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Relicario poético del francmasón tarmeño León M. Morales (página 3)

Enviado por León Morales


Partes: 1, 2, 3

Gracias a mi abuelo

Francisco Sánchez Jiménez,

Comerciante honesto

Y honrado hasta los tuétanos,

Conocido por todos en Carayaca

Como Pancho "El Narizón";

Hombre de dos metros de alto

Y de extirpe canaria,

Quién con su pulpería

Saciaba en dulces y refrescos

A los caminantes tarmeños,

Que del pueblo de Tarmas

Pasando la cruz de igual nombre

Y Bajando El Pardillo

Colocaban en sus pies

Las alpargatas imperecederas

Para entrar en el pueblo de arriba,

En Carayaca la vieja.

Recuerdo sin cesar,

La bajada de Tirima

Y los caminos que transitaban

Arrieros y vecinos;

Para ir a Carayaca,

A la Colonia Tovar y al Jarillo,

Caracas, La Guaira o a Maiquetía,

Pasando ventorrillos y posadas

Para saciar la sed

Y el hambre de las bestias,

O para tomar horchatas o jugos

En esos trayectos llenos

De lluvias o de calor incesante.

Nuestro pueblo hermoso

Tan redondito como la "O",

Lar de constantes luchas

Y de tradiciones relevantes,

De guerreros inmortales

Y servidores públicos reconocidos,

De mujeres combativas

Y hombres creativos,

En donde las dulces piñas ya no se dan

Y las mujeres siguen siendo hermosas,

En la cual el inmortal poeta Pío Rengifo

Sigue ausente de esta su tierra natal,

Acrisolado en una tumba

De las tierras mirandinas,

En donde una lápida

Nos recuerda su nombre

Para la eternidad.

A mi presencia llega

La imagen de Juan de Jesús León,

Quién con Juana Onofre, su mujer,

Dejaron en este pueblo

A nuestra memoria viviente,

Nicanor León Mayora,

Viejo camionero andariego

Y modesto cronista de su pueblo.

Juan de Jesús León, amigo mío,

Ya tus bateas y pilones

Desaparecieron para siempre

De nuestras casas y hogares,

Porque el modernismo acabó

Con ese pasado hermoso

En donde reinaba la honestidad,

Honradez, sabiduría y solidaridad.

¿Cómo olvidar al centenario abuelo

José Félix Tortoza Castillo?

Bisnieto del gran cacique mestizo

Hilario de la Caridad Tortoza Rodríguez,

Paladín en las luchas indígenas

Que se libraron en estas tierras carayaqueras

Contras godos y malandrines

Enemigos de la libertad y la justicia social.

Si la memoria tarmeña

Tiene un libro abierto

De enseñanzas y sabiduría,

Se lo debemos a tarmeños inmortales

Como al mestizo indígena

José Félix Tortoza Castillo,

Natural de Cangonga en la fila de Jesús

Y al cultor de ébano

Nicanor León Mayora,

Nativo de La "Pericosa"

En la Hacienda "La Florida".

En mi devenir por la historia tarmeña,

Miro en mi memoria andar

A Tomás Benítez Capote.

El hacedor de urnas;

Comisario y mayordomo de fábrica

En nuestra vieja iglesia fue,

Cargador del Santo Niño Jesús de Tarmas

A quién a Daniel Benítez entregó

En ceremonia cerrada y ancestral.

El viejo Tomás Benítez dicharachero fue,

En este pueblo indiano

De extirpe africana;

Quién con sus dedos amputados

Por un cohete decembrino,

Alegraba a nuestras navidades

Con fuegos artificiales;

Y en los días de la Virgen del Carmen

Sacaba su ataviado baúl

Para rendir cuentas claras

Ante los miembros de su sociedad.

Si tenemos que hablar del trabajo

Arduo, tesonero y constante;

Tengo que mencionar a una mujer

De temple y gran fortaleza;

Quién mejor que la tarmeña

Magdalena Hidalgo Arias,

Ejemplo de madre virtuosa,

Que en sus años mozos y andariegos

Aún planchaba y lavaba

En casas de familias amigas;

Como fuerza de su espíritu

En su transitar por Tarmas, la redondita.

El carácter alemán e indiano

De Sebastián Kienzler Tortoza,

Comisario de vieja extirpe

Quien siempre jugó

A la honradez y a la virtud

En este su pueblo natal.

Tarmas, la de su padre,

Madre, hijos, nietos y bisnietos.

Con algarabía y sobresalto,

Sale Heriberto Izquierdo

A curar a enfermos y embrujados,

Picados de serpientes

Y con huesos quebrados,

Con sus oraciones milenarias

A caminar puso a centenares

De viejos y nuevos tarmeños,

Hoy en las excelsas moradas.

¿Y qué decir de Bruno Antonio Kienzler Tortoza?

De carácter temible y fiero,

Quien nunca se dejó amilanar

Por terrófagos y sinvergüenzas,

Siendo el guardián eterno

De nuestros bosques y quebradas,

Dejando sus tierras

A este su pueblo natal,

Para los tiempos y las edades.

En nuestras festividades

A San Juan Bautista,

Viendo a Catalina Mayora

Seguir desde su casa

El ritmo tamboril

Que un día nos legaron

Sus antepasados africanos.

Ay, de Celestino Tortoza,

Quién con sus anteojos

Y un periódico en manos,

Todas las mañanas solía

Caminar a casa de Pellín, su hermana,

A comerse una sabrosa arepa

Y a tomarse una taza

De buen y amargo café.

En el pueblo de Carayaca

Se pavonea Agustín Péinate,

Hijo de nuestra tierra tarmeña

Y de Leoncia Péinate;

Nacido en el sitio de Bachaquero

En las cercanías de la hacienda Anare,

Quién con buena memoria

Aún recuerda las pelas los castigos

Que le daba Adela Iriarte,

Su maestra querida.

¿Y qué decir, de Ricardo Piñango "El Ratón"?

Padrino de bautizo de mi hermano

Edgar Eduardo Morales,

Quién con su Burriquita

Saltarina y danzona,

Nos deleitaba alegremente

En nuestras festividades.

¿Cómo olvidar a Alberto Millán?

El margariteño navegante

De extirpe neoespartana,

Quién un día llegó a Uricao

En una balandra a vela

Y vendiendo pescado

En Tarmas la bella

Quedándose estableció familia,

Hombre honrado de además,

Donde nunca más volvió

A Margarita, su isla natal.

¿Y qué será de Ángel Herrera Guevara?

El terror de los latifundistas,

Terratenientes y ladrones de tierras;

Quién proveniente de los valles del Tuy,

Por años deleitó con su sabiduría

A tarmeños y tarmeñas

En la defensa de sus tierras,

Historia, ambiente, ecología y geografía.

Hay quienes dicen

Que este adalid adoptado

En Tarmas, mi tierra amada;

Degustador de las arepas

Que por años María Yépez

Con devoción culinaria

En su ventana dejaba;

Dicen que por los lados

De la tierra fría se fue,

A descansar como viejo guerrero

En Petáquire de sus amoríos.

¡Gloria a ti, maestro mío!

En defensa del derecho

Y la práctica de la justicia social,

Que es la única revolución

Que necesita nuestra patria hoy en día.

¡Salve a ti, Tarmas heroica!

Qué Dios te conceda la gloria

De ser perecedera y armoniosa,

En el tiempo y las edades.

Muchos ya no recuerdan

A Mónico Mayora, el negrito;

Quién con su mamadera de gallos

A más de uno hizo reír en su pueblo querido

Y en Carayaca malestares produjo

En la fiesta de San José

Del año mil novecientos cincuenta y cinco;

Cuando en un partido de bolas criollas,

Una hermosa diva carayaquera

De extirpe mantuana y goda,

En chanza y ofensa,

Cinismo y maledicencia,

Le dijo: ¡negro asqueroso!

Y Mónico como un buen arlequín cualquiera

Y con su sapiencia dicharachera,

Propia de todo tarmeño al fin:

Le respondió en buen castellano,

El rabo tienes que verte

Para que veas en ti,

Tus orígenes africanos.

En Tarmas están mis primeros retoños,

Mezcla de Morales y Kienzler son;

O Morales y Tussentt, venidos desde Irapa

Y el sur de nuestra rica nación.

De esa estirpe como buenos arrieros

Le sirvieron a mi abuelo Pancho "El Narizón",

Los hoy difuntos tarmeños:

Pastor y Sebastián Kienzler Tortoza,

Como el viejo José Félix Tortoza Castillo;

Quienes con sus cargas en mulas

A los Frailes de Catia fueron a parar,

Para abastecer a la familia Alfonzo

Ayudándolos a enriquecer sus arcas,

Para que naciera "La Maicena Americana"

Gran producto nacional.

Con trueques e intercambios,

Sebastián Kienzler Tortoza

Infinidades de arreos de mulas

Le llevó a Domingo González,

Los productos embalados

Que de las factorías de Pancho "El Narizón"

Salían desde la bajada de El Pardillo

Con destino marcado en la ruta

De la honradez y del negocio sincero,

Para abastecer al pueblo carayaquero

Por años y sin sabores algunos.

¡Que viva Tarmas por siempre!

Tierra de mi inspiración eterna y divina,

Por ser el lar en donde nací;

Que la Virgen de la Candelaria

Y el Nazareno bendito de San Pablo,

Hijo mayor del pueblo de Carayaca,

Nos reafirmen en la unidad

Y nos conduzcan por los senderos

De la felicidad y la alegría por siempre.

Amén, Di_s.

Este trabajo poético fue dedicado a la madre del Ing. Félix Vásquez Aquino quien es familia de mis hijos y ahora trabaja con la empresa OXY en Los Ángeles en USA; debido al marco poético de su padre quien le buriló hermosos poemas en aras de alcanzarla en el inframundo desconocido por nosotros mismos. El trabajo fue realizado en el 2.012.

A Gloria Esther Aquino de Vásquez, In Memoriam

edu.red

Gloria Esther, la princesa del vestal del Di_os Apolo

Quién como Musa en el altozano del Paraíso terrenal

Viajó como sombra viajera a los umbrales de la eternidad,

Dejando herido en su corazón a su bien amado

Félix Manuel Vásquez Morillo.

Entre lágrimas y sollozos quijotescos

Tan honorable hombre, hijo de Camaguán;

Su destino final preparó con su marcha triunfal

Entre las maledicencias de uno de sus descendientes

Para reencontrarse contigo: Gloria Esther.

Ahora tan nobles enamorados en el tiempo y las edades

Y sepultados en sepulcros distantes,

Extiendes sus brazos el uno hacia el otro

En busca de alcanzar la paz deseada

Entre los laureles de la vida amena y fraterna

Que siempre vivieron en esta vida terrenal.

Los poemas y los llantos ahora no serán más en ellos,

Pero si en sus hijos y nietos, quizás en sus bisnietos y tataranietos,

Quienes tienen el sagrado deber de inmortalizarlos

Más allá de las altas cumbres en esos bosques

Que trazaron el derrotero de sus modestas vidas.

Gloria Esther, en donde te encuentre;

Félix Manuel Vásquez Morillo, en donde mores,

Carmen Renata Aquino Kienzler, en donde estés reinado,

Anselmo Aquino, el acaso olvidado abuelo guariqueño

De la misma extirpe llanera de Félix Manuel;

Cobijen con sus luces llenas de sabiduría y resplandor

A la memoria de Mario Vásquez, el hijo renegado

En esta ansiedad y soledad que hoy embarga

A la familia Vásquez Aquino.

¡Oh, ángeles de la familia Vásquez Aquino!

Serafines y Arcángeles en las huestes de San Miguel,

Protejan en cada instante a Félix Manuel Vásquez Aquino

De todo mal y pesar que en su contra

Pudieran provenir de las fuerzas de las tinieblas,

Que son infundadas por mentes perversas

Que desean acabar con el linaje de una familia

Trabajadora, honesta y procera.

Que el espíritu inmortal de Josefa Kienzler Belsinger

Cabalgue en las sienes de todos sus descendientes,

Y que el alma inmortal de los viejos abuelos del ayer,

Georg Kienzler Kabis y Marcelina Belsinger Milk

Os protejan de las acechanzas de la maldad

Y de la buena convivencia familiar;

Y que el egregor familiar creado en los átomos nous

De Bárbara Kabis y Georg Kienzler Minis

Los proteja por los albores de la eternidad misma,

De toda acechanza de las tinieblas.

Gloria Esther Aquino, noble mujer de raza teutónica y llanera,

Levántate de tú sepulcro y comienza a andar

En los caminos de tus bendiciones a tu prole y descendencia;

Y en el túnel del tiempo ven acompañada

De tu bien amado esposo, Félix Manuel.

Que el Gran Arquitecto del Universo os guie

En esa ruta hacia la inmortalidad, de hecho ya lo eres.

Te desea León Manuel Morales,

Esposo de tu prima Roquelina Kienzler Bello.

Quién hoy ha alcanzado la efímera edad

De los cincuenta y siete años de haber conocido la luz

En nuestro pueblo matriz de Nuestra Señora de La Candelaria de Tarmas.

Paz eterna para ti y tu esposo, para tu madre y demás ancestros.

Fraternalmente,

edu.red

LEÓN MANUEL MORALES

Francmasón Past Master Gº 33º

Patrimonio Cultural Viviente del Edo. Vargas

0426-9006413

[email protected]

Pensamiento: "La personalidad es al hombre lo que el perfume a la flor".

Charles M. Schwab

edu.red

 

 

 

Autor:

León Morales

 

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