosotros mismos, no amamos a nuestro propio ser, no amamos a la vida no amamos a nuestros frutos, sean estos hijos, obras espirituales o materiales. Si no nos Amamos a nosotros mismos, tampoco amamos a los demás. Si no nos amamos a nosotros mismos. entonces nuestro comportamiento será tal que inspirará compasión, lástima o rechazo, pero no amor. El amor a nosotros mismos es un pre – requisito para amar a los demás y para que los demás nos amen.

Dimensión Interior de la Afiliación. Autoestima. Es el conjunto de afectos positivos que mantenemos hacia nosotros mismos. El amor autorreferido es aquí conceptualizado como Autoestima, usando el término tradicional en la literatura psicológica.

La Autoestima cubre los afectos hacia zonas relevantes de nuestro ser y se expresa básicamente como satisfacción con nosotros mismos. No obstante, un profundo amor hacia nosotros mismos pudiera conducimos a sufrimientos, vejámenes, humillaciones y torturas, como en el caso de los mártires de todo tipo: religiosos, políticos, científicos o artísticos. En tales casos, lo que normalmente entendemos por autoestima resulta pequeño ante la grandiosidad de un amor profundo y bien fundamentado hacia uno mismo como portador de una fe, un modelo de sociedad, una idea innovadora o una nueva manera de hacer arte.

La autoestima puede alimentarse de la ejecución, como cuando la persona obtiene resultados destacados y siente un legítimo orgullo por ellos. O puede nutrirse de algunos motivos, como cuando la persona cree que tiene metas importantes y una gran necesidad de alcanzarlas (logro), pero su desempeño es pobre. O puede alimentarse de los deseos de gobernar o dominar (poder) sin realmente ejercer ninguna función controladora.

En Venezuela, la investigación psicosocial ha mostrado que los puntajes en escalas de autoestima no correlacionan significativamente con el desempeño académico, pero si con la actuación social (Salom de Bustamante, 1990).

Nuestra tesis es que la persona alimenta su Autoestima de las fuentes motivaciones que la sociedad legitima. En sociedades desarrolladas esas fuentes pueden estar ubicadas en los dominios del logro (desempeño académico, laboral), y en las sociedades subdesarrolladas en los dominios de las relaciones interpersonales (aceptación grupal, simpatía). El comportamiento de los venezolanos pareciera corresponder a este último caso.

Dimensión Exterior de la Afiliación. Volcada hacia el exterior, el campo natural de la motivación afiliativa es el de relaciones interpersonales, comenzando por el Amor familiar.

Amor familiar. Es el Conjunto de pensamientos, afectos y acciones que los miembros de una misma familia se procuran mutuamente para protegerse, ayudarse y alcanzar el bienestar integral de toda la unidad.

El amor familiar incluye todas las relaciones padre – hijos, madre – hijos, y demás vinculaciones afectivas existentes entre los miembros de una misma familia. La afiliación conduce a buscar la presencia de otros, a dar y recibir afecto, a compartir creencias, sentimientos y experiencias. Es decir, la motivación afiliativa se vuelca intensamente hacia fuera, hacia otras personas.

Normalmente se piensa que amar es amar a alguien y odiar es odiar a alguien, siendo a veces la misma persona el objeto de esos afectos opuestos, el famoso conflicto amor – odio que suele enamorar más a quién lo experimenta. En las relaciones afiliativas más fuertes, como en las propias de las parejas, la intimidad es un requerimiento sustancial (Douvan, 1977).

En las parejas, mientras mayor es el afecto, mayor la intimidad. Y esa intimidad no es sólo física sino también mental. Intimidad presupone apertura psicológica, eliminación de defensas exposición desnuda del yo ante la persona amada. Todo ello significa riesgos cuando el otro miembro de la pareja no responde en condiciones iguales de exposición y retorno afectivo, sino más bien se aprovecha de la vulnerabilidad generada por la intimidad para obtener beneficios circunstanciales en términos de poder. El manejo de la intimidad física y psicológica es uno de los grandes aprendizajes que las parejas exitosas logran hacer. Particularmente, la apertura psicológica puede convenirse en obstáculo insalvable para hombres y mujeres recién casados.

Apoyo Afectivo. Es el conjunto de sentimientos, pensamientos y acciones que una persona manifiesta a otra con la intención de ayudarla a fortalecerse internamente en situaciones adversas o favorables.

Es común que los venezolanos nos creamos afectuosos y generosos, lo cual pudiera interpretarse como indicando que tendemos a apoyar afectivamente a los demás. Sin embargo, la investigación sobre venezolanos no ha encontrado en ellos una presencia fuerte de la motivación afiliativa facilitadora del logro (McClelland. 1974: Salom de Bustamante. Morales de Romero y Romero – García, 1984).

La conducción de los talleres motivacionales valida los resultados de la investigación. La motivación afiliativa del venezolano promedio pareciera ser superficial e interesada. Aparentemente las personas tienen muchos amigos. pero con muy pocos existe una relación profunda, comprometedora. Más bien, la tendencia es a apoyar afectivamente a quienes disfrutan de buenas condiciones y alejarse de quienes viven momentos difíciles. Tal vez esta sea una reacción universal del ser humano, tratando de optimizar los momentos de valencia positiva y de minimizar los de valencia negativa. Lo lamentable es que nos creamos más afectivos de lo que realmente somos.

Además, pareciera ser que nuestra motivación afiliativa esta saturada de sensiblería y procura que quien la reciba se sienta bien independientemente de sus acciones. Terminamos, entonces, reforzando conductas inapropiadas o improductivas.

Para que el apoyo afectivo contribuya positivamente con el crecimiento psicológico debe ser firme en la expresión de la solidaridad y maduro en la aceptación objetiva del fracaso o la adversidad. Debe permitir que quien lo reciba vea claramente sus errores, y sienta que junto con el apoyo va implícita una demanda de corrección de esos errores. No debe ser un apoyo para estimular que la persona se regodee en el fracaso, sino para que ella fortalezca su espíritu de triunfo.

La expresión exterior de la motivación afiliativa también se expresa a través de la capacidad de compartir experiencias individuales y sociales en diferentes contextos interpersonales.

Capacidad de Compartir. Es la disposición a socializar por el solo placer de hacerlo. La capacidad de compartir es parte de la natural tendencia gregaria del ser humano. Positivamente vista, consiste en una inclinación a disfrutar la presencia de otras personas, sin segundas intenciones, sin intereses ocultos. La persona con alta capacidad de compartir necesita comunicar a familiares y amigos sus éxitos y fracasos, sus dudas existenciales, sus problemas laborales y aún sus debilidades y carencias más íntimas.

Y también exige reciprocidad. Desea conocer el mundo interior de familiares y amigos. Su mundo íntimo está poblado de amigos y de las vicisitudes de esos amigos. En realidad, las personas con mucha necesidad de compartir viven varias vidas simultáneamente: la propia y las de los demás. Ellas disfrutan vicariamente las experiencias positivas y negativas de sus seres queridos, sean familiares o no. Por supuesto, estas personas suelen sufrir, porque la identificación con los otros las lleva a experimentar en carne propia las desgracias ajenas.

La capacidad de compartir tiene una pista legítima en las reuniones sociales y en ambientes vacacionales. En ellos, compartir es un mandato y como tal está plenamente justificado. En ambientes laborales, sin embargo, es ya parte de otras necesidades, como la evitación o el escape de las tareas ocupacionales. Pero en general, es fácil para los venezolanos conversar con extraños y disfrutar del simple hecho de compartir.

Resumiendo, en su dimensión exterior la afiliación puede tomar la forma de Amor familiar, incluyendo todos los lazos afectivos entre los miembros de la familia. O puede expresarse como conductas de Apoyo afectivo, desinteresado, a amigos o conocidos. O como Capacidad de compartir experiencias a nivel afectivo y cognitivo.

La tabla 4.1. muestra los aspectos positivos de los tres motivos considerados, tanto en su dimensión interior como exterior.

Tabla 4.1 Motivos sociales: Aspectos positivos para el crecimiento psicológico

LOGRO

PODER

AFILIACIÓN

Dimensión Interior

Experticias

Eficiencia

Excelencia

Autocontrol

Fortaleza Interior

Autoestima

Dimensión Exterior

Crecimiento de Otros

Calidad de vida

Desarrollo del país

Asertividad

Poder Socializado

Amor familiar

Apoyo Afectivo

Capacidad de Compartir

Los aspectos negativos de las motivaciones sociales sobre el crecimiento psicológico pueden ser construidos como excesos o diferencias en uno o varios componentes operacionales de esas motivaciones. Este abordaje tiene la ventaja de llevar implícitas las conductas de ayuda dirigidas a fortalecer el proceso de crecimiento.

Exceso en Componentes Operacionales. Aunque las dimensiones positivas de los motivos favorecen el crecimiento, aceptamos que cualquier motivo puede conducir a extremos dañinos. Estos extremos pueden ser construidos como excesos en uno o varios componentes operacionales. En Venezuela, el lenguaje convencional trasmite la asociación de ciertos extremos a motivos específicos. Por ejemplo, el perfeccionismo pareciera estar asociado exclusivamente al motivo de logro y la ambición al motivo de poder aunque recientemente la ambición comienza a asociarse a la necesidad de logro gracias a la penetración de la concepción sajona a través de las empresas multinacionales. Desde la perspectiva presentada en este papel, el perfeccionismo es una exageración en los componentes meta (M) y resultados (R) en la dimensión interior de los motivos, traduciéndose como meticulosidad en la pista del logro, como Narcisismo enfermizo en la pista de la afiliación y como Autocontrol incapacitante en la pista del poder.

Así como existe una motivación al logro que alimenta el desarrollo personal, es observable que la presencia excesivamente fuerte de la necesidad de logro puede convertirse en meticulosidad exagerada. En tal caso, la obsesión por los detalles, por disponer de todos los recursos y del tiempo estrictamente estimado, pueden traducirse en dudas, debilitamiento de las decisiones o franca inactividad o parálisis. La meticulosidad deja de ser un recurso (medio) para asegurar la excelencia y se convierte en un fin en si mismo, perdiendo funcionalidad y generando toda clase de problemas interpersonales. En lugar de favorecer el crecimiento, la meticulosidad exagerada lo entorpece.

En el ámbito de la motivación afiliativa dirigida hacia el interior, una preocupación excesiva por el cuidado del propio cuerpo o de la apariencia personal, se transforma a veces en un narcisismo enfermizo. Necesitamos querernos a nosotros mismos y cuidar nuestro cuerpo. pero una excesiva concentración en la autoimagen tísica o psicológica suele evitar aprehensiones más objetivas de nuestro comportamiento y de su impacto sobre los seres que nos rodean. Una localización constante en nosotros mismos, además de resultar desagradable para los demás, conlleva una inevitable insensibilidad respecto a lo que ocurre a nuestro alrededor. Tal insensibilidad no facilita precisamente nuestra comprensión ni nuestra tolerancia, resultando más bien perturbadora para el crecimiento.

Una vez estudiado la motivación, es necesario señalar al desempeño profesional.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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