El dopooto tarmero Juan Araguaytán,
Quién siempre dijo:
"Luchemos por recuperar a nuestros
Antiguos resguardos indígenas,
Legados de nuestros padres
Que la lengua de Castilla nunca conocieron,
Pero que en sus mentes preservaron
Lo que nuestros dioses y sabios transmitieron
Desde que el primer poblador
Pisó estas tierras sagradas de Curiana:
Que significa: "Lugar cercano en donde hay perlas".
¿Y por qué no dar a conocer
Al indio guaiquerí Juan José González?
Quién en Chichiriviche sucumbió en combate
Cuando en el año mil ochocientos ocho
Trató de derrotar a la armada imperial
De la pérfida Albión comandada filibusteramente
Por el pirata inglés Poez.
Por siempre y por la eternidad
Nuestros pueblos continúan con sus wazabaras
Dispuestos a dar la vida
Por el legado que nos dejaron
A través de los tiempos y las edades
Nuestros antepasados siempre victoriosos;
Como es la defensa de las tierras de Carayaca,
De sus montañas, ríos, mares y cielos;
Como hasta hace ciento sesenta y nueve años atrás
Las defendió el último Gran Dopootorü tarmeño
Hilario de la Caridad Tortoza Rodríguez,
En contra de latifundistas y terratenientes,
En lo que él valientemente llamó:
"La Lucha de los Comuneros Indígenas de Tarmas"
Y que en nuestro rincón de Petáquire
Fue liderada por Cayetana Barrios de Gil,
Bajo el nombre épico y glorioso de:
"Las Luchas de los Comuneros Blancos de Petáquire".
Combates y trifulcas que dieron paso
A las luchas campesinas y a la Guerra Federal,
Bajo el mando supremo del general Ezequiel Zamora;
Y con el bastón del poder en manos
Del General Pedro Vicente Aguado;
Donde murió en combate nuestra heroína Calixta Castro
Y el coloniero Andreas Vollweider.
Gloria eterna a los generales del Ejército Federal
Oriundos de Carayaca la grande:
Mauricio Mayora y Elías León;
Coronel Silverio Pacheco y el Comandante José Tomás Rangel.
¿Y cómo olvidar al Sargento Lorenzo Acosta?
Héroe de nuestro afro-ascendencia
En los tiempos de Gual y España;
Nativo de Tarmas, la hija predilecta
De Nuestra Señora de la Candelaria.
Desde el valle de Karai-acá o Carayaca
Que significa: Sede de Señorío;
Donde estaban los dominios mágicos religiosos
Del Gran Karai, máximo creador de todo lo que es;
Desde un rincón de nuestra gran geografía carayaquera,
Su hijo predilecto Sepe o Valiente Guerrero
Con su espíritu combatiente nos llevaron
En ese pasado histórico
A la defensa de lo que siempre ha sido un legado nuestro:
Las tierras de Carayaca.
En las hojarascas del tiempo
Nunca podremos olvidar las gestas heroicas
De nuestros afro-ascendientes Isidoro y Antonio Josef;
Quienes a garrote vil fueron asesinados
En las playas de Chichiriviche de la Costa
Por sus asesinos los hacendados vascos españoles:
Lucas Ladera y Francisco Mayora;
Siendo sus cuerpos enterrados en las arenas
Santificadas por sus cuerpos,
Cuando blandieron los colas de gallos
Proclamando la libertad y la igualdad
En las postrimerías de los años
Mil ochocientos trece y catorce;
Quienes fusionados con los descendientes
De los antiguos Taramas o Tarmas,
Se atrevieron a retar a esos vulgares esclavistas
Descendientes de los antiguos guipuzcoanos
Que a estas tierras vinieron a contrabandear
Y a negociar lo que nunca les perteneció:
Las tierras del Resguardo Indígena de Tarmas.
Hoy gritamos a los cuatro vientos
Que Venezuela nació en el Combate Naval
Que se dio en Chichiriviche de la Costa;
Hoy defenderemos a esta tierra que vio nacer
A nuestros antepasados y a nosotros mismos,
Bajo el lema sagrado de:
"Wazabara Naná Wayra!
¡En la Lucha Venceremos!
Como mi madre María Hilaria Morales es afro-descendiente de origen trinitario y mirandino, tenía que rendirle tributo a una gran mujer que fue una leyenda en el tambor tarmeño, por eso le he dedicado esta Elegía a tan digna representante de la afro-descendencia tarmeña, que Di_s la tenga en su infinita gloria. Escrita en el año 2.014.
"ELEGÍA A LA DIOSA DEL TAMBOR TARMEÑO, EPIFANÍA MAYORA"
Epifanía te fuiste en la barca de Isis
Rumbo a los albores de la eternidad,
En las cercanías del gran cedro
Que está apostado muy cerca de tu casa.
Nos legaste a los tarmeños
Tu alegre y amena sonrisa
Y ese cantar florido salido
De las propias epifanías divinas.
Tus cantares siempre llevaron
El sonido tintineante del amor
A nuestra tierra querida,
La Tarmas de nuestros amores.
Y lo más dulce digna tarmeña
Y afro-descendiente de grandeza espiritual,
Es que la africanidad siempre estuvo presente
En tus cantos llenos de religiosidad.
Por eso te hemos llamado para la posteridad
La Diosa del Tambor tarmeño,
Por ser nuestra máxima expresión
Desde los tiempos de Paula León.
Ahora apreciada Epifanía
Solo nos queda de ti tus recuerdos,
Anécdotas, fotos y videos andariegos
Que siempre preservaremos a través de los tiempos.
Tu grandeza Epifanía Mayora
Es que te fuiste a las excelsas moradas
En el mismo pueblo que te viera nacer
Hace ochenta y un años atrás.
Recordada matrona de mí amada Tarmas
Ahora añoraremos tus canciones y rosarios,
Tus sapientes comidas y tu bondad de mujer
De gran extirpe venezolana.
Ahora sabemos que tus palabras
Retarán a los grandes de la africanidad venezolana
Ante la presencia de nuestros Santos y Orishas
En las cortes celestiales adonde ahora eres Diosa del amor.
Epifanía, no hay duda alguna,
Ya que tu grandeza musical ha viajado
Como tú espíritu a reencontrarse ante el Padre
Bajo la presencia de tu adorada madre, Gregoria Mayora.
Y allá con el poeta tarmeño Carlucho Mayora
Escribirán cantos que estarían enmarcados
Dentro de las canturías de los africanos tarmeños
De todas las épocas y las edades.
Gran mujer nacida en tierra de los Taramaquas
Y quienes fueron conocidos como Taramas y Tarmas,
Y descendiente de aquellos africanos
Que hicieron grande a estas tierras en cultura y tradición.
Epifanía, dale saludos a los tarmeños
Que hoy forman parte de esa pléyade celestial
Y que siempre recordamos hasta que estemos todos juntos
Ante la mirada radiante del Gran Arquitecto del Universo.
Ahora están allá casi completos,
Seguros estamos que faltaba alguien para dar esa gran alegría
Y poder convertir al Cielo en un lugar acogedor
Que nos dé esperanzas de vida eterna.
Epifanía, con lágrimas en mis ojos
Tengo que decirte adiós y no será por mucho tiempo,
Ya que los tarmeños y tarmeñas que nos quedamos aquí
Tenemos que reivindicar tu nombre en nuestros descendientes.
En verdad no pude estar en tus exequias fúnebres
Por encontrarme en tierra tachirense
En ese tenue día de tu partida,
Que seguro estoy fue a través del canto del Ave María.
Ahora tarmeña inmortal,
Sé que fuiste acompañada a tu última morada
Por casi todo nuestro pueblo, Tarmas,
Que viva mi tierra querida.
Recordada paisana mía
Cuando llegues al sitio en donde están nuestros antepasados
Le das un cordial saludo a tu hija Nora
Y a tu viejito querido, Justo León.
Y allá bajo el crisol de nuestra amada patrona
Nuestra Señora de La Candelaria de Tarmas,
Dale fuerza al canto en todas las festividades
Bajo tu grito emotivo en tiempos de velorios, de fulía.
Ahora podrás armar un buen coro
Con tu estimada compañera y amiga de Uricao,
Como lo fuera en vida Ana Jacinta Mayora,
Hija del arpista José de los Santos Mayora.
Y al golpe del tambor, que tu voz deleite
A quienes desde hace muchos años dejaron
A nuestra tierra para ser parte de la comparsa celestial
Bajo la batuta de Paula León, nuestra Reina.
Alebresten a Papa Dios allá en el Cielo
Que hay con que hacerlo;
Para eso están Gertrudis y Sara Mayora,
Y cómo olvidar a Eustaquia Mayora.
El Calambre y el Baile de La Vaca
Cogerán la fuerza que perdieron en estos lugares
Para que espiritualmente recuperemos
Lo que perdimos en el pasado.
Y si es por el golpe deseado en los cumacos,
Allá están Martín Benítez Mayora
Y Martincito "Tapiramo" Tortoza,
Sin dejarse atrás a Pablo Benítez González.
Epifanía, nunca te podremos olvidar,
Ahora eres sendero de luz y guía de los tarmeños
Que amamos a nuestra tierra amada,
Tarmas, la redondita y chiquitica como la "O".
Que descanses en paz en esta tierra de mortales
Y que en el cielo reine la alegría
De haber recibido para la eternidad
A Epifanía Mayora, diosa de la negritud tarmeña.
Tu paisano,
León Manuel Morales.
A continuación le dediqué esta obra llena de letras a una gran mujer que pasó desapercibida por todos los gobiernos de turno por más de 40 años, quien a capa y espada defendió con su permanencia en sitio a su tierra amada URICARO o URICAO, el cual está en estos momentos en diáspora, como el pueblo de Turiamo. Se pidió pata ella la Condecoración del Gran Collar del Libertador y nunca le fue reconocido por nadie en el gobierno nacional, por ser una afro-descendiente a la altura de la Negra Matea y la Negra Hipólita, disfruten de estas letras.
ANA JACINTA MAYORA
HEROÍNA DE LA RESISTENCIA AFRO-VENEZOLANA EN TIERRAS DE CARAYACA
Entierro de Ana Jacinta Mayora
Ana Jacinta Mayora se llamaba
Una hermosa dama de ébano
Quién nació en las orillas del Caribe mar
En las costas de Uricao
Desde muy niña se crió entre las aguas
Del Río Uricao y las playas de sus recuerdos
Infantiles y juveniles de aquel ayer
Que nunca pudo olvidar su memoria
Entre cocotales y piraguas a velas
Pasó aquellos años inolvidables
Surcando aquellas aguas con su padre
El arpista José de los Santos Mayora
Ana Jacinta Mayora tenía la extirpe
De aquellos guerreros de la negritud
Que vinieron esclavizados desde la lejana África
A la antigua hacienda de Uricao
Pero por su infinita sangre heroica
Corría la savia libertadora
De los antiguos Taramaquas que con arrojo
Se batieron en contra de los invasores españoles
Quienes lucharon en contra del Capitán
Alonso de Ojeda y sus huestes facinerosas
En el antiguo Puerto de El Flechado
En mil cuatrocientos noventa y nueve
Por sus venas latía el fuego sagrado
De sus antepasados africanos
Que arribaron a las playas de Chichiriviche
En tiempos de los guipuzcoanos vizcaínos
Ana Jacinta Mayora creció en la cima
Que le permitió desde las alturas de su rancho
Y huerto florido ver la grandeza de su tierra
Y en su mar la lejanía de su África originaria
Y cuando vinieron los aristócratas caraqueños
Con Rómulo Guardia a la cabeza,
Logrando convencer a su gente
De salir de sus posesiones centenarias
Ana Jacinta Mayora y Catalino León
Al compás de la marimbola
Que heredaron de sus antepasados bantúes
En la Guinea Ecuatorial africana
Dieron sus gritos de guerra al unísono
Diciéndole al pueblo tarmeño
Que esas tierras siempre fueron
Por heredad suyas hasta la eternidad
Los desalojos y las agresiones
Vinieron de todos los lados,
De Rómulo Guardia y compañía
Y de todas esas huestes diabólicas
Ana Jacinta Mayora altiva
Y con el corazón engrandecido
Con las palabras de libertad
Enarbolados por los mártires del pasado
Gritó a todos los vientos
De aquí no me saca nadie
Sino mi Dios que es el verdadero,
Que no es el de Rómulo Guardia
Ella mostró su carácter
Y su valentía temeraria,
Aun viendo a su gente
Salir por cualquier miseria de sus tierras
Y desde su rocosa montaña
Y como atalaya viajera,
Rememorando a su africanidad
Sostuvo su palabra para siempre
Por casi cuarenta años
De luchas y malestares,
Siempre en la defensa de su tierra natal
Luchó sin denuedo
Hoy Ana Jacinta Mayora
Se encuentra con sus hermanos
De la negritud de Uricao
En las huestes celestiales
Y sus antepasados mirándola
Con la prestancia de gran guerrera,
Le dicen que es la reina
De la africanidad varguense
Ana Jacinta la cimarrona de Uricao
Esperamos que con José Leonardo Chirinos,
El zambo Andresote y el Negro Primero
Levanten sus voces protestarías
Para que el pueblo de Uricao
Salga de la diáspora y regrese nuevamente
A la toma de sus playas y montañas
Como legítimos dueños de esos lares.
Ana Jacinta Mayora
En esta tierra de mortales
No te dieron el Gran Collar del Libertador
Simón Bolívar y Palacios
Pero hoy rememoramos tu nombre
Con la alegría de saber
Que en este mundo tridimensional
Fuiste una mujer inmortal
Ana Jacinta Mayora y Catalino León
Adalides de la africanidad en Uricao,
Ahora en los umbrales de la eternidad
Con su paisano Máximo Rada
Ya no sufrirán los rigores de la maldad
De terratenientes y latifundistas
En esa inmensidad bordeada
Por el amado Río Uricaro.
Tampoco Catalino navegará en solitario
Y a través de las velas de su piragua
Con rumbo a barlovento de La Guaira
A llevar pescados y verduras
Y su risa clara y concisa
Como exponente de la negritud carayaquera
No volverá a verse al sonido musical
De su marimbola llena de recuerdos y amores
Y como olvidar a Máximo el isleño
Quien desde las islas Canarias
Vino a defender a sus paisanos
Descendientes de la mágica tierra de Guinea
Qué pesar da al ver a la gente de Uricao
Deambular en diáspora por Carayaca,
Catia de La Mar, Las Salinas, Tarmas y Las Tunitas
Sin tierras y sin espíritu de hermandad
Ana Jacinta te fuiste como ave viajera
A encontrarte con los Orishas y tus antepasados
Bajo las bendiciones eternas
Del Santo Niño Jesús de Tarmas
En quién tuviste gran devoción
Cuando lo recibías en cada año de tu vida
Para hacerle sus velorios con música,
Religiosidad y hermandad tarmeña
Ana Jacinta ahora estás muy cerca
De tu padre José de los Santos Mayora
El arpista que deleitó a Tarmas
Y a toda esa corrida de la costa carayaquera
Que el Gran Arquitecto del Universo
Conserve tu palabra y tu espíritu libertario
En las nuevas generaciones de carayaqueros
Quienes te convertirán en la diosa de nuestro vestal
Que viva Ana Jacinta Mayora
La negra más hermosa que haya parido
El pueblo de Uricao en toda su historia
Y que Di_s la bendiga en los albores de la eternidad
Ana Jacinta te fuiste invicta al mundo de los inmortales
Y cómo estos gobernantes de turno
No premiaron tus gestas heroicas
Con la Orden del Libertador Simón Bolívar
Hoy te decimos que has sido premiada
Como la más digna y soberana mujer
Nacida en la amplia geografía varguense
En el máximo altar celestial de la negritud venezolana
Ahora estás allá con Epifanía Mayora
Y con Cruz Felipe Iriarte el guaireño,
Con Petra Benítez Mayora la tarmeña
Y Alejandro Iriarte tu paisano
Y no podemos dejar atrás a Santiago Mendoza
Ni tampoco a todos aquellos seres
Que entre conucos, ríos, montañas y mares
Se pasearon por tu patria chica, Uricao
Ana Jacinta Mayora la cimarrona
Quién vio la luz entre acantilados
Y siembras de cocos en ese valle de sus amores,
Que viva Uricao, su madre tierra.
Ahora con Isabel Ulloa, tu paisana
Formaran un grupo musical de altos quilates
En donde se unirá a ustedes Isidro Flames
El legendario cimarrón de Chuspa
Ay Cumare, cronista eres en la tierra
De Ana Jacinta Mayora,
Se te fue el tiempo y nada hiciste
Por nuestra cimarrona eterna e inmortal
Ahora vendrán nuevos aires y tempestades
Llenas de ansias de libertad y justicia
Para dar a conocer a nuestra matrona
Ana Jacinta, la heroína de la negritud guaireña
Y desde el cielo esperamos tus bendiciones
Santa madre de extirpe africana y tarmeña,
Para que glorifiquemos por siempre
Tu inolvidable nombre, Ana Jacinta Mayora.
¡Glorias eternas para ti, Ana Jacinta Mayora!
¡Hasta luego, Ana Jacinta Mayora!
A raíz de haber escrito mi obra sobre el Comandante José Tomás Boves de la Iglesia, decidí incluir allí en el año 1.996, esta Elegía dedicada a este pionero de la afro-descendencia en nuestra patria.
"ELEGÍA AL REY MIGUEL I DE BURÍA".
Por los lados de Buría
Cerca de Nueva Segovia de Barquisimeto
Se levantó Miguel el africano
Venido de la isla de Borinquén
A liberar a negros e indios
Del yugo colonial español.
Miguel se levantó en armas
Con negros bozales y ladinos,
Indios, mestizos y zambos;
Coronándose Rey en esas comarcas
Y acrisolando a Güiomar su mujer
Como Reina de su nueva República.
Y a su hijo Príncipe eligió,
Sin dejar atrás a su Curandero
A quién Obispo consagró.
El Rey Miguel I de Buría
Nacido Congo en su Biafra natal,
Añorando a su tierra y pueblo,
Aclamados todos fueron
Para reinar en esta tierra
Llamada el paraíso Terrenal
Por Cristóbal Colón
El gran ladrón sin nación.
Donde el oro y las perlas
En abundancia había,
Siendo su gesta y luchas
El preludio de nuestra
Emancipación nacional
En esta Tierra de Gracia conocidas por todos
Como Klein-Venedig o Veneziola.
¡Oh, Gran Rey Miguel I!
Padre de Jiraharas y Gayones,
Cimarrones, esclavizados y libertos,
Españoles, canarios y zambos.
Tú cayado de gobierno y mando
Nunca se extravió en el andar
De este tú pueblo libertario,
Que de camino en camino
Lo puso en manos
Del zambo Andresote
Y José Leonardo Chirinos,
El cimarrón coriano.
Quienes valientemente
Combatieron a los "Grandes Cacaos",
Enemigos declarados
De nuestros abuelos
En ese ayer muy remoto
En pro de la libertad
Y la igualdad social.
¡Oh, Gran Rey Miguel I!
Tus descendientes maltratados fueron
Por godos malandrines
Y mantuanos oligarcas.
Siendo tú cetro trasladado
Al pulpero asturiano
Don José Tomás Boves "El Taita",
Padre de la guerra social en Venezuela.
¡Oh, Gran Rey Miguel I!
Tus bisnietos y tataranietos
Deambulaban sedientos de libertad
Por todas las tierras
De nuestra amplia geografía nacional,
Pasando tú cayado libertario
A las manos de don Ezequiel Zamora,
El General del Pueblo Soberano.
Quién con el grito de:
¡Tierra y Hombres Libres!
¡Horror a la Oligarquía!
¡Elecciones Libres, Ya!
Reivindicaba una vez más
Tus luchas deificadoras
Y dadoras de vida
En pro de la justicia social.
Pocos años después,
En esta tierra bolivariana
Creación del genio libertario
De tú descendiente Simón Bolívar,
Hijo de la grande Hipólita.
Negra de altos designios morales,
Quién con sus historias y relatos
Hizo que el niño Simón Bolívar
Dejase el tambor batiente
En los valles de San Mateo.
Encontrándose él con sus propias
Raíces africanas y congo,
Se convirtiera en el Libertador
De siete grandes naciones:
La Florida, en las orillas del Caribe mar,
En el vientre de la gran bestia norteamericana;
Colombia, la grande y mirandina;
Venezuela, su lar natal;
Ecuador, la custodia de los venerados restos
Del Gran Mariscal de Ayacucho;
Perú, la hija de Manco Capac;
Bolivia, un corazón apasionado de libertad;
Y Panamá, la del Congreso Anfictiónico.
¡Oh, Gran Rey Miguel I!
He allí a tus descendientes
Cabalgando nuevamente
En pro de tú encuentro justiciero.
Por siglos la traición
Siempre ha estado
Presente en estas lides,
Así lo sintieron
Tus voceros angelicales
Ayer, hoy y siempre.
¡Oh, Gran Rey Miguel I!
En tú trono celestial
Sentado estás con Güiomar,
Teniendo a la diestra a tú hijo
Y en la izquierda a tu piache,
Fieles consejeros
Veedores de la justicia y libertad.
Desde las cortes celestiales:
Manuel Ezequiel Bruzual,
El Soldado sin Miedo de la Federación,
Y Matías Salazar "El Carbonero",
Quienes sucumbieron a la perfidia
Cruel y asesina del Saludante
Antonio Guzmán Blanco.
¡Oh Rey Miguel I de Buría!
Tus asesinos hispánicos
Quienes al mando de los genocidas
Diego de Losada y Diego García de Paredes,
A las pailas del infierno a dar fueron.
Y allá en el cielo nuestro
Los Orishas nunca le dejaron entrar,
Porque negro en donde se encuentre
Siempre es familia y no se le puede tirar.
Oyá o La Candelaria
La paz les negó a esos asesinos
De Jiraharas, Gayones y africanos;
Quienes aún andan en penas
Reclamando perdón y un pase
A la patria celestial.
Pasando los años incesantes,
Por tus ideales murió Rafael Montilla
Conocido como "El Tigre de Guaitó"
En los Andes Trujillanos,
Y donde también sucumbieron
Pío Tamayo y Argimiro Gabaldón,
Fabricio Ojeda y Alberto Lovera,
Alirio Ugarte Pelayo,
Manuel Ponte Rodríguez y Livia Gouverneur,
Trino Barrios y Américo Silva,
Faustino Lugo y Roberto Rincón Cabrera.
Y paremos de contar,
Porque toda la geografía venezolana
Llena está de mártires y héroes inolvidables,
Porque eternos son desde su martirologio,
Quienes llevaron tu cayado redentor
De generación en generación
Con ansias de liberación total.
Donde sus huesos y cenizas
Se confunden con el aire y las aguas,
Convirtiéndolos en fuego eterno
En pro de la verdadera
Y real libertad de los excluidos de siempre,
El pueblo pobre de Venezuela.
¡Gloria eterna a nuestros mártires del ayer!
A Miguel Gerónimo Guacamaya,
Al Rey Negro Primero,
Al Sargento Lorenzo Acosta,
A Cayetana Barrios de Gil,
A la Negra Argelia Laya.
Y a todos los afro antillanos
Quienes hicieron posible
Darnos un ápice de libertad
En contra del imperialismo
Avasallador en los tiempos y edades.
Ayer combatimos
Al colonialismo español;
Hoy combatiremos
Al imperialismo yanqui.
Nunca nadie más osará
Mancillar nuestro suelo sagrado
Y menos a través del Plan Colombia.
Porque a los cuatro vientos
Los hijos de Guaicaipuro
Y del Rey Miguel I,
Bajo la sabia conducción
Del Comandante Hugo Chávez Frías:
Gritaremos las palabras sagradas de:
¡Patria Socialista o Muerte!
¡Venceremos!
Y los preceptos de guerra a muerte
De los antiguos Taramaquas o Tarmas:
¡Wazabara Naná Wayra!
"En la Lucha Venceremos"
Este trabajo poético fue realizado en el año 1.997 y tiene que ver como el mestizaje produjo un zambo con esas características quien desde su época y tiempo nos enseñó que estábamos creando la figura del venezolano a través de la historia misma.
¡ELEGÍA A JUAN ANDRÉS LÓPEZ DEL ROSARIO "ANDRESOTE"
Hace muchísimos años atrás,
Comentaban los ancianos y ancianas
Por tierras de Yaracuy y Carabobo,
Que hubo un zambo guerrero
Llamado Andrés López del Rosario,
Apodado por su pueblo como Andresote.
En la inmensidad del tiempo y el espacio
Con un cielo claro y despejado;
Andresote se internó con su briosa gente
Por los lados del Río Yaracuy.
Y a las costas de Puerto Cabello
Como a Tucacas la hermosa fue dar;
En donde batalló contra los usureros
Que de ultramar vinieron avasallar
A nuestro heroico y valiente pueblo cimarrón.
La jornada fue dura y difícil en aquellos días,
Cuando los ladronzuelos factores vascos
Escudados en sus fechorías en la mal llamada
Real Compañía Guipuzcoana y de Ultramar;
Osaron y trataron de esclavizarnos
Bajo nuevas normas de explotación.
Andresote, el cimarrón nacido en Yaguas,
Mezcla de africanos Luangos
Y de indianos Caquetíos y Jiraharas;
Dando un paso al frente en sus justas luchas
Observó cómo los contrabandistas blancos criollos
Ante la pérdida de su viles privilegios
Reaccionaban ante sus nuevos y reales opresores.
Los factores vascongados agobiados
Tenían a todos los pobladores de estas provincias;
Convirtiéndose en los nuevos contrabandistas
Como vivianes de postín y sinverguenzura;
En base a los negocios mal habidos
Que tuvieron con el cacao, tabaco, cueros y esclavizados.
Andresote tuvo grandes enemigos en su época,
Destacándose entre ellos, el miserable vizcaíno
Pedro José de Olavarriaga "El Cacaotero";
Padre del mantuanismo de los grandes cacaos
Pertenecientes a la godarría oligárquica venezolana.
Pedro José de Olavarriaga grandes haciendas creó
A lo largo y ancho de nuestro litoral central norte caribeño;
Quién viendo la insurgencia de Andresote y sus hermanos de castas,
A combatirlo salió con sus huestes asesinas
Bajo el afán desmedido de capturarlo y asesinarlo.
Andresote, el siempre rebelde cimarrón,
Uniéndose a indios y mestizos,
Mulatos y negros cimarrones,
Zambos y esclavizados;
A las armas se fueron por esas tierras benditas de DI_S.
La noticia recorrió muchas leguas de distancias,
Llegando los vientos libertarios de su cimarronera
A las tierras, haciendas y predio de la Caracas colonial,
En donde aumentaron sus fuerzas para poder luchar
Con arrojo, valentía y gallardía en contra de sus opresores,
Enemigos declarados de las castas
Más pobres y onerosas en la antigua
Gobernación de la provincia de Venezuela.
Andresote, lleno de ansias de libertad
Y andando por los predios de sus montañas,
Preparó a su gente y los armó para enfrentar
Al mismísimo gobernador Sebastián García de La Torre.
Aquellos adalides en rebelión
En las montañas yaracuyanas
Invocando a sus dioses ancestrales
Y al golpe de sus tambores milenarios,
Bajo el sigilo de la africanidad
Y la astucia de nuestra indianidad,
Lograron derrotar a sus perseguidores
En el histórico sitio de Guabinas;
Siempre bajo el mando impertérrito
De Andresote, el zambo de Yaguas.
Las crónicas de la época narran
Que perseguidos fueron hasta más no dar;
En donde los enemigos del pueblo en sus búsquedas
Hasta a Chichiriviche fueron a buscar.
Andresote a la isla de Curazao fue a parar,
Con el fin de continuar con sus gritos libertarios;
Y que con el correr de los años y centurias
Su grito libertario retumbó en las conciencias
Del luango José Caridad González
Como del inolvidable José Leonardo Chirinos;
Cimarrones ambos de la libertad eterna
En las serranías yaracuyana y coriana.
Andresote, padre de la rebelión popular,
Con tu gesta y grito de libertad,
Le distes comienzo a la independencia
De quienes hoy luchamos diariamente
Por la justicia y la igualdad social.
Andresote, heredero del Rey Miguel I de Buría,
Une tu espíritu a nuestros ancestros
Y ven con ellos en este presente a fortalecer
Nuestras futuras luchas por un porvenir mejor
Hacia la construcción de la sociedad socialista
Que al final nos lleve a converger en un estado comunista.
¡Honor y gloria a Andresote y a los mártires del pasado!
Como soy un gran admirador de la obra del Comandante José Tomás Boves y en el año 1.996, escribí esta Elegía en su nombre, para dar a conocer a un gran guerrero quien es verdaderamente el Libertador de Venezuela.
ELEGÍA ILUMINARIA
AL COMANDANTE DON JOSÉ TOMÁS BOVES
¡Oh, noble asturiano
Hijo de un hidalgo de gotera
Y de una planchadora en casa de linaje,
Al morir tú juglar padre
Pasasteis una infancia dura y muy atroz,
Maltratado siempre por los godos de allá
En esa tú tierra tarraconense.
Más sin embargo, tú siempre jovial madre
Con gran esfuerzo y ahínco te dio educación.
Muy mozuelo aún, fuisteis a cursar estudios
En la Escuela Náutica de Pilotaje y Navegación,
En donde culminasteis como el segundo
De aquella promoción de jóvenes nautas.
Adolescente te hicisteis a la mar
Como Guardiamarina Real,
Con el vehemente deseo de siempre ayudar
A tú empobrecida madre y hermanas.
Pocos meses después, te enrolasteis
En la Nao Ligero con rumbo a Venezuela,
Adonde arribasteis con esperanzas y sueños;
Siendo luego víctima de atropellos y vicisitudes,
De parte de los usureros y oligarcas de siempre.
Conducido a prisión fuisteis,
Y en la Plaza Mayor de Calabozo
Distéis tú proclama y grito de guerra a muerte
En contra de los godos y terratenientes mantuanos,
Nuestros enemigos históricos de clase.
Poco tiempo después, con la brida
De tú altanero y siempre brioso potro,
Tomasteis tú curvo sable y tú arrogante lanza,
Armas justicieras del pueblo en armas,
Y en compañía de aquel pueblo explotado, esclavizado
Y bien maltratado por la godarría de tú tiempo,
Formasteis un valeroso y épico ejército popular
Que se paseó victorioso por los campos
Heroicos de esta gran tierra venezolana.
Siempre bajo tú liderazgo en afanes de redención social.
¡Oh, Taita inmortal!
Adalid libertario de la justicia social,
Ayer fuisteis el padre de nuestro gentilicio,
Cuando te atrevisteis con tú sonora voz, a decirnos:
"Somos venezolanos, carajo".
Bajo tú mando cabalgaron nuestros abuelos y bisabuelos,
Ostentando en sus briosos corceles sus enseñas victoriosas
Obtenidas en las batallas.
¿Cómo olvidar las acciones de San Marcos, La Victoria, San Mateo,
Carabobo, La Puerta, Bocachica, Pantanero, Los Magueyes y El Salado,
La Capitulación de Valencia o la Emigración a Oriente,
Y la toma de Maturín y Urica?
Taita Boves, desde un extremo a otro
En nuestra amplia geografía nacional,
Siempre y aún se oyen tus gritos
De libertad, igualdad y justicia social.
En el sagrado campo de Urica
Cabalgasteis como el Cid de Vivar
Con tú victoriosa lanza
Rumbo a los albores de la eternidad.
Pero fuisteis líder de nuestro pueblo
Ayer, hoy y siempre,
Aún en nuestro tiempo,
Los descendientes de aquellos
A quienes combatisteis con arrojo y denuedo
Satanizan tus ideales y tus luchas
En pro de la guerra social
Que disteis en aquellos lejanos días,
Tratando de confundir tú accionar histórico,
En donde se confunde
La magia, el mito y la leyenda.
Taita inmortal, nuestro deber hoy
Es reinsertarte nuevamente
En los anales de la historia patria,
Para de una vez por todas
Escribir tú sagrado nombre
En las hojas doradas de la historia
Que hoy está escribiendo nuestro pueblo.
Taita Boves, usted fue el primer demócrata
De esta tierra venezolana,
Su guerra social es la nuestra,
Su ejército popular y agrario es el nuestro.
Comandante Boves, usted con su espada libertaria
Contribuyó al levantamiento
De un pueblo oprimido
Por más de trescientos años
Del yugo español y oligarca.
Ahora, tenemos el sagrado deber
De enarbolar nuevamente
Sus banderas de lucha
Para derrotar de una vez
Por todas y para siempre
A nuestros enemigos de clase
Y al imperialismo norteamericano.
¡Honor, gloria y justicia social
Al benemérito Comandante General
De Barlovento, Apure, Calabozo y Oriente,
Don José Thomás Millán Boves de la Iglesia!
Fraternalmente, su subalterno y fiel seguidor de sus ideales.
Esta Oda dedicada al Generalísimo Ezequiel Zamora Correa fue escrita a raíz de los actos que se dieron en su casa natal en el pueblo de Cúa-Edo. Miranda el 1º de Febrero de 2.008, donde fui invitado por el Lic. Iván López Calero, encargado de ese museo histórico.
"ODA AL GENERAL EZEQUIEL ZAMORA"
¡Oh, Valiente y Esclarecido Ciudadano!
Quienes te conocieron
En tú juventud te llamaron
El General del Pueblo Soberano,
Título bien ganado
En pro de la justicia social
En los diferentes campos de batalla
En esta inmensa geografía venezolana.
Con tus ideales siempre libertarios
Marchó el indio
Francisco Rangel,
Tú gran amigo del alma, asesinado por Páez,
En los tiempos heroicos
De las luchas campesinas,
También estuvo contigo
Tirso Salaverria,
El mismo que dio
El grito de Federación
En el prócero solar
De La Vela de Coro
Y en tú ejército del pueblo en armas
Combatieron José Desiderio Trías
Y León Colina.
¿Y cómo olvidar a León Jurado?
¿O a Matías Salazar?
¡O cuando fusilaste a tú entrañable amigo
El General Martín Espinoza!
Por atentar en contra del pueblo
Que es el soberano,
Sin dejarse atrás
A Pedro Aranguren
Y a los hermanos coroneles
Andrés María Riera Aguinagalde,
E
Ildefonso Riera Aguinagalde.
¿O cómo olvidar
Al bizarro General en Jefe
Pedro Vicente Aguado?
Tú amigo del alma y compañero
En La Galipanada,
Quién en Carayaca
Dictó un decreto
De guerra a muerte
En términos más violentos
Que el que dictara en Trujillo
El gran Simón,
Y de todos aquellos quienes
Regaron su preciada sangre
Enarbolando los principios
De libertad, igualdad y justicia social.
¡Oh, valiente adalid
De la Federación!
Este pueblo mancillado
En su dignidad y honor
Por los malos hijos e hijas
De esta tierra prodigiosa,
Aún recuerda
Tus palabras inmortales de:
¡Horror a la oligarquía!
¡Tierra y hombres libres, ya!
Aquellos federales
De nuestro siempre histórico ayer,
Levantaron tu enseña gloriosa
Tremulante de libertad
Por todos los rincones
De esta bella Venezuela,
Oteando airosa
En el campo memorable de Santa Inés,
Donde te llenaste de gloria,
En la Barinas inmortal
Del siempre llanero
Don Eladio Tarife,
Hombre de copla,
Magia y tradición
En su "Canto a Barinas".
Acción aquella, donde los godos
Como facinerosos huían
Por todas las estepas y sabanas
De nuestro inmenso llano
Hacia el piedemonte andino,
Y en forzada marcha
Hacia los lados de Portuguesa.
Pero tú persecución
Fue tan implacable
Como el mismo Decreto
De Guerra a Muerte,
Que con sangre escribiera
Nuestro gran Libertador.
¡Oh, Gran General y Estratega Militar!
Liberal de corazón y sentimiento,
Ayer nuestro antepasados
Cabalgando en sus briosos corceles
Anduvieron contigo
Al son de la diana libertadora
En sus justas luchas
Por la libertad y la justicia social.
General Zamora,
Hoy, luchamos con denuedo y valor,
Siguiendo tus sagrados ideales
Llenos de patriotismo
Y fervor revolucionario,
Con grandes principios Bovistas,
Piaristas y Zamoranos.
Pero tú muerte…, sí…,
Tú muerte nefasta en San Carlos,
Hirió el corazón
Del pueblo venezolano para siempre,
Herida que aún no ha cicatrizado
En la consciencia
De quienes tratamos de ser libres.
¡Oh, General de la Nariz
De Filo de Navaja!
Hijo del épico solar
Mirandino de Cúa,
Tus asesinos profanaron
Tú sagrado templo
Al herirte de muerte en la cabeza,
Olvidando ellos, que aún tú memoria
Está presente en nosotros,
Convirtiéndonos en tus más fieles
Soldados y seguidores.
¡General Ezequiel Zamora,
Usted no está muerto!
¡Ahora y siempre, estás presente!
Siguiendo tus ideales
Murieron por tú causa
Matías Salazar, Zoilo Vidal
Y Pío Tamayo, el socialista;
Fabricio Ojeda, Manuel Ponte Rodríguez
Y Argimiro Gabaldón,
Alberto Lovera, Chema Saher y Livia Gouverneur,
Noel Rodríguez, Aquiles Bellorín e Ítalo Sardi,
Américo Silva, Trino Barrios
Y Juan Zavala Gómez,
Jorge Rodríguez, Wilfredo Cedeño
Y Roberto Rincón Cabrera
Y a todos aquellos
Quienes como Quijotes andantes
Llevaron las voces
De la revolución venezolana
Por todos los rincones
De nuestra pobre nación rica,
Viajando como sombras
Rumbo a la inmortalidad.
¡Oh, General del Pueblo Soberano!
Levántate…, levántate…,
De tú sepulcral tumba,
Desde la misma tierra
Donde tus más preclaros enemigos
Han ocultado tus veneradas cenizas.
¡Oh, General Ezequiel Zamora!
Levántate…, levántate…,
Te lo reclama tú pueblo,
Para que siempre victorioso
Vuelvas a oír la diana inmortal
De Don Valentín García Tortoza,
Al compás y al tronar
De tus cañones y caballería
Siempre trémula en son del combate
Por la liberación de este sufrido
Y agobiado pueblo venezolano,
Volvamos a cargar nuestras bayonetas
Y blandiendo nuestros sables
En son de libertad.
La patria así nos los reclama.
¡Honor y Gloria a Ti, General Ezequiel Zamora!
Notando el grado de afinidad que me une al Libertador de Guayana, General en Jefe Manuel Carlos Miguel Piar y Gómez decidí escribir esta Oda en su nombre; en aras de reivindicarlo como nacido en el prócero solar de La Guaira. Esta Oda fue escrita en el año 2.003 en San Félix-Edo. Bolívar, a petición del Lic. Juvenal Aguinagalde.
"ODA AL GENERAL EN JEFE
MANUEL CARLOS MIGUEL PIAR y GÓMEZ
EL LIBERTADOR DE GUAYANA"
¡Oh, Libertador de Guayana!
General en Jefe Manuel Carlos Piar,
Quien en una aurora matutina guaireña
Vinisteis al mundo frente a las caribeñas
Aguas de nuestro Caribe mar,
En esa, La Guaira,
Cuna matriz de nuestra independencia!
Como a bien lo plasmara
Con su magistral pluma
Vuestro paisano Castor Fulgencio López.
¡Oh, gran adalid de la libertad!
Tu nacimiento, niñez y juventud
Han sido un gran misterio
Muy oculto por los historiadores
Estúpidos e ilustrados
De ese ayer muy inmediato
A estas nuevas generaciones de venezolanos.
Pero con tu pensamiento e ideales,
Vamos avanzando
Por los senderos de la libertad
En la práctica de la justicia social,
En esta Venezuela
Herida en el seno de su propio corazón.
Tus luchas y tus obras
Por la independencia
De pueblos oprimidos, esclavizados
Y avasallados por el coloniaje
Francés, portugués,
Inglés y español.
En estas tierras meridionales,
Nos hacen levantar nuevamente
Tú espada redentora,
En contra de los reales enemigos
Del pueblo venezolano,
En estos tiempos de crisis,
Hambre, miseria y muerte.
¡Oh, gran héroe de Chirica,
El Juncal y Maturín!
Resucita de tu sepulcral tumba
Donde reposan
Tus veneradas cenizas,
En ese cementerio
Casi ya olvidado por muchos
Guayaneses y venezolanos,
El cual llevaba el nombre epónimo
De tu lar natal,
"El Cardonal".
¡General en Jefe Manuel Carlos Piar!
Libertador de Guayana.
Levanta tu voz libertaria
A los cuatro vientos
Y con tu glorioso sable en mano
Caminemos juntos por los caminos
De la redención y de la práctica
De la justicia social.
Honor y gloria a ti,
Guerrero inmortal,
Esperamos resurjas
De tus propias cenizas,
Y con tú valor, denuedo y arrojo,
El pueblo marche al unísono
Por los senderos
De su propia emancipación.
¡Ahora y Siempre, Piar Está Presente!
No podía faltar la patrona de mi pueblo de Tarmas en el Edo. Vargas; por eso decidí trabajar en algo que pudiera perdurar en el tiempo; escribiéndole estas letras que se que les va a gustar mucho. Fue escrita en el año 2.005.
"La Virgen de La Candelaria, Madre de todos los Tarmeños"
I
En Tarmas hay una plaza
Con la efigie de Bolívar,
El gran Libertador de hoy.
También vive allí una india,
Sol Méndez Díaz la han llamado;
Hermosa diosa tarmeña
Hija de don Juan Méndez García,
Salida del lindo vestal
Creado por Pío Rengifo,
Viejo poeta inmortal.
II
En mi pueblo iglesia hay,
Llamada la Candelaria;
En donde mora mi Virgen
Que es mestiza y hermosa,
Venida de las Canarias.
Ella nos hace los milagros
Y nosotros le rendimos
Su adoración mariana,
Todos los dos de febrero
En su onomástico día.
III
¡Oh, Virgen de Candelaria!
Mi Reina de las Candelas;
Protege a tus feligreses
De las malas influencias
Y a Tarmas la redondita
Tierra de linda mujeres,
Como tú hija Sol Méndez Díaz;
Una de las lindas divas
Nacida en esta su tierra,
De Candelaria la bella.
IV
Que viva mi Candelaria
La joya más generosa
Del pueblo de los Taramas,
Que a una india apareció
En el sitio de Anariguá,
Cerca de mi Tarmas querida;
Aposento de Hilario Tortoza
El dopooto de los Tarmas,
Nieto de Juan Inocencio Tortoza,
Cultor de la Candelaria.
V
¡Oh, virgencita amada!
Que me vistes nacer aquí,
En mi Tarmas recordada
Por los siglos y las edades;
Desde los tiempos remotos
De nuestra africanidad,
Latente en nuestras mentes
En los umbrales eternos
De nuestra cotidianidad
Mariana y religiosa.
VI
Mi Candelaria hermosa
Sostén de nuestra vida hoy,
Protege a todo mi pueblo
En esta vida penosa;
Porque tú eres la estrella
Que resplandece el alma
De los tarmeños amados
En este procero solar,
De los guerreros valientes
De Hilario Tortoza hoy.
Todo buen investigador de la historia, debe conocer su genealogía y por eso le he escrito este trabajo que he dedicado a mi ilustre abuelo Pancho, quien era de origen canario y que su honradez fue característico en esa porción de tierra al oeste de nuestro estado, que se llama Carayaca. Este trabajo fue escrito an el año 2.010.
"FRANCISCO SÁNCHEZ JIMÉNEZ O PANCHO EL NARIZÓN:
EJEMPLO DE VIRTUD CIUDADANA"
Francisco Santiago Sánchez Aranguren
Hijo del comerciante canario Francisco Sánchez Jiménez
En el seno familiar paterno
En la Pariata de mis añoranzas,
Mi adorada abuela Catalina Aranguren Bravo
Nos contaba con mucha nostalgia
En la casa de nuestra crianza,
Que su difunto esposo en vida
Conocido fue en aquellos tiempos
Como Pancho "El Narizón";
Quién al pueblo de San José de Carayaca
Con ella a cuestas fue a dar.
Yo recuerdo que siendo muy niño
Conocí a su señora madre
A muy longeva edad,
Decían mis tíos y tías que tenía
Más de cien años de edad;
Y que su gran virtud fue sepultar
A todos los hijos que su vientre
Dioséle en aquellos duros tiempos.
Aquella anciana matrona,
Carmen Jiménez se llamaba;
Desde las Parma de Gran Canarias
Muy niña llegó a estas tierras guaireñas
Con sus padres y hermanos,
En los tiempos en que gobernaba
En nuestra patria el General Carlos Soublette.
También nos contaban
Que a Galipán vinieron a fundar;
Convirtiéndola en tierra de flores,
Encantos y bellas mujeres.
Un día doña Carmen Jiménez, casarse decidió
Con nuestro bisabuelo Julián Sánchez,
Quién nativo de Santa Cruz de Tenerife fue
Y quienes con el correr del tiempo
Al cerro de El Carmen de Las Flores
Con ansias de trabajo fueron a dar;
Entre los cachos canarios y margariteños
En sus dulcineas mujeres y amantes,
El nombre cambiado fue de ese santo lugar,
Por el cerro de Los Cachos.
Desde allí al cerro Jesús María Álvarez
En sus andares fueron a dar;
Ya que de extirpe campesina y comercial
En sus negocios querían trabajar;
Cuyo lugar llevaba el nombre de un canario
Virtuoso y trabajador,
Que conocido quedó como el cerro Jesús.
Finalmente, nuestra familia
Al sitio de El Brillante en Maiquetía
Estabilizados quedaron para la posteridad.
De esa estirpe de nobles trabajadores
Y de mujeres encantadoras y virtuosas,
Proviene mi ilustre abuelo Pancho "El Narizón".
En su partida de bautismo y fe de vida
Francisco Sánchez Jiménez
En el año mil ochocientos noventa y cuatro nació;
En los tiempos que en este país mandaba
El General Joaquín Crespo Torres,
Conocido como "El Héroe del Deber Cumplido".
Algunos años después,
En sus andares por Las Aguadas,
Proveniente desde las cimas
De su Galipán querido;
Viendo a una bella ninfa escudada
Entre pinos y eucaliptos,
Quién se llamaba Catalina,
Hija del General Lino Aranguren Castro,
Viejo héroe de la Guerra Federal
Y de doña Dolores Bravo;
Prendidos de amores
Quedaron para la posteridad.
Preparando sus macundales
Para irse a vivir como pareja
A otros parajes y comarcas
En este litoral central;
Les sorprendió la muerte
De nuestro ilustre bisabuelo,
Lino Aranguren Castro.
Dicen que eso sucedió
En mil novecientos veinte y tres,
Víctima de una caída de caballo
Cuando ya se acercaba a los noventa años de edad;
Viniendo de su casa de habitación
En el sitio llamado El Plan de Lino Aranguren;
El cual quedaba más arriba de Rio Grande.
Cuando arribaba al sitio de El Guarapo,
Su bestia se encabritó,
Yendo a parar al suelo que tanto le vio pasar,
Entre batallas, combates, peleas y comercio
En donde hombre honrado y decente conocido fue.
Su cuerpo fue amortajado y velado
Por los lados del noventa y tres,
En las cercanías del pueblo de Maiquetía;
Y en su Cementerio Municipal en Pariata
Sembrado para la posteridad fue
Quién en vida fuera llamado
Lino Aranguren Castro,
El Ilustre Prócer de la Federación.
Mis abuelos Francisco y Catalina
Muy jóvenes a Carayaca fueron a parar;
Entre un guacal sobre una mula zaina
A su niña Angelina llevaban
Como flor resplandeciente
De belleza, amor y dulzura;
En donde se encontraron con Urpiana su pariente,
Madre de Lorenzo Aranguren
Y familia del mocho Bernardino Aranguren,
Comerciante este de larga data y edad.
Mi difunto padre contaba
Que su hermana mayor en Maiquetía nació;
Hasta que en el pueblo arriba de Carayaca fueron a morar;
Después de un duro andar por tierras
De Mare Abajo y Cabo Blanco,
Las cuales eran dominios de las familias amigas,
González y Luy, quienes eran de extirpe canaria;
Que son las mismas en donde hoy está
El Aeropuerto Internacional Simón Bolívar,
En la Maiquetía de mis ensueños
Mozos y juveniles.
Al Pardillo se fueron a vivir
En donde establecieron una bodega
Y un almacén en donde recibían mercancías
Y a la mayor cantidad de bestias
Que desde las haciendas de Curiana,
Guare y Guasca venían;
Para ser cambiadas por alpargatas,
Alimentos y golosinas.
En el año mil novecientos veinte y siete
Viniendo mis abuelos desde Maiquetía;
Estando a punto de parir un niño
A mi abuela Catalina dolores en su vientre vinieron;
El parto la acechó por los lados de El Pozo
En donde nació mi querido y difunto padre
Francisco Santiago Sánchez Aranguren,
Conocido también como "Pinocho",
No por lo mentiroso
Sino por lo grande de su nariz.
En ese mismo año de Nuestro Señor Jesucristo,
Nuestros abuelos matrimonio contrajeron;
Dicen que fue en casa de los Bianculli
En tiempos del General Juan Rodríguez,
Flamante jefe civil de Carayaca;
Y por testigo tuvieron a Domitila Kienzler
De extirpe alemana coloniera.
La familia fue aumentando de tal manera,
Que sucesivamente fueron naciendo
Sus otros hijos e hija;
Mi tío Félix Luís en Maiquetía;
Mis tíos Edgar Paulino y José Basilio
En la bajada de El Pardillo nacieron,
Al igual que mi tía Juana Norma.
Pancho "El Narizón"
Grandes virtudes ciudadanas tenía;
Eso contaba el viejo hacedor de cultura
Ricardo Luy Acosta
En uno de sus hermosos poemas
Que en copia a mi tía Angelina dada le fue.
Sus grandes amigos en Carayaca fueron:
José de la Cruz Hügle, de origen coloniero,
Julián Sandoval y Chucho Padilla,
Sin dejar atrás a los hermanos
Héctor y Teodoro Ramos.
Mi viejo abuelo de raza canaria era
Y mi abuela Catalina Aranguren
De antigua extirpe vasca y coriana provenía;
A nadie le debían un centavo;
De carácter difícil e incomprensible
Por ser ella descendiente de la india
Cristina Castro, su abuela.
Y los niños cuando venían
Desde Tarmas o Petáquire,
Quizás de La Peñita o Puerto Cruz
En su bodeguita saboreaban y adquirían la ñapa.
Allí en su negocio
Muy notorio era ver pasar a los transeúntes
Con sus cargas o en sus andares,
Por ese pueblo que lo adoptó
Bajo el semblante eterno
De Pancho "El Narizón".
Dicen que muy bailador era
Y fino de elegancia fue,
Que las bellas ninfas carayaqueras
Al verle con su nariz grande y su altura
De hombre de grandes quilates,
Pavoneándose su liquilique
Adornado con gargantillas de oro
Y con su semblanza de hombre educado,
Modesto, humilde y sencillo fue;
Aquellas divas esplendidas de amor
Aletargadas a sus pies caían,
Entregadas a sus brazos de Cupido
Enamorado en la querencia
De las féminas carayaquera.
Quienes lloraban por ser amadas
En los momentos más desconsolados
De soledad, alegría y tristeza.
Mi padre narraba en el lugar
Donde se dieron los acontecimientos,
Que en una ocasión nuestra brava abuela
En un lugar se apareció
Y sentada en las piernas de su adorado Pancho
A una mujer de apellido Marrero encontró,
Quién apasionadamente a "El Narizón"
Acariciaba voluptuosamente
Entre deseos, pasión y amoríos.
Pero el juego de azahar
A nuestro buen abuelo
Y empedernido jugador acabó;
A quién tanto daño le hizo
En sus ahorros y trabajo tesonero,
Que hasta sus negocios y casa perdieron.
Aquel gran hombre desmoralizado
Entre su mujer y sus hijas e hijos
Suicidarse trató a una temprana edad.
Dijo en una ocasión, su hijo Francisco Santiago,
Que su madre a su marido preguntó:
¿Por qué hiciste eso, Pancho?
¡Si yo te he robado toda la vida!
Y sacando una lata de manteca,
En el fondo de esa añeja grasa
Muchas monedas grandes de plata
Sumergidas en su fondo
A sus manos fueron a dar.
Sobre viviendo de su malestar
A Pariata en Maiquetía
Como familia fueron a dar.
Un día diez de noviembre
Del año mil novecientos cincuenta,
Oyendo por radio El Derecho de Nacer,
A la posteridad y a los umbrales de la eternidad
Viajó para siempre quien en vida
Fuera mi querido abuelo
Pancho "El Narizón".
Aunque en casa relataban
Que tú paz eterna mancillada fue,
En la morada en que partiste
En la barca de Isis rumbo a la eternidad;
Donde la familia Santana
Con un bullicio inclemente,
Irreverente y malintencionado
Burlescamente quisieron
Que tu imagen señera
Nunca despertara de tu letargo soñoliento,
Quedando ellos para el olvido eterno.
Y tú abuelo mío,
Como sombra viajera has regresado del pasado
Para eternizarte en tus nietos y bisnietos,
Salidos de la estirpe canaria y negroide,
De los Morales que hoy enaltecen
Tus glorias y nombre.
Noble y eterno abuelo mío,
Hoy he rescatado una foto tuya,
En donde mi padre
Tuvo la virtud de parecerse a ti,
Al igual que mi hermano Edgar Eduardo Morales;
A pesar de que no nos conocisteis abuelo,
Hoy te recordamos por lo grande que fuiste,
Porque genealogía nos distes
Aun cuando no llevamos tú santo apellido.
Mi difunto padre Francisco Santiago
En una oportunidad me dijo:
León, un día mi padre fue a Tarmas
Y me preguntó lo siguiente:
¿Cómo que tienes un hijo en Tarmas, Francisco?
Y yo me le negué a mi padre
Y desde ese momento comprendí
Que un gran mal le había hecho
A mis primeros descendentes.
Siendo esa la mentira más grande que haya
Cometido en mi larga vida,
Haberle mentido a mi propio padre,
Origen imperecedero de nuestra ascendencia.
¡Honor y gloria a Francisco Sánchez Jiménez!
Que el Gran Arquitecto del Universo
Lo tenga a usted en los umbrales de la eternidad misma,
Al lado de mi ilustre y siempre adorado padre
Francisco Santiago Sánchez Aranguren;
Y que juntos nos irradien de luz por siempre,
Que a pesar de no llevar sus apellidos,
Reivindicamos sus nombres por los tiempos y las edades.
Decía mi durmiente padre
Que dejó dos hijos más
En esta tierra carayaquera
Su amado padre Pancho "El Narizón";
Uno llamado Francisco Álvarez o Marrero
En la bajada de El Pardillo
Y otro conocido como Francisco Sulbarán,
Quién por los lados del Arbolito nació.
A ambos conocí gallardamente
Y enterrados están para la posteridad
En el cementerio de San José de Carayaca;
Tierra de amor y paz en esta suiza del litoral
Como a bien bautizó en su querencia
Mi Querido Hermano francmasón
Ventura Gómez, hoy en el Oriente Eterno.
Abuelo mío, ilustre padre,
Con lágrimas desprendiéndose de mis ojos
Y a la edad que tengo en mi lar natal,
Bien sea Tarmas o Carayaca
En dónde está mi extirpe y descendencia,
En mis hijos e hijas, nietos y nietas
Puedo notar la sabia presencia de ustedes.
Ustedes viven en nosotros
Y nosotros en ustedes;
Y que el Altísimo les permita por siempre
Que la luz perpetua los haga
Reencarnar en nuestras acciones
Y en los momentos más fulgurantes
De nuestra existencia terrenal;
Hasta que un día podamos viajar
En la barca de Isis a encontrarnos
Con ustedes en el Paraíso Terrenal;
De donde nunca más podremos separarnos,
Y jamás regresar a este invernadero
Falto de ideas y pensamientos,
Como ayer las enarbolaron nuestros antepasados.
Bendición abuelo, bendición padre mío.
Su nieto, tú hijo, León Manuel.
Amén.
No podía faltar una Elegía a esa tierra bendita que me vio nacer y me dio la condición de ser tarmeño, el único de mi familia, que maravilla de la naturaleza misma; que viva por siempre la Redondita, Mi Tarmas Querida. Este trabajo fue realizado en el 2.005.
"Elegía a mi Tarmas Querida"
Recuerdo con nostalgia
A mi pueblo indiano,
Cuando siendo un niño
Deambulaba por sus bosques
Al compás de los titiriteantes
Cantos de las aves;
Como en los patios y corrales
De nuestros ranchos y casas.
Hermoso era ver en marcha
A nuestras madres y abuelas
Con sus alijos de leñas
Sobre sus cabeza
O con sus latas llenas de agua
Saliendo de las quebradas
De Píritu, Jesús o Anare,
Para llevar a sus hogares
Tan necesario y preciado líquido;
Para continuar con sus tareas matutinas:
Lavar, cocinar o planchar,
Pilar, recoger café, caraota o maíz.
Recuerdo en mi añorada Tarmas
Cuando aquellas diosas de ébano
Elevaban sus cantos de trabajo
Para hacer más armonioso
El esfuerzo tesonero y laborioso
Que siempre nos enseñó
Que un buen tarmeño
Jamás es flojo sino buen trabajador.
Recuerdo de mi tierra querida
Que todos éramos familias
En la unidad del todo
Y que bajo la protección
De la tarmeña más bella,
Nuestra Señora de la Candelaria,
Desde tiempos inmemoriales
Hemos sido devotos de su misma creación;
Por ser descendientes de los Tarmas,
Como de africanos y españoles,
Que es de donde nace nuestro gentilicio
De ser verdaderos y auténticos tarmeños y tarmeñas
Descendientes de los Taramaquas o Taramas.
¿Y cómo olvidar a mi querido padre
Francisco Santiago Sánchez Aranguren?
Al ver su imagen efímera
De aquel pasado hermoso,
Lo recuerdo con su sonrisa
Alegre y pasajera,
De un don Juan del ayer
Que llegó a mi Tarmas querida
Proveniente de su Carayaca natal;
A enseñar las primeras letras
A los tarmeños que siempre
Desde su niñez defendió
Con valor y ahínco.
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